Siete pétalos
Por
Kuraudea
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Mi necesidad.
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«Dicen que cada átomo de nuestros cuerpos fue una vez parte de una estrella»—Van Gogh
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De nueva cuenta sintió esa necesidad. La maldición volvía latir en su corazón e irradiaba por sus venas causándole ansiedad & un gran vacío en su interior. Años & meses habían pasado & pese a saber que ese "malestar" llegaría tarde que temprano a enfermarlo, se preguntaba si algún día acabaría, si algún día habría un final para no seguir necesitando de la otra parte. Era consciente de que había llevado una vida plena por el enorme sacrificio que hizo su Flor al regresarle todo lo que por ley divina le pertenecía: su vida, su mundo. Cumplió el sueño de su amado abuelo de aperturar la Sede Norte de la Corporación Cápsula. Marron no lo abandonó cuando se sintió el hombre más miserable de todos. Y con ello, llegó el hermoso regalo de la vida: Marien.
Su pequeño retoño crecía a pasos agigantados. Era inquieta, sonriente, imprudente: una niña feliz. Su precioso Sol hacía un excelente trabajo al darle todo su amor & cuidados. Él sabía bien que no existiría en el mundo mejor madre para Marien que Marron; la vida de hogar sabía bien al lado de ellas. Las amaba, estaba seguro de ello. Y jamás olvidaría que su adorada hija le regresó a su Flor de la manera menos esperada. El mundo era tan pequeño que seguro era cosa del destino el tener que estar dentro de ese particular estilo de vida. Pero sin dudas, y aunque pareciera enfermo de su parte, su amor por cada una de ellas en verdad era sincero.
Sin embargo, como todo ser humano, se cuestionaba infinidad de cosas; las dudas & la incertidumbre eran parte natural de la escencia del individuo. Pues con Mai había experimentado otra clase de amor, otro color, otro sabor, que muy difícilmente lo dejaría de lado. Pese a sus encuentros, cada quien ponía de su parte en mantenerse pacientes, el saber esperar era clave importante como el seguir aceptando su forma especial de amarse a través de los años. En especial, durante los últimos meses transcurridos, Mai había decidido repentinamente que se mantuvieran más distantes, como el verse menos & que Trunks le diera prioridad a su línea principal conformado por Marron, Marien & la Cooperación. «Deberíamos de darnos un tiempo, Trunks» Aplicar esa nuevo método era más que nada por el propio bien del Presidente. Aunque al final de cuentas, éste recurriría a la mayor rompiendo todo esquema; así lo dictaba su corazón, su necesidad de estar con ella, como el hilo rojo de su condenado & maldito amor.
Fue así, que esa necesidad llegó a su cuerpo, a su mente, y ya no se podía controlar con nada. Por el contrario, en vez de beneficiarle, le estaba ocasionado malos ratos consigo mismo & no deseaba que esos estragos repercutieran con su familia. Puesto que necesitaba a toda costa probar de nuevo esa dosis única de su Flor para volver a sentirse vivaz. Tal y como las abejas necesitaban de las flores para sobrevivir, él necesitaba de Mai para sentirse completo. Aunque las despedidas siempre fuesen tristes cuando tenía que regresar a su mundo original, necesitaba hacerlo.
Cuatro meses de ausencia continua se habían cumplido con el famoso nuevo método. Y estaba que ya no lo soportaba más.
»Señor Brief, ¿se encuentra bien?—le preguntó Rita al verle tan serio durante la última semana de trabajo.
El hombre que observaba el gran ventanal de su despacho en silencio, fumaba. Tal parecía estar hipnotizado por las propias nubes & el resto del firmamento—No te preocupes Rita, estoy bien.
»Dejaré los documento sobre su escritorio. Si se le ofrece algo no dude en decírmelo, Señor Brief.
Rita, su fiel secretaria, siempre atenta a él. No sabía a qué se debía su falta de ánimos pero siempre estaba en disposición de ayudarle.
—Rita, espera un momento, por favor.
—Dígame, Señor...
—Tienes razón, estoy un poco cansado—se sinceró con ella.
—Es notorio. Además también es de esperarse de alguien como usted. Digo, trabaja todo el día en la Corporación. Sumándole también su papel de padre & de esposo; es natural tener esos desánimos.
—Algo tiene que ver con eso. Aunque créeme que ahora solo anhelo tener un pequeño respiro. Debo de arreglar ciertos asuntos que me tienen un poco mal.
—Hágalo, Señor Brief. Tómese unos días.
—No quiero ser egoísta por pensar en mí. Es decir, tu sabes, está la Corporación Cápsula, mi familia. Marron también se cansa de estar al cuidado de Marien. Es solo que quisiera salir un día de aquí, y reencontrarme...—no quiso ser tan específico respecto a su situación.
—No puedo saber en realidad qué es lo que le ocasiona estar así. Pero le confieso que extraño ver su semblante optimista, Señor. Así que si se trata de reencontrase, de conectar con aquello que usted creé que le hará bien, hágalo.—la mujer sospechaba algo al respecto pues sus primeros años laborados le había tocado ser la asistente personal del Dr Brief. Lo llegó a conocer tan bien que ligeramente supo de su situación con Lucy, a lo que ella mantuvo máxima discreción con el científico. Pero de algo sí se daba cuenta, y era, que cuando ocasionalmente salía con la mujer en cuestión, el doctor era cuando tenía esa habilidosa magia de crear inventos sorprendentes, como si se tratara de una musa inspiradora. Nunca supo cómo lo hacía, qué tanto había detrás. Pues incluso, su amada Bunny siempre se vió satisfecha con él, como también fue un gran padre de familia.
—Sí, pero...
Entonces Rita, le interrumpió:—Suba a su auto, vaya a dónde tenga que ir & regrese renovado: lo necesitamos íntegro. Yo le avisaré a su familia que tuvo que salir de emergencia a la Sede Norte; trataré de estar al pendiente de los asuntos de la oficina.
—Pero Rita, yo ...
—¿Lo hará Señor Brief?
El empresario tras analizar la propuesta por algunos segundos, asintió—Lo haré. Y al regresar también lo que haré es subirte el sueldo.
—Pero Señor Brief, no es necesario—pero Trunks sabía que sí lo era, pues Rita no solo era la mejor asistente de presidencia que la vida le colocó, sino ahora resultó ser hasta su terapeuta particular.
—Gracias, Rita.
—Nunca dejé de ser usted, Señor Brief; vaya a dónde su corazón le dicte.
Y el corazón le dictó la dirección que ya conocía de memoria. Fue así, que estacionó el auto muy cerca de la famosa casa de las rosas azules. El cielo debido a sus escalas de grises, anunciaba que estaba a punto de caer una lluvia fresca. Sin embargo, eso no lo detuvo, caminó bajo la llovizna a pasos firmes; tragó saliva ante los nervios & tocó.
Realmente estaba cansado & necesitaba retroalimentarse para poder continuar adecuadamente con el exigente ritmo de vida que llevaba. Debido al estrés que traía, se aflojó la corbata porque se sentía asfixiado, y aún más con los nervios que se cargaba. Fue así, que al tercer «toc-toc» se abrió la puerta y después de algunos meses, la volvió a ver—Mi flor ...—pronunció el acostumbrado adjetivo con la que la había bautizado en tiempos de la Sede Norte.
—Trunks...—lo vislumbró con sorpresa mientras se aferraba al reboso que cubría sus hombros; su presencia jamás dejaría de impactarla.
—Yo...— guardó un breve silencio. Pero al mirarle a los ojos, prosiguió—...estoy un poco cansado...¿puedo pasar?
Tenían cuatro meses que no se habían visto. Pese a tener ese hilo rojo que los mantenía atados, era doloroso solo verse de vez en cuando y a escondidas del mundo. Después de sus encuentros siempre costaba regresar a la normalidad, costaba dejar de saber uno del otro sin garantía de cuándo llegaría otra vez el momento indicado para ellos; existía una vida allá afuera: una empresa, una bella esposa & una hermosa hija. Sin embargo, en sus ojos azules, observó la necesidad, el desequilibrio, la locura y el necesitar nuevamente un respiro porque lo conocía tan bien que ni siquiera tuvo que preguntarle nada.
—Adelante, entra.
—Gracias.
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Se sentó de golpe en el conocido sofá frente al televisor. Si algo tenía de característico la casa de Mai, era que su decoración irradiaba un calor de hogar muy único; entre tanta tecnología era muy raro que existiesen casas con esa tendencia. Recargó su cabeza en el respaldo & cerró los ojos; respiró hondo. Más luego sintió la presencia de la Flor a su lado—Discúlpame por no avisarte que vendría, Mai. No quise ser grosero.
Mientras continuaba con los ojos cerrados, la mujer observó su perfil afilado. También lo había extrañado demasiado; tampoco negaría que en verdad sintió un tremendo gusto el verle, y por ende, el calor que estaba calmado en su pecho, se avivó.—¿Quieres un poco de té?—ofreció.
—Me encantaría.
Fue así, que la de falda larga se levantó, pero Trunks la frenó al sujetarla de la mano, «¿Eh...?»—¿S-Sucede algo...?
—Sí...sucede que ...—le miró fijamente & suspiró—Necesito de un abrazo tuyo, Mi Flor.—dirigió a la mujer a que se sentara en sus piernas y la abrazó fuertemente; ella tampoco se pudo resistir al tierno gesto—Te extrañé. Te extrañé tanto, Mai.
—Dime, ¿cómo está todo por allá? ¿Marron? ¿La pequeña Marien?—cuestionó mientras acariciaba su espalda.
—En realidad todo está perfecto.—pues sabía perfectamente que el problema era él & no los demás.
—¿Me lo juras?
—Te lo juro, mi Flor. Me he esmerado por cuidarlas & amarlas como se debe. Además, sin importar el tiempo que nos dejemos de ver, tu sigues igual de hermosa—luego intentó bromear—Yo también ahora estoy más guapo, ¿no crees?
Mai esbozó con cierto fastidio, más luego sonrió—Y mírate, todavía te tengo aquí como un niño pequeño en mis brazos. Qué ironía de la vida.
Tras haberlo hecho reír, se aflojó el abrazo. De nuevo eran ellos: los auténticos amantes—No me importa que te burles de mi. Lo sabes.
—¿Y quién dijo que era un chiste?
—¿Cómo? ¿No lo es?
La mujer esbozó una ligera sonrisa, luego indicó:—Iré por tu té—le dió un ligero empujón en el pecho.
Al darle un beso en la mejilla, el azul agradeció—Gracias.
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Trunks se filtró a la recámara de Mai. Abrió el último cajón de la cómoda y aún continuaba su ropa ahí. Tomó una toalla, algunas prendas y se dió una ducha veloz antes de que estuviese el té servido, era necesario asearse pues su traje se había mojado un poco. Mai no le cuestionaba absolutamente nada. Ella sabía qué haría & qué tomaría; lo conocía bien. Por lo tanto, Trunks, no era un extraño en su hogar.
El joven llegó a la cocina & con toalla en hombros se sentó en el banco de la barra. A los segundos le fue colocada la taza de la bebida caliente—Aquí tienes.
—Gracias—le dió un sorbo, y le preguntó:—¿Tú cómo estás, Mai?
—Yo he estado bien. No deberías de preocuparte por mi. Ya sabes, Violet me sigue mandando trabajo de Polaris.
Al verse a los ojos sonrieron puesto que no hacía falta preguntar por la cabeza principal de Polaris. Pues ambos sabían que estaban en una relación tipo montaña rusa con Goten.
—Esos dos...—expresó el empresario tras suspirar & recordar algunos de los bellos momentos en el Norte.
Desde el momento que Marien los conectó otra vez, Trunks se hizo responsable de los gastos de Mai. Cómo ella también era su mujer & sabiendo que a veces el trabajo de Polaris se podía escasear por momentos, cubría todos sus gastos. Aunque ésta siempre se negaba en aceptar, Trunks, por el amor que le tenía le facilitaba el tener una vida tranquila, era lo menos que podía hacer por su Flor.
La mujer al divisar por el cristal de la ventana el fenómeno climático, expresó de repente—Vaya, está lloviendo fuerte.
—Desde que me dirigía hacia acá, ya había cierta llovizna. Llegué como un perro remojado—mostró media sonrisa.
Sin más, Mai le preguntó:—¿Por qué haz venido, Trunks?
El azul guardó silencio. Le extrañó la pregunta viniendo de ella. Entonces, al mirarle fijamente a los ojos, contestó:—Porque te necesito.
La Flor, agachó la mirada—Había un nuevo pacto entre nosotros, ¿lo recuerdas? ¿piensas insistir?
—Insistiré siempre. Y lo haré porque sabes que te amo. Y me necesitas tanto como yo a ti.
—Trunks...
—Sé que la última vez me hiciste prometer que no te buscara más, e incluso que ya no tuviera contacto contigo. Pero yo siempre he necesitado de ti, es como si me faltara un brazo, Mai—el joven empresario simplemente no podía estar sin su otra mitad.
—Pero...
—Si crees que me estás haciendo un bien por ser así conmigo, no lo haces. No te excluyas de mi vida; buscaré la forma como siempre lo he hecho, te lo prometo.
—Debes de recordar tus prioridades.
—Y aunque no lo creas, tú estás dentro de ellas. De verdad sufro por dejarte sola & aunque ahora no lo reconozcas sé que estás siempre a la expectativa de que llegue el día en que toque la puerta de tu casa & esté a tu lado haciéndote el amor por las noches; sufro también porque este último tiempo te has estado resistiendo a algo que es inevitable para nosotros. Hay veces que hasta quisiera partirme en dos para cuidarte y darte también lo mejor de mi. Me es injusto que de repente me quieras desaparecer de tu vida como si no significaran nada todos estos años, ¿qué hay de lo que siento por ti? ¿de nuestro amor?
Él sabía que ella lo hacía por su bien. Mai a veces era demasiado terca, e incluso, era muy obvio que quería proteger sus sentimientos de alguna manera para no padecer tristezas.
Aunque las reglas para ellos eran bastante estrictas & estaban establecidas. Para la Flor, al igual que Trunks, aparecían dudas que carcomían en el fondo. En algunos momentos bajos, en especial cuando tenían intimidad, salía a relucir la famosa interrogante de: "¿Y qué tal si la historia hubiese sido diferente?" "¿Y qué tal si hubiese decidido ser ella la protagonista principal de la historia & no cedérsela a Marron ?" En algunos de sus tantos momentos de pasión mientras el joven perdía la razón al estar dentro de ella; escurridizo, le decía al oído: «Me encantaría que tuviéramos un hijo, mi amor» «Quiero estar contigo por siempre» Pero pese amarse con locura, inmediatamente la conciencia llegaba a ellos. Y sabían bien, que al final de cuentas, siempre vivirían limitados a experimentar más allá de lo permitido. Por lo tanto, admiraba su fortaleza porque de los tres que conformaban el poderoso triángulo de amor, ella era siempre la que se sacrificaría aún más, por Trunks & por Marron. Pues bien sabían que de haberse quedado con ella, sería la rubia quien estuviese sola y eso también hubiese sido doloroso tanto para él como para su Sol, pues quizá no tenía la capacidad de sobrellevar el tener que vivir con cariños de a ratos. Como también no existiera Marien, y quién sabe que más habita pasado con su vida.
—¿Ya no me amas?—preguntó con el mayor de sus miedos.
—¡No. Eso nunca!.—respondió inmediatamente la mujer—Sabes que no es así, Trunks.
El empresario se levantó, se dirigió hacía ella. Le tomó de las manos y la ayudó a ponerse de pie. Sin más, le abrazó.—Mi amada, Flor.—le susurró en la nuca. En tanto, los ojos de Mai dejaron escapar la ligereza de unas lágrimas—No llores, mi amor.—secó sus lágrimas con el pulgar de su mano, luego la besó.
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El atardecer se despedía con los últimos matices naranjas. La noche caía lentamente. Después de algunos cariños & reafirmar que su amor seguía de pie, se fueron a la recámara. Recostados frente a frente, se observaban. Mai acariciaba su rostro, mismo que años atrás le devolvió la vida & el significado de florecer. Trunks era tan importante en su vida que quizá aún seguiría en deuda con él; fue su salvavidas infinidad de veces. Lo amaba, en verdad lo amaba. Por todo. Por lo vivido. Por su tenacidad & por las grandes lecciones que tuvo que superar a su lado para dejar de ser una simple Flor Artificial. Por ello, decidió ser el tributo, el sacrificio, para permanecer de esa manera con él; pagarle fue el regresarle todo lo que le pertenecía, aunque tuviese que dejarlo ir, aunque tuviese que estar sola & que su amor pese a ser fuerte e intenso, sería de a ratos & a esporádicos momentos.
—Te amo, mi Flor.
—Y yo también te amo—le contestó.
En ellos, sin duda, existía algo que ni el mismo tiempo, a pesar de su capacidad de aniquilar todo recuerdo, podía desaparecer o anularse. Y eran los bellos momentos del pasado, las horas en las que habían sido felices; la pasión y el inmenso amor que aún latía & lo hacía fuertemente.
Fue así, que el muchacho se levantó. Apagó las luces y al recorrer la ventana dejó entrar el claro de la Luna. Frente a la cama, observaba a la mujer. Era como aquellas flores que se abrían hermosas con el anochecer. Mai definitivamente le pertenecía a la noche, al azul de sus rosas, a la palpitante estrella de Polaris. Por lo contrario de Marron que era una distintiva Margarita: alegre, dorada. Tal cual el vivo Sol que alumbraba todo a su paso. No tenían margen de comparación una con la otra. Ni siquiera se atrevía a hacerlo. Porque sabía que en materia de amor, cada una era diferente, cada una lo llenaba de distinta manera. Como también cada una tenía una forma particular de entregarse a él. Y su estabilidad, su necesidad incluso, dependía en que ambas partes estuviesen bien para mantenerse en el punto exacto.
Entonces, se prometió una vez más en dar todo lo humanamente posible por la felicidad de ellas: absolutamente todo. Todas sus capacidades, todo su amor, toda su responsabilidad, sería en pos a la felicidad de ese triángulo. Tal vez estaba loco, quizá hasta enfermo, o simplemente manchado por aquella maldición que lo tenía atado con Mai. E incluso, a veces se preguntaba si era algo hereditario que rondaba en su árbol genialógico. Sin embargo, así era su destino, y tenía que aceptar que nunca podría estar sin su amada Flor. NUNCA.
Suspiró. Y al ver a la mayor bajo los efectos plateados de la luz, la recordó en la escena en donde su blanca desnudez se recubría con el delicado & fino velo de novia. En dónde ella se dispuso a aplastar el pasado & aniquilar todo rastro del verdugo rojo; el azul predominó para extinguirlo.
Sediento & ansioso por sentirse otra vez conectado a ella, le dijo, a media voz—Te deseo...—se quitó la playera que a los segundo ocupó un espacio en el piso.
Mai observaba aquel apuesto hombre que desde la primera vez que lo vió, la hizo arder. Volvió a sentir amor gracias a él. De nuevo estaba frente al azul de sus ojos; frente al gran océano que se reflejaba en su mirar junto con la pasión natural que vivía en su interior. Otra vez ya no estaría sola, estaría con su doloroso & gran amor. Ya no mojaría sus ganas en la simple taza de té matutino mientras las noticias de la radio resonaban con los buenos días. sino con él, con Trunks. Con el hombre que la llevó a tocar las estrellas infinidad de veces.
Él se apoderó del territorio a llegar a la cama. Y como en tiempos de antaño, y con la experiencia de los años, se amaron. Tan deseoso, tan erecto, volteó su cuerpo boca abajo; su rostro bello descansaba en la suavidad de las almohadas. Así que la tomó de las caderas, de los glúteos, y la llenó de embestidas: fuertes, profundas. Hasta sentir el punto más recóndito de su vientre. La Flor estaba extasiada, meses sin estar juntos, ahora representaban la misma gloria. Sus gemidos la delataban y eso era vitalidad para el azul.
Frenó por un momento el acto para regresar boca arriba el cuerpo de la Flor; besó sus labios, sus pechos, su feminidad provocando el erguir de su espalda. Y se unió a ella otra vez; Trunks siseaba, gemía en libertad. La llevó después a la orilla de la cama y permanecieron haciéndose el amor sentados frente a frente. Sabía que esa posición le gustaba bastante a su mujer. Así que la volvía a besar, la volvía a tocar, se deleitaban dentro de la atmósfera de pasión. Hasta que el azul por movimientos naturales al acto, decidió acostarse en la cama y que su Flor sobre su cuerpo danzara con el maravilloso movimiento de su vientre que emanaba en su interior cortos circuitos orgásmicos en sus caderas. Mientras sus partes nobles continuaban humedecidas junto con el miembro firme de su amado que entraba & salía a su ritmo.
La flor se dejó venir. Y para satisfacerse por completo jugó aún más con el miembro del azul. Éste, al ver semejante escena, sintió el máximo placer y llenó su vientre de su gracia masculina; gimió sentidamente, pero el último gemido fue el más grave de todos. Mai se desplomó sobre su cuerpo; sudados, cansados pero muy satisfechos, trataban de controlar su respiración.
Entonces, faltándole el aire, la azabache buscó su rostro. Y le dijo:—Perdóname.
Trunks quién de igual manera intentaba estabilizar su respiración, negó con la cabeza. Entre jadeos, le preguntó—¿Y de qué?
—Por tener esta absurda idea, por querer alejarte de mi. N-No debí, es solo que...
El azul le interrumpió al acariciar su rostro—Mírame. Quiero que me escuches con atención, por favor.
—S-Sí.
—El único responsable de esta situación, debo de ser solo yo. No tú, tampoco Marron, sino solo yo. Yo seré el quién se preocupe por cada detalle, y por cada cosa insignificante. No supongas más, no te atormentes nunca de nada. Yo siempre estaré para ti, el día que quieras estar conmigo, vendré. El día que necesites escucharme, te llamaré. El día que necesites que te haga el amor, lo haré. Siempre lo haré. No te castigues, tampoco cargues con cosas que no te corresponden. No pienses más de lo debido. Atesora mejor nuestros momentos, y te doy mi palabra, que tal y como hasta el día de hoy, seré el hombre más feliz del universo. Y sabré responder con lo requerido a cada lugar. Te lo prometo, mi Flor.
—Trunks...
Se esforzaría por su Flor, se esforzaría de igual manera por su Sol y su bella hija, por su empresa, por ese estilo bizarro de amor, que más que considerarlo como una maldición, lo tomaría mejor de otra manera. Pues al final de cuentas, nadie tenía la culpa, las cosas se habían dado así y ningún punto del triángulo debía de sufrir nunca más. La virtud del amor serían quien dirigiría de ahora en adelante.
Por su amor, por su Sol & por su amada Flor Artificial 🌹
Fin.
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¡Feliz séptimo aniversario para mi amado fanfic "Flor Artificial" !
No me queda más que agradecer todos lo que se han involucrado con esta maravillosa historia que, para mí, fue un antes y un después en todo aspecto. Nunca encontraré las palabras exactas para expresar adecuadamente lo significativo que es FA para mí y todo lo que trajo de la mano a mi vida; me hizo conocer que detrás de las letras se puede conectar, y más que conectar, transmitir. Nunca pensé el tener tantas muestras de cariño de todos los lectores de distintas partes del mundo. Gracias a todos. Gracias a lo que aún continúan leyendo otros trabajos míos. Por ello, decidí regalarles un fragmento más para Siete pétalos. Gracias por haber estado conmigo durante el proceso de FA, fue muy difícil escribirlo debido a tantas emociones, seguro para ustedes también lo fue al leerlo.
Les mando un fuerte abrazo. Y gracias por amar a FA tanto como yo lo amo. Gracias.
