60


Edward

Giro mi teléfono en mis manos mientras miro al cielo y contemplo la posibilidad de hablar con Alice.

Bella no ha dejado de meterse en mis nervios, mencionándola cada vez que tiene oportunidad y lanzando comentarios sobre cómo uno de los dos tiene que ceder, y sé que por "uno de los dos" se refiere a mí.

Me sacudo en mi lugar, haciendo que mi hamaca se balancee y sin pensarlo más, la llamo.

Ella tarda un rato en contestar, la imagino viendo la pantalla de su celular y decidiendo si responder es buena idea.

—¿Hola? —hay ruido de su lado de la línea y luego una puerta cerrándose, dejando el ruido de conversaciones bulliciosas atrás.

—Hey, Alice, ¿cómo estás?

Ella permanece callada por un rato.

—¿Llamas para gritarme otra vez?

Y ella sigue siendo una loca dramática.

—No—me muerdo la lengua para no seguirle el juego—, sólo llamo para saber cómo estás.

—¿Y por qué te interesa?

Ruedo los ojos y me revuelvo el cabello. La brisa fresca hace que una hoja seca caiga sobre mi pecho. Juego con ella entre mis dedos.

—Sólo porque sí.

Ella continúa en silencio.

—¿Por qué estás siendo un dolor en el culo? —pregunto.

Ella bufa y un grito juguetón se escucha a lo lejos. Me pregunto dónde está viviendo ahora que ya no está con Jasper, ¿en dónde ha estado durmiendo?

—Creí que estabas enojado conmigo.

—Lo estoy, pero sólo quiero entender por qué siempre te comportas de la misma manera con cada una de ellas.

—No me agradan—es su respuesta más rápida—, no es mi culpa que siempre traigas a niñas molestas a casa.

Frunzo el ceño.

—Ni siquiera las conoces.

Alice suspira, cansada.

—¿Por qué lo haces? —presiono.

Sus silencios comienzan a exasperarme y estoy a punto de colgar, resolviendo que mi idea de arreglar las cosas no fue un éxito.

—No me agradan—repite, con un gruñido.

—¿Por qué no te agradan? Bella comenzaba a gustarte, no intentes negarlo, pude verlo.

—Porque no son lo suficientemente buenas. Y Bella fue una perra cuando comenzaste lo tuyo con ella.

—Apreciaría que no la llamaras así.

—Ni siquiera puedes negarlo.

—Estábamos en otra sintonía, Alice.

—Como sea… el resto no me agradaron. Además, siempre te olvidabas de mí cuando comenzabas a salir con alguna loca.

Entrecierro los ojos, arrojando la hoja seca lejos.

—¿Estabas celosa? —pregunto, incrédulo. Tal vez Bella tenía razón.

—Me hacías a un lado. Cada vez.

—Estabas en California cuando comencé a salir con Lauren.

—Ah, sí, ella simplemente no me caía bien.

Sacudo la cabeza, sin poder creer la mierda que ella está diciendo.

—Y luego vienes y dices que Bella está embarazada…—suspira largo y tendido—estaba bien, estoy feliz, enserio…

—¿Pero?

—Quería algo así para mí—dice con voz pequeña y como si no quisiera que la escuchara.

—¿Quieres embarazarte? —pregunto, con una risa.

—¡No! Me refiero al compromiso… están formando algo, ya formaron algo—dice—ya lo tienen todo, ya están del otro lado.

—No estoy entendiendo—. Hacía mucho tiempo que Alice no hablaba abiertamente conmigo, así que no desaprovecho la oportunidad.

—Estaba cerca de tener algo así.

Entonces lo entiendo. Habla de Jasper. Su larga relación terminó y luego estamos nosotros, embarrándole en la cara que lo que estaba a punto de tener lo obtuvimos primero. Sin que nos costara tanto tiempo… como a ella.

—¿Jasper?

—Seh—ella suspira otra vez—. Ya no estoy saliendo con él.

—¿Desde cuándo? ¿Por qué?

—Desde mediados de enero.

—¿Por qué?

—No lo sé…—puedo imaginarla encogiéndose de hombros y curveando los labios hacia abajo—él lo terminó, dijo que era demasiado.

—¿Qué era demasiado?

—Yo—susurra.

Mi pecho duele, se comprime y se retuerce.

—Dijo que lo estaba "acaparando," que soy demasiado exigente… que buena manera de decir que soy una jodida carga emocional—masculla y puedo escuchar su voz quebrarse.

—Ah, Ali, lo siento mucho.

—Como sea—intenta restarle importancia, pero su voz dice otra cosa—ya lo sabía, de todas formas.

—No eres demasiado.

—Lo soy—insiste—. Sé que todo el mundo piensa eso. Papá lo ve, mamá lo sabe, sólo que ella no dice nada, tú lo piensas.

Me pregunto si la lastimaré si menciono sus conductas algo controladoras. Seguramente sí, así que decido dejarlo para otra ocasión.

—Tienes derecho de exigir lo que quieras en tu relación.

—Ya no hay relación—concilia.

No digo nada por un rato, inseguro. Tal vez tome mis palabras de una mala manera.

—¿En dónde estás viviendo ahora? —pregunto en su lugar.

—Con una amiga… y lo odio—confiesa—siempre hay extraños aquí, ruido y desorden por todos lados.

—¿Por qué no intentas conseguir otra rommie?

—He estado haciéndolo. Una chica consiguió un trabajo y planea mudarse… tal vez me considere como una opción.

—¿Él sólo te echó del apartamento?

—No, no hizo eso, pero ¿qué otra cosa iba a hacer yo?

—Mierda, Ali, lo lamento mucho.

—Seh, yo también. Creo que ya está saliendo con alguien.

Ese idiota.

—¿Sí?

—Creo, aunque no sé su nombre. No quiero saberlo.

—¿Por qué no me habías dicho? Si no eres capaz de conseguir una rommie intenta rentar algo por tu cuenta.

—El dinero de papá no es suficiente, Edward.

—Te ayudaré con eso. Pagaré la mitad de tu renta.

—No, no podría pedirte eso—ella sorbe su nariz.

—Claro que sí, Ali.

—¡No! Tienes que ahorrar, estás a punto de tener un hijo.

—Es por eso que tengo dos trabajos.

—Sólo lo quiero de vuelta—Alice gime—, ¿por qué son tan idiotas?

Frunzo el ceño en molestia ante el ruido de sus lágrimas.

—¿Quieres que vaya? Puedo hacerte compañía por unos días.

—No, no es necesario. Está bien. Tienes que trabajar y, además, tengo clases, no podría estar contigo.

—Mmm, de acuerdo.

—Bien.

—Y era enserio lo de la renta.

—Bien, Edward—me aplaca.

—Ya no llores.

—No—escucho su sonrisa—. Y lamento haber dicho esas cosas.

—¿Estarías de acuerdo en disculparte con Bella?

—No pidas demasiado, Edward. Pasitos de bebé.

—Igual lo harás… eventualmente.

—Seguro—y por su tono, estoy muy seguro de que no planea hacerlo.

xxx

Cuando Bella regresa de la casa de su padre rápidamente noto que está triste. Sus ojos están rojos y apagados y no sonríe cuando la saludo.

—¿Cómo estuvo? ¿Los de la limpieza terminaron?

Bella se encoge de hombros y va directo a la cocina. La sigo y cuando entro, ella ya está sirviéndose un vaso de agua fría.

—No. Continuarán el lunes—responde antes de dar un trago.

—¿Y qué pasará luego de eso? —me siento en un taburete y la observo. Ella espera hasta terminar con su bebida antes de volver a hablar.

—No lo sé, supongo que el asunto de bienes raíces. ¿Ya comiste? Tengo hambre.

—No, todavía no—murmuro.

En silencio, ella se mueve alrededor y me muestra un paquete de noodles instantáneos. Acepto.

No sé cómo lidiar con la Bella triste. Bueno, triste por su padre. No hay forma de arreglarlo ni de olvidarlo. Será difícil, dado que su primer aniversario luctuoso está a la vuelta de la esquina. Y lo odio. Odio que su padre haya muerto. Y odio que estará embarazada cuando el momento llegue.

¿Acaso no dicen que las embarazadas deben mantenerse alejadas de emociones locas y del drama?

—Tengo que encontrar una manera de hacer más dinero—anuncio en un intento por cambiar el tema.

Los movimientos de Bella sobre el fregadero se detienen y me mira con el ceño fruncido sobre su hombro.

—¿Por qué?

—Tengo que pagar la mitad de la renta de Alice.

—¿Acaso con lo de tus fotos no es suficiente?—ella continúa lavándose las manos.

Me revuelvo el cabello y Bella sigue mis movimientos mientras llena una olla con agua.

—California es jodidamente cara.

—¿Por qué tienes que pagar su mitad?

Suspiro y tamborileo los dedos sobre la encimera.

—Ya no está saliendo con su novio. Y vivían juntos, en el apartamento de él.

—Mierda, ¿desde cuándo no tiene una casa?

—Desde enero.

—¿En dónde ha estado viviendo?

—Con una amiga, pero dice que está volviéndose loca. Mis padres nunca se enteraron de que vivía con Jasper y ahora ella no puede pedirles más dinero por esa misma razón.

—¿Por qué simplemente no les dice que su rommie dejó la escuela o algo así?

Me encojo y Bella coloca la olla en la estufa con el ceño fruncido.

—¿No quieres que la ayude?

—¿Qué? ¡No! Por supuesto que quiero que la ayudes. Es tu hermana—hace su camino hacia mí y apoya su espalda en la encimera—, pero por favor dime que ese asunto de "hacer más dinero" no quiere decir que encontrarás otro trabajo.

—No lo haré—respondo rápidamente, sin ni siquiera estar seguro.

—Bien, porque no tienes tiempo—recalca al darme un golpecito en el hombro.

Regresa a la estufa.

Voy hacia ella y me coloco a su lado. La observo agitar el agua descuidadamente.

—¿No tengo tiempo?

—No—sacude la cabeza—, y sigo diciendo que no hay razón por la cual tengas que desgastarte.

—Yo creo que si hay una razón. Una muy grande. Que crece cada día.

Bella rueda ligeramente los ojos y alcanza el primer paquete de fideos.

—Ya te dije que no era necesario—repite.

—Y yo dije que quería hacerlo, por él.

—Ya lo sé—masculla—, pero nunca estás.

—Retomaré el gimnasio—comento, preparándome para el grito.

¡Aaghh! —gruñe, mirando el techo—. A veces te odio.

Le sonrío y acaricio su espalda.

—¿Por qué tienes que estar haciendo cosas todo el tiempo? ¿Tienes un hábito de productividad tóxica? ¿Tus padres te presionaron en la escuela? ¿O nunca reconocieron tus méritos?

—¿Sabes? Serías una buena psicóloga.

—Cierra la boca, Edward—me golpea el abdomen, empujándome—. Bueno…—alcanza el segundo paquete—si vas a retomar el gimnasio, ¿podrías dejar de ir al bar todos los días? ¿te limitarías a los fines de semana?

—Bell, no puedo hacerle eso a ellos—murmuro, acariciando su brazo.

Ella hace un mohín y se muerde el labio.

—Lo sé—susurra.

xxx

—¿Ven esto? ¿Lo están viendo? —Seth pregunta, acercándose demasiado a nosotros.

—¿Qué? ¿Tu estúpido rostro? —Paul murmura.

Seth le rueda los ojos.

—Este es el rostro de un chico que finalmente ha sido besado. ¿Quieren saber los detalles?

—Eh no, gracias—Paul lo empuja por el pecho, alejándolo—. Espacio personal, hombre.

—Ugh, Paul, guarda tu homofobia para después—Seth golpea su nuca y se gira para sonreírme.

—¿Y tú? ¿Quieres saber los detalles?

—Seguro—respondo mientras continúo llenando el refrigerador con cervezas.

Seth trepa a la barra, agita sus pies al aire y procede a contarme todos los detalles jugosos de su encuentro con Diego. Lo detengo cuando todos se convierte en demasiados.

—Hombre, estoy cansadísimo—comenta luego de un rato, cuando termina de babear por Diego y salta de la barra—, ¿me truenas la espalda? —le pregunta a Paul, que regresa de la bodega cargando más alcohol.

—No, vete al diablo.

—Eres una persona muy cruel, ¿sabías?

—Si, ya me lo habían dicho antes—Paul le palmea el hombro y comienza a pasarme botellas.

—¿Por qué estás tan cansado? —inquiero.

—Ah, ya sabes…—agita su mano al aire—estuve yendo de un lado a otro todo el día.

Más tarde, cuando la noche está en su punto máximo, preparo rápidamente una margarita para darme una escapada al baño.

Estoy subiendo mi cremallera, luego de suspirar de alivio, cuando alguien entra a la oficina, haciendo mucho ruido.

—¡Eso estoy haciendo! —es Seth—¿por qué no sólo entras y ya? —y él seguramente está hablando por teléfono—, Edward ni siquiera está en la barra, no sé dónde se metió—gruñe y detengo mis movimientos.

No abro la llave para no delatarme. Ahora que mencionó mi nombre estoy interesado.

—Creí que ya lo habías olvidado… Ja, lo sé… si, bueno, no le he preguntado eso, ¿quieres que le pregunte?... ah, no sé si estaban buscando un bebé, ¿hay una diferencia?... uy, perdón, Lauren… ¡no, no!... sí, lo sé, lo siento. ¡Las encontré! Voy hacia allá.

Entonces hay silencio y la puerta de la oficina se cierra.

Ese idiota.

Le dijo a Lauren.

Lauren sabe que Bella está embarazada.

Y que seré padre.

Mierda.

No sé qué pensar. No sé cómo sentirme. ¿Debería sentirme culpable? ¿debería sentirme vencedor?

Sólo sé que quiero golpear a Seth.

Muy fuerte.

En su estúpido rostro.

—¿Sabes por qué Seth le contó a Lauren sobre el bebé? —es lo primero que pregunto cuando me coloco junto a Paul.

Él deja de agitar el mezclador y me mira.

—¿Él hizo eso?

—Si, ¿sabes algo de eso?

—No—mira hacia la pista, como buscándolo—¿cómo te enteraste?

—Lo escuché hablar por teléfono. Al parecer ella está afuera y no quiere verme.

Paul chifla por lo bajo y continúa preparando las bebidas.

—Mira, hombre, no debería sorprenderte mucho—resuelve—. Esos dos se la pasan juntos. Tal vez le dijo hoy. Estuvo con ella todo el día, la ayudó a mudarse de la casa de su madre.

Alzo las cejas.

—¿Encontró un lugar? —finalmente.

—Al parecer. Rentó un apartamento o no lo sé—se encoge y les sonríe a las chicas frente a él, dándoles sus piñas coladas—, es por eso que Seth se ha estado quejando de que le duele la espalda.

—Quiero golpearlo.

Paul me mira y apoya su mano en la barra, dándome toda su atención.

—¿Por qué te importa?

—Porque es algo que no quería que las personas supieran todavía…—me alza la ceja—En especial ella—me corrijo.

—¿Ya es sólo una persona? —me frunce el ceño, puedo ver la burla en sus ojos.

—Sabes a lo que me refiero.

Se cruza de brazos.

—¿Es esto parte de esa mierda tuya de no querer lastimar a tus ex? Porque si es así, te recomiendo que dejes de pensar en eso.

—Ella no quiere verme, así que es obvio que se siente mal.

—¿Y? —él alza las cejas—déjala, hombre. No puedes estar pensando en cómo tus acciones van a joder a las chicas que te follaste. Vamos, hombre, sabes mejor que eso.

—No sólo me la follé.

—Bien, a tus novias—parece que el término lo hace querer vomitar—están en el pasado. Estás con Bella, ella está embarazada, ese es el presente. Tendrás un hijo, ese es el futuro. No puedes cambiarlo. Deberías concentrarte en eso.

—Eres demasiado despiadado.

—Soy realista. Vamos, Edward, tienes que hacerte duro… si no, el mundo te comerá—finaliza antes de alejarse.

Me pregunto quién se comió a Paul, me pregunto qué pasó con el chico torpe y amable que conocí en la secundaria.

¿A dónde se fue?

Y lo peor de todo es que no me di cuenta.

xxx

El ruido en la cocina se detiene, pero no bajo el volumen de la televisión. Bella siempre hace un alboroto luego de la cena y perturba mi paz. No me deja escuchar tranquilamente los disparos en mi videojuego.

Después de un rato, escucho sus pasos apresurados bajando por la escalera y luego entra a la sala, deteniéndose abruptamente a mi lado. Sus manos están en su espalda.

—¿Qué? —murmuro, dándole un breve vistazo. Mis dedos continúan moviéndose sobre el control.

Ella da dos pasos y sus rodillas se tallan con mi muslo.

—¿Quieres ver algo genial? —pregunta.

Pauso el videojuego y la miro. Está sonriendo y luce sospechosa. ¿Acaso tiene un regalo para mí? Porque es lo menos que puede hacer después de comerse casi la mitad de mi cena.

—¿Qué? —le entrecierro los ojos y aprieta los labios, evitando que su sonrisa crezca.

Ella alza su enorme blusa de pijama y mis ojos van hacia allá.

—Creo que se está notando—murmura, sonriente, al tiempo que también se baja la cinturilla de sus pantalones.

Finalmente se está formando una curva. Mi bebé ha dejado de estar sólo en su vientre bajo.

Aahh—suspiro, bajando mis pies de la mesa de centro para poder estar más cerca. Rodeo su cintura con mi brazo y presiono mi oreja en su abdomen. Es firme—, ¿sientes algo?

—No—ríe entre dientes y rasca mi cabello—o es él o toda la comida de hoy.

—Mmm, no me sorprendería—comento, mirándola desde abajo—te terminaste mi cena.

Bella jadea y jalonea mi cabello.

—¡No es cierto!

—Apenas y pude probarla.

—Estás demente—rueda los ojos.

Froto su barriga y luego dejo besos sobre ella.

Él está ahí, creciendo cada vez, convirtiéndose en todo ¡y no puedo esperar para verlo!

Y para ganar la apuesta, pero ese es otro asunto.

—En realidad es un alivio—le digo sin dejar de frotar—, comenzaba a creer que me habías mentido para atraparme.

Bella arruga la nariz, haciendo una cara larga.

—Como si tuviera que hacer algo así—responde en tono petulante.

Le alzo las cejas.

—¿Tan segura estás?

—Por supuesto, Edward—y se lleva una mano al pecho—soy Bella Swan.


¡Hola! Feliz fin de semana. Olvidé actualizar ayer, perdón.

Gracias por leer y espero ver sus comentarios.

xoxo