Disclaimer: Naruto no me pertenece.

Aclaraciones: Modern Times. Universo Alternativo.

Advertencias: Ninguna, por el momento.


It started with a bang

Don't know how you got me so messed up

But baby, I won't ever get enough, oh

'Cause I'm so damn into you

―So Damn Into You.

Vlad Holiday


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Néctar de Lavandas

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Capítulo 1


Naruto giró sobre la cama, otra vez, inquieto e incómodo. Odiaba enfermarse, sobre todo en un día tan genial como sábado, con un clima increíble y la posibilidad de haber ido a una cita con Sakura. Ahora se encontraba en cama, con miles de pañuelos a los alrededores y la sensación de que en cualquier momento las extremidades se separarían de su cuerpo.

La noche anterior tuvo fiebre y tuvo que ir a urgencias. Fue una travesía lograrlo, sobre todo cuando no dejaba de estornudar ni sentir los ojos llorosos. Era genial que tuviera un par de días libres de escuela, pero disfrutarlos estando en cama, con mocos y la sensación de morir lentamente no era nada genial.

Y como si aquello fuera poco a todo lo que Naruto sufría, también debía quedarse en casa todo el día con Menma, su hermano gemelo.

La única razón por la cual no había venido a su habitación para gritarle o hacerle una mueca de disgusto por tener que compartir el mismo oxígeno que él era porque estaba igualmente enfermo. Cortesía de Naruto. No había escuchado ruido en el cuarto próximo y la imaginación del rubio comenzaba a crear escenarios donde Menma dejaba de respirar.

―Hey ―golpeó la pared para ser escuchado. No hubo respuesta―. Hey, Menma, ¿sigues vivo? ―Naruto intentó de nuevo, esperando.

Un golpe más brusco se escuchó al otro lado junto con la voz del azabache opacada por el muro que los dividía.

―Deja de joder ―Naruto logró escuchar la voz de Menma al otro lado, ronca a causa del resfriado.

Él suspiró, un poco aliviado pero también decepcionado. Había creído por un instante que se volvería hijo único.

―Solo quería confirmar ―respondió, recostándose de nuevo. Hacer todo eso le costó la energía que aún no lograba recuperar.

―En estos momentos tu voz es lo que menos deseo escuchar ―siguió diciendo Menma, con palabras cada vez más apagadas que siguieron un estornudo y luego una sacudida de nariz bastante sonora.

Naruto rio a pesar de su estado.

―Perdón, estoy aburrido ―confesó.

Menma ya no le respondió, buscó acomodarse mejor en la cama a pesar del pozo creado por estar acostado demasiadas horas seguidas lo tornaba incómodo. No mentía cuando dijo que estaba aburrido. Solo tenía su celular como única manera de distraerse, aunque molestar a Menma también era una buena opción pero no le servía de nada a Naruto si el azabache no estaba dispuesto a participar. Y él tampoco tenía demasiadas energías para hacerlo.

Abrió el chat personal que mantenía con Sakura, su novia. La sonrisa bobalicona de Naruto se asomó de manera natural; no podía evitar sentirse así, saber que esa linda chica de cabello rosado era su novia siempre alteraban las mariposillas inquietas en su estómago. Era tan afortunado de que sus plegarias al fin fueran escuchadas por las divinidades en los cielos. Después de tanto tiempo yendo tras de ella, demostrándole que él podía hacerla feliz y borrar cualquier amargo sentimiento que el teme de Sasuke le dejó, Sakura al fin le dio una oportunidad. Solo una y Naruto no iba a desperdiciarla.

Leyó los mensajes enviados, avisándole a la Haruno su malestar. Sakura lo regañó al mencionarle que haberla esperado fuera de su facultad mientras llovía fue demasiado tonto, pero Naruto contestó que valió la pena con tal de verla antes de que ésta comenzara con su semana de exámenes.

Sakura estudiaba medicina y era una carrera exigente, casi no se veían. Los pocos espacios que la chica tenía los pasaba en la biblioteca, estudiando. Constantemente Naruto le repetía que era tan inteligente y que no necesitaba estudiar, más Sakura le replicaba que estudiar tanto era lo que le ayudaba a sacar buenas notas. Él solo podía quedarse con ella a su lado, aburriéndose pero sin querer marcharse y no pasar tiempo con ella, a pesar de que Sakura le regañaba constantemente por distraerla o hacer demasiado ruido.

En varios mensajes le había sugerido de manera sutil ir a visitarlo, aunque fuera un par de horas para revisar que aún estaba vivo. Sakura respondió una hora más tarde negándose ya que tenía demasiadas tareas, sin embargo, si tenía oportunidad iría o le enviaría algo para que se sintiera mejor.

―Contigo a mi lado me haría sentir mejor ―le susurró al celular, queriendo que éste fuera Sakura, con sus felices ojos jade y delicioso cabello con esencia de cerezos.

Envió de nuevo un emoticón con cara triste seguido de más stickers que ni siquiera fueron vistos. Naruto resopló. Las desventajas de tener a una novia tan inteligente y hermosa como Sakura era que ésta enfocaba su completa atención a sus deberes. Le encantaría que él fuera la prioridad de la Haruno pero entendía que ambos estaban en la universidad y era esencial mantenerse centrados en los estudios. Él debería estarlo también.

―Carajo, tengo sed ―masculló, levantándose. Ignoró todo el desorden en su propia habitación y salió de la cama, arropado hasta el cuello debido al frío que sentía. Podía encender el clima pero eso le haría ganarse un alto costo en el pago de la luz. Y siendo universitario recién independiente de la comodidad del hogar de sus padres no podía darse el lujo de malgastar el poco dinero que conseguía en su trabajo de medio tiempo.

Fue hasta la cocina, apenas levantando los pies. Naruto recordaba haber comprado un par de bebidas energéticas. Por ahora era lo único que el estómago le aceptaba. La idea de ingerir alimentos sólidos le resultaba asqueroso. Además que ni siquiera tenía la motivación de siquiera acercarse a la cocina.

Tomó la bebida y la ingirió, sintiéndose aliviado de que ésta tuviera una temperatura agradable. Naruto hubiera preferido algo más cálido y hogareño, quizá una sopa de pollo casera, pero no tenía la habilidad culinaria para hacerlo. Lo único que le quedaba era sobrevivir mediante gelatinas y bebidas llenas con electrolitos.

Naruto se preparaba para regresar a la habitación cuando el timbre del departamento hizo eco. Una emoción se plantó en su pecho. ¿Acaso sería Sakura? Ella le dijo que si tenía una oportunidad iría a visitarlo. Probablemente encontró un espacio libre.

Animado de que su novia dejara de lado sus obligaciones por un momento fue hasta la entrada. El intercomunicador estaba averiado así que no podía revisar quién era pero Naruto sentía que era innecesario. Dentro de sí le confirmaba que era Sakura.

Carraspeó la garganta, despeinándose aún más para verse más malito y causar una impresión en Sakura que le hiciera ganarse un par de mimos.

Al abrir la puerta los ojos azules de Naruto dejaron de lucir esperanzados para mostrar un brillo de desconcierto y sorpresa.

La persona al otro lado de la puerta no era su querida Sakura-chan.

―¿Hinata? ―cuestionó al distinguir el rostro de la joven quien, al ser llamada por Naruto, retomó la postura y llevó una mano nerviosa hasta el cuello.

―H-Hola, Naruto-kun ―contestó ella con timidez, apretando la bolsa que llevaba al costado.

Naruto parpadeó y replicó al saludo tardíamente, saliendo de la sorpresa. Puso una sonrisa cordial o esperó hacerlo, con gripe se le dificultaba sonreír como siempre.

―Hey ―llamó―. Qué sorpresa verte por aquí ―realmente lo decía; no esperaba que la amiga tímida de su novia supiera dónde vivía pero sabiendo que Sakura y ella eran amigas, quizá la rosada le hubiera compartido su dirección.

―Lamento venir así, sin invitación… ―comenzó a decir la joven Hyuga, mirando al rubio con pena―. Solo quise pasar a ver cómo estaba…

―Oh, no tenías que hacerlo. Estoy bien, solo es una gripe.

Hinata parpadeó lento, repitiendo las palabras del rubio en su mente. Asintió, mostrando una sonrisa pequeña.

―Ya veo, ¿tú también te enfermaste? ¿Cómo sigues?

―Mejor que ayer, eso es seguro… ―luego vio que la joven seguía afuera y él adentro―. ¡Lo siento! ¿Quieres pasar?

―¿P-Puedo? No quisiera molestar…

―Para nada, pasa, anda ―se hizo a un lado para que la morena entrara―. Eres bienvenida.

―G-Gracias.

Hinata dijo un "Perdón por la intromisión" y dejó sus zapatillas perfectamente acomodadas en el recibidor, haciendo crujir ligeramente la madera bajo sus talones. Naruto rio, nervioso.

―Perdón por eso, el edificio es algo viejo y no le han dado mantenimiento al piso.

―No te preocupes ―tranquilizó ella con naturalidad, como si de verdad no le molestara.

Cuando invitó la primera vez a Sakura al departamento, usando la típica excusa de estudiar juntos a pesar de que ninguna de las materias de los dos coincidía, Sakura se quejó de varias cosas del departamento. Tales como la mala calidad de la madera del piso, las tuberías que sonaba a través de las paredes con grietas, la fea pintura de todo el lugar y los muebles obviamente adquiridos en un puesto de segunda mano. Las chicas eran raras a veces. Pensaba que con tener un lugar del cual era dueño lo haría lucir lo suficientemente cool para que Sakura no dejara de hacerle cumplidos.

Naruto vio con curiosidad las cosas que Hinata dejó en la mesa donde comían. Primero le miró como pidiendo permiso que rápidamente le dio al pensar que lo que llevaba debía ser pesado pues la bolsa hizo un sonido seco.

―Wow, eso debe pesar. ¿Qué traes ahí? ¿Piedras? ―preguntó con diversión, asomándose.

Las mejillas de Hinata se sonrojaron levemente.

―No son piedras ―susurró―. S-Solo traje un par de cosas…

―La bolsa tiene pinta de no solo traer un par de cosas ―señaló Naruto.

Notando que la joven volvía al caparazón, Naruto decidió dejar ahí las bromas para romper el hielo entre ambos. Nunca había convivido demasiado con Hinata sin que Sakura estuviera presente; su novia la conocía mejor y la Hyuga era una cara recurrente entre su círculo de amigos. No iba a ser grosero con ella pero le parecía extraño que le visitara cuando no tenía razones para hacerlo. Es decir, sí, eran conocidos, quizá amigos, pero no eran así de cercanos como para que la morena lo visitara de la nada.

―Ahm, ¿quieres algo de beber? ―no soportaba por tanto tiempo el silencio así que decidió hablar por cortesía, viendo a la chica estar en el mismo lugar, notablemente nerviosa.

―A-Ah, no, no, gracias ―otra sonrisa pequeña y las manos jugando entre ellas―. Realmente no quiero incomodarte, Naruto-kun. E-Es obvio que estás cansado y necesitas reposo, yo solo…

Unos pasos sonoros que provenían del pasillo desvió la atención de ambos jóvenes. Los ojos perlados de Hinata se iluminaron cuando se asomó la figura de Menma quien iba encapuchado y con una mascarilla negra que ocultaba la mitad del rostro. En cuanto éste alzó la cabeza del piso, seguramente enfocado en tratar de mantener el paso firme, las irises de zafiro se alargaron.

―¿Hinata? ―preguntó con la misma sorpresa con la cual Naruto también la recibió, salvo que en el rostro del moreno el ceño fruncido apareció―. ¿Qué haces aquí…? Te dije que no era necesario que vinieras…

―No podía dejarte así. Estar solo cuando estás resfriado no es recomendable.

Naruto abrió la boca, listo para soltar un grito de sorpresa por la cercanía de esos dos. ¿Desde cuándo Hinata conocía a Menma? ¿Y cómo era que su hermano conocía a la chica? No los había presentado y dudaba de que Sakura lo hubiera hecho, sobre todo al saber el honesto desagrado que su novia tenía hacia su gemelo.

Pero sin duda lo que le sorprendió aún más fue la confianza con la cual Hinata levantó la mano para colocarla en la frente de Menma, quien se mostró tranquilo, sin la necesidad de alejarse del contacto de la Hyuga.

Naruto estaba confundido, esos gestos eran demasiado íntimos, típicos de una pareja…

―Oh ―soltó ruidosamente, atrayendo de nuevo la atención de los dos muchachos.

Las mejillas de Hinata se sonrojaron, como si apenas fuera consciente que ni Menma ni ella estaban solos, Naruto también estaba ahí y había observado todo. Por su parte, el Uzumaki menor bufó, con el ceño pronunciado latente.

―¿Qué? ―preguntó de mala manera Menma, teniendo motivos más que suficientes para estar molesto con Naruto.

―Perdón, perdón ―decía el rubio, rascándose la mejilla. Luego señaló a ambos, colocando una mueca de pura concentración, como si delante de él estuviera escrito el enigma más misterioso de todos―. Es solo que… ¿Ustedes dos son…?

―¿Y a ti qué te importa? ―volvió a mascullar Menma mientras Hinata jugaba con sus dedos.

Naruto chasqueó los dedos.

―¡Sí son novios!

Menma bufó, cerrando los ojos por un breve momento ante el intenso dolor de cabeza que parecía golpearlo cada vez que escuchaba a Naruto hablar.

Lamentablemente no terminó ahí.

Fue como si de pronto la gripe que le había quitado la hiperactividad a Naruto se hubiera esfumado para dar paso al inquieto chico que siempre era. Se les acercó de inmediato, con los ojos azules brillantes, hambrientos por conocer cada detalle del cómo Hinata Hyuga y su hermano gemelo terminaron siendo pareja.

―¡¿Cómo se conocieron?! ¡Nunca han cruzado la palabra! ¡No, espera, más importante…! ¡¿Cómo terminaste con un chico como él, Hinata-chan?! ―Naruto señaló a su hermano con una expresión de sumo impacto, casi sin creerse que alguien como ella terminaría con alguien como Menma. No cuadraba. Aunque no pudo dejar de pensar en aquellos mangas shoujo que hojeó un par de veces para encontrar guía de cómo acercarse a Sakura―. ¡¿Acaso te está chantajeando?! ―la idea de que eso pudiera ser cierto no le pareció descabellada.

Menma no era la clase de chico que fuera de una sola relación. Era un poco popular entre la población femenina ―quizá, mucho―, y aunque no entendía por qué los tipos como Sasuke y su gemelo tuvieran esa dicha con esos ademanes tan insípidos, le había conocido varias parejas. Pero nunca le había visto verlo pasear o pasar el rato con la misma chica por dos semanas consecutivas. Tampoco creía que Menma fuera una especie de mujeriego, no iba con él. ¿Un chico cruel? Tal vez. ¿Demasiado honesto? Definitivamente. Simplemente se limitaba a decir las cosas como tal y no dar falsas ilusiones, una de las razones por las cuales nunca le había visto decaído por un rompimiento.

Pero esto, wow, definitivamente era nuevo.

―C-Creo que estás malinterpretando todo, Naruto-kun ―la vocecita de Hinata distrajo a Naruto de seguir acusando a Menma de crímenes imaginarios―. Menma-kun no me está chantajeando, y-yo vine por mi propia voluntad ―clarificó.

―Eso es lo que cualquier víctima de chantaje diría ―expresó el rubio y Menma llegó a su límite.

―¿Quieres cerrar la boca por un jodido minuto y dejar de inventarte películas en tu cabeza? No estoy manipulando a nadie.

―Pero es que… ―Naruto señaló a Hinata, con la otra mano en la barbilla, intentando hallar la lógica de la unión de esos dos personajes tan distintos. No, no hallaba el modo―. ¿Cómo…?

―Lárgate.

―¡Te recuerdo que es mi departamento también!

―Pues entonces piérdete en tu puto cuarto.

―¡¿Hah?! ¡Pago la mitad de la renta, puedo estar donde se me dé la gana!

Hinata se removió, inquieta por la discusión de ambos chicos. Sabía que Menma no tenía una relación perfecta con Naruto pero no imaginó que tanto. Los ademanes de Naruto no eran violentos ni parecía querer llevar las cosas a algo más serio, pero el rostro de Menma detonaba irritación, no solo por el escurrimiento nasal y cualquier otro de los síntomas del resfriado, sino por todo lo dicho por el rubio.

Se movió entre ambos, colocándose frente a Menma.

―N-No hay que alterarse ―pidió―. Los dos están enfermos y cansados, lo mejor será que ambos regresen a la cama ―aconsejó, girándose para ver a Menma quien dejó de observar al zopenco que tenía como hermano y mirarla a ella.

Menma suspiró, sin contradecirla. Era verdad, el dolor de cabeza comenzaba a debilitarlo y discutir con Naruto en esos momentos no le traería nada bueno.

―Estoy bien ―habló, dirigiéndose hacia Hinata―. Solo necesito dormir. No necesitabas venir hasta acá.

―No podía quedarme sin saber cómo seguías.

―Iba a enviarte un mensaje cuando me sintiera mejor.

―Con un mensaje no estaría tranquila.

―Te preocupas demasiado.

―Estás enfermo, Menma-kun, por supuesto que me preocupo.

―Uhm ―Naruto carraspeó, sentía que estaba viendo algo demasiado personal y que no debería estar ahí―. Si quieren puedo retirarme para que tengan más…

―Hazlo ―gruñó Menma.

―N-No es necesario, Naruto-kun ―rápidamente Hinata negó, trotando hacia la mesita. Naruto juró que casi la vio volar, pues la madera ni siquiera crujió―. Uhm, ¿por qué no se lavan las manos para que coman algo? ―les sonrió―. H-Hice sopa de pollo, traje un té medicinal, algo de fruta y…

―Hinata-chan ―Naruto vio la figura de la chica iluminarse como una santa―, ¿e-eres un ángel…? ¡Auch!

―Con gusto te enviaré al Más Allá para que veas todos los ángeles que quieras ―decía Menma después de brindarle un zape a Naruto por las tonterías que salían de su boca.

Después de seguir las indicaciones por parte de Hinata, con la recomendación de Menma de que ella usara un cubrebocas ya que no deseaba que se enfermara, la joven de orbes aperlados sirvió los platos. La comida humeaba y Naruto pudo percibir aun con su congestionada nariz el delicioso aroma de la comida. Podía apostar a que era hogareña.

Y cuando dio la primera cucharada, todas sus papilas gustativas experimentaron un viaje astral que le hizo recordar al sazón de su madre.

―Wow ―exclamó, con ojos brillantes, viendo su plato y luego a Hinata―. Esto sabe increíble, Hinata-chan.

―Gracias ―aceptó ella el halago―. E-Espero que les haga bien.

―¿La hiciste tú?

―Eh, sí ―contestó con timidez, viendo a Menma quien comía en silencio―. La sopa de pollo siempre viene bien cuando se está resfriado. Quise traerla antes pero estuve ocupada con unas cuantas cosas. De verdad espero que no esté tan fría…

―Para nada, sigue calientita ―Naruto negó, volviendo a dar otro sorbo y suspirando satisfecho, con ese sentimiento cálido llegarle hasta el estómago―. Y deliciosa. Muchas gracias.

―Me alegra que te guste, Naruto-kun.

―Es lo menos que puede hacer ―bufó Menma, fulminando a Naruto del otro lado de la mesa―. La comida no era para ti ―susurró entre dientes.

―Hay suficiente ―respondió Hinata con una sonrisa tímida―. Preparé todo para que la comida te durara hasta mañana, aunque no pensé que Naruto-kun estaría enfermo también. Me disculpo, debí haber preguntado…

―No te disculpes, no es tu obligación saber la condición de Naruto ―interrumpió Menma a Hinata, viéndola seriamente. Después posó la vista en el rubio―. Sakura es su novia, no tú.

―Vamos, no amargues la comida con tus acidez ―dijo Naruto con un mohín―. Me haces sentir como un arrimado…

―Lo eres ―respondió Menma con rapidez.

―Ah, ¿q-quieren más té? ―preguntó Hinata sin esperar respuesta, sirviendo primero a Menma y luego a Naruto.

Los gemelos lo bebieron. Naruto de inmediato hizo una expresión serena mientras Menma suspiraba con los ojos cerrados. El aroma dulce del té los envolvía así como el sabor, el vapor ayudó a que sus narices se sintieran libres de la congestión y bebieron con tranquilidad el resto de la bebida, sin pelearse o querer iniciar otro conflicto.

―So, Hinata ―después de pasar un tiempo en silencio y con la taza vacía, Naruto miró a la chica con interés―. Cuenta. ¿Cómo te convertiste en la novia de mi hermanito?

―No te incumbe ―escupió Menma.

Naruto se quejó.

―No seas así, solo quiero saber.

―Ah, b-bueno… ―Hinata logró sonrojarse a pesar de que el cubrebocas cubría parcialmente su cara, observando fugazmente la figura del azabache―. N-No creo que sea una historia tan interesante…

―¡¿Bromeas, Hinata-chan?! ¡Claro que lo es! ―exclamó Naruto, espantando cualquier inseguridad de la chica―. Es que, tan solo mira a Menma ―señaló al susodicho quien arqueó una ceja con un tic pronunciado―. No es la clase de chico que atraiga a chicas como… ―luego carraspeó, estaba siendo grosero―. Digo, no es el tipo de interés amoroso que sea popular entre las chicas como tú…

―Logras salir con Sakura Haruno y te crees experto en la filosofía femenina ―expresó Menma, dando por debajo de la mesa una patada a la espinilla de Naruto quien se quejó por el golpe―. Como dije: no te incumbe si salgo o no con Hinata.

―Hey ―mascullaba Naruto, sobándose la zona afectada―. ¿Ves? A esa actitud me refiero. No eres exactamente un encanto.

Hinata estaba a punto de intervenir nuevamente hasta que el sonido del timbre inundó el lugar. Los tres miraron con dirección a la entrada, preguntándose quién sería. Solo Naruto se levantó de la silla hecho un remolino, corriendo hasta la entrada para abrir sin esperar a preguntar de quién se trataba.

Ésta vez sería Sakura y eso sería grandioso. Seguramente estaba al otro lado de la puerta, cargando una bolsa con comida caliente y deliciosa que hizo pensando en él. Así como Hinata con Menma.

―¡Sakura-chan…! ―la entusiasmada voz de Naruto decayó abruptamente cuando encontró el rostro de Sasuke Uchiha, su mejor amigo, quien arqueó una ceja por la figura del rubio con claras intenciones de lanzarse hacia él.

―Atrevete a abrazarme y no verás el Sol mañana ―amenazó el Uchiha a Naruto quien se recuperó, sosteniéndose de los laterales de la puerta.

―¡¿Teme?! ―de todas las personas que pudieron visitarlo, ¿precisamente tuvo que ser Sasuke? ¡Alguien allá arriba lo odiaba!―. ¡¿Qué haces…?!

Sasuke no esperó a que Naruto terminara de realizar sus estúpidas preguntas, no tenía el tiempo y simplemente arrojó la bolsa de plástico a su cara, callando cualquier queja del rubio.

―¡¿Y eso por qué fue?! ―exigió saber Naruto al quitarse la bolsa con el logo del Seven, mirando mal a Sasuke.

Éste bufó.

―Sakura me pidió entregarte esto, dijo algo de que estabas enfermo y no tener tiempo para venir a verte. Prácticamente me lo dio cuando me la encontré en el campus ―Sasuke arrugó el ceño, encontrando realizar esas tareas como una pérdida de tiempo―. Debes recordarle a Sakura que quien sale contigo es ella, no yo. Soy tu amigo, no tu niñera ―dijo al darse la vuelta.

―¿Eh? ¿Sakura te entregó esto? ―preguntó, viendo la bolsa en sus manos. Era tan simple y fría―. ¿Estaba tan ocupada?

―No sé, simplemente corrió hacia a mí, me dio eso y se fue, sin darme una buena explicación ―Sasuke soltó un gruñido antes de ver al rubio por el hombro.

La cara que Naruto colocó era de pura decepción, más Sasuke no opinó nada al respecto. Los problemas amorosos entre ese par eran exclusivos de ellos.

―Ya veo ―dijo al final Naruto, sonriendo ampliamente―. Debe estar muy ocupada, y aun así pensó en mí.

―Como sea ―Sasuke se preparó para marcharse―. Te veo después.

―¿Eh? ¿No quieres pasar…?

―¿Y arriesgarme a enfermarme? Paso.

Naruto frunció los labios cuando el teme de Sasuke ya había desaparecido por los pasillos del edificio. El maldito escapó. Bufó, cerrando la puerta detrás de sí, mirando el interior de la bolsa.

―A ver, a ver… ―dijo, sacando varias cosas que ayudaban a lidiar con el resfriado.

Antigripales, jarabes, dulces hechos de miel y limón, un paquete de fruta cortada con el logo del supermercado y la etiqueta del precio, una botella de té… Artículos que se encontraban fácilmente en un Seven o en un autoservicio cerca del campus. Escogidos rápidamente.

Dejó caer todo de nuevo a la bolsa. Sakura debía estar demasiado ocupada cómo para verlo. Era común, ella siempre estaba atareada con sus estudios y clases; era una chica aplicada, por supuesto que estaría metida en la biblioteca estudiando el funcionamiento de un órgano que ni él sabía que tenía.

Intentó que la decepción no se adhiriera a él buscando el lado positivo. Quizá no era la gran cosa pero Sakura compró todo eso pensando en él. Y aunque no pudo ir a verlo, de alguna manera logró enviarle todo eso con Sasuke.

Ingresó de nuevo al departamento, dando pasos de marmota. Todo el entusiasmo se había evaporado. Llegó hasta el comedor y se quedó parado, observando la escena delante de él.

Hinata acariciaba el cabello de Menma quien había recostado la cabeza en el hombro de ésta. Parecía ser que aprovecharon el tiempo a solas que él les otorgó pues las sillas de ambos se encontraban juntas y no estaban distanciados como al principio. Menma no parecía tener problemas en ser mimado pues la expresión que tenía era relajada.

Ella pasaba los dedos entre los largos mechones del azabache, repitiendo los movimientos, con los ojos igualmente cerrados y tarareando una cancioncilla al azar que Naruto encontró magnifica. Era la primera vez que escuchaba a Hinata entonar tal melodía. Su voz era dulce, perfecta para un canto de cuna. Y apostaba a que sus dedos se debían sentir agradables para tener a Menma en ese estado.

No quiso interrumpir ni seguir viendo, sentía que estaba siendo mal tercio. Debía regresar a su habitación. Hinata había venido ahí para visitar a Menma, no a él. Fue bastante amable al invitarle la comida que preparó pensando en su hermano.

Pero no se pudo mover. La escena era dulce. Podía sentir el cálido y honesto afecto de Hinata hacia Menma desde su lugar.

Los platos estaban ordenados a la perfección y cada cosa que Hinata trajo lucía vacía. Menma no dejó nada y eso le sorprendía porque quien tenía el mayor apetito era él. Pero haber probado la comida de Hinata, pese a ser la primera vez, demostraba que nadie sería incapaz de dejar limpio el plato.

Naruto vio con total atención todo lo que Hinata trajo consigo, y aunque supo que aquello estaba mal no pudo evitar compararlo con la ligera bolsa del Seven que llevaba en las manos.

Quiso pensar que las circunstancias de Hinata y Sakura eran completamente diferentes. Era probable que la joven Hyuga no tuviera tantas obligaciones como las de Sakura o que la carrera que ésta estudiaba no era así de absorbente y por eso se permitió visitar a Menma, a pesar de que Uzumaki menor le aseguró que todo estaba bien con él.

Naruto había tenido que decirle explícitamente a Sakura que fuera a verlo. Casi rogado.

Sacudió la cabeza para quitar tales pensamientos. Eso no era bueno. Comparar a las chicas no estaba bien así como sus atenciones. Además, era la primera vez que veía la interacción entre Menma e Hinata, seguramente se estaba dejando llevar por lo sorprendido que aún se encontraba de que ese par estuviera saliendo.

Echó un último vistazo y se sorprendió de toparse con la mirada de Menma quien tenía el tono azulado más sombrío.

Sin moverse de la comodidad de Hinata, Menma artículo palabras mudas:

Piérdete.


Notas


La Spooky Season llegó y miles de ideas relacionados con temas nada Green Flag llegan a mí. Y no puedo evitarlo.

La idea de Naruto siendo un personaje de moralidad cuestionable me ha estado acosando. Y si sumamos a Menma, mejor.

Desde hace rato que quería una historia con este tipo de enredos entre esos tres, espero lograrlo.

Y no saquen conclusiones, en esta historia nadie es el bueno.

Gracias por leer.