DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Hajime Isayama. Este fanfic va dedicado con mucho cariño para Nikola Ackerman.
LOVELY CHERRY
Como abejas a la miel
El tráfico en la avenida Trost se hallaba más agitado de lo habitual y no era para menos: las obras de construcción en el Óvalo Yalkell se habían prolongado otro mes y aunque Kenny lo sabía, maldijo por un segundo que tanto desorden conspirara contra su rutina de trabajo, esperando que Levi no se molestara por su impuntualidad y su inconsciente error de no avisarle que pasaría la noche en el departamento de Uri.
Sin embargo, cuando el taxi lo dejó frente a la Floristería Olympia, la presencia del camión de Dita a las nueve de la mañana bastó para sorprenderlo; mucho más al notar los veinte paquetes depositados frente a un pasmado Levi.
─Pero qué rayos… ─cruzó la avenida, casi sin fijarse en el paso de los otros vehículos, y observó el nuevo encargo que a su juicio, calificaba como «un acto totalmente imprudente»─ ¿qué significa esto, enano?
─Buenos días, señor Ackerman ─sonrió Dita.
─¡¿Buenos?! ─la respuesta del proveedor molestó al hombre.
─Suficiente, Kenny ─murmuró, luego miró al joven─. Gracias por todo.
─No hay de qué, mañana traeré otro cargamento… ─estrechó su mano— ¡aaah, cierto! Conseguí las flores que me pidió tu amiga la otra tarde, la de la boda.
─Gracias, se lo diré. No te olvides de las petunias ─le recalcó y con un extraño gesto, se despidió de su compañero y siguió el recorrido del camión hasta verlo desaparecer dos cuadras más arriba. Por su parte, Kenny se mantuvo estupefacto y repasó cada instante desde que llegó a la floristería, hasta concluir que no entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo.
─¿Petunias? ─volvió a interrogar─ Levi, ¿a qué estás jugando? Las cosas en el negocio están jodidas, ¿acaso piensas endeudarte más?
Para sorpresa del ex militar, su sobrino no dijo nada por largos segundos y a falta de una buena explicación que justificara su actitud circunspecta, le asustó la idea de que las deudas y su estrés postraumático lo hubieran enloquecido.
─Me lo imaginaba ─fue lo único que dijo y dio media vuelta para entrar al local con Kenny.
─Imaginar, ¿qué? ─replicó.
─No te hagas el idiota ─recogió algo del mostrador y sosteniéndolo entre sus manos, lo encaró con bastante seriedad─. Creo que fui muy claro cuando acordamos las partes que pagaríamos en la floristería, ¡¿por qué lo asumiste todo?! ─le estampó un sobre amarillo en el pecho─ ¡Gracias por ayudarme, sí! Pero deja de tratarme como un maldito mocoso desvalido, ¡porque ya no lo soy!
─Levi ─sus palabras lo confundieron más y observó el papel arrugado─, ¿d-de qué mierda estás hablando?
─¿Cómo que «de qué»? ─su cinismo comenzó a fastidiarlo─ ¡De los dos mil que depositaste en el sobre y los otros mil que le pagaste a Dita!
─¡¿Qué?! ─exclamó─ ¡¿Y por qué piensas que fui yo?!
─Porque sabes de mi deuda con él y de las visitas que nos hizo mucho antes para arreglar el asunto, como el día que Hange vino a verme ─lo señaló─. Por si no bastara, ayer estuviste muy raro, casi no hablaste conmigo ni con los chicos y además te ausentaste toda la noche.
─Porque me fui a la casa de Uri… ─un ligero rubor tiñó su rostro.
─¡No! ─se avergonzó─ ¡Por favor, no me digas que le pediste prestado!
─¡Claro que no, si trabaja como voluntario en una iglesia!
─¡¿Y entonces?!
─¡Yo qué sé, a mí me pagan la pensión en dos semanas! ─renegó─ Y en cuanto a Uri, fui a arreglar un malentendido con su sobrina, porque Historia me pidió que no le dijera que trabajaba aquí, a cambio de ocultar mi romance con él.
El sólido argumento de Kenny, sumado a la severidad en su tono y el antecedente de su mentira blanca con Uri, bastó para que Levi guardara silencio por un buen rato; periodo que no hizo más que aumentar la tensión entre tío y sobrino, así como el misterio del dinero «milagroso»… hasta que el joven dueño de la floristería posó sus ojos en las semillas de las flores encargadas por Hange y con ello, su mente empezó a divagar.
[…]
La rutina de ejercicios era una de las sesiones más alabadas en Paradis College: por encima del prestigio deportivo o la sabia decisión de mantenerse saludable, los alumnos se inscribían en dicha materia para liberarse del estrés de sus trabajos académicos y hacer un poco de vida social… o al menos, así era hasta ese mismo día. Ignorantes de la discusión en los baños del cuarto piso, muchos compañeros notaron el sorpresivo desánimo de Reiner durante las prácticas de gimnasia, así como la sutil lejanía entre Armin, Historia y sus amigos. No sabían cómo explicarlo ni tampoco se mostraban dispuestos a hacerlo, pero estaba claro que algo había ocurrido y la tensión era palpable de por sí.
─¡Reiss! ─habló el maestro de Educación Física─ Es la tercera vez que interrumpes el circuito de saltos, ¿qué sucede?
─N-nada, profesor ─se irguió un poco y fingió resistencia, con una mano apoyada sobre la cima de un taburete─. Creo que necesito descansar un poco.
─Concedido ─con el brazo derecho, le hizo un ademán para que se retirara a las tribunas, luego sopló el pito para reanudar su trabajo─. ¡Bueno, sigamos! Necesito calificar sus progresos enseguida…
Mientras las demás chicas del salón saltaban sobre el taburete, Armin aprovechó la distracción del profesor para acercarse a Historia, con casi el mismo gesto adolorido que hacía la muchacha al caminar.
─¿Estás bien, linda? ─sonó preocupado.
─Eso creo ─al sentarse en la tribuna, se frotó las caderas─. Carajo… hacer ejercicios después de coger toda la noche destruye a cualquiera.
─Nota mental ─se sentó a su lado, también incómodo por los recuerdos de su última sesión en video─. Ayer no debí ser tan brusco.
─Ni yo tan exigente ─inconscientemente, miró la entrepierna de Armin con un gesto que delataba su remordimiento por obligar a su novio a correrse varias veces durante la grabación.
─¿Bromeas? ─Armin se sonrojó─ Estuviste maravillosa.
─No es verdad ─bajó la mirada, muy abochornada─ Por desgracia, no tenemos otra opción.
─Lo sé, pero prefiero mil veces que seas tú quien me agote tanto ─sonrió con tristeza─. Así que resistamos un poco más, Cerecita: lo peor ya pasó.
Historia intentó imitar su optimismo y dejó que tomara su mano, en tanto se acercaba a él para discutir las nuevas cláusulas de su contrato con la casa pornográfica. Cuando lo consideraron propicio, ambos abandonaron el patio de entrenamiento con mucha discreción y ya fuera de la universidad, tomaron una ruta nueva que los llevó hasta el jirón Karanese, donde se hallaba un mercado pequeño, casi oculto y no muy concurrido por la gente de la ciudad.
─Entonces… ─dijo Armin, a la expectativa de la respuesta de su novia.
─Sí, tú harás todas las preguntas ─aclaró Historia, sonrojada al máximo y cruzando el portón del lugar, donde sobresalía un afiche con juguetes sexuales de todo tamaño, precio y color.
─¡¿Qué?! ─la siguió al instante─. P-p-pero ¿qué voy a decirles? No soy experto en estas cosas.
─Ya hemos comprado condones en el pasado ─la joven quiso infundirse ánimos, sin mucho éxito.
─Eso es diferente ─le recordó el muchacho─. Además, ¿qué garantía hay de que estos, eeeh, «materiales» funcionen con nosotros?
─Carly dice que son de buena calidad.
─Ahora confías en ella ─ironizó, en recuerdo del recelo que sintió Historia al conocerla en el bar.
─Pues sabe mucho del asunto, ¡así que sí! ─cortó el tema y sacó un papel de su bolsillo, llena de una larga lista─ ¿Dónde está la galería de los consoladores?
─Uno de cincuenta… ─suspiró con una expresión de vergüenza y en silencio, rogó que la compra no les trajera más problemas de los que ya tenían.
Para fortuna de los universitarios, el desenfado y la accesibilidad de los vendedores facilitaron su trabajo, consiguiéndoles la mayoría de los productos de la lista en corto tiempo. Historia no dejaba de observar los dildos erguidos en los escaparates y Armin tuvo que controlar sus impulsos para no tener una erección frente a los trajes de lencería, mientras ambos imaginaban el sinfín de escenarios que compartirían ante las cámaras, usando sus nuevos disfraces.
Como buen teórico que era, el joven Arlert le dio prioridad a la lectura y pidió la edición más didáctica del Kamasutra, junto con algunos videos que juzgó «adecuados» para su iniciación; no obstante, cuando Armin se dio la vuelta para examinar una revista de sexo tántrico, Reiss encargó otro paquete de cintas más «cuestionables» y los metió dentro de su mochila.
Sin darse cuenta, el reloj del mercado marcó la una de la tarde y contrario a tiempos más normales, en los que la ansiedad empañaba el viaje a la floristería por temor a llegar tarde, la pareja decidió tomarse el día libre y se disculparon con Kenny mediante un mensaje, con la pobre excusa de un día arruinado por la gripe. De esta manera, Armin e Historia salieron del lugar y asegurándose de que todas sus compras estuvieran empacadas en bolsas negras, tomaron un autobús que los llevaría a sus casas.
Ubicados en la parte media del vehículo, donde los asientos estaban dispuestos para que los pasajeros se miraran, evitaron hablar del tema en todo el recorrido; sin más armas que su silencio, se enfrentaron al dilema de transportar objetos que los volvería el hazmerreír de la ciudad, si es que estos eran descubiertos… y quiso el caprichoso destino que ambos jóvenes se vieran rodeados de personas con cualidades morales evidentes para fungir de «jueces»: una logia de cuatro ancianos, dos monjas y una mujer con su hijo que se sentaron frente a ellos, a falta de espacio en la parte delantera del bus.
Armin sudó frío en el instante que el niño de dos años se acercó a darle palmadas al paquete que tenía entre sus piernas y apretó la bolsa lo más que pudo, mientras le dirigía una sonrisa falsa a la madre enternecida con la inocencia de su pequeño; por su parte, Historia tomó la mano de su novio y recostó su rostro abrumado contra su cargamento, sonrojándose con violencia al sentir que la punta de un consolador oculto chocaba contra sus labios por obra del azar. La muchacha tuvo que reprimir su sorpresa ante la gente, conforme una monja comentaba que solo un amor puro como el de ellos le daría esperanzas al mundo.
Así pasaron los quince minutos más tortuosos de sus vidas y llegando a su destino, la pareja bajó del autobús lo más rápido que pudo, al punto de casi estrellarse contra la puerta de la casa de los Arlert, y entraron en el acto. En la privacidad de sus paredes, liberaron todos sus sentimientos reprimidos en forma de gritos y suspiros exagerados.
─¡Mierda! ─exclamó el joven, con las manos enredadas en sus cabellos rubios─ ¡Eso estuvo cerca, demasiado!
─La próxima vez tendremos que ir de noche, ¡y hablo en serio! ─Historia se pasó las manos por el rostro, presa de un violento sonrojo.
─¡Hecho! ─aceptó sin vacilar, luego miró los paquetes y recuperado de su shock, reaccionó dando media vuelta─ P-pero ¿qué hacemos aquí en la sala? ¡Hay que guardarlo todo, rápido!
─¡Está bien, está bien! ─subió las escaleras con Armin, rumbo a su cuarto─ Por suerte, nadie lo verá.
─No me quiero arriesgar: mi abuelo volverá en una semana ─calculó, muy preocupado de que su única familia descubriera su secreto, y abrió la puerta de su habitación─. Lo conseguimos todo, ¿verdad?
─Sí ─contabilizó varios juguetes─. ¿Qué habrán visto en nosotros que nos ofrecieron tantos descuentos?
─No todos los días vienen a comprar tantos, supongo ─razonó y al abrir una bolsa, encontró un par de guantes de manga con escarcha─. ¿Y esto?
─Protección, genio ─Historia señaló el tatuaje de flor de cerezo en su mano izquierda─. Los antifaces no serán suficientes para cuidar nuestra identidad.
─Quién como tú, Cerecita ─celebró su audacia─. No sé qué haría sin ti…
─¿Y qué harías conmigo? ─replicó tras un corto silencio; luego, sin que el muchacho lo esperara, tomó sus mejillas y le plantó un beso furioso.
Armin giró con ella en su mismo lugar y en respuesta a su pasión, se aferró a su cintura para acercarla más a su cuerpo, guiándola a la comodidad de su cama. Por un momento, olvidaron los calambres por la noche anterior y cayeron sobre las sábanas, entre gemidos y elogios propios de una pareja ansiosa.
Casi sin medir su fuerza, el rubio apretó sus pechos por debajo de la blusa y se deleitó besando su cuello, a la vez que la chica impulsaba sus caderas para frotarse contra el relieve que emergía de sus pantalones, pidiendo más y más. En eso, Armin paró de repente y se alejó de ella, en busca de algunas cosas guardadas en las bolsas negras.
─¿Qué crees que haces? ─resopló, excitada.
─Control de calidad ─bromeó, trayendo tres objetos que ocultaba tras su espalda─. Cierra los ojos, cariño…
Historia se sometió al pedido de Armin y conforme sus ojos eran vendados, consintió que enganchara sus manos a la cabecera de la cama y disfrutó privarse de la vista solo para experimentar el placer de oír una cremallera abrirse, así como el roce de su propio pantalón y ropa interior por sus piernas abiertas. Totalmente expuesta de la cintura para abajo, Reiss soltó un jadeo que anticipaba su deseo de ser penetrada; sin embargo, una textura fría y metálica la estremeció, junto con el sonido de un «pequeño motor» cerca de su entrada.
─Eso, preciosa, eso… ─susurró el joven, al verla temblar por efecto del vibrador─ ¡cielos, Historia! Estás tan mojada…
─Armin… ─un nuevo gemido hizo arquear su espalda, tan sensible a los esfuerzos de su novio por masturbarla.
Carente de cordura, movió sus caderas al mismo tiempo que el muchacho escupía en su mano derecha para bombear su miembro erecto, al ritmo del vibrador. El coro ansioso de Historia llenó sus oídos, tanto como la humedad de su interior que se escurría por sus dedos; sus pezones sobresalieron por debajo de la blusa y sus mejillas cubiertas por la venda estaban casi tan rojas como los pliegues de su intimidad. Armin gruñó ante tan hermosa vista y clamó el nombre de la chica, ahora convertida en una ninfa sensual que lo llevaba a la cima de la locura; su emoción se disparó y su mano descontrolada sacudía su longitud con fervor, sin dejar de apretar el botón del vibrador.
─Aaah, Dios… ¡A-Armin! ¡Oooh, Armin! ─se contorneó con un potente gemido─ Armin, me corro, ¡voy a correrme!
─¡Sí! Mierda, sí, sí, sí… ─vio gotear su punta y la acarició con más fuerza, aferrándose al colchón─ ¡oh, Historia! Ya viene, ya viene… ¡aaah, Historia!
Los dos soltaron un grito al unísono y mientras Reiss chorreaba sus jugos en sus muslos y las sábanas, Arlert derramó su semen en la entrepierna y el estómago de su mujer, reduciendo la intensidad de su bombeo. La claridad volvió a su mente poco después y algo abrumado por su liberación, Armin contempló lo pegajosa que se veía Historia con la mezcla de sus esencias: una gran necesidad lo poseyó otra vez, no esperó que su compañera se relajara debidamente y quitándose la chaqueta que cubría su torso, se agachó y lamió su entrada.
─A-Armin… susurró con lujuria.
─Esto no terminó, Cerecita ─la provocó con la punta de la lengua─. Amo que te corras para mí, amo tu sabor, tu calor… ¡mmm! ─succionó su clítoris por sorpresa─ Historia, me vuelves loco…
─Armin, suéltame ─rogó que le quitara las esposas.
─Todavía no ─rio por lo bajo y su aliento cálido la hizo temblar, para luego sujetar sus muslos y profundizar la acción de su lengua en su centro de placer.
Reiss no pudo contener un grito y volvió a contornearse, cada vez más ansiosa de que su amado la complaciera al máximo; su mente nublada lo llenó de halagos y casi llorando por la habilidad del «dios apasionado» entre sus piernas, juzgó que ya era momento de compensarlo por tanta pasión brindada.
─O-oye, con calma… ─Armin percibió que la chica quería zafarse y forzó el agarre de sus muslos, hasta que un empujón de sus caderas lo detuvo─ ¿qué pasa?
─Libérame, por favor ─exigió de nuevo, no con ánimo de pelea.
─¿Qué, no te está gustando? ─el tono de Historia lo previno y obedeció; pero al momento de hacerlo, la vio empujarlo contra la cama para sentarse a horcajadas sobre él, mientras se sacaba la venda, la blusa blanca y el sujetador─ Cerecita, creí que…
─Tu turno acabó. Ahora me toca a mí… ─demandó con urgencia, al mismo tiempo que agarraba su pene para introducirlo en ella─ ¡oooh, sí! Esto es lo que quería, Armin, ¡tenerte bien adentro!
─¡Historia! ─gimió, sonrojado y presto a aguantar los fuertes saltos de su novia, apretando sus senos para distraerse un poco─ M-mierda, Historia…
─D-Dios, qué duro estás ─exclamó con una sonrisa agotada y siguió frotándose con tanta fuerza y velocidad que sus gemidos se descontrolaron─, ¡Armin, dame más! ¡Ah-ah-aaah, mi cielo!
─C-cariño… ─dijo con voz entrecortada y al sentir que ella lo jalaba para sentarse en el colchón, profundizó sus embestidas sin dejar de abrazarla─ oooh, ¡qué rico lo haces!
─S-sí, mi amor, sí, ¡por favor, chúpamelas! ─guio su cabeza hasta sus pechos para que se deleitara con ellos─ Quiero que me las chupes como ayer, ¡dime que soy tuya!
─Eres mía, s-siempre serás… ¡ngh! ─sintió la presión de su miembro y supo que estaba muy cerca de terminar, por lo que continuó jugando con los pezones rosados de su mujer para motivarse─ C-Cerecita, m-me vengo…
─¡Eso, Armin, eso! ─sus palabras aceleraron sus movimientos─ Haz que me corra también, ¡q-quiero que te corras conmigo, aaah!
─¡Oooh, cielos, Historia! ─la embistió por última vez y se dejó invadir por el orgasmo de su novia, en tanto la llenaba con su semilla y gruñía de placer, disfrutando el apretón de su interior y las sensuales convulsiones de la chica.
Durante esos eternos segundos, sus preocupaciones se esfumaron como por arte de magia y cansados al máximo, ambos cayeron abrazados sobre la cama, sin separarse del todo. La pareja fue relajándose de a pocos y cuando Armin finalmente sacó su longitud, Historia soltó un suave jadeo por la enorme cantidad de semen que se deslizaba fuera de su intimidad.
─Jamás pensé decirlo ─soltó el muchacho, con una sonrisa boba─, pero este trabajo te ha sentado de maravilla.
─Lo mismo pienso de ti ─Historia lo miró con orgullo─. ¿Crees que estamos listos para lo que viene?
─¿En serio lo estás preguntando? Nada será un obstáculo para nosotros, nada… ─Armin la besó y entre risas, se dieron un abrazo que resumía la terrible confusión que vivían en los últimos días.
[…]
Los dedos de Dennis se movieron ágiles sobre el teclado, mientras intentaba responder la enorme cantidad de mensajes que llegaban al correo de «Paradise Flowers», desde la emisión del video de Historia y Armin: casi incrédulo, aspiró su puro con fuerza y soltó una gran bocanada de humo, celebrando la extraña fortuna que aquel par de inexpertos le trajeron a su negocio. En eso, una llamada lo sacó de su ensueño y se dispuso a contestar.
─¿Diga? ─apoyó el auricular contra su hombro, sin dejar de contestarle a los clientes en la computadora─ ¡Oooh, señor Mayer, es usted! Imagino que ya vio las cifras de las últimas semanas… claro, claro, las ganancias se han duplicado. ¡Si supiera cuánto…!
Dennis no pudo acabar su frase y escuchó cada instrucción del otro lado de la línea; conforme lo hacía, la sonrisa en su rostro permaneció rígida por un rato hasta desvanecerse y su optimismo inicial lo abandonó por completo. Pasándose una mano por la cabeza, apenas notó que Carly abrió la puerta de su oficina y le hizo un ademán para que esperara allí.
─¿D-desde cuándo? ─titubeó un poco─ Sí, entiendo… no, todo está bien. Descuide, señor Mayer: se hará como demanda. Tendrá noticias pronto.
Dennis colgó el teléfono y siseó frente a su computadora, al mismo tiempo que Carly ingresaba con una bata verde transparente, silenciosa y convencida de que jamás había visto tanta preocupación en el dirigente de la casa pornográfica.
─Luces como la mierda, ¿sabes? ─bromeó, rumbo a su escritorio.
─Deberías tocar antes de entrar ─resopló mientras minimizaba la pestaña de su correo personal.
─¿Desde cuándo somos tan formales? ─tomó la barbilla del hombre y con un gesto sensual, lo obligó a apoyarse en el respaldo de la silla giratoria para sentarse a horcajadas sobre él─ Vamos, ¿qué pasó? No me digas que tanto éxito te asustó de repente.
─No es eso ─torció los labios, dudoso de contarle algo que no le competía por no ser de la administración─. El señor Mayer vio las estadísticas de los últimos videos y preguntó por los chicos nuevos, está impresionado.
─¿Eso no es bueno? ─arqueó las cejas.
─No, si altera el contrato que firmé con ambos.
─¿De qué hablas?
─No sé cómo decírselo a los mocosos ─suspiró─. Quedamos en que solo filmarían videos como pareja única, pero acaban de exigirme que cojan con otros actores. Sé que tú no te opondrías, estás acostumbrada, pero ¿ellos? No van a querer, por mucho que les ofrezca un pago extra, y si esto llega a oídos del jefe y se entera del adelanto, me matará…
─Oye, cálmate, ¿sí? ─acarició los cabellos de Dennis─. No creo que todo esté perdido… además, ¿no recuerdas lo de anoche? Historia te dijo que no le importaba lo que le pidieras en el nuevo contrato, porque de todas maneras lo aceptarían. Solo diles la verdad: hay dinero de por medio y ellos saben que con eso no se juega.
─No había pensado en ese detalle… ─meditó un rato y como si no hubiera ocurrido nada, sonrió con gran ánimo y apretó las nalgas de la prostituta─ ¡Carly, Carly, querida! ¿Por qué no te vuelves mi asistente? Eres tan hábil de mente con los negocios, solo tú podrías salvarme el pellejo.
─¿Ya olvidaste quién fui antes? ─respondió, con cierta nostalgia.
─No, Lily Sandy, no ─la solución propuesta por Carly lo hizo excitarse y sin decir nada, desató el nudo de su bata para chuparle los senos─; pero no es momento para hablar de eso ahora…
La joven sintió la erección de Dennis entre sus muslos y emitiendo un suave quejido, se aferró a los hombros del dueño para que este la penetrara a su antojo, ocultándole la tristeza de su rostro… y en tanto esto ocurría, las notificaciones se acumulaban en la interfaz de «Paradise Flowers» como señal de que una nueva ola de clientes mostraba interés en las grabaciones.
[…]
─No, no… yo comprendo, señorita: sé que no debí ver un documento ajeno ─habló Uri por teléfono, caminando en la sala de su casa con la carta del Departamento de Seguro Médico─. La cuestión es que el señor Arlert es mi mejor amigo y según sé, siempre ha cumplido con los pagos del seguro. ¿Bajo qué argumento le están cobrado una cantidad tan grande? ¿Cómo es posible?
─«Como le dije, señor Reiss, no estoy facultada para darle esa información. Lo único que puedo decirle es que no hay motivo para que inicie un escándalo».
─¡¿Escándalo?! ─se sintió muy indignado─ Hablamos de siete mil, ¡cómo quiere que reaccione ante eso!
─«Insisto, no tiene por qué dirigirse a mí de esa manera, mucho menos cuando la deuda ya fue cancelada».
─Claro, lo dice tan se… ¿c-cancelada? ─la respuesta lo desconcertó.
─«Por supuesto, su nieto realizó las gestiones correspondientes hace unos días. Si quiere saber los pormenores del asunto, le sugiero que se lo pregunte a él. Ahora debo trabajar, que tenga buen día» ─la aseguradora cortó con rapidez y el tío de Historia no tuvo más remedio que guardarse su discusión.
─¿Armin canceló los siete mil? ─repasó en su mente todas las actividades realizadas por el muchacho y al no hallar una que le proporcionara tanto capital, pensó en los escenarios más terribles─ ¿Qué está sucediendo aquí?
Poco acostumbrado a la intriga, encendió su celular con el único objetivo de hablarle al nieto de Herman; sin embargo, otra llamada interrumpió su plan y lejos de tranquilizarse, Uri sintió un vuelco en el estómago.
─B-buenas tardes… ¡oooh, Rod, eres tú! ─exclamó con un tono exagerado de felicidad, pese a que su rostro mostraba todo lo contrario─ ¡Q-qué alegría oírte! Hace tiempo que no hablamos: dime, ¿cómo has estado?
─«Todo bien, Uri, ¡finalmente me libré de todo el trabajo de la temporada! Esto de ser contador es una tortura» ─confesó, entre risas.
─Sí, ya me lo imagino ─intentó seguirle la corriente.
─«¿Y qué hay de ti? Suenas extraño».
─¿Qué? No, no, no, estoy de maravilla… sí, muy bien ─se rascó la cabeza, sin saber qué decirle a su hermano mayor.
─«¿Seguro? Si tiene que ver con Historia…».
─¡Ja, ja, ja, pero qué dices! ─lo interrumpió─ Ella es la sobrina que cualquier persona desearía tener, no me ha dado ningún problema hasta ahora.
─«Oh, eso me da gusto… ¿sabes? Pedí vacaciones y dentro de dos semanas, pienso ir a tu casa, ¡extraño ver a mi hija!».
─¿Casa? ─el anuncio de Rod lo tomó por sorpresa─ P-pe-pero claro que puedes venir, serás bien recibido.
─«¡Excelente! Entonces nos vemos pronto, Uri, te avisaré cualquier cosa».
─Perfecto ─sonrió por compromiso─. Cuídate, Rod…
Uri se aseguró de que la llamada terminara y sentándose en el mueble más grande de su sala, tomó una gran bocanada de aire y se llevó las manos a la cabeza: ¿ahora cómo le explicaría a su hermano que Historia trabajaba, cuando le hizo la promesa de que solo estudiaría bajo su tutela?
[…]
─Adoro… ¡no, amo estas flores! ─exclamó Hange en su sillón, fascinada con el catálogo de arreglos florales que le prestó Levi─ Sin duda, quedarían perfectas en el arco de la entrada, ¿tú qué…? ─notó que su futuro esposo roncaba y le dio un suave empujón con el hombro─ ¡Moblit, no te duermas!
─¿Eh, qué? ─fingió espabilarse, pero el bostezo delató su aburrimiento y se limpió un hilo de saliva─ Mmm… Hange, deberíamos descansar.
─¡Ni loca! Le prometí a Levi una respuesta y conociendo lo impaciente que es, apuesto a que estará esperando mi mensaje.
─O tal vez es un hombre razonable y está durmiendo como cualquier persona lo haría a esta hora ─se volvió a acomodar en el mueble.
─Pero, cielo, son las diez de la noche ─señaló su reloj.
─¡Justo por eso! También insististe en darle un adelanto el día que lo visitamos ─replicó─, ¿para qué te desesperas sin necesidad?
─Porque hablamos de Levi Ackerman ─sonrió, orgullosa.
─Levi, Levi, Levi… ─se levantó del sillón con sueño y pesadez─ no hay día que no lo menciones, desde que fuimos a la floristería. Me parece demasiado…
─Como digas, cariño ─Hange anticipó sus celos y en vez de discutir, lo guio hasta su cuarto y le dio un beso en la mejilla─. Duerme bien, te amo.
─También yo, cielo… ─con un balbuceo, cerró la puerta.
─¡Hmp! Hombres ─la muchacha de lentes sacudió la cabeza y de regreso a la sala, tomó un papel en el que Levi escribió un código de trece cifras.
Experta en pagos a distancia, abrió un aplicativo en su teléfono e insertó el número de cuenta que le había proporcionado su viejo amigo, junto con el monto correspondiente a la mayoría de los arreglos florales de la revista. Hange emitió un suspiro agotado y pese a que Moblit no pudo ayudarla del todo con la elección de las decoraciones, por el cansancio de su trabajo, agradeció que el hombre no estuviera despierto para que no la criticara por el enorme gasto en su matrimonio: después de todo, no se consideraba mezquina y esperaba que en el fondo, Levi tampoco la juzgara por su decisión.
La transferencia fue realizada con éxito y al cumplir su gran meta del día, Hange dejó su aparato en la mesa, muy ansiosa por enredarse en las sábanas con su novio; sin embargo, el zumbido de su celular la atrajo de nuevo a la sala y su corazón se agitó inexplicablemente con el nuevo mensaje en su pantalla: «Tengo que verte. Te esperaré mañana a las diez, en el "Palacio de los Siete Mares"».
N.A.:
¡Buenos días! Después de mucho tiempo regreso con este fanfic, con nada menos que nuevos dilemas para Armin e Historia (pobres, apenas pueden lidiar con la recuperación del abuelo y la distancia de sus amigos T_T).
Si bien el cargo de culpa ya carcomía sus mentes, imaginen cómo se sentirán cuando sepan que deben «ampliar las cláusulas de su contrato» en las grabaciones… ¿quién se atreverá con la revelación, Carly o Dennis? Sea quien fuera, esto supondría un giro muy fuerte de los acontecimientos para los dos… y por si no bastara, Levi vuelve a entrar en escena: ese hombre no es para nada despistado y ahora que la milagrosa deuda cancelada se mezcla con los pedidos de Hange para su boda, posiblemente encuentre cosas que no le gusten (¿o sí? 7u7) Ni hablar del nuevo hallazgo de Uri con el seguro de Herman y la visita de Rod… ¡sí, el padre de Historia, justo en esta recta de la narración! Rayos, sí que el destino colabora con la pareja (no necesariamente para bien XD :''v).
Las fichas ya están en posición, ¡así que crucen los dedos para que no sea un jaque mate rotundo hacia Armin e Historia! Ya han perdido demasiada paz :''v pero ustedes se han ganado un capítulo doble para hoy… nuevamente, agradezco a Nikola por este detalle y espero que el siguiente episodio sea prometedor. ¡Muchas gracias por sus lecturas y reviews, buena suerte a todos! :D
