Capítulo III
La flecha atravesó el centro de la Diana, partiendo otra flecha que ya estaba en el centro. Su concentración en el objetivo no daba tregua. Su cabello recogido en una cola alta para un mayor desempeño y la indumentaria negra ajustada al cuerpo para facilitar los movimientos, hacia que cualquiera se sintiera intimidado en su presencia. Una vez más apuntó la flecha hacia el Centro.
"-Crack" se escuchó un sonido rompiendo el silencio del lugar y su concentración. La flecha se disparo clavándose en la última fila de la Diana. Resopló molesta y volteó hacia el origen del ruido. Un Joven desgarbado venía caminando hacia ella. Su vista se enfocó en él reprochándole con la mirada el haber causado que fallara.
-Perdona Ginny, pero esto es importante!- dijo él levantando las manos en señal de tregua.
-Espero que así sea!, sabes que odio que me interrumpan-
-Saben seguir tu rastro, conocen a la niña-
-¿Conocen?-
-Tu hermano está con Harry, él va a unir las pistas y llegarán a ti-
Ginny apretó la mandíbula. – No puedo dar marcha atrás, si ellos se interponen… Mala suerte para ellos!- dijo volteándose y tirando otra flecha, dando justo en el centro. Neville la miraba y sabía que por dentro estaba preocupada, pero nunca lo diría abiertamente.
-Voy a verla – dijo Neville
-Esta dormida- le informó indiferente. - En cuanto despierte voy a interrogarla y… prepárate, seguro tendremos visitas-
-Ginny…- la miraba él con aprehensión. – Sabes que voy a seguirte hasta el final, pero ella es inocente, no creo que debamos …-
-Ella es parte de esa escoria…, - replicó alzando la voz - no voy a discutir contigo ser benevolente, ellos no lo son y nunca lo han sido-
Neville apretó los labios y asintió. Desde que conoció a Ginny decidió estar a su lado. Había sentido atracción por ella en el baile de navidad, pero después de conocerla, supo que sería una gran amiga. Ella le dio seguridad y confianza en sí mismo, cuando los demás solo se burlaban de él. Lo acogió como su amigo y aprendió de ella a saber defenderse. A cambio, él le brindo consuelo en sus problemas propios de la adolescencia, y después… en los momentos duros y difíciles que tuvo que enfrentar, como la separación con Harry y la muerte de su hermano. Ginny se caracterizaba por ser amable, alegre y bondadosa, pero también era fuerte y decidida. Cuando supieron lo que haría, ni él ni Luna dudaron en apoyarla. Pero en momentos como estos, se preguntaban si habían hecho lo correcto al alentarla. Con una última mirada se dio la vuelta hacia el campamento improvisado que habían armado. -¡Está haciendo frío! Es Mejor que no tardes en entrar. – le dijo sin esperar respuesta, sabía que no la obtendría. Y se fue sin mirar atrás. Ginny vio como su amigo se alejaba, se sentía agotada por el duro entrenamiento que ella misma se había impuesto. Sin embargo, pensaba que aún le faltaba perfeccionarse. Así que no importaba el frío que le entumecía los dedos hasta causarle heridas. Ella necesitaba estar lista. Una vez más apuntó su arco hacia la Diana, lanzando otra flecha, y como la anterior, quedó fuera de su objetivo. Resopló enojada, por lo que tiró el arma a un costado. Avanzó hacia el tablero de madera, a grades zancadas, y se quedó quieta mirando la flecha fallida. ¡Maldición! Exclamó. Puso sus manos en la cintura y miró al piso. Había fallado un tiro y esta vez no fue porque Neville hubiera interrumpido su concentración. Simplemente había fallado porque su mente estaba puesta en el Auror de cabello azabache que casi la descubre. Saber que le seguía los pasos, no era algo que hubiera deseado. Lo quería fuera de esto, por eso dejaba pistas para su hermano, era él quien debía encontrarla, no el chico de los ojos verdes. Enfrentar a Harry no iba a ser fácil, era uno de los mejores Aurores sino es que era el Mejor, vencerlo no sería sencillo, tomando en cuenta que enfrentó y venció al Más grande mago oscuro que aterrorizó la tierra mágica en los últimos tiempos, con tan solo 17 años. Además, ese día en el bosque, se dió cuenta de que aún tenía sentimientos por él. Si hubiera sido otro, habría acabado en ese instante con su vida. Pero no pudo hacerlo, como tampoco pudo evitar acercarse a él y sentir su aliento una vez más. Harry aún tenía un poder sobre ella, que la ponía nerviosa y que le despertaba un sentimiento de bondad, algo que ella quería erradicar para cumplir con su cometido. Harry podría hacer que desistiera de sus planes. Por eso, tenía que evitarlo, cualquier sentimiento que no fuera odio, rencor y venganza no le ayudaría en estos momentos. No era lo que necesitaba. Esperaba no volver a encontrarse con él y menos que la descubriera. Ya que si eso llegará a suceder, tendría que hacer lo inevitable. Él se alejó de ella para no hacerle daño, y ahora ella estaba haciendo lo mismo. Saco la flecha de la Diana y regresó sus pasos. Recogió su arma y colocó la flecha. Un tiro cargado de amargura y determinación hizo que la punta afilada se insertada justo en el centro. Satisfecha bajó el arma y respiró hondo. En silencio unos ojos marrones habían observado toda la escena. Sentado en una roca, con un pie doblado sobre ella y el otro en el suelo, fijaba su vista en la esbelta figura que aferraba sus manos al arco para hacer su próximo tiro. Al tiempo que fumaba un cigarrillo, que aunque no podía sentir el humo entrar o salir de su organismo, le entretenía cuando necesitaba pensar o concentrarse. Sabía lo que ella estaba pensando, podía oler el cambio repentino de su transpiración a kilómetros. La agudeza de sus sentidos le ayudaban a percibir el estado de ánimo de las personas. Durante esos años, desde que la conoció, aprendió a diferenciarlos. Eso fue lo que le llamo la atención de ella, y por eso decidió unírsele. Como podía controlar sus emociones y pocas veces podría doblegarse ante ellas. Como en estos momentos. Había fallado su tiro, algo inusual, lo que significaba que algo la estaba perturbando, pero pronto, regresó en sí misma, y pudo hacer el tiro Perfecto.
-¿Vas a decir algo? ¿O sólo seguirás observando?- escucho que le preguntaba. Sonrió a medias y tiró el cigarrillo.
-¿Debería decir algo?- le contestó de vuelta. Sabía a lo que se refería. El Salvador del Mundo Mágico, estaba interfiriendo de nuevo. Él sabía lo que por mucho tiempo significó para ella. Sin embargo, él se unió a su causa precisamente para llegar a él. Después de la guerra y la caída de Voldemort. Su raza fue prácticamente erradicada, ya no quedaban muchos como él, y en gran parte fue gracias "Al niño que vivió". Ella había renunciado a él y a los suyos, ninguno habría entendido el por qué de sus decisiones. Pero él la apoyaba, no la dejaría, la seguiría hasta la muerte. Y Harry Potter no sería quien la detendría. Él se encargaría de protegerla y de que no volviera a su vida. Se puso de pie y se acercó a ella. De forma delicada hizo que bajara el arco.
-Creo que es suficiente por hoy- le dijo. Ginny lo volteó a ver.
-Nunca será suficiente- le contestó.
-No, pero debes descansar. Te espera un día agotador y debemos asegurarnos de que nuestra huésped se encuentre bien y no trate de huir. ¿O acaso lo olvidaste?- le cuestionó. Ginny suspiró y se quitó la bolsa de flechas.
-Tienes razón. ¿Ya cenaste?- le pregunto.
-Lo hice hace rato. Pero tú estás hambrienta- dijo señalando su estómago con la mirada y sonriendo. Ginny volteó los ojos.
-A veces odio que tengas buen oído- le dijo y pasó junto a él para dirigirse a la tienda donde minutos antes, había entrado Neville. Él se quedó quieto, mirándola como se alejaba dándole la espalda. El no tenía sentimientos, sin embargo, había algo que hacía que no quisiera dejar de mirarla o de estar con ella, y que lo hacía pensar en que si algún día moría, sería por ella. A medio camino, Ginny volteó hacia él.
-¿Qué pasa Marcus? ¿Te quedarás ahí toda la noche?- El volvió a sonreír.
-Estaré contigo en un momento. Solo quiero disfrutar de la luna un poco más-
-Si eso quieres. Pero no tardes. Quisiera que habláramos-
-No tardaré, ve primero- Ginny un poco dubitativa, solo asintió con la cabeza y se giró de nuevo para seguir hacia la tienda. Una vez que ella entró, Marcus cerró los ojos y concentrándose dejó que su mente viajara hacia el pueblo de Bibury. Dos hombres muy conocidos se hallaban sentados en una mesa junto a la ventana de un bar. Eso no era bueno. Ellos estaban cerca y podrían llegar a ella, hacer que desistiera o arruinar sus planes. El no lo iba a permitir. Abrió de nuevo los ojos y siguió el mismo camino de Ginny.
El sonido del tarro aporreándose sobre la mesa, hizo que desviara la mirada hacia la bebida derramándos, y que antes permanecía fija en la oscuridad de la noche, la cual podía apreciar a través del viejo cristal empañado por el contrastante calor del interior del lugar. Tomó un sorbo del frío líquido, cerrando los ojos para disfrutar del sabor. Su acompañante frente a él hizo lo mismo. Ambos permanecían en silencio, bebían para no abordar el tema que ambos sabían tenían que discutir. La sorpresa de ver a uno de sus ex compañeros y amigo cercano, entre quienes estaban dañando a inocentes, los tenía con pensamientos encontrados.
-¡Ya di lo que piensas! – le dijo el pelirrojo para cortar el silencio y dejar de evitar lo antes de visto. Harry tomó el tarro con ambas manos y volvió su vista al costado mirando nuevamente hacia la oscuridad, como si esta fuera a aclarar todas sus dudas.
-Creo que a quien Neville sigue, es alguien cercano. El no haría nada contra las reglas si no es por alguien a quien aprecia.- Regresó su vista hacia Ron para mirarlo fijamente y después añadió. – Lo conoces, solo hay dos mujeres por las que Neville daría hasta la vida. Luna y…- dejó la idea en suspenso. Ron apretó los labios y se llevó el tarro a la boca para terminarse todo el líquido de un trago. Después miro también hacia su costado, la oscuridad se veía interesante en estos momentos.
-Llevo años buscando a mi hermana.- habló en un tono que denotaba enojo y volvió la vista hacia Harry con los ojos encendidos de furia. - Y siento que estoy muy cerca de encontrarla. Es el colmo que tú , que nunca te preocupaste por saber de ella, y que la alejaste de tu lado, sin importar el daño que le hacías, seas capaz de insinuar que es ella la causante de todas esas muertes-
-Ron!, no estoy afirmando que sea ella. Es solo que es muy extraño que Neville esté con esos tipos por órdenes de alguien. El no es de ese tipo de Magos. Lo conoces. Tiene sus propias convicciones y sólo seguiría a alguien que realmente sea importante para él o que considere valga la pena. –
-Y a tu parecer, la que se ajusta a ello, es Ginny- le contestó cruzando los brazos y mirándolo con los ojos entrecerrados. Harry respiró hondo y apretó un poco los labios. Él tampoco quería creer eso. Ginny fue alguien importante para él, aún lo era. Y el hecho de que desapareciera sin dejar rastro, lo dejó en un mundo de angustia y tristeza, que lo hizo concentrarse más en su trabajo. Ron no lo sabía, pero el hecho de que se esforzara en ser el Mejor Auror, mucho tenía que ver con el caso de Ginny. Él también quería encontrarla, se arrepintió muchas veces de haberla dejado. Volvió de nuevo su vista hacia la ventana, arrugó el entrecejo, pareciera como si alguien estuviera en la oscuridad vigilándolos. Creyó ver por unos segundos, unos ojos rojos encendidos. Pensó que tal vez el alcohol estaba haciéndole ver cosas. Salieron del bar y se dirigieron a la posada donde estaban hospedados. Cada uno en un cuarto separado.
-Lumus- decia Harry una y otra vez, encendiendo y apagando su varita en medio de la oscuridad recostado en la cama. De pronto sintió una presencia, sin embargo no sentía que fuera maligna. Apagó su varita y con la vista borrosa vio un destello de una débil llama en medio de la habitación.
Ginny estaba mirando el rostro angelical de la niña que habían secuestrado. Aún no despertaba, y dormía plácidamente. Le recordó cuando ella podía dormir así, con esa inocencia. Y solo era despertada por su Madre para desayunar, o por los gemelos para ir a volar en las escobas. Su Niñez fue hermosa a pesar de las carencias. Su Familia era lo que más amaba en el mundo. Y de repente sintió que los extrañaba. Marcus entró a la habitación y se acercó a Ginny que parecía hipnotizada.
-¿Qué harás con ella?- Ginny pareció reaccionar ante sus palabras. Sin mirarlo respondió con dureza.
-Primero voy a interrogarla, y después será mi señuelo para atraerlos. Al final la dejaré en un lugar para que la rescaten. Si son lo suficientemente inteligentes, la encontrarán, sino, serán sus últimos días -. El Vampiro alzó las cejas y cruzó los brazos. Hasta para él , el Plan de Ginny parecía cruel. Sin embargo, no replicó, sabía que ella no hacía las cosas correctas para satisfacer a los demás, solo hacía lo que era conveniente y por convicción. El no discutiría sus planes, a menos que lo viera inútil o muy arriesgado.
-Te toca vigilar- habló devolviéndole la mirada por fin.
-Como digas- respondió. Ginny salió de la habitación. Neville y Luna hablaban sentados en la mesa. Ella se acercó y se sentó con ellos.
-Aún sigue dormida- les dijo. Creo que por hoy no haremos ningún movimiento, esperaremos a mañana.-
-Creo que los torposolos podrían ayudarte. He visto que ella también tiene muchos- exclamó Luna con su habitual mirada perdida. Ginny suavizó su mirada y solo asintió. Neville en cambio, la veía dudoso y todavía con resentimiento. Aun no apoyaba la idea de tener a esa niña secuestrada y sobre todo, con un final incierto.
-¿Marcus se quedó con ella?- le preguntó.
-Así es-
-Creo que no es buena idea que un vampiro la cuide. Ella es carne fresca y muy tentadora. Sobre todo por su sangre inocente. Es lo que más los atrae-.
-Marcus es un profesional. No hará nada que vaya a destruir los planes- dijo con certeza Ginny.
-Aún así, haré rondas-
-Como quieras! Pero te quiero lúcido mañana.-
-No has dicho nada sobre lo que te dije cuando llegue- volvio a abordarla Neville.
-Creo que no deberías tocar ese tema, ella aún es sensible con él- le mencionó Luna.
-No me afecta Luna. Y creo haberte dicho que no me importa, siempre que no interfiera con lo que estamos haciendo- le dijo duramente a Neville. El no dijo nada y en cambio se puso de pie.
-Iré con Marcus. Me llamas si me necesitas- Ginny lo vio marcharse. No le gustaba tener diferencias con Neville. Él siempre era su apoyo y quien terminaba lo que ella iniciaba. No quería que ahora fueran por caminos separados.
-Neville piensa que la presencia de Harry no es buena para ti. Cree que provoca que pierdas el objetivo y que te estén dominando tus emociones- Ginny miró a Luna por unos segundos y después giró su cabeza por donde se había ido Neville. Ellos la conocían bien. Habían sido amigos durante muchos años, sabían lo importante que había sido él en su vida. Pero él la abandonó, en el peor momento, la alejó y se olvidó de ella. Siempre desconfiaba de sus capacidades, cuando fueron al Ministerio por lo de Sirius, en la búsqueda de los horrocruxes, en la batalla de Howgwarts, y al final, debido a su estado emocional, decidió romper definitivamente con su relación. Muchas veces ella le demostró que era capaz, que podía seguirlo, que podía confiar en ella. Pero él, prefirió alejarla. Y ahora, nuevamente aparecía en su vida. Odiaba el hecho de que aún podía alterarla, es como si aún tuviera sentimientos por él. No era justo.
-No sucederá, Harry no podrá evitar que termine lo que inicié - le aseguró a Luna.
-Tal vez su presencia es un aviso de que debes parar-
-¡No lo haré!- Luna alargó su mano y tomó la de Ginny.
-Los sentimientos no se pueden esconder. En algún momento van a florecer. Neville y yo siempre te apoyaremos y estaremos contigo. Ginny miraba a Luna con agradecimiento.
-No tengas miedo de mostrarte, sólo recuerda quien eres y por qué haces lo qué haces- Le soltó la mano y se llevó la suya a la boca para amortiguar un bostezo.
- Voy a dormir, tú también deberías hacerlo-
- Lo haré en un momento, ve a descansar-
- Hasta mañana Ginny-
-Descansa Luna- La rubia se levantó de la mesa y se dirigió hacia donde estaban los dormitorios. Ginny la siguió con la mirada y luego volvió su vista hacia la mesa, pensaba en lo dicho por Luna. De pronto, sintió la necesidad de verlo. Ella había logrado crecer, sus poderes se habían perfeccionado. Se puso de pie y salió de la Tienda. Movió la palma de su mano hacia arriba y una débil llama negra salió de ella. Luego cerró su puño y la lanzó a la oscuridad. La llama se hizo más grande como si de un portal se tratara. Avanzó hacia la llama y se introdujo en ella. Cerró los ojos y se concentró en lo que quería ver. Ahí recostado se hallaba Harry Potter, jugando con su varita. Cuando al fin la dejó, decidió salir de las llamas y acercarse. Se aseguró de que no pudiera verla, con un hechizo desilusionador, además no traía sus gafas. Se acercó más. Los latidos de su corazón se empezaron a acelerar. Ya casi junto a él, Harry abrió los ojos y miraba alrededor. Sin esperarlo, giró su cabeza justo en donde estaba ella, no podía verla, estaba segura, pero su mirada la estaba penetrando. Levantó su mano como queriendo tocar su rostro, esto la descolocó y la puso nerviosa. ¿Acaso la podía ver? Dio unos pasos hacia atrás y Harry se levantó de la cama. Su corazón estaba muy acelerado, ¿Qué estaba haciendo? Ella siguió retrocediendo mientras él avanzaba más. Quedó acorralada entre él y la pared. Harry tenía sus ojos fijos en ella. Definitivamente la estaba viendo. Pero, ¿Cómo era posible?
-Ginny…- Dijo él muy cerca de su rostro. -¿Eres real?- Se quedó quieta, las manos le sudaban y la piel se le erizó al escucharlo. Los latidos de su corazón estaban desbocados. Él volvió a levantar su mano para tocar su mejilla. Estaba demasiado cerca. Sus ojos verdes la miraban con sorpresa y anhelo. No podía moverse, estaba en shock. Tenía que reaccionar, pero sentía que no podía. Levantó la palma de su mano y nuevamente la débil llama negra apareció. Cerró el puño y lo lanzó entre ellos. Solo el humo quedó como rastro, de que antes habían dos personas en esa habitación. Ambos habían desaparecido en esas llamas negras.
