—Qué oportuno, llegando a la casa suena el celular ¿Quién será?
—Hola, Candy, soy Albert, disculpa que te moleste a esta hora, necesitaba hablar con una amiga, te estoy llamando de un teléfono público, mi celular lo dejé en casa.
—Tranquilo, somos amigos desde hace tiempo, no me molesta, siempre te he dicho que soy y seré siempre tu amiga incondicional ¿Dónde estás?
—En el parque cerca del lago Lake Michigan.
—Espérame ahí, llego en una hora, por favor, no te vayas, sabes que somos los mejores amigos.
—Es un alivio contar con tu amistad verdadera, espero no ser una incomodidad, es solo para conversar un poco, es lo que necesito.
—Entiendo, los amigos no son únicamente para momentos alegres, también para los momentos tristes, es cuestión de lealtad y no importa el tiempo que se tenga de conocerse, sabemos que tenemos afinidad en varios aspectos, estamos hechos el uno para el otro.
—Tú siempre tan divertida y empática.
—Bueno, no hablo más; enseguida, salgo para allá.
—Gracias —Albert, desanimado, colgó.
Candy llamó a Esteban:
—Hola, Candy, al fin ¿te decidiste por mi propuesta?
—Ja, ja, ja, ¡nunca! Ya te dije, soy productora, no actriz.
—Será ¿Qué necesitas?
—Voy a hacer un video casero, trae varias cámaras que pueda ocultar ¡Enseguida! Que grave varios ángulos.
—¿A estas horas? Mejor mañana.
—Si no lo traes para mañana estarás despedido.
—¡Entendido mi capitán! Es un excelente momento para instalar cámaras ja, ja, ja.
—Gracias, tú siempre tan comprensivo.
Veinte minutos después
—Esteban, te voy a dejar, necesito que los instales de inmediato en los puntos que te marqué.
—¿Es un video casero? ¡Picarona! Me hubieses dicho y traigo todo el equipo de grabación, así queda mejor.
—No, este video es personal, es un regalo para una amiga a… quien tanto quiero.
—Ese brillo en tus ojos me da miedo.
—Lo sé, soy vengativa, es mi defecto; pero ella se lo merece por traidora, basta de charlas, termina pronto, te doy una hora, no más porque ese alguien pronto llegará y tú no puedes estar.
—¡Lo que usted ordene!
En el parque cercano al mencionado lago, Candy llegó y se bajó del taxi; al ver a su amigo, preocupada, dijo:
—Albert, ¡ese rostro! Estás mal ¿Qué te ocurrió?
—Es lo de siempre, me pide el divorcio, discutimos y lo que me preocupa son los niños, las discusiones no son nada bueno para su crecimiento, la dejé en casa con uno de sus arrebatos, decidí irme para evitar las caras de angustia en los niños.
—Te entiendo ¿Te digo algo?
—Claro —platicaron a medida que se acercaban al auto.
—Es mejor que se divorcien… —Se detuvieron por unos segundos—. ¡No me veas así! Una relación basada en gritos y maltratos no puede ser; aunque no lo creas, la mujer puede maltratar al hombre. Ejemplo: yo me separé de mi ex, en buenos términos compartimos la custodia y nos va bien, una relación basada en mentiras es insana ¿Qué tal un día de estos te sale con tu domingo siete?
—¡¿Cómo?!
—¿Que quién quita que te sea infiel y es una forma de justificar su culpabilidad?
—Lo que dices es muy grave, la conozco desde la escuela.
—Eres un hombre a punto de pisar los 40 y aún eres inocente.
—No te rías.
—Discúlpame, soy tu mejor amiga y te lo digo porque…
—¿Por qué?
—¿Tienes donde quedarte?
—Pensaba ir a un hotel.
—No lo puedo permitir. Quédate en mi casa. Dame las llaves de tu auto.
—Pero Candy.
—¡¿Qué?!
—Es inapropia…
—Siempre eres tan recatado. No te haré nada… nada que no quieras.
—¡Candy!
Albert entró a la casa, miró a su alrededor, era un lugar muy acogedor, en el centro de la sala había una pequeña chimenea artificial.
—Siéntete cómodo, como en tu casa, no te comeré todavía, pensó Candy.
—Gracias. —Se frotó las manos y se puso cerca de la chimenea.
—Traje champaña con aceitunas rellenas de salmón, son mis favoritas. Quitémonos los zapatos y las medias, pongámonos en la alfombra.
—Creo que no deberíamos de beber.
—Eres un amor, siempre tan decoroso e inocente, no sé ¿cómo tu mujer te desvalora? Pero toma, bebe una copa, no te hará mal algo de licor, ayuda a desahogar las penas, por un momento claro, no le agarres el gusto.
—Esta situación es difícil, no sé ¿cómo actuar?
—Sigue tus instintos.
Candy se acercó a Albert y colocó su mano en su pecho, haciéndolo estremecer.
—¿Me das aceitunas? —asintió y tomó del recipiente dos, ella las agarró con sus labios y aprovechó para succionar sus dedos, provocando excitación en él. Se levantó de inmediato.
—Candy, resulta inadecuado…
Ella puso su dedo índice en los labios de él para silenciarlo.
—Soy tu amiga y sé perfectamente lo que necesitas como hombre.
—¡Candy!
—Si esa mujer que tienes en casa te desvalora como hombre, yo te daré el valor que mereces. —Caminó un poco hacia atrás y se desabotonó la camisa para mostrarle sus hermosos pechos—. Sé que tienes tiempo sin hacer nada, ¡hazme tuya! Sé que lo necesitas. —Se encontró en una lucha interna que lo mantuvo estático— ¿Estás indeciso, verdad? Pero yo estoy muy decidida a todo —se aproximó y antes de besarlo, dijo—: por ti. —Se besaron apasionadamente.
—Esto que hacemos es incorrecto —expresó sin dejar de besarla.
—Deja de pensar y hagamos el amor, tu mujer no vale la pena.
Sin más, se despojaron de toda la ropa, Albert como loco le quitó el jean y la alzó a nivel de su pelvis, ella le rodeó la cintura con sus piernas y él la penetró desenfrenadamente, perdieron el control.
Al día siguiente, en las oficinas de los Estudios Galas de Chicago, Renato, el productor, caminaba de un lado a otro.
—Estoy emocionado, el gran Hugh Hefner vendrá y firmará con nosotros un jugoso contrato para producir sus grandes películas, espero le guste Romeo y Julieta, Ja, ja, ja.
—Deja de reír, estoy molesta porque el protagónico me lo ganó la Salomé ¿Te lo hizo mejor que yo?
—Nunca mi amada Jazmín, no pude hacer nada, la mayoría la eligió.
—Productor Renato, ya está llegando la limusina del señor Hugh Hefner.
—Perfecto, que acomoden todo lo necesario para la reunión, nos vemos en la Sala de Juntas, le mostraremos nuestra mejor película.
En la entrada del estudio, Candy esperaba a su examiga, ahora enemiga número uno.
—¿Perra, para dónde vas? La entrada es por aquí ¿Me sigues evadiendo, traidora?
—No quiero problemas contigo.
—Lo siento, lo debiste de pensar antes de traicionarme ¿Cómo se me ocurrió confiar en alguien que le es in…?
—Cállate, no digas nada, no es como tú lo dices, entre…. No pasó nada… solo fueron…
—Despreocúpate, no diré nada y no lo diré porque mi verdadera amiga Pamela me lo hizo prometer; pero solo le prometí no decir nada —dijo con sorna—. Entra, necesitamos hablar en la Sala de Juntas, tengo algo que mostrarte para que veas que yo sí soy honesta. Sabes, la honestidad es un valor indispensable en la vida.
—No iré, tengo que trabajar en mi campaña.
—"No iré, tengo que trabajar en mi campaña" —la remedó con voz chillona—. ¿Cuál campaña? ¿La que te hice a pesar de estar agotada con mi trabajo y a la que nunca me diste crédito? ¡Entra! O… te hago un escándalo aquí mismo, que sepan quién es el verdadero cerebro de la campaña que les gustó.
Entraron a la Sala de Juntas, mientras Hugh Hefner bajaba de su limusina.
Candy la empujó.
—¡Entra desgraciada! Sabes, no entiendo ¿por qué hablas mal de tu esposo? Si es un amor, él te ama, bueno, en realidad te amaba. Tú con tu lloradera y sufrimiento lo alejaste y… para que veas que yo sí soy honesta, te diré la verdad… Anoche, me lo cogí.
—¡¿Cómo?!
—Como escuchaste, para que veas que no es mentira y que yo sí conozco el significado de la verdad, te lo digo y te muestro. —Agarró el control remoto para encender la pantalla.
Tadea gritó como loca:
—¡Perra, ¡maldita! —Yéndosele encima, se jalaron los cabellos, Candy la sometió, obligándola a ver— ¡PERRA ME LA PAGARÁS —Pamela entró e intentó separarlas!
—Renato, muchacho, que bueno verle.
—La felicidad es mía al tenerlo aquí, pase, tenemos suficiente espacio para sus conejitas.
Al entrar, vieron el espectáculo, pero enfocaron sus miradas en el video, en eso Jazmín exclamó:
—¡Y ese actor! ¿Por qué nunca me lo presentaron? Está bien dotado. Ah, esa es Candy, ya entiendo como es productora, ella se lleva lo mejor. Ya sabía yo que ella también es igual a nosotras con ese cuento de que solo produce y no hace nada ¡Mírenla ahí!
—Calla Jazmín —la silenció Esteban.
—¿Qué me calle? Ni Tedy lo tiene tan grande, oh, qué tamaño o ¿es un montaje?
—No lo es, instalé las cámaras.
—Interesante —dijo, saboreando su chupeta.
—Es material de primera clase, mira qué elasticidad. Ninguna de mis conejitas ha logrado hacer esa posición.
—¡Perra! ¡Zorra!
—Más perra eres tú, si tanta vergüenza era para ti ser amiga de una productora de porno ¿Por qué te hiciste mi amiga, traidora? Ya lo sé, por interés y cuando pudiste: me traicionaste. Incapaz de decírmelo en mi cara. A la primera oportunidad, saliste huyendo como una rata.
—¿Tú hablas de honestidad? Dime, ¿él aceptó ser filmado con lo pudoroso que es? ¿Él sabe qué lo grabaste? —Todos dejaron de ver la película para mirar a Candy. Su mente viajó en el tiempo, cuando eran las mejores amigas.
Nota: está historia está registrada bajo el ISBN: 979886301114. Cualquier intento de plagio se inhabilitará la cuenta de la persona que incurra en la falta.
Si desea adquirir esta historia está disponible en Amazon formato impreso y digital.
Para más detalles, mi WhatsApp es +584269149370, ofrezco mis servicios como editor literario. Dios nos bendiga.
