Fecha: 9 de Septiembre
Hora: 8:03 A.M.
Lugar: Sistema Solar Hope. Entre las fronteras de Ío 7 y Kaya 5

Allá donde el horizonte Celeste se alzaba la titánica nave bautizada por esa misma cualidad, El Titán de Acero famosa por haber sido el artífice de la primera gran victoria de la humanidad, la gran batalla de Recclaimer y el Evento Paracausal.
El momento que cambiaría la historia como se conoce, así como el rumbo de la guerra que acontecía en los diferentes mundos colonizados por la humanidad.
La nave se encontraba surcando las fronteras de este planeta en específico, porque su siguiente misión se encontraba allí mismo.

El segundo Qliphoth que caería ante el poderoso puño de la humanidad, los preparativos estaban hechos, naves de descenso orbital listas, las cuales llevarían miles de Marines a la zona donde se encontraba el Qliphoth, a este punto ya tenían miles de tropas en el planeta movilizándose a la zona, incluyendo vehículos pesados, de artillería, vehículos voladores y por supuesto, lo que no podía faltar en una campaña como esta.
Cañones de asalto pesado, la mejor opción de combate si se requería eliminar a un gran objetivo desde una distancia considerable.
Más temprano que tarde el segundo Qliphoth caería, así que debían prepararse para la llegada de los refuerzos.

Pero mientras se preparaban para la inevitable caída del Qliphoth el Titán se acercaba poco a poco a las fronteras del planeta, preparándose para un segundo asalto que esperaban que solo ocurriese en el planeta y no en el espacio con el desafortunado evento de la batalla de Recclaimer, entre sus fronteras celestes.

Pero hasta llegar allí debían preparase.
Los Héroes del mañana, aquellos que destruyeron el primer Qliphoth, los artífices del primer evento paracausal… dormían plácidamente en las habitaciones que se les habían sido proveídas, El caballero de Pegaso se encontraba en ese mundo que solo él conocía rodeado de estrellas y de la siempre leal compañía de aria, con su brazo colgando de un lado de la cama y babeando la almohada, cuando abruptamente fue despertado por alguien que lo despertaba a prisas.

―Arriba soldados es hora de levantarse, el tiempo premia y tenemos trabajo que hacer. ― Decía una vizo fuera de los cuartos, sonando el despertador improvisado que consistía en una cubeta de aluminio siendo golpeada rápidamente por un bastón de metal, causando que todos los chicos en los cuartos

―Vamos levántense, los Héroes del Universo no pueden llegar tarde a su misión―Hablaba el Militar fuera de las habitaciones, obligando a los muchachos a levantarse, quienes apenas podían soportar los ojos por lo pesados que los parpados se habían vuelto.

―Sí, sí… ya te escuchamos. ―Respondió Johnathan levantándose de la cama, al mismo tiempo que Shinryū descendía de la litera.

―Y somos los Guardianes del Universo. ―Le dijo Seinma al Comandante fuera, esperando que por lo menos recordarán el nombre con el que se habían bautizado en su primera victoria como defensores de la humanidad
―Increíble que aún no se sepan nuestro nombre. ―Murmuró un tanto frustrado de que solo el sargento martín y ciertas personas los reconociesen como tal, aún desúés de haber sido quienes destruyeron el Qliphoth

―Lo increíble es que aún nos traten como si fuéramos soldados regulares, ¿han visto los cuartos de los soldados de acero? Tienen hasta sus propios baños individuales. ―Comentó Johnathan, lo que había visto en las habitaciones más espaciosas y por así decirlo, lujosas de la nave era que prácticamente tenían casas completas dentro del Titán de acero.

―Sí esto es como Palestra, pero peor. ―Comentó Benjamín colocándose las botas como el resto de sus compañeros de equipo, quienes solo llevaban puestos sus camisetas militares, pantalones y sus siempre confiables piedras de armadura.

―¡Vamos, vamos, levántense ya!―El sonido del tambor improvisado sin duda hacía doler los oídos, combinado con el apuro que tenía el hombre en su voz, causaba que la molestia en general aumentara de sobremanera.

―¡Señor equipo Alfa reportándose señor!―Todos los jóvenes caballeros aparecieron frente al comandante, quien los miraba atentamente, apreciando tanto a hombres como mujeres por igual, cada uno con sus ropajes militares, listos para recibir ordenes

―Basta lo de señor de mierda. ―El oficial a cargo de su división no parecía estar contento con verlos de nuevo, de hecho no parecía que nada le había agradado a ese sujeto en un largo tiempo, era el cliche del Sargento militar que siempre tenía un rostro de amargado, o de que alguien le había pateado fuertemente las pelotas recientemente.
―¿Son todos no queda nadie? ―Al pasear su mirada pudo percatarse de que en efecto todos estaban frente a él, Seinma, Danny, Johnathan, Benjamín, Shinryū, Mary y Kiva, todos los integrantes del equipo de Guardianes, o como se les seguía conociendo el "Equipo Alfa."
―Bien, el sargento Martín los espera en el comedor, vayan a las duchas y prepárense para salir, tenemos un día muy agitado por delante. ―Añadió comenzando a retirarse mientras los jóvenes caballeros solo atinaban a hacer su saludo militar correspondiente.

―¡Sí Capitán! ―Respondieron todos al unisonó observándolo retirarse, hasta que el comandante estuvo lo suficientemente lejos para poder hablar con total libertad.
―Imbécil. ―Murmuró Benjamín observando como el hombre comenzaba a retirarse de sus vistas hasta perderse en los largos pasillos de la nave.

―Bueno ya escucharon al capitán imbécil, a las duchas chicos. ― Dijo John liderando a sus compañeros a los baños donde él y los demás podrían depurar sus cuerpos de la suciedad mañanera.

En sí no necesitaban ducharse, pero así lograrían recuperar conciencia, los ayudaría a despertarse y a concentrarse en la tarea del día de hoy, su segunda misión como equipo y como Guardianes.
Aunque eso sí, sería la primera vez que tendrían el respaldo de toda una armada, lo cual de cierta forma facilitaría el progreso de la misma pero debían evitar confiarse.
La anterior misión fue completada por pura suerte, esta vez tal vez no correrían con la misma fortuna de salir en una sola pieza.

Habían conseguido un milagro, un triunfo pírrico que había costado caro, aún con todo ese apoyo y compañerismo no estaban segundos de que podrían conseguir un segundo milagro de la misma talla que el primer evento para causal.
Solo podían cruzar los dedos y esperar a lo mejor, en el mejor de los casos destruirían el Qliphoth y volverían al Titán de acero.
En el peor perderían a miles de compañeros, miles de soldados morirían, perderían terreno importante para la guerra santa y uno sino es que todos los del equipo de guardianes morirían, pero debían ser optimistas.

Se habían metido una victoria al bolsillo, era hora de ir a por la segunda.

En las duchas los muchachos habían encontrado un momento para relajarse, puede que no fueran igual que las de Palestra, pero un baño refrescante de agua calenté era algo refrescante sin importar en que parte del universo se encontrarán.
Lamentablemente y a diferencia de Shinrra no eran baños mixtos, así que no podían disfrutar de la compañía de sus compañeras y viceversa, aunque pasar un rato agradable con los muchachos siempre era una bendición, relajarse evitar pensar en la guerra y contarse anécdotas, o sencillamente de disfrutar un baño caliente al lado de los camaradas.

―Ahhh al menos las duchas son relajantes… ¿Oye Sein me pasas el jabón? ― Pidió John a su compañero de pegaso, quien sin lugar a dudas le otorgó en objeto que requería para purificar su cuerpo de las impurezas.
―Gracias hermano…―Respondió el caballero fénix recibiendo el objeto solicitado de las manos de su compañero Seinma.

―No puedo creer que estemos en Ío siempre quise visitar este planeta, es aquí donde naciste, ¿no Ben? ―Interrogó el caballero de Dragón, observando en dirección de su compañero de Cisne quien atinpo a asentir levemente con la cabeza.

―Sí, no estoy muy emocionado de regresar a casa si les soy honesto…―Respondió sin ninguna emoción en su voz.

―Y que lo digas, al parecer el planeta ha experimentad 9 eras de hielo por más de 1600 años, y apenas hace 100 años que llegó la primavera la atmosfera, no entiendo como es que consideraron ese planeta habitable, con tantos gases tóxicos y hielo por todas partes. ―Murmuró John pensando en lo locos que debían haber estado los exploradores para querer colonizar un planeta con temperaturas tan bajas en invierno y con una atmosfera lo suficientemente estable para haber causado una guerra a gran escala.

―Por que es un planeta rico en minerales como el hierro, acero, litio, fosforo, carbón además de ser el principal planeta donde se extrae Platino y Diamante. ―Benjamín habló conociendo cada uno de esos datos al detalle, no era para menos lo habían obligado a estudiar los recursos del p
planeta desde que era niño.
―La mayoría de los metales que se utilizan para crear naves se extraen de allí, en especial el acero, Ío es rico en acero. ― No mentía, muchas de las excavacoiones que se hacían en el planeta tenían que ver con uno de los metales más fuertes conocidos, aunque extraerlo era más complicado que encontrarlo.
―Además según lo que me han dicho es mejor extraer dichos materiales en un planeta, que en un asteroide que se puede colapsar en cualquier momento. ― Benjamín recalcaba pensando en todos los empleados de la corporación de su padre que habían muerto de esa forma, aplastados, encerrados en cuevas sin oxigeno o trajes aislantes o sencillamente olvidados en las profundidades de un asteroide vagando a la deriva en el espacio, en verdad existían formas horribles de morir en el vacío del universo.

―Para alguien que no está entusiasmado en ir sí que conoces del lugar. ―Murmuró Seinma mencionó observando al cisne con curiosidad.

―Mi padre me enseñó los gajes de su compañía, claro antes de que despertará mi cosmos y mis manos me hicieran un indigno heredero de la fortuna Ledyanoy Lebed. ―Señaló mostrando sus manos las cuales mantenían los guantes puestos, de vez en cuando se los quitaba para limpiar sus manos y el interior de los mismos, pero apenas lo hacía el agua se congelaba alrededor, complicando aún más su limpieza.
―En dado caso no me interesa lo que esa sucia compañía haga actualmente. ―Añadió sin más interés en contar lo que sabía sobre la compañía que le había costado la vida a más trabajadores alrededor del universo que ninguna otra.

―Entiendo… de cualquier forma a lo único que vamos es a destruir el Qliphoth. ―John apuntó a decir, poniendo todos los temas familiares y corporativos de lado, si había algo que odiaban más que a los Espectros era la política y como se suponía que la economía se movía, no tenían tiempo para eso y menos ahora.
―Los problemas familiares quedan de lado por ahora.

―Te tomo la palabra en eso. ―Murmuró el caballero del Cisne apoyando esa nació, no quería desperdiciar una mañana tan linda como esa en estúpidos dilemas empresariales

Mientras tanto al otro lado de las duchas, las chicas tenían un momento para relajarse al igual que los chicos, era de cierta forma agradable poder disfrutar de una ducha mañanera, tal vez la última en un lapso de tiempo prolongado.
Esperaban que no fuesen casi 6 días como la anterior ocasión.
La limpieza del cuerpo femenino era aún más necesaria que el masculino, sobre todo por los cuidados que se debían darles a ciertas partes para evitar molestias, pese a que ser mujer en tiempos recientes era más sencillo en muchos aspectos, para muchachas que aún seguían en crecimiento como ellas la limpieza era aún más importante.
Aunque la atención de Danny no se enfocaba en su prpopio aseo personal en ese momento, al menos no con la meticulosidad con la que estaba acostumbrada a hacerlo.

Ella estaba dirigiendo su mirada especialmente al cuerpo de Mary, le impresionaba enormemente su figura, había visto a miles de amazonas antes, pero esta era la segunda vez que podía ver su cuerpo a detalle.

Usualmente las amazonas preferían evitar el contacto con otros, especialmente con las Saintias y los caballeros, debido a sus códigos y restricciones, teniendo en cuenta las leyes a las que estaban atadas debido al credo en el que sus mascaras les eran impuestas, aún así en estos momentos de total privacidad era capaz de observar atentamente a su compañera, examinando cada detalle de su figura, sus músculos, la forma que cada uno de sus atributos se conectaban magistralmente.
Sin duda su figura era bien esculpida y detallada, digno de alguien que había dedicado su vida a adiestrarse en los más rigurosos y estrictos entrenamientos de combate.
Pero lo que le llamaba la atención más que todo eso, era el tamaño de su pecho, a su edad era común que una chica como ella hubiera desarrollado sus pechos de un tamaño considerable, pero comparado a los suyos propios ella los de Mary eran gigantescos.

Danny no era una chica vulgar, de hecho sus modales y crianzas eran los de una dama, pero aún así ella no podía evitar observar a su compañera con una enorme impresión al observarlos.
Firmes, redondos, de un tamaño adecuado pero sobre todo, lindos, perfectos, algo que sin duda le envidiaba.
Mientras que los suyos eran pequeños, de cierta forma a penas podía notarse su crecimiento.

Ella estaba orgullosa de su propio cuerpo, lo había entrenado para convertirlo en un arma elegante y versátil, pero si había algo que le molestaba y fastidiaba en cierta medida era que, muchas de sus compañeras Saintias habían madurado más que ella en ese aspecto, demonios incluso la insoportable de Ahiri tenía un crecimiento más notable que ella.
Podía apostar que incluso Mabel podría tener mejores cualidades que la santa de Andrómeda, lo cual era decía mucho ya que era dos años menor, pero aún así pronosticaba que el crecimiento de sus pechos sería mejor que sus propias proporciones físicas.
Con la armadura puesta esto no se notaba ya que de cierta forma le ayudaba resaltando dicha parte, pero sin ella, sentía que hasta los chicos tenían pechos más grandes que los suyos y eso hería levemente su autoestima.

―Oye Lizzie, ¿puedo preguntarte algo? ―Interrogó sorpresivamente a su compañera quien de cierta forma no podía evitar sentir su mirada sobre ella desde hacía un tiempo.

―¿Um? ―Murmuró la joven águila desviando su rostro en dirección de Danny, su rostro aún se encontraba cubierto por su siempre fiel máscara de plata, aunque durante el baño se la había quitado en un par de ocasiones, en la academia ella tenía casi completa libertad de retirársela después de todo era común que entre amazonas pudieran ver el rostro de sus compañeras.

Era un voto de confianza mutuo en donde, mientras se mantuvieran sus identidades resguardadas de ojos curiosos, no existía ningún riesgo de romper las reglas del código, las propias amazonas no era muy sociables entre sí y rara vez se las veía actuar fuera del código, pero si era algo universalmente conocido tanto por Caballeros como por Amazonas y Saintias era que nadie dentro como fuera del santuario tenía permitido ver sus rostros.
Tal vez las Saintias tenían ciertos permisos, pero hombres y en especial personas fuera del santuario, sin importar que fueran hombres o mujeres, así que las demás soldados presentes en las duchas tenían terminantemente prohibido acercarse a ella.

―¿Cuando comienzan a crecer? ―Interrogó causando que Mary quedará totalmente muda, con la expresión de su mascara representando la incredulidad de la pregunta que Danny le había hecho en esos instantes.

―¿Eh? ―Balbuceó confundida de lo que sea que Danny se refería.

―Sí, me refiero a los pechos, ¿cuándo comienzan a crecer? ―La pregunta causó que el rostro inexpresivo de la máscara se desviará de la verdadera expresión de Mary, quien totalmente sonrojada y nerviosa apenas podía asimilar la pregunta de su compañera.
―Digo tengo entendido que desde los 8 a 13 años el crecimiento de los pechos comienza, y a los 15 o 16 ya se han formado por completo, pero ambas tenemos casi la misma edad y los míos aún son muy pequeños. ―Añadió observando a su popio pecho, comparando tamaños y resaltando las enormes diferencias entre ellas dos, a pesar de las explicaciones que Danny daba, le era inútil encontrarle una respuesta que no le causará aún más bochorno, Mary no era la persona más femenina de la historia y tampoco le parecía agradable hablar de su propia anatomía aún con una amiga tan cercana como lo era Danny
―¿Eso es normal? ¿Tienes algún secreto? ¡Oh! ¡Tal vez sean tus genes! ¿Crees que ellos hacen todo el trabajo en el crecimiento de tus senos?

―Yo… no tengo idea honestamente…―Mary ladeó la cabeza, y justo cuando empézaba a creer que Danny era la más madura de todos sus compañeros de equipo.

―Oh, tal vez sea algún tratamiento hormonal, ¿las amazonas toman algo así en Shinrra para mejorar sus habilidades de combate? Por que he notado que ustedes se desarrollan más rápido que las Saintias, tal vez sea por eso ¿no lo crees? ―Interrogaba con ideas muy claras de como funcionaba la biología femenina, pero en este punto Mary lo único que deseaba era evitar seguir hablando sobre pechos para poder enfocarse en su aseo personal.

―¿Podemos cambiar de tema por favor...? ―Murmuró Mary deseosa de finalizar con esta incomoda conversación, aunque no era la chica más femenina de todas, tampoco era ajena a sus cualidades, reconocía que era atractiva pero el pensamiento de que siguieran viéndola como una mujer en lugar que como un guerrero le causaba una extraña incomodidad.

―Oh, disculpa es que… bueno yo no tengo muchas amigas y menos de mi edad, por eso pensé que podríamos…― Pedía Danny avergonzada de su propio comportamiento, en verdad no quería hacer sentir incomoda a Mary, ella pensaba que estos eran tópicos comunes que las chicas tenían con otras, algo que creía que era común para otras chicas de su edad pero tal vez no era así…

―Tienes razón fue tonto de mi parte, olvídalo. ―Murmuró la joven Andrómeda, desviando la mirada, ser una joven en el estandarte más poderoso del mundo le había negado tantas cosas, tal vez una de las más importantes era disfrutar esta vida como una chica normal.

Hubo silencio incomodo entre ellas dos por lo que pudieron suponer que fue un minuto entero, Mary tampoco era ajena a la situación, durante toda su vida se le ordenó comportarse como un guerrero, dejar su infancia de lado, volverse un arma viviente.
Hubo pequeños momentos en los que ella pudo disfrutar plenamente de esa bella infancia al lado de Seinma pero eso fueron, solo pequeños instantes en el tiempo, no sabía lo que hacían las chicas de su edad, no estaba acostumbrada a ír a comprar ropa, hablar de chicos lindos, hacer bailes divertidos y graciosos en internet, preocuparse que nueva película se estrenaría el día de mañana, que nueva serie de televisión saldría al aire o cual sería cancelada, demonios… algo tan básico como salir con amigos a pasear le era algo sumamente extraño.
Para personas como ellas lo primero que pensaban era…

¿Cuándo comenzará la siguiente batalla?

―Bueno, si te sirve de consuelo, creo que los tuyo son muy lindos. ―Respondió Mary levemente, llamando poderosamente la atención de Danny quien miró con una enorme impresión a su compañera, quien alzó la mirada apenada, rascándose el mentón nerviosamente.
―Digo, he escuchado que al pelear es más conveniente tener pechos más pequeños, sobre todo por que son más prácticos al combatir y que es más conveniente al hacer maniobras. ―Ese era un intento desesperado de la joven águila de responder a lo que Danny le decía, un intento un tanto absurdo de continuar con su conversación por más incomodo que esto le pareciera.
―¿Tiene sentido lo que digo? ―Murmuró en un intento de que lo que decía no sonará ridículo o fuera de lugar, aunque hasta este punto no estaba totalmente segura de ello.

Danny en respuesta solo atinó a reír levemente, no en forma de burla a Mary era más bien una risita inocente y agradable llamando la atención de muchas de las soldados presentes, quienes se preguntaban ¿de que rayos hablaban esas niñas?

―Ja ja ja ja, no te preocupes Mary, gracias por tus palabras. ― Danny reía levemente cubriéndose la boca y el vientre, para evitar sonar estrepitosa y molesta para las demás soldados presentes
"Al menos no me dijo plana…" pensó guardando su expresión apenada, ahora ella era quien se sentía avergonzada de hablar de este tema tan abiertamente.

No era que no le gustará hablar de Ánime y Manga pero hasta ella podía entender que ciertos temas se volvían pesados después de tantas repeticiones, así que decidió cambiarlo para no ser tan repetitiva, aunque hablar de bilogía con otra chica había sonado como una excelente idea en su cabeza al recapacitarlo bien después de un momento esa idea se fue directamente al garete.

Después de todo, si era normal o no que las chicas de su edad hablaran del tamaño de sus pechos era un tema del que no estaba segura si podían abordar de la misma forma que hablar de anime… Tal vez lo estaba sobre pensando, pero Danny deseaba poder compartir esa infancia y adolescencia de la que… por desgracia no podía ser parte gracias a su posición como soldado.

*¿Hola chicas, de que hablan?* Ambas voltearon a la dirección de aquella voz, se trataba de Hayley quien movía sus manos formulando la pregunta que ambas habían logrado escuchar gracias a su I.A traductora.

Ella al igual que las demás soldados estaba allí para disfrutar de un buen baño mañanero y al no disponer de su fiel diadema para portar a su querida Alyx, en esta ocasión la llevaba en la muñeca en forma de una linda pulserita, con una pequeña placa de color negro que brillaba en una sola franja de color azul.

―Oh Hayley, hablábamos de como se desarrollan los pechos, ¿tu tienes idea de porqué los de Mary son más grandes? ―Danny respondió sin titubear, causando que una expresión de sorpresa y bochorno se formará en el rostro de Hayley, quien apenas podía creer lo que Danny le estaba diciendo.

*Eh… bueno…* Hayley trataba de explicar haciendo gestos con sus manos, pero parecía dudar al tratar de articular sus acciones, no parecía querer finalizar ninguna, pues ella tampoco era una chica que abiertamente hablará sobre sus cambios corporales y hormonales.
"Parece ser que mi usuaria está más nerviosa por la pregunta, puedo ofrecerles una respuesta en la enciclopedia médica si lo desean." La I.A Respondió en el lugar de su usuaria, causando que su usuaria tratara de cancelar desesperadamente dicha petición.

―¡Sí! ―Danny Respondió.

―No…―Mary murmuró.

Las tres muchachas se miraron las unas a las otras, en un silencio que pareció durar una eternidad, para entonces comenzar a reír, puede que ninguna pudiera disfrutar de lo que se suponía que debía ser una vida normal.
Pero podían disfrutar de esta hermosa vida a su manera, juntas, las demás soldados las miraban con hastió y molestia, ellas se estaban comportando como unas niñas inmaduras.

Descartando la enorme obviedad del asunto, ellas seguían siendo niñas…

Mientras que, del otro lado de las regaderas, los chicos podían escucharlas reír, los soldados que se encontraban de ese lado no comprendían que sucedía, pero por lo menos alguien se estaba divirtiendo esa mañana, lo cual era bueno, pero a la vez raro pues nadie que estuviera preparándose para descender ese día tenía el humor tan alto, aunque era bueno que se prepararán de esa forma antes de comenzar una misión tan complicada como a la que se iban a enfrentar.

―¿De que estarán hablando las chicas?—Se preguntó Kiva al escucharlas reír desde las regaderas de las mujeres, cosa que llamaba mucho su atención pues lo único que separaba el lado femenino del masculino era una cortina de metal.

―No tengo idea, pero volteen a otro lado, no queremos que nos tachen de pervertidos…― Respondió Benjamín enfocándose nuevamente en su propio aseo personal.

―Sí, supongo que tienes razón.—Murmuró el fénix tratando de no darle importancia, aunque mentiría si él dijera que no había escuchado anteriormente la conversación entre Dany y Mary, imaginándose el cuerpo de la amazona de Águila totalmente desnudo, el tamaño al que su prima hacía mención, sin lugar a duda era una chica atractiva y al pensar en la diferencia de tamaños sus ojos se desviaron hacia sus compañeros, si ellos tuvieran que comparar el tamaño de algo sería una conversación aún más infructífera y posiblemente habría un claro ganador.
―Jeh…― Río ante la posibilidad de que eso llegase a suceder, no negaba que tal vez en algún momento lo harían, pero no sería ahora, sin embargo sí podía decir que a algunos la naturaleza los había dotado con menos inteligencia y con algo de carne demás.

―¿Que sucede John?― Interrogó Seinma, curioso de la leve risa que el caballero de Fénix había dejado escapar.

―Nada, solo pensaba en tonterías sin sentido.—Respondió levantando su vista al cielo, había cosas que tenían que esperar, y ese no era el momento ni el lugar para hablar quién de ellos tenía cualidades varoniles más grande que otros.
―Rápido muchachos que no queremos más regaños el día de hoy.― Dijo tratando de desviar el tema, por ahora dejarían eso de lado, pero aun así tal vez un día de esos lo hablarían e tranquilamente y entre amigos, por ahora no parecía adecuado pero cuando se trataba de varones, siempre podían tomarse cualquier tema como una joda del momento.

Poco después los muchachos finalmente se habían vestido, así como preparado con sus ropajes militares, era muy diferente a llevar sus uniformes de palestra y por supuesto que era demasiado diferente a llevar un traje anti vacío.
Que se componían de una camiseta gris, pantalones color crema, botas militares y los abrigos de cadetes espaciales, aunque muchos omitían ponérselos, como era el caso de Seinma, John y Mary quienes preferían dejárselos o llevarlos puestos sin cerrar.
Preferirían mejor llevar sus ropajes de civiles o algo un poco más cómodo para ellos, pero ese era el uniforme que debían portar, tal vez luego podrían negociar algo con el sargento Martín pero por el momento esto debía funcionar mejor que bien.

"Sargento Martín, ya estamos aquí" Hayley habló a través de su I.A, ya que no podía mover sus manos para hablar al estar ocupadas con su bandeja de comida.

―Oh, muchachos, finalmente llegan.― Comentó él dejando la cuchara donde estaba engullendo a gusto su sopa, para consecuente darse media vuelta y encarar a sus niños de oro.

―Reportándonos para el servicio sargento Martín. ―Hablaron los demás portando sus respectivas bandejas de comida, haciendo el saludo militar del Santuario, colocando sus puños en el corazón como estaban acostumbrados.

― En descanso chicos, coman algo, siéntense tenemos un largo día por delante y no podemos comenzar con el estomago vacío.― Habló el sargento Martín sonriéndoles a todos, siempre era un gusto ver a los héroes que habían logrado derribar el primer árbol del inframundo.

―Entendido Sargento. ―Respondió el caballero Fénix, tomando asiento al lado del sargento junto con los demás caballeros de Bronce y Plata.

―Díganme, ¿nerviosos por su siguiente misión? ―Preguntó haciendo un recorrido con la mirada a todos los jóvenes guardianes presentes frente a él.

―Yo diría más bien preparados. ―Respondió Seinma sonriendo levemente, tomando un buen bocado de su Pay de Manzana, sonriendo levemente al comenzar a masticarlo con entusiasmo.

―Eso me gusta oír. ―Dijo el respetable Sargento, dándole una leve palmada en la espalda al muchacho casi causando que él escupiera, riendo levemente y disculpándose con él de antemano, para finalmente comenzar a hablar de lo importante.
―Desde que descubrieron como destruir esas cosas el santuario se ha estado movilizando más, enviando escuadras de caballeros alrededor del universo para tratar de replicar el logro de ustedes 6, pero debido a que fue una hazaña monumental, no sabemos si sus compañeros de bronce o plata puedan lograr el mismo milagro que ustedes fueron capaces de crear.

―Estoy segura de que lo lograrán señor. ―Respondió Danny confiando plenamente en sus compañeros de plata, había visto a una de ellos en acción recientemente, si todos los demás peleaban de la misma forma que Mary entonces no habría nada que temer.

―Y si no, siempre pueden enviar a los caballeros dorados a hacerse cargo del asunto. ―Añadió Johnathan recibiendo un codazo por parte de Danny por lo que había dicho, ella sabía que él tenía razón muchos santos de plata no sobrevivían a misiones largas como esa… aunque mentiría si dijera que los de bronce no tenían sus mismas expectativas de sobrevivir.

En verdad fue un montón de suerte que un puñado de novatos como ellos hubieran sobrevivido tanto fuera del planeta, muchos no lo podían contar al igual que ellos, ojalá esa suerte no se terminará pronto o en verdad estarían perdidos.

―Eso espero por que aún nos quedan 8 de los 9 Qliphoth se sembraron por toda la galaxia. ―El sargento Martín respondió, dejando en claro el gran camino que aún tenían delante de ellos, la guerra apenas estaba en sus comienzos, no había tiempo para relajarse cuando la batalla aún se encontraba en las primeras fases de su desarrollo.
―Necesitaremos mucha ayuda si queremos terminar con esta guerra antes de que termine el año. ― Él sabía que una guerra a gran escala como esta no podría finalizar en un año ni en sus sueños más salvajes, pero siempre cabía la posibilidad que en una buena movida, no solo recuperarían el 90% del territorio arrebatado por los espectros sino que a su vez podrían darles un golpe definitivo y contundente que les obligase a replegarse de nuevo al infierno donde todos esos engendros pertenecían.

―Estoy seguro de que lo haremos en menos tiempo. ―Respondió Johnathan confiando en sus habilidades como en la de sus compañeros―Eso espero, desde que el primer Qliphoth de Recclaimer Cayó se tienen muchas expectativas sobre ustedes, así que no se le suba a la cabeza, no queremos que se mueran apenas comenzada la guerra.

―Bueno casi morimos en nuestra primera misión en Recclaimer. ―Murmuró Shinryū tratando de ser más precavido, no tenía la menor duda de que si seguían luchando juntos ganarían, pero era verdad lo que muchos decían, esta vez habían tenido suerte, la siguiente tal vez no serían tan afortunados.

―Lo sé, por eso les pido que no lo hagan ahora en Ío. ―Martín les ordenaba, lo último que quería era enterrar a más soldados en el espacio, sobre todo cadetes espaciales cuya prometedora carrera militar apenas estaba comenzando.
―Sé que a una edad tan precoz como las de ustedes deben empezar a sentirse invencibles pero recuerden que siguen siendo tan humanos como cualquiera de nosotros. ―No bromeaba, la mayoría de ellos apenas había salido con vida de Recclaimer, no podían confiarse en un terreno tan volátil, menos con un enemigo tan impredecible como eran los espectros
―No quiero recordarles como terminaron la mayoría de ustedes en su primera misión, así que atentos y que no se les suba la mierda a la cabeza. ―Les pidió a todos en general observándolos a los ojos, hubo una reacción de sorpresa en general entre todos los caballeros de bronce, no por sus palabras, sino por que tal vez era la pirmera vez que veían al Sargento Martín así de serio desde que lo conocieron.

―Digo sin ofender chicas. ―Pidió respetando a sus chicas, usualmente no hablaba así pero si lo hacía era por que en verdad se preocupaba por que sus muchachos salieran con vida, ningún superiorquería ver a sus soldados morir, menos siendo tan jóvenes.

―No nos ofende Sargento. ―Respondió Danny tratando de hablar por sus demás compañeras, quienes tampoco se veían ofendidas por el comentario, entendían por qué se los decía aunque… un poco de mesura no vendría mal.

―Bien. ―Murmuró Martín tomando un enorme sorbo de su sopa, ya casi era hora de que se presentará en el puente de mando y apenas estaba terminando de comer.
―¿Ya sabes como dominar las alas del Pegaso Muchacho? ―Interrogó desviando toda la atención, ahora hacia el caballero del pegaso.

―Eh, eso creo, las lecciones de vuelo me han ayudado mucho, aunque no sé sí ya estoy listo para poner todo lo que me enseñaron a prueba. ―Comentó Seinma nervioso, no era secreto que toda la situación lo ponía en el ojo del huracán, apenas había aprendido a volar y poner en práctica todas las maniobras que se le había enseñado en ese tiempo después de solo unas semanas de práctica no parecía la mejor opción, al menos no por ahora.

―Con una guía como lo es la Capitana V seguro que aprendiste mucho, esa mujer es una de nuestras mejores pilotos, ella y su equipo fueron los responsables de la defensa del titán, denle gracias a ella y al escuadrón Beowulf por qué el Titán siga operable. ―No era mentira, si no hubieran intervenido cuando el núcleo de la Commonwealth estaba expuesto, tal vez la nave enemiga habría perforado un tercio de toda la nave, si el titán seguía aquí era por el equipo Beowulf y los incansables esfuerzos del equipo Omega.
―De cualquier forma, espero que hayas aprendido bien por que esa habilidad nos vendría de perlas en esta misión. ―Declaró finalizando su sopa, para comenzar a levantarse junto con su bandeja de comida.

―Entendido señor. ―Asintió el pegaso, aunque sabía que aún había habilidades de vuelo que debía pulir si era una orden directa de su sargento debía acatarla.

―Bueno muchachos, fue bueno verlos antes de la misión, pero es hora de retirarme a coordinar todo antes de descender. ―Habló tomando su siempre fiel gorra militar, colocándola sobre su cabeza, preparado para comenzar con todos los preparativos para el asalto al segundo Qliphoth.
―Los quiero a todos antes del medio día, ni una hora tarde o nos vamos sin ustedes.

―Entendido.― Respondieron todos al unisonó, observando como el Sargento Martín comenzaba a retirarse poco a poco.

―Bueno si tienen holovisión ahí se ven.―Dijo antes de retirarse, caminando lentamente hacia la salida, sin lugar a dudas ese sería un día

muy ocupado, así que debía coordinarlo todo para anticiparse ante cualquier contratiempo que surgiera durante la misión.

―Je jeh, bueno ya escucharon al hombre hay que comer para salvar al mundo de nuevo.― Habló Johnathan liderando una veza más a su equipo, como líder aún debía encargarse de guiarlos hacia la victoria.

―¡Sí!―Exclamaron todos al unísono comenzando con sus respectivos desayunos para el día tan ajetreado que les esperaba.

―¿Escucharon eso? Salvar al mundo ¡ja!, solo porque destruyeron un Qliphoth ya se sienten los salvadores del universo. ― Interrogó alguien del lado contrario a ellos, obligándolos a voltear sus miradas hacia ellos encontrándose con los soldados de acero, los guerreros más fuertes de la armada, quienes los observaban con cierto repudio en sus miradas.
―¿Como dicen que se llaman? ¿Los guardianes del universo? Solo son montón de niños con suerte no nos hagan reír. ―Dijo el que aparentaba ser el líder de ese equipo de soldados de Acero, un hombre enorme ce cabello rubio recortado al razz del cráneo, con los mismo rasgos que todos los soldados de acero presentaban en sus mejillas y ojos, con el único rasgo caracterisitico siendo un tatuaje que hacía referencia a su equipo junto con su número de identificación, el 23405, este hombre se burlaba de ellos y del nombre de su equipo, causando el disgusto general de todo el equipo de guardianes.
―Deberían llamarse mejor los Mocosos con Suerte. ―Se refirió a todos observándolos con desdén, una suerte de desprecio y arrogancia.

―¿Oye que te pasa imbécil? ―Interrogó Johnathan agresivamente, levantándose de su asiento.

―Tranquilo John…―Pidió Danny tratando de tranquilizar a su primo para evitar algún inconveniente.

―Sí tranquilízate niño, no están en su Santuario, esta es nuestra nave y ustedes se atienen a nuestras reglas.

―¿Esas reglas incluyen tratar a los que les salvaron el culo como porquería? Por que si es así lo están haciendo de puta madre. ―Comentó John haciendo enfurecer a los soldados de acero, quienes se levantaron ante el comentario del caballero Fénix.

―¿Quieres pelear mocoso? ― Le interrogó el enorme hombre a Johnathan, imponiéndose ante él la diferencia de tamaños era evidente sobre todo por que el hombre medía casi 2 metros de altura.

―Cuando quieras estúpido. ―Lo amenazó a punto de hacer arder su cosmos.

―Ey, tranquilos ya basta…―Seinma intervino frente a ellos dos, deteniendo a su compañero antes de cometer una estupidez.
―John…―Miró a su compañero con atención, posando sus ojos sobre de él, observándolo atentamente, sabía que la situación escalaría rápidamente si no detenía esto, por supuetso que él no estaba de acuerdo en la forma que ese Soldado de Acero les hablaba, pero debían mesurarse, estaban en el ojo publico ahora.
―¿Quien eres? ¿Que quieres? ―Interrogó interponiéndose ante ese hombre que parecía que solo buscaba pelea.

―Saber como un montón de mocosos liderarán la misión el día de hoy, es ridiculo, ustedes no pudieron destruir el Qliphoth sin ayuda, de seguro todos los soldados que murieron en esa misión fue por su culpa, ¿verdad? ―Interrogó mirando de frente al caballero de Pegaso, acercándose amenazantemente a él, observándolo atentamente, se veía tenso y sumamente agresivo, dos combinaciones muy peligrosas al momento de tratar de entablar una conversación tranquila y respetuosa.
―Los caballeros siempre se creen la gran mierda, pero a la hora de la verdad caen como moscas contra los espectros, ¿los utilizaron a todos como carne de cañón verdad? ―La pregunta causó indignación general, no solo en los caballeros sino en los demás soldados presentes, algunos de ellos habían peleado al lado de los santos de bronce t gracias a ellos habían regresado vivos a la nave.
―Sí, seguramente eso hicieron. ―Pero así mismo esta disputa creaba una enorme sensación de rechazo entre los soldados republicanos hacia los caballeros de Athena.

―Si no le rompes la boca tu yo lo voy a hacer. ―Murmuró John furioso por cada palabra que salía de la estúpida boca del soldado de acero.

―Chicos tranquilos. ―Pidoó Seinma intentando mantener el conrol y la sensatez entre ellos, no podían darse el lujo de perder los estribos, menos ahora que iban a iniciar una misión, a él le había quedado muy en claro algo que la directora de Palestra había dicho alguna vez, los únicos que ganan cuando peleamos entre nosotros, son los Espectros.
―Nosotros luchamos al lado de esos soldados, ellos sacrificaron sus vidas para que pudiéramos destruir el Qliphoth, sin ellos ninguno estaríamos aquí, así que agradecemos sus sacrificios y agradeceríamos que no manches sus memorias desprestigiando sus muertes. ―Pedía al soldado de acero, quien no dejaba de mirarlo con desprecio y arrogancia.

―¿Ah sí y por que en lugar de que ellos se sacrificarán no los ayudaron a sobrevivir? ― Preguntó causando que los caballeros de Bronce desviarán sus miradas, no era que no quisierán ayudarlos, era que no pudieron salvarlos a todos… no en esa situación tan horrible.
―No, no lo hicieron, sabes porqué, por aunque a ustedes los caballeros no les importa una mierda las vidas de nuestros pelotones y aún así debemos estar allí afuera cubriéndoles el culo, pero ustedes jamás se sacrificarían de la misma forma que nosotros para defenderlos. ― John y los demás estaban furiosos por lo que ese hombre les decía, pero aunque les doliera admitirlo, si tal vez se hubieran esforzado más, si hubieran desobedecido las ordenes, si tal vez hubieran puesto algo más de si mismos, tal vez ninguno de los valerosos hombres y mujeres que habían perecído aquel día aún seguirían aquí.
―Sí eso pensé, no tienes nada que decir al respecto por que sabes que tengo razón, si ustedes antepusieran a los demás antes que ustedes mismos no habríamos perdido a tantos soldados, me dan asco. ―Aunque en cierta manera no se equivocaba había líneas que ni siquiera ellos podían cruzar, esa era una de ellas.

―Oye eso ya estuvo bien. ―Pidió el Caballero de Pegaso, sintiendo como la ira comenzaba a subir por su espalda, en verdad quería callarlo a golpes, pero no podía permitirse perder el control, no de esa forma.

―¿Y que vas a hacer al respecto? Matarme como lo hiciste con nuestros compañeros, ¡estúpido pedazo de mierda! ―Exclamó lanzando su puño al rostro del caballero Pegaso, pero en lugar de escuchar el impacto sobre el rostro del muchacho, pudo sentir como algo sujetaba fuertemente su puño y al darse cuenta, la mano del muchacho se encontraba justo frente a su rostro, deteniendo sin esfuerzo el puño de uno de los soldados más fuertes de todo el universo.

―Dije… Que ya. Estuvo. Bien. ―Respondió no solo tratando de contener la fuerza del soldado de acero frente a él, también trataba de contener su propia fuerza, por que sabía que solo un golpe de su propio cosmos sería más que suficiente para matarlo.

―Oblígame…―Susurró esperando que los caballeros mostrasen su verdadera fuerza, si ellos podían derrotarlos entonces el universo no necesitaría más a los caballeros, los Soldados de Acero serían los Auténticos Protectores del Universo.

La tensión se sentía en el ambiente, en cualquier momento las cosas escalarían de intensidad habría una pelea en el comedor y Seinma estaba mnás que segurode que si alguien no intervenía en esto todo se iría al demonio en un abrir y cerrar de ojos.
Pero ninguno de los dos se esperaba que un puño apareciese de la nada, golpeando fuertemente el rostro delk soldado de acero, provocando que su cuerpo saliera disparado lejos del caballero de Pegaso.
Chocando violentamente con una de las mesas vacías cercanas.

Quedando aturdido y sumamente molesto, Seinma por un momento creyó que había sido Johnathan, pero no, aquél que había derribado al soldado de acero era Kobu, quien había llegado para callarle la boca a ese pretencioso soldado de acero.

Quien no tenía ni idea de las palabras que salían de su boca, Seinma tal vez era más mesurado que él, pero Kobu no tenía ningún reparo en poner en su lugar a un imbécil que desprestigiaba la memoria de personas que lo habían dado todo por proteger a los demás, personas como Dawn, quienes murieron sin conocer el final de una batalla tan cruel como la que había acontecido aquel día.

―Ya lo escuchaste pendejo, cállate. ―Ordenó el Unicornio, siendo respaldado por sus compañeros del equipo Omega.

―Kgh, hijos de…

―Ey ¿que está pasando aquí?― La voz de la comandante en jefe de los Soldados de acero se hizo presente, callando todo tipo de revuelta que pudiera haberse instigado en el momento, obligando a todos a guardar silencio y a obedecer.

Los caballeros también reaccionaron absteniéndose de seguir este conflicto entre los soldados de acero, este no era el momento para perder los estribos y menos frente a alguien que tenía un rango mayor a ellos, aunque al mirarla detenidamente los caballeros pudieron reconocerla casi al instante.

―Nada, solo estábamos… conversando.― El soldado de acero se levantó a prisas, observando a la comandante con vergüenza, aunque su mirada iracunda no dejaba de observar a los caballeros al lado de él.

―Román, a las naves. ¡YA! ―Ordenó la capitana, señalando la puerta de salida, el soldado miró con atención a su superiora, para entonces mirar hacia los caballeros, aún tenía cosas que decir, pero tal vez no sería hoy o mañana, pero muy pronto lo haría.

―Los veremos fuera "Guardianes" ―Murmuró fijando su mirada en ellos apartándose poco a poco hasta finalmente estar fuera de su rango, retirándose de la cafetería a prisa hacia la ¿s estaciones de armaduras y armas.

―Gracias Kobu…―Murmuró Seinma dirigiendo sus ojos hacia el caballero del Unicornio, quien lo observó fijamente por unos instantes alejándose de él lentamente, esto no los hacía amigos ni de lejos, pero no le iba permitir que ningún tarado hablará así de aquellos que habían sacrificado sus vidas por proteger al universo, vidas tan valiosas que se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos.
Vidas como la de Dawn… quien murió sin poder ver el amanecer de un nuevo día.

―¡Arin! ―Exclamó Danny observando como la soldado de acero se acercaba a ellos.

En efecto era la soldado de Acero Arin-771, la Soldado de Acero que los había capturado aquél día, una persona que a primeras pareció una enemiga ahora representaba una nueva aliada, alguien que lucharía a sus lados ese día y que efectivamente haría todo a su disposición para proteger a los jóvenes caballeros Atenienses como al universo.

―Lamento eso, las relaciones entre caballeros y soldados de acero es… tensa. ―Murmuró Arin acercándose a ver a los muchachos, quienes se veían felices de ver una cara conocida de Ninbus.

―Sí, algo mencionaste así al respecto, pero… ¿como estás? Hace tiempo que no te vemos. ―Decía Danny con total alegría, sin duda era una enorme dicha volver a verla después de tanto tiempo.

―Ocupada, ayudando a la gente de Ío y ocupándome de un par de cosas y bueno sirviendo de ayuda a los equipos de evacuación. ―Respondió suspirando larga y pesadamente, habían sido largos meses de trabajo sin mucho descanso, apenas podía recordar la última vez que había reposado, demonios apenas podía rememorar la última vez que se había quitado la armadura por un par de horas, esta podía considerarse la primera vez desde que legó al titán.
―¿Y ustedes? ―Interrogó sonriéndoles a todos los muchachos.

―Bueno, creo que ya te das una idea de lo que estuvimos haciendo. ―Respondió el caballero de Pegaso, el logro de su equipo y él debía estar al menos en todos los noticieros del sistema Solar Hope y Goodspeed.

―Sí no bromeas, escuché que lograron destruir el primer Qliphoth, muy bien hecho. ―Reconoció el logro de los muchachos, sonriéndoles con confianza, aunque los demás soldados de acero siempre parecían ser despectivos y arrogantes hacia ellos, que Arin les demostrará confianza y camaradería era un buen cambo para variar.

―Sí, todo fue gracias a, bueno… ―Seinma no quería comentarlo, pero hasta este punto era innegable reconocer la cantidad de muertos que habían sucumbido ese día tan horrible, en una de las batallas más importantes de la humanidad.

―No te preocupes, te entiendo. ―Asintió Arin, sabía que no era fácil contar acontecimientos tan terribles como los acaecidos aquel día, en especial por todos los soldados que habían fallecido tratando de detener el Commonwealth y destruir el Qliphoth.
―De cualquier forma, tenerlos aquí apoyándonos es una bendición, espero que podamos cumplir la promesa que nos hicieron ese día de pelear juntos. ―Añadió la comandante de Acero, con entusiasmo, sin duda lo que más deseaba en esos instantes era que Seinma cumpliera la promesa que él le había hecho con respecto a acabar con la tiranía de Hades al lado de sus compañeros.

―Sin duda, digo si es que algunas personas no les molesta. ―Murmuró mirando a sus espaldas sintiendo los ojos de los demás soldados de acero, quienes los juzgaban en silencio.

―No les hagan caso, como dije la relación entre soldados de acero y los caballeros del santuario es compleja. ―No mentía, no era común que los caballeros de Athena y los soldados de acero trabajarán juntos, de hecho, todo lo contrario, cuando un equipo de caballeros se unía era raro que se integrarán a las escuadras de Acero.

Lo más raro aún era que lograrán organizarse, después de todo, ellos trabajaban a diferentes ritmos cumpliendo diferentes objetivos, aunque en teoría y por la norma general eran los mismos.

―¿Compleja? Yo diría que es una pelea entre tarados que quieren tener la razón. ―Murmuró Johnathan reconociendo que en lugar de ser una discordancia, más bien parecía una pelea entre perros y gatos, cosa que tal vez no se alejaba tanto de la realidad

―Tienen sus motivos para ser así, no los justifico, pero… tampoco me desentiendo totalmente de ellos. ―Murmuró pensando en todas esas veces que otros caballeros de Bronce o Plata los habían despreciado injustamente en el pasado, no tenía bien entendido quien había empezado dicha rivalidad, pero esperaba que después de esto dicha riña se fuese disipando poco a poco.
―De cualquier forma, no es forma de tratar a sus compañeros, en especial cuando estemos en la misma misión de asalto. ―Hablaba en general, desde sus soldados de acero, hasta los jóvenes guardianes debían mesurarse más, esta era una batalla real con un enemigo bruta e infalible, pero como ya lo habían demostrado antes no eran invencibles, solo debían encontrar una forma de derrotarlos en su propio juego y conseguirían la segunda victoria más importante para la Humanidad.

―Sí, traten de tranquilizarse, no queremos que el menor de nuestros problemas sean los espectros y poseídos. ―Respondió Danny siendo la voz de la razón como siempre, el enemigo estaba allá afuera, debían enfrentarlo en lugar de enfrentarse entre sí, cualquier disputa que se tuviera se arreglaría hablando, pero allá afuera había un verdadero enemigo, que no descansaría hasta destruir todo lo que ellos amaban

―Además aún no hemos terminado de comer, no podemos salvar al mundo con el estomago vacío, ¿verdad? ―Preguntó Kiva insistiendo que debían alimentarse bien antes de pensar en una forma de derrotar a los espectros.

No podían asestar un segundo golpe contundente contra los espectros con el estomago vacío.
―Sí que sabes, bueno vamos a comer.

Pidió Arin tomando su propia bandeja de comida, sentándose al lado del equipo de Guardianes.

Tomándose un momento para relajarse, un pequeño momento de paz… antes de la gran tormenta que se avecinaba en el horizonte, ante la llegada del Titán de Acero a las Fronteras Espaciales de Ío.

Poco más tarde los jóvenes guardianes se presentaron en la cubierta principal de la nave, con sus armaduras puestas y sus espíritus encendidos por el combate, los preparativos ya estaban hechos, cada nave de descenso lista y dispuesta para comenzar la batalla más importante de ese día.
La batalla por Ío7, uno de los planetas más importantes a nivel universal, siendo que era el que más proveía de recursos metalúrgicos para la creación de naves y vehículos en los sistemas solares conocidos.

Mientras que todos se alistaban para el despegue otros aún se estaba coordinando en sus propias naves de descenso, al ser una de las misiones más importantes de su tipo se debían tomar extremas precauciones, nadie quería repetir el incidente de Recclaimer, donde casi 100 naves de descenso orbital se habían perdido durante la batalla en el espacio y las demás se habían despedazado al caer en la zona oscura del Qliphoth.

Allí en la bahía de Naves los esperaba el Sargento Martín quien ya tenía su uniforme puesto, llevando consigo su siempre fiel rifle de plasma.

―¿Ya están todos? ¿No queda nadie? ―Preguntó al ver a sus muchachos presentándose frente a él, con las armaduras que los representaba, preparados para un segundo asalto contra los Qliphoth.

―Ya estamos todos señor. ―Respondió Seinma como siempre feliz de poder asistir al sargento Martín en esa empresa, cada uno comenzó a caminar hacia las naves de descenso, con un buen sentimiento de confianza en sus corazones, esta misión debía salir mejor que la anterior.

Pero al lado de ellos se encontraba alguien más acompañándolos hacia las naves, la cadete Hayley quien no solo llevaba una pistola reglamentaria para soldados republicanos, sino que también llevaba el uniforme, con la larga gabardina de combate, la pechera protectora, rodilleras y espinilleras, los guantes junto con los brazales con las pantallas de estado de su equipamiento junto con el casco de combate, mientras que en su espalda llevaba una mochila con suministros médicos la cual tenía una enorme cruz roja encerrada en un circulo blanco, a un lado de esta tenía colgando un rifle de asalto cinético cargado y listo para la acción.

―Oye Hayley ¿que haces? ―Preguntó Martín observando a la joven cadete utilizando todo el uniforme de combate de los soldados republicanos.

*Voy con los muchachos para suministrarles apoyo médico en la misión.* Ella respondió haciendo gestos con sus manos, causando que sucesivamente su I.A respondiera traduciendo para todos.

―Tranquila cadete, los guardianes no necesitan apoyo, ya tienen a dos médicos en el equipo. ―Respondió Martín preocupado por el bienestar de la cadete, no desconfiaba que podría desempeñarse bien pero había visto cosas horribles en Recclaimer, soldados hechos girones y montones de carne despedazada, sería una enorme desgracia que ella terminará igual que ellos.
―Guárdate mejor para las siguientes misiones, allá abajo se volverá un infierno en poco tiempo si no somos precavidos. ―De todas formas ella seguía siendo una cadete, aún no estaba lista para el combate cercano, ya habría tiempo para curtirse en una batalla real con un enemigo menos peligroso.

*Pero señor…* Ella trató de contra argumentar, moviendo sus brazos rápidamente, pero él la detuvo alzando su mano, para que se detuviera.

―Es una orden cadete, en descanso ya te tocará entrar al campo de juego.― Respondió el Sargento Martín comenzando a alejarse lentamente de la cadete, siendo detenido por el caballero Pegaso.

―Señor, creo que traer a Hayley sería una buena idea. ―Argumentó el caballero de Pegaso, él también deseaba que Hayley se quedará en la nave, pero tenía confianza de que si esta batalla salía bien Hayley tal vez podría ver lo que se trataba una verdadera batalla entre espectros y guardianes, además que tal vez, solo tal vez aseguraría su lugar como parte importante para los guardianes también.
―Digo, Kiva y Mary también estarán en la pelea, si ellos resultan heridos queramos que no, necesitaremos a alguien que nos provea asistencia médica. ―Trató de ser honesto y conciso con lo que decía, no era para menos, los dos muchachos que podían curarlos no siempre podían estar a su 100% en la ese caso necesitarían a alguien que les cubrieran las espaldas ya que no todos tenían conocimientos médicos avanzados.
―Además, ella también podría ser parte crucial de nuestro equipo. ―No mentía, la mayoría de su equipo ni siquiera tenían conocimientos en como reacomodar huesos, en como desinfectar heridas fatales o tratar con fracturas o lesiones graves.

―¿Seguro que quieres llevar a Hayley en esta misión? ―Interrogó el Sargento Martín, observando seriamente al caballero de Pegaso, clavando su mirada en él.

―Afirmativo. ―Asintió el guerrero del corcel alado, totalmente seguro de su decisión.

―Cadete Hayley cambio de planes, descenderás con el equipo Alfa. ―Dijo volteando su mirada hacia la joven, quien ante las palabras del sargento Martín sonrió complacida, asintiendo enérgicamente.

*Gracias señor, le aseguró que no se arrepentirá.* Dijo tomando sus cosas lista para saltar a la acción junto a sus amigos.

―Eso espero, ya perdimos a buenos soldados en la anterior misión. ―Comentó acercándose a la armería adentrándose en ella y buscando algo en particular entre las repisas de armas expuestas allí.
―Perder a alguien con un futuro tan prometedor como tú sería una enorme desgracia. ―Añadió tomando una escopeta de la armería, junto con dos cajas de cartuchos y una funda para los mismos.
―Espera… toma esto, te servirá mejor para defenderte que esa pistolita que tienes allí. ―Le dijo a la joven entregándole el arma junto con los cartuchos de escopeta, ella se vio sorprendida, pero agradeció el gesto asintiendo con la cabeza.

Los médicos de campo siempre eran un blanco fácil, por eso debía estar mejor preparada para el combate a corto alcance, una escopeta sería la mejor elección, mientras logrará controlar el empuje y retroceso del arma la misma no la golpearía como un toro enojado y podría sobrevivir allí afuera sin tantos trapujos.

Una vez ella comenzó a retirarse el Sargento Martín se acercó al Pegaso, observándolo con la misma seriedad que anteriormente había expresado.
Hayley era una de sus mejores cadetes y perderla en esta misión sería una enorme desgracia, se viera donde se viera.

―No me hagas arrepentirme de esto muchacho. ―Pidió Martín posando su mano sobre el hombro del muchacho, otorgándole su total confianza en la seguridad de su cadete.

―No lo hará señor. ―Respondió el Joven caballero asintiendo colocando su mano sobre la de Martín aceptando dicha responsabilidad, no iba a permitir que nada malo le pasará a Hayley, no mientras él estuviera vivo.

―Bien, todos a sus naves hay culos de no muertos que patear ¡y quiero ser el primero en patear esos culos! ― Exclamó el Sargento Martín tomando su rifle de asalto, preparado para la batalla.

*Gracias Sein.* Agradeció Hayley con las manos ocupadas, siendo su I.A. la que tuvo que hablar por ella en su lugar, dirigiéndose con sus compañeros caballeros.

―No hay de qué Hayley. ―Dijo el caballero Pegaso acercándose a sus compañeros quienes habían escuchado la conversación entre Martín y los demás, ellos ya estaban preparados para el descenso hacia Ío, sería una batalla ardua pero junto a sus amigos nada sería imposible.

―Todos a sus posiciones, Danny y yo al Falcón 1, Benjamín, Shinryū, Kiva y Hayley al Falcon 2, Sein tu irás con Mary en el Falcon 3. ―Anunciaba Johnathan encaminándose a su nave, coordinando a los equipos en sus respectivas naves.

―¿Por qué no cambiamos de equipos en esta ocasión? ―Interrogó Seinma, no tenía ningún problema ír junto a Mary en esta misión, pero esperaba que en esta ocasión fuese emparejado con Shinryū tal vez con Benjamín o Kiva, pero parecía que su destino era estar siempre al lado de Mary.

―La alineación se queda así por qué así tuvimos más suerte la vez anterior. ―Respondió el caballero Fénix rememorando los resultados de la misión anterior, aunque Seinma tenía un buen punto este no era el momento de dejar todo a la suerte, debíaun asegurar su segunda victoria basándose en los resultados de al anterior misión.
―Si en esta tenemos éxito cambiaremos de equipos en la próxima, por ahora nos mantendremos así. ―Aseguró John acercándose en la entrada de la primera nave.

―¿Seguro? ―Interrogó Seinma inseguro, no le gustaba la idea de separarse en naves distintas, preferiría que todos se quedarán en una sola, aunque ya habían hablado de esto y entendía el porqué, preferiría que el equipo se quedará junto por mayor seguridad.

―¿O que te gustaría ír con nosotros en el falcón 1? ―Interrogó John cruzándose de brazos.

―No es a lo que me refiero es solo que… ―Al pensarlo Mejor el caballero Pegaso rememoró el momento donde casi todas las naves de descenso se perdieron antes de aterrizar, ellos tuvieron suerte que su nave logrará aterrizar en el planeta, pero si la misma hubiera sido abatida en el descenso con todos dentro, tal vez ninguno estaría aquí en estos momentos.
―Ah, olvídalo, tienes razón. ―Murmuró asintiendo levemente.

―Buena suerte allí abajo. ―Pidió el Fénix alzando su puño hacia su compañero.

―Igual a ustedes. ―Dijo el muchacho de cabellos castaños chocando su puño con él y con el de Danny, dirigiéndose junto con Mary a su respectiva nave.

―Muy bien muchachos, todos a sus puestos vamos a descender en T menos 10 segundos. ―Anunció el Sargento Martin, observando como todos sus soldados se adentraban en las naves de descenso, colocándose en sus asientos y siendo asegurados por las barras de contención.
―Agárrense de rifles y sus armas también para el descenso, que nadie se quede atrás. ―Habló observando como sus muchachos de Bronce se alistaban también, colocándose los arneses de seguridad para comenzar el descenso.
―Vamos a despedazar ese Qliphoth como lo hicimos con el anterior, ¡Baisons-les toutes! ― "Así que échenle huevos cabrones" Dijo golpeando el lado de una nave, siendo correspondido por Seinma quien golpeó dicho lado también en respuesta, listo para el descenso.

―¡Señor sí señor! ―Exclamaron todos a través de las naves de Descenso, compartiendo el mismo entusiasmo y adrenalina que siempre se sentían en este tipo de misiones, el fin del mundo estaba cerca y ellos le daban la bienvenida con una sonrisa.

―Muy bien comenzando la operación Hierva Mala en 10, 9...

―¿Hierva Mala? ¿Quién le pone estos nombres tan ridículos a las misiones, Seinma? ―Preguntó Johnathan a través del comunicador que enlazaba directamente solo con los miembros de su equipo.

―¡Ey! ―Exclamó el caballero del corcel alado notablemente fastidiado por ello, era verdad que los nombres que le ponía a todo casi siempre eran… bueno eran todo menos épicos, pero a él también se le podían ocurrir buenos nombres… o bueno eventualmente se le ocurriría uno por su cuenta.

―No suena tan mal, al menos no es Leñador 2.0―Murmuró el caballero Dragón entusiasmado por esta nueva aventura.

―Shin no des ideas por favor. ―Pidió Benjamín evidentemente inconforme por el nombre de la misión.

―Oye pato. ―Lo llamó John.

―¿Que quieres? ―Preguntó el Cisne hastiado de escuchar la voz del su Líder.

―Te apuesto 50 créditos a que elimino más poseídos que tú. ―Aseguró el Líder de la escuadra divertidamente a travez del comunicador.

―¿Que?―Preguntó el muchacho rubio apenas creyéndose lo que escuchaba.

―Voy a eliminar más poseídos que tú, ¿le entras o se te abre? ―Interrogó retándolo frente a todos los compañeros.

―¿Cuantos años tenemos 5? Sé serio, por favor. ―Pidió el joven de ojos azules negándose a ser parted de estos juegos infantiles que John quería imponer.

―¿No le vas a entrar? Ja, no me esperaba menos de ti, sabía que eras un gallina. ―Dijo el santo del Fénix burlándose de él.

―No, simplemente no te sigo el juego por que es estúpido. ―Murmuró el rubio cruzándose de brazos.

―Tu dices mucha basura y yo solo entiendo que eres un gallina. ―John nuevamente se burló de él, comenzando a hacer ruidos de pollo.

―No soy un…―Trató de decir algo pero fue interrumpido por Johnathan haciendo sonidos de pollo a travez de su comunicador.
―Yo no…―Nuevamente fue interrumpido por ese sonido molesto que lo hacía perder sus cabales.
―Hijo de… ¡cállate! ―Exclamó perdiendo rápidamente su paciencia.

―Oblígame. ―Sentenció el caballero de cabellos oscuros riéndose a través del comunicador.

―¿Quieres que mate más poseídos que tú? Bien, pero solo te advierto que si pierdes tendrás que pagarme 100 créditos por esta estupidez. ―Dijo aceptando el reto del Fénix, seguro de que él lograría ganarle en su juego.

―Que sean 200. ―Declaró John echando más leña al fuego.

―200 y me debes tu pudín toda la semana―Benjamín añadió algo más solo para que la victoria fuese aún más dulce contra ese cretino.

―¡Hecho! ―Aceptó Johnathan susurrándole a su prima que eso sería pan comido, observando como ella rodaba los ojos por las tonterías que estaba escuchando en ese instante.

*¿Así son siempre? * Interrogó la I.A de Hayley cuando su usuaria movió sus manos dejando de recargar la escopeta, interpretando lo que ella le decía al caballero del caballo menor.

―Ya te acostumbrarás. ―Respondió el jovencito cerrando los ojos y dedicándole una dulce sonrisa a su compañera.

―3, 2, 1. ¡Hacia el infierno soldados! ―Exclamó Martín haciendo que todas las naves se elevaran, comenzando a salir una en una del titán de acero, dirigiéndose en formación hacia el planeta.

―Adentrándonos al campo de asteroides. ― Habló uno de los operadores de la nave, maniobrando junto con sus compañeros a través de las rocas que se encontraban alrededor del enorme planeta azul, blanco y verde.

Durante el trayecto todo comenzó a ír con normalidad, ninguna nave tuvo algún tipo de avería o malfuncionamientos, todo fue según lo que se tenía planeado, eso sí había cierto aire de nervios en el ambiente, que derivaba del miedo de que algo fuera de lo común comenzará a afectar el viaje.
Cosa que ponía de nervios a una persona en especial: Mary, quien instintivamente tomó la mano de Seinma ante el temor de que algo saliera horriblemente mal.

―¿Sucede algo Mary? ―Preguntó el joven observando a su compañera, quien en verdad se veía aterrada por lo que ocurría a su alrededor, pese a que todo iba lo más tranquilo posible.

―No, es solo que... creo que odio las alturas. ―Murmuró ella sintiéndose mareada, ahora no podía permitirse perder el control de sus entrañas, o su máscara y tal vez el suelo de la nave serían las principales afectadas en esto.

―Tranquila, te tengo. ―Le dijo él sonriéndole con confianza absoluta.

Aunque él también se sentía asustado, debían confiar en que esta ocasión las cosas serían diferentes, una vez el campo de asteroides fue atravesado hubo un momento de paz y relajación, solo para que momentos después fuertes temblores comenzarán a azotar las naves.

―Entrando al campo gravitacional del planeta, ¡agárrense fuerte! ―Exclamaron los pilotos de las naves, obligando a todos a ponerse en alerta.

―Accediendo a la exosfera. ― Habló el piloto de la nave tratando de controlar las turbulencias.
―Pasando la termosfera… atravesando la mesosfera. ―Añadió después de unos segundos manteniendo el mismo rumbo que decía el holograma de trayectoria.
―Llegando a la Estratosfera.

―¿Cuantas osferas hay? ―Preguntó Mary exasperada, pues sin importar que le dijeron que estaban accediendo a una u otra todas se sentían igual o peor que la anterior.

―Cinco… ¡Accediendo a la Troposfera! ―Anunciaron disminuyendo cada vez la velocidad y el ritmo, para evitar que la nave se terminará carbonizando con la velocidad a la que iban.

―Menos mal. ―Murmuró Mary deseando que todo esto terminará de una vez, estaba llegando a un punto en el que le aterraba menos enfrentarse a los espectros que las cosas que ocurrían en el espacio exterior.

―Zona de aterrizaje confirmada, disminuyendo la velocidad. ―Habló nuevamente el piloto bajando cada vez más la velocidad, causando que el mareo de Mary se acrecentará y tranquilizará por partes iguales, en verdad estaba aprendiendo a odiar los viajes espaciales.
―Desplegando puente de aterrizaje. ―Añadió acomodando la nave para un descenso lento y exitoso a tierra firme sin más complicaciones

―¡Muy bien todos fuera! ―Habló el comandante que que acompañaban a Seinma y Mary, seguidos de los soldados que se encontraban dentro, posando por primera vez después de semanas en el Titán, tierra firme nuevamente.

―Ah… es frío. ―Murmuró el Pegaso sintiendo una ventisca gélida recorriendo sus piel.

*Sí, bienvenidos a Ío chicos.* Martín habló a través del comunicador.

Seinma alzó su mirada apreciando el paisaje.
Un paramo verde y blanco que se alzaba ante su vista, nieve cayendo a sus alrededores, con árboles tan altos como edificios enteros, pero el único que importaba se encontraba a lo lejos cubierto por la sombra que se encontraba a su alrededor.

El árbol que mataba toda la vida a su alrededor, ser que hacía temer incluso a los titánicos árboles del planeta, un punto negro en toda la atmosfera color celeste, la siguiente marca en esta cruzada por salvar al universo y el siguiente punto de referencia, el siguiente árbol que sería destruido por él y sus compañeros.

En este frio mundo miles de injusticias se habían cometido, era hora de frenar la más grande de ellas, destruyendo al ser que traía la muerte allá donde su sombra se posaba, era hora de asesinar nuevamente a un Qliphoth.

―¿Ío?―Murmuró Seinma sonriendo levemente, mirando al enemigo frente a sus ojos, dejando en claro sus intenciones de acabar con él.
―Bien, destruyamos ese árbol. ― Declaró avanzando hacia el Qliphoth, junto a su fiel compañera.

Caballeros del Zodiaco: Guardianes del Universo.
Libro 2: El Reino de Hades.
Capítulo 26: La liberación de Ío7

Todas las naves de descenso orbital habían conseguido descender al planeta en una sola pieza, todas y cada una de las naves descendieron a la seguridad en tierra, cerca del campamento provisional que la milicia local había montado.
Una Zona amarilla que se podía tomar como el punto de reunión para soldados republicanos, donde se estaban planificando los siguientes movimientos para la batalla en manos, equipo militar pesado, naves y soldados se movían de un lado al otro, todos coordinándose para la gran batalla que estaba a punto de suceder.

Con cautela, los jóvenes caballeros de Bronce se fueron acercando al centro de mando, donde el Sargento Martín y sus colegas los estaban esperando, listos para dar pronto inicio a la operación, una vez accedieron a la carpa, los caballeros de bronce observaron atentamente el cuartel, una suerte de comando improvisado, con computadores, paneles de control, tabletas electrónicas, radios y mesas holográficas que mostraban todo el panorama, sin duda algo mejor de lo ue tenían en Recclaimer.
Dando buenas expectativas de cómo iba a transcurrir esta misión.

―Huh, parece que los niños de oro llegaron. ―Murmuró el Sargento de Nueva Argelia, sonriendo en dirección de sus muchachos, quienes se adentraron al lugar mostrando sus respetos.

―Sargento Martín. ―Seinma y los demás colocaron sus puños sobre sus pechos demostrando su respeto y educación.

―Pasen muchachos quiero presentarles a alguien. ― Habló acercándose a un enorme hombre de piel pálida, nariz prominente, ojos azulados, cabello rubio que era cubierto con una boina de color rojo, en el antebrazo derecho de su gabardina militar él llevaba una enorme línea horizontal que terminaba con otra línea vertical y al lado una estrella, destacando su Rango sobre el de Martín.
―Este sujeto de nariz larga y mala actitud es el Teniente Coronel: Pietro Romanov.― Dijo presentándolo a todos los muchachos, quienes lo observaron curiosos.

―Hemos escuchado cosas muy prometedoras de ustedes "niños de oro." Supimos que ustedes destruyeron el Qliphoth de Recclaimer, un logro monumental si me lo permiten decir. ―A primeras el hombre no parecía tan amargado como decía Martín, de hecho hacia cierto punto parecía amigable desde cierta perspectiva.

―Gracias, aunque de hecho nuestro equipo es conocido como los Guardianes del Universo señor. ―Trato de decir el caballero de pegaso, lo más respetuosamente posible, alzando su mano para saludarlo como era debido y conocerlo mejor.
―Mi nombre es Seinma, Seinma de Pegaso. ―Dijo dándole su mejor sonrisa, el Coronel solo se limitó a mirar la mano del joven sin ninguna emoción en su rostro.

―Interesante… como ya deben saber el segundo Qliphoth que deberán destruir es este, Se encuentra en la antigua zona residencial de Neo Belfast, justo en el centro de la ciudad. ―El Hombre sencillamente desvió su mirada hacia el tablero holográfico, donde la información del Qliphoth estaba siendo presentada para todos en la carpa.
―Como Saben este Qliphoth apareció hace unos meses, al igual que muchos otros en diferentes sistemas solares alrededor del universo, estos Seres han sido catalogados como; Formas de Vida No Inteligentes que pueden expresar agonía y dolor, no se conoce que otras emociones puedan manifestar, pero al ser seres vivos también pueden ser catalogados como: Fuerzas Apocalípticas de choque capaces de ocasionar un colectivo en diferentes mundos.

―No crees que este tipo sea un poco… ―Seinma murmuró tratando de buscar las palabras adecuadas para describir al coronel.

―¿Imbécil? Sí me lo veía venir. ―Respondió Benjamín cruzándose de brazos, siendo interrumpidos por un fuerte golpe en la pantalla holográfica, obligándolos a desviar sus atenciones de nuevo hacia el Coronel.

―Espero que estén escuchando…― Comentó furioso de percibir que las atenciones del grupo estaban enfocadas en todo excepto en lo que era importante en esos instantes.
―Desde que estos Qliphoth aparecieron, toda forma de vida cercano a él ha perecido irremediablemente. ―Resumió su explicación regresando al asunto entre manos, retomando el punto que se quería discutir en esos momentos, obligándolos a observar la pantalla con la información que habían logrado recolectar sobre este Qliphoth en particular.
―La cúpula que lo rodea es una especie de neblina o nube que mata todo lo que esté a su alcance, todo ser vivo ya sea forma humana, animal o vegetal sucumbe después de una corta exposición a su "sombra" Hemos tratado de atacarla con diferentes estrategias de ataque y defensa pero nada ha servido de utilidad.

―Sí, eso ya lo sabemos, destruimos uno por si no lo recuerda. ―Añadió Johnathan cruzándose de brazos.

―¿La insolencia es algo común entre caballeros? Porque yo no recuerdo haber pedido sus opiniones. ―Interrumpió, molesto observando condescendientemente a Johnathan, lo cual solo lo hizo enfurecer aún más.

―Hijo de…―Murmuró apretando fuertemente sus puños con ira, sin dudas este era uno de esos hombres que él podrían hacer que se tragará sus palabras sin oposición o resistencia alguna, lo único que lo detenía de dale una paliza era el rango que ostentaba.

―Tranquilos chicos, tranquilos, el Coronel Romanov solo está explicando la situación, si pudieran calmarse, ¿solo por unos segundos? ―Pedía Martín intentando tranquilizar la situación, no había necesidad de ponerse agresivos y por supuesto que no había razones para ponerse violentos.
―Gracias, prosiga coronel. ―Pidió esperando que tanto sus muchachos como el mayor a cargo de la operación evitarán más conflictos innecesarios.

―Como iba diciendo, los Qliphoth solo pueden ser debilitados eliminando sus raíces, gracias a los informes proveídos por el titán de Acero y la URE, estas formas de vida solo pueden ser neutralizadas al destruir sus núcleos, los cuales se encuentran en las cimas de los mismos, para eliminarlos hay que destruir primer sus raíces, lo que eliminará consecutivamente sus barreras, para finalmente dejar expuesta el núcleo del árbol que se encuentra aquí. ―Explicó señalando el punto donde, en teoría debía encontrarse el corazón del árbol gracias a los reportes de combate suministrados por el titán de acero.
―La misión consistirá en hacer todo el proceso de destrucción delas raíces y del núcleo del Qliphoth utilizando un cañón especializado en destruir objetivos grandes. ―Remarcó mostrando un modelo en 3D del arma, mostrando a su vez una proyección de como funcionaban y que tipo de munición utilizaban ´para lograr dichas hazañas.
―Este de aquí es el Cañón W7VRRN 9788-XL o como es regularmente conocido: Wyvern. ―Si el nombre y la descripción no daban una idea clara de lo poderoso que era esa arma, entonces una muerta de su poder destructivo debía convencerlos de que era la mejor opción para combatir una amenaza como lo era el Qliphoth.

―Creo que lo he visto un par de ocasiones. ―Murmuró Johnathan, recordando algunos de sus juegos de video, ese cañón lo utilizaban especialmente naves de combate especializadas en asaltos aéreos contra objetivos pesados y grandes, lo suficientemente grandes para causar daño considerable a los cascos de las naves.

―En efecto, son los cañones que destruyen vehículos militares blindados de un solo disparo, es capaz de perforar el casco de una nave tipo Fragata de un solo disparo, pero si ya dejaste de interrumpirme continuaré con mi explicación. ―Decía dejando en claro su posición, algo que demostraba mostrando lo molesto que en realidad estaba por que lo interrumpieran constantemente.
―Estos cañones estarán apostados en 3 naves de combate Sky-Rider, estas naves los cubrirán desde el cielo y dispararán a los objetivos para destruirlos, pero para hacer eso deberán marcar las ubicaciones de dichas raíces. ―Fue entonces que mostró un dispositivo con una punta afilada y lo que parecía ser una pantalla, con diferentes teclas y números, pero el más importante era uno de color rojo, el cual estaba intrínsecamente conectado con una enorme luz roja en el centro del dispositivo.
―Ustedes entrarán a la zona oscura, buscarán y encontrarán las raíces, se les darán balizas de localización como estas, para poder alinear los cañones de las naves y eliminar los objetivos, una vez estén todos destruidos tocará destruír el núcleo principal, para ello utilizaremos el mismo método, alguien tendrá que infiltrarse en el árbol, colocar una baliza y asegurar una vía de escape, una vez la señal sea recibida una de nuestras naves lo destruirá y daremos por finalizada la misión ¿quedó claro? ―Preguntó mirando a todos los caballeros presentes esperando que nadie tuviera algún otro comentario ingenioso o alguna estúpida pregunta, algo que en verdad esperaba de esos mocosos insolentes.

―Permiso para hablar señor. ―Pidió Danny Dando un paso al frente esperando a que el Coronel le diese permiso para hablar.

―Permiso concedido niña. ―Respondió el hombre dándole la oportunidad de hablar, sorprendiéndose de que al menos alguien tuviera modales en este equipo.

―Dannyela Shune de Andrómeda, Señor. ―Habló presentándose ante el Coronel, esperando que de alguna forma la opinión del hombre y del equipo cambiará con sus palabras y accionar, puede que la primera introducción fuese un poco brusca gracias a la actitud de John, pero ella quería cambiarlo.
―Aunque la ejecución de dicho plan suena, adecuado, yo creo que no funcionará del todo, no me malentienda creo que es un plan excelente, pero una vez entremos a la zona oscura habrá mucha resistencia de por medio, habrá poseídos, espectros de rango medio y bajo, tal vez un juez del inframundo. ―Sus palabras hacían que el interés del comandante pareció comenzar a cambiar levemente, mostrándose más interesado en las palabras de la joven Saintia, al parecer sí había personas educadas en este equipo de caballeros. ―Para asegurar una victoria con las menores bajas posibles recomiendo que ataquemos desde diferentes frentes, uno que rodee el lado norte y sur, nosotros podríamos adentrarnos desde el Este y Oeste para asegurar una mejor posición, nos separaremos en grupos de dos, pondremos las balizas para que los equipos en el aire puedan disparar. ―Con el como explicaba el plan y una situación la expresión del Coronel comenzó a ír de un interés genuino a una evidente molestia que iba escalando a medida que ella seguía hablando.
―Una vez lo logremos, Seinma y yo nos adentraremos en la cima del árbol, debilitaremos el escudo que protege el corazón del árbol y lo destruiremos sin gastar más municiones o recursos, creo que si seguimos este plan de acción podremos…

―Niña, ¿quien eres tú para dictar un plan de acción mejor que nosotros? ―Interrogó molesto, observando detenidamente a la joven frente a sus ojos con evidente desagrado, suspirando larga y pesadamente.

―Yo eh…

―Si yo dictaminé un plan de acción es por algo, ustedes van a entrar a ese árbol, colocarán una baliza y se largarán antes de que alguien más tome el tiro de gracia, no necesitamos que un par de mocosos hagan todo el trabajo por nosotros. ―La interrumpió rampantemente mostrando su desagrado tanto a ella como a l resto de sus compañeros, estos niños apenas habían logrado destruir uno de varios Qliphoth y ahora se sentían dueños de la situación?

―Yo… solo decía que tal vez podamos…―Antes de que ella pudiera proseguir él alzó su mano deteniéndola en el acto, , si había algo que él odiaba más que lo interrumpieran era que alguien por debajo de su rango le dijerá que era lo que iban a hacer.

―Muy bien, déjame dejar esto en claro, yo tomo las decisiones aquí si yo lo digo se hace como yo lo ordene, si yo no lo ordeno no se hace y si ustedes lo hacen sin mi autorización entonces están cometiendo desacato y traición. ―Declaró con el tono de voz más agresivo y molesto, respirando pesadamente observándolos a todos con desprecio.
―¿Destruyeron un Qliphoth? Que bien, pero ese fue uno de los muchos que hay por todo el universo, ustedes no tenían apoyo, se las apañaron como pudieron, ahora nos tienen a nosotros y si no nos necesitan entonces yo simplemente retiraré mis tropas y dejaré que ustedes hagan todo por sus malditas cuentas. ―Cada palabra que salía de su boca hacía que más de uno sintiera que su sangre hervía de Rabia, más de uno quería romperle la nariz a ese cabrón.
―¿Ahora quedó o no quedó claro el plan de acción?

―Sí señor. ―Murmuraron la mayoría con algunos que se reservaron sus palabras para ellos mismos.

―No te escuché soldado, ¿quedó o no quedó claro? ―Preguntó nuevamente alzando sus voces para que todos lo escucharán.

―¡Sí señor!―Una exclamación al unisonó de la mayoría de caballeros presentes hizo que el coronel finalmente asintiera, satisfecho, no necesitaba individuos con pensamientos, necesitaba soldados obedientes y que acatarán órdenes.

―Bien, una vez hagan eso los equipos de limpieza se ocuparán de los restos del árbol. ― Con esas palabras sus explicaciones terminaron, tomando asiento para retomar el papeleo antes de comenzar el combate de verdad.
―Retírense, necesito hablar con su sargento. ―Pidió observando como el humor general de los caballeros era mayoritariamente de decepción, esperaban ser tratados como iguales y ahora los trataban como perros de guerra.

―¡Señor, sí señor! ― Todos exclamaron, retirándose a prisa del lugar sin mirar atrás, a excepción de John quien fue el único en mirar a sus espaldas, dedicándole una mirada de odio al coronel Romanov.

―Sus niños de oro están dejando mucho que desear Martín. ―Declaró evidentemente insatisfecho por las actitudes de los muchachos.

―Con todo respeto, esos muchachos nos salvaron de una situación muy desastrosa, debería ser un poco más considerado con ellos. ―El Sargento Martín trató de defender a sus muchachos, sin ellos todo este plan no iba a funcionar, aún si llamaban a más caballeros del santuario, no demostraría nada tener a un gran ejercito si no podían confiar los unos en los otros.

―Son soldados, los buenos soldados obedecen ordenes, ellos han seguido ordenes de un santuario endeble y poco estricto, ahora siguen nuestras ordenes, mis ordenes. ―Romanov respondió con una expresión de insatisfacción, mostrándose inconforme con los caballeros que se supone habían conseguido la primera victoria de la humanidad.

Indisciplinados, inexpertos y sin respeto por la autoridad, con soldados así, no confiaba que la misión fuese a ser exitosa.
―Sí pero, sigo insistiendo que debería ser menos aprensivo con ellos. ―Pidió el Sargento tratando de que el coronel recordará que seguían siendo mucho más govenes que la mayoría de soldados a su cargo.

―¿Está de su lado Sargento? ―Interrogó el Mayor a cargo, arqueando una ceja incredulo que el Sargento Martín justificará sus acciones.

―Estoy del lado de la humanidad, estoy del lado de preservar la vida humana, pero no soy partidario de tratar a nuestras mejores oportunidades de sobrevivir como herramientas sin valor. ―El Sargento reclamó, él reconocía mejor que nadie el valor de esos muchachos, no podían tratarlos como si fueran solo perros de guerra, tal vez eran los héroes de este nuevo milenio y no podían desperdiciar sus talentos o tratarlos como basura.

―Veo que tratar con niños lo ha ablandado Martín, pero descuide, la guerra le recordará su lugar. ―El Coronel respondió dejándole en claro donde estaban y que era lo que debían hacer, tenían un deber, no solo en este sistema solar sino en todos los demás, y si eran niños o no, eran soldados y debían comenzar a acatar órdenes.
―Este no es lugar para niños y lo sabe, esta guerra la están peleando los adultos y si quieren que se les traten como adultos se les dará el trato de los adultos. ―Dijo tajantemente sentándose en su escritorio, encendiendo su proyector holográfico para leer los informes de misiones anteriores.

―Señor, con todo respeto…

―Retírese Martín, tenemos una agenda apretada el día de hoy. ―Pidió levantando un informe detallado de la anterior misión comenzando a leerlo para ver si podían hacer arreglos de ´última hora o mantener el plan como se suponía que había sido concebido originalmente.

―Sí señor…―Murmuró Martín reconociendo que ambos etaban en lo correcto, pero ambos se equivocaban, tal vez algunos más que otros.

―Y más te vale ponerles una correa a tus perros. ―Pidió alzando levemente su mirada hacia Martín, no quería recordarle cual era el precio a pagar si los caballeros no seguían las reglas impuestas por la U.R.E y derivados.
―Un día morderán la mano incorrecta y allí ni siquiera su rango los podrá proteger de la corte marcial. ―Finalizó volviendo su mirada a los archivos frente a él

―Señor…―Asintió Martín dejando al coronel solo con sus sub alternos.

―¡PERO QUE HIJO DE PUTA! ―Johnathan Exclamó peateando una de las cajas de suministros con furia, apretando fuertemente los dientes con ira y rencor a ese hombre, en verdad lo había sacado de sus cabales.
―¿Como puede ser posible que ese pedazo de mierda nos hable así? Esto no…. ¡Ahhhhh! ―Exclamó golpeándolas nuevamente con su puño, haciendo una enorme abolladura sobre una de ellas.

―Tranquilo John, a mí tampoco me pareció bien, pero no podemos perder la compostura, menos ahora. ―Pedía Seinma tratando de calmar a su compañero, su temperamento no era una buena combinación con la dureza de los militares.

―En serio quiero romperle los jodidos dientes… nadie tiene derecho a hablarle así eh, nadie ni siquiera un condecorado hijo de…―Dijo Johnathan suspirando pesadamente, dirigiendo su mirada hacia Danny, quien se encontraba sentada sobre uno de los contenedores, al lado de Mary.

―Johnny, tranquilo, yo estoy bien…―Murmuró ella arreglando su fleco, desviando la mirada al horizonte, no era la primera vez que alguien menospreciaba su opinión, pero sí era la primera que alguien la reprendía por hacerlo. ―No me importa en lo absoluto…―Añadió suspirando pesadamente limpiándose algo que había brotado de sus ojos.

―Tranquila…―Murmuró Mary apapachándola, para darle algo de conforte.

―Aún así no debería ser capaz de hacer eso, que no ellos deberían ser… ¿amigables? ―Preguntó Seinma un tanto decepcionado, esperaba que por lo menos fuesen un poco más considerados con ellos, habían salvado Recclaimer, eso debía contar por algo, ¿no?

―Confundes palestra y el santuario con la militarizada real Sein. ―Comentó Benjamín, con una expresión seria, él conocía a esta gente, mentiría si dijese lo contrarío… su padre era igual a ellos, así que no se sentía tan indiferente a dichos tratos.
―A ellos no les importa si somos caballeros o jóvenes, para sus ojos solo somos soldados, pueden ordenarnos a hacer lo que ellos quieran como se les de la gana.

*Sé que este no es el mejor momento pero… tal vez deberíamos relajaros* Pedía Hayley tratando de ser la voz de la razón, ella ya estaba acostumbrada a que la tratarán así, pero al parecer los muchachos no se acostumbraban a que los tratarán como soldados, menos como armas vivientes aunque tal vez nadie se acostumbraría a ello.
*La misión apenas ha comenzado, debemos tener la mente taimada antes de comenzar la misión.* Explicaba la situación moviendo sus manos tratando de que lo que ella explicaba fuese entendido por todos sus amigos, con la esperanza de que Su IA pudiera expresar todo lo que ella quería decirles.

*Entiendo que no les agradó como el Coronel Romanov les habló, pero no se desanimen, estoy segura de que el coronel tiene sus razones y las mejores intenciones con esta misión.* Ella aseguró con una sonrisa, incluso si no era algo que ellos deseaban escuchar estaba segura de que podría intentar levantarles el ánimo, aunque fuera un poco.

―Pues tiene una forma muy curiosa de mostrar su preocupación. ―Murmuró Johnathan incrédulo de que ese tipo tuviera las mejores intenciones con ellos, más bien parecía todo lo contrario, quería someterlos a sus ordenes como si fueran perros de guerra.

―Hayley-Chan tiene razón, debemos tranquilizarnos, no lograremos nada enfadándonos, debemos acatar las órdenes del Coronel, así no estemos de acuerdo con ellas, si derribamos el árbol y ayudamos a los soldados republicanos, tal vez nos ganemos su aprecio y quizá sus respetos, ¿no creen?― Shinryū dijo en un intento de tranquilizar el humor general en el ambiente, los caballeros de bronce no parecían querer hacerlo.

Los caballeros de Bronce, se quedaron en silencio, aunque en realidad la primera persona que los había tratado así fue la Directora de Palestra, ella era dura pero justa, una mujer que habían aprendido a respetar y querer así como ella había aprendido a hacer lo mismo.
Pero esto era muy diferente, ellos eran el ejército, no respetaban a nadie que no tuviera un rango mayor a ellos o que pertenecieran a los rangos dentro del ejército.

Los soldados republicanos eran en pocas palabras, carne de cañón y los caballeros enviados del santuario solo perros de guerra, solo los caballeros de oro y los sanos de plata legendarios eran tratados con el respeto que se les debía.
Aun habiendo destruido un Qliphoth y aún habiendo salvado uno de los mundos más importantes, no les habían otorgado el respeto que ellos se merecían.

―Tal vez…―Murmuró John desviando la mirada, las implicaciones de este asunto no le eran para nada agradables, sobre todo teniendo en cuenta que estaban en la mira no solo de esta gente sino de las agencias de defensa interplanetaria, a este paso se convertirían en las armas favoritas de las republicas para sus guerras futuras.

―O tal vez los verán como armas para sus guerras a las que puedan controlar dándoles ordenes.―Habló la voz de alguien más que apareció detrás de ellos, era el sargento Martín quien se había quitado su característica gorra militar.

―Sargento Martín. ―Murmuró Seinma reencontrándose con el respetable comandante de su unidad.

―¿Nos escuchó? ―Preguntó Johnathan, con la esperanza de que el sargento no se molestará con ellos por lo que habían estado diciendo.

―Solo un poco, desde que ustedes dijeron que el Coronel es un hijo de Perra y que como se atreve a hablarles así. ―Respondió causando que la respuesta general de todos los caballeros fuese de vergüenza y desinterés.

―¿Y que le dirá lo que pensamos de él? Por que estoy seguro de que no debo ser el único que piensa que ese idiota es un completo pelmazo. ―Johnathan expresó con un evidente fastidio en su expresión y miradas.

―Escuchen, es verdad que el Coronel es… bueno un completo Pendejo y que su plan podría estar mejor estructurado, pero así es como funciona, anteriormente no teníamos opciones más que confiar en que la suerte o el destino nos favoreciera, ahora tenemos apoyo, de hecho más que el que necesitamos. ―Martín explicó reconociendo que la mayoría de los militares eran así, un montón de hombres blancos amargados con complejos de superioridad que ni los mismísimos dioses les podrían quitar, eran gente con mentalidad tan cuadrada que solo podían compararse con una caja de metal impenetrable.

―Si todo eso falla, si de alguna forma la situación nos empieza a superar y si de alguna forma ustedes encuentran una manera de remediarlo, háganlo, tendrán mi autorización para hacerlo, pero si no siguen las ordenes y por culpa de ustedes soldados terminan muriendo entonces el peso de esta misión recaerá en ustedes y será su culpa. ―Las palabras de Martín eran duras, pero justas, haciéndolos recordar lo que Arkhamira les había dicho hacía tiempo durante el incidente de Neo Inglaterra.
―Pero si ustedes mueren por hacer las cosas fuera de las órdenes dadas entonces ¿de quien será la culpa? Exacto, mía por haberles dicho que se salieran del molde e hicieran lo que quisieran. ― Los muchachos pensaron un momento en las palabras del Sargento Martín, a diferencia de los demás adultos que solo pensaban en como utilizarlos él en verdad quería apoyarlos.

―Pero aún así ese imbécil no tiene ningún derecho de tratarnos así. ―Johnathan exigía respeto no solo para sí mismo, sino para sus amigos quienes más que ser compañeros eran su única y verdadera familia.

―Sé que están enojados, sé que quieren que se les respete, sé que quieren ser tratado como iguales y no como otro soldado cualquiera sin experiencia en batalla, sin ofender cadete. ―Pidió Martín a la joven Hayley quien respondió ladeando su cabeza.

*No estoy ofendida.* Expresó con sus manos, siendo traducida por su I.A asistente.

―Pero así es cómo funciona esto, ustedes reciben órdenes y las cumplen sin rechistar, este mundo está lleno de hombres como ellos que solo quieren soldados obedientes que sigan ordenes así, no quieren soldados, quieren robots que sigan sus órdenes. ¿Pero saben que es lo que yo digo con eso? ―Martín les preguntó en general observándolos a todos esperando la honesta respuesta de sus muchachos.

―Eh… ¿qué es sargento Martín? ―Interrogó Kiva inocentemente, con el genuino interés por saber la respuesta del sargento.

―¡Que Se Jodan! Por qué los mejores soldados no solo siguen ordenes como robots, los mejores soldados son los que toman decisiones para salvar millones de vidas inocentes. ―Martín sin duda era directo con lo que decía, sin guardarse nada de lo que él tuviera que decir, era un hombre como pocos que no le importaba que sonará pendenciero o transgresor, él siempre decía la verdad le doliera a quien le doliera.
―Yo vi de lo que son capaces y de lo que pueden hacer, este mundo está lleno de viejos amargados como ellos que solo quieren tener control pero también de jóvenes promesas como ustedes que no se rinden hasta completar sus objetivos. ―Decía con total honestidad hacia ellos confiando en que ellos lograrían conseguir una nueva victoria para la humanidad y para los caballeros de Athena.

―Pero ¿cómo vamos a hacer eso si no confían en nuestro potencial? ―Preguntó Mary hasta este punto todo el mundo parecía estar en sus contras, solo el sargento Martín y Arin estaban de sus lados pero él tenía una respuesta intrépida para ello.

― ¿Quieren sus respetos? Si quieren que los traten como guerreros, si de verdad desean que se les respeten y que los traten como sus iguales yo solo veo una cosa que pueden hacer. ―Dijo dándose la vuelta y apuntando hacia el Qliphoth, hacia su sombra, hacia donde el destino los llamaba para nuevamente dirigirse hacia la acción desmesurada de la batalla.
― ¿Quieren demostrarles a ese pendejo que no son cualquier tipo de soldados?
―Entonces salgan allá y demuéstrenle que con los Guardianes del Universo no se Jode y pateen tantos culos de espectros y poseídos como sea posible. ―Sus palabras no solo los inspiraban sino que les daban el empuje para ír hacia el enemigo cargando con fuerza, para destruir a todos los que se les interpusieran en frente, no solo para ganarse el respeto de un montón de amargados, sino para probarse a sí mismos que ellos eran los héroes que este universo necesitaba.
―Solo así los dejarán de tratar como cualquier soldado y los reconocerán como los héroes que este universo necesitan, ahora si ya terminamos de lamer nuestras heridas ¿por qué no les damos una muestra de lo que los guerreros más poderosos de esta galaxia son capaces de hacer?

― ¡Sí Sargento! ―Exclamaron todos al unisonó, listos para recibir órdenes de su estimado mayor a cargo.

―Bien, y recuerden tomen las decisiones que crean acertadas, pero solo si es completa y absolutamente necesario. ―Pedía encarecidamente, Martín sin duda era un hombre precavido, alguien que prefería asegurarse de que las cosas salieran bien antes de que comenzarán a lamentarse de lo que no se pudo haber hecho.
―Yo los respaldaré, pero traten de no avergonzarme allá afuera.

―Entendido sargento. ―Respondieron todos al unisonó, aceptando la confianza del Sargento, con el deseo de honrarla pronto.

―Martín, ya es hora. ―Habló el coronel apareciendo en escena con su fusil automático y sus subtenientes al lado, siguiéndole el paso, listos para para dar inicio de una buena vez a la misión.

―Bueno ya escucharon al hombre, ¡Allons-y et bottons les fesses! ― "Salgamos a patear culos" Exclamó tomando su rifle de plasma, listo para comenzar con la batalla.

Lugar: Campos de Neo Belfast.
Hora: 1:30 P.M.

Comienza la Misión

Oh, a storm is threat'ning.
My very life today, if I don't get some shelter.
Oh yeah, I'm gonna fade away!

War, children, it's just a shot away, it's just a shot away!
War, children, it's just a shot away, it's just a shot away!

Los vehículos se dirigían a toda prisa a la zona roja, donde los esperaba el conflictos, cargados de miles de soldados, tanto republicanos como de acero, cada uno listo para un combatre cercano y agresivo, esta batalla definiría hoy lo que se conocía como guerra santa, no solo los caballeros pelearían hoy no señor, hoy todo el ejército republicano de la zona iba a poner las botas en la tierra para acabar con esta criatura hecha de dios y abismo.
Los jóvenes caballeros se acercaban raudos, en uno de los convoyes de tropas, escuchando una canción en la radio del camión, Seinma creía haberla escuchado en un par de ocasiones, pero no rememoraba en donde, pero estaba seguro que lo había hecho en casa.

Por su lado Benjamín podía reconocer la melodía aunque era diferente, mucho más estriudente y trepidante, con algunas partes faltantes de la misma.
Pero le parecía un buen cover de la canción.

Ooh, see the fire is sweepin'.
My very street today, burns like a red coal carpet.
Mad bull lost its way

War, children, it's just a shot away, it's just a shot away
War, children, it's just a shot away, it's just a shot away

―Sargento Martín, apague esa mierda. ―Pedía uno de los marines que se encontraban en el mismo vehiculo que él, apenas podía soportar ese tipo de música, era ruidosa y estridente, no como los clásicos de la I.A. Más avanzada de la época.

―¡Silencio marine y aprecie uno de los mejores clásicos de la historia! ―Ordenó Martín mirando a su derecha por unos segundos antes de regresar su mirada hacia el frente sosteniendo el volante firmemente y reanudando la marcha hacia el Qliphoth,

―Mejor dispáreme en la cabeza si lo que quiere es que nos maten. ―Dijo el Soldado abriendo la ventanilla para evitar el ruido interno suprimiéndolo con el externo.

―A callar marine, ¿como van allá atrás muchachos? ― Preguntó mirando a la parte trasera del transporta tropas, donde sus muchachos y un equipo de 9 soldados los acompañaban en silencio.

―Mejor que en las naves eso es seguro. ―Habló la joven amazona de Águila con sus brazos cruzados, observando hacia la parte delantera del vehículo al respetable Sargento de marina.

―Por lo que veo no le gusta volar ¿verdad señorita Águila? ―Ella asintió levemente, Martín lo notó al observarla por el retrovisor del vehículo, ella sin duda le recordaba a dos chicas que había conocido hace tiempo cuando aún era un soldado de marina.
―¡Jah! Un águila que le teme al vuelo, jamás pensé que viviría para ver ese día. ―Mary sonrió debajo de su máscara, aunque en verdad no le agradaban las alturas y menos estar en una nave, estar en un vehículo de 6 ruedas era agradable, al menos no existía un peligro de que al salir sus pulmones se quedarán inmediatamente sin oxigeno.
―Creí escuchar anteriormente que su apellido es Arkhamira, dígame ¿es pariente de la señorita Elizabeth?

―¿La conoce? ―Interrogó Mary curiosa, casi nadie que no fuera del santuario hablaba de su Mentora. Más aún nadie que no la conociera bien diría su primer nombre tan perfectamente como Martín lo había hech, lo cual la sorprendió enormemente.

―¿Conocerla? Luché a su lado en la anterior guerra por este planeta, estuve en su escuadra a su cuidado, esa mujer nos salvó tantas veces el trasero que apenas puedo contarlas. ―Reconoció riendo por las memorias, no era para menos, si ella no hubiera estado allí cuando estaban arrinconados y contra la espada y la pared, tal vez él ya no estaría aquí.

―No lo sabía…―Murmuró Mary, desviando su mirada al suelo, a pesar de que ella la había entrenado y había pasado la mayor parte de su joven vida a su lado, apenas se percataba de lo poco que realmente conocía a su propia mentora.

―Es una heroína, ella y el señor Genki. ―Martín añadió llamando ahora la atención del caballero de Pegaso.

―¿Usted peleó al lado del Maestro Genki? ―Interrogó Seinma feliz de que su mentor también fuese reconocido por el ejercito al que estaban prestando sus servicios, más por el hombre que más los estaba apoyando en esos instantes.

―Casi, en esos tiempos los caballeros de Oro y Plata eran enviados a eliminar blancos prioritarios, nunca lo vi pelear era mucho más rápido que nosotros, pero serví con ellos cuando nos enviaron a combatir la guerra civil que ocurrió en esos años, al parecer todo fue por causa de generales rezagados de Ares que buscaban la resurrección de su señor o algo así, nunca lo entendí bien realmente. Pero dos fueron los que me recomendaron para estar al cargo de ustedes niños. ―Rememoraba esos tiempos como si hubiera sucedido ayer, sin lugar a dudas eran memorias sumamente grises donde la camaradería y la hermandad se mezclaban con el dolor, la muerte y la sangre de sus compañeros durante esos eternos días de guerra interminable.

―¡Genial! ―Dijo Kiva imaginándose todos esos escenarios donde el caballero de Libra y la amazona de la Gruya, famosos héroes de guerra lucharon al lado del prestigioso Martín.

―¿Es eso cierto Ben? ―Preguntó Seinma mirando a Benjamín quien hasta ese momento se encontraba tranquilo escuchando la música.

―¿Que? ―Preguntó el Cisne desviando su mirada hacia el caballero de Pegaso.

―¿Que hubo una guerra en este planeta comandado por los Generales de Ares? ―Volvió a preguntar el joven de ojos café, observando directamente a su compañero, el cual se veía distante y menos preocupado que sus demás compañeros de equipo.

―No lo sé, no había nacido aún en ese entonces…―Murmuró retornando sus ojos azules hacia el exterior del vehículo, donde la compuerta trasera se mantenía abierta para dejar que el ambiente se ventilara un poco.

―¿Bueno pero sabes más o menos por qué sucedió? ―Interrogó El caballero del caballo menor interesado en el tema de la historia bélica de este planeta.

―Tengo entendido que cuando las naves colonizadoras llegaron hubo una disputa por territorios, el gobierno Ruso trató de imponerse ante los demás países y colonos para tomar más territorios e imponer políticas socialistas, le llamaron el segundo renacimiento de la Unión Soviética o algo así… ― Comentó rememorando perfectamente la historia de este planeta en específico, pero prefería evitar los detalles porque al igual que el inicio de dicho conflicto, todo se resumía a que un montón de idiotas querían tener la razón controlando los recursos de un planeta para establecer un nuevo sistema político/económico, pero al no conseguirlo y al no convencer a nadie comenzaron una guerra para imponer sus ideas en las mentes de todos, fracasando en el intento y perdiendo la enorme mayoría de dichos recursos.
―Los otros colonos no estuvieron de acuerdo y por eso comenzó la guerra civil, los que no querían vivir en una dictadura socialista y los que Querían tener un estilo más liberal y capitalista. ―Añadió pensando en todas las vidas inocentes que se habían perdido durante ese conflicto solo por que un par de hombres poderosos querían tener más que los demás.

―Oh… ¿y quiénes eran los buenos? ―Interrogó Seinma inocentemente, creyendo que los Libertarios por ser

―¿A quién mierda le importa? Solo sé que el planeta se separó en 2 lados: Los imbéciles del movimiento: Aliados Socialistas del Este que impusieron sus ideas Comunistas y convirtieron su lado en una fosa séptica donde todos son "iguales", pero unos son más iguales que otros, estupidizados y sometidos a la fuerza. ―No bromeaba con esa parte, una vez fue a visitar esa parte del planeta, lo único que pudo ver fue que la pobreza abundaba en las calles, los protestantes eran silenciados por la "Policía Militar" y los que se regocijaban de las riquezas del planeta eran los que tenían conexiones con el ejercito o con el gobierno.
―Y los bastardos Libertarios del Oeste que impusieron sus normas Super Capitalistas para que los pobres se hicieran más pobres y los ricos se hicieran más ricos esclavizando a la clase baja con trabajos mal pagados y de alto riesgo, básicamente volvieron a las raíces de un problema que ya se había solucionado. ―El podía rememorar mejor eso por qué él vivió allí con su familia, siendo de la clase alta privilegiada, pero al ser exiliado pudo ver la realidad que muchos vivían.

La clase media sobrevivía gracias a romperse el lomo día a día en trabajos miserables que consumían el alma de los trabajadores, en empleos sin un futuro fijo donde cualquiera podía caer fácilmente de la gracia a la pobreza, mientras que los de la clase baja sobrevivían con lo poco, pero cuando decía que vivían esclavizados no bromeaba, podía ver aún las fabricas de metales, los probes obreros que vivían de lo poco que les pagaban.
Apenas tenían para poner comida en la mesa, algunos de ellos no tenían electricidad, internet, agua o algo tan sencillo como una cama.
Las ideologías llevadas al extremo eran lo que hacían de Ío un infierno helado y sin futuro, donde los sueños iban a morir si no se nacía en una familia como la suya… Aunque en verdad, Benjamín prefería mil veces vivir en la calle, que en la austeridad, donde el yugo paternal era el pan de cada día para él y sus hermanos.

―En resumen no hay buenos ni malos, solo tarados con poder y gente explotada. ―Añadió Johnathan, pensando que ÍO no era tan diferente a otros países menos afortunados en Ninbus, podía contar al menos unos cuentos donde la calidad de vida era paupérrima y donde la cantidad de créditos que ofrecía una empresa no eran suficientes para tener una vida decente.

―Exacto. ―Asintió Benjamín, queriendo alejarse de los problemas políticos y económicos, estaban aquí para matar espectros y eso era lo único de lo que tenían que preocuparse por ahora.

―Oh… ¿y de que lado estamos? ―Interrogó Kiva genuinamente preocupado por las implicaciones que toda la marea de información recibida tenía.

*Del lado que decidió alejarse de estas peleas sin sentido y tratar de construir una civilización después de la guerra de ideologías.* Habló alguien a en sus comunicadores, causando que todos se sorprendieran, creían que las comunicaciones estaban cerradas para todos los demás equipos.

Rape, murder!
It's just a shot away, it's just a shot away!
It's just a shot away, it's just a shot away!
It's just a shot away, it's just a shot away!

Look out!
Heyyy, Ohhhh!
It's just a shot away! It's just a shot away!
Heyyy, Ohhhh!
It's just a shot away! It's just a shot away!
Heyyy, Ohhhh!
It's just a shot away! It's just a shot away!

―¿Eh? ¿Arin? ―Preguntó el caballero Pegaso ajustando su comunicador para escuchar mejor la voz al otro lado de la señal.

*Sí, soy yo estoy en el Falcon 903.* Habló ella en una de las naves que volaba más bajo, allí estaba se encontraba, saludando al escuadrón desde una de las compuertas abiertas, junto a ella se encontraban los demás compañeros de su equipo y con ellos un gran arsenal de armas listas para el combate.
*¡Hola!* Dijo con una de sus manos alzadas moviéndola de un lado a otro para todos los presentes.

―¡Ey! ―Seinma alzó su mano al igual que Danny, Shinryū y Kiva para saludar a la soldado, mientras que los demás solo hicieron un gesto leve.

―¡Nosotros les vamos a suministrar apoyo, aéreo y en tierra, vamos a estar apoyándolos a nuestro 100%!―Exclamó dejando de lado los comunicadores, sin duda ella quería ser parte de esta misión así como el consecuente logro que sería la victoria, iban a destruír a esos espectros justo como Seinma se lo había prometido tiempo atrás.
―¡Los seguiremos hasta el infierno guardianes! ―Finalizó comenzando a ascender junto a la nave de transporte que los llevaba.

―¡Gracias Kelly! ―Seinma dijo feliz de que ella estuviera dispuesta a ír aún más profundo en esta batalla, no conocía a profundidad sus razones pero sin duda ella se había ganado su respeto. Juntos iban a destruir este árbol.

*Sargento Martín, aquí Falcon 793, tenemos un problema* Una transmisión de un nuevo transporte de tropas se hizo presente, llamando la atención única y exclusivamente del Sargento a cargo.

―¿Que sucede Falcon 793? ―Interrogó posando sus dedos medio e índice sobre el comunicador de su oído derecho.

*Hay una obstrucción Adelante, repito una obstrucción adelante.* Dijo el piloto de dicha nave, la más adelantada del escuadrón, obligando al sargento a prestar aún más atención al camino para ver de que rayos se trataba.

―¿De que tipo? ―Preguntó el Sargento arqueando una de sus cejas, tratando de localizar lo que se suponía que debía estar observando.

*Civil.* La palabra no fue lo que los sorprendió fue que varios metros más adelante en efecto se encontraba un acampado lleno de personas sin armas y sin equipo militar, solo ellos además de pancartas que a esta distancia era imposible discernir que era lo que decían

―¿Que caraj…?―Preguntó John tratando de ver lo mismo que la nave y el Sargento decían, acercándose al espacio del conductor para observar la obstrucción.

―¿Civiles? Creí que todos habían sido evacuados. ―Murmuró Seinma consternado, esto sin duda podría dificultar enormemente la misión.

―Yo también. ―Comentó Mary tratando de verlo mismo que los demás.

Al irse acercando más y más podían apreciar lo que ocurría, parecía un conglomerado de gente que se había reunido en las cercanías para protestar por algo, que mientras más se iban acercando menor era el entendimiento de lo que estaban protestando.

Al detenerse los muchachos fueron descendiendo del vehículo, observando en panorama, habían muchas personas presentes, tantas que apenas podían comprender como todas esas personas habían logrado escabullirse de los puestos de avanzada que impedían el paso a cualquier personal civil o no combatiente, al bajar de los vehículos pudieron percatarse de que muchos de ellos , podían contar al menos unas 90 personas, lo cual hacía que los caballeros se preguntarán como rayos fue que tantos lograron colarse a este lugar.

―Ey, ¿que pasa aquí? Esta Zona está restringida, ¡Aléjense! ―Exclamó el coronel Romanov tratando de disipar la turba.

―Deténganse ahora mismo, ¡ustedes no saben lo que hacen! ―Una mujer quien creían que era la líder de este conglomerado exclamó a los soldados, tratando de detener el avance hacia el Qliphoth.

―Que demo… ¿por qué hay civiles aquí, no se suponía que la zona Roja y oscura estaban libres de personal no autorizado? ―Preguntó uno de los soldados republicanos, completamente anonadado por la cantidad de personas presentes en el lugar.

―Esa es una excelente pregunta…―Respondió su compañero, quien a su vez trató de contener a las personas presentes en el lugar.

―¡Retírense en este instante, esta zona no es segura para civiles, por favor evacuen el área de inmediato! ―Exclamó otro de los soldados intentando avanzar pero las personas frente a él se lo impidieron empujándolo lejos para que no interviniera en su manifestación.
―¡Repito, esta zona no es segura para civiles, por favor evacuen el área de inmediato! ― Todas las unidades combatientes descendieron de sus vehículos, intentando poner a las personas en los vehículos blindados para llevarlos a un lugar seguro.

Lejos del Campo de batalla que pronto se convertiría toda esta zona, aunque al acercarse pudieron ver a detalle lo que decían sus pancartas y letreros, "No al exterminio de los emisarios"

El solo hecho de leer esas palabras hizo que los jóvenes caballeros vieron con extrañeza a los manifestantes, esperaban que esto no se tratará de lo que ellos ya se imaginaban, pues si resultaba que estaban defendiendo a los Qliphoth entonces tendrían aún más problemas el día de hoy.

―¿Como carajo lograron pasar por las círculos controlados? ― Interrogó Martín a uno de los soldados de acero presentes, quienes se mostraban igual de consternados que el Sargento.

―Es un área grande, de algún lugar debieron haber salido… aunque no entiendo como es que son tantos. ―Dijo uno de ellos analizando la situación, sin duda esto era algo que no les agradaba en lo más mínimo, ahora tenían una situación de Civiles por la que preocuparse y no tenían tiempo para ello.

―¡Salgan de la zona ya! ―Otro de los soldados republicanos exigía, todas las personas conglomeradas allí no parecían querer escuchar, comenzando a insultar y a vociferar su desprecio hacia el ejercito como el intento de destruir a los Qliphoth.

―¡No, ustedes no comprenden! ¡No tienen ni idea de lo que está pasando aquí! ―La aparente líder una mujer mayor a los 37 años con lentes, rubia y con el lado derecho de su cabello totalmente rapado exclamó haciéndose notar por todos los presentes.
―Estos seres hermosos e imperecederos fueron creados bajo la mano divina de la madre Gea, árboles como los que hablaban las viejas profecías de nuestros antepasados, cuando la tierra aún seguía siendo pura de la peste y contaminación de la cruel mano humana. ―Las palabras de la mujer, más que ser un intento de convencerlos de que eran la verdad absoluta, los preocupaban, que rayos se habían método para creer que esas cosas eran heraldos de la madre Gaia o como sea que ella lo había pronunciado.

―¿Qué chingados dices? ― Preguntó el Sargento Martín incrédulo de lo que sus oídos estaban escuchando.

―Sí, estos seres son el castigo merecido de la humanidad, son el juicio divino de la diosa madre tierra, señora del cosmos y las estrellas. ¡Ustedes quieren asesinarlos como lo hacen con todo lo que tocan, cerdos imperialistas y repugnantes, ustedes están dañando seres omnipotentes que solo quiere curar al universo de la plaga humana en expansión! ―Lo decía con tanta pasión y seguridad, como alguien que había sido engañado por una secta, pronunciando palabras que eran todo menos grandilocuentes, producto de una fe errada en ideologías que no tenían pies ni cabeza.

―¡Sí, lárguense de aquí no los queremos aquí! ―Exclamó otra de las mujeres, mucho más joven y con el cabello teñido de rojo.

―¡Jodanse, fascistas de mierda! ―Exclamó otro de los hombres presentes, lanzándoles una roca a los soldados, quienes logaron esquivarla por muy pocos centímetros.

―¡Quieren matar a nuestros niños, envenenando sus mentes con ideologías machistas y retrogradas! ―Lo que más preocupaba de todo el asunto es que de alguna forma habían logrado traer niños aquí, algunos no mayores a los caballeros Atenienses y otros que apenas tenían unos cuantos meses de haber llegado al mundo.

―No se equivocan del todo… pero en verdad no saben lo que hacen. ―Murmuró Danny consternada, debían hacer algo para sacarlos de este lugar o todo este espacio se convertiría en un baño de sangre.

―Más bien, no saben lo que dicen…―Susurró John cruzado de brazos.

―Muy bien suficiente de esto, si no se retiran por las buenas lo harán a las malas. ―El coronel Romanov amenazó, observando a la turba, esto dificultaría todos los procesos que debían efectuarse ese día y no tenían tiempo para estas estupideces.

―Ajá, claro, como siempre los cerdos racistas quieren arrebatarnos nuestra libertad de expresión, ustedes no son más que turulatos, aprensivos y retrogradas que se aprovechan de los más débiles. ―La líder del movimiento exclamó, como si ella fuese una verdadera líder política que buscaba un cambio en la sociedad, lo malo era que susi ideas estaban apostadas del lado incorrecto de este conflicto entre dioses y humanos.

―Miren, esos son... ¡son niños, están usando niños para perpetuar sus guerras! ―Una de las chicas, apuntó hacia los jóvenes caballeros, quienes sorprendidos miraron hacia esa dirección, apreciando como los señalaban como si fueran bichos raros o especímenes que habían escapado de un zoológico.
―Fascistas, ¡FAS-CIS-TAS! ―Con sus gritos más y más personas se les unieron, alzando sus voces en una sola gritando Fascistas hacia los soldados republicanos, quienes trataban de contener a todas estas personas.

Sin duda la situación podía salirse de control en cualquier instante, necesitaban algo para detener un conflicto innecesario entre los civiles y los soldados republicanos.

―Esto se está saliendo de control Coronel… ¿que hacemos? ―Interrogó su segundo al mando tratando de evitar que la situación se saliera de control.

―Se ven hambrientos, comiencen a cargar las torretas de plasma, vamos a darles fuego para comer. ―Dijo el coronel, con toda la intención de que si estos idiotas no se movían los moverían a la fuerza, aunque tuvieran que matarlos a todos.

―Ey, no vamos a matar civiles, no son amenazas como los espectros solo son idiotas. ―Martín lo escuchó justo a tiempo, antes de que ellos hicieran una maldita locura.

―Y están retrasando nuestra misión…―Comentó fríamente, observando al Sargento Martín con molestia, no necesitaba que ahora el Sargento Marín estuviera de insolente.

―Carajo Romanov, no podemos matarlos, tienen niños. ―Exclamó reprendiendo al coronel, a pesar de su posición en el ejercito no tenía ningún derecho en matar civiles no armados, era una violación a las leyes de protección a civiles en tiempos de guerra, nadie de los presentes quería convertirse en asesinos y menos de personas no armadas. Sería una monstruosidad.

―Nosotros también. ―Dijo refiriéndose a los jóvenes caballeros Atenienses.

Sin duda este podría ser el momento en el que algo terriblemente mal podría ocurrir, algo que sin duda podría causar la muerte de miles de inocentes si no se intervenía de inmediato, todos los Guardianes lo sabían, debían hacer algo para evitarlo, lo que fuera.
Por ello Seinma fue el primero en poner un pie en frente, para tratar de solventar toda esta situación.

―¡Ey calma, calma! ¡Tranquilos todos! ―Pedía El Caballero Pegaso alzando sus manos hacia ellos tratando de hacerse notar y calmar la situación.
―No hay por qué pelear, esto no es lo que parece, todos están malinterpretando la situación. ―Pedía el joven caballero de Pegaso, intentando que los manifestantes le prestarán atención, tratando de calmar la ira que se generaba, alrededor de toda la situación.

―¡Sí díselos muchacho! ―Exclamó la mujer, creyendo que hablaba de los Soldados.

―Ey, hablo de ustedes, no saben lo que son esas cosas en realidad, no son seres divinos… o bueno, lo son, pero no son lo que creen no realmente, esas cosas son peligrosas y debemos destruirlas por el bien de ustedes. ―Seinma decía con la esperanza de que ellos comprendieran, aunque en parte ellos tenían razón en que eran seres divinos, lo que buscaban no era proteger la vida, todo lo contrario, querían exterminarla de todo el universo.

―Ese tonto…―El coronel murmuró caminando hacia su dirección, estaba a punto de reprenderlo por revelar información secreta a personas como esas además de mostrarse públicamente ante ellos, algo que un caballero de Athena tenía estrictamente prohibido, pero Martín lo Detuvo en el instante.

―Espera, deja que hable el chico. ―Pidió esperando que Seinma logrará cambiar el parecer de todas esas personas, confiaba en que el muchacho pudiera hacer que todas las personas presentes se retirarán, ellos debían saber más sobre los Qliphoth para evitar apoyar causas perdidas.

―¿Estás defendiendo el exterminio de los emisarios de Gea? ―Preguntó La mujer, sorprendida y cambiando su expresión a una furiosa por lo que el chico les decía.

―No son emisarios de Gea, son Qliphoth's, árboles de la muerte que se alimentan de vida, no solo humana, animal, vegetal, ellos matan y devoran todo a su paso, créanme, son un peligro no solo para la raza humana sino para el mundo entero. ―Dijo esperando a que sus palabras hicieran clic en sus mentes, este no era un salvador, era un ser nacido del sufrimiento y la muerte, una entidad que devoraba vida y la convertía en energía para mantener la barrera que los protegía de ser aniquilados.

―Sein tiene razón, estos árboles son todo menos seres puros, ellos fueron hechos en base a la sangre de miles de personas inocentes y de su dolor, estos seres buscan traer un infierno a los planetas que han invadido y causar la extinción universal de toda vida. ―Danny habló apoyando la noción de su compañero, esos seres que consumían y asesinaban todo lo que estuviera a su alcance eran todo menos salvadores o heraldos y si lo eran solo podían ser los del Apocalipsis,

―Eso no es verdad, ¿como pueden tratar de asesinar seres que sienten y sangran? Nosotros vimos los videos, ese árbol gritaba y sangraba, pedía por su vida, ¿como se atreven a querer asesinar a un ser que ruega por su vida de esa forma? ―Ella habló haciendo que una de sus compañeras sacará su teléfono celular, mostrando las imágenes que aparecieron publicas en los noticieros, mostrando el Llanto del Qliphoth al ser asesinado, mientras que otra de ellas comenzaba a grabar a los jóvenes quienes trataron de ocultar sus rostros, no querían que sus identidades fueran reveladas a nadie.

Los estaban poniendo contra la pared, era verdad los Qliphoth Sangraban y chillaban de dolor, pero aunque sonará cruel, esos seres solo traían muerte y destrucción a su paso, creaban aún más dolor y desesperanza y mientras este siguiera en pie, el planeta seguiría sufriendo hasta que toda la vida fuese totalmente obliterada, por eso estaban allí, para evitar que eso sucediera.

―Sé como se escucha, pero no pueden creer que esas cosas son salvadores, son todo lo contrario, los matarán a ustedes y a todos los que aman, en especial por qué están bajo la protección de espectros y miles de poseídos y los abemos por qué… nosotros lo vimos. ―Seinma decía aún rememorando lo vivido en el bosque de Recclaimer, como miles de soldados habían sido ejecutados, como millones se habían perdido y aún podían rememorar aquellos seres, antiguamente humanos, que trataron de devorarlo a él, a Mary y a todos sus compañeros.
―Nosotros destruirnos el Primer Qliphoth… ―Su respuesta sorprendió a todos a su alrededor, pero más que sorprenderlos los hizo enfurecer, comenzando a atacar verbalmente al caballero y a sus amigos.

―No puede ser, niños ustedes han sido seducidos por esos cerdos para matar a nuestros salvadores. ―Decía incrédula, furiosa y decepcionada, observando con repudio al joven que trataba de protegerla a ella y a sus seguidores de una muerte segura a manos de estos seres diabólicos.
―Los han corrompido y pervertido con esas armaduras para tenerlos bajo sus controles y seguir sus órdenes sin ponerse a pensar en el daño que le hacen a nuestras madres, pero no se preocupen, estamos aquí para salvarlos. ―Ella les decía como si en verdad hubiesen sido convertidos en armas vivientes, tratados como menos que carne, eso no era verdad, estaban aquí para salvar al universo, para protegerlos a ellos, pero aún así esa era la verdad que ellos en su inocencia o terquedad creían a capa y espada.

―¡No nos callarán, nunca callarán nuestras voces, ustedes no seguirán dañando a nuestra juventud, libertad de expresión¡ ―La seguidora que sostenía el Teléfono y que los garbaba gritó con ira, desembocando en que la turba exclamará nuevamente en una sola voz.

―No, no, lo tienen todo mal no pueden… ¡Escúchenos! ―Rogaba el caballero Pegaso tratando de ser escuchado, pero ahora, nadie quería hacerlo, gritando una y otra vez en una sola voz de desentendimiento e ignorancia.

―Su plan B falló Martín, ¡soldados! ―Exclamó el Coronel, dando la orden de ir preparando las torretas de plasma para hacer que todos los presentes se largaran de una vez.

―¡Maldita sea, no vamos a matar civiles Romanov! ―Exclamó Martín deteniéndolo, aunque Seinma no hubiera logrado detenerlos, debía existir otra forma de hacer esto, más que matar a todos los que se encontraban allí.

―¿Te vas a interponer tu también? ―Preguntó el coronel furioso de que nuevamente lo estuvieron deteniendo, ya habían perdido suficiente tiempo, era hora de actuar.

―¡No carajo, pero no te voy a permitir hacer esto, va en contra del tratado de protección planetaria y civil! ―Advirtió dejándole muy en claro que si hacía esto podría poner en peligro no solo toda la operación, sino al propio ejército que el Titán Comandaba, siendo que ellos se estaban encargando de toda esta campaña en contra de los Qliphoth, así como también ponía en peligro a sus guardianes y al santuario.

―Si estás poniendo tu rango por encima del mío te aseguro que tu tienes todas las de perder, Martín. ―Dijo con todas las intenciones de llevar esto a una corte marcial, para que el Sargento fuese destituido de su cargo y rango y ser arrojado a la peor prisión militar que estuviera en su conocimiento.

―¿Ah sí? Pues te recuerdo que estás bajo órdenes de la U.R.E. Y te recuerdo que aquí el personal militar del Titán de Acero tiene mayor rango y no quieres ver quien cae por su propio peso. ―Advirtió el Sargento dejándole claro que proseguir no solo sería una penalización para él, sino para todos los presentes y el principal culpable que caería en una celda sería él y todos sus sub alternos.

―Sabía que no podía confiar en un estúpido franchute como tu. ―Murmuró empujándolo, ya estaba harto de él y de su actitud.

―Soy de Argelia y si vas a decir lo que creo que me vas a decir dilo, pero con huevos, "¡putain de communiste de merde!" ― *Maldito commie de mierda.* Exclamó, si no fuera por el profesionalismo sin duda le hubiera dado un buen golpe en la cara, esa no era forma de tratar a un compañero, oficial o a una persona en general, y si tenía otro insulto guardado en torno a su color de piel, sin duda dejaría de lado el profesionalismo y le partiría la cara llí y en ese momento.

―Esto se está saliendo de control Sein, ¿que hacemos? ―Interrogó Danny insegura de que hacer, por un lado tenían una turba furiosa que no quería escuchar, por el otro sus comandantes estaban peleando, midiendo sus rangos para evitar o causar una catástrofe mayor, y ellos estaban en medio tratando de que las cosas no se fueran al caño.

Sin duda esta era una situación de peligro muy delicada, tan delicada que si alguien o algo causará aún más conmoción sin duda haría que miles sufrieran, ese sería el peor escenario posible, uno en el que todos saldrían afectados y ni uno saldría impune.
Seinma intentó pensar… pensar en una solución, hasta que sintió un poderoso escalofrío apoderándose de su cuerpo, al mismo tiempo que una larga y oscura sombra se cernía ante él.

―Sí niño… ¿qué haremos…?―Preguntó la voz de un hombre a sus espaldas, lo que ocasionó que el caballero Pegaso temiera no solo por la vida de los presentes, sino de sus propios compañeros.

Ohhh, the floods is threat'ning, my very life today gimme, gimme shelter!
Or I'm gonna fade away!
War, children, it's just a shot away, it's just a shot away!
It's just a shot away It's just a shot away
War, children, it's just a shot away, it's just a shot away!
War, children, it's just a shot away, it's just a shot away!

El caballero de Pegaso sintió que el escalofrío que sintió anteriormente, se extendía a su columna vertebral, comenzando a voltearse lentamente, para observar a quien se encontraba a sus espaldas, era tan alto como el sargento Martín sino que más, de un cabello plateado que caía grácilmente en los bordes del cuello de su armadura oscura, sus ojos rojos que daban una sensación demoniaca y demencial.

Aunque lo peor por lejos eran las alas de su Sapuri, tan grandes como el propio cuerpo del caballero de Bronce, que casi podían cubrir el brillo del sol con su presencia, era tan imponente y aterrador que todas las alarmas de su cuerpo gritaban por salir corriendo por abandonar este lugar, pues el aura maligna que su cuerpo desprendía era tan denso, tan abrumador que la hierva parecía morir ante su larga y pesada sombra, el hombre lo observaba detenidamente, con una sonrisa arrogante, casi como si le dijera: "Vamos inténtalo, te reto."

Sabiendo que cualquier acción que él o sus amigos hicieran sería en vano, el miedo comenzó a apoderarse de cada uno, sintiendo un escalofrío apabullante que recorrió sus cuerpos por completo, llegando a alojarse en sus médulas espinales.
El cosmos de este ser no solo era siniestro, era con una enorme diferencia más grande que el de todos ellos juntos.

―Vaya, vaya, ¿que tenemos aquí? Ustedes deben ser los famosos Guardianes del Universo de los que tanto he escuchado. ―Dijo el Espectro replegando sus alas, no entendían de donde había salido, sencillamente apareció a espaldas de Seinma como si se hubiera tratado de un verdadero fantasma, incluso las propias cadenas de Andrómeda habían fallado en detectarlo a tiempo reaccionando agresivamente aunque al instante se detuvieron en atacar, reconociendo que no podrían hacer nada en su contra.
―Permítanme presentarme, mi nombre es Talon de Grifo Estrella Divina de la Nobleza, pero ustedes pueden llamarme: el Maestro de las Marionetas. ―Dijo alzando su mano, haciendo una reverencia y haciendo un ademán pasando su mano de derecha a izquierda, tratando de parecer un caballero de tiempos muy antiguos, un gesto que parecería gracioso de no ser por que quien lo hacía era alguien que sin duda podía despedazarlos con un movimiento de sus manos.
―Oh, ¿que pasa? ¿Mi entrada fue demasiado repentina? Je jeh. ―Reía observando como todos los presentes solo lo observaban, preparando sus armas, pero aunque tratarán de contratacar sabían que sería inútil, ese hombre había paralizado solo con su presencia a los seres más poderosos presentes en su ejército.

*¿Que pasa? Por alguna razón no puedo moverme… siento como si mi cuerpo estuviera totalmente paralizado. * Murmuró tratando de hacer algo, incluso ponerse en posición de defensa, pero nada le respondía y no era por el miedo, algo más estaba interfiriendo con lo que él deseaba y sus acciones actuales, pero no entendía que era o como estaba sucediendo esto, al mover sus ojos solo pudo percatarse de que sus compañeros tampoco podían hacer nada todos estaban paralizados.
*Mis amigos, tampoco se pueden mover… ¿qué sucede? ¿Como no lo vimos venir? A demás…* Murmuró observando detenidamente al hombre, el cual seguía manteniendo su mano levantada, la cual ostentaba un cosmos oscuro que doblegaba el suyo.
*¿Que es ese abrumador cosmos que siento de él? ¿Es que acaso… ese abrumador poder es el de un juez del inframundo? * Se preguntó tratando de encontrar sentido a lo que estaba ocurriendo y sintiendo.

―Oh descuida, debe ser el poder de mis hilos… déjame liberarlos. ―Dijo haciendo otro ademán con su mano, para que finalmente los cuerpos de los caballeros fuesen liberados de sus garras.

―Ahhhh… ¡Ahhh…!―El Pegaso sintió un alivio repentino, no se había percatado por estar en shock, pero después de que hizo dicha acción, sintió un respiro de libertad, casi se sintió como si hubiera tenido la presión de algo muy pesado sobre sus hombros y este de un instante al siguiente se hubiera desvanecido en el viento.

―¿Je jeh, aún no pueden hablar? Pero que adorable. ―Interrogó riendo levemente casi como si todo esto se tratará de un juego, uno vil y perverso en el que ahora ellos eran parte de.
―Seré honesto con ustedes, hicieron un enorme alboroto en el inframundo con ese Qliphoth que destruyeron, pero les diré que, les daré una oportunidad de redimirse y disculparse con el señor hades en persona, solo deben arrodillarse ante mí y besar mis pies. ―Comenzó a decir alzando sus brazos a sus lados, pareciendo alguna clase de mesías o adalid de la salvación, buscando persuadir a los jóvenes caballeros en humillarse ante él.
―Les prometo que no los mataré y a cambio les permitiré servir en mi legión como hermosas y adorables marionetas. ―Hablaba con gran elocuencia y enormes ademanes, como si de alguna forma retorcida se tratará de un presentador, un maestro de ceremonias macabro que buscaba la rendición absoluta de sus enemigos para hacer de ellos lo que le plazca.

Ellos conocían lo ruines y malignos que en verdad eran los espectros, lo poderosos y feroces que podían ser, la brutalidad de la que eran capaces, las cosas horribles que podían llegar a hacer, ellos no eran humanos, eran monstruos con piel de hombre, bestias salidas de los fosos más recónditos y oscuros del infierno que se alimentaban del dolor humano.
En sí no había mucha diferencia con los Qliphoth, excepto que ellos podían tomar con sus manos la vida de cientos sino miles de inocentes, solo por que quería y podían hacerlo.

No se iban a rendir, pero esto estaba lejos de sus niveles actuales como caballeros Atenienses.

―N-n-n-nu-nunca…―Dijo Seinma manteniéndose firme, estaba aterrorizado, pero no dejaría que ese malnacido se saliera con la suya.

―Oh… pero parece que ya se están meando del miedo, esta es una oportunidad excelente para evitar una muerte horrible y dolorosa, créanme si yo hubiera querido les hubiera roto el cuello a todos ustedes de un solo movimiento de mis dedos. ―Decía acercándose peligrosamente al caballero del corcel alado, demostrando nuevamente su supremacía y su poder contra el joven santo de Pegaso.
―Solo arrodíllense y besen, mis, pies. ―Habló acercando su rostro al santo de bronce, sonriendo arrogantemente, como un verdadero desquiciado.

―Oye, oye te estoy hablando, ¿quién te crees que eres? ―Talon escuchó una voz a sus espaldas, captando su curiosidad, era la misma mujer de antes que ahora le exigía que la notará.
―¿Eres otro de esos fascistas? ―Interrogó histérica, como si ella pudiera hacer algo en su contra, al mismo tiempo que muchas de las chicas que aún filmaban se sentían igual de atemorizadas que los caballeros de broce, acosados por este ser malévolo.

―Huh… bueno, ¿qué dicen niños? ¿Quién quiere arrodillarse ante papá Talon, serás tú caballero Pegaso? ¿O tal vez tu caballero Fénix? Ohhhh… ¿pero que tenemos aquí? ―Interrogó fijando su atención en Mary, quien al instante se vió presa de un pánico muy humano, al tener la mirada de ese ser sobre ella.
―Una linda y hermosa pajarita, sin duda podría hacer una hermosa marioneta contigo, sí, con esas curvas y esas facciones tan definidas tuyas me servirías bien como un buen entretenimiento nocturno si sabes a lo que me refiero, ja ja ja, descuida te trataré bien y seré gentil. ―Le decía acercándose lentamente a ella, analizándola de pies a cabeza, sin duda las bendiciones genéticas habían hecho una hermosura con esta chica, pero antes de si quiera poner un dedo encima de ella Seinma se interpuso frente a él y Mary.

―¡Aléjate de Mary…!―Exclamó a punto de lanzar un golpe, no estaba seguro de que funcionaría o de que conseguiría hacer algo, pero por dios que se sentiría bien rompiéndole la nariz a ese bastardo pretencioso.

―Ohhh, ¿acaso toqué una fibra sensible? Tranquilos, los cuidaré bien, solo se tienen que arrodillar ante mí y…

―Te estoy hablando maldito pervertido de cagada. ―Exclamó nuevamente la mujer lanzándole una roca, obligando a Talon a dedicar su mirada nuevamente a la humana que exigía su atención, como si eso en verdad consiguiera algo.
―¡No puedes tratarlos así, son niños, eres un desgraciado, un pedófilo y un jodido machista, me das asco, te vas a arrepentir por siempre de tus desagradables palabras fascista de mierda! ―Exclamó nuevamente lanzándole nuevamente otra roca, además de tratar de patear su rodilla, cosa que evidentemente no funcionó.

―¿Te importaría? Estoy hablando aquí, basura. ―Dijo tratando de no darle más atención, enfocándose de nuevo en los jóvenes caballeros delante de él.
―Muy bien, ¿en que estábamos? ―Preguntó ansioso de ver cuan valiente era el caballero de Pegaso en realidad.

―¡Tu eres una basura, maldito, pedófilo de mierda! ― Exclamaba fúrica la mujer, golpeándolo con uno de los carteles, en un intento de hacer algo, incluso hacer que se largará, como si sus gritos o sus golpes en verdad pudieran perjudicar a alguien que tenía la ventaja, no solo en fuerza sino que en poder.
―¡Abusador, misógino, pervertido, maltratador, ojalá maten a tu ma…―Ella trató de decir, pero el brazo del Grifón se interpuso ante ella sujetándola fuertemente del cuello, alzándola a su nivel para que lo viera a los ojos.

―Dije… Estoy. Hablando. Aquí. ―Con eso, el espectro no tuvo más inconvenientes en girar su muñeca y con esa simple acción romperle el cuello a la mujer, fácil, rápido y sencillo, sin más dejando que su cuerpo callera inerte en el suelo.

―¡NO! ―Exclamó Seinma observando con horror como esa mujer que pretendía interponerse entre ellos y el horror que era el Qliphoth siendo asesinada frente a sus ojos, sin que él o sus amigos hubieran sido capaces de detenerlo.

Este evento causó una reacción en cadena, que provocó que todos los civiles que pretendían defender al Árbol gritarán de terror al ver como una mujer que solo quería hacer el bien, ahora se encontraba totalmente inmóvil, tratada como basura, asesinada cruelmente por alguien que tenía el poder para masacrar a todos los presentes sin tantos problemas.

Algunos comenzaron a correr y otros se mantuvieron en sus lugares, paralizados por el miedo que se acrecentaba, sin duda se habían metido con algo que en verdad no entendían ni comprenden en su inmensa y horrida magnitud.

―Ahhh, ahora me acaban de arruinar el momento con sus molestos gritos, permítanme un segundo para deshacerme de las molestias. ―Dijo Talon alzando su brazo con la intención de terminar con la vida de todos los civiles presentes para continuar con su monologo.

―¡No, espera! ―El caballero Pegaso exclamó intentando llamar su atención para evitar que completará su cometido, sin duda iba a asesinarlos, este hombre en verdad podía convertir a todos los presentes en montones de carne sanguinolentos y mutilados, pero no podían permitir que lo hicierá.
―Espera, esto es entre ustedes y nosotros, dejen a estas personas en paz. ―Ordenó, apretando fuertemente sus puños, no tenían por qué llevar una guerra de dos bandos que luchaban por diferentes dioses a personas que no tenían nada que ver con este conflicto.

―Ummm, pero si hace unos momentos los habían llamado Fascistas y los habían abucheados, ¿por qué querrías proteger a esta basura inmunda? ―Interrogó el Juez del inframundo completamente confundido, si fuera por él, todos y absolutamente todos los presentes ya estarían muertos.

―Porque… es nuestro deber, como caballeros de Athena. ―Dijo como si eso en verdad significara algo para los Espectros, ellos no conocían la compasión, solo la muerte y la destrucción, ellos no entendían de nada más… o eso parecía.

―¿Oh? Ya veo…―Sin duda sería fácil asesinarlos, demasiado, no habría nada de divertido en ellos, no… él no quería quela diversión se terminará tan rápido, podía hacerlo interpretar su obra maestra, pero sería más divertido verlos luchar por las vidas de estas personas, desesperados por salvarlos, hasta ver como dichas esperanzas se desvanecieran poco a poco hasta que fuese hora de ellos de sufrir.
―¿Sabes? Sería muy aburrido matarlos a ustedes aquí y ahora junto con todas estas basuras, así que juguemos algo. ―Habló abriendo las alas de su armadura elevándose del suelo, sin quitar su sonrisa demente.
―Sí un juego, solo ustedes y yo, ya que no quieren arrodillarse y besar mis pies. ¿Qué tal si hacemos esto aún más interesante? ―Comentó invocando a sus espectros los cuales en un solo instante ya habían rodeado a todos quienes habían sido sorprendidos al dedicar sus atenciones en el Juez y no en sus alrededores, los caballeros atenienses se pusieron en posición de defensa, listos para pelear, pero aún así la gente

―Nos llevaremos a un par de estos humanos, ustedes vendrán a por ellos y si intentan destruir el Qliphoth, los asesinaremos uno por uno, no será rápido y te juro que no será agradable, la sangre de estas personas estará sobre sus manos y todo será su culpa. ―Explicaba haciendo movimientos con sus brazos, mientras explicaba las reglas de su juego, sin duda quería romperlos, deseaba destruirlos tanto dentro como por fuera, él les iba a demostrar lo cruel que en verdad era un espectro de su nivel.
―Será como el juego de las escondidas, ustedes evitan que los atrapemos, en su lugar podrán llevárselos de vuelta a la seguridad de sus pequeñas bases, no iremos por ellos, palabra de espectro. ―Levantó su mano, haciendo una extraña posición, jurando solemne de que no mataría a los civiles, por supuesto ellos no lo creían, los espectros no tenían honor, ni palabra fiable.
―Eso sí, si los atrapamos, bueno solo para que te des una idea…―Con un revés de la misma mano, las personas en el suelo fueron atacados por algo que no podían ver, para pocos segundos más tarde algunos de ellos comenzar a caerse en pedazos, cabezas, brazos, piernas, pedazos de carne despojados de sus lugares respectivos, cayendo en un baño de sangre mórbido y demencial.

―¡No, desgraciado! ―Exclamó el Santo de Pegaso, observando con impotencia y odio a ese hombre tan despreciable que estaba convirtiendo su misión en un juego de niños para su macabro entretenimiento, comenzando a mover sus brazos para convocar su cosmos y atacarlo.

―Eh, eh, eh… no dije que ya habíamos comenzado. ―Dijo alzando su dedo índice, deteniendo al caballero de Pegaso extendiendo unos más para, quien en un instante perdió nuevamente la movilidad completa de su propio cuerpo al igual que sus compañeros.
―Si los atrapamos, les haremos lo mismo que a ellos, así que…

―Disculpe, señor. ―Uno de sus espectros lo interrumpió cosa que lo molestó enormemente.

―Ahhh… ¿sí? ―Preguntó pensando en un castigo adecuado a su espectro entrometido, esperando que lo que sea que tuviera que decir fuera algo bueno para haberlo interrumpido tan groseramente.

―¿A quiénes nos llevamos? ―Interrogó observando a todos los presentes, había demasiadas personas, tantas como para dejar una o dos atrás.

―Ustedes elijan, maten al resto si quieren. ―Dijo sin más otorgándole la autorización a sus espectros de asesinar todo lo que no fuese parte de este juego.
―¡Que comience el juego! ―Exclamó alzándose más en el aire, liberando a los caballeros de su opresión, para que al instante sus espectros comenzarán a raptar y matar a todos los civiles posibles.

Los caballeros no tardaron en reaccionar al mismo tiempo que los soldados republicanos comenzaron a disparar en contra de los espectros, el infierno se había desatado, todo era un caos, gente corriendo despavorida, disparos cinéticos y de plasma volando en todas direcciones, gente inocente siendo asesinada y raptada ante las mirada de todos.
Mientras que los caballeros Atenienses luchaban por protegerlos a todos, la peor situación estaba sucediendo en esos instantes, la violencia que tanto habían querido evitar estaba sucediendo frente a sus narices, tratando de evitarla, tratando de salvar a todas las personas posibles, sin embargo eso resultaría totalmente imposible…

Pues, aunque salvarán a una persona dos más eran raptadas o despedazadas como si fueran basura, obligando a los santos de Bronce a pelear con todo su poder para evitar que la desgracia subiera de nivel.
La calamidad había descendido sobre ellos, dando giros y giros.

Muchos trataban de escapar, pero eran rápidamente interceptados por los espectros, siendo llevados a rastras hacia el Qliphoth y los que no servían eran descartados, desplomándose fallecidos en un charco de su propia sangre.

―¡Esperen, esperen estamos de su lado! ―Pedía una de las chicas que trataba de escapar al lado de sus compañeras tras ser acorralada por un espectro, ella creía que si decía que no querían hacerle daño al árbol perdonarían sus vidas, pero ellos, solo querían una cosa de ellas.

―¿Ah sí? ¡Pues háganos el favor de morirse! ―Exclamó el no muerto, alzando su brazo para partirlas en pedazos.

Siendo detenidos por alguien que había llegado justo a tiempo para defenderlas.
―¡Aléjense, corran! ―Exclamó el caballero Fénix interponiéndose en el ataque, utilizando sus brazos para contener el ruin ataque del espectro.

La pelea seguirá, pero aunque lograrán abatir a uno más aparecían, obligándolos a tener que retroceder, los militares por su lado subían a todas las personas que podían a los vehículos blindados para mantenerlos a salvo y llevarlos a un lugar seguro, mientras luchaban contra los Poseídos que habían salido de la nada.

El infierno se había desatado en la tierra, cubriendo la blanca nieve con sangre, los caballeros sabían que la situación estaba poniéndose cada vez más riesgosa, así que lo mejor que pudieron hacer fue tomar a todas las personas que pudieron para comenzar a retirarse de la zona junto a los demás vehículos de transpoorte, conlos caballeros Athenienses cargando a una persona sobre sus brazos, Johnathan llevaba a dos hombres, uno en cada bazo, Shinryū llevaba a una mujer cargando sobre su espalda, Benjamín por desgracia no pudo llevarse a nadie gracias a sus manos pero habría logrado poner a salvo a varios civiles, finalmente Mary y Seinma cargaban en brazos a dos niños, Mary llevando en brazos a un niño que lloraba desconsoladamente.

Mientras que Seinma llevaba en brazos a una pequeña niña que gritaba el nombre de su madre, la cual había sido arrastrada hacia el Qliphoth, rogándole a sus opresores por que la dejasen ír.
Escuchando los gritos de su propia hija, quien aunque no lo supiera, se encontraba a salvo.
El camino se hizo largo, más largo de vuelta que de ída.
Con todo lo que habían precenciado, con las vidas que se habían perdido, con todo lo ocurrido ese día, lo único que pudieron pensar una vez se detuvieron ede regreso en el campamento y miraron a sus espaldas fue: ¿Como es que todo salió tan mal?

Oooh, War, sister, it's just a kiss away, it's just a kiss away

War, children, It's just a kiss away, it's just a kiss away

Oooh, sister. It's just a kiss away, Kiss away, kiss away!
It's just a kiss away, Kiss away, kiss away!
It's just a kiss away, Kiss away, kiss away!

Eyyyy yah, yah, yah, it's just a shot away! It's just a shot away!
Eyyyy yah, yah, yah, it's just a shot away! It's just a shot away!
Eyyyy yah, yah, yah, it's just a shot away! It's just a shot away!

Los autos podrán volar, las naves podrán atravesar las barreras físicas y de la realidad, la tecnología podrá evolucionar a pasos agigantados, podremos encontrar nuevos mundos a travez del cosmos y las estrellas.
Podremos mirar nuevos horizontes, a través de nuevas fronteras en los nuevos soles de nuestros nuevos hogares.
Pero la guerra… Oh la guerra.
La guerra Nunca Cambiará.

Con el destino de miles de inocentes ante la voluntad de Mounstruos inhumanos y genocidas.
Las ideologías cambiarán, los enemigos serán diferentes, las armas podrán evolucionar, los conflictos se volverán más sangrientos y con mayores victimas,
Pero la Guerra…
La Guerra Nunca Cambia y jamás lo hará…

¿Y Tú Has Sentido el Poder del Cosmos?

Hora 1:30 P.M.
Lugar: En otra parte del Campo de Batalla de Ío.

―El capitán Rehuel me dijo que ustedes son el equipo omega o como ustedes decidieron bautizarse: Black Dogs.― Un hombre habló a un grupo de siete caballeros de Bronce y uno de plata, donde sobresalían los caballeros de Orión, los santos del El Carro Estelar, La Saintia de Hidra y el líder del equipo el caballero del Unicornio.

Todos se encontraban en una tienda de campaña, muy alejada de la zona donde se encontraba el batallón entero, el cual estaba destinado a destruir el Qliphoth ya toda la resistencia lo que se encontraran en el camino para dicho objetivo.

―Así es. ―Habló el joven de cabellos plateados observando con detenimiento al hombre que los había llamado a la zona del Qliphoth, con la esperanza de que las razones de su llamado fuesen para ayudar a las operaciones de destrucción del Qliphoth.

―Huh creí que eran más viejos… y creía que eran parte de esos dichosos "Guardianes del universo" ―Mencionó causando que la reacción general del equipo fuese de sorpresa y disgusto, no era secreto que a algunos de ellos les molestaba que los confundierán con el grupo del caballero de Pegaso y sus amigos.

―Decidimos alejarnos de esa tontería, somos nuestra propia unidad, no es algo de lo que se tenga que preocupar. ―Mencionó Darrel tomando la palabra, el solo hecho de que utilizarán las mismas armaduras proveídas por el santuario no significaba que ellos luchasen del mismo bando.

―Eso espero. ―Murmuró el Hombre observando los informes que se le habían sido entregados, era un hombre alto de cabello oscuro, ojos cafés y una barba bien recortada de los lados. Dejando solo la barbilla crecer levemente.―De cualquier forma, yo soy el Sargento Buck, me dijeron que se especializan en trabajos encubiertos, además de la búsqueda y eliminación de objetivos prioritarios, así que esta misión solo puede ser dejada a su cargo. ―Mencionó observando a detalle a cada uno de ellos, sin duda no parecían lo que le habían dicho que eran, pero sin lugar a dudas debía creerlo, pues ellos habían sido los responsables de la destrucción del Commonwealth, o al menos eso decían sus informes de combate.

―Ese es nuestro trabajo…―Dijo Ahiri sonriendo levemente, confiando plenamente en sus capacidades y en las de sus compañeros en completar cualquier misión que se les fuese encomendada.

―Bueno seamos breves, cerca de la zona del Qliphoth hay un laboratorio con información sensible. ―Comenzó a decir el Sargento mostrándose un tanto desinteresado en ellos, pero en realidad necesitaba toda su ayuda, debido a la localización exacta de dichos documentos y el peligro que conllevaba llevar soldados comunes a esa zona.
―Necesito que entren allí y recuperen toda la información posible, de no ser posible destruyan toda la evidencia y no dejen nada para el enemigo.

―¿Que estaremos buscando? ―Interrogó Mabel Curiosa por las palabras del Sargento.

―Lo que sea, ordenadores, cajas fuertes, notas de laboratorio. ―Comenzó a explicar, dando a entender la suma importancia de dichos documentos, información clave que serían de enorme utilidad para muchas personas que estaban sufriendo en esos instantes debido a la presencia de los Árboles.
―Si logran conseguir eso y si logran traerlo de vuelta les aseguro que estarán en la lista de los más solicitados. ―Aclaró esperando que eso los convenciera, después de todo trabajos como estos no podían dejarse a nadie que no fuera un soldado altamente entrenado o a personas que tuvierán habilidades sobrehumanas como ellos.

―Disculpe señor, creí que nos había llamado para suministrar apoyo a la destrucción del Qliphoth. ― Comentó Kobu de cierta forma molesto por las implicaciones de su participación en este tipo de misiones, eran caballeros ellos debían estar allá afuera derrotando espectros no siendo espías de las organizaciones de protección Universal… aunque de cierta forma era lo esperable debido a estar al mando del Titán de Acero y de la U.R.E.

No eran perros de guerra, pero sí eran sus informantes en cubierto.
―De eso ya se están ocupando otros, yo los llamé específicamente para hacer este trabajo. ―Comentó Buck, con una expresión de queja, él sabía de antemano que los caballeros no eran soldados como los de acero o los republicanos, pero hasta ellos debían saber que las necesidades de estos días superaban por mucho las exigencias que ellos tuvieran en torno a la guerra santa,
―Necesito gente que siga indicaciones y no la caguen, según me dijeron que ustedes eran esa clase de soldados. ― Añadió jugueteando un poco con sus egos y con la forma en la que llos mismos se percibían si ellos no eran los caballeros que habían cumplido con la misión de proteger al titán de acero, entonces no sabía quienes estaban frente a él.

―Sí aunque preferiríamos trabajar destruyendo los Qliphoth señor. ―Comentó nuevamente el Líder de la escuadra, un tanto molesto por la insinuación de que debían volver una tarea igual a la anterior.

―Ya llegará su momento, esto es más urgente para las operaciones de vanguardia en Ío, el problema es que el laboratorio está sitiado, los espectros lo utilizan como un campamento o alguna mierda de ese estilo, no podemos enviar tropas convencionales y nuestros mejores soldados de acero no están capacitados para pelear contra esas cosas. ― Explicó señalando con la mirada el lugar donde dichas aberraciones infernales se encontraban, ya había gente que en estos momentos debía ír a la batalla contra los Espectros y el propio Qliphoth, lo que él necesitaba eran personas de confianza que se ocuparán de este asunto de forma inmediata.
―Como dije, este es un trabajo que solo se les puede dejar a su cargo. si logran traer la información créanme que no tendrán que preocuparse por trabajo en mucho tiempo, ¿aceptan o no? ―Interrogó arqueando una de sus cejas, esperando a que aceptarán, no podía dejarle esta misión a los supuestos guardianes ya que se encaminaban a la batalla y ciertamente no a otro caballero del santuario ya que ellos no actuaban de la misma forma que las escuadras del titán de acero.

Ellos sin duda podrían revelarle información importante al santuario, información que preferían que permaneciera como secreta y evitando la mirada de los caballeros del santuario.
Aunque reconocía que estos jóvenes pertenecían también a dicho estandarte seguían siendo jóvenes, estaban bajo las órdenes estrictas del Titán de Acero, ellos no revelarían ninguna información confidencial al santuario o al patriarca pronto y fácilmente podrían persuadir,¿los para que dicha información no saliera a la luz.

―Bueno, por eso estamos aquí, ¿no? ―Preguntó Kobu resignándose, no era lo que él esperaba ni por asomo, pero era la mejor opción que tenían, además de que, por supuesto, era la única que tenían a la mano.

―Ese es el espíritu. ―Reconoció la iniciativa del Líder de escuadrón sonriéndole levemente, entendía que se sintieran decepcionados en cierta medida, pero era hacer esto o esperar a que otros los eligieran para hacer el trabajo sucio y sinceramente no confiaba en nadie que no estuviera al mando de Rehuel o de la Titán para llevar a cabo dicha operación encubierta.
―A su piloto se le ha otorgado toda la información de la misión, no pierdan más tiempo adelante. ― Pidió encntrandose nuevamente en los documentos de su escritorio, ya habrían más misiones para ellos en el futuro, solo tenían que encargarse de este cabo suelto y les prometía que cosas buenas vendrían para cada uno de ellos de ahora en adelante.

Los caballeros del Equipo Omega salieron del campamento el cual solo consistía en un puñado de tiendas de acampar y puestos de avanzada donde se comunicaban constantemente con otros equipos dentro y fuera del planeta, las cuales no parecían pertenecer a las autoridades locales.

Jugar a los soldados era una cosa, pero jugar a los espías era otra completamente diferente, algo que no les terminaba de agradar a ninguno de ellos.
Apenas se encaminaron a la nave que los había traído aquí, todos tomaron asiento, siendo la piloto de la nave quien los vio sumidos en sus pensamientos y sus dudas.

―¡Hola chicos! ¿Ya los pusieron al corriente con la información de la misión? ―Interrogó Faridah, quien les sonreía al grupo de caballeros quienes no parecían muy emocionados por la encomienda que se les había otorgado.

―Sí…―Murmuraron todos al mismo tiempo, con una carga de decepción y molestia en sus miradas.

―Tranquilos, algún día les darán una misión a la altura de sus expectativa, pero por ahora hay que seguir forjándonos una reputación. ―Respondió Faridah tratando de mejorar el humor general de sus muchachos, no siempre se podía tener lo que deseaban, pero tampoco era tan malo ser parte del las operaciones secretas, tal vez no fuera de sus agrados pero encontrarían algo agradable de las mismas tarde o temprano, con eso en mente tomó control de la nave, haciendo que la misma comenzará a elevarse en el cielo lentamente.
―Tomando altitud. ―Dijo tomando rumbo hacia el laboratorio y pulsando el botón de su falcón, activando el camuflaje de la nave.

―Muy bien Black Dogs, dirijámonos hacia la oscuridad. ―Dijo el unicornio, listo para comenzar su segunda misión, esperaba que esta fue mejor que la anterior y que en el camino no tuvieran que sacrificar a otra persona por el bien de la misma.

Dirigiéndose, justo como él lo dijo, directamente hacia las tinieblas.

Continuará…

Así una vez más llegamos al final del episodio, este fue un poco mas corto pero cada inicio de arco es algo que debe ser corto pero contundente seguido de una buena secuela para una decisiva y épica conclusión.
Lo cual es bueno y malo a la vez, por que al tener la vara tan alta se debe seguir llegando a nuevas alturas y nuevas profundidades, de este conflicto conocido como la guerra santa contra Hades el Dios rey del inframundo, lo sé lo sé, a mí también me gustaría saber que ha sucedido con otros personajes gracias a los eventos provocados por este conflicto, pero les aseguro que habrá muchas respuestas próximamente, es solo cuestión de esperar y ver.

Los eventos de los Guardianes, así como los eventos provocados por el Qliphoth han afectado al universo de una u otra forma, tanto a nuestros protagonistas, deuteragonistas como personajes secundarios.
Por ahora nos enfocaremos en seguir las aventuras de nuestro intrépido y temerario equipo de caballeros, después daremos un vistazo a las vivencias en el planeta de Ninbus como ya estábamos acostumbrados para finalmente pasar a eventos de menor tamaño pero de enorme peso emocional y literario.
Como bien digo todo tiene una explicación y todo tiene un fin, desde los misterios hasta las revelaciones, aún si ese porque debe de esperar a una resolución satisfactoria, no es el destino sino el viaje el que nos permite alcanzar dicho objetivo.

Además de que… quizá, todo fue demasiado bueno para ser verdad… odio que cuando mejor me van las cosas la vida me golpea de regreso a la tierra, ya saben como es, un día estás en lo más alto y al otro en lo más bajo, así como esa grandiosa canción de Frank Sinatra: That's Life.
Y tan gracioso como eso sea.
Hay día sen los que rendirse no suena tan mal, suena incluso catártico de alguna forma, pero si me rindo, ¿quien más va a hacer realidad mis sueños? ¿Quién va a levantarse y pelear cuando nadie más quiera?
Tal vez sea una batalla perdida, pero es mía para luchar y aunque me sienta en mi punto más bajo como persona y como humano en sí, debo continuar por que mi padre no crio a un cobarde.
Aunque me hubiera gustado que él me hubiese enseñado más cosas a tener que haber tenido que aprender todo por mi cuenta…
No me malentiendan es un gran hombre pero, a veces siento que no tuve una figura que me guiará en este duro y malnacido camino de la vida.

A parte, que seguir escribiendo este relato, me permite de cierto modo refugiarme de la triste realidad que se ha vuelto mi vida después de perder mi trabajo, lo cual me sigue doliendo, pero en menor medida, lo cual es ciertamente terapéutico, pero hay días en los que me gustaría dejar descansar un tiempo a mis guardianes para enfocarme en otros proyectos.
Pero hasta que mi mente deje de estar nublada por tantos contratiempos y encuentre un balance entre mis necesidades, mis tiempos ocupado y por supuesto cuando encuentre otro empleo , solo me queda decir que espero de todo corazón, que hayan disfrutado de este episodio el cual como ya se mencionó fue más corto, pero no por eso no sea relevante para el futuro y desarrollo de la historia así como de nuestros personajes.

Un salut à ma lectrice Shaina Cobra pour avoir toujours été celle qui me donne ses opinions et ses critiques de la manière la plus optimiste et amicale, étant donné que grâce à son soutien ce projet continue à avancer sans s'arrêter, comme le train de minuit qui nous ramène à notre maison dans le monde des rêves où nous pouvons rêver d'un monde meilleur pour tous.

Otro saludo enorme a mi segunda lectora más constante Princesa del Tikal, ya que su buen ánimo y amistad es la que me permite levantarme de esta pesadilla viviente que conocemos como vida… muchas gracias por todo de verdad, y perdón por tan poco.

A todos los demás que llegaron hasta aquí solo quiero decirles que: Muchas gracias, ojalá este episodio haya sido de su agrado.
Y si no compártanme sus sugerencias para mejorar en futuros capítulos, para así seguir entregando contenido de calidad para el deleite del lector atento y paciente.
Disculpen por tener que leer los delirios de un hombre golpeado y roto por la vida, pero hay días en los que parece que escribir es lo único que me mantiene cuerdo, más en estos días donde aunque parezca muy gracioso, la vida simplemente es cruel y parece que no hay nadie a quien culpar en realidad.

Que eso me ayuda mucho, si te gustó, dale a follow, compartir y dales a favoritos.
Mi nombre es Eddy B y nos veremos hasta la próxima.

Hasta siempre.