Se escuchó la explosión. El fuego y las humoradas atravesaron el cielo y un horrísono zumbido desconcertó el balance en conjunto a la población. ¿Qué está pasando arriba?
Balanceo de intercambio de brazos. Expulsando telarañas en la inmersión del sentido arácnido averiado. Una presión acontece en sus sienes impulsándose.
Las palmas apuntaban arriba con el índice, el meñique y el pulgar levantados, dando un giro por la avenida congestionada, tiraba a las vertientes de los rascacielos, y se balanceaba en su telaraña hilándose a una edificación prominente; yéndose por el ímpetu, la emoción. Pasando sobre cuadras al encuentro del helicóptero apuntando con su reflector el edificio con una abertura grande como una rajada en los ventanales, en lo que otro foco de helicóptero se torna a ella.
Unos brazos en alto, señalaban a lo alto, la figura blanca balanceante qué pasaba por arriba de sus cabezas diminuta en el cielo, en lo que una niña entusiasta grita: "¡Es Ghost-Spider!", y las cámaras enfocan en conjunto a las de los helicópteros del noticiario, dando los pertinentes zoom a la arácnida que se pega a los vidrios y escucha el vitoreo desde lo alto levantando las cejas.
—Ya estoy aquí, todos —quiso decirles desde los doscientos metros de altura, antes, continuando en un murmullo —. Gracias por el apoyo —para cuando su instinto arácnido se activó, y dando una voltereta para atrás, en lo que los largos ventanales del edificio se quebrarán, al mismo tiempo que un terrible zumbido la aturdiera dejándose caer muchos metros, hasta que tirando sus telarañas, se pegó de vuelta muy bien, a ver los pedazos de vidrio caer, afortunadamente, lejos de la gente, y dentro del radio en donde los oficiales habían puesto las vallas de contención y no había nada más que el concreto haciéndolos mil pedazos.
Gwen Stacy soltó un suspiro, tapándose los oídos como si el zumbido le caía al cerebro como un eco.
—Menos mal —murmuró, y luego miró arriba quitándose las manos de la cabeza, fija y pensativa a las grietas descubiertas, al extraño del ruido atronador, ahora que se fue y en su lugar venía el de la ciudad y del escándalo de los cielos descender ahí abajo.
Uno de los helicópteros de una televisora, llegó oportuno para apuntar con su reflector y captar el momento preciso en el que la mujer araña corría e ingresaba al edificio dañado dando un salto y ayudada por sus telarañas.
En interior, el desorden se limitaba al desacomodo y a ciertos cubículos que estaban volteados, derruidos o rajados como por una bestia; ver ello le pareció curioso en demasía. Las oficinas en aparecían vacía y la iluminación verdusca desecha y parpadeante, no ayudaban a esclarecer la amenaza o la razón del estado de aquel piso. Por lo demás se veía desierto, y caminando con templanza y confusión, escuchó unos movimientos en su flanco izquierdo en un montículo de escombros de una zona oscura.
—Que extraño... —dijo con ligereza proponiéndose investigar en alerta, pero antes de que avanzara hacia ello, el instinto arácnido volvió a vibrarle en cada filamento de su ligero cuerpo.
Dando múltiples volteretas hacia atrás seguidas de unos saltos agrietándose el piso que caía, evitó por poco la destrucción del suelo de concreto craqueándose y quebrándose, llevándose los muebles hacia abajo y cayendo pedazos del techo a su paso, como una rajadura a un portentosa grieta. Ghost-Spider se dio al vacío hilando una de sus telarañas a uno de los pilares, salvándose de la caída, en lo que un ruido ventoso y membranoso se oía junto al revólver de sustancias, a una corriente de aire intensa que se cernía lado a lado.
Gwen se pegada balaceándose, pasando el viento e impactando un momento en ella, se bajaba al suelo que todavía estaba estable, cerca del hueco, y avizorando y avispando al hoyo que mostraba las capas de los pisos, enmudecía hasta los pensamientos avistando una silueta alta encorvada cubierta de un velo y un sudario negros pisos abajo, que en donde corresponde su cabeza, dos círculos luminosos como lámparas fungen como un par de ojos que la miran desde el hueco que ha abierto desde muchos metros adelante, provocando cierta inquietud y efervescencia en la joven arácnida.
—¿Por qué algo me dice que eso no es bueno? —soltó sintiendo escalofríos, presta y atenta al anormal movimiento de la figura, que parecía la miraba, y abriendo la especie de tela que traía, ella sentía el peligro y corría en cuanto el sonido y la destrucción volvieron con un impacto que se llevó los pilares en donde se agarraría y el piso de concreto armado que ocupaba del edifico, estropeando el cableado eléctrico y apagando el sistema.
Los escombros salieron disparados hasta a la calle lanzado más cristales y muebles oficinistas, en los que la gente detrás del vallado y junto a los policías, empezaban a retirar a la gente ya huía por los objetos abigarrados y pesados que caían en mayor cantidad cercanos a la multitud y los noticiarios, destruyendo cámaras, aparatos, coches, y pronto, algunos cráneos de los distraídos y curiosos. Ghost-Spider, se permitía designarse a esas dos categorías ahora.
Despertando como de un sueño corto y exhalando, se encontraba bajo concreto desgajado y sobre un escritorio blanco y computadoras partidas. La joven noto que todo estaba oscuro y sentía un aire en el rostro; la máscara roída por el ojo, descubría su iris celeste con su rubia ceja. Adolorida y con cortadas mayormente superficiales, se preguntaba: ¿qué diablos había pasado? Tomándose de la frente y haciendo un poco de espacio para respirar. La mujer araña apartó los restos levantándose dificultosa, en lo que reincorporada, viendo su estado medió agachada, volvió a resonar un ruido ventoso y membranoso, que hizo temblar el piso y romper más cristales que no veía.
La vibración tambaleó el piso como un temblor de ligera graduación. Aquel ataque había sido en extremo más mortífero que el primero. ¿Desde cuando supo que estaba ahí?
—¿Qué diablos es esa cosa? —comentó Gwen más importante aún, sintiendo un dolor en las costillas, para luego aguzar el oído, levantando la mirada y viendo el cielorraso cimbrar desprendiendo polvo al aire.
La chica se enderezó, resopló, y avanzo rápida por las oficinas derruidas y penumbrosas, al cercano hoyo cautelosa, viendo las grietas en el suelo y en los castillos carcomidos. "Este edificio está en peligro de derrumbarse... no le queda... mas, ¿qué clase de cosa, con esa fuerza sobrehumana... ?", farfullaba nerviosa. Su corazón latía, y todo era silencio mortal de nuevo.
—No debe ser humano —dijo para deslizarse, saltar y desplazarse entre los pisos damnificadas. "¿Cuántos pisos tiene este edificio? ¿Qué era esa cosa?..."
Subiendo tres pisos, había caído menos de una decena. Por poco esquivo la potencia que hacía oírse despedazar la estructura que trepa lado a lado a los pedazos colgantes y varrillas salidas. Había sido como una onda de choque; una implosión sin el fuego. ¿Que tan difícil sería vencerlo?
Se pone la capucha poniéndose en el suelo fijo. No mira aquello por ninguna parte. "Tenía los ojos reverberantes", en esa oscuridad debía ser sencillo ir contra "eso". Con sigilo atravesaba el lugar, cuando volvió a escucharse un ruido corpóreo, y el trasegar de un líquido viscoso, que le recordó al sonido que había sacado la figura alargada al abrirse el velo negro, y precavida y lista, estaba para atacarlo. A distancia podría encumbrarla, pero de cerca, otra historia sería. Dando unos pasos al origen, cuando aproximándose en el suelo penumbroso y polvoriento, vería a un hombre grande, blondo, herido e inconsciente, con la camisa rota, el labio reventado, el ojo morado, y la oreja y la ceja cortada, además de que su nariz parecía rota.
—Pensé que habían evacuado a todos... —murmuró extrañada encuclillándose, viendo todavía que efectivamente respiraba poniendo sus dedos debajo de sus fosas magulladas —. Y vaya que te dieron una paliza, amigo... —dijo en tono bajo y suave, y levantó la mirada para ver el estado desolado que se había remontando en el edificio.
La oscuridad parecía agravarse a pesar del paimario de luces fuera en la ciudad, y unos, la alertaron a agazaparse entre los cubículos todavía estables, en lo que ponía atención viendo oculta, a algo que ciertamente nunca llegó, pero escuchó y siguió la pista, para ver la desolación.
Al cabo regreso, en donde estaba. Aúpo al hombre entre sus brazos, era más alto que ella, fortachón y músculos, pero aún así no le presto dificultad y avanzó todavía en sigilo, acercándose al borde de las abertura en el suelo. Levantando la oreja, oía el desorden, bajando un poco tendiendo al fornido, asomó la vista al desastre. Con el concreto notó fisuras dimensionales alarmantes. La construcción había resistido debido a lo maciza que la habían dejado, pero corría otra suerte; disparó telarañas a diferentes puntos complicados de la estructura. Se irguió de nuevo levantando el cuerpo del hombre, y pegando una telarañas más, salió por una abertura, trasladándose, sale del edificio al exterior, y pasa al edificio vecino, para dejar al sujeto encontrado en el tejado vecino, donde unos jóvenes curiosos estaban viendo el panorama sosteniendo sus celulares.
—¡¿Ghost-Spider? Es Ghost-Spider! —exclamó uno antes que volviera al edificio derruido —¡Ghost-Spider, ¿qué está pasando? ¿Quién es ese?! —añadió otro joven.
Dentro de nuevo, Gwen Stacy barría con la miradas los pisos buscando supervivientes, aquello que hubiera golpeada al rubio que encontró en uno de los pisos, y esa criatura misteriosa, que argüía no era de otro mundo a pesar de haberlo visto antropomórfico.
La búsqueda fue en vano. Las luces del helicóptero de la policía la apuntaron. Ella les grito que el edificio corría peligro de colapsarse, le respondieron a un mismo volumen por el megáfono un: "¿Qué está pasando?", ante un sobrecogimiento en los hombros de la arácnida que se quedaba quieta notándose herida, y volvía a correr dentro del agujero donde antes había cristal.
La radio sonó y dieron al augurado aviso abajo, en el suelo donde se amontonaban los coches de patrullas, bomberos y ambulancias. El perímetro de las vallas creció dando lo que el capitán consideraba como obvio. "¿Por qué no arrestan a la arácnida?" inquirió irascible a sus subordinados el capitán, y casi ni le dio tiempo de ver al servicio secreto, bajar en sus trajes y coches oscuros.
Después de unos minutos, era obvio que estaba vacío el edifico. En los pisos de más arriba, no parecía haber ni una actividad humana. Volvió a dar revestimiento en las grietas, y volvió al tejado del edifico vecino, llena de dudas e incertidumbre por lo visto, quiso saber acerca del hombre encontrado, recordando esa alargada figura negra con ojos luminosos, abriendo el manto y sacando aquel sonido ensordecedor.
Ya reptando hasta el edificio vecino, los curiosos jóvenes se habían reunido, y coreando su nombre, se aproximaron con sus teléfonos y flashes apareciendo y encandilando los ojos de Gwen, que se cubrió la parte descubierta del ojo para que no la vieran, y de lleno le preguntó al que recordaba su rostro, donde estaba el hombre que había dejado aquí hacia unos minutos ahí, a lo que los chicos que sostenían sus celulares, contestaron que se había parado, y que se había ido apartando a los jóvenes y saliendo.
—Pensamos que estaba borracho —dijo una preadolescente de catorce años, y Ghost-Spider se enderezó y salgo al borde del edificio, y tras un segundo de silencio viendo para abajo a la calle aglutinada de coches, salto sacando suspiros, y corriendo hasta la barda los jóvenes, la vieron cómo se elevaba columpiándose por los edificios, levantando sus cabezas, con aspiraciones de asombro y desconcierto.
¿Qué había sucedido?
