DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Hajime Isayama. Este fanfic va dedicado con mucho cariño para Nikola Ackerman.


LOVELY CHERRY


Catarsis


Según sus cálculos, el profesor Erwin Smith había avanzado muy rápido la clase… o quizás él escribía demasiado lento, tanto que apenas iba en la primera mitad de la pizarra, cuando el licenciado ya trazaba los nuevos códigos binarios que debía aprender para el examen. Armin resopló en su sitio e hizo un esfuerzo sobrehumano para no caer preso del sueño, como ya le había ocurrido en las clases de los últimos tres días.

─Armin, tu libro de programación ─Historia le susurró al oído─. Ábrelo.

─¿Qué? ─reaccionó, adormilado─ Ah, sí, enseguida… ¿volví a dormirme?

─Para tu suerte, no ─acarició su hombro y después hizo una mueca al ver el pizarrón─. Ese sistema se ve fatal.

─Podemos repasar en casa. Cuando terminemos de…

Armin no acabó la frase. Por cada día que pasaba, la barrera entre su vida normal y su nueva rutina clandestina se hacía más delgada, al extremo de olvidar detalles tan básicos como el no tener tiempo para estudiar por su «nuevo trabajo» y la ahora incómoda promesa de guardar silencio por un bien mayor. Contó las cuatro semanas de labor que le faltaba completar y lleno de pesar, miró a los amigos de los que se distanció, desde aquella discusión con Reiner: sin duda, todo se había estropeado. ¿Qué más debía hacer para recuperar su tranquilidad?

─¡Listo! ─dijo el profesor Smith, inmediatamente después de que tocara el timbre del receso─ La siguiente consigna será elaborar una página web usando los nuevos códigos que les acabo de enseñar. Si en caso tuvieran dificultad para hacerlo, también pueden analizar la estructura de una página ya existente, aunque esa opción recibirá menos puntaje que el primer trabajo. ¡Que tengan un excelente día!

─Profesor, el récord de esta semana ─Jean le presentó un informe, por ser delegado del docente.

─Bien hecho, Kirstein. Te avisaré si hay correcciones ─le agradeció y dejó el salón, junto a otros muchachos que iban hacia la cafetería de la facultad.

─Ya se fue ─dijo Armin, abrumado por toda la teoría que no pudo copiar.

─Te pasaré mis apuntes más tarde ─prometió Historia y al notar que su novio miraba fijamente la puerta, justo cuando sus amigos se retiraron del salón, intuyó su pena─. No podemos seguir así.

─Lo sé ─se entristeció─. Ni siquiera he planeado cómo acercarme a ellos.

─Tampoco yo ─quiso darle ánimos─. ¿Podemos intentarlo?

─¿Y si no quieren?

─¿Desde cuándo das una batalla por perdida? ─lo desafió y sonriéndole, tomó su mano para que recogieran sus libros y salieran juntos.

Quiso la poca cantidad de estudiantes en el pasillo que Armin e Historia tuvieran más facilidad para caminar entre la gente y aun con sus dudas, el joven alcanzó el brazo de su mejor amigo y pidió que todo el grupo se detuviera. Dos días de lejanía fueron compensados con tres minutos de charla: tiempo suficiente para que cualquier problema entre viejos camaradas se arreglara. Sin más palabras de por medio, Jean y Armin se disculparon y todo el grupo se fusionó en un abrazo, muy alegres de que su amistad todavía perdurara.

[…]

Luego de soportar el tedioso tráfico del Óvalo Yalkell, Hange aparcó su automóvil en un carril autorizado y entró al «Palacio de los Siete Mares» con una expresión de incertidumbre… y bien tenía muchos motivos para sentirse así, empezando por la repentina invitación de anoche y el hecho de que allí servían comida marina, manjar que Levi detestaba desde siempre; además de la curiosa ubicación de la mesa reservada para ambos, muy cerca de otros desconocidos. Eso, junto con el pedido de que viniera sola y la discreta ansiedad en su gesto, le hizo preguntarse si su amigo de la infancia se había arrepentido de consolidar el contrato de la decoración de su boda.

─Hange ─la saludó por su nombre y aquello la asustó.

─Levi ─se sentó frente a él y por un rato, los dos guardaron silencio, conforme ella examinaba un plato de salmón ahumado recién servido─. Debo admitir que me siento intrigada.

─Hmm… también yo ─apoyó el mentón sobre sus brazos flexionados.

─¿No trabajas a esta hora?

─Sabes que abro después de mediodía. Además no tenía mucho que hacer, así que ─dudó en continuar─ decidí tomarme el rato libre.

─Es chiste, ¿no? ─cuestionó─ Digo, todavía recuerdo que una vez no cumplí mi parte de una tarea grupal y casi me obligaste a limpiar toda tu casa.

─Las cosas cambian ─se encogió de hombros.

─Vaya que sí ─señaló el plato─: ¿ahora te encanta la comida marina?

─No es para mí ─le ofreció el salmón con mucha cortesía─. Espero que te guste, exigí que lo sirvieran muy bien.

─Eh, ¿gracias? ─incrédula, aceptó el regalo y dudó poco antes de probar.

─De nada, te lo mereces ─suspiró─. Aunque…

─Supongo que tienes algo que decir ─esta vez lo observó con una actitud crítica, mientras comía un buen trozo de salmón─. ¿Me equivoco?

─No ─afirmó─. Me agrada que sigas siendo tan perceptiva.

─Y me inquieta que me hayas dirigido tantos halagos en menos de cinco minutos ─confesó─. ¿Me vas a decir qué sucede?

Levi apretó los labios, acentuando el relieve de la cicatriz de su rostro, y respiró hondo antes de dar el que sería uno de sus discursos más complicados.

─Sé que no he sido el compañero más atento que pudiste tener en la escuela y te pido perdón por eso: mi carácter es difícil de aguantar y aun así, siempre has estado a mi lado. Jamás podré agradecerte lo suficiente, Hange.

─Y no tienes que hacerlo, Levi ─su sinceridad la dejó en shock─, para eso estamos los amigos.

─Lo sé, pero ─calló por unos segundos y tragó saliva, notando que el suspenso incomodó a su camarada─ hay cosas que llegan demasiado lejos, cosas que uno no espera ver…

─C-cosas como, ¿cuáles? ─la joven sintió el acelerar de sus latidos.

─Supongo que intuyes a qué me refiero ─sin esperar la reacción de su compañera, tomó sus manos─. Sé que nunca lo he hecho y apuesto a que mi madre saltaría de emoción si me oyera decirte que te quiero, pero…

─¡Levi, es suficiente! ─Hange se soltó de él, muy sonrojada por lo que fácilmente sonaba como una atrevida confesión de amor─ Yo sé que te importo y tú también a mí, solo que… lo siento mucho, me tomaste con la guardia baja.

─Eso debería decir yo ─suspiró─. Hasta ahora, sigues sorprendiéndome.

─Ya lo sé, p-pero ─por primera vez en su vida, no pudo mirar fijamente a Levi y se sintió terrible por no saber controlar sus emociones─ es imposible.

─No, tratándose de ti.

─Levi, me voy a casar ─enfatizó─, ¡amo a Moblit!

─Eso también lo sé.

─¿Y por qué me dices todas esas cosas ahora?

─¡Porque no debiste hacerlo! ─alzó un poco la voz.

─Que yo, ¡¿qué?! ─respondió de la misma manera─ ¡¿Qué culpa tengo de haberte confundido?!

─¡Ya me conoces! ─golpeó la mesa con la palma de la mano, asustando a algunos comensales─ ¡El que te aprecie, no me hace querer solucionar tus cosas y lo mismo debiste pensar tú! ¡No te necesitaba de esa manera, Hange, puedo valerme por mí mismo!

─P-pe-pero ─la muchacha notó que el tema cambió de dirección y arqueó las cejas, bastante confundida─, ¿de qué estás hablando?

─Del día que fuiste a visitarme con tu novio ─le refrescó la memoria─. Conversamos muchas cosas y poco antes de irte con Moblit, el distribuidor de la floristería llegó a mi local.

─¿Dita? ─recordó el nombre con el que se presentó esa tarde.

─Sí ─confirmó─. Esa vez le pedí que habláramos en mi oficina y cuando salimos de ahí, te cruzaste en el pasillo porque «habías vuelto del baño»; luego le preguntaste sobre unas flores muy extrañas que querías para tu boda y que justo me trajo ayer en la mañana.

─¿Sí las consiguió? ─sus ojos brillaron de emoción.

─¡Así es! ─replicó─ Coincidencia, ¿verdad?

─Más bien, yo diría «eficiencia» ─corrigió.

─Eso no importa ─resopló─. ¿Cuánto le diste?

─¿A él? Te pagué a ti, Levi ─aseveró.

─Sí, un enorme adelanto ─razonó─, y si mal no recuerdo, tú y Moblit se fueron con él porque deseabas seguir hablando de las flores. Confiésalo ahora: escuchaste mi charla con Dita en la oficina y le pagaste lo que le debía.

─¿Pagar? ¿De dónde sacas ese disparate?

─¿Quién más lo haría, si no? Ese día estabas tan feliz que hasta prometiste ayudarme en lo que fuera para honrar la memoria de mi madre ─la voz de Levi se quebró un poco, por la vergüenza y la nostalgia─. No niego que tomé tus palabras a la ligera, pero de haber sabido que las cumplirías…

─Levi, te juro que no sabía nada de esa deuda ─negó Hange, conmovida y empática por la inusual sensibilidad de su amigo, y fue la verdad en sus palabras lo que finalmente relajó a Ackerman─. De hecho, tu invitación me asustó.

─¿Por qué?

─Porque ─volvió a sonrojarse─ creí que te opondrías a mi boda.

─¿Y por qué rayos haría eso?

─¡Vamos, Levi, sonaste como un hombre desesperado! ─replicó─ Por un segundo, pensé que te habías enamorado de mí.

─¡Dios me libre, Cuatro Ojos! Te estimo como si fueras mi hermana.

─¡Qué bendición! ─celebró, casi llorando de alivio─ No habría soportado verte peleando con Moblit, aunque… eso de disputarse mi amor suena tentador, ¿sabes? ─le guiñó un ojo mientras comía el salmón.

─Ni en mis peores pesadillas ─tomó un sorbo de agua y luego retomó el tema─. Entonces, si no fuiste tú…

─Ya te dije que no lo hice ─insistió─. ¿De cuánto era la deuda?

─Tres mil, incluyendo intereses.

─Oye, eso vale mi presupuesto para la decoración ─calculó rápidamente─. Habría sido difícil ayudarte, de todos modos: mi boda será muy costosa.

─Sí… ─Levi miró a la nada.

─¿Qué tal alguien más? ─Hange pensó en otros sospechosos─ ¿Tu tío?

─Fue lo primero que pensé ─suspiró─: está tan quebrado como yo, al menos hasta que le paguen su pensión en dos semanas. Tú, ni hablar, estás descartada. Moblit...

─Apenas se conocen y él es algo tacaño ─se burló.

─Pues no se me ocurren otros ─meditó en silencio y en eso, dos nombres vinieron a su mente─. Armin e Historia… no, no, ellos no.

─¿Quiénes son?

─Dos chicos que trabajan para mí ─le explicó─, pero es imposible. El abuelo de Armin sufrió un accidente y por lo que supe, el seguro lo está cubriendo todo; aparte, solo tienen este empleo y no he podido pagarles el sueldo de este mes. ¿De dónde sacarían dinero un par de mocosos?

─Tienes razón ─tomó limonada─, pero alguien me dijo hace tiempo que en la evidencia menos pensada, la respuesta se oculta. Analiza cada posibilidad y si llegas a descubrir quién es, agradécele: esa persona debe estimarte muchísimo.

Levi pensó en las palabras de Hange y más calmado, le obsequió una sonrisa, confirmando para sí lo increíble que era tenerla como mejor amiga.

─Ahora que lo pienso bien, creo que debimos casarnos.

─¡Levi! ─tosió un poco, mientras este se burlaba por su broma pesada.

[…]

El constante golpeteo de caderas se unió a la sinfonía de un colchón crujiente y el esfuerzo de dos hombres que, por sus gemidos, anunciaban la llegada de sus clímax en cualquier momento. Aquello se notó en el rostro de Kenny, el amante fogoso que ahora disfrutaba de la libertad de su relación amorosa y se animó a romper su rutina nocturna para tener sexo con Uri en la mañana, especialmente después de tanto estrés del día anterior. Con ello en mente, aceleró sus embestidas y sujetando las nalgas de su pareja, rugió su nombre casi al mismo tiempo que se corría dentro de él.

—Mieeerda —soltó lleno de gozo—, q-qué bien aprietas, Uri…

—K-Kenny… —jadeó Reiss, bien agotado y rendido por venirse también— otra vez, p-por favor, otra vez…

—Aaah, no desesperes —sacó su pene con cuidado y lo frotó contra su trasero—, deja que me recupere un poco…

—Quién te manda ser tan… ¡ufff! —se tumbó en el lado derecho de la cama— Creo que no lo hemos hecho así desde nuestro primer mes juntos.

—La edad no perdona —rio el veterano de guerra—. ¿Te gustó?

—No preguntes idioteces —le pellizcó la nariz y por un buen rato, ambos guardaron silencio y se miraron, cada quien perdido en sus pensamientos—. Es raro que aceptaras venir a estas horas: ¿sucede algo?

—Nada importante…

—Eso dijiste antes de que atacaran a tu pelotón, hace más de cuatro años —entrecerró sus ojos—. Vamos, te conozco.

—Te lo contaré después —resolvió, sin afán de preocupar a Uri con el tema de la floristería—. Más bien, me intriga que hayas sido tú quien me llamara. ¿Por qué tenías esa cara de mierda cuando llegué?

—Tuve un día difícil —apenas contestó, abrumado por la futura visita de su hermano Rod y la misteriosa reparación de la deuda del seguro.

—¿Qué tanto? —acarició su rostro.

—Pues —torció un poco los labios— creo que ya te hablé de mi hermano mayor, el que vive en la provincia de Stohess. Me visitará pronto.

—¿Quién, el gordo que sale en el cuadro de tu sala? Ja, ja, ja, ja… ¡aaay! Ya, ya, ya, está bien, me calmo —dejó de burlarse cuando Uri le jaló un mechón—. Demonios, se nota que su venida te inquieta: ¿no le has contado nada?

—¿De nuestra relación? —se señaló a él mismo y a Kenny— Eso es lo de menos, Rod ya sabía de mis tendencias cuando era más joven. Es por Historia.

—¿Ahora qué hizo la mocosa?

—No, fue lo que yo hice —lo corrigió—. Antes de que ella llegara a mi poder, le prometí que haría todo lo posible para que se dedicara a su carrera. Si Rod se entera de que su hija ha estado trabajando en vez de seguir sus estudios sin distracciones, se enojará mucho conmigo.

—Uy, qué terrible…

—Hablo en serio, Kenny —se molestó un poco.

—También yo —replicó—. Tu sobrina ya no es una niña y por lo que me dijiste hace tiempo, él se ha dedicado más a su empleo que a su familia. ¿Con qué derecho le reclamaría a Historia que no decida el rumbo de su vida?

—Suena sencillo, no eres su padre —resopló.

—¿Olvidaste que crié a Levi porque el marido de mi hermana lo abandonó? —miró hacia el techo— No sé si lo hice bien, pero el enano ya se vale por sí mismo y con eso me basta. Es mi orgullo…

—Hmm… —Uri recostó su cabeza en su pecho, sonriente— por eso te admiro, Kenny. ¡Cómo me gustaría que Rod pensara igual que tú!

—Y tendrías un amante parecido a tu hermano, qué perturbador…

—¿Por qué te encanta arruinar los momentos románticos? —se quejó entre risas y lo abrazó más— Gracias por ayudarme.

—Te va a costar —con una sonrisa pícara, cambió de posición y se echó sobre él, frotándose con lujuria—. ¿Listo?

—No puedo creer que ya estés duro de nuevo, ¡oooh! —se sonrojó al sentir que la punta de su miembro entraba en él— K-Kenny, despacio…

—Hablas demasiado, Reiss —le mordisqueó la oreja y besó su mejilla, mientras se encajaba más en su interior.

—Eso no dices cuando gimo para ti… —fue lo último que pronunció, antes de que el vaivén apasionado de Ackerman le arrancara un nuevo coro de jadeos.

[…]

Una veintena de camarógrafos y asistentes de luces y sonido se movían por doquier en lo que parecía ser una enorme terraza, acondicionada previamente con el fondo de una playa que brillaba con luz artificial, para dar la sensación de que estaban en la superficie y no a diez metros bajo el suelo: el espacio casi idéntico a dos cuartos matrimoniales tenía un encanto paradisíaco, gracias al esfuerzo de los diseñadores y la incorporación de nuevos muebles que Dennis mandó comprar con las ganancias de sus últimos videos. Fue por tal capricho que el administrador de «Paradis Flowers» insistió en que Armin e Historia inauguraran una nueva filmación allí, aun si ello implicaba que suspendieran sus actividades normales más temprano de lo usual.

—Puntuales —Dennis calculó la hora en su reloj de mano e inhaló una bocanada de su cigarro—. ¡Ja! Creo que contratar universitarios es muy rentable.

—Solo tuviste suerte —Carly le dio una palmada en el hombro derecho y se paró frente a un ventanal de vidrio opaco, el cual los separaba del escenario—. ¿Cuánto tiempo grabarás aquí?

—El que sea necesario. Solo espero que los chiquillos no cometan tantos errores —se puso detrás de ella y la acercó a su entrepierna, con intenciones de seducirla—. ¿Ya se los dijiste, cielo?

—No quieres arruinarles el ánimo, ¿verdad? —se dio media vuelta y con un beso en la nariz, se separó de él— Déjamelo a mí, hallaré el momento indicado…

—Pues procura que sea pronto o mi jefe me cogerá de las pelotas.

Carly no le respondió y abandonó la sala de grabación, caminando por un pasillo que la llevó hasta uno de los cuartos de vestuario. Allí se cruzó con varios colegas, muchos de los cuales actuaron con ella en orgías propuestas por Dennis; camaradas que ahora mismo le proponían tener sexo en los cubículos del fondo y a quienes rechazó con la diplomacia aprendida en su oficio, solo para detenerse ante una puerta verde en la lateral izquierda de la habitación.

Con cinco toques rítmicos, la prostituta dio aviso de su presencia y cuando Armin la recibió con gentileza, comenzó a arrepentirse de su nueva encomienda: después de todo, ella los había reclutado y entendía la causa noble que los movió a trabajar para ellos; pero no estaba segura si Arlert y Reiss realmente estarían dispuestos a acostarse con otros por dinero. Pese a llevar una doble vida, Carly temía cruzar ciertos límites.

—¿Ya vamos a comenzar? —Armin le permitió pasar— Historia se está acicalando en el baño.

—Todavía quedan cinco minutos —paseó por el camerino y encendió un cigarrillo, atenta a un bulto en la mesa—. ¿Qué rayos tiene esa maleta?

—Oh, lo que nos recomendaste —se rascó la nuca.

—No entiendo —fumó un poco.

—No quieres que diga a los cuatro vientos que compré juguetes sexuales con mi novia —se sonrojó— La verdad, no sé por qué Historia insistió en traer esto hoy, le dije que todavía era muy pronto…

Sin que se lo pidieran, Armin abrió el paquete y le mostró algunas cosas con tanto entusiasmo que Carly pensó que hablaba con un niño; no obstante, tal idea fue desterrada de su mente al contemplar su cuerpo semidesnudo. De complexión atlética, la mujer dedujo que el ejercicio no era su prioridad y aun con ello, supo que ningún actor porno tendría algo que envidiarle; excepto la silueta oculta bajo su ropa interior.

Carly se mordió el labio al observar la entrepierna de Armin y como gran conocedora, supo que un pene en reposo tan sobresaliente auguraba una erección formidable. Con la mente intoxicada por la lujuria, la joven dio rienda suelta a sus fantasías más salvajes e imaginó cabalgar su gruesa longitud una y otra vez hasta correrse; pero el remordimiento del pedido de Dennis la obligó a reaccionar.

—Aaah, ¿tanto? —disimuló un gemido involuntario.

—Sí —suspiró— y no tienes idea de cómo sufrimos para…

—Está bien, no necesitas contármelo —lo detuvo.

—Perdón —rio un poco—. No puedo evitar sentirme nervioso.

—Pero si es la tercera vez que te grabarán —respondió con obviedad.

—Jamás me acostumbraré —miró a la nada y luego de varios segundos, él mismo tuvo que romper la tensión—. ¿O algo cambiará después?

—Hmm… —Carly rehuyó la mirada y nunca respondió, siendo el sonido de su alarma lo único que la salvó de una charla que no deseaba continuar.

—Rayos, demoré mucho —Historia salió del baño y se acomodó el antifaz turquesa que cubría la parte superior de su rostro—. Armin, la máscara…

—Oh, sí —se la colocó al instante y luego de comprobar que su novia tuviera los guantes puestos, le hizo una señal para salir del cuarto solo con ella.

—¿Te acuerdas de todo? —Historia le apretó la mano.

—Eso creo —tragó saliva—. Ya sabes, como la vez pasada…

—Con muchas ganas —la chica se sonrojó y dándole un beso en la mejilla, tomó otro corredor que la llevaría al patio falso, donde un camarógrafo oculto le indicó que empezara.

Reiss respiró hondo y se desnudó como lo exigía el guion, bañándose primero en la piscina para atraer la atención de Armin, el hipotético jefe de negocios que la esperaba con una camisa abierta, un bóxer azul marino y un periódico al frente. Provisto de lentes de sol, el muchacho fingió leer las noticias para ver a Historia chapotear en el agua y al notar que salía de la piscina, se sacó las gafas y tomó una toalla para darle el encuentro.

—¿Te estás divirtiendo sin mí? —Armin le pasó el paño por los pechos y la cintura— Debiste llamarme, preciosa.

—Es que el agua estaba deliciosa —ronroneó, entre caricias a su propio cuerpo— y no pude resistirme…

—¿En serio? Entonces… tendré que limpiarte muy bien —le apretó las nalgas, obteniendo un gemido de su parte.

—¿Tan mojada estoy, cariño? —Historia se pegó más a él y rozó el bulto de su entrepierna— ¿No te gusta verme así, mojadita para ti?

Armin no pudo resistirse a las candentes frases de su novia, al extremo de olvidar sus propias líneas; el silencio en la filmación se hizo tan palpable que Dennis casi intervino para arreglar su error, hasta que la lujuria del muchacho le dio valor para tomar a Historia por las caderas y llevarla a una silla tántrica, muy cerca de la cama. Con gran deseo, el joven se quitó la camisa y no dudó en succionar los senos de la chica, al mismo tiempo que simulaba penetrarla, mientras que Reiss gemía sin control y apretaba la entrepierna cubierta de Arlert.

La posición que daba indicios de una buena montada cambió de repente y detrás del vidrio opaco que los separaba del equipo de grabación, Dennis revisó el guion original en sus manos para cerciorarse de que la pareja volvió a improvisar el contenido del video y al igual que en la primera ocasión, alabó el resultado. A diferencia del nerviosismo de Carly, los ojos del administrador brillaron por la excitación y a la expectativa de otras ocurrencias frente a las cámaras, se deleitó con la sensual vista de Armin dándole sexo oral a Historia.

—No puedo creerlo —se desabotonó el inicio de su camisa, repentinamente acalorado—, ¡ella se sentó en su cara para que le chupe la vagina! ¡Mierda, estos chicos sí saben lo que hacen! Carly, tienes que ver esto…

—Salió, señor —respondió un asistente de grabación.

—¿Cómo? —volteó, intrigado— ¿A dónde?

—Dijo que volvía en un rato, creo que fue al baño.

—No inventes, ¿justo ahora? Ni modo, se lo pierde —rio un poco.

Dennis abrió el cierre de su pantalón para complacerse, como siempre lo hacía durante las filmaciones, a falta de alguna mujerzuela a su lado, sin la más remota idea de que su meretriz predilecta también se sentía igual. Encerrada en el cubículo más profundo del baño, Carly sucumbió a sus recientes fantasías con Armin y gimió muy fuerte al masajear su clítoris con un vibrador, imaginando que era el joven quien lamía su intimidad con furia.

Por su parte, Historia daba gritos placenteros y masajeó la cabeza de Armin contra su humedad, excitada y ansiosa por alcanzar su clímax. Sin embargo, el muchacho se lo negó y quitó su boca a tiempo; sus ojos llenos de pasión tuvieron la suficiente fuerza para indicarle que se sentara sobre el enorme relieve bajo sus calzoncillos. Historia no esperó indicaciones y le quitó la prenda, para luego darle la espalda y recostarse sobre la parte inferior de la silla tántrica, exponiéndole su abertura. Poco le costó a Armin penetrarla en esa posición y la joven volvió a cabalgarlo, esta vez con mucha potencia. Los chasquidos de sus sexos se unieron a sus jadeos desesperados y llena de gozo, el interior de Historia apretó el miembro de Armin como señal de su orgasmo.

El chico echó la cabeza hacia atrás y rugió maldiciones en su afán de no correrse antes de lo debido, disfrutó cada gemido de su novia y le dio una suave nalgada para marcarla como suya. Tras recuperarse un poco, Armin salió de ella y la cargó hasta la cama, decidido a hacerla delirar nuevamente… solo que esta vez no contó con la agilidad de la muchacha y en un santiamén, fue empujado sobre el colchón: la mirada de Reiss destilaba necesidad, una tan poderosa que al gatear sobre él, Arlert se sintió la presa más indefensa del mundo. La actitud dominante de Historia lo hizo gemir y cerró sus ojos en anticipación, pero volvió a abrirlos cuando sintió que sacaba algo debajo de la almohada.

—C-cariño, eso… —titubeó al ver un objeto y varias correas en su mano.

—Sssh, relájate —Historia acarició su rostro—. No pasará nada…

—P-pe-pero, ¡oooh…! —Armin se estremeció con el deslizar de sus dedos sobre la punta de su pene y en pocos segundos, sintió que una textura «espinosa» rozaba su perineo.

Al ver cómo ajustaba un consolador de espuelas a sus caderas con ayuda de un arnés, Armin apretó la mandíbula con temor: después de todo, no había experimentado con todos los juguetes sexuales que habían comprado y pese a considerarse un hombre de mente abierta, no le agradaba mucho la idea de «hurgar» en otras zonas más delicadas para obtener placer. Su corazón retumbó en cuenta regresiva, apenas pudo hablar cuando Historia roció lubricante en su ano y al contemplar la fiereza en sus ojos, tragó saliva. ¡No estaba listo!

—¡M-mierda! —siseó adolorido y se aferró a las sábanas, mientras su novia lo penetraba muy lento— Hist-¡ngh, detente…!

—¡Oh, qué apretado estás! —alzó la voz para que no oyeran su verdadero nombre en la filmación y en los segundos que consideró una eternidad, finalmente se encajó dentro de Armin, con un profundo gemido.

Los besos de Historia en su pecho no sirvieron para calmarlo; tampoco el masaje que le dio a sus brazos, cual silenciosa disculpa. Su mirada solo pudo enfocarse al techo y arqueó su espalda para frotarse los ojos por encima del antifaz y así aparentar su deseo… cuando en realidad, fue la única manera con la que pudo disimular sus lágrimas ante las cámaras. Al límite de su tolerancia, Armin le dirigió una mirada extraña a la joven y movió sus nalgas contra el arnés.

—Eso, eso… —Historia interpretó su acción como una señal para continuar y acarició el bajo vientre de Arlert— ¿te gusta que te lo meta así? ¿Lo quieres más adentro, bebé?

Armin apretó los dientes con el nuevo empujón y trató de acostumbrarse al vaivén que naturalmente hacía un hombre dentro de una mujer, hasta que el ardor inicial fue reemplazado por el estiramiento de su entrada y el creciente estremecimiento en todo su cuerpo. La experiencia era por demás confusa, sus jadeos salían sin desearlo del todo, no hallaba forma de describir lo que sentía en una posición tan sumisa, excepto que el placer estaba fuera de su lista por ahora. En eso, un leve apretón en su miembro lo sacó de su espiral.

—Dios, qué duro estás, mi cielo —lo masturbó rápido desde el inicio y al verlo retorcerse bajo ella, aceleró sus embestidas—. ¡Aaah, cómo quisiera que te comas mis pechos!

El pedido de Historia descolocó a Armin, mucho más cuando frotó su torso contra su rostro. La chica parpadeó al no obtener la respuesta que tanto buscaba y aplicó más presión en su glande, haciendo que su pareja gritara; fue allí cuando aprovechó su boca abierta y hundió su pecho derecho para que lo lamiera a su antojo. Armin mascó su pezón en represalia y cada vez más abrumado por la nueva faceta de Historia como actriz porno, decidió aguantar la última ronda de la grabación, mientras su novia agitaba con fuerza su pene y el consolador de espuelas dentro de su recto.

—¡Vamos, mi amor, vamos, aaah! —gimió escandalosa, al saber que su novio ya no iba a resistir— ¡Báñame con tu semen caliente, quiero tu leche en mi piel! ¡Yo sé que te gusta! ¡Córrete, mi amor!

Armin no pudo contenerse más y gruñó sobre el colchón, mientras los chorros de su liberación caían sobre su cuerpo y su ano apretaba el consolador con gran intensidad. Tanto fue su cansancio que su vista se nubló por un rato y ni siquiera se quejó del vacío que le dejó el juguete sexual, una vez que Historia salió de su interior. La palabra «¡Corte!» resonó en la terraza falsa y apenas oyó los aplausos de Dennis, quien celebró el ingenio de la muchacha por cambiar el rumbo del guion pornográfico y les pidió que reposaran una hora, antes del segundo video que iban a protagonizar.

El joven Arlert solo asintió al igual que su novia y con el desvanecimiento de su orgasmo, la revolución de sus emociones lo golpeó en lo más hondo, recordándole el hecho de haberse sometido a un acto no consentido. Su estómago se revolvió de repente, ahora sí podía darle nombre a su molestia… y cuando la imagen de Historia se hizo más clara, ladeó el rostro con la poca energía que le quedaba para esquivar su beso.


N.A.:

¡Qué tal a todos! Espero que el capítulo anterior los haya dejado con ganas de más, porque este prácticamente será la chispa que hará explotar todo a su alrededor, empezando por Armin e Historia…

Sinceramente, creo que la parte relacionada a ellos es una de las que más me ha costado escribir hasta ahora; no tanto por el tema del nopor en sí XD sino por la idea de que ciertos «experimentos» terminan costándole a uno (en especial por el consentimiento), y esta vez Armin fue quien pagó factura. No me atrevería a hablar de la actitud de Historia al respecto (ya eso lo juzgarán ustedes :''v), pero es curioso e incluso triste ver cómo han tenido que cambiar las cosas para ambos, a raíz de su mentira blanca… sobre todo ahora que se vienen nuevos inconvenientes, como las sospechas de Levi por la cancelación de su deuda, los relatos de Uri sobre el papá de Historia (quien tendrá más presencia pronto) y la repentina atracción de Carly hacia Armin (bueno, quién no 7u7)... pero, ¡hey, al menos Armin e Historia se reconciliaron con sus amigos! Siempre hay una luz, así que arriba la esperanza TwT

¿Cómo marcharán las cosas ahora? ¿La relación de Armin e Historia podrá soportar, literalmente, cualquier obstáculo? ¿Cómo intervendrán Levi y los demás personajes en este asunto? Lo verán en el siguiente capítulo, ¡muchísimas gracias a todos por sus lecturas y reviews, buena suerte! :D