Aclaraciones: la portada no me pertenece, es de la artista fery_dds.
Trafalgar se había levantado con un humor de perros en cuanto se dió cuenta de dos pequeños detalles. Primero, la bolsa con pasta que había escondido en su habitación no estaba por ningún lado, había revuelto todo el armario para nada. Segundo, aquella chica había desaparecido del salón, no había ni rastro de ella. Irónicamente, se había hasta molestado en doblar la manta que le había dejado el día anterior.
Estaba sentado en la mesa de la cocina cuando volvió a sacar un pequeño sobre con más de ese polvo blanco. Se volvía a sentir ansioso y cabreado, tal vez era el síndrome de abstinencia o por el hecho de que aquella tipa se la hubiera jugado de forma tan fea. Suspiro pesadamente.
Eso te pasa por ser buena persona.
Una risa amarga comenzó a salir de lo más profundo de su garganta, él nunca había encajado en la descripción de "buena persona". Por salvar a una simple mujer no iban a perdonarse todos los pecados que había cometido en sus cortos diecinueve años de vida.
El hombre extendió un poco de droga sobre el mármol de la mesa y se dispuso a cortarlo cuando tuvo una genial idea. Se había quedado mirando fijamente los boles de comida de la noche anterior, que aún estaban en la basura. Fué rápidamente a por algo de fiso a su habitación y regresó en apenas unos segundos, con las manos enguantadas.
Tomó uno de los palillos que había usado Nami la noche anterior y pegó la cinta adhesiva con sumo cuidado. Al despegarla, ésta había adquirido la perfecta impresión de una de sus huellas. Guardó la prueba en una pequeña bolsita para no dañarla y sacó el teléfono de su bolsillo.
–¿Law? –preguntó la voz femenina al otro lado de la línea.
–Monet –respondió el aludido con voz seria.
–¿Law? ¿En serio eres tú? –volvió a preguntar, confundida– Pensaba que habías borrado mi teléfono.
–Necesito que revises una cosa –pidió sin entrar en más detalles de momento.
La chica suspiró al otro lado del teléfono, era obvio que su ex novio no le llamaba porque la echase de menos. La ilusión se fue desvaneciendo poco a poco en su voz.
–¿De qué se trata? –pidió ella.
Monet era una joven que trabajaba para la policía científica de Dressrosa, era la mejor analizando una escena del crimen y buscando pruebas. Había realizado la carrera de criminalística y ahora ejercía en la mejor comisaría de la ciudad. Lo que pocos sabían era que realmente trabajaba para la mafia al igual que Law, con quien tuvo una breve relación sentimental un par de años antes.
Trafalgar no era un tipo muy cariñoso teniendo en cuenta su pasado, jamás se ataba a nada ni a nadie. Las discusiones eran contínuas, Monet era tan fiel a su jefe y Law odiaba aquella lealtad. Pronto dejó de responder a sus mensajes y llamadas, usando la ley de hielo con ella. Meses después la chica había entendido que su relación había acabado, aunque aún se sentía ciertamente dolida cuando pensaba en él.
–Necesito que me saques el historial delictivo de la huella que te voy a mandar.
–¿Otra vez con tus jueguecitos? –siseó molesta– ¿Y qué me das a cambio? ¿Vas a volver a apuñalar mi corazón?
El cirujano se quedó en silencio, sabía que se iba a arrepentir de pedir aquel favor pero no tenía otro medio más rápido. Monet trabajaba para el mismo jefe que él y no levantaría sospechas si le daba lo que deseaba.
–¿Qué quieres?
–A ver, pues… –la joven dudó unos segundos– ¿Mañana estás libre? Quiero que me lleves a cenar a un restaurante al que llevo tiempo queriendo ir.
–Vale –respondió algo dudoso.
–Vaya, qué fácil has cedido –rió– Entonces es que es algo importante, ¿de quién se trata?
–No es de tu incumbencia –la cortó, sacando la tarjeta de crédito de la cartera.
–No importa, me acabaré enterando –respondió– Busca "Baratie" en Google y haces la reserva. Te veo mañana.
La chica se había despedido de forma melosa pero Law no tenía ganas de aguantar esas tonterías.
–Adiós.
Colgó el teléfono y lo dejó apartado. Volvió a la tarea de cortar la droga en varias líneas mientras con la otra mano mandaba la información a Monet por un mensaje. Ella había respondido casi al instante un "en una hora te paso todo" junto al emoticono de un corazón.
Odiaba lidiar con mujeres y más con aquella arpía.
Trafalgar se había molestado en llamar personalmente al restaurante para reservar una mesa. El camarero que lo atendió al otro lado no parecía muy por la labor de querer ceder, pues tenían las reservas llenas para varias semanas, ni un solo hueco libre. Pero si no conseguía esa cena, Monet probablemente hablaría con su jefe y le acabaría contando lo que había estado tramando últimamente.
Y lo último que quería ahora era involucrar a la mafia en su pequeño juego de niños. Porque todo eso era una simple riña de críos por su orgullo dolido, no perdonaba que alguien se intentara reír de él. Quería descubrir el escondrijo de aquella mujer y darle un pequeño susto sin importancia además de reclamarle el dinero.
Si bien Doflamingo, el hombre para el que trabajaba, preguntaría dónde estaba la recaudación mensual restante, podría inventarse cualquier excusa sobre los idiotas del grupo de Kid a los que casi se carga. Una paliza como castigo por no haber pagado o algo que sonase relativamente creíble.
Medio millón de berries para él no suponían tanta pérdida teniendo en cuenta todo lo que ganaba al día por el tráfico de drogas entre los muchos negocios a los que estaba vinculado en el bajo mundo. Law pecó de ingenuo esta vez, pensando que aquel hombre ya no estaba vigilando de cerca todos sus movimientos, pero el tiempo al final demostraría lo equivocado que estaba.
Después de quince minutos de riña y ofreciendo un buen soborno, el camarero cedió a reservar una mesa para el día siguiente sólo después de que Law pronunciara una amable amenaza como "si no quieres quedarte sin dedos para trabajar, será mejor que me hagas caso". Sonrió triunfalmente cuando colgó la llamada, otra cosa menos de la que preocuparse, ahora solo tocaba esperar y…
Bip. Bip.
Su teléfono había vibrado por un mensaje, vió la notificación de Monet en la pantalla bloqueada. Aquella mujer había sido demasiado puntual, tan perfeccionista con su trabajo.
Desbloqueo con su pin y se metió en el correo electrónico. Ahí tenía un mensaje nuevo de la mujer con el asunto "top secret" y muchos emoticonos de corazones. Puso los ojos en blanco, lo abrió. Leyó atentamente la ficha policial de aquella mujer y los datos interesantes que le había resumido su compañera.
Nami.
Una pequeña sonrisa asomó por sus labios, por fin sabía el nombre real de la gata ladrona.
Presumiblemente nacida el 3 Julio de 2006. Huérfana, adoptada en 2007 por una inspectora de policía llamada Bell-mère, que falleció en 2012 en acto de servicio.
Había una fotografía de la madre de ella sonriente y con el uniforme. Creyó haber visto aquel rostro en algún otro momento pero siguió leyendo.
Tiene una hermana adoptiva llamada Nojiko. Fueron acogidas por su tío Arlong tras morir la madre.
Law repasó varias veces esas líneas. ¿Arlong? Le sonaba demasiado ese nombre, y él solo se acordaba de gente con mala reputación. Eso no significaba nada bueno.
Su último paradero es el barrio de Cocoyashi, en el distrito East Blue. Sin datos actuales de domicilio, empadronamiento o escolarización. Antecedentes por numerosos robos…
Acabó de leer pero se quedó pensativo con el teléfono aún entre las manos. Había gato encerrado detrás de todo lo que acababa de revisar.
¿Sin dirección concreta, sin nadie del gobierno detrás porque dos niñas no fueran a clase? ¿Quién era esa chica? ¿Por qué no había pisado un centro de menores después de toda esa lista de delitos? Había alguien detrás intentando esconder algo ilegal.
Decidió que lo mejor sería descubrirlo por sí solo. Tomó las llaves de su motocicleta, decidió hacer una pequeña visita a su "amiga".
