Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!


Capítulo 45

Tengo el deber de la cena y estoy asando las salchichas afuera cuando Bella aparece con una bandeja vacía. Las tiras de su traje de baño se asoman por debajo de su camiseta, atadas en un pequeño moño prolijo detrás de su cuello.

—Hola —dice, con una sonrisa tímida en su rostro—. Solo pensé que ayudaría.

—Gracias. —Apilo las salchichas en la bandeja, manteniendo mi mirada lejos de ella, y entonces regreso mi atención a la parrilla. Escucho su suspiro, y me siento como un cretino, pero cuando levanto la mirada, ella ya se fue.

Mi mirada es atraída a ella como imanes. Se encuentra del otro lado del patio, abriéndose paso entre las filas de compañeros que ya están sentados frente a las mesas de picnic. Me pilla mirándola, y cuando no aparto la mirada de inmediato, me da una sonrisa más grande, menos precavida, mientras se sienta.

Respiro profundo mientras mi mirada baja hasta llegar a su plato lleno.

Aunque no estoy listo para acercarme a Bella —porque sé que mientras más cerca esté, más querré de ella— no quiero ser un cretino con ella.

Límites, recuerdo. Solo necesito establecer límites, así puedo lidiar con mis propias expectativas. Es lo que la Dra. Denali siempre me dice.

Mirarla no duele tanto como creí. Verla bien —saludable— me hace sentir bien, hace que mi corazón lata, me hace feliz.

Es, después de todo, todo lo que he querido.

Cuando ella comienza a sonrojarse, me doy cuenta que sigo observándola, por lo que me detengo.

La cena es bulliciosa. Agitada. Todos están preocupados con lo que harán para el show de talento.

El show de talento es una tradición para la primera noche en el Lago Bear. Afortunadamente, este año, solo voy a juzgar y no a actuar.

Emmett y Bella actúan juntos. Una coreografía, supongo que podrías decir. De una película, creo. Ambos tienen puestos unos atuendos rosas, con pelucas rubias y pechos falsos. Me cuesta mantener un rostro serio. Honestamente es muy gracioso, y los dos ganan por goleada.

Las cosas se calman después del show de talento, y los compañeros regresan a la casa, a sus cuartos, para dar por terminada la noche, con suerte.

Me quedo en una de las tumbonas que miran al lago, disfrutando de la paz y la tranquilidad, la brisa que viene desde el agua. Comienzo a realmente considerar que quizás el próximo año no será tan malo. Nuestro equipo parece sólido ya —nuestros lazos solo se afianzarán mientras más tiempo pasemos juntos— así que estoy seguro de nuestras posibilidades de ganar este año.

—¿Bebé? —Emmett se para junto a mi tumbona, varios compañeros de equipo detrás de él, incluida Bella, sus manos enlazadas entre sí frente a ella—. Vamos a hacer elevaciones por un rato en el granero. ¿Quieres venir?

Siento la mirada de Bella en mí. Hace que mi cuello arda.

—Creo que pasaré —digo.

—¿Estás seguro?

—Sí.

Límites.

Se van. Me quedo observando. Bella me echa un vistazo por encima de su hombro, pero no puedo leer su expresión con claridad. Veo tantas cosas. Tristeza. Decepción. Compresión. Vacilo. Un poco de todo.

Los límites apestan. Este en particular, porque quiere decir que me pierdo de hacer elevaciones con ella—con ellos.

Me dirijo a mi cuarto, molesto, pero rápidamente me arrepiento. No estoy lo suficientemente cansado para dormir, pero sí demasiado enroscado para simplemente relajarme.

Así que me dirijo al gimnasio en el sótano, esperando encontrarlo vacío, y me sorprendo cuando encuentro a otro compañero allí —Seth— entrenando duro en el banco de press.

—Oye… —Me acerco, detrás de su cabeza, ayudándolo con la barra cuando él no puede subirla a la estructura—. No deberías hacer press solo —digo, a pesar que eso es lo que planeaba hacer—. Especialmente algo así de pesado.

—Gracias —dice con un bufido, sentándose—. Creí que podría. —Se seca la frente con la manga antes de frotar su hombro con sus dedos.

—¿Cómo te va?

—Estoy bien. —Su expresión se ilumina, y se pone de pie—. ¿Quieres hacer algunas series juntos?

Estudio el pedazo de papel sobre su bolso deportivo y lo reconozco de inmediato. Conozco ese plan de entrenamiento como el dorso de mi mano.

—Te pondrás más grande —le digo, sabiendo exactamente por lo que está atravesando—. Pero lleva tiempo.

—No tengo mucho tiempo. —Seth exhala bruscamente—. Quiero quedar en el equipo A al final del verano.

—Tienes tiempo, y ya lo has visto, la habilidad le gana a los músculos. —Le doy una palmada gentil en el hombro, y él parece relajarse.

Seth me recuerda a mí cuando me uní al equipo por primera vez hace tres años. Cuando sentía que no era lo suficientemente bueno, o lo suficientemente fuerte, o lo suficientemente grande.

Y aunque estoy agradecido con Bella y el apoyo y el aliento que me dio durante mi primer año aquí, me doy crédito a mí mismo también. He trabajado duro. Me he vuelto bueno en mis habilidades, más de lo que esperaba, mejor de lo que cualquiera esperaba.

Mierda, deseo tanto hacer elevaciones con Bella.

Quiero mostrarle lo que soy capaz de hacer.

Pero ese es un terreno resbaladizo en el cual no estoy listo para morir aún.

Seth y yo terminamos entrenando juntos por un rato, y recibo la distracción, incluso una tan charlatana como Seth, quien parece querer saber todo sobre todo.

Estoy completamente exhausto cuando regresamos arriba, y mientras él toma el camino hacia los cuartos del fondo, yo tengo que cruzar la sala hacia el mío.

Es entonces que la veo de nuevo.

Se encuentra sentada en la esquina del sofá junto a las ventanas de piso a techo, la luna reflejando el oscuro lago detrás de ella. Sus pies están sobre el almohadón, sus rodillas dobladas, con un libro apoyado en sus muslos. El cuarto está mayormente oscuro, excepto por la luz de la lámpara en la mesilla junto a Bella.

Me detengo cuando levanta la mirada de su libro, llevándola a mí.

Mirando a todo menos sus ojos, noto la almohada y la manta junto a ella en el sofá. Entonces, mis pies caminan hacia ella en vez de a mi cuarto.

—¿No conseguiste una cama? —Deliberadamente no miro a su cama improvisada, no queriendo saber, o pensar, donde ella iba a estar.

—Sí —explica, una suave sonrisa iluminando su rostro—. Con Vicky. Pero ella tiene un visitante.

—¿Emmett?

—Nop.

—Oh…

—Así que, prefiero quedarme en el sofá. —Señala al espacio junto a ella mientras mi cuello arde.

—¿No hay literas disponibles?

—No lo creo. Pero está bien, no me molesta.

Mi mano jala de la parte trasera de mi cuello mientras considero mis opciones, las cuales parecen involucrar ofrecerle mi cama. A mí tomando el sofá, o el suelo, o…

—Oye, no te preocupes. —Cierra su libro y lo coloca en la mesilla—. ¿Podríamos hablar, por favor?

—Preferiría que no. —Suelto un gruñido.

—¿Alguna vez vas a hacer elevaciones conmigo de nuevo? —pregunta directamente.

Entonces, decido que ella puede dormir en el sofá, así que me doy la vuelta para irme.

—Edward —dice detrás de mí, y lo próximo que noto, se encuentra frente a mí—. Por favor, ¿podemos simplemente hablar? —Se acerca a mí.

—Bella… —Doy un paso atrás. Mientras más se acerca, más débil me siento por dentro.

—Solo déjame explicar, por favor.

—No quiero hablar de ello.

Ella suspira, y cuando sus ojos se llenan de lágrimas, gruño.

—No me hagas ser un cretino. —Las palabras salen entre mis dientes—. Solo toma mi cama. Encontraré un nuevo lugar mañana.

—No me importa la cama. —Se seca las lágrimas y entonces se cruza de brazos. Tan jodidamente terca—. Solo quiero hablar.

—Y acabo de decirte, no quiero hablar. Así que, ¿puedes simplemente…? —Muevo mis brazos en dirección a mi puerta, asombrado cuando ella suspira y camina delante de mí.

Emmett no está, como era de esperarse, en la cama, así que prendo las luces y Bella me sigue al interior. Señalo a mi cama y ella se sienta en esta, su mirada siguiéndome mientras tomo algunas de mis cosas.

—¿No te quedas? —El pequeño susurro viene de mi cama.

—Por supuesto que no —susurro en respuesta y antes que pueda decir algo más, ella se baja de la cama y corre a detenerme frente a la puerta—. Aún tengo que ducharme y… —Busco más excusas, rápidamente dándome por vencido—. Solo tomaré el sofá, ¿de acuerdo?

—Edward… —Se ubica frente a mí mientras salgo al pasillo—. Por favor.

—¡No, Bella, detente! —Mi voz se eleva y ella se encoge y se aparta. Inhalo profundamente e intento calmarme—. No puedo hacer esto —digo, agotado.

Ella se mantiene callada, su mirada aún en mí.

—No quiero hablar, y no quiero ser amigable. No voy a sentarme a tu lado en la cena o en el maldito autobús, ¿de acuerdo?

Ella baja la mirada para esconder sus lágrimas.

—Está bien —dice apenas en un susurro.

—Estoy haciendo todo lo posible para que podamos ser compañeros de equipo, Bella, pero eso es todo. Es todo lo que puedo hacer.

Ella se seca las lágrimas, aún mirando al suelo, mientras asiente con la cabeza suavemente.

—Tenerte aquí como si los últimos dos años fueran nada duele mucho. Así que necesitas alejarte y darme un poco de espacio. —Se siente tan jodidamente bien decírselo.

Lo que no se siente bien es el dolor que puedo ver que mis palabras le causaron.

Ella no dice nada más. En cambio, da un paso atrás, y luego otro, finalmente dándome lugar para respirar.

—Lo siento mucho —susurra y entonces rápidamente regresa al cuarto.

Necesito un par de segundos para poder ser capaz de respirar un poco más fácil.

Me voy después de eso, el límite marcado, manteniéndola de su lado y a mí en el mío.

Entonces, me arrepiento de todo.