Hola a todos:

Dejo el treceavo oneshot, es otro universo alternativo donde vemos la amistad de Fluorite y Dégel.


Atención: Todos los personajes de Saint Seiya y Saint Seiya: The Lost Canvas, pertenecen a Masami Kurumada y Shiori Teshirogi respectivamente. La historia es de mi autoría personal, la cual solamente escribí por diversión.


Día 13: Patinando sobre hielo

Fluorite, Dégel.

Universo alternativo, patinaje, amigos, Dégel y Fluorite son estudiantes de Preparatoria.

Fluorite se sentía muy nerviosa y ahora estaba arrepintiéndose de aceptar la propuesta de Dégel. Su compañero de clases provenía de Siberia, un país donde la nieve y el hielo son lo cotidiano. Pero ella era de Francia, de una región donde las temperaturas no descendían tanto. Por lo que nunca tuvo la oportunidad de aprender a patinar sobre una superficie congelada.

Sin embargo, cuando inauguraron la nueva pista de patinaje en la plaza comercial de la ciudad, ella quiso dar un vistazo y ver la posibilidad de aprender a deslizarse sobre el hielo. Entonces Dégel entró en escena, ofreciéndose amablemente a ser su maestro, ya que él era un experto en dicha actividad.

Vamos Fluorite, yo puedo enseñarte, y prometo que no te dejaré caer— le había dicho su amigo el otro día, cuando ambos vieron un cartel publicitario de la nueva atracción. —Soy un experto patinando sobre hielo.

La chica aceptó, ya que su compañero era un chico de palabra y ella confiaba en él. No obstante, cuando llegó el momento de colocarse los patines de cuchilla y pisar el hielo, todo su valor y entusiasmo desapareció.

Sin dejar de tragar saliva nerviosamente, se sujetó de la baranda de la pista, evitando moverse ni un centímetro, a pesar de que Dégel le ofrecía su mano.

—No seas miedosa— dijo, acercándose y tomándola de una muñeca. —Dame tu otra mano, sólo mantén los brazos hacia adelante, yo te guiaré despacio. —

—¡No!, ¡Siento que voy a caerme! — Fluorite aferró el barandal con la mano que le quedaba. —¡Esto fue mala idea! —

—¿Eso piensas? — Dégel la miró con una sonrisa pícara. —Entonces debería decirle a Kardia que te ayude, él es más hábil convenciendo a la gente— giró el rostro. —Creo que ahí viene. —

La chica abrió los ojos en grande, inquieta por la mención de su otro compañero de clases, el cual era todo un desastre con patas. Kardia le caía bien, pero era un muchacho demasiado bromista y extrovertido, que disfrutaba hacerle bromas. Por lo que soltó la baranda y se abrazó a Dégel.

—¡Que no se me acerque! —

—Tranquila, te engañé, Kardia no está aquí— la tomó de los hombros y la apartó despacio. —Ahora, abre los ojos y mantén los pies separados y firmes. —

Fluorite obedeció, mirando con recelo a Dégel. No estaba segura de que tan buen instructor podría ser, pero con el paso de los minutos, se dio cuenta de que era muy paciente con ella.

—Un pie primero y luego el otro, deslízalo con suavidad— indicó, manteniéndola estable de los brazos. —Bien, vas muy bien, ¿Quieres que te suelte? —

—Si lo haces, te voy a jalar el cabello antes de azotar en el suelo— amenazó la chica, sujetando un mechón de la verde melena.

—Que mala eres, y eso que te estoy ayudando— sonrió Dégel.

Fluorite no dijo nada, pero se alegró de que su amigo fuera tan cordial. Quizás después le regresaría el favor, ayudándolo con sus clases de flauta, dado que aún le costaba trabajo leer las partituras.

Pasaron el resto de la tarde practicando y aunque Fluorite no aprendería a patinar en tan poco tiempo, sabía que las visitas a la pista podrían repetirse nuevamente.


Continuará...

Gracias por leer.