Esta corría, se desviaba y caía.

Ellos tenían lo que no se podía llamar charla. Se trataba de una diminuta criatura lila, sabia, de miles de años de edad encogida ante otra imponente, un simple humano cuyos ojos brillaban ante las posibilidades.

Y la gota se tornaba más interesante contra los tallos verdes resplandecientes que dejaban sin tocar un material blanco y transparente.

—A través de la historia, los héroes fueron usando estas joyas por el bien de la raza humana —continuaba la voz, sintiendo dentro de sí mismo que no le deparaba nada bueno en el futuro cercano. Después de todo, no podía negarle ningún tipo de conocimiento a su actual amo, como con cada uno.

No obstante, tan solo persistía aquella sensación en su pecho vacío: un tirón, una resistencia ínfima dentro de cada palabra que volcaba sin saber en qué dirección ir pero sí que tenían que salir y ser oídas.

Tan solo vacilaba.

—Dos de estos Miraculous son más poderosos que los demás.

Hizo una pausa. El humano no dijo nada, pero la criatura ya percibía sus siguientes órdenes, a lo cual suspiró, medio resignándose.


Hace un tiempo se me dio por escribir parte de una escena entre Nooroo y Gabriel, ya que se me hace interesante cómo se sentiría el primero, tratándose de un kwami bajo control.

¿Dónde piensan que está la gota?

No lo había escrito con esa intención, pero habiendo releído esto hace apenas unos minutos me acordé de esta frase:

"Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano" (Isaac Newton)