- ¿Estas seguro de que quieres acompañarme? - le preguntó, tomando las cestas que necesitaba para ir al huerto y comenzar a recolectar las verduras que iba a entregarle a los aldeanos, ese mismo día

- Si - asintió, sonriendo, visiblemente más animado - Además... no quiero quedarme sólo aquí

- Te entiendo - sonrió - Bien, entonces, puedes venir

Ambos se disponían a salir de la casa, cuando la niña ingresó rápidamente

- ¡Hermana! - gritó, mientras caía de rodillas a los pies de la joven

- ¡Kaede! - se asustó, arrodillándose a su lado - ¿Qué ocurrió?

La joven aspiraba pequeñas bocanadas de aire, tratando de regular su respiración

- Oni... el joven Onigumo... el...

- ¿Qué ocurrió con él?

- ¡Él no está en la cueva!

- ¡¿Qué?! - abrió grande sus ojos, en señal de sorpresa - ¿Estas segura Kaede? Es... imposible, es decir, no hay forma de que él saliera por sus propios medios

- ¡Es verdad! - gritó, poniéndose de pie y saliendo de la casa - ¡Sígueme!

- ¡Kaede! ¡Espera! - tomó su arco y sus flechas - Shippo... ven con nosotras - giró y comenzó a correr, mientras el niño la seguía

Ingresaron a la cueva y, al descender, se encontró con la niña parada al lado de todos los elementos que había llevado momentos antes, mirando el lugar en dónde solía estar el ladrón

- Es... verdad - murmuró - El joven Onigumo no está

Sus palabras no reflejaban la sorpresa y el miedo que estaba sintiendo en ese momento, después de todo, estaba convencida de que el bandido jamás abandonaría ese lugar

Es imposible que haya salido de aquí por sus propios medios, ¿verdad?

Pensaba, mientras observaba el lugar

Puedo percibir una presencia demoníaca aquí... ¿será ella la culpable de su desaparición?

- Señorita Kikyou - pronunció el niño, aferrado a su hakama - Este lugar me da miedo

- A mi también - acotó la niña, con una expresión de terror en su rostro

- Vamos - giró y comenzó a caminar a la salida - Kaede, deja las cosas allí... luego vendré a recogerlas, por el momento, no tenemos más nada que hacer aquí

Salieron del lugar. Ella volteó, entrecerrando sus ojos al mismo tiempo en que un mal presentimiento invadía su mente y pecho

- Kaede... lleva a Shippo a casa y espérenme ahí

- ¿Y tú que vas a hacer?

- Iré a investigar un poco... tal vez, alguien haya visto algo

- Ten cuidado, hermana

- Lo haré - sonrió - Quédense tranquilos, luego los alcanzo

Los niños comenzaron a correr en dirección de la pequeña cabaña, mientras la mujer se adentraba en el bosque, sin percatarse, que unos nuevos ojos rojos, la estaban observando


- Hermana ¿ya te vas? - preguntó, sorprendido

- Así es - lo miró, sonriendo - Tengo que acompañar a Inuyasha... hay algo que debe hacer y no puede esperar

- Te ves muy feliz - parpadeó, sentado en la cama de la joven, con Buyo en su regazo

- Bueno... creo que lo estoy

Aunque sé que todo se complicara una vez que Inuyasha hable con Kikyou... y no puedo evitar sentirme mal y culpable por el hecho de que ellos se alejen, después de todo, ella ha sido muy buena conmigo, sin embargo... tampoco puedo evitar lo que siento por Inuyasha

- Oye Kagome - ingresó a la habitación, comiendo unas galletas - ¿Ya estas lista?

- Si

Los tres descendieron las escaleras, pasando por la sala, en dónde su madre y abuelo estaban desayunando

- Lamento no quedarme más tiempo - dijo la joven, asomándose por la puerta - Pero prometo regresar pronto

- No te preocupes hija - sonrió su madre - Sólo ten cuidado

- Me encargaré de que la escuela no sospeche de ti - acotó el anciano

- Muchas gracias abuelo - les dedico una última sonrisa y ambos salieron en dirección al templo

- ¡Nos vemos hermana! ¡Orejas de perro! - los saludó desde la entrada

- ¡Nos vemos Sota! - respondió ella

Ingresaron al lugar y se pararon delante del pozo devorador de cadáveres

Podrías usar la perla para convertirte en humano

El rostro de la miko, el brillo en sus ojos castaños y su tierna sonrisa, pasaron por su mente

Kikyou

- ¿Te encuentras bien? - preguntó, observando la seria expresión de su rostro

- Si... eso creo - sonrió levemente - Aunque... si soy sincero... no será fácil hablar con Kikyou

- Comprendo - miró el pozo - Yo... no puedo obligarte a...

- ¿Qué dices? - tomó su mano, provocando que ella volviera a mirarlo - Creí haberte dicho, anoche, lo que siento

Sonrió, recordando las palabras del hanyo

- Esta bien... vamos

Saltaron al interior del pozo

Mientras tanto, la sacerdotisa se encontraba merodeando en el bosque, buscando al dueño de aquella misteriosa y leve energía

Algo se siente raro en el ambiente... es casi imperceptible, pero... no logro identificar de dónde proviene

Se acercó al pozo en el mismo momento en el que el híbrido y la joven emergían de él

- Kikyou - pronunció, sorprendido de verla tan pronto

- Inuyasha - sonrió, acercándose y abrazándolo fuertemente

- ¡Hugh! - abrió sus ojos, sin embargo, correspondió su abrazo, no sin antes observar por sobre su hombro, la expresión de la joven

Kagome, quién se encontraba detrás del hanyo, desvió la mirada, sintiendo una molestia en su pecho, aunque, decidió no pronunciarse al respecto

¿Qué esperabas Kagome? Aún no le ha dicho nada... no puedo enfadarme con ninguno de los dos, después de todo, yo soy la culpable de todo esto

- Pensé que regresarías mañana - elevó su rostro, observando sus ojos, sin soltarlo

- Bu... bueno, es que... quería hablar contigo, Kikyou

- Me alegra mucho que estés aquí - acercó su rostro, besando el contorno de sus labios, mientras el híbrido abría ampliamente sus ojos

La morena apretó sus puños, frunciendo el entrecejo, pero, nuevamente, guardo silencio

- Kikyou - la apartó suavemente - De verdad... tengo que hablar contigo

- Lo sé

El brillo en sus ojos y la ilusión de su sonrisa, golpeaban fuerte el pecho del joven, llenándolo de culpa y miedo. No quería herirla, pero ya era demasiado tarde

En ese momento, algo se movió entre los arbustos, llamando la atención de los presentes. De ellos, emergió una jovencita, visiblemente maltratada, pero de apariencia tranquila

- Dis...disculpen... estoy buscando a la sacerdotisa Kikyou

- Si, soy yo - volteó, caminando en su dirección - ¿Te encuentras bien?

El híbrido miró a un costado, frunciendo ligeramente el entrecejo, al mismo tiempo en que la jovencita le explicaba su situación a la miko

Percibo el olor de Sesshomaru... ¿acaso vendrá por colmillo de acero?

Miró su espada

- Comprendo... tienes que asearte, puedo prestarte algo de ropa, mientras lavamos la tuya - sonrió

- ¿De verdad? - se emocionó - Yo... no quiero causarle problemas

- No te preocupes - volteó - Kagome, ¿podrías llevar a...? - volvió a mirar a la castaña - ¿Cómo te llamas?

- Soy Rin

- Que lindo nombre - miró nuevamente a Kagome - ¿Puedes acompañarme?

- Cla...claro

- Inuyasha - se acercó al joven - Cuando regrese, podrás usar la perla

- Bu... bueno, yo...

¿Inuyasha?

Pensó la joven, mientras la sacerdotisa comenzaba a caminar en dirección a la aldea, junto a Rin. Pasó por el lado del híbrido, quién la tomó del brazo, provocando que lo sus miradas se encontraran, él asintió, mirándola fijamente a los ojos, tratando de transmitirle seguridad, ella sonrió levemente, siguiendo a las jóvenes

Algo no está bien... es muy débil, pero percibo un olor que jamás he percibido

Pensó, mirando a su alrededor

Puedo sentir la energía de Sesshomaru... ésta joven me buscaba a mi, ¿acaso Sesshomaru le dijo que yo podía ayudarla?

Pensaba la miko, con su imperturbable expresión

- Con que ese es Inuyasha - sonrió - Será mucho más fácil de lo que pensé

Murmuró el hanyo, observando desde las sombras, al peliplata, el cual estaba alerta, con un mal presentimiento rondando su cabeza


Capítulo corto porque lo bueno viene más adelante :D