Editado: 19/9/2023
Encuentro cercano del segundo tipo
Este día es irreal. Es una locura. Es ridículo, completamente ridículo.
Nunca, ni en un millón de años, habría adivinado que estaría en su limosina rompiendo cada límite de velocidad de la ley francesa, escapando de una piedra parlante y caminante.
—¡Más rápido!
—Mademoiselle, voy lo más rápido que puedo.
—¡No es suficiente!— Gritó. Los superpoderes son algo real. Majestia y el resto de héroes, y villanos fueron prueba de eso. PERO ELLOS ESTÁN EN OTROS CONTINENTES. Nunca hubo conflictos superhumanos en Europa y ahora no solo debo estar en el centro del primer ataque de supervillano de París, sino escapar por mi vida. Se oscurece un momento el interior y rápidamente me doy cuenta por qué.
Un auto sale volando por arriba nuestro y cae más delante de la calle dándonos tiempo de esquivarlo.
Estuvo muy cerca. Si cayera unos metros más cerca, no tendríamos tiempo de esquivarlo y yo estaría en este momento-
Pateo el asiento del conductor —¡Acelera! Por lo que más quieras, acelera o te despido.
Una amenaza lamentable comparándolo con nuestra situación actual, pero surte efecto. La limusina se mueve más rápido.
Miro hacia atrás y veo al supervillano viniendo a esta dirección mientras destruye autos y edificios. Espero que este nuevo supervillano, cual sea su objetivo, no la esté buscando. Ser la hija del alcalde de París la convierte en un objetivo valioso de negociación/extorsión. Hasta el presidente de Francia actuaría si eso pasara. Aprendió su valor desde niña.
En un giro brusco de la limusina, pierdo el equilibrio y caigo al piso.
Me levanto lo más rápido posible apunto de gritarle que tenga cuidado cuando lo veo. A unas pocas cuadras se encuentra la Mansión Agreste. Una mansión que parece fortaleza. Creo que Adrien me comentó que en verdad es una antigua fortaleza que se remonta antes de la creación de Francia.
...Eso me dio una idea.
—Dirígete a la Mansión Agreste.
Otro auto cae destrozado cerca nuestro.
—Mademoiselle no es seguro estacionar delante de la mansión.
¿En verdad es idiota o su profesionalismo es más fuerte que su miedo a morir?
—¿Quién dijo sobre estacionar? Acelera y rompe esa reja.
—Pero-.
—¡Solo hazlo!
—Entonces Mademoiselle, agacha la cabeza y cúbrete.
Luego de decir eso, Jean-Michel presiona el acelerador hasta el fondo. Me tiro al piso, me cubro la cabeza con los brazos y me hago lo más diminuta posible.
El impacto del metal contra metal me hizo rebotar contra los asientos y el choque entre metal y la piedra, me levanto lo suficiente para tener mi espalda impactando contra el techo. Luego un golpe seco contra el piso y el mundo dejó de girar.
Debí perder el conocimiento porque lo próximo que veo al abrir los ojos, es la mirada preocupada de Adrien.
—Chloé no te muevas. Tuviste un accidente con la limusina— otro día estaría feliz de recibir la preocupación de Adrien y tener toda su atención, pero no en el día debut de un supervillano en París.
—Más como que cause el accidente— parece que estoy acostado sobre algo. Mi cabeza no duele y mi vista no gira. Lo más importante está bien. Intento mover el cuerpo y un dolor recorre desde mi espalda hacia todo mi cuerpo.
Gentilmente pone su mano en mi hombro—. No te muevas. Te seguirás lastimando— asiento con la cabeza y dejo de moverme. Prefiero mirar alrededor. Mis ojos escanean el lugar y recién me doy cuenta que estoy en la habitación de Adrien. En su sofá respectivamente. Veo mi bra y camisa en el piso.
Mi camisa está roja.
Me estremezco en pensar como llegó esa sangre ahí.
Levanto la cabeza lo suficiente para apreciar mi cuerpo. Tengo el torso y hombros vendados. ¿Los Agreste tienen un médico personal en la mansión?
–No, que va. Nathalie sabe vendar ese tipo de heridas... y no quiero saber cómo o por que aprendió eso— parece que lo dije en voz alta.
Asiento con la cabeza —¿Dónde están todos?.
No duda en responder—. Mi padre no lo vi desde que comenzó el ataque, mi madre se encontraba trabajando en una película en las afueras de París esta mañana, Nathalie está atendiendo a Jean y Gorila está preparando el auto en caso de tener que escapar.
Suspiro aliviada y observo su expresión.
—No pareces asustado— Adrien siempre actuó como un animal doméstico y tímido. Al venir aquí, estaba preparada para consolarlo y que llore en mi hombro. Tal vez, compartir una manta hasta que pase el peligro.
—Más como preocupado, la verdad— hay preocupación en su mirada. Nunca pudo ocultar sus sentimientos a mí—. Ya mi día no fue ideal al no poder ir al colegio y luego un villano está destruyendo la ciudad— suspira cansado, más por agotamiento emocional que físico. Me acaricia tiernamente la mejilla—. Pero verte lastimada fue lo peor.
Solo puedo sonreír por su dulzura y preocupación—. Te diría que no te preocupes ya que me encargare de todo, pero esta vez no servirá— volteo la mirada y observo la televisión. Están pasando el ataque del supervillano en vivo. No puedo escuchar lo que dice Chamack ya que está silenciado la televisión, pero no es necesario. Su cara de terror es toda la información que necesito.
Las fuerzas parisinas no están pudiendo detenerlo.
Pasamos unos minutos en silencio, siendo espectadores de la destrucción de París. No quisiera estar en los zapatos de papá cuando esto termine. Los daños están aumentando con cada minuto.
Adrien rompió primero el silencio—. Un villano está atacando. ¿Sabes qué significa eso? — me mira de perfil y alza una ceja.
—Aunque tu cara es bonita de observar, no estoy de humor para tu humor— ya estoy sintiendo el cansancio por todo mi cuerpo y no tengo energía para seguirle el juego.
Deja caer la ceja—. Bien. Como quieras— luego sonríe—. Es un villano. Eso significa que hay un héroe que lo va a detener— comienza a caminar emocionado—. Un héroe. París tendrá por fin su propio héroe— años de anime lo han afectado—. Espero que sea una chica mágica— sip, mucho anime.
—Agh, Adrien. Aunque deseo con todas mis fuerzas que sea verdad, este es el mundo real. No como tus tontos animes— gruño— Nada indica que aparecerán en ESTE momento a salvar el día. Lo que sí sé es que los héroes de EEUU ya fueron notificados y en 12 horas estarán en París— no puedo evitar mirar la televisión—. O lo que quede de París.
Me golpeo mentalmente cuando se le oscurece la mirada. Rápidamente cambió de tema.
—Necesitare una nueva remera. La mía no creo que se pueda quitar la sangre— aunque por algún milagro desapareciera, tampoco la usaría. Tiene una cita con la chimenea cuando llegue a casa.
—Si, tienes razón— asiente y recoge mi ropa—. Yo me encargo de eso y tu descansa— camina hacia la puerta, pero se da media vuelta antes de cruzar—. No te muevas de ahí y lo digo enserio.
Tiene el descaro de apuntarme con el dedo.
Ruedo los ojos a eso—. Si mama.
Satisfecho se aleja y cierra la puerta tras de sí.
Estando sola, mi mente no tiene con qué distraerse y vuelvo a recordar cuantas veces estuve a punto de morir hasta estrellar la limosina en los dominios de los Agreste.
Hago una mueca.
«Debo distraerme» me digo y recorro la habitación con la mirada.
Nada ha cambiado. Absolutamente NADA. Adrien no cambió desde la última vez que lo vi ni sus gustos. Ningún pasatiempo nuevo o propio. Solo hay póster y trofeos de las actividades que sus padres le exigen realizar. Los mismos juegos de dos personas que en verdad no sé qué hacen en su habitación si es hijo único y una total falta de amigos excepto ella. Una pared de escalada, una pista de skate, un aro de baloncesto, juegos arcade, estantería llena de películas y animes, una mesa de madera blanca, una caja negra con adornos rojos sobre esa, la televisión es nueva. Pero sigue siendo una televisión. Por lo menos la caja negra es nueva y destaca. Punto a favor de Adrien.
Sin nada que hacer y teniendo la caja al alcance de mi mano, la agarro.
Parece de buena calidad los detalles. ¿Un regalo de Gabriel tal vez?
Abro la caja y me quedo ciega…
...Temporalmente por suerte.
Al recuperar mi vista lo que veo, pues... no sé lo que veo. Parece un gato negro chibi. Esos seres cabezones de los animes. Y está bostezando. Y ahora me está mirando con ojos verdes antinaturales felinos.
—Hola, soy Plagg. Mucho gusto—
Acaba de hablar ¿Me pueden culpar por gritar?
Intento escapar mientras grito, pero no llego lejos. Apenas hago el movimiento de levantarme, el dolor en mi espalda regresa con venganza y ruedo en vez de levantarme. Mi cara besa el piso.
—Hey, hey. Tranquila. No queremos que el nuevo héroe se lastime antes del combate.
Aguantando el dolor solo puedo mirarlo de reojo desde el suelo.
—Bien. Quédate acostada en el piso mientras te digo lo que pasa— se pone en una pose militar o algo por el estilo, hasta se aclara la garganta con el puño ¿Pata?—. Soy un kwami. Otorgo poderes y el tuyo es el poder de destruir todo lo físico y metafísico. Fuiste elegida para ser un héroe y detener a un supervillano con el poder de crear a otros supervillanos. ¿Lo captas?.
Lo único que puedo hacer es mirarlo y lentamente, muy lentamente negar con la cabeza. Un trabajo difícil cuando tienes la mitad del rostro contra el piso. Por alguna razón, al gato volador le pareció una confirmación.
—Bien. Agarra el anillo— me apunta a la caja que cayó al lado de mi cara. La caja está abierta. En esa hay un anillo adentro. El anillo es negro con un símbolo verde semejante a la huella de un gato— Póntelo y terminemos con las presentaciones para poder comer. Tengo hambre.
—Adrien— diigo débil.
—Wow, espera ahí. No llames a nadie— me dice mientras se me acerca
—Adrien— digo más fuerte.
—Silencio niña. No pueden saber que existo. Nadie puede saberlo— su voz es seria. Ahora estoy más aterrada.
—¡Adrien!
—Que te acabo de dec-.
—Chloé te escuche gritar. Estás bie…— Adrien se congela a unos pasos de la puerta. Justo caí en una posición con vista a la puerta y puedo mirar su expresión. Pasa de preocupación, sorpresa, miedo, sorpresa otra vez, inseguridad al mirar la televisión, contemplación, seriedad y, para terminar, felicidad.
Me da miedo a veces lo bien que lo puedo leer porque pude "leer" su tren de pensamiento.
Tengo un presentimiento en lo que va a decir a continuación al mirarme así.
—Te dije que sería una chica mágica.
