La tenue luz se filtraba a través de la ventana. En la cama de aquella habitación, un castaño se removía inquieto, la pesades de sus parpados le impedía abrir sus ojos; el sueño le estaba ganando, no quería despertar.

No sabía con exactitud que había pasado, simplemente recordaba esperar hasta altas horas de la madrugada con la esperanza de ver parado en la ventana a su hermano. Los minutos se hacían eternos, no despegaba la vista de aquel punto, a si fue hasta quedar dormido. Ahora el desvelarse cobraba factura, debía despertar, pero su cuerpo simplemente no quería.

Resignado abrió los ojos, la preocupación estaba al tope. Mario nunca apareció y para rematar la boda sería esa misma mañana, si no mal recordaba a las diez en punto se haría la dichosa fiesta.

Miro el reloj que adornaba el pequeño buro, marcaba las siete con treinta y cinco, era temprano, lo más seguro era que pronto tocarían la puerta y traerían consigo el vestido color crema adornado con pedrería y encaje que había visto el anterior día. No había sido necesario tomar medidas o mandar hacer el vestido, mucho tiempo atrás Bowser había mandado hacer un sin fin de vestidos de novia para Peach, este simplemente era uno del montón.

Empezó a ver de un lado a otro, desde que despertó algo le había parecido diferente, creía que solo era imaginaciones suyas, pero ahora podía confirmar sus sospechas, esta no era la habitación donde había sido confinado el primer día de su captura. Hasta el día de ayer nunca lo habían cambiado de cuarto, así era hasta ahora, realmente esto no se veía bien.

Fue sacado de sus pensamientos al oír unos golpecitos, estaban tocando la puerta.

-Princesa, ¿podemos pasar? – Mencionaron al otro lado de la puerta, lo más seguro eran los koopa que hacían vigilancia.

-Claro, adelante- Luigi estaba seguro de que Mario simplemente había tenido un inconveniente y como oportuno que era de seguro interrumpiría a media boda.

Decidió no darle tanta vuelta, su hermano mayor siempre había visto por su bienestar, nunca permitiría que algo malo le pasara, estaba seguro de ello, aun así, el nerviosismo no se podía evitar.

Había estado en bodas antes pero nunca en la suya.

Sabía que realmente no se iba a casar, pero aun así tenía ese raro sentimiento que no le abandonaba; nervios, miedos, tristeza, o tal vez una combinación de todos ellos, quien diría que inclusive mareos tenían, quizás e incluso se desmayaba en el altar.

Los koopa entraron a la habitación y como lo había previsto, traían consigo el vestido de novia; zapatillas, velo, un tocado para el peinado, joyas y otros accesorios más. Estaba seguro de que este día sería realmente pesado.

-Le hemos traído todo lo necesario para que se arregle- Hablo una de las tortuguitas mientras los demás ponían con delicadeza las cosas encima de la enorme cama -Hasta el momento se ha negado a que alguien le ayude en su atuendo, pero si llegara a necesitar apoyo solo avise y le mandaremos a una doncella- Fue lo último en mencionar antes de salir de la habitación y dejar a la rubia sola.

- ¡Mama mia! - Exclamo Luigi al ver lo antes dejado por los guardias, solo esperaba que todo saliera bien.

Después de terminar de arreglarse y con una que otra ayudadita para poder acomodar el corset y el velo, por fin, todo estaba listo, solo faltaba esperar a que sea la hora e iría al gran salón donde se supone se daría la ceremonia.

Quería que el tiempo no transcurriera, pero como últimamente era costumbre, todo le salía mal a Luigi.

Cinco para las diez, eso marcaba el reloj. Los koopa hicieron acto de presencia, halagaron la apariencia de la "princesa" y acompañaron a la futura reina al lugar acordado.

Los presentes al escuchar la característica tonada de piano se percataron que ya era la entrada de la novia, todos en la sala voltearon a dirección a ella. Bowser había cumplido su promesa y al parecer no había muchos invitados, los únicos presentes eran habitantes del reino de las sombras.

Con los nervios de punta, camino despacio intentando no tropezar. Cada paso que daba su corazón se aceleraba, sentía que se asfixiaba y empezaba a sudar frio. No veía la hora en que su hermano hiciera su entrada triunfal y como era costumbre vencer al rey koopa para regresar sanos y salvos al reino champiñón.

Sin darse cuenta ya estaba frente a Bowser, este le extendió la mano y sin dudarlo la acepto. Kamek estaría presenciando la ceremonia y una vez que el más bajito se puso al lado de su señor dio inicio.

Luigi no prestaba atención a la ceremonia, estaba más que nervioso y volteaba constantemente hacia atrás en un intento de visualizar a Mario, entonces llego, no su hermano, si no el momento por el que más temía.

-Y usted princesa, acepta al rey Bowser para amarlo y respetarlo por el resto de su vida- Menciono el Magikoopa. Todo estaba de mal en peor, ¿Qué se supone que debería decir?

Como al inicio, todas las miradas estaban dirigidas solo y únicamente a él, nunca había sido bueno al estar bajo presión, no tenía ni idea de cómo manejar una situación tan tensa.

-Entonces princesa, ¿Cuál es su respuesta? – insistió kamek

Empezó a respirar con dificultad, su corazón ya no latía sino más bien pareciera que le estaba dando una taquicardia. Ejerció más fuerza al agarre de la mano de Bowser, quería consuelo, saber que todo estaría bien.

Una gran mentira sabiendo la situación en la que estaba. Al intentar dar el beso era más que obvio que lo descubrirían, ya daba igual que dijera su destino estaba más que escrito.

-Sí, acepto- mención lo más despacio y bajo posible, estaba resignado a su destino, el pelirrojo seguro y lo mataba.

-Muy bien, entonces puede besar a la novia- La alegría con lo que mencionaba esa frase Kamek era más que autentica, sabía cuánto tiempo llevaba Bowser cortejando a la princesa, que diga la ahora reina Peach. Estaba al tanto de que tanta ilusión le daba este día.

Sin que se lo dijeran dos veces se inclinó a la altura de su ahora esposa, levanto el velo y a sorpresa de Luigi lo beso, era claro que era arriba de la tela que llevaba puesta, no se la había retirado, una gran sorpresa para el fontanero.

No sabía que hacer, solo escucho los aplausos y felicitaciones que daban los demás, este sí que había sido algo realmente inesperado, estaba seguro de que al levantar el velo le quitaría la otra prenda para poder señar sus votos, pero al contrario de lo que esperaba nada de eso sucedió.

Todo transcurrió "normal", bailaron, cantaron y bebieron, era una fiesta después de todo, aun así, no dejaba de preocuparse.

La madrugaba se acercaba dando fin a la fiesta, todos se empezaron a retirar. Luigi estaba feliz, había logrado engañar un día más a la tortuga gigante, aun así, sabía que su ahora "esposo" lo descubriría a más tardar mañana, pero que importaba, aprovecharía que la mayoría de los soldados estaban borrachos, se armaría de valor y le diría a dios a las tierras oscuras, quizás en el camino vea a Mario y claro que le reclamaría por no ayudarlo en el momento más vergonzoso y terrorífico de su vida.

-Oye princesa te puedo confesar algo- hablo un ebrio Bowser, apenas y se podía mantener en pie, realmente se había pasado con el alcohol.

-Claro Bowser no hay problema- Afirmo Luigi, quería mantener las cosas calmadas, esperar a que se quedara dormido y salir sin ser visto.

-P-pero es algo… importante- Menciono entre cortado. La bebida hacia efecto ocasionado que no pudiera hablar fluidamente -Y quiero que sea en privado-

Tenía sus dudas, pero al final termino cediendo, siguió al más grande por las escaleras y pasillos del castillo. Llegaron a una habitación la cual abrió y dio paso a Luigi. Entraron, se percató de lo grande y lujosa que era, estaba muy bien decorada, sin duda alguna sabía que era la habitación del rey, no alcanzo a formular palabra alguna ya que sin previo aviso Bowser tomo sin delicadeza a la rubia.

El agarre era fuerte pero no dolió más que la aventada que le propino su captor. Había caído en la cama, pero se propino un buen golpe con la cabecera de esta.

- ¡¿Qué te pasa Bowser?!- Grito con enojo, realmente le había dolido ese golpe

-Lo siento peach- se disculpó, pero no era para nada sincero, en su rostro se veía un gran enojo que era inútilmente tapado por una sonrisa para nada amistosa.

Luigi no sabía que estaba pasando, pero realmente no le gustaba para nada esta situación, ¿Qué estaba planeando Bowser?

Quizás no fue buena idea el venir a este lugar.

- ¿Qué pasa princesa?, te ves nerviosa- Hablo mientras se acercaba cada vez más a ella, no le quitaba la mirada de encima aun si la rubia desviaba la mirada, él seguía insistente en ver su rostro -Quieras decir algo – insistió mientras dirigía su mano hacia ella, tomo el vestido con ambas manos.

-Qué te parece si dejamos de jugar- Hablo con una voz muy calmada, pero con sus manos rasgo el vestido que llevaba puesto. Había hecho trisas las mangas y la parte del pecho - ¡Mario verde! - grito en una forma de calmar su ira. Estaba furioso con el enano que estaba debajo suyo.

Luigi estaba sorprendido, que diablos estaba pasando, se supone que todo estaba marchando a la perfección y entonces por que ahora el universo se burlaba de él de esta manera

-P-puedo expli..carlo- Tartamudeo mientras que el miedo lo invadía, tenía en cuenta que estos días se había aprovechado y había disfrutado a máximo su estadía de prisionera

- ¡¿Explicar qué?!- La rabia era evidente al hablar, pareciera que esta no le permitía ni si quiera articular bien las palabras.

Su enojo era evidente y comprensible, pero ¿Cómo se había dado cuenta del engaño?

El día anterior a la boda había escuchado un ruido fuerte en la habitación de la princesa, preocupado se dirigió a su cuarto, rogaba que no le hubiera pasado algo y de igual manera estaba asustado, quizás ahí en ese cuarto habría hecho su aparición aquel fastidioso plomero. Como siempre Mario arruinando sus planes.

Estaba en la puerta, pero se percató que estaban saliendo los guardias que custodiaban a la princesa, al verlo lo saludaron como era debido y antes de que si quiera pidiera explicación estos se la dieron. Quería entrar a con la princesa y verificar con sus ojos que todo estuviera bien pero un pensamiento cruzo por su mente:

"por qué la prisa al levantarse, ¿Qué había visualizado a fuera?"

-Tú- se dirigió a un guardia -Ve por kamek- Ordeno mientras seguía su andar.

Esta era la primera vez que la princesa le decía una repuesta afirmativa a su propuesta de matrimonio, esto sin tener que amenazarla, y por ello no iba a dejar que todo se arruinara.

Mando a sus soldados a buscar por todo al rededor mientras le contaba lo sucedido al migikoopa, este en un intento de consolarlo le propuso un plan, mal echo pero que mantendría más seguro a su rey.

Así con ayuda de su magia metió a la princesa en un sueño profundo. El plan era simple y para nada complicada, el cambiar de castillo y él hacerse pasar por la princesa. Verdaderamente no creía que fuera a funcionar, pero estaba dispuesto hacer de todo por mantener la paz de Bowser.

En lo que kamek iba a dar las últimas ordenes de su plan, Bowser se había quedado con su amada. La cargo para poder salir del castillo, pero en eso vio que algo cayó, acomodo nuevamente a Peach en la cama y se agacho por esa bolita de papel.

Lo desdoblo y por cada palabra que leía su asombro crecía, no podía creer lo que estaba viendo. Esta era una broma, ¿Verdad?

No se quedaría con la duda, fue hacia a la princesa y quito esa estorbosa tela de su rostro, quedo estupefacto, en vez de ver el rostro de su hermosa Peach se encontró con el segundón del hermano de Mario.

Estaba enojado, pero quien realmente se apoderaba de su cuerpo era la tristeza y la decepción, como era posible que le estuviera pasando esto a él, los días que se esforzó en mostrar ser una mejor persona había sido en vano, todo se había ido al caño y todo por una tonta confusión.

Definitivamente esto no tenía perdón.

- ¡¿Cómo pudiste?!- Grito Bowser en la cara de Luigi. A pesar de que su tono era molesto se pudo escuchar un poco roto, como si estuviera aguantando las lágrimas.

- ¡No señor! - Se apresuro a decir. Nunca se había dirigido tan formal al rey koopa, quizás los nervios que le jugaban en su contra. Sabía que había hecho mal, realmente estaba arrepentido, él nunca jugaría con los sentimientos de bowser, a pesar de ser su enemigo nunca usaría esas artimañas tan sucias.

Se encontraba con su ropa hecha trizas, mal vestido, a punto de llorar y avergonzado. Un desastre total, de eso no había duda. A los ojos de Bowser se veía tan patético.

Esos ojos rojos rogaban una explicación, se sentía utilizado, nunca nadie le había hecho algo similar, no sabía ni cómo reaccionar.

- M- mi dispiace- Su lenguaje materno salió a relucir, Luigi sabía que ni diez mil disculpas eran suficientes para pedir perdón.

-Crees que con decir lo siento, basta- Interrogo mientras se ponía en pie y comenzó a andar en círculos, no quería que su enojo aumentara y terminara destruyendo su habitación y de igual manera el castillo. Se acerco un poco a la puerta, si iba a destruir algo seria a fuera y no adentro.

-Por favor no se vaya, señor- Hablo todavía arrepentido, no quería que se fuera de esa manera, debía aclarar el malentendido, hacerle entender que todo fue un error suyo, que nunca quiso hacerle daño.

La culpa era muy grande, a este punto pensó que hubiera sido mejor desde un inicio el decir la verdad, así, Bowser estaría solo enojado y no decepcionado y así de ¿triste?

- Quieres que escuche tus mentiras- hablo sin ganas mientras retrocedía de la puerta y nuevamente su atención se centraba en su acompañante - ¿Tu historia fue un engaño? – Esto último lo quería decir como afirmación, sin embargo, una pregunta salió en su lugar, no sabía que exactamente esperaba que le respondiera.

-Es verdad lo que estaba escrito en esa carta- No le dio tiempo de responder y en su lugar siguió cuestionándolo, sabía que a los ojos ajenos no era para nada bien visto pero aun así creía que esto había sido demasiado. La vez que Peach había afirmado que no se casaría con él debido a que era un monstruo, lo había herido, pero esto que había hecho el verde era peor, se sentía humillado.

-La carta la escribió Toad, yo realmente no pienso así de ti- Se excuso. Un intento de tener la simpatía del mayor -te lo juro- No era mentira más sin embargo eso no quitaba la culpa que tenía.

Sus ojos se aguadaron y sin si quiera intentar retener aquellas lágrimas, les dio paso libre.

Luigi era un hombre que no le importaba expresar sus emociones independientemente si estas dictaban llorar a mares, él dejaría que salieran y todo fluyera.

- ¡Deja de llorar, maldita sea! - Nuevamente había recurrido a los gritos. Se supone que a él le habían mentido, él era al que habían humillado, entonces por que parecía todo lo contrario – levántate- Ordeno sin vacilar mientras que reanudaba su caminata a la cama.

-No sabía lo que hacía- Seguía balbuceando el de bigote, no quería seguir en llanto, pero era inevitable, él era así.

Al ver en ese estado tan deplorable al plomero, recordó algo, le había dolido lo que ese bigotón le había hecho, más, sin embargo, no dejaría esto así. Él nunca le había quedado el papel de víctima.

El gran y temible Bowser, un rey que gobernaba un país totalmente militar que invadía y se apoderaba de tierras ajenas sin problema alguna, un tirano, en toda la extensión de la palabra.

Él no era la víctima, él era el villano.

Al estar cerca del hermano llorón de Mario, nuevamente fue tomado por sus garras. Termino de rasgar y quitar esa prenda que anteriormente había sido un hermoso vestido blanco.

-Ah!- Un fuerte grito retumbo en la habitación, Bowser no había desgarrado solo el vestido, sino que también había hecho contacto con la piel del contrario, sus afiladas garras se habían enterrado en la sueve piel del plomero.

-No te preocupes Luigi, te perdono- Hablo con una sonrisa en sus labios mientras se acercaba a su oído– Pero no creas que todo lo que recibiste en tu estadía será gratis- Susurro en su oído, mientras aprovechaba para lamer la parte del lóbulo de la oreja.