La youkai de ojos verdes, se detuvo frente a las puertas de su castillo, al mismo tiempo en que emitía un sonoro suspiro

Padre... maldito sea el día en el que decidiste meternos en este embrollo

Pensó, observando como, la sombra del atardecer, se reflejaba en las viejas maderas, de la entrada de la fortaleza

- ¿Qué te ocurre, Zero? - preguntó su hermano, saliendo al balcón - Pareces preocupada

- Yashin... se ha vuelto loco - respondió, sin apartar su mirada de las estrellas - Desafiar a los Shizen y los Taisho... ja... ¿en que demonios estaba pensando?

- ¿Realmente crees que nuestro padre es tan estúpido?

- ¿Tengo que responder? - lo miró por sobre sobre su hombro - Sólo basta con ver las espadas que portan

- No debería decirte esto - se paró a su lado - Pero... hay una quinta espada - sonrió, maliciosamente - Y... ella será la perdición de esos clanes, puedo asegurártelo

Sonrió ante aquel recuerdo, cerrando sus ojos

- Al final , yo tenía razón, hermano... ellos murieron, pero... se llevaron a nuestro padre

Las puertas se abrieron, lentamente, mientras ella ingresaba

- Vaya... si que estas herido, Kirinmaru - lanzó una pequeña risita - Desde aquí, puedo percibir el olor de tu sangre

Mientras tanto, dentro de su habitación, el daiyokai se encontraba inmerso en una burbuja de energía, tratando de reponerse

Esa maldita niña... eligió vencerme, en lugar de salvar su vida... con un poco de suerte, pronto morirá

Abrió sus ojos, para encontrarse con la figura de su hermana, la cual, mantenía una sonrisa burlona, en su rostro

- ¿Qué es lo que quieres?

- Nada - respondió, sentándose sobre la cama, sin dejar de observarlo - Vaya... al final, te dio una paliza

- Hm - sonrió, cerrando sus ojos - Ella sólo utilizó la fuerza de Kiyomeru, que vive en Sakura

- Esa chica es fuerte, ¿por qué te empeñas en negarlo?

- ¿Sólo viniste a molestarme Zero?

- Quería saber, que tan lastimado te encontrabas - suspiró - El olor de tu sangre, se percibe por todo el palacio

Permanecieron un momento en silencio, mientras ella se mantenía observándolo

- Al parecer, las técnicas de Naraku, resultaron efectivas, después de todo... estas usando el método que él te enseñó, para curar tus heridas

Su hermano volvió a sonreír, abriendo sus ojos

- Fuiste a verlo, ¿no es así? - ella no respondió - Supéralo... nunca le interesaste

El rostro de su hermana, se ensombreció ante aquel comentario

- ¿Y cómo estas tan seguro? - se cruzó de brazos

- Porque se marchó, en cuanto tuvo oportunidad - respondió, con una mezcla de burla y malicia - Porque se va a casar con una de su especie... porque se enam...

- ¡Cállate! - se puso de pie - Espero, que la próxima vez, mueras en la batalla

La carcajada del demonio, retumbó por toda la habitación, seguido del portazo de la mujer

- Maldito Kirinmaru... ¿Qué sabe él sobre lo que sucedía con ese hanyo? - murmuró, dirigiéndose a su balcón preferido

El castillo era un caos silencioso. Los guardias corrían de un lado hacia el otro, sin pronunciar una palabra, así lo había ordenado su hermano

La mujer se encontraba en el balcón, observando la nada, reviviendo una y otra vez, el momento en el que habían sido derrotados

- Señorita Zero - miró por sobre su hombro

- ¿Qué quieres? - respondió, seriamente

- Ya ayudé a Kirinmaru con sus heridas, me preguntaba, si usted necesitaba ayuda

- Hm - sonrió, cerrando sus ojos - ¿Tienes una manera de retroceder el tiempo?

- Bueno, no aún - salió al balcón - Por lo pronto, sólo puedo ofrecer, curar sus heridas

Se paró detrás de ella, observando su desgarrado vestido y los profundos cortes, que atravesaban los costados de sus mejillas

- ¿Realmente quieres hacerlo? - su tono se volvió triste

- Es mi deber... ya que usted me dio comida y un lugar en el que pasar mis días

- Comprendo, asique... es sólo por eso

- Disculpe, pero no la estoy entendiendo, señorita Zero

- Descuida - volteó, encontrándose con sus ojos rojos y su seria expresión - No es necesario que me prestes atención - sonrió

Dudó por un momento, sin embargo, en ese momento, no había nada más que perder, por lo que, se acercó lentamente, apoyando su cabeza en el pecho del hanyo, mientras que con sus brazos, rodeaba su torso

- En realidad, necesito que cures mis heridas - murmuró

Y no sólo las de la piel...

Para su sorpresa, el monje correspondió su abrazo, apoyando su mentón en su cabello

- Debe ser una situación muy difícil por la que están pasando, señorita... no dude, en que tiene todo mi apoyo

- Maldito mentiroso - sonrió, ante aquel recuerdo - Poco después, te marchaste sin siquiera despedirte... con todo lo que hice por ti - el rostro de la sacerdotisa pasó por su mente - Pero... me las pagarás

Una charla reveladora

- De... déjeme ver si entendí ben - pronunció la castaña, con una expresión de confusión en su rostro - La señorita Kikyou, ¿es una híbrida?

- Así es - respondió el monje, tomando un sorbo de té - Su madre es Tsukiyomi... hija de...

- Hija de Kiyomeru, la gran daiyokai del clan Shizen

- ¿Los conoces? - se asombró el zorrito

- Si... como toda exterminadora de la aldea, estamos al tanto de las leyenda de los clanes Shizen y Taisho, debido a que sus familias, son las más poderosas de la región - tomó un sorbo de su bebida - Sin embargo, jamás me imaginé que Kikyou era nieta de Kiyomeru, al igual que Inuyasha, nieto de Inu No Goku

- Vaya, si que estás bien informada - sonrió - Yo también me sorprendí mucho, al enterarme de que Naraku era un híbrido

- Todavía no comprendo, ¿Cómo es que ocultan su aura demoníaca?

- Sus poderes espirituales son superiores a la energía maligna que habita en ellos - tomó una galleta - Sango, ésto está delicioso

- Muchas gracias, excelencia - sonrió, sonrojándose levemente

Un momento... ¿qué esta sucediendo aquí?

Pensó el niño, pasando sus ojos entre ambos jóvenes

- En fin - se aclaró la garganta - La señorita Kagome, hermana de Kikyou, es una youkai completa, sin embargo, también heredó los poderes espirituales de su madre y, fue gracias a eso, que pudo salvar a Shippo

- Quisiera conocerla - el niño miró su infusión - Por lo que dices, parece ser alguien bueno

- Oh, claro que lo es... la señorita Kagome es un alma bondadosa, pude notarlo, en el momento de conocerla

Ambos monjes se encontraban en la mitad de sus oraciones, cuando, casi al unísono, percibieron aquella energía demoníaca que se acercaba. Miroku fue el primero en ponerse de pie

- ¿También lo percibiste?

- Así es, Naraku - volteó - Al parecer, un demonio se está acercando

Antes de que llegaran a la puerta del templo, una voz femenina se oyó desde el exterior

- ¡Hola! ¡¿Hay alguien aquí?!

Salieron, encontrándose con aquella joven demonio, e inmediatamente, notaron las lágrimas que caían en su rostro

- Buenas tardes, señorita, ¿en que podemos ayudarla? - preguntó el castaño

- Fue allí, que me guió hacía dónde se encontraba la señorita Kikyou, aún conmocionada por lo ocurrido

- Debió ser muy duro para ella

- Lo fue, Sango... sin embargo, fue gracias a que la señorita Kagome llegó a nuestro templo, que ella y Naraku, pudieron encontrarse

- Entiendo - sonrió - Nadie más que él, debe comprender lo difícil que es vivir así

Permanecieron en silencio, durante unos momentos

- Sango - la mujer posó sus orbes castaños, sobre el pequeño - Ahora que ya sabes todo... ¿te marcharás?