Fingía que dormía; lo sabía muy bien; lo creía. Cuando Luan se echaba boca abajo aparentemente dormida, con la rodilla estirada alzando la falda vetada amarilla, mostraba una parte de su culo cubierto con sus panties blancas, y sus muslos carnosos y tersos, lucían lozanos, desvariando cada segundo del que Lincoln procedía a contemplar tragando saliva.
Ella no dormía, podía jurar que no lo hacía, aunque justamente hubieran estado hablando por media hora sobre cosas de su día, y de repente en lo que su silencio se hondeaba, ella siguió hablando de Benny, su novio, hasta que se callo, y volteando con ella, notaba que se había quedado "dormida" al llamarla por su nombre. "Dormida" como Lori cuando la hacía escuchar sus dudas y disyuntivas con respecto a chicas, y no como Lana que contando la retahíla de objetos encontrados en el parque, cansada y soñolienta después de un día de actividad, realmente se quedaba dormida a media conversación.
Lo tenía en cuenta, ya que últimamente era lo que sucedía. Surgida de cierta reacción y necesidad de la comediante, se presentaba en su habitación para hablar por la noche y tomando su falda y limpiándose la saliva de la comisura de los labios, se sentaba en su cama reservada, para después preguntarle varias cosas, y hablar hasta "caer dormida".
Inclinándose en su silla pensándolo, escuchó otro movimiento de Luan en la cama, que alzó todavía más su rodilla levantando más la tela y estirándose sus interiores, haciendo todavía más notable la división de los combos glúteos que tenía, dando la imagen de un trasero portentoso, del que el peliblanco pudo apreciar y declinar de ver, en una escuelita efímera de presión enrarecida con el bombeo de su sangre a todo su cuerpo, colorando notablemente sus mejillas.
Pensó que era más grande y más curvo. Claro, su hermana cambiaba tanto como él o cómo las otras chicas (sus compañeras de salón en la transición de la pubertad), y poniéndose nervioso, se da cuenta de que no había prestado atención en realidad al desarrollo de Luan, que aquello de por medio procuraba una falla y ninguna honra precisa. Recordó su pecho plano, tratando de dar imágenes para saber a ciencia cierta si había crecido también esa zona o no. Ahora cediendo de nuevo a esa curiosidad morbosa, la mira acostada, casi solo dándole la espalda, indefensa con cierta parte de su rostro lozano de párpados cerrados mostrándose, bajaba ls vista a sus brazos delgados y suaves, y el pecho chico abultado que se hinchaba en su camisa por la presión de su peso contra el colchón.
"¿Cómo se vería desnuda?", cayó igual a un rayo en la cabeza.
Él chico agitó la cabeza desconcertado y sonrojado. "¿En que diablos pienso?" se preguntó dando unas sacudidas de cuerpo en conjunto con ademanes, y regresando a su escritorio, con la culpa, vergüenza y el morbo oculto creciendo, pero más importante se preguntaba, ¿en qué pensaba Luan en su cama tratando de levantar un poco más el culo, y fingiendo dormir de ese modo? O siendo que dormida de verdad, no consideraría que siendo una mujer, ya no era apropiada que tuviera la ligereza de dormirse en presencia de un hombre y sin pensar en sus apariencias, que no cabía al caso todo ello porque de verdad fingía.
Sí, estaba despierta, y ya sentía cierta incomodidad por su entrepierna en el área de la intimidad, con aquello prendido y húmedo, con sus propias palpitaciones interiores y tocamientos impropios. Entreabriendo ligeramente los ojos, queriendo menearse, se preguntaba si estaba dando una exposición considerable y apropiada de su cuerpo púber a su hermano. Desde hacía minutos no hacía nada más que exponérselo, posicionándose para que la mire en sus contoneos "durmientes", de la misma naturaleza que cuando se pavoneaba casi discretamente por la sala frente a él haciéndose la tonta al pensar estúpidamente que nadie podía verla, y Lincoln considerando que era discreto al notarlo.
Luan vuelve a cerrar los ojos al percibir un movimiento en el cuarto. Su corazón se vuelca. "¿Será que ya está mirando apropiadamente?" Siente las sensaciones aumentando su sensibilidad. "¿Necesitas una mejor vista?" se pregunta y trata de jugar otra de las mismas cartas, apretando sus labios salivosos, trata de sacudirse entre sueños deseando que sus pantaletas se muestren ampliamente a su hermano menor, al esgrimir su cintura y levantar el poto un poquito más para que su falda se sacuda y quede la falda lo suficientemente descubierta para darle toda la vista, y lo hace. Mueve su trasero en un movimiento "durmiente" raro, y siente un poco más libre el trasero, o eso piensa sentir, y baja y gira la cabeza dejando su coleta s la vista y su rostro bermellón oculto, y todo se mantiene en silencio durante un rato...
Lincoln no se mueve, o tal vez sí, o quiere moverse cuando la mira, y podría estar apunto de hacer su jugada con su cuerpo indefenso y expuesto, piensa, pero pasando los largos segundos, parecía que iba a decidirse.
¿Por qué no se decide? ¿No es suficiente, o no la considera buena a pesar de esas miradas que le ha echado directamente? Esas miradas que nadie más le había dado al posarse en su cuerpo preadolescente, y le recompensaba dándole una faceta suya que ni siquiera su novio había visto.
"¡¿Qué no ves que tienes a una chica en tu cama en este momento?!" gritó para sus adentros Luan. Y era una chica que era su hermana, le faltó agregar, cosa que ambos no pueden olvidar aunque Luan no quisiese reparar nunca más en ello siendo la más propensa en olvidarlo, por la disposición de la apetencia de querer una relación/conexión amorosa y sustancial, muy mayor, con alguien especial, con alguien como Lincoln era.
Ya lo sabe, desde que empezó a verlo más atractivo al peliblanco resuelve problemas de polo amarilla, listo para venturas, destacado, activo, buen chico y también en parte, fuera del singular de lo general, resaltaba fervores a su actitud resuelta y despreocupada, de aquel chico que veía tan guapo escuchándola decir chistes, no muy buenos, halagando, sonriendo y estremeciéndola... Mojada (por tan solo pensar en su hermano) se mueve por la cierta exposición, por la posible manchilla de su propio deseo prohibido, en sumatoria a los olores de Lincoln, que constituían un ardor inextinguible en su interior debido al aspirar de su aroma.
Se puso de lado, y después revolviéndose en la cama se levantó sentándose en la orilla, como despertando de un sueño de fiebre, desorientada, y orientándose a algo en lo que se acomodaba la falda, viendo a su hermano.
—Hey, Luan —dijo Lincoln viéndola unos segundos, y ella tuvo un decaimiento tallándose los ojos.
—¿Cu-Cuánto tiempo me quede dormida?
—Emm... No mucho, como un cuarto de hora... —dijo Lincoln nervioso y un poco afiebrado también sin voltear con ella.
—¿Ah sí... ?
El chico la miró y asintió peculiarmente. Se giró a su escritorio de nuevo. Dio un vistazo a sus paneles, y sostuvo el lápiz sin hacer más que bocetar lo bosquejado, pasando saliva notándose tenso.
"¿No viste nada... ?" se cuestionaba Luan desilusionada y sonrojada, viendo la espalda del chico, y lo cierto era que Lincoln que no había parado de ver el trasero de la castaña cuando ésta todavía fingía, y que hasta había considerado tomar una foto, tal vez pensando que se lo merecía, desdeñándose rápidamente de ello contrariado y raro. "¡¿Por qué hacer eso en primer lugar? ¿En qué cosas pienso?!" Se ruborizó intensamente y pasó su mano por su frente.
—Bueno —soltó Luan desanimada tras el silencio —,yo creo que será mejor que me vaya para dejarte proseguir en tu cómic...
—No es necesario realmente.
—¿No es necesario... ?
—Sí. Digo... Puedes quedarte, puedo hacer esto y te puedes quedar a dormir... —"¿Qué dgo?"
—¿Seguro... ? —la voz de Luan adquirió un ánimo pueril, y se moderó añadiendo —Me encantaría, aunque, no quisiera molestarte más, o ser una distracción...
—No no, ¿cómo crees? Sí me gusta que... —exclamó Lincoln excitado y sonrojado, dándose la vuelta y parando al caer en cuenta de que su ánimo no correspondía, viendo el rostro de sorpresa de su hermana sonrojada —¡Di-Digo! No es necesario que te vayas, yo ya casi terminaba. ¡Lo siento! E incluso si quieres, puedes dormir aquí en mi cama... —dijo y luego por escucharse y en un lapso de silencio, agregó de nuevo un poco alterado: —¡O no, si prefieres dormir eh tu cama también está bien! Aunque de verdad, yo no tengo problema en que tú vengas y... —se corto y sus mejillas ardieron más y desvió su mirada al techo sobándose la nuca, y diciendo: —Luan... Tú me entiendes, ¿no? Me entiendes, ademas ya casi terminó de...
—¡Oh claro. Entiendo! —dijo Luan mostrando sus frenillos al notarlo efectivamente enervado y con ganas de ayudarlo —Yo solo lo decía para no molestarte. Realmente me gusta mucho lo cómodo de tu cama y cómo huele... —añadió sin reparar hasta que se coloró todavía más —Qui-ero decir, no cómo hue-le, o sí, porque utilizamos un buen detergente... pero... ese no es el caso... —su mirada tembló y se sobó el brazo en lo que reía nerviosamente —. Bueno, realmente me gusta dormir en tu cama, y bueno... —soltó y quería caer por un noveno piso de cabeza por lo que había dicho: "¿Me gusta dormir en su cama por cómo huele?"
—¿Te gusta dormir en mi cama... ? —se le salió a Lincoln confundido y luego para arreglar la incomodidad, y el pronto disculpar de su hermana, dio una patada de ahogado y dijo —...Bueno, a mi me gusta que duermas en mi cama... —comentó a la ligera, dándose cuenta de la rareza de lo dicho —. Di-go...
—¿Te gusta que duerma en tu cama? —preguntó Luan con sus ojos brillantes cafés, y ambos se dieron al silencio más largo de sus vidas.
Volvieron a verse y tuvieron un electrizante efecto, al notar la ansía y sus caras igual de rojas. Luan bajó la mirada a sus muslos cubiertos por su falda amarilla, y Lincoln volvió al escritorio. Antes realmente seguían un proceso de verse y desviar la mirada, apenados, más que nada por su actuación, y la cierta tensión que reinaba en la habitación.
"¿Me gusta que duermas aquí?" pensó Lincoln muy conflictivo, y Luan sentía que el corazón se le iba salir del pecho, pegando sus rodillas con fuerza, sintiéndose similar a su hermano pero más avivada en definitiva, con cierta esperanza y rastro de felicidad que sus palabras aunque raras le conferían.
Pensó que si su hermano se paraba de la silla e iba a su encuentro para robarle un beso ahí sentada en su cama, no le pondría ninguna traba.
