advertencia/ monólogos largos, menciones sexuales, lenguaje altisonante, sangre, referencias a lo idiota, etc.
primero que nada, te juro que el título del capi tiene sentido por dos cosas, pero no te voy a decir pq.
este es el segundo borrador que hago de las notas porque se me borró todo y no tengo paciencia alguna, tenía varias cosas escritas aquí justificando mi ausencia pero ya me cansé de recuperar todo y mejor resumiré en que: 1) cualquier error gramatical u ortográfico se debe a que no tengo beta y funciono yo solito okei, grcs; 2) estuve en hiatus porque no quería seguir esta historia por el desenlace en el que lo iba a terminar pero decidí que pondré un capi extra para irme contento, okei; 3) necesitaba un fanfic donde no pusieran a amy como la mala del cuento, y yo quería escribir una conversación íntima entre ella y shadow sobre el impacto de sonic en ambos; 4) necesito que dejen de poner en estos fics a rouge como la mamá de shadow, ella es that bitch, déjenla cometer errores, grcs; 5) leí muchos fics con finales felices y para balancear mi salud emocional necesitaba escribir desgracias, grcs.
btw quería comentar que puse más notas al final de esto por las referencias y explicaciones del AU, que tmb se desarrolla en mi fanfic "serotonina"; no parece, pero procuro que cada cosa esté conectada a otra con mucho detalle. muchas gracias x acompañarme en este proceso, agradezco la lectura y la retroalimentación en cuanto a la caracterización de los personajes. recordatorio de q uso la personalidad japo y los gustos/aficiones americans, tenkiu :) 3
10
Cuando Rouge ya no tuvo a su vista las siluetas bajando por las escaleras que daban al primer piso de la cafetería, le bastaron unos cuantos segundos para preguntarse en lo más profundo de su mente cómo Amy Rose podía aguantar el mal rostro que Shadow, quizá por inconsciencia propia, le dirigía con cierto... recelo. La murciélago sabía que Shadow no disimulaba muy bien su disgusto ante algo, y en esa justa ocasión parecía que toda la información con la que lo atacaron aquella tarde, le caía como un balde de agua fría por el shock que podía apreciarse en sus carmesís ojos.
No lo culpaba, pues Shadow y ella ya tenían una hipótesis construida de lo que pasaba con el admirador secreto. Con las palabras de Amy, todo se desmoronaba. Rouge estaba segura de que su colega tenía pensamientos intrusivos que le provocaban querer arrancarse las orejas con tal de no seguir escuchando, de querer sacarse los ojos con tal de no seguir viendo, de apuñalarse a sí mismo para perder la consciencia y así no tener que continuar con aquello; sabía que Shadow se hallaba en un estado de pura exasperación al no poder gritar o expresarse sin que hiciera un escándalo del tema, pues lo leía muy bien a pesar de que él no se diera cuenta...
...Lo que no podía leer, en aquel incómodo momento, eran las emociones mixtas que Amy emanaba al tratar de esconder su molestia. Rouge no la veía enojada, pero sí un tanto desconcertada ante Shadow. Sabía que la eriza trataba de ser amable, pero Rouge creía que en algún punto ella también llegaría a su límite. Aun así, a la murciélago no le preocupaba mucho el que la rosada y su colega estuviesen solos por un buen rato, pues no imaginaba un escenario peor que la muerte de alguno de ambos —de acuerdo, ahora sí estaba preocupada— ya que en el pasado se habían llevado muy bien en diversas ocasiones. Por ejemplo, la última, donde Knuckles y Amy habían coincidido junto a Rouge y Shadow en uno de los festivales de verano, y donde habían pasado tiempo juntos hasta la llegada de la madrugada; de igual forma, su misma consciencia se pronunció, calmándola por pensar en ideales tan exagerados.
Con la tranquilidad en el cuerpo, no pudo evitar observar por el rabillo de su ojo como la mesa de la esquina seguía en mero caos de risas y gritos. Los Chaotix se carcajeaban entre pláticas y juegos con las chicas de Spiral Hill, como si fuesen amigos de toda la vida. Rouge, tomando su teléfono para querer simular que tecleaba en el bloc de notas y así no verse tan obvia al levantar la oreja con tal de escuchar a lo lejos la conversación, se detuvo en seco al captar en el reflejo de la pantalla dos pequeñas siluetas detrás de ella, provenientes del horizonte, con uno corriendo a su característica velocidad y el otro volando arriba de él, siguiéndole como siempre; el dúo aterrizó en el techo del recinto sin esfuerzo alguno, cerca de ella pero no tanto como para saludarla, pues automáticamente llegaron justo a la mesa de la esquina, ignorando el resto del ambiente.
Escuchando todavía más el barullo entre el grupo de amigos que celebraban la llegada del dúo y los susurros de los comensales fascinados por la situación al tener frente a ellos a tantas personas "importantes" y maravillarse con cierto héroe y su mejor amigo, Rouge se quedó estática al encontrar su cansada mirada con la brillante esmeralda de Sonic, quien le sonrió cálidamente, procediendo a enfocarle toda su atención.
Antes de que pudiese decir algo mientras él caminaba hacia ella, la murciélago se dio cuenta de que cargaba consigo una caja cerrada de herramientas. Después, ojeando al pequeño zorro atrás de él, y quien seguía absorto platicando con sus demás amigos, observó que éste llevaba otra caja de cartón encintada.
Por alguna razón, a Rouge le entró mucha curiosidad saber qué era lo que estaban haciendo.
—¿Ya es la hora del té y no fuimos invitados? —escuchó a Sonic, desconcentrándola, dejando el estuche de herramientas en el piso a un costado de la mesa— How rude! —le añadió después con sarcasmo, haciéndose el ofendido, pero sin dejar de sonreírle.
—Big Blue... Tú sabes que yo no tomo té caliente —le negó ella con su cabeza, divertida por su reacción mientras Sonic se cruzaba de brazos y le daba un vistazo a la decoración que había en el mueble, como si buscase pistas de algo en particular; sus verdes iris pararon en la paleta chao con caramelo de fresa que descansaba a un lado del menú, y aunque sus facciones no detonaron ninguna emoción más allá de la curiosidad al analizar el hecho de que el lugar parecía estar ocupado por alguien más, Rouge supo que el misterio se apoderaba de él conforme los segundos pasaban—. No vengo sola, por si te lo preguntas —lo interrumpió, ganándose su total atención.
—¿Qué me delató? —preguntó de vuelta él, obteniendo una leve carcajada de ella.
—Basta con ver tus lindos ojos curiosos para saber lo que piensas, Big Blue —y entrecerrando los suyos, Rouge le mostró los colmillos, burlona. Sonic se quedó estático, pero su rostro no cambió al igual que la sonrisa socarrona con la que Rouge sabía que pensaban igual; aun cuando ambos podían hablarse de manera tan ambigua, se entendían muy bien—. No lo escuchaste de mí, pero cierta persona bajó al sanitario —le susurró después con su característico tono suave, como si no quisiese que alguien externo los escuchase.
Sonic primero se talló la nariz de los pocos nervios que a veces Rouge le provocaba, riendo bajito hasta mostrarle también los colmillos. Luego, le asintió con sutileza al entender la intención en las palabras de la murciélago; sabía que ella quería que bajara con Shadow para encontrárselo, por eso Rouge le daba esas indirectas.
—Supongo que hablamos del mismo erizo —habló él, tratando de seguir bromeando con ella para ignorar el hecho de que no quería ir por Shadow pues, más bien, quería hacer conversación allí mismo para esperarlo. Sin embargo, él captó rápidamente el cansado suspiro de Rouge al escuchar el nombre de su pareja, confundiéndolo— Knuckles dijo que no han avanzado mucho en lo de la isla. ¿Necesitas una mano extra? —preguntó, esta vez de forma serena, queriendo aligerarle el ambiente.
A pesar de que no se lo había dicho inquieto, Rouge captaba el tono en sus palabras, pues sabía que Sonic se preocupaba por Knuckles, ella y toda la situación entre ambos, en cierta forma y a como él podía demostrarlo; le quedaba claro que era por mero cariño a uno de sus mejores amigos —como lo era el equidna—, y aunque a Rouge no la considerase precisamente una amistad muy cercana, ella sabía que muy en el fondo Sonic la apreciaba después de tantos años. Por eso, a Rouge le parecía fascinante como, en ocasiones, ella no lograba entenderlo por completo.
Rouge, recordando cada una de las conversaciones entre ella y el zorro, sentía que Tails tenía una ventaja enorme entre todas las personas al conocer con la palma de su mano a Sonic.
—¡Hola, Rouge! —al final, ambos oyeron la rasposa voz del zorro acercándose a ellos, todavía cargando con la encintada caja como sus delgados brazos le permitían; Tails se posó enseguida de Sonic, haciendo que el erizo le tomara el objeto sin dificultad alguna con tal de que él descansara un poco— Creí que estarías fuera de la ciudad esta semana por el trabajo en la agencia.
—Mi vida como empresaria está en su epítome, cariño, no puedo perder el tiempo —dejó su celular a un lado, recargando sus codos en la mesa, posando ambas de sus manos bajo la barbilla—. Tengo negocios que consolidar, más lugares que visitar y pronto más de dos clubes que mantener... —estuvo a punto de terminar de explicar orgullosa hasta que miró como el mismo Tails le levantó una ceja, un tanto incrédulo.
—Knuckles negó la oferta de irse contigo de viaje y por eso sigues aquí, ¿no? Porque estás tratando de convencerlo y ahora te estancaste con lo de la ceremonia —fue directo el zorro mientras le mostraba un semblante escéptico, logrando en Rouge una mueca mientras Sonic trataba de no soltar una carcajada al ser testigo de la plática.
—Es como si el idiota tuviese la cola pegada a esa hermosa, preciosa y brillante esmeralda —fue sincera ella, hablando entre dientes, con apenas el zorro y el erizo oyéndola, tras aceptar lo que Tails había dicho. Luego, acomodándose en el asiento, levantó un poco sus brazos, demostrando su exasperación entretanto Tails suspiraba y Sonic se mordía un labio con tal de no interrumpir con su risa—. Me estoy volviendo, de nuevo , la segunda mujer en su vida... ¡Es horrible! Por Chaos, desplazada por una exquisita joya... ¡Puedo entenderlo, pero no puedo creerlo! —y se llevó una mano a la cabeza en son de resignación.
—Te entendemos, todos los equidnas guardianes son iguales... Unos brutos —dijo Sonic sarcástico, metiéndose entre ellos, negándole con la cabeza en son de desaprobación. Esta vez, por el juego, fue Tails quien se carcajeó en voz alta al igual que Rouge, un tanto resignada pero apreciando el gesto para distraerla de su inminente molestia—. Anyway, voy a dejar esto antes de que Amy se impaciente más —y posando la caja de sus manos hasta sostenerla arriba de su hombro, le guiñó un ojo a Rouge.
Ella le mostró una sonrisa en el rostro, entendiéndolo: estaba dispuesto a encontrarse con Shadow. Esperaba, con todas sus ansias, que pudiese hablar con él de una vez por todas. Todo aquello del admirador tenía que terminar en ese momento.
—No eres el más apto para hablar de paciencia, Sonic —ajeno a todo el contexto detrás, Tails comentó al aire, ganándose una mueca del erizo y otra sonrisa burlona de Rouge.
Sonic corrió y bajó por las escaleras hasta que la murciélago le perdió la vista. Y a cada paso que daba, ella pensaba en el mártir de emociones que habría esa noche si todo resultaba tal como estaba planeando en esos impulsivos instantes.
—¿Cómo va lo de la ceremonia? Knuckles dijo que ya te enseñó las recomendaciones de aperitivos de Amy, pero no le has dado el visto bueno —sus ideales fueron interrumpidos con la voz de Tails, quien se había hincado en el piso para revisar la caja de herramientas a pesar de seguir su plática con la murciélago—. Los postres que ella hace son muy buenos...
—Acordamos entre nosotros dos que de eso se encargaría él... Yo sólo debo invitar a la gente, tesoro —habló Rouge, cruzándose de piernas, acomodándose en el asiento.
—Es un evento privado, ¿no? No me sorprende, considerando cómo es Knuckles con los "forasteros" en Angel Island y como a ti te gusta que las cosas sean discretas por tu trabajo de agente —rió Tails, ojeándola. Rouge optó por disfrazar su preocupación con una carcajada ligera, abrumándose un poco con el tema. Con cuidado, ella tomó uno de los menús para empezar a juguetear con una de las esquinas, tratando de ignorar aquellos tópicos; de igual manera, el zorro cerró sus ojos mientras bufaba, pues ya se imaginaba la reacción de la murciélago ante la presión del evento más esperado por ellos en aquellos meses—. Bueno, si necesitas apoyo, cuentas con Sonic y conmigo. No sé mucho sobre ceremonias matrimoniales, pero he visto programas en la televisión donde ponen el proceso de las bodas tradicionales comunes, será divertido aprender juntos —y volviendo a su tarea, subió sus hombros para restarle importancia.
Rouge, pensando en que tal vez hubiese sido mejor idea apoyarse en Tails para planificar las cosas, no tuvo otra opción más que rendirse ante las conductas serviciales de los mejores amigos del que sería su próximo esposo. Estaba empezando a acostumbrarse a verlos más seguido, pues le parecía hermosa la confianza que había desarrollado tanto con Tails como con Amy y, en su defecto, Sonic.
—Me contó un pajarito que han estado de repartidores en estos días —quiso bromear Rouge, y haciéndole un gesto a uno de los meseros que caminaban cerca de ellos, le indicó con señas que le tomara la orden entretanto ella le apuntaba las cosas en el menú, pues sabía que Shadow tardaría un buen rato resolviendo sus asuntos—, tal vez aproveche sus servicios para entregar las invitaciones —dijo después burlona, agradeciendo al mesero al final.
—No como tal... El único repartidor que Amy contrató tiene otro trabajo y a veces le es difícil hacer las entregas de la repostería —sin haberse percatado de los movimientos de la murciélago, Tails empezó a explicarle—. Ya conoces a Sonic; quiso ayudarla en un principio con esto y cuando menos lo pensé, yo ya estaba apoyándolo también, es lindo pasar tiempo aquí... Además, siempre huele muy rico a café y vainilla —volvió a reír, provocando en Rouge una cálida sonrisa, imaginándose las mil y una historias que de seguro el cuarteto de amigos tenían en los adentros del recinto—. En fin, como parece que estás esperando a alguien, imagino que trajiste a Shadow —supuso Tails en voz alta, de manera inocente, sin verla—; nunca supe si le gustaron las galletas que le regalamos cuando volvieron de Sunset Hills.
Rouge se petrificó en su lugar, abriendo los ojos lo más que pudo por el shock de haber escuchado las palabras de Tails, confirmándole lo mismo que Amy les había dicho hacía apenas unos minutos atrás durante su conversación con ella y Shadow, donde admitía haber hecho las galletas y el pastel red velvet con el que los habían recibido en el departamento a principios de ese mes. Desde que había visto el menú de la cafetería, y desde que Shadow le había explicado cada uno de los obsequios que el anónimo le daba, Rouge imaginaba que había algo detrás de todo.
Entre más tiempo pasaba sentada en espera de su colega para continuar con su plan de investigar en el tópico del admirador secreto, más confirmaba las sospechas que ella misma había formulado sin decirle a Shadow. ¿Acaso estaban involucrados todos los amigos de Sonic en aquello de los regalos o había sido sólo esa ocasión con las primeras galletas? Fuese lo que fuese, Rouge no podía seguir perdiendo el tiempo entretanto las respuestas a sus cuestiones caían como pedazos de granizo frente a ella.
La murciélago, con cierto pesar en el pecho al entender por qué Shadow tenía tanto miedo de que el anónimo no se tratase de Sonic, se pasó la lengua por los dientes, no muy contenta tampoco por pensar en tantas posibilidades que, sabía ella, terminarían decepcionando a su colega. Ella entendía que quizá no había malicia en las acciones de los amigos de Sonic, pero tampoco estaba comprendiendo cuál era el plan de darle un martirio a Shadow con todas aquellas decisiones, en especial tras los eventos del concierto.
Rouge, esta vez, estaba más consciente de la situación.
—Tal vez puedas preguntarle en cuanto vuelva, tesoro, porque justo Amy lo acompañó al sanitario —contestó ella, obteniendo un asentimiento por parte de él mientras seguía escuchándola; Rouge, decidida a continuar con el tema para ver si podía sacar algo de información extra de Tails, prosiguió—, es muy especial con su higiene —añadió, no necesitando un nombre para captar la curiosidad del zorro.
—Me imaginaba, lo leí en los archivos del Proyecto Shadow que nos compartiste hace años —subió su vista Tails a ella, todavía asintiéndole mientras se rascaba una mejilla de los nervios—; todavía los conservo tras nuestra aventura en el A.R.K... No lo parece, pero se asquea muy fácil, ¿no? Debió ser difícil traerlo a comer con eso de que no le gusta cualquier cosa —mencionó al aire el zorro sin mucha importancia.
Y con eso, Rouge no sólo estaba segura de que había gato encerrado, sino que también un sentimiento de confusión enorme emergió en ella. Ella no recordaba haber conversado sobre los gustos de Shadow con Tails, ni con Amy... Si acaso lo había hecho con Knuckles, y entendía si posiblemente su pareja le había dicho a sus amigos pero, ¿qué razón había para ello? Rouge no encontraba respuesta a esa pregunta, porque no encontraba una conexión directa.
Con simpleza, no hallaba la lógica a las cadenas de información que salían a la luz.
—Es correcto —de igual forma, ignoró sus propias dudas y siguió el hilo de la plática, respondiendo—, supongo que es una de las complicaciones que han estado con él desde que lo conozco —añadió después, queriendo finalizar el tema, esta vez observando cómo Tails terminaba de acomodar unos pequeños tornillos dentro del estuche.
—Mecanismo de defensa o actividad acostumbrada meramente por el estrés post-traumático aún después de varios años... —por un lado, el zorro susurró como si hablase consigo mismo, reflexionando sobre un objeto de estudio; por otra, Rouge aseguraba que sólo ella podía haberlo escuchado, en especial con todo el desastre de sonidos en la terraza. Tails pestañeó varias veces al comprender sus propias palabras, como si estuviese analizándolo, mostrando un sorprendido semblante, y volviendo a dirigirse a la murciélago, levantándose al terminar la revisión de sus materiales— ¡Es súper interesante! Sabía que Shadow era alguien que podía tener debilidades, pero... Bueno, no lo había querido decir por respeto a él con eso de que es la forma de vida definitiva. Siento que su lado orgánico tiene mucha más compatibilidad con Sonic de lo que yo creía, considerando que se asemejan mucho en cuerpo y anatomía —soltó en voz baja como si fuera lo más normal del mundo, con Rouge abriendo sus ojos lo más que podía y como estos mismos le permitían, sorprendida por la información que estaba escuchando—. Es una lástima que su humor sea tan cambiante en estos días, me encantaría hablarlo con él.
—¿Por qué sacas este tema a la luz, tesoro? —cuestionó Rouge de vuelta, ahora un tanto preocupada, tratando de no verse tan obvia ni más dudosa de lo que ya estaba.
—Desde el incidente en el concierto, he notado unos detalles que me gustaría conversar con Shadow —repitió Tails, ganándose un semblante más serio de Rouge. La murciélago le hizo una seña para que se sentara junto a ella y lo acompañara en la mesa al notar cómo el mesero llegaba con su orden, acto que el zorro siguió al acomodarse en el asiento frente a ella, observando cómo en su parte de la mesa se encontraba una paleta chao de fresa junto al menú; en lo que él tomaba el caramelo para inspeccionarlo como si fuese la primera vez que lo veía, Rouge aprovechó para tomar su teléfono y teclear la pantalla, procediendo a guardarlo en el agujero de su bota—. La muestra de sangre que le saqué esa noche me dio una lectura muy extraña de su ADN. No soy un experto en bioquímica o un neurólogo, así que fui a la Universidad de Spagonia a que me ayudaran con ello. Los resultados desglosan que el cuerpo del huésped del que tomé la muestra, que es Shadow, ha tenido tantos bloqueos neuronales por periodos consecutivos que por eso los niveles en sus neurotransmisores ocasionan varias de sus secuelas hasta llegar a lo que vimos esa noche —le explicó en un tono bajito, habiendo dejado a un lado el caramelo para comenzar a hacerle ademanes sobre la mesa con sus enguantados dedos, tratando de que le siguiera el paso—. No es normal que haya perdido la conciencia porque...
—Oye, oye —Rouge hizo pequeños golpecitos en la madera para detenerlo, interrumpiéndolo. Tails optó por aclararse la garganta, dispuesto a escucharla a la par en la que le daba un vistazo a todo lo que había ordenado: dos tazas de porcelana con café negro, un plato lleno de panes dulces y otros detalles para la preparación de las bebidas— ¿Te estoy entendiendo bien? ¿Dices que Shadow es... menos orgánico que Black-Arm? ¿Definitivamente no es un híbrido sino un alíen por completo? —cuestionó después la murciélago.
—No, Rouge... Él es totalmente un híbrido, pero sus genes están en complot unas contra otras ahora mismo —negó Tails, sonriéndole apenado por desubicarla con su explicación—. Yo me refiero, más bien, a que para la edad que aparenta Shadow, debería de haber desarrollado más de su gen Black-Arm, pero no ha podido hacerlo porque le obstaculizan los bajos niveles en los neurotransmisores de su cerebro...
—¿Todo eso lo has sabido por una prueba de sangre? —añadió Rouge entre las oraciones del zorro, de nuevo en voz alta, un poco incrédula.
—...Un ejemplo particular, es su nivel de dopamina, tal como yo lo sospechaba al ver algunas de sus conductas, ¿recuerdas que se los dije? —y la murciélago asintió, entendiendo la dirección a la que iba la situación; Tails le sonrió más alegre al ver que ya estaban en la misma sintonía. Su semblante pasó de la conmoción a la seriedad en cuanto reflexionó sus próximas palabras— No es normal el comportamiento errático o las pérdidas motoras que él ha tenido estas semanas: no deberían afectarle los golpes o cortadas que se ha hecho como en el Club o en el Derby; las sustancias tóxicas o el alcohol no deberían de hacerle efecto al igual que los venenos como lo vimos en el concierto, e incluso habías dicho que olvidaba ciertos detalles importantes desde antes de su viaje a Sunset Hills, cosa que no debería de pasar tampoco tras haber revisado su problema de amnesia años antes de lo que ocurrió con el Imperio Eggman y la restauración —sacó a flote Tails todo frente a ella, describiendo cada una de las situaciones por las cuales su colega había pasado desde hacía un buen tiempo. Rouge, muy en el fondo, apenas reflexionaba la gravedad del historial que Shadow tenía, sintiendo aún más remordimiento y culpa por no estar pendiente de él—. Ahora, mi hipótesis es que estas cosas pasan por el bloqueo neurológico en el que está atascado...
—¿Cómo estás tan seguro de eso, Tails? —a Rouge se le estaban acabando las formas de preguntarle qué carajo estaba comprendiendo de todo lo que estaba pasando. Por supuesto que había tomado clases de biología para entender los conceptos básicos, pero el zorro iba tan rápido que ella apenas y podía conectar los puntos— ¿Cuál es tu conclusión?
—La dopamina es el neurotransmisor que hace que nuestros mecanismos cerebrales tiendan a repetir actividades o comportamientos con tal de buscar la misma sensación reconfortante que nos haya brindado la primera vez de haberlo hecho —siguió Tails, viéndola fijamente, tratando de aterrizarle la idea; por el furor del momento, tomó uno de los panes dulces y lo mordió , probando un bocado y hablando al mismo tiempo en que comía—. Se relaciona mucho a la adicción o los cambios de humor, Rouge... Es la constante búsqueda del placer, y no me refiero a algo sexual sino, al placer de sentir algo que ya habías sentido antes .
Entonces, a la murciélago le llegaron los recuerdos de la noche del Club, de la noche del concierto, de sus conversaciones y discusiones con Shadow, del pequeño infarto que su colega le había provocado al consumir tantas cosas a la vez, de las emociones negativas y los desánimos que Shadow le había provocado con cada una de sus decisiones a lo largo de toda su amistad y acompañamiento desde que había llegado a la tierra, desde que había despertado de su profundo sueño en la cama criogénica de la base militar en G.U.N por obra del Doctor Eggman, de su segundo despertar donde conocieron a OMEGA, de todos los encuentros y aventuras que habían tenido con Sonic y sus amigos, de las veces en que desaparecía de la nada y se veían luego de meses o semanas sin saber uno del otro...
Rouge, con apenas veinticinco minutos en la cafetería de Amy Rose, supo que no había vuelta atrás.
—Adicción, ¿eh? Suena a algo que en definitiva Shadow podría desarrollar... Una hiperfijación, supongo yo —fue honesta, hablando más para sí misma en voz alta, con un asombrado Tails terminando de tragar el único bocado de pan que había dado.
—El problema es saber cuál sería su obsesión o adicción, Rouge.
—Podría ser cualquier cosa, querido: alcohol, drogas, los juegos de azar o las apuestas, gastar dinero, obtener dinero... —se talló la barbilla ella, pensativa mientras enlistaba cada cosa.
—¿Shadow ha jugado en casinos? —incrédulo, Tails le preguntó.
—Sólo cuando estoy yo —rió Rouge, bajito. Luego, se volvió a poner seria al recibir una ceja arqueada del zorro, dudoso—. Aunque siendo realistas, no creo que él sea así. Me daría cuenta.
—Bueno, ¿no has pensado en la posibilidad de que, de forma inconsciente, Shadow esté buscando eso que lo ha reconfortado por un buen tiempo? Tal vez sólo no hemos atinado en lo correcto —soltó Tails, más dudoso de cómo seguir lo próximo en su tema—. Entendería si fuese alguna bebida o comida, pero por lo que he visto...
—Está muy distraído como para que sea algo consumible porque ni siquiera le es necesario comer... Es muy raro cuando come; la semana pasada preparó el desayuno, pero sólo lo vi tomar bocados de cada cosa... No terminó de probar nada —rodó los ojos Rouge, exasperada y para nada contenta. El zorro se mordió la lengua, un tanto sorprendido por que la murciélago le leyera la mente—. Aunque beba mucho café, no es algo característico de él... Chaos, todo este tiempo Shadow pudo haber tenido un diagnóstico de su situación y yo no sabía. Me tranquiliza escucharlo, tesoro, pero no me has explicado qué es lo que genera este bloqueo en él —suspiró al final Rouge, con la mente derrotada por haber visto hasta el detalle más insignificante en la situación.
—E-Eso es lo que no sé, por eso salió el supuesto de que puede ser adicto a algo y eso se lo genere —subió sus hombros Tails, dejando el pan dulce a un costado—. Acá entre nos, había pensado en cierta posibilidad de eventos que ya hemos hablado entre él y Sonic, pero siento que son exageraciones mías.
—¿Por qué has pensado en eso, querido?
—Me da un poco de vergüenza decirlo, pero por las veces que se ha acercado a Sonic, siento que Shadow podría haber desarrollado alguna dependencia física a él —habló Tails, con un ligero sonrojo y el bochorno encima, haciendo una mueca, incómodo.
Rouge se quedó, por segunda vez, perpleja tras sus palabras. No necesitó que el zorro le especificara lo que quería decir, pues ella sabía que se refería a la intensidad del cómo pasaban las cosas entre ambos erizos. Si algo reconocían ella y el zorro, era que sus amigos eran unos intensos por completo.
La posibilidad de que Shadow sintiese esa misma intensidad en cada ocasión que se quedaba a solas con Sonic, fue la pieza que Rouge necesitó para terminar su rompecabezas.
Tails y ella coincidían en que había algo de lo que ellos no estaban al tanto, lo cual resultaban ser todas aquellas veces en que Shadow y Sonic se habían visto de "contrabando", mensajeaban o hablaban por los comunicadores. Si algo presentían ambos, era que había más detalles de los que ellos no habían escuchado.
—No, tienes un punto… Y eso me está preocupando —dijo ella al aire, no aclarando mucho a lo que se refería, pero de igual forma percatándose de que Tails le había entendido con perfección; ya fuese sexual o no, los dos creían que esa dependencia se notaba a leguas al ver los comportamientos del erizo ébano.
—Me encantaría poder ayudarlo, pero tengo que priorizar muchas de mis ideas porque no estoy seguro de cómo reaccione ante lo que supe —volvió a llamar su atención el zorro. Rouge se lamió los labios, un tanto despegada de la realidad al pensar en diversos escenarios al mismo tiempo, con varias de sus preguntas coexistiendo en el mismo ambiente—. No se lo he contado a nadie; sé que es un tema personal así que quería hablarlo primero con Shadow... No lo he hecho porque no he querido verlo —sentenció, esta vez de forma seria, con Rouge captando rápido lo último de su explicación.
—Tesoro, debes entender que no tenemos voz ni voto en esta situación entre ellos... Eso ya pasó, deberías superarlo, así como estoy segura de que Sonic lo hizo —suspiró Rouge resignada a tener que tocar el tema. Muy en el fondo, sabía que saldría en algún punto de la conversación, teniendo en cuenta que aquella noche ninguno de los cuatro le había puesto un final—. Deja que lo arreglen ellos solos, no nos compete —y optó por cruzarse de brazos.
—Comprendo que quieras apoyarlo, Rouge, pero para mí no es correc...
—Sólo te pido que tú apoyes a Shadow con la información que obtuviste, como siempre lo has hecho —esta vez, Rouge posó una de sus manos en el antebrazo de Tails, en son de auxilio; en el mismo tono suave con el que pretendía que nadie más los escuchase, pareció suplicarle al verse un poco más desesperada. Tails, por su parte, miró un punto muerto en la mesa mientras la escuchaba, analizando cada una de sus oraciones—, no te pido que le des otra oportunidad o seas alguien íntimo para él, pero sí que le hagas saber qué ocurre consigo mismo... Tú lo has dicho: debes decirle a Shadow lo que obtuviste con su muestra, Tails —y tratando de no mostrar los nervios que comenzaban a emanarle en sus adentros, el zorro por fin la miró fijo a las aquamarinas orbes para perder el miedo de enfrentarla— ¿Qué será lo siguiente a suceder si dejamos esto pasar?
El zorro se quedó quieto, observando los decididos ojos de Rouge. Su semblante cambió de la incomodidad a la realización, como si estuviese pensando en escenarios futuros.
Por una parte, se arrepentía de haber tocado el tema en aquel lugar porque sabía que eran cosas íntimas e importantes de indagar que no podían platicarse conforme a una tarde de café. Por otra, le había servido porque, al fin, había tomado una decisión sobre toda aquella situación.
—No quiero que Shadow se acerque a Sonic por ahora, Rouge, no al menos hasta que yo hable con él —dijo luego de unos segundos de silencio, en un tono normal sin tanta sutileza ya. Rouge pestañeó varias veces, asombrada por lo que escuchaba; se llevó ambas manos al pecho hasta cruzarse de brazos, atenta—. Me gustaría decir que le sigo teniendo confianza, pero si algo me han enseñado es a no decir mentiras... —comentó él, haciendo referencia a las lecciones aprendidas por Sonic; Rouge estuvo a punto de hablar al no poder aguantar la molestia que crecía en ella por cómo el chico se expresaba de su colega, pero Tails se le adelantó, aclarándose la garganta con cierto temor al esperar la próxima reacción de la murciélago— Y a-antes de que lo digas, sé que Sonic puede protegerse a sí mismo, pero es normal que me preocupe por él y quiera su bienestar porque es mi mejor amigo —titubeó un poco al estar un tanto inseguro, suspirando con cierto pesar, prosiguió—. Así como tu conoces a Shadow, yo sé que Sonic lo estima tanto que no es capaz de accionar ante él en estos aspectos... Por eso tengo que hacerlo yo por él esta vez. Tenemos que parar esto, Rouge.
Un silencio predominó entre ellos dos, con la tensión incrementando al Tails no obtener alguna observación o respuesta por parte de Rouge, quien se hallaba analizando su discurso. Si podía ser sincero consigo mismo, a Tails le afligía lo que estaba pasando no sólo entre ellos dos al escoger bandos separados con tal de defender a sus amigos, sino también el hecho de que sabía que Rouge no estaría de acuerdo con su pensar. Desde un inicio lo reconocía, pues así como él se daba cuenta de lo que ocurría con Sonic, ella se percataba —la mayor parte del tiempo— de todo lo que pasaba con Shadow. Por ejemplo, ella había sido la primera en abrirle los ojos sobre la tensa situación entre Sonic y Shadow durante una de sus pláticas casuales junto a Knuckles**.
Sin embargo, Tails no podía seguir engañándose: tenía que poner un límite no sólo ante Shadow, sino también a Rouge quien parecía justificarlo para todo, y la prueba más clara de ello era la pelea durante la noche del concierto y su salida en el derby. El zorro pensaba que, de no haberse alejado de Sonic esas dos veces, tal vez las cosas hubiesen terminado de forma diferente.
El momento en el que se le había colmado la paciencia, era aquel exacto en el que Tails vio tan estresado y abrumado a Sonic mientras intentaba despertar a Shadow con desesperación bajo el agua de la regadera a fin de despabilarlo de su bajón, pues era algo no muy común de ambos. No ayudaba mucho tampoco que, posterior a ello, Sonic había omitido los detalles de su encuentro con él, pues no quería que Knuckles o Amy siguieran reclamándole a Rouge por las acciones de Shadow, ni quería hacer algún escándalo como para que sus demás acompañantes se diesen cuenta a pesar de que el ambiente del afterparty seguía sin interrumpirse con toda aquella situación "tras bambalinas".
Tails conocía a Sonic: no le gustaban los secretos entre ellos, no le gustaba escuchar rumores sobre sí mismo desde bocas ajenas, no le gustaba ejercer la sutileza a menos de que fuese necesario, y aun así dependía incluso de las personas con las que tratasen. Le gustaban las cosas directas, las respuestas concisas, las soluciones rápidas.
Y lo cierto era que, para la perspectiva de Tails, el universo parecía haberle dado todo lo contrario a Sonic al ponerlo en una tensa y extraña situación amorosa con Shadow.
Prower sólo recordaba el estrés de sí mismo al descubrir en Sonic los fuertes moretones escondidos entre las púas y la poca pintura neón que le había quedado en el cuerpo mientras ambos escuchaban los gritos de sus amigos discutiendo en el patio de Rose. Tails, exigiéndole respuestas a sus desconcertadas preguntas a un enfadado Sonic que no estaba obteniendo la soluciones que él quería, había optado por salir a escuchar la discusión de Amy, Knuckles y Rouge sólo para darse cuenta de todo el caos que un simple e inocente beso parecía haber provocado.
—Los dos harán lo que ellos quieran aun cuando tú, yo y toda la gente posible nos metamos en sus asuntos y lo sabes —alzándole una ceja, Rouge lo sacó de su trance. Prower, dándose cuenta del pan que había mordido por mera distracción al golpearlo con una de sus manos al hacer un ademán, trató de regularizar su respiración ante los nervios de escuchar a la murciélago—. Por más que quieras imponerles algo, no te seguirán.
—No estoy imponiendo nada —le negó con la cabeza él, logrando en Rouge una carcajada seca, escéptica—, esto ya lo hablé con Knuckles y Amy, y están de acuerdo conmigo. Si estás de acuerdo, podemos intervenir en...
—Me estoy cuestionado si de verdad ustedes han puesto atención al patrón que tienen esos dos erizos que tanto se jactan de ser "rivales" —y haciendo comillas con las manos, lo interrumpió. Rouge recibió una mueca de Tails, ofendido por el señalamiento tanto a sus amigos como a sí mismo—, por desgracia, separar a Shadow y Sonic no es una opción porque volverán a juntarse de alguna forma... Es lo que han hecho a nuestras espaldas desde hace varios años —añadió susurrando, tratando de ser cuidadosa.
—Yo no los estoy separando, Rouge —incómodo y un tanto temeroso por las acusaciones a su persona, Tails siguió negándole ligeramente con la cabeza, apretando los puños de la impotencia—. No me pongas sólo a mí como el malo de la historia, no es mi intención que...
—Has querido hacerlo desde el primer instante en el que les dije que ellos se gustaban —habló ella, rodando los ojos, exhausta del tema. Cada que lo tocaban, era un debate de nunca acabar; Tails, por otra parte, bufó del cansancio al saber que no iba a convencerla de acceder a su petición de intervención—; jamás has estado convencido de que sean algo, y no te culpo porque me pasó lo mismo a mí, pero, ¿acaso Sonic tiene que ir directo a ustedes y decirles que tiene algo con Shadow para que lo dejen en paz? ¿Sólo así van a creerle? Es como si yo fuese la única que trata de no meterse en sus asuntos —cuestionó Rouge, por fin haciendo relucir su enojo ante el tema.
—En ningún momento me he referido a nada de lo que hablas —contesto él, ahora riéndose de los nervios, un poco incrédulo al comprender que la murciélago lo estaba malinterpretando—. Yo hablo por lo que he presenciado en las crisis que hemos tenido por causa de toda esta situación. No soy sólo yo reparando los daños, ha sido Knuckles en su momento, lo ha hecho Amy estos últimos días y eso no...
—Ustedes siempre hablan de Shadow como si fuese alguien ajeno; un forastero —con cierta pena sobre su colega, Rouge se animó una vez más a no dejarlo terminar—. Apuesto a que Sonic lo comprende mejor que todos nosotros juntos, dale la oportunidad de que él lidie con Shadow —e hizo un ademán al aire con una de sus manos en son de no querer darle más importancia.
—Estoy seguro de que tienes razón, pero sólo escúchate, Rouge... Tratas a Sonic como si tuviese que ser el cuidador de Shadow, y así no es esto —frunció el ceño el zorro, expectante ante la murciélago que abrió sus ojos sorprendida por sus palabras—; él no es ningún salvador para él.
—Oh, créeme que ninguno de nosotros, cielo —más brava, Rouge le hizo un ademán con la cabeza. Tails, entendiendo que ella también se contaba a sí misma, observó como la murciélago decidió tomarle un sorbo a su seguro ya frío café—. Se lo dije a Knuckles y Amy esa noche, y te lo diré a ti también porque es tiempo de que abran sus lindos ojos y limpien sus orejas para que se den cuenta por sí mismos: yo no decido por Shadow y ustedes jamás lo han hecho por Sonic —y sin dejar de mirarlo, volvió a sorber de su taza para pasivo-agresivamente dejar la porcelana sobre la mesa de un golpazo, logrando que parte del líquido manchara el mantel de la mesa—. ¿Es innecesario tocar este tema porque ya sabemos cómo terminará? Bastante. ¿Ellos seguirán este patrón hasta el día en el que uno de los dos se canse del otro? Es lo más probable... Hasta entonces, déjalos que resuelvan esto por sí mismos y no te metas en ello, querido —ella, más molesta que herida por cómo llevaban las cosas, no le dio ninguna oportunidad de contestar a su acompañante.
—Yo sólo... no quiero que trates de convencer a Shadow de hacer algo y se haga otro problema; suficiente tengo con lo último del Derby, gracias —al final, Tails se resignó también un poco sarcástico, bastante cansado de pensar en las mil y un posibilidades de lo que Rouge describía, y al ver que la murciélago estaba a punto de reclamarle y cuestionarle el por qué la acusaba de algo tan banal como su última salida, el zorro se le adelantó con tal de interrumpirla como ella lo había hecho con él—; todo entre ellos ha ido en picada desde que estuvieron juntos en Emerald Coast* —pareció recordarle más que aclararle, pues el zorro estaba seguro de que Rouge ya sabía a lo que él se refería.
Teniendo razón, por mera desgracia para la murciélago, Tails la vio rememorando como si hubiese ocurrido el día anterior, tan cercano y a la vez tan lejos. Rouge entrecerró los ojos, fastidiada, pasándose la lengua por los dientes delanteros en un gesto molesto al tener que estar de acuerdo con él: la noche había caído, el sonido de las olas del mar se intensificaba con cada paso que daban en la arena de la playa hasta sentirse en la suela de los zapatos, con los cantos de las cigarras y la música lejana del hotel; se acordaban de las estrellas brillando de manera tan irregular, como si les estuviesen diciendo que allí se encontraban en lo alto del cielo, y de repente una apresurada llovizna que llevó consigo no sólo pesadas gotas de agua sino también a un confundido y empapado Shadow hasta el lobby del recinto, en plena madrugada, siendo captado por Rouge hasta convencerlo de descansar en el único espacio disponible donde, daba la casualidad, Tails le había indicado que se encontraría Sonic.
El resto, eran detalles dedicados a otra historia*.
—No puedes negarme que nuestras mentes se complementaron esa noche y actuaron por sí solas, tesoro —expresó Rouge, esta vez más relajada y burlona mientras Tails le negaba con la cabeza, un poco frustrado—; yo siempre te he dicho que, sin ser consciente, el Big Blue llama la atención de Shadow...
—...y Shadow, por más que luche consigo mismo, no puede ignorar a Sonic —suspiró derrotado Tails, terminando la oración de la murciélago. Ella le sonrió, satisfecha con la idea de que ambos estaban en la misma sintonía aún después de tantos años; él, por otra parte, intentaba hallarles la lógica a los eventos, como siempre—. Esta es la conclusión que me hubiese gustado decir la noche del concierto frente a Knuckles y Amy y así terminar toda la confusión, pero entre tantas opiniones es difícil seleccionar la más acertada —pareció aclarar, con la murciélago subiendo sus hombros, restándole importancia al tema, simulando estar desubicada.
Y Rouge pudo continuar discutiendo con Tails acerca del cómo era una mala idea meterse en la situación de sus amigos, de no haber sido porque sus aquamarina ojos lograron captar la silueta del héroe tras un estresado Tails, caminando hacia ellos.
Sin embargo, Rouge supo identificar que algo estaba mal en cuanto se percató del semblante confuso y perdido del erizo, que parecía analizar las ideas en su cabeza de una manera rápida, percibiéndose desconectado tanto de sus acciones como del entorno.
—¿Sonic? —preguntó Tails, desconcertado por su silenciosa aparición al girar su torso para encararlo.
—Recordé que olvidé tu taladro en el taller —quiso disfrazar él su desasosiego y malestar, tronando los dedos como si acabase de recordar algo a última hora—, ¿quieres que vayamos por él? De paso me estiro un poco más —y con algo de cuidado, simuló estirar los músculos de uno de sus brazos hasta mirar el horizonte, tratando de que ni el zorro o la murciélago lo viesen directo a la cara.
—¿No venían de la misma parte? —se metió Rouge a la conversación, llamando la atención tanto del erizo que movió una oreja para escucharla como del zorro, que se dirigió a ella.
—No, Sonic viene de mi taller, yo estaba en Spiral Hill —respondió Tails, tratando de ser amable a pesar de que se veía un poco intranquilo por el repentino cambio en el ambiente con el erizo; la murciélago, dudando hasta de su propia existencia allí sentada, pasó su tensa mirada del zorro hasta el erizo que se acomodó, cruzándose de brazos, esperando por su mejor amigo. Rouge lo vio irritado, tallándose la nariz, aun sin querer enfrentarla cara a cara—. Fui por unas cosas en la vieja oficina de Amy mientras Sonic hacía un encargo cerca de mi casa, así que quedamos en encontrarnos aquí —finalizó Tails, levantándose de la mesa, agradeciéndole por la invitación.
—Oh... —quiso ella hacerles saber su pensar, pero se detuvo al percatarse de lo impaciente que se encontraba el héroe al tener que seguir escuchándola platicar con el joven zorro, golpeando el suelo con la suela de su zapato repetidas veces. Entonces Rouge, sintiéndose presionada pero importándole poco los límites que se había dicho a sí misma que seguiría por respeto a Shadow, se aclaró la garganta y prosiguió, con tal de sacarlo de sus casillas para ver si podía obtener alguna información de él— ¿Está todo bien con Shadow, Big Blue?
Jugando a la inocente, la murciélago relajó los ojos y el cuerpo, enfocando sus afilados iris en un sorprendido Sonic, captando por fin su atención hasta que sus esmeraldas y oscuros orbes la vieron. El héroe le sostuvo la mirada con un estoico semblante que Rouge no podía leer con facilidad, no reconociendo tampoco el mártir y el caos que había en sus adentros, pero sí imaginándose lo encabronado que Sonic se hallaba al sólo sonreírle socarronamente, sin afirmarle o negarle nada.
—Cuídate, Rouge —comentó él luego de unos severos segundos en silencio, tratando de que su despedida no sonara a una amenaza, ni queriendo tampoco verse sarcástico o molesto... por supuesto, fallando en el intento.
La murciélago pasó de la burlona curiosidad a quedarse en shock una vez más por la actitud del azulado héroe, que tan pronto como rompió el contacto con ella, caminó con su mejor amigo tras de él hasta la orilla de la terraza donde saltó y salió corriendo a su característica velocidad, dejando una ráfaga de viento a su paso. En el mismo lapso de tiempo, Tails le había dedicado una última agobiada mirada a Rouge, simulando con perfección el tan ansiado "te lo dije" que tanto esperaba por reprocharle en la siguiente discusión que tuviesen.
Rouge, sin saber cómo digerir aquella situación, se halló entre la espada y la pared al analizar cada una de las palabras en el discurso de Tails. Tenía tanto que pensar que no sabía qué problema atacar primero: si la condición de Shadow que había sacado a relucir el zorro, el problema del admirador secreto que seguía sin decir su nombre, sus intenciones y posiblemente tuviese cómplices, o el nuevo con lo que sea que estaba pasando entre Shadow y Sonic.
Como si alguna divinidad le hubiese dado su bendición, Rouge recordó lo que había hecho con su celular durante su conversación con el zorro. Sacándolo del agujero de su bota, tecleó la pantalla del teléfono para detener la grabación, pues ya tendría tiempo en casa para repetirla a como le diera la gana.
Unos cuantos minutos después de lo acontecido, Rouge pudo observar la silueta de Shadow subiendo las escaleras, con un pesado caminar, perdido entre el ambiente, desconectado de la misma realidad como si le hubiesen dado la peor noticia del mundo.
—Shadow —lo llamó de manera dulce, esperando a que sentase; ni ella o él parecían estar tranquilos sino al contrario. Shadow tenía un semblante estresado y ella sentía el peso del mundo en sus hombros. Por un lado, en la mesa seguía postrada la paleta chao de fresa con la carta del menú; por el otro, el plato de panes dulces tenía todavía el mordido por Tails, con las dos tazas de porcelana llenas de café y el mantel sucio—, ¿pasó algo?
Rouge, expectante a un estoico y resignado Shadow antes de que pudiese soltarle la bomba de su encuentro con Sonic, entendió que estaba en problemas cuando lo vio inspeccionando la mesa en plena confusión, pensando justo que Rouge había estado hablando con alguien más.
La puerta del departamento fue azotada sin cuidado, logrando que Shadow pasase de largo la sala, caminando apresurado en dirección a la cocina aun cuando del puro coraje le temblaba la mano con la que sostenía su vaso eco sostenible de café, tratando de no hacerlo papilla por la fuerza ejercida.
—¡No me fastidies! —gritó con furor al detenerse a mitad del pasillo, tratando de no apretar más el vaso de cartón con el puño, amenazante con su encabronado semblante hasta enseñarle los colmillos a su colega.
—¡Te estoy diciendo la verdad! —elevó su voz Rouge, entrando al departamento con tal de alcanzarlo entretanto cargaba una bolsa de papel, decorada con los logotipos de la Cafetería Rose. Su colega le rodó los ojos, bufando exasperado, dándole la espalda para seguir su camino; Rouge no tuvo de otra más que seguirlo— Cuando volvió con nosotros, se veía muy mal; Sonic se fue de repente, ni siquiera me dio tiempo de detenerlo... ¡Salió corriendo!
—Bienvenida al mundo de la desilusión, ¿primera vez? —cuestionó Shadow, aún en pleno enojo, pero sarcástico; Rouge suspiró, haciéndole una mueca mientras se acercaba al bote de basura para arrojar el vaso que le habían dado de la misma cafetería, como si le diese asco de sólo tocar la bebida—. Sonic es impulsivo, Rouge... ¿Qué esperabas de él?
—No eres el más apto para decir eso, Shadow —reprochó ella, ganándose un grito ahogado de Shadow ofendiéndose por la acusación, entretanto dejaba su bolsita en la barra de la cocina y se cruzaba de brazos. El erizo suspiró hondo, esperando a que terminara, tratando de ignorarla mientras volvía a tomar camino a su habitación para ya no tener que escucharla—. ¿Qué estuviste haciendo con Amy? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué tardaron tanto en...?
—¡Eso no te incumbe, Rouge! —volvió a levantarle la voz él, interrumpiéndola, con ella casi pisándole los talones al acorralarlo en el pasillo— ¡Deja de meterte en esto! ¡Yo lo resolveré! —prosiguió a gritar al aire, harto de tener que explicarle con peras y manzanas que lo dejase en paz.
Pero, entonces, fue allí cuando algo nació en Rouge, recordando lo mismo que ella le había mencionado al pobre y estresado Tails acerca de toda aquella tensa situación. Con el pesar en su alma, ignoró su propio consejo.
—¡No puedes hacerlo solo, Shadow! —siguió insistiendo ella, absorta en el tema, percatándose de que estaba haciendo lo mismo de lo que ella se había quejado con Tails metiéndose en los asuntos de Sonic. Su colega gruñó, pensando en sus limitadas opciones para ya no seguir indagando en ello— En todo el tiempo que conozco a Sonic, sé que es aún más difícil de leer que tú, y esta vez pude verlo en total decepción. Algo tuvo que ver, presenciar o escuchar como para que...
Pero, de nuevo, Rouge se quedó a mitad de sus palabras al sentir el portazo en la nariz; pestañeó varias veces antes de poder darse cuenta de que Shadow se había encerrado en su habitación, dejándola hablando sola... como normalmente.
—¡Shadow, tienes que escucharme! —ella golpeó la puerta con su puño varias veces, haciendo ruido con tal de llamarlo; sin querer admitirlo, Rouge estaba entrando en pleno agobio al no obtener respuestas por parte de su colega— ¡Shadow, abre la puerta! ¡No pienso tumbarla, no voy a pagarle a G.U.N. ningún centavo por el daño! —y siguió golpeando hasta utilizar ambas palmas de las enguantadas manos— ¡Por favor, Shadow! ¡Déjame ayudarte en esto!
Pero sólo quedándose quieta al oír estruendos y golpes al otro lado de la puerta junto a los gritos de frustración de Shadow, Rouge comprendió el discurso y preocupación de Tails.
Y, por supuesto, se resignó al no tener otra opción más que darle, una vez más, la razón al precavido zorro.
.
Shadow era impulsivo tal como lo era Sonic. Eso no era algo para discutir o si quiera analizar más a fondo porque todo mundo lo sabía, y con todo mundo, Rouge se refería a Tails, Knuckles, Amy y a sí misma. Consideraba que eran los únicos que podían entenderlos a ambos con perfección. Aun así, para la perspectiva de la murciélago, Shadow tenía una inteligencia emocional tan bien construida —y que según Shadow el mismo Profesor Gerald Robotnik le había alabado durante sus días en el A.R.K.— al igual que una desgraciada e intensa impulsividad. Lo cierto era que una vez comprendiendo eso, a Rouge no le parecía extraño que Shadow saliera con decisiones tan imprudentes o reacias a veces por más lógica que tuvieran para la perspectiva del erizo, por lo que ya estaba acostumbrada a esperar cualquier cosa de él.
Sin embargo, en ningún momento se habría imaginado que se iba a quedar "refugiada" en la cocina de Amy mientras esperaba a que ella y Shadow conversasen sobre cierto tema. Rouge había insistido en esperarlo afuera del departamento de la joven para —por primera vez en lo que llevaban de amistad— no meterse en sus asuntos aun cuando tenía la intención total de hacerlo, pero Shadow le había obligado a quedarse con él luego de acompañarlo en aquella fría madrugada. La murciélago, no muy convencida de las decisiones que su colega estaba tomando aquella noche, no había tenido de otra más que acatar su petición de quedarse con él para demostrarle apoyo moral.
Lo que a Rouge le molestaba era que Shadow estaba a nada de tener una crisis existencial por obra de todos esos sujetos acorralándolo con sus testimonios. Aunque, si era bastante honesta consigo misma, tampoco es que le molestase enterarse de todo el panorama que conllevaba a todo aquel complejo chisme porque llevaba años apostando con Tails lo que sucedería en caso de que Shadow y Sonic tuviesen sentimientos románticos entre ellos... Era cosa de que conectara las piezas, y por lo que veía, ella iba ganándole al zorro en aquel juego mental. Luego de haber escuchado su grabación con Tails en el transcurso de aquella tarde, entendía la situación de su colega: el comportamiento de Shadow se debía a que algo bloqueaba sus neurotransmisores y le provocaba algo similar a la depresión.
No podía justificar las acciones de Shadow, pero tampoco podía dejarlo como un total villano. Todos podían cometer errores, todos podían aprender de ellos, y lo único que Rouge necesitaba eran los resultados de la prueba de sangre que el zorro seguía teniendo a su custodia. Necesitaba verlo por sí misma para salir de dudas.
Se le hacía un tanto surreal que todo esa noche había comenzado porque ella le comentó a Shadow sobre una ocasión en la que escuchó a Knuckles decir que Amy les enseñaba sobre el " lenguaje del amor " y los tipos en que podía demostrarse; según había aprendido Rouge de la explicación por parte de Knuckles, regalar y recibir flores, se usaba mucho en épocas antiguas para "comunicar las cosas que no se podían decir en voz alta", pues cada planta, hierba o flor tenía su propio significado según el contexto que se necesitara, además de también usarse con tonos románticos entre dos —o más— personas, discretamente. De nuevo, en ningún momento, la murciélago había pensado que su casual plática con Shadow escalaría tanto al grado en que este perdería la compostura y la paciencia...
...porque justamente los últimos paquetes que había recibido en esos días se trataban exclusivamente de flores, con las notas del anónimo explicándole el significado de estas.
De todas formas tenía sentido que, tomando en cuenta que su admirador lo estaba atacando de plantas por todo el edificio, algo debía de pasar "detrás" de escena. Según Rouge recordaba por haber leído la octava nota, Knuckles no había mencionado a Sonic en su anécdota, pero ella tenía el presentimiento de que el Big Blue había estado presente en cada uno de los eventos y por eso relacionaba ambos panoramas: en el hipotético caso de que el admirador de Shadow fuese Sonic, y este tuviese ayuda de sus amigos para armar los paquetes, Rouge estaba segura de que el "anónimo" se le estaba declarando románticamente a su colega con las flores que le dejaba, como última opción para terminar con todo aquello.
Obviamente, no quería decírselo a Shadow porque eso significaría darle más martirios en los que pensar, agregando su discusión con Tails que todavía no tenía un fin.
Lindo pero impredecible como siempre... definitivamente no pierde el tiempo, pensaba ella con cierta confusión y a la vez orgullo al ser la segunda en percatarse de todo el rompecabezas, no importa qué, nunca puedo asegurar en qué piensa el Big Blue. Qué fascinante.
—¿Estás segura de que te quedarás aquí sola? ¿No quieres estar con nosotros? —escuchó ella la dulce voz de Amy, tocándole el hombro para mostrarle un poco de apoyo en toda aquella densa situación; la eriza, todavía en su pijama rosada y pantuflas de flickies, la veía con cierta pena—. Shadow parece estar en una urgencia, así que estaré encantada de ayudar, no te preocupes por eso —recalcó, y le sonrió cálidamente, acercándole una rosada taza de porcelana para que bebiera algo mientras esperaba sola en la cocina.
Rouge miró la porcelana con cuidado, observando a detalle el sobre y la etiqueta del té de canela; el líquido traslúcido dejaba ver el fondo de la taza aun cuando salía humo. Aunque a ella no le gusta tomar té caliente por el sabor, apreciaba el gesto de la rosada.
—Estar aquí sin interrumpirlos es lo menos que puedo hacer, luego de haber... arruinado su semana —contestó Rouge, un poco cansada, pero mostrando su característico y coqueto semblante para simular que estaba bromeando, aun cuando había un poco de verdad en sus oraciones.
—Sólo para que ambas estemos en la misma sintonía... Sigues sin decirle lo de la noche del concierto, ¿no? —cuestionó de vuelta Amy, arqueando una ceja un tanto enfadada pero no sorprendida por las acciones de Rouge; aún después de tantos años, la conocía muy bien, así que ya se imaginaba lo que ocurriría— Tengo el presentimiento de que viene por ese incidente, porque se lo hice saber esta tarde y sé que lo tomé por sorpresa —sentenció, todavía con su semblante resignado.
—Será mejor que lo escuches a él —hizo un ademán con la mano la murciélago, tomando la taza para darle un sorbo mientras disipaba el humo del caliente líquido de un soplido, sin verla a ella; de igual forma, pudo sentir cómo Amy le rodaba los ojos con un poco de fastidio al no recibir la actitud que quería de ella—. Ya hablamos de eso, Pinky . Dije que haría lo posible y la ocasión no se presentó hasta apenas ahora. Créeme que no me gusta esconderle cosas, pero si crees que yo hurgo mi nariz en donde no debería, Shadow lo hace todavía más y de una manera peor que yo —explicó decidida, obteniendo una mueca de la eriza.
—Lo sé muy bien... Ustedes dos son iguales —negó con su cabeza Amy, totalmente rendida ante Rouge—, es sólo que... me quedó con la incomodidad de que pude habérselo dicho mejor —y se cruzó de brazos, tratando de no dirigirle la mirada por lo apenada que comenzaba a sentirse—. Creo que debí de ser más cuidadosa.
—Estoy segura de que no lo hiciste con una mala intención. Era cuestión de tiempo que Shadow se diese cuenta de lo torpe que ha sido por... —se quedó perpleja, dándose cuenta de que estaba hablando de más. Amy se percató de ello, pero esperó a que continuase, paciente. Rouge se lamió los labios, aclarándose la garganta para proceder a sorber de su taza, ignorándose a sí misma— Escúchalo mejor a él, Amy.
—Es que eso no habíamos acordado con Knuckles y Tails, Rouge... —fue turno de Amy de suspirar, ahora consternada, retomando el tema— Tú y Tails dijeron esa noche que resolverían esto, yo no tengo mucho qué ver aquí. Creo que el incidente del concierto fue la gota que colmó el vaso con ellos , ¿sabes? —se acercó más la rosada a Rouge, esta vez murmurándole bajito cerca de la oreja, como si no quisiese que nadie más las escuchase, y como si la murciélago no supiese de lo que hablaba— Tails sigue sin estar muy contento, y Knuckles...
¡Más vale que si Shadow se aparece por aquí, lo haga arrastrándose, moribundo, sangrando o en fase terminal porque no le voy a hacer caso si se me acerca! ¡Que sea de muerte o nada! ¡Que te quede claro que no lo quiero aquí! Rouge entrecerró los ojos con molestia, frunció el ceño, rememorando con perfección el encabronado y furioso tono de Knuckles que, aunque en varias ocasiones le hacía sentir una emoción genuina en el estómago, aquella vez sólo le provocaba querer golpearlo hasta noquearlo para que dejara de hablar incongruencias. Los recuerdos de esa desesperante madrugada la hicieron elaborar una mueca de disgusto al volver a sentir la caliente respiración del equidna frente a ella, gritándole con todas sus fuerzas en la cara; recordaba cómo parecía que se le saltaban las venas del coraje en la frente, incluso con el rostro poniéndosele rojo durante su discusión, defendiendo con su vida al lindo del Big Blue.
Rouge sentía una carga sobre los hombros y la espalda al remontarse en la escena por completo, pero más que nada al recordar cómo aun con los gritos y la conmoción a su alrededor, su acuosa mirada se reencontraba con la esmeralda de Sonic posado detrás de Knuckles, sin decir nada por el impacto de los eventos mientras mostraba un semblante estoico pero con la mirada en shock, algo que a ella no le había tocado ver en él, ni una sola vez.
—Dime, Rouge... ¿Acaso Knuckles ha vuelto a visitarlos luego de lo que pasó? —se animó Amy a interrumpir sus pensamientos, genuinamente inocente de que recibiría una respuesta afirmativa— Le he preguntado, pero ni siquiera me contesta porque ignora el tema.
—Oh, querida... —se quiso carcajear Rouge de los nervios, dejando la taza por un lado. Estaba al borde de las lágrimas al sentirse acorralada, pero mantenía una juguetona sonrisa con tal de no echarse a llorar enfrente de ella. La eriza no necesitó más para descubrir que, efectivamente, la respuesta sería negativa. Luego, Rouge se giró un poco para encararla fijamente— Por supuesto que no. Knuckles se rindió y me dijo que no estaría pisando el mismo suelo que él hasta que Shadow se disculpase .
—...¿Con él? —preguntó Amy, todavía más confundida de lo que ya.
—No tengo idea —negó con su cabeza Rouge, exasperada—. En la salida al derby, Knuckles lo evadió toda la noche, por eso estuvieron en diferentes equipos... Y conmigo fuera del departamento estos días, había menos probabilidad de que yo pudiese hablar con Shadow sobre todo este desastre porque suele encerrarse en su propio mundo —soltó de repente la murciélago, ya sin pensar mucho en sus oraciones. Amy tragó duro, consternada ante lo mucho que Rouge estaba abriéndose con ella sobre sus emociones atoradas—. Shadow quiere que lo escuchen, pero él no quiere escuchar a los demás —terminó, bufando.
Amy se quedó perpleja ante las declaraciones de Rouge, en especial con la última. No quiero escuchar consejos ni sermones, e ntonces, con cierto pesar en el pecho por si quiera juzgarlo, recordó lo que Shadow había dicho antes de entrar a su departamento, quiero que me escuches, muchas cosas llegaron a su mente, cuestionándose cómo es que no había analizado con anterioridad lo que Shadow quería.
Por otra parte, Rouge no sabía si considerarse una mala amiga o mala novia. Tenía muchas cosas guardadas como para decirlas en voz alta, mucho por reflexionar ante su larga amistad con Shadow y ante su intensa relación con Knuckles. Sentía que no podía dividirse en dos para cumplir en ambas partes, pues por un lado se le estaba desmoronando la linda relación fraternal que había construido con los años, y por otra se le partía el pequeño y romántico corazón.
—Oh, Rouge... Siento que se están tomando muy personal todo esto —soltó de repente Amy, llevándose las manos al pecho en mera pena— Los problemas que haya entre Shadow y Sonic no deberían afectarle a ninguno de ustedes, ni a Tails o a mí... No sé en qué momento se ha vuelto esto tan mediático entre nosotros seis.
Amy terminó suspirando al no recibir respuesta de una serena murciélago que reflexionaba sus palabras.
Sin querer, le había dado a Rouge un punto importante a considerar durante toda aquella situación. Ambas se quedaron estáticas, con una tratando de hallar la lógica a las palabras de la eriza y la otra esperando algún otro comentario de la murciélago. Lo están tomando muy personal , fue lo que la mente de Rouge repitió una y otra vez en un corto pero infinito ciclo. Los problemas que haya entre ellos no deberían afectarnos a nosotros , fue lo que su propia conciencia resumió de todo lo que habían escuchado sus dos grandes orejas.
Rouge tomó aire, analizando sus propios ideales... ¿Estaba entendiendo mal? No. Amy tenía la boca llena de razón porque era verdad. Por Santa Gaia , parecía que había descubierto uno de los más grandes y hermosos tesoros del universo entero por el impacto que le había dejado. Era jodidamente verdad.
¿Por qué todo eso debía afectarle a su relación con el equidna, si una cosa no tenía que ver con la otra?
—Todo esto es bastante extraño, yo tampoco entiendo mucho... Sonic no me ha dicho nada más allá de la plática que tuvo con Tails ese día —mencionó al aire Amy, llevándose una mano al mentón un tanto pensativa.
Ah , es verdad, el esperanzado semblante de Rouge se desvaneció en cuanto el recuerdo del zorro levantando la voz en el patio apareció en su cabeza; su mente no rememoraba las palabras exactas, pero sí el cómo Sonic se mantenía con los brazos cruzados y los músculos tensos, escuchando impacientemente a la par en la que Tails parecía explicarle con peras y manzanas un tema que parecía hartarlo hasta hacer muecas y voltearle los ojos, Tails y Knuckles no quieren que esto entre ellos continúe.
Knuckles se había molestado con ella no sólo por la paliza que Shadow le había propiciado a Sonic esa noche, sino porque el héroe parecía querer justificarlo con tal de llevar la fiesta en paz entre todos ya que sus amigos habían acorralado a Rouge sin poder darle oportunidad de defenderse, recriminándole por las acciones tanto del pasado como las de su colega. Sonic la había defendido y Knuckles no estaba de acuerdo con ello, teniendo que recurrir a Tails para que lo hiciera entrar en razón mientras al mismo tiempo seguía regañando a Rouge por no accionar contra Shadow, quien ni siquiera estaba consciente en todo el tramo de la situación. Tails había tratado de hablar con Sonic, él quiso ignorar todo porque "ya no importaba", y lo último que Rouge imaginaba era que Sonic y Tails habían discutido por que el héroe defendía el perdido estado en el que se encontraba Shadow.
Rouge, luego de haberlo analizado mejor, sentía que a todos les afectaba la situación debido a que eran muy cercanos entre ellos, y por supuesto que era lógico que a Knuckles y Tails les pesara cualquier cosa que sucediera con Sonic porque eran los más "íntimos" a él junto con Amy. No importaba qué tan bien se llevase el equidna con su colega o ella misma, lo mucho que la eriza rosada adoraba ir de compras con ambos, lo accesible que el zorro era con Rouge para ayudarle o asistirle en cualquier trabajo o las reparaciones a OMEGA... Al final de cuentas, los tres conocían a la perfección a Sonic.
Los tres escogerían siempre el lado de Sonic.
Si eso significaba tener que defenderlo a capa y espada, Rouge estaba segura de que el trío lo haría, no importaba qué. Hablando sentimentalmente, era difícil acercarse de tal manera a Sonic si tenía como barrera al trío de amigos que daban la cara como la vida por él. Llevaba años observándolos a todos cuando coincidían, llevaba meses dándose cuenta de sus acercamientos entre ellos, de los gestos en sus rostros cuando Shadow llegaba a estar a solas con Sonic, de las conversaciones que seguro tenían entre dientes, de los detalles que parecían pasar desapercibidos al ojo ajeno, pero no para los afilados de ella...
Rouge, simplemente, se daba cuenta.
—Amy... —quiso preguntarle si ella estaba de acuerdo con la situación entre Sonic y Shadow, si estaba del mismo lado que Tails y Knuckles, quiso decirle tantas cosas para confrontarla, pero la cabeza no le daba para más. Recordó que esos minutos con ella era el mismo tiempo que Shadow llevaba desperdiciando al estar sentado en la sala, absorto en todavía más dudas existenciales, sin mucha escapatoria de sus propios mártires. Con cierto pesar de no querer que la conversación se tornase más rebuscada, Rouge se volvió a aclarar la garganta— Habla con Shadow, créeme que es un gran avance el que haya venido hasta acá sólo para desahogarse contigo sobre... esto —murmuró un poco apenada, como si quisiese olvidar todo lo que habían hablado y lo mucho que le había confesado.
Lo cierto es que Rouge no veía un final, pero entendía que quien necesitaba aclarar su mente en ese momento, era Shadow. Si todo salía bien esa madrugada, seguramente Rouge tendría el valor para hacerle saber su perspectiva.
Ella, también generándose ciertas dudas y con cierta pena por no poder resolver a tiempo la situación, parecía también ver más viable que la inexistente relación amorosa entre los erizos ya no continuase.
—Temía que Shadow no quisiese volver a hablarme luego de lo que conversamos en la cafetería —fue honesta la eriza rosada sin profundizarle más en el tema, rascándose una mejilla de los nervios. Rouge, ahora confundida, le levantó una ceja—. Es bueno que lo hayas traído, aunque pensaba en ir a verlo yo, de todas formas.
—Leí tu mensaje mientras él estaba un poco alterado y tuve que... decirle cosas que no quería para que me hiciera caso; necesitaba que saliera de donde estaba a como diese lugar —mencionó Rouge abatida, tratando de no enfatizarle algo en específico, ganándose una curiosa mirada de la eriza—. Volvió a lastimarse mientras tenía un arrebato, se encajó unos clavos... ya sabes, el mismo escándalo de siempre —soltó después desganada, dejando a Amy un tanto perpleja al escucharla hablarlo de forma casual, como si fuese nada.
La eriza no necesitó más para entender la gravedad del asunto. Desde la vez que se habían reunido en el Club Rouge, Amy no había escuchado algo similar con Shadow. Tragando duro, se quedó en silencio entretanto pensaba en soluciones rápidas.
Definitivamente, lidiar con Shadow de esa forma, era... diferente a como lo hacía con Sonic.
—Tranquila, me esforzaré lo suficiente hasta apaciguar esto —como si pudiese leerle los pensamientos, Amy finalizó más alegre para despreocuparla y levantarle el ánimo, guiñándole un ojo.
Sin embargo, y por mera desgracia, Amy no sabía qué era lo que tenía que resolver con Shadow.
Una vez más calmadas, la eriza preparó un té de manzanilla caliente con limón y miel en pleno silencio mientras Rouge se terminaba el suyo. Esos breves minutos fueron una paz y calidez cómodas que dejaron a la murciélago más aliviada, sin pensar en todos los problemas que tenía al salir de allí.
Entonces, una vez con Amy cerrando la puerta que daba espacio a la sala, Rouge se quedó sola, observando un punto muerto en el suelo, con los ojos desganados y el cansancio en el cuerpo, pensando en todo lo que había reflexionado.
Por alguna razón, la inquietud en su pecho se incrementó al recordar las palabras de Tails, y se halló volviendo a analizar su discurso por tercera vez aquel día.
.
Las rosadas paredes con alfombra magenta en el suelo, cortinas fucsias con estampado de corazones moviéndose por la brisa con una de las puertas corredizas que daba vista al verde y amplio patio; macetas colgantes en estantes con lo que parecían ser enredaderas y pequeñas flores, abundantes rosas y tulipanes; fotografías en grupo con Knuckles y Tails tapizando los espacios en blanco de los muros, de Blaze, las Rabbit y Silver en muebles de madera blanca; un televisor arriba de una mesa de noche pegada a la pared y libros juveniles de romance, suspenso y terror, una pequeña radio y otros papeles sin importancia; el rojo y aterciopelado sofá en el que estaba sentado, con un sillón vino individual al lado de otra mesa de noche donde descansaba un reloj de taburete que bien le estaba sacando de quicio con el pasar de los segundos; la puerta blanca por la cual había salido despavorido, poniéndose los patines con torpeza y apuro, durante un mediodía, tomando el manojo dorado de un rosado corazón; el blanco techo que le daba una sensación de incomodidad y le revolvía el estómago al despertar, sintiendo un malestar físico tan intenso con el que apenas y podía caminar...
De repente, notó algo que le picó la curiosidad y lo hizo regresar al plano terrenal: no había fotografías de cierto erizo azul posando, sonriendo, ni siquiera apareciendo en el fondo o enseguida de alguien más; no había ninguna foto recortada o despegada, tampoco algún objeto que pudiese relacionarlo a él como una prenda olvidada, una cobija o cojín, un pin... Nada.
Simplemente, y al menos a lo poco que observaba Shadow tanto en la sala como el pasillo que dirigía al resto de recámaras, no había nada que evidenciara la existencia de Sonic en ese hogar... o al menos en la sala de estar.
Si Rouge le hubiese dicho desde un principio a dónde iban a llegar a parar esa madrugada, Shadow no se hubiese debatido un largo rato pensando en cómo podía ser tan estúpido al no darse cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor. Él recordaba perfectamente esa sala, tal como la había visto por primera y última vez aquel viernes, antes de recibir la cuarta nota del anónimo y su presunto admirador.
El departamento de Amy quedaba exactamente a diez minutos del suyo; estaba en la misma zona en Central City, justo en la parte principal de la sección de Night Babylon, donde Shadow residía al final de la misma grande cuadra; la cafetería quedaba en la esquina contraria de la misma calle. Los diez minutos eran por el tráfico en el boulevard que los conectaba y los semáforos que te hacían esperar más de lo habitual, y las aceras por donde no se podía caminar porque la gente solía también llenar tales espacios por los locales de comida, atracciones turísticas o los casinos que había alrededor. El Club Rouge quedaba a unas cuantas calles abajo, también. Los diez minutos los había visto en la ubicación del mapa que Sonic le había mandado por mensaje unos días antes, hacía semanas atrás también, durante aquel sábado en el que recibió la quinta nota de su admirador.
La realización de tantas cosas lo hacía sentirse tremendamente estúpido , con todas las letras en grande. ¿Cómo no se había dado cuenta de que los amigos de Sonic solían juntarse en el hogar de Amy Rose antes de asistir a las reuniones o fiestas a dónde iban? ¿Cómo no se había percatado de que, en todo ese tiempo, Sonic siempre estuvo cerca de él? ¿Cómo es que no sabía de los comentarios que tenían relación entre su admirador y Sonic?
Corrección, del anónimo "secreto", por más que Rouge insistiese en que era un admirador. Shadow no lo pensaba así, no quería reconocerlo así, porque significaba tener que volver a cuestionarse si su atracción a esta persona misteriosa no era contraproducente a su atracción a Sonic... Pero, entonces, ¿eso quería decir que realmente gustaba de Sonic? ¿Por qué dudaba, ahora, de su interés en Sonic? ¿Era porque no había hablado con él?
Rouge le había soltado tantas cosas de golpe en sólo treinta minutos, cuando todavía estaban en casa, que su cabeza era totalmente un caos estando en una ajena. No hallaba un inicio ni conclusión a todo porque no comprendía, siquiera, qué estaba buscando al apoyarse con Rose. ¿Quería saber si ellos tenían algo? ¿A qué se debía que Sonic la visitase seguido? ¿Por qué no se lo había dicho? ¿Desde cuándo llevaba haciéndolo? Y si Sonic estaba todos los días en la cafetería de Amy, ¿por qué no iba a verlo a él?
Tenía que saber por qué le estaban escondiendo tantas cosas. No era nada más Rouge haciéndose la tonta en ese juego, pues Shadow estaba seguro de que había algo más. Tenía que preguntarle a Amy si sabía algo referente a los eventos entre Sonic y él.
Tenía, simplemente, que saber.
—Te hice un té de manzanilla, tal vez te relaje un poquito... Vi que estabas un poco alterado cuando llegaste —la dulce voz de Amy lo interrumpió de sus densas reflexiones. Su estresado pero tenso semblante descansó al igual que los músculos en sus brazos cruzados cuando ella posó la bebida en la mesita frente a él, justo enseguida de la cajita de terciopelo que él llevaba—. Espero te guste, no sabía si le echabas miel o limón, y como Rouge no me supo decir tampoco, supuse que querrías... —quiso continuar para hacerle saber que había puesto los dos ingredientes para un mejor sabor, pero notó que Shadow no hizo ningún gesto por acercar la taza o por siquiera erguirse para tomarla.
—No —fue directo él al interrumpirla, sin mirarla a los ojos, posando sus carmines iris en los detalles de la porcelana. Amy se quedó quieta, observando cómo aun sin cambiar sus estoicas facciones, Shadow no podía disimular su estrés y exasperación por empezar el verdadero diálogo entre ambos—. No, gracias —arrastrando dudoso la última palabra, pareció corregirse él mismo una vez que se percató de lo tajante que se había visto.
Él quería hacerle entender a Amy, de una manera sutil, que no quería comer o beber nada en aquel momento. Justo allí, Shadow le tenía un rechazo al pensar en su comida por la situación del anónimo y los postres.
—Oh, de acuerdo, entonces... —se aclaró la garganta ella, un poco incómoda— ¿De qué querías hablar?
—Considero importante desmenuzar un tema con el que he tenido... inconvenientes —se animó a volver a hablar Shadow, esta vez reencontrando su aceituna mirada con la carmín de él. Amy, sin dejar de verlo tampoco, se sentó en el sofá individual, respetando su espacio personal pero no alejándose mucho tampoco; ambos quedaron lado a lado, sólo con el espacio de los muebles separándolos—. Hay algo que no me cuadra en el discurso de esta tarde. Dijiste que no querías entrometerte entre Sonic y yo, pero no entiendo por qué está esa posibilidad, en primer lugar.
Amy no necesitó más para comprender a dónde iba dirigida la conversación. Se relamió los labios un poco nerviosa, y rascándose una mejilla para disimular la vergüenza, se concentró en observar los detalles de la alfombra con tal de no sostener la mirada con él.
—¡Eso no es importante, fue la conmoción del momento, ha ha! —elevó la voz al aire, con una carcajada nerviosa, tratando de ignorarlo— No es necesario desenterrarlo, Shadow.
—Lo es para mí —comentó él, sin titubear. Amy, más atenta, se llevó ambas manos al regazo, dispuesta a escucharlo—. Quiero contarte lo que ocurre, pero quiero que me expliques cuál es la situación entre ustedes.
Amy, entendiendo a la perfección, no necesitó más especificaciones. En realidad, no tenía nada que esconder. Sin embargo, el aura que emanaba de Shadow junto a la hostilidad de su voz era lo que la estaba poniendo quisquillosa. La eriza pensaba que, para ser sinceros, no podía explicarle algo que no tenía una construcción en sí, por eso no hallaba mucho problema en lo que le estaba pidiendo.
En vez de tomárselo a mal, Amy lo estaba interpretando como un grito discreto de auxilio, como si estuviese en problemas amorosos... Lo cual le resultaba un tanto difícil de creer debido a los eventos del roller derby.
—Sonic es uno de mis mejores amigos, me inquietan algunas cosas sobre él; puedo explicarte mis sentimientos, pero no tienes que preocuparte por si hay algo entre nosotros... —explicó ella, dándole la afirmación de que estaría de acuerdo en contribuir con "su parte" más adelante, ganándose un semblante más relajado de Shadow al oírla. Amy le sonrió de forma cálida, suspirando del alivio— Ahora, ¿qué ocurre contigo, Shadow? —ella le preguntó genuinamente inocente.
Shadow se quedó tieso, reflexionando que ya no habría vuelta atrás una vez que empezase a explicar. Estático, su neutral semblante no cambió a pesar de que Amy pudo observar cómo sus pupilas se dilataban de la sorpresa, aun con la incertidumbre entre ambos consumiéndoles. Él tomó aire, animándose a buscar las palabras correctas, ella aguantó la respiración, creyendo que si se movía se perdería completamente de algún detalle.
Bueno, a la mierda. ¿Qué era lo que podía perder al confesárselo?
—A principios de este mes, alguien dio con la dirección de mi departamento y no me ha dejado en paz —empezó monótono, sin chistar ni dudar, decidido a describirle lo importante; Amy, por otra parte, escuchaba atenta—. Cada día que hace sus "visitas" al edificio, me obsequia cosas que son más difíciles de ignorar... —se quedó callado, haciendo una mueca al mismo tiempo en el que Amy se acercaba un poco a él, haciéndole saber que ella seguía atenta a lo que dijese.
Shadow, rememorando cada nota junto a cada regalo, sintió un nudo en la garganta, como si realmente estuviese arrepintiéndose. Entonces, observó la caja de terciopelo que seguía descansando en la mesa de noche, enseguida de la taza de porcelana llena de té; a pesar de ser pequeña, era un poco larga, pues cabía en una de las palmas en las enguantadas manos de Shadow. Aguantando la respiración, tomó la cajita con sumo cuidado, con Amy percatándose de lo dudoso que estaba al abrirla, como si le tuviese un tremendo miedo. Su cuerpo se relajó una vez que los aceitunas ojos de Rose resplandecieron en ternura al ser testigos de lo que había adentro: una cadena dorada, gruesa, con detalles grabados y un dije de lo que parecía ser una gema roja.
—Esto me lo dejó hace apenas una hora en la recepción del edificio —rompió el tenso silencio Shadow, en un murmuro. El tono de su voz era delicado y suave, como si al volver a ver el regalo se le fuesen todos los males.
—¡Shadow! ¡Es precioso! —elevó su voz Amy, tratando de murmurar también, no obteniendo mucho resultado por la emoción del obsequio. Serena, observó como Shadow le hacía un gesto para que lo tomara y pudiese observarlo mejor; ella hizo caso, agarrando la caja con ambas manos para acercarlo a su rostro y darle un vistazo, tomando la joyería desde el dije— ¿Esto es...?
—Incrustación de rubí, Rouge lo comprobó —esta vez, Shadow habló normal, sin rodeos; sus ojos no dejaron de analizar los movimientos de Amy, con toda su atención en las bonitas facciones de la eriza—. No hay de esos en esta región.
—Por Chaos, ¡esto es demasiado elegante! —más conmovida que él, Amy simuló abrazar la cajita como si se tratase de un pequeño animal indefenso— No sabía que usaras este tipo de joyas.
—No uso joyería —admitió Shadow, negando con la cabeza, aun con su monótono semblante. Sus anillos inhabilitadores no contaban como joyería porque eran una necesidad , no un lujo . La eriza, mostrándose confundida, frunció el ceño entretanto él se pasaba la lengua por los colmillos, prosiguiendo—. "Conseguido en Spiral Hill" , decía la nota. Estoy seguro de que conoces a alguien que haya estado allí en estos días —le cuestionó ahora él, acomodándose en el respaldo del sillón.
Sin dificultad alguna, la conversación que habían tenido aquella tarde llegó a la mente de Amy más rápido de lo que hubiese podido recordar. A su punto de vista, Shadow parecía realmente no esperar una respuesta, sino más bien a que entendiera la clase de indirecta que le daba —a pesar de que él ni se dignaba a usarlas porque solía decir directamente las cosas—. Sin embargo, la eriza estaba interpretando todo tan rápido que, según su propio pensar, ninguno de los dos necesitaba decir el nombre en voz alta para saber que se referían al mismo erizo que en esos últimos días surcaba sus ideales.
Entonces, varias preguntas tuvieron sentido después de tanto tiempo.
Amy, tal vez erróneamente, supo.
—Shadow, sobre eso... —inició ella, tratando de encontrar las palabras correctas para hacerle saber sobre su pequeño error.
—Estoy suponiendo cosas —aclaró Shadow, retomando la palabra, sin dejar que continuase. La eriza, todavía con la caja entre las gentiles y enguantadas manos, lo dejó continuar—, no tengo idea de quién sea esta persona. Lo único que sé es que no me ha dejado tranquilo, podría ser perfectamente un acosador porque dice que me observa seguido —destacó, observando el semblante preocupado de la eriza que quedó más desconcertada de lo que ya se encontraba—. He encontrado coincidencias que no son de mi agrado.
—Bueno, no creo que yo tenga mucho que decir al respecto... —le siguió Amy, dándole una última ojeada al collar para cerrar la cajita y dejarla en la mesa de noche.
En cuanto subió la mirada de la aterciopelada cajita para dirigirse a Shadow de nuevo, pudo ver cómo el rostro del erizo mostraba otra mueca, no muy contento con su respuesta.
Para Shadow, parecía ser la indicación de que Amy no quería participar más en esa conversación. No iba a dejar que allí se terminara todo.
—Yo diría que, al contrario —comentó, dedicándole unos fieros ojos, leyéndole el lenguaje corporal; Amy se acomodó en el asiento, todavía nerviosa por su actitud—. Lo que me estuvo obsequiando al principio fueron unos postres que se parecen a los que haces... en tu local —un poco dudoso, se dignó a hacerle saber.
—¿Esta persona... encargaba cosas para ti? —preguntó ella, un tanto miedosa ante la respuesta— ¿Eso es lo que me quieres decir, Shadow?
Shadow le vio el rostro, como si estuviese esperando por una afirmación divina a la par en la que esperaba por su contestación. Él, con una ligera sonrisa, le negó con la cabeza.
—Una vez, me dejó una nota diciendo que alguien le hacía el favor de hornear los postres que me estaba dando, pero que "no estaba seguro de si podía hacerlo seguido..." —y entonces, Shadow fue testigo de cómo las facciones de Amy cambiaron de la confusión a la realización en cuestión de segundos, dándose cuenta de algo. Él volvió a su estoico semblante, portándose serio ante ella— Voy a confrontar a esta persona, Amy; tengo que saber por qué me ha estado mandando cosas sin sentido —de repente, la voz de Shadow se volvió tajante, frío; la eriza sintió un vuelvo en el estómago, sintiendo la amenazante aura.
—¿P-Por qué no lo has hecho? —titubeó ella, con la curiosidad como arma de doble filo.
Porque no soy bueno hablando sobre esto, porque no lo había considerado hasta ahora, a Shadow le llegaron demasiadas excusas a la cabeza, porque no lo creía importante hasta apenas unos días, porque no había pasado nada entre nosotros , pero cada una de ellas se volvía más innecesaria que la anterior.
—Cierto aspecto de mi vida personal depende de su respuesta —fue lo que optó por contestarle de forma ambigua para no querer especificarle que su inexistente relación amorosa dependía de la respuesta del anónimo, luego de unos segundos en silencio mientras pensaba en cómo hacérselo saber—; es difícil ponerle una etiqueta a este inconveniente.
—¿Y has pensado en qué pasaría si no es quien tú crees? —de nuevo Amy, esta vez consternada, rascándose la cabeza— Sólo pregunto, no es que de verdad lo piense...
Shadow no supo cómo identificar el sentir que le ocasionó detectar la incertidumbre en Amy. Algo en él se movió, tratando de analizar qué era lo que le inquietaba a la joven, pues no hallaba muy común su titubeo.
Por supuesto, lo que menos esperaba la eriza, era ver cómo la seriedad de Shadow se convertía en absoluta burla al tema.
—No hay posibilidad de que eso ocurra —frunció el ceño Shadow, entrecerrando la mirada, mostrándole los colmillos; con un gesto rápido, se movió un poco para acercarse a ella, sin quitarle la vista de encima hasta que su propio brazo quedó en el respaldo derecho del sillón; un mal movimiento, y Shadow podía tomarla del brazo y acorralarla. Amy, con el terror invadiéndole al darse cuenta de que Shadow había roto su propia burbuja de espacio personal, se quedó tiesa, con los ojos tan abiertos al ser tomada por sorpresa—; yo sé quién es. Lo obligaré a que lo confiese y, cuando lo admita, le recordaré que estuvo jugando solo en el fuego por mucho tiempo... Sin un segundo jugador que le haga competencia, no es justo y tendrá que pagar por burlarse de mí —continuó él de forma intensa y segura, retomando su frío tono.
Amy sintió el latido de su propio corazón en la garganta, no por miedo o nervios sino por la cercanía con la que Shadow había optado para susurrarle las cosas. No recordaba un momento exacto, en el pasado, donde le hallase tocado estar en la misma situación justamente con él; recordaba algunas de las salidas con sus amigos donde Shadow y ella platicaban, pero no pasaba nada fuera de lo habitual como conversaciones típicas y sin intención alguna. De igual manera, entendía que el erizo ya tenía sus ideas centradas, y no parecía querer cambiar su decisión de ir tras la persona en la cual parecía que ambos pensaban. Recargándose hasta el respaldo del sofá, tratando de alejarse un poco de él por la intimidación, Amy comenzó a sentirse extraña pero no incómoda. Comprendía de dónde estaba saliendo todo aquello, pero lidiar con los mártires de Shadow no era algo común que hiciese todos los días.
En cierta parte, ahora entendía el estrés que Rouge sufría al querer hablar con él; era verdad, Shadow no quería escuchar a los demás, pero sí quería que lo escucharan a él. Entonces, por alguna razón, su cerebro reaccionó ante las palabras del erizo... Lo que le había dicho, ¿era una amenaza contra la persona de la que hablaban?
No, eso ella no lo iba a permitir otra vez.
—¡Shadow, eso no...! ¡Ugh! —negó ella con su cabeza, tratando de ignorar el malestar que le había provocado, no teniendo mucho cambio por parte de él, quien relajó los músculos y las facciones al escuchar su nombre; Amy, decidida, se acomodó en el sofá para demostrarle que no la iba a intimidar como él creía— ¡La violencia no resuelve nada, mucho menos estas cosas! ¿No te quedó claro? —le negó rotundamente, haciéndole ademanes con las manos también en desaprobación. Él volvió a hacer otra mueca, rodándole los ojos por el fastidio— Nunca creí que estaría defendiendo a Sonic de esta forma contigo, pero yo le dije que era mejor que hablaran sobre estos temas en person... —quiso terminar de hablar, pero se interrumpió a sí misma con un grito ahogado, llevándose una mano a los labios al percatarse de lo que había hecho.
Shadow y Amy sostuvieron miradas por breves segundos antes de poder decir algo sobre la tensión con el que se quedaron procesando lo que pasaba, con ella en pleno shock ante sus propias palabras y con él en plena conmoción ante el nombre del misterioso anónimo. Con el asombro en los cuerpos y mentes, parecía un detalle insignificante nombrar a la persona de la cual hablaban, de no haber sido porque, bueno...
—Yo no te dije que se tratara directamente de Sonic —aseguró Shadow, murmurándole, rompiendo el silencio. La impresión en sus carmesís ojos fue lo que lo delató de no esconder sus sentimientos a pesar de que sus facciones estaban estoicas, tratando de que sus emociones no le consumieran por dentro, no queriendo perder la compostura por fuera—. ¡Ya sabías lo que hacía, has sabido todo este tiempo! —continuó, aclarando en voz alta más para sí mismo que haciéndole entender a ella.
—¡No! Bueno, tal vez... ¡No, espera! ¡Yo también estoy asumiendo cosas, Shadow! —elevó su voz Amy, más nerviosa por haber soltado el nombre, como si se tratara del mismísimo Doctor Eggman en plena batalla. Shadow no pudo evitar volver a fruncir el ceño, confuso ante sus declaraciones, levantándose de su asiento para confrontarla— ¡No estoy segura si se trata de él, pero no me sorprendería si lo fuese!
—¡¿A qué te refieres?! —Shadow no quiso gritarle, pero la exasperación se apoderó de él en cuanto vio que Amy también se levantó de su lugar, tratando de encararlo. El ligero trauma de que ella también le escondiese algo, al igual que Rouge, le estaba carcomiendo los adentros.
—Yo preparé las galletas de chocolate que Knuckles y Tails te regalaron cuando ustedes llegaron de Sunset Hills , pero del resto de postres es una larga explicación. No pensé que todo escalaría hasta llegar a algo como... —y exasperada, tomó la cajita de terciopelo para abrirla y mostrar la cadena, enseñándosela con cierto despecho— ¡Esto! ¡Esto definitivamente no tiene la marca de Sonic por ninguna parte! ¡¿En qué momento fue capaz de hacer algo así?! ¡No lo sé! —quiso aclarar al final, tratando de que todo estuviese en orden.
Fue cuando a Shadow le cayó todo como un balde de agua fría. Le ganó la intriga, la inseguridad y la confusión a pesar de tener las respuestas frente a él. Sin darse cuenta, su emoción al confirmar una vez más la identidad del anónimo se vio opacada por la decepción que sentía tras las cuestiones de Amy, porque para ser honestos, lo que Rose decía era lo mismo que él había pensado al ver por primera vez el collar... Aquello no parecía algo que Sonic pudiese darle ni en sus mejores sueños o en sus peores pesadillas.
Se sentía muy irreal obtener un gesto así por parte del héroe, pero muy en el fondo quería creer que había una diminuta posibilidad de que así fuese porque eso significaba, tal vez, que Sonic pensaba también en él. Para su desgracia, encontraba un sentimiento horrible al no ser el único que dudaba de ello. Quería, por primera vez en toda su vida terrestre, estar equivocado. No sólo era Rouge cuestionándole si el azulado erizo le había dado aquel regalo por mero cariño o culpa, sino también Amy haciéndolo dudar sobre si Sonic podría ser capaz de darle un lindo detalle como ese.
—Shadow, lo lamento, no quise sonar grosera, no lo decía con mala intención... —la apenada y dulce voz de Amy lo devolvió a la realidad, con ella dándose cuenta de cómo él se giraba exhausto para evadirla mientras fruncía el ceño, harto.
Shadow se quedó observando un punto muerto en la alfombra antes de sentarse abatido en el sillón, con las orejas bajas, producto de la desilusión que comenzaba a sentir por lo que reflexionaba junto a ella. Con una última ojeada a la resplandeciente joyería y un suspiro, Rose se relamió los labios, pensativa. Se quedó esperando a que el erizo le dijese algo, pero al verlo tan absorto en sus propios ideales entretanto recargaba sus antebrazos en sus rodillas, todavía con la perdida mirada al suelo, Amy supo que tenía que hacer algo.
Con el corazón partido en pedacitos, decidió que era hora de ser sincera no sólo con Shadow, sino consigo misma.
—Sonic había estado muy raro durante meses —dijo al aire, no esperando mucho a que Shadow reaccionara. Sin embargo, el aludido levantó la mirada para encontrarse con la avergonzada de ella; con una última ojeada al interior de la aterciopelada cajita antes de cerrarla, pero mantenerla entre sus temblorosas manos, Rose volvió a sentarse en el sofá individual para quedar a la misma altura que él—, fue justo después de su cumpleaños en la Villa de Apotos*, tal vez no lo hayas notado. Solíamos hablar sobre la actitud de Sonic porque empezó durante el lapso en el que tú también estabas más distante de lo normal y Rouge coincidía con nosotros, así que se nos hacía un tanto difícil creer que ustedes estuviesen en el mismo "estado emocional"; era una coincidencia muy sospechosa —continuó, esta vez con Shadow irguiéndose hasta acomodarse para verla mejor, un tanto incrédulo—. Unos días antes de que se fuera de sabático, hablé con Sonic porque le confesé mis sentimientos formalmente después de varios años; quise hacerle saber que lo esperaría, no importaba qué, porque mi corazón no puede engañarse a sí mismo, incluso ahora, Shadow... Yo no contaba con que él ya tenía otros planes. Cuando me di cuenta, ya era tarde para mí —subió sus hombros, queriendo restarle importancia.
Una cálida sonrisa apareció en el bonito y delicado rostro de Amy, indicando que al contrario de lo que Shadow pensaba, ella trataba de mantenerse igual de alegre a pesar de lo que relataba. El confundido semblante del erizo se tornó al shock puro cuando se percató a lo que se refería.
Sonic la había rechazado.
—Un día estábamos teniendo un picnic mientras yo le confesaba mis sentimientos y a la semana siguiente él estaba yéndose lejos, sin darme explicaciones —prosiguió ella, esta vez un poco más seria, tratando de recordar bien los hechos. Shadow entrecerró los ojos, hallando un patrón que no le estaba gustando mucho junto a su situación actual—. Sobre ese viaje no le dijo a nadie en dónde iba a estar; es normal en él ese tipo de decisiones: no se despide, sólo hace las cosas. Días más tarde, y porque Knuckles me lo dijo a mí, nos enteramos que estaba en Christmas Island con el Old Man Owl* *.
Shadow sentía que iba a vomitar, no por recordar con perfección cada uno de los detalles que ella le describía, sino por lo estúpido que había sido todo este tiempo sin darse cuenta. Ya lo había dicho, ¿no? Creía haberlo admitido varias veces en esa noche.
Él sabía sobre ese viaje porque había recibido mensajes de Sonic diciéndoselo; sabía sobre Christmas Island —la isla en la cual Sonic había nacido— y el viejo búho —que había fungido como tutor los primeros años de vida del héroe— por mera explicación de Knuckles en el mismo lapso en que la ausencia del erizo se notaba, y donde Shadow había comenzado a acercarse más al equidna y la eriza rosada por petición de Rouge; donde pasaban tiempo los cuatro, junto a OMEGA, al reunirse ocasionalmente para investigar pistas del Doctor Eggman, a comer, a salir al mall... A sobrellevar un pedazo de su vida terrestre. Todo ese tiempo, Shadow lo había usado para seguir con su día a día, sin pensar realmente en un futuro constante a pesar de que él y Sonic seguían sin aclarar lo de sus íntimos encuentros, que eran los que los habían posicionado en aquella situación donde se trataban como extraños, pero se procuraban como amantes.
Con la explicación de Amy, Shadow presentía que, a diferencia de él, Sonic había usado todo ese tiempo para procesar lo ocurrido entre ambos. No sabía cómo ponerlo en sus propias palabras, pero sentía una corazonada al decir que por eso Sonic se hallaba más seguro de lo que hacían, desde que se habían reencontrado a inicios de ese mes.
—Escucha, Sonic y yo sólo somos amigos —una vez más, Amy le repitió como si estuviese convenciéndose a sí misma en el proceso. Shadow no necesitaba más evidencia, pues ahora comprendía mejor la situación entre ellos y lo aceptaba: había un sentimiento de por medio que no era correspondido y sólo se desarrollaba una amistad de años, no había más—. Me preocupo por él, tal como Tails y Knuckles lo hacen, porque Sonic nunca ha sido alguien que se deje llevar por sus emociones negativas, y para nosotros es un poco extraño verlo así. Insistí en saber si ustedes estaban juntos ya que he notado que ha vuelto a estar distante ante nosotros —fue sincera, y Shadow sintió un malestar en el pecho al querer incluirse también—. Llevaba semanas sin aparecerse en Angel Island cuando tenía meses visitando seguido a Knuckles, incluso Tails dice que la mayor parte del tiempo no sabe dónde está.
—Dijiste que iba todos los días a tu cafetería —soltó Shadow, con la inquietud en el seco corazón al escucharla decirle lo que él temía.
—Lo hace, pero no se queda mucho tiempo conmigo porque aprovecha para ir a hacer las entregas y se pasea por la ciudad; a veces sale de la región, incluso ha llegado a parar a otras zonas con tal de distraerse y de repente ya no sé nada de él hasta el siguiente día o porque viene directo hacia acá... —y entonces, el erizo hizo una mueca, preguntándose, entonces, si el azulado héroe llegaba al hogar de Rose con tal de tener un lugar donde dormir porque no encontraba pista alguna de ello— Shadow... Sonic no siempre ha sido alguien comunicativo y eso todo el mundo lo sabe, porque no es una persona que exprese sus sentimientos a menos de que esté cien por ciento seguro de ellos. Es difícil saber qué piensa a veces porque no es un erizo predecible —volvió a hablar Rose, dejándoselo claro. Él, esta vez reflexionando con cada una de sus oraciones, volvió a su estoicidad cuando la vio más serena, decidida a continuar—. Hay cosas que tal vez nosotros podamos ver de cierta forma, cuando en realidad Sonic puede que no las haga con la misma intención.
—¿Por qué me dices esto? —cuestionó Shadow, monótono, tratando de no sonar más confundido de lo que ya se encontraba.
—Dialogar con Sonic sobre asuntos emocionales que lo involucren a él, a veces, es como hablarle a una mosca en la pared... o directamente a la pared —soltó Amy con una apenada sonrisa, intentando bromear. Shadow, por otra parte, le dedicó un semblante combinado entre la confusión y la exasperación, exigiéndole una clase de explicación porque en definitiva no estaba entendiéndole mucho. Entonces, rendida por completo, la eriza dio un suspiro y prosiguió—. Quiero que tomes en cuenta que mi experiencia con él puede ser diferente a la tuya... No sabemos cómo piensa, es difícil imaginarse algo con certeza porque sale con muchas sorpresas.
—No te estoy comprendiendo —dijo Shadow, seco, sin pestañear.
—¡Por Chaos , Shadow! ¡Lo que quiero decir es que Sonic reaccionará a lo que le digas sólo si le interesa lo que ve u oye; y si no escucha soluciones, él hará las suyas propias aunque a ti no te guste! —suspiró Amy exasperada, haciéndole una mueca.
Se quedó estático, pensando en la última oración dicha por la eriza. Sin embargo, la lógica le ganó y se halló rodando los ojos, aún más cansado mentalmente de pensar en lo rebuscado que era el asunto. ¿No podía decirle eso desde el principio? ¿Por qué ponerle drama a todo? Se hubiese ahorrado muchas cosas así.
—No sé cuál sea la situación ahora, pero hace meses escuché que era un secreto a voces el que ustedes se gustaran. A mí no me convencía mucho... hasta que los vi en el Club Rouge —dijo de repente Amy al aire con una sonrisa más cálida, sin buscar realmente una respuesta. Aun así, Shadow la escuchó fuerte y claro, con el bochorno subiéndosele hasta el rostro; no se ruborizó como tal, pero sus ojos se abrieron tanto como su rostro se lo permitía por la vergüenza de tener que escucharla a ella diciendo tal cosa. Quiso preguntarle cómo, desde cuándo o por qué de ello, pero la misma eriza se limitó a reír ligeramente, interrumpiéndolo— Te dije que la modestia no era tu estilo —y le guiñó un ojo, esta vez más divertida.
—Nosotros no... —se apresuró Shadow a querer puntualizar.
—Por favor, Shadow, ¿nunca viste cómo te miraba a lo lejos? ¿Escuchaste, alguna vez, cómo se expresaba de ti con otras personas? —preguntó ella con ternura, levantándose hasta sentarse a su lado en el largo sillón, con la cajita de terciopelo todavía en una de sus manos; él, en todo el tramo de su caminar, no dejó de mirarla con unos ojos esperanzados, como si le pidiese de manera sutil que siguiese describiéndole la perspectiva de su admirador — ¡Era taaan lindo!
Por primera vez en toda esa madrugada, Shadow sintió el corazón palpitarle de una manera agradable, cálida, esperada; su respiración se reguló, sin haberse dado cuenta antes de que pareciera haberla estado aguantando por los nervios y el desconcierto. No tenía ningún otro malestar en la cabeza, el estómago o las piernas, y su mente no tenía espacio para otra cosa que no fuese imaginarse el bonito rostro del héroe sonriéndole burlón, tal como lo había visto pocas veces antes de besarlo.
Por desgracia, sus más profundos ideales se apoderaron de él hasta crearle un inexplicable miedo al rechazo y una desconfianza. No sabía de dónde se había originado tal sentir, pero la realidad le pegó en la espalda justo cuando se percató de que Amy seguía sosteniendo su obsequio , como si lo estuviese protegiendo con su vida, como si le pidiese entre indirectas que depositara su fé en sus palabras.
—¿Cómo puedo confiar en lo que dices? —comentó monótono, viéndola directo a los aceitunados orbes, empujando todas sus emociones hasta el final de sus adentros.
—Porque cada que lo hacía, yo deseaba que él me viera de la misma forma a mí —contestó ella, aún con esa característica y tierna sonrisa en su delicado rostro; él, por otro lado, sintió una pesadez sobre los hombros al oírla tan cerca. Su perfume con olor a vainilla y rosas le impregnaba en las fosas nasales, dejándole un agradable aroma—, y si tengo que repetirlo hasta que me creas, entonces estaremos sentados aquí toda la noche... Puedes quedarte a dormir, si quieres —añadió, tratando de bromear con él, con una risita.
Shadow se quedó estático, no pudiendo digerir bien lo que había escuchado. Su rostro no movió ninguna de sus facciones, ni se dignó a mostrar cómo el corazón le daba vueltas al igual que la vergüenza se apoderaba de su cuerpo, provocándole una calentura en la cara como en las orejas; las manos sudorosas que le humedecían los guantes, con tremendas ganas de gritar a los cuatro vientos lo mucho que odiaba estar allí a su lado escuchando todas aquellas confesiones.
Aun así, Shadow no pudo resistirse a desviar la mirada y girar el cuerpo hasta recargarse en el respaldo del mueble, alejándose un poco de ella; su semblante perdido, sin querer demostrar el caos que había en sus adentros con esa simple frase. Quería arrancarse el estómago, rascarse la piel, morderse las venas hasta desangrarse... Ya no sabía cómo procesar tantas cosas porque sentía que en cualquier momento se mudaría a las montañas a vivir solamente de insectos y contacto cero.
No era posible que, de igual forma, con todos y cada uno de sus problemas, Amy parecía ser la única que lo entendía y le decía la verdad sin tener que suplicarle de rodillas. No era posible que, aun después de tantos años en los que apenas y habían entablado conversaciones tan banales y casuales, ella se preocupara por su bienestar. No era posible que aun cuando Shadow parecía ser la razón del por qué su ser amado no le correspondía, Amy seguía apreciándolo como si fuese uno de sus más íntimos amigos, como si fuesen una familia, un hermano para ella...
No era posible que incluso en aquel momento, tal como lo recordaba en su primer acercamiento durante los eventos del A.R.K., le hacía sentir como si estuviese hablando con María Robotnik. Era demasiado para él. Ella era demasiado buena para él; de verdad, Shadow sentía que no se merecía su compasión ni su perdón y aun así ella le mostraba una genuina preocupación y estimación.
Tal vez, en otra vida, Amy y él hubiesen sido unas perfectas almas gemelas.
—Él y yo no tenemos nada, Shadow; sentía que me metía entre ustedes porque yo no sabía que tú le correspondías. Yo sólo... Quería estar segura de mis sentimientos hacia él también —por tercera ocasión, Amy le repitió en un murmuro, serena con tal de no volverlo a incomodar—. Por favor, confía en mí.
—¿Por qué eres tan insistente? —preguntó él, aguantándose las ganas de lagrimear por todas las emociones que guardaba; la eriza soltó una ligera carcajada— Te oí la primera vez...
—¡Te conozco! Seguro piensas en lo que te dije esta tarde; actué por impulso y te pido una disculpa... No fue mi intención hacerte dudar de tus sentimientos, ni de Sonic o toda esta situación —mencionó ella, con una sonrisa apenada. Luego, con Shadow dedicándole una comprensiva mirada, ella prosiguió—; pero, tú dijiste que no sabías lo que había entre ustedes y yo recordé que...
—Es cierto —afirmó interrumpiéndola , suspirando derrotado—, no lo hemos conversado.
—Bueno, si eso es verdad... ¡Deberías abrazar más tus sentimientos! —le elevó la voz la eriza, como si estuviese regañándolo; él, sorprendido, le hizo una mueca— ¿Qué te detiene de hacerlo?
Shadow la observó unos cuantos segundos, tragando saliva.
La última vez que se habían visto, Sonic sólo le había preguntado algo sin importancia. Shadow no recordaba un momento exacto en el que se hallasen cuestionado uno al otro qué tipo de relación tenían, o si al menos tenían derecho uno sobre el otro, y como el héroe azulado ya no lo había visitado pero el anónimo secreto seguía dejando sus regalos, Shadow sólo entraba en mera duda.
Por alguna razón, Shadow tenía el presentimiento de que no tendría noticias de Sonic o de su admirador si seguía escarbando en el mismo tema.
—La noche del concierto, Knuckles estaba furioso por tu comportamiento; decía que ya no podía defenderte más y que aun cuando había tratado de todo para acercarse a ti, de cierta forma terminabas alejándolo y él estaba harto… Tal vez le dijo lo mismo a Sonic —habló Amy; susurrándole al recordar que Rouge seguía en la cocina, esperando a que terminaran. Ante el gesto, Shadow pareció entenderla, dándole un vistazo a la puerta que dividía la sección entre la sala y la cocina, devolviendo su carmesí y exhausta mirada hacia ella—. Se escuchaba decepcionado al igual que Rouge, pero ella trató de convencernos de que no estabas bien y que tan pronto como te recuperaras, hablaría contigo.
—No lo hizo —entrecerró sus ojos Shadow.
—No me sorprende —rió bajito ella, y Shadow rodó los ojos entretanto una muy diminuta sonrisa aparecía en su rostro, resignado. Amy suspiró, continuando—; yo me quejé esa noche porque, perdona que te lo diga hasta ahora, no encontraba justificación alguna a la violencia que habías ejercido contra Sonic en un momento tan... Bueno, nos dolía ver cómo él se preocupaba por ti, así que Knuckles se molestó más cuando supo lo que habías hecho. No ha ido a visitarte ni te ha dirigido la palabra, ¿cierto? —al final, preguntó inocente.
Pero Shadow no supo si ella se refería a Sonic o Knuckles, y optó por hacerle el malentendido. Mirando un punto muerto en la alfombra al recordar el desarrollo de los eventos, entendió por qué no había recibido al equidna en aquellos días de descanso aun cuando Rouge parecía invitarlo al departamento. Para ser francos, no se había dado cuenta porque su mente estaba en otras cosas, pero al menos aquello ya tenía explicación.
Sin embargo, a Shadow se le hizo extraño que la molestia del equidna durase tanto ... Tal vez, ¿seguía enojado con él?
—Todos te estimamos mucho, Shadow, más de lo que crees —oyó la dulce voz de Amy surcándole las ideas, desconcentrándolo—. Ahora yo entiendo mejor lo que en el pasado no comprendía... El problema de esa noche no fue lo que ocurrió antes o después, sino el momento exacto en el que Sonic no supo qué hacer cuando se le acabaron las opciones para lidiar contigo. El enojo de Knuckles y Tails supongo que es por eso: en que no escucharon una disculpa de tu parte hacia Sonic... Creo que te vieron como una amenaza —finalizó, suspirando.
O una carga, pensó Shadow, absorto en sus pensamientos, sintió un gran bochorno al analizar cada una de las palabras de la eriza. Él sabía, aun después de tantos años, que había mucha gente que seguía viéndolo con cierto peligro o miedo así que no le importaba mucho lo que dijesen de él; jamás le había puesto atención a los rumores que las personas inventaban de él en el bajo mundo, ni en las ciudades más cercanas o en la misma agencia de G.U.N. donde veía a otros de sus colegas.
Pero, por supuesto, en todo el lapso de su vida terrestre, nunca se había imaginado que los amigos de Sonic entrarían en aquel aspecto. Shadow quería convencerse a sí mismo de que no le importaba lo que Knuckles o Tails pensasen de él, pero... ¿Por qué le avergonzaba que ellos lo viesen de esa forma? Incluso con la rosada, sentada a su lado, se sentía un poco juzgado. Tal vez se debía a la cercanía entre ellos cuatro, o quizá al hecho de que ellos tres eran el pilar de confianza principal de Sonic, o probablemente...
Sí, lo seguían viendo como una amenaza para Sonic.
—¿Tú... me ves cómo una? —cuestionó en un susurro, dedicándole una agobiada mirada mientras trataba de que la coherencia se quedara de su lado.
—No, Shadow, yo... Nunca te he visto así —negó Amy una vez más, apenada hacia él; lo cierto era que Amy lo veía como alguien emocionalmente vulnerable, y le dolía verlo tan roto. El erizo soltó un pesado suspiro, como si hubiese estado aguantando la respiración, más tranquilo al oírla—. Quizá podrías intentar disculparte... ¿Qué puedes perder?
—Dignidad —los dos giraron su vista hacia la entrada de la cocina al escuchar la seductora voz de Rouge en un tono burlón, recargada en el marco de la puerta, cruzada de brazos. Shadow frunció el ceño entretanto Amy, un poco decepcionada, le dedicó una mueca—. ¡Lo siento! No pude evitar escuchar eso último y tenía que intervenir... Además, Shadow no lo dirá, pero lo único que le preocupa es perder la compostura frente a Sonic. No hay más.
—¿Su dignidad y orgullo son más importantes que salvar su relación con sus amigos y... su extraño noviazgo con Sonic? —esta vez, Amy un tanto dudosa y sin malicia pero con toda la intención de defenderlo, se levantó del sillón para posar sus manos a los costados de su cintura, mostrando irritación, enfrentando a una sonriente Rouge que subía sus hombros para deslindarse del tema.
—¡Sonic no es nada mío! —elevó la voz Shadow, harto e ignorando aclarar que ni el equidna ni el zorro eran parte de su círculo íntimo de amistades, dirigiéndose a ambas. La murciélago relajó los músculos y bufó, ya expectante ante el comentario; la eriza, todavía con la caja de terciopelo entre una de sus manos, procedió a también cruzarse de brazos al escucharlo, paciente con él— ¡Sonic y yo no tenemos algo, no construimos algo, ni concluimos algo! Nosotros sólo...
Dormimos juntos , fue lo que quiso decirles pero se quedó callado, como si en el preciso instante se hallase percatado de que estaba hablando de más, pues la única imagen en su cabeza era el atrevido semblante que el azulado héroe le dedicaba en cada uno de sus encuentros mientras le susurraba su nombre. Shadow no pudo evitar rememorar las veces que había tocado la piel de los brazos y el pecho de Sonic; no podía dejar de pensar en los húmedos labios tras besarlo de forma pasional durante largos ratos hasta que no podían respirar, de los temblores que daban sus propias manos y garras al acariciarle dudoso las púas de su espalda, de exhalarle en la cara, de sentir el palpitante corazón, de quitarle los guantes hasta tomarle y apretarle las manos con demasiada estimación...
Entonces, todavía con la pena en sus cabales, la punta de las orejas se le pusieron rojas; sintió caliente el cuerpo, lleno de bochorno al rememorar el extasiado momento, y en su semblante apareció un muy ligero rubor que apenas y pasó desapercibido para la eriza rosada...
Pero no para su colega, la murciélago.
—¿Ustedes sólo...? —interrumpió el ambiente Rouge, acercándose al dúo hasta quedar parada a un lado de Shadow, queriendo que terminase. Al contrario de Amy, que se mostraba curiosa y paciente ante él, la murciélago alcanzó a arquear ambas cejas pero, al no escuchar la continuación, observó cómo Shadow pestañeó varias veces, se aclaró la garganta algo incómodo, y rascándose una de las púas mientras miraba el piso con tal de no encararlas, ella entendió a donde quería llegar— Oh . Bueno, eso explica varias cosas entre ustedes y... ¡Chaos! —divertida, lo inspeccionó de pies a cabeza, mostrando un semblante impresionado a la vez en que se llevaba una de sus manos a la boca en son de realización. Shadow, por su parte, se acomodaba en su lugar un tanto cansado de tener que oírla pretendiendo estar sorprendida por sus actividades sexuales— ¡Wow! ¿Quién hubiese imaginado que tú, de todas las personas, estarías así ? —y soltando una remarcada carcajada, Rouge se burló en voz alta de él, logrando que se levantara a enfrentarla al ser tomado por sorpresa.
—¿De qué habla? —se pronunció Amy entre ellos. Shadow le dedicó una avergonzada pero amenazadora mirada mientras ella subía sus manos, en defensa. Entonces, suspirando e ignorando el tema, decidió proseguir con el punto anterior— ¡Cómo sea! ¿De verdad esperas a que las cosas se resuelvan solas? ¿Vas a quedarte allí hasta que Sonic te busque? Porque te vas a morir sentado, Shadow —y acercándose a él para cerrar la distancia entre los tres, Amy fue testigo de cómo Rouge dejó de reír poco a poco hasta ponerse seria, escuchándola también—. Por Chaos , deberías tener mejor control emocional. ¡Deja de sentir lástima por ti mismo y afronta tus consecuencias! —esta vez gritó, ganándose una sonrisa orgullosa de Rouge, posada más atrás de Shadow.
—¡No dirías eso si estuvieras en mi situación! Un día estás tan cerca de él y al mismo tiempo tan lejos... —lleno de valor para hablar sobre el tema con las dos mujeres, Shadow entrecerró sus ojos e hizo ademanes con una de sus manos, mostrando su exasperación. El tono de su rasposa voz, como si le costase hablar, se escuchaba más intenso con cada palabra. Dirigiendo sus carmesís orbes a la rosada, dejó de esconderle su incomodad y el dolor de los hechos que relataba—; un día crees que serán todo y a los cinco minutos no se concluye nada... Y él sólo corre y no le interesa saber qué hay detrás, porque no ve en retrospectiva.
—Ese es el asunto: tú te enfocas mucho en el pasado, Sonic no piensa mucho en el futuro... —los dos se voltearon a Rouge, quien se metió a la conversación para posicionarse enseguida de Amy, enfrentando las dos cara a cara al confundido de Shadow; la eriza, como si de repente se hubiese percatado de que seguía sosteniendo el obsequio de él, le tomó una de las manos para pasarle la caja de terciopelo mientras seguía distraído por el regaño de la murciélago— Sonic piensa muy a la larga en el futuro porque él vive en el presente, en el ahora. Su ahora, es que tú no te has acercado a él.
—Nosotras podemos decirte que soluciones esto de diferentes formas. Pero, lo importante aquí, es lo que tú creas correcto... ¿Qué es lo que quieres hacer tú, Shadow? —cuestionó ahora Amy, en verdad preocupada por él, señalándole con sus ojitos verdes la mano que mantenía el regalo de su admirador.
Shadow entendió el gesto, observando la caja que ahora estaba en su mano; levantándola para darle una ojeada, como si le inspeccionase cada detalle, se quedó absorto pensando en todo el martirio que estaba viviendo en carne propia.
—No quiero seguir así —soltó de repente, con ambas chicas mirándose una a la otra, confundidas.
—Claramente no puso atención —murmuró Rouge en la oreja a la rosada, quien frunció el ceño y le hizo un puchero— ¿De qué sirvió todo el discurso, entonces? —añadió después, tratando de no verse grosera, fallando en el intento.
—No te estarás rindiendo, ¿verdad? —la ignoró la eriza, cuestionando directo a Shadow, con Rouge arqueando una ceja, pensando en todos los posibles escenarios a los que él podía referirse.
—Yo... —se detuvo el aludido, tomando aire por el furor del momento.
Quería reflexionar como era debido todos aquellos asuntos, pero había algo bloqueándolo de poder pensar de manera correcta; quería muchas cosas, pero lo más importante que su cabeza captaba era poder volver a ver a Sonic. Necesitaba ver sus lindos ojos, su genuina sonrisa, escuchar su voz diciendo su nombre, sentir su temperatura, abrazarlo, simple y sencillamente tocarlo...
Su mente ya no podía pensar en algo más que no conllevase a Sonic. Le estaba dando una epifanía.
—Tesoro, ¿está todo en ord...? —trató de llamar su atención Rouge en un tono dulce para devolverlo al plano terrenal, sintiendo los mismos nervios que Amy al no escucharlo pronunciar algo.
—Me gusta Sonic —la interrumpió Shadow al aire, con la mirada perdida en la caja de terciopelo, soltando un suspiro que no sabía que tenía atorado. Sus afilados iris carmines fueron la prueba de que se sorprendió a sí mismo por su declaración, respirando de forma honda, subiendo la mirada hasta dirigirse a ambas chicas, entre decidido y atemorizado por lo que estaba a punto de decirles, observó como ellas le dedicaron unos semblantes impresionados, como si acabase de revelarles la ubicación de la novena maravilla del mundo—. Me... me gusta Sonic —repitió, como si estuviese terminando de convencerse a sí mismo, mostrándose más confundido que en paz.
Los tres se quedaron unos severos segundos en silencio, procesando lo que acababa de ocurrir. Rouge, no sólo perpleja al creer que jamás lo escucharía en voz alta decírselo sino también alegre por él, lo miró de directo a los decididos ojos, evidenciando lo seguro que Shadow se hallaba de su sentir; y Amy, sorprendida al principio pero pronto con pequeñas lágrimas y una gran sonrisa cálida al verlo en plena confianza, le soltó una pequeña risita nerviosa al estar feliz por él, llevándose ambas manos al pecho en son de conmoción.
—¡Eso ya lo sabemos nosotras, tontuelo! —soltó Rouge, rompiendo el silencio, interrumpiendo el bello ambiente entre ellos; ganándose otra mueca molesta de Amy y un suspiro exhausto de Shadow, quien se aguantaba la vergüenza al percatarse de que les había confesado su más profundo ideal, volteándose para no tener que verlas— ¡Díselo a él! ¡Enfréntalo tú!
—¡Rouge! —le gritó Amy, posando sus manos de nuevo en su cadera, incrédula ante la actitud de la murciélago que descansó sus párpados con una sonrisa burlona; la eriza sabía que así se llevaba el dúo, pero igual ella quería que se tomaran en serio el tema— ¡El amor es lo más bonito que hay en este mundo! Si esta es su primera experiencia y tuvo la confianza de decirlo frente a nosotras, ¿por qué no dejar que abrace el sentimiento para conocerlo mejor? —entusiasmada por los eventos, Amy se giró a Shadow, tomándolo por el brazo para darle su apoyo moral, dispuesta a hacerle saber lo mucho que ella lo apoyaba.
—Estoy segura de que a Shadow lo que menos le preocupa ahora, es que Sonic le corresponda, querida —pareció, más bien, aclarar Rouge para la eriza rosada.
—...Tiene razón, eso no es lo que me inquieta... por ahora —concordando con su colega, Shadow habló al aire, apreciando el gesto de Amy pero separándose de ella con cuidado—; no sé cómo reparar lo que hice mal —remarcó en un tono suave, pasando su vista de Amy a Rouge, esta vez consternado; pasándose la lengua por los dientes delanteros, Shadow reflexionó todos los eventos en aquellas semanas—, no sé nada de él desde el fin de semana. He pensado que se irá sin explicarme lo que ocurrirá después de nuestro último encuentro, o qué pasará la próxima vez que coincidamos —y temeroso ante sus propias ideas, chistó la lengua—, o si ya se terminó esta etapa de atracción y yo no me he dado cuenta.
De los tres, Amy fue la única que cambió su semblante hasta mostrar cierta preocupación al escuchar las palabras de Shadow. Algo pareció hacer click en su mente, como si acabase de conectar ciertos puntos.
—Pausa, cielo... —la murciélago hizo el gesto con sus mano y terminó sentándose en el sillón, preparándose para la densa plática que se avecinaba por lo que estaba pronta a preguntar— ¿Qué ocurre con lo de tu admirador entonces? ¿Existe algo que lo relacione a Sonic?
Con la pregunta, tanto Rouge como Shadow terminaron mirando entre curiosos y confundidos a Amy, esperando que ella confirmase lo que ya sabían.
—...Las galletas de chocolate amargo las hice porque Knuckles quería regalarles algo para recibirlos del viaje. Él quería que supieras que te aprecia... a su manera —de los nervios, Amy comenzó a jugar con la orilla de a blusa de su pijama, evitando la mirada del dúo cuyas reacciones se tensaron al volver a escuchar el nombre del equidna y no de cierto erizo—; incluso la idea de usar chocolate para el postre, la propuso Tails. Esa vez, sólo lo organizamos nosotros tres.
—¿Y cómo explicas el resto de los regalos? —volvió a animarse Rouge a preguntar, tratando de adelantarse antes de que Shadow pudiese decir algo.
—Yo preparé algunos de los postres porque creía que Tails y Sonic se los comían. Si es verdad que el admirador se trata de Sonic, lo cierto es que yo no lo sabía —y más serena, se dignó a mirar a un estoico Shadow que relajó los músculos, exhalando profundo al escuchar la verdad. Rouge, con una ceja arqueada, parecía no creerle—. Estoy segura de que Knuckles no sabe nada tampoco, nos hubiera dicho a alguna de las dos... Por más que quiera, tu amorcito no sabe guardar secretos —terminó, señalando a Rouge y a sí misma.
—Bien, tienes un punto... ¡Mi guapote no puede esconderme nada! —rió la murciélago, levantándose burlona, cosa que hizo rodar los ojos a Shadow, haciendo reír a Amy— Pero, si puedo poner algo más sobre la mesa, es que Knuckles me contó a mí sobre una lección que tú le diste referente al lenguaje del amor, cosa que el admirador de Shadow le escribe en una de sus notas al regalarle unas flores...
—¡Oh! Hay un taller que se imparte en la cafetería durante los fines de semana, que tiene que ver con la floriografía... ¡Quizá sea eso a lo que se refería! —ignorando su propio y pequeño malestar, trató de verse más emocionada al hablar de otro de sus nuevos proyectos— Son clases cortas sobre el proceso que debe de hacerse en los jardines botánicos y la creación de viveros; es muy interesante porque vemos el significado de las flores, y hacemos adornos, ramos y ramilletes con ellas. La Señora Vanilla lo lidera, de vez en cuando yo le ayudo y...
—Sí, adorable, precioso —la interrumpió Rouge un tanto sarcástica, con una sonrisa burlona mientras la eriza le hacía un puchero al no poder terminar su explicación—. Lo importante... ¿El Big Blue ha estado presente alguna vez en esas "clases"? —y le hizo comillas con las manos. Rouge volvió a arquear una ceja, dándole una ojeada rápida a Shadow para hacerle un ademán con tal de que pusiera atención a las rápidas respuestas con las que apenas y dejaba reflexionar a la eriza.
—No, a Sonic no le gustan mucho ese tipo de dinámicas —negó con su cabeza Amy, llamando la atención de Shadow, quien parecía entender el punto al que su colega quería llegar—. Lo he invitado, pero suele decirme que está ocupado.
—¿Y qué me dices de mi mejor amigo, Tails? —insistió la murciélago, veloz. Shadow se quedó estoico, observando como con cada una de sus cuestiones parecía sacarle nueva información a la pobre de la rosada que parecía recordar con cierta dificultad— ¿El pequeñín asiste a esas reuniones?
—Mmm... Sí, Tails y Knuckles son los que han estado algunas veces —asintió, esta vez, un poco pensativa Amy. El erizo, paciente al igual que su colega, se quedó esperando a que continuase; de repente, la eriza tronó los dedos, como si acabase de rememorar algo importante— ¡Oh! La semana pasada ambos estuvieron en una de las sesiones e incluso Tails armó una linda maceta... ¡Me dejó sorprendida con su elección de flores! Si no mal recuerdo, usó...
—Girasoles y begonias —fue Shadow quien irrumpió su reflexión al recordar uno de sus regalos, sorprendiéndola, logrando hacer que la eriza asintiera con más furor al estar de acuerdo.
— Bang! —simuló Rouge el sonido de una pistola, haciendo el gesto con una de sus manos hasta apuntar a su colega, como si estuviese haciéndole saber que había dado en el blanco al descubrir algo; Shadow frunció la nariz y el entrecejo, con la decepción y el coraje combinándosele dentro de su ser al percatarse, por fin, de lo que Rouge quería hacer relucir frente a él— Allí está el origen de este misterio.
Entonces, Shadow le dedicó una mirada furiosa a Rouge, quien se dignó a verlo a los fieros ojos entretanto sonreía orgullosa por descubrir la táctica con la que parecía que los anónimos trabajaban juntos. Él se pasó la lengua por los dientes, encabronado, con el enojo acumulándosele en lo más recóndito del alma, sin poder creer lo estúpido que había sido aquel tiempo al no darse cuenta.
Se sentía, de alguna manera, como si se hubiesen burlado de él. Se sentía imposible de digerir al pensar en toda la fantasía que había vivido aquellos días. Suficiente era con que Sonic lo tuviese reflexionando cada una de sus decisiones terrestres, y ahora le agregaba el hecho de que probablemente había jugado con él.
Se sentía hurtado de un sentimiento nostálgico que ahora parecía estar sólo en sus recuerdos.
—¿Dices que Tails se encargó de esos obsequios? —preguntó Amy, genuina e inocente, sacando de su trance al erizo que en cualquier momento tendría otra crisis.
—Podría ser, podría no ser... —subió sus hombros Rouge, juguetona a pesar de que sabía que Shadow comenzaba a pasárselo mal con su pequeño descubrimiento.
—Si es de ayuda decirlo, yo pensaba esta tarde que él y Sonic estaban en Spiral Hill haciendo un favor que les había pedido hace unos días —se llevó una mano al mentón Amy, pensativa—. Resultó que sólo fue Tails al pueblo por mis cosas; Sonic no lo acompañó porque se puso a entregar unos encargos de la cafetería. Lo acabo de recordar por la nota que dices que te llegó con la cadena... —y ella le dedicó una mirada apenada, con Shadow dedicándole un semblante más relajado, pero sin dejar de mostrarse molesto ante la situación— Si Tails estuvo en Spiral Hill el día de hoy que recibiste ese obsequio, es probable que él haya sido también quien lo comprara.
—Bang! Bang! —por segunda ocasión, Rouge simuló pistolas con sus manos, hartando a un exhausto Shadow que parecía querer tirar todo a su alrededor. Amy, observadora ante el dúo, tragó duro al ver como la murciélago tomaba la palabra mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a ambos— No sé en qué momento haya podido hacerlo, aunque supongo que tal vez se turnan para conseguir los obsequios... ¿Tú qué piensas, Shadow? —lo cuestionó, cruzándose de brazos.
Su colega parecía querer sacarle canas verdes de la irritación. Shadow no quiso dirigirle la mirada, quedándose perdido ante un punto muerto en la alfombra, perdiéndose entre sus pensamientos con tal de bloquear el enojo que procedía a emanar de él. No me gusta nada de esto , fue lo que se dijo a sí mismo mientras sentía el hervir de su sangre, lo primero que le hice saber fue que no me gustaba no tener las cosas claras y procede a hacer esto... Es un completo imbécil.
—¡Puedo estar equivocada, eh! —se metió Amy a la conversación, subiendo un poco sus brazos en meros nervios, logrando captar la atención del erizo que parecía tener un mártir dentro de sí— ¡Errar es normal para todos!
—¡No con todas tus pruebas! ¡¿Cómo podrías no estar segura de lo que dices?! —frunció el ceño él, encarándola, con un tono más que cabreado.
—¡Te dije que la mayor parte del tiempo, ninguno de nosotros sabe dónde está Sonic! —subió sus hombros ella, esta vez mostrándose apenada ante la verdad. Shadow chistó la lengua, rodando los ojos, incrédulo— ¡Él viaja despreocupado por todas partes y lo encuentras en los lugares menos indicados!
—Podría sacarle más información a Knuckles... Mi tesoro debe de tener noción de algo —habló la murciélago, alejándose unos cuantos pasos para rodear a ambos erizos mientras se cruzaba de brazos.
—¡Ya no quiero testimonios de terceros! —negó Shadow, tajante. Rouge, más serena, esperó a que terminase al igual que Amy, quien escuchaba atenta—; el bruto del guardia me lo dijo, tú lo supiste con sólo leer las notas, y ella confirmó nuestras sospechas... —y señalándolas con la mirada a cada una, terminó por hacer una mueca de resignación— Tengo que hablar con Sonic.
—Al fin te diste cuenta —habló Rouge, despreocupada, ganándose un amenazador semblante por parte de Shadow y otro preocupado de Amy—. Dime, ¿al menos sabes dónde está? —preguntó la murciélago ignorando la tensión, sarcástica ante la conclusión de su colega, quien le dedicó una mueca de disgusto— Él también tiene vida, te lo recuerdo.
—¡No me estás ayudando! —espetó, ganándose una risa seca de la murciélago.
—Sólo estoy poniendo todas las opciones en la bolsa. Al parecer se te olvida lo que Amy ha dicho en todo este rato: ni siquiera ellos saben dónde está... Mi única recomendación sería ir con cierto equidna, tal vez él sepa su último destino —soltó ella, subiendo los hombros para estarle importancia al tema como si fuese de lo más casual, mirando de reojo a una emocionada Amy que parecía entender a dónde quería llegar—. Una visita a la isla no estaría mal, pero quien tiene la última palabra, eres tú —lo hizo decidir, ganándose un semblante más tranquilo de su colega.
Shadow pasó unos cuantos segundos en silencio, imaginándose las mil y una posibilidades de lo que podría deparar una decisión tan reacia como ir a visitar al guardián de la más grande y bella de todas las esmeraldas del caos.
Con la calma entre los tres y la serenidad apoderándose de los estresados cuerpos, Amy les sugirió que descansaran un poco si lo necesitaban, pues había sido un día lleno de emociones tan mixtas y complejas que Shadow no aguantaba el dolor de cabeza. Las molestias físicas regresaron una vez que se dejó caer en el largo sofá de la sala, consciente de cómo Rouge y Amy hablaban por una última vez antes de que la eriza se despidiera de ambos y fuera a dormir a su habitación, sabiendo que se quedarían en su hogar.
No le molestaba porque, claro, no era la primera vez que se quedaban a dormir allí.
Luego de un rato, Rouge había decidido acurrucarse junto a Shadow, intentando hacer que se relajara lo suficiente. La murciélago hizo que se acostara a lo largo del sillón, con su cabeza sobre el regazo de ella, logrando poder acariciarle las púas con sumo cuidado mientras el silencio y la oscuridad los abrazaba.
—No estás solo —le susurró ella en la oreja durante un momento de silencio, atenta a cada uno de sus movimientos; Shadow estaba quieto, sintiendo la cercanía y la poca calidez de su cuerpo junto al de él—, me gustaría saber qué fue lo que pasó entre ustedes, pero si no quieres decirme...
—Lo confirmaste hace rato. No sé cuántas más explicaciones necesitas para ver lo obvio —murmuró él, tratando de que Amy, a unas habitaciones lejos de ellos, no los escuchase. Rouge, atenta y perpleja, aguantó la respiración, paciente—; dormimos juntos, compartimos intimidad... No es nada del otro mundo, tú lo haces todo el tiempo —finalizó, cerrando sus ojos con cierto cansancio.
—...Entiendo, no dije que no lo fuera —dijo ella, incrédula, un poco ofendida por la acusación; Rouge quería hacerle saber que sus situaciones eran diferentes, aun así, pues ni ella o Knuckles se habían animado a hacer algo hasta que habían confesado sus sentimientos; de igual manera, evitó tocar el tema para no despertar todavía más preocupaciones en su colega—. Sé que esto es difícil para ti porque has involucrado emociones que antes no comprendías, así que de alguna forma esto iba a pesarte... Ojalá comprendas que nosotros hemos hecho lo mejor que podemos para entenderlos a ambos. Yo respeto tus límites, así como ellos tratan de respetar los de Sonic... Pero queremos que estén seguros de lo que hacen.
—Me lo dices como si yo fuese alguien indeciso —habló él, todavía intentando relajarse, ganándose una ligera carcajada de la murciélago.
—¿No eres tú el que ha estado sobre pensando toda esta situación con Sonic? —cuestionó dulce ella, queriendo bromear, hablándole cerca de la oreja. Shadow, por inercia propia, se llevó una mano al costado del rostro para tratar de tapársela, gestionando que no quería escucharla; al final, él abrió los irritados ojos, bufando— Las relaciones amorosas son difíciles, querido, es normal sentirse así.
Pero no fue suficiente para Shadow, quien parecía ya no estar seguro de qué era lo que estaba buscando.
—...¿Y si no es él, Rouge? —se levantó de su posición, sentándose enseguida de ella para encararla con la incertidumbre en el bonito rostro tal como Rouge le había cuestionado, esta vez reflexivo— ¿Qué tal si me he quebrado la cabeza por nada?
—Tienes pruebas suficientes como para asegurarlo, tú lo dijiste, Shadow —le rememoró su discusión con Amy, y él suspiró, un poco más tranquilo al recordarlo. Rouge, pensativa al verlo actuar de esa manera, se percató de un detalle: le temblaba una pierna, tal vez por la desesperación o quizá de los nervios que no estaba gestionando bien en su cuerpo—. Me preocupa algo más importante, Shadow... —y con cierto pesar, esperó a que él le voltease a ver con esos afilados y carmesís ojos, expectante ante su suave voz— ¿Soportará tu corazón escuchar algo negativo de todo esto? ¿Qué es lo que esperas que pase al final?
¿Qué era lo que esperaba? ¿Solucionar aquel drama? ¿Concluir algo con Sonic? ¿Seguir en el juego del gato y el ratón? ¿Formalizar algo con el azulado héroe?
Y con ello, Shadow se quedó estoico al reflexionar las preguntas, evadiéndole la mirada hasta observar el suelo, totalmente perdido. Rouge no supo cómo interpretar sus acciones, pues no escuchó ninguna palabra o sonido provenir de él en un buen rato. Lo único que ambos hicieron, en todo el tramo en silencio en el que estuvieron, fue tomarse de las manos en plena oscuridad, una en son de apoyo y el otro en una sutil petición de auxilio; con Shadow pasando de un estoico semblante al mero shock, presintiendo lo mierda que iba a ser aquel día, Rouge decidió dejarlo analizar sus decisiones entretanto ella dormía un poco, esperando a que saliera el sol.
.
—Claro, cuídense —dijo Knuckles con total serenidad, más aliviado al terminar su conversación con Tails, mientras el zorro se hallaba en Spagonia acompañando en su viaje a Sonic; el equidna sólo podía escuchar gritos de gente al fondo, al otro lado de la línea del comunicador, como si su pequeño amigo estuviese en un lugar muy concurrido—. Por cierto, quería decirte que voy a salir con... —pero no logró terminar su oración porque, de repente, se cortó la transmisión. Dejándolo con las palabras en la boca, el equidna bufó un tanto harto por el gesto— Shadow —habló al final para sí mismo, apagando la pantalla del comunicador en su muñeca aun cuando el zorro no lo había podido oír.
Knuckles se sentó en el último escalón del templo donde se encontraba la Esmeralda Maestra, esperando paciente por algo que sabía que llegaría en cualquier momento. A pesar de los años, y aun cuando Tails le había ayudado a hacer algunas mejoras en la isla para resguardar la joya más importante de todas, el equidna apreciaba la naturaleza que le hacía sentir la isla como en sus primeros años de vida: el viento libre, el sonido de las cigarras, la calurosa y oscura noche, el resplandor de la esmeralda funcionando como luz natural irradiando algunos metros más allá del rocoso templo. Solía custodiar la joya preciosa mientras todo seguía con normalidad, cuando su ayuda no era necesaria en las aventuras que Sonic y compañía tenían a lo largo de los años.
Knuckles, siendo honestos, no era mucho de salir fuera de su panorama a menos de que fuese realmente necesario. No tenía muchos motivos para dejar la isla a menos de que le apeteciese visitar a sus amigos, hubiese algún aniversario o cumpleaños —los cuales solían hacerse allí mismo en la isla— o el mundo estuviese en problemas... Lo cual solía ser la mayoría del tiempo cuando se trataba de Sonic.
Sin embargo, y hablando de ello, Knuckles no podía evitar sentir que no era requerido en lo que sea que estuviese pasando con Sonic en aquel instante, pues sabía por meras palabras de Tails que parecía que el erizo se hallaba en una crisis existencial. Hablar de su amistad con Sonic era un poco difícil en aquellos días al considerar lo perdido que parecía estar el erizo consigo mismo. Knuckles creía que se trataba de esas facetas que las personas atravesaban al entrar en la etapa de madurez, tal como le había ocurrido a él, así que no podía culpar a su amigo por intentar "moverse" a su propio ritmo. Él sabía lo capaz que era Sonic de tantas cosas, no por nada admiraba su valentía, su libertad, sus decisiones, e incluso estaba orgulloso de lo mucho que progresaba día con día. Más que un amigo, Knuckles lo consideraba un hermano así como viceversa, y le apenaba un poco no poder estar pendiente de él en aquellos momentos donde parecía que el héroe estaba en plena euforia.
Lo único que Knuckles quería, era que Sonic estuviese bien y volviese a sentirse como sí mismo, pues había sido testigo del cambio radical en su persona al dormir más de lo usual, al cambio de su dieta, a recurrir a diferentes lugares en los que ya no coincidía con él, a incluso cambiar la manera en que llegaba a visitarlo en Angel Island, a verlo más cansado o exhausto de lo habitual. No podía evitar preocuparse por él porque estaba pasando algo fuera "del molde", pero sabía que la única persona que Sonic escucharía, al menos en ese instante, era a Tails.
Reflexionando toda su presencia y la larga amistad que tenía con el erizo, Knuckles seguía sin comprender en su totalidad por qué Tails o Rouge intentaban meterse en lo que sucedía con él y Shadow. No es que el equidna le pusiese tanta atención a las acciones que la chica murciélago y su pequeño amigo hacían, pero le estresaba tener que ser el más parcial en todo aquello porque se notaba que comenzaban a elegir bandos, y por alguna razón, sentía que el de Sonic estaba ganando; él no quería escoger entre Sonic o Shadow porque ni siquiera sabía el contexto completo de la situación. Lo único que recordaba de su plática con la chica murciélago y el zorro, era haber concluido que tal vez había algo amoroso entre ellos... Pero, para ser honestos, a Knuckles no le importaba mucho.
En realidad, Knuckles no sabía. No estaba seguro. No podía opinar de algo que no conocía.
Con todas aquellas dudas que no parecían estar más claras luego de su conversación con Tails, y aún con la oscuridad de la noche rodeándolo en la isla, sus sentidos se alarmaron al sentir la presencia de alguien frente a él, caminando desde el horizonte del monte en Angel Island. Con seriedad y valentía, se levantó de golpe para posicionarse frente a la esmeralda, en defensa propia, y se concentró en identificar la silueta que se dirigía a él con toda la paciencia del mundo.
No fue hasta que los carmines y afilados ojos contrarios brillaron con el resplandor de la esmeralda al igual que el rojo y naranja neón de los cohetes en los zapatos, que Knuckles supo de quién se trataba.
—De acuerdo, ¿qué es lo que quieres? —le habló tajante, en voz alta, a lo lejos mientras seguía acercándose al templo, observándolo desde arriba como con cada paso parecía que en la negrura del cielo aparecían rayos— Que sea rápido porque ya sabes lo que opino de los forasteros en mí isla, Shadow —prosiguió Knuckles, cruzándose de brazos, recordándole como si se conociesen de toda la vida.
—Sé que hemos tenido diferencias en el pasado... —inició el erizo una vez que estuvo más cerca, a punto de subir la escalinata, con el equidna rodando los ojos al imaginarse a dónde iba la conversación.
—Ve al grano, Shadow —lo interrumpió Knuckles, ganándose una mueca del aludido que terminó por detenerse al pie de las escaleras, suspirando resignado al ver que no lo escucharía de la forma que él quería—. Te conozco, nunca has sido de muchas palabras; accedí a charlar contigo porque tú lo pediste —y mostrando su comunicador de muñeca, pareció referenciar la forma en la que habían acordado en encontrarse; negándole con la cabeza, Knuckles chistó la lengua un tanto divertido por la irreal situación—, no necesito que me des un discurso ahora mismo.
—De acuerdo, sí es así... Rouge y yo no salimos, Knuckles —fue directo Shadow, con el semblante más estoico que pudo haber puesto; el equidna arqueó sus cejas, sorprendido por la confesión tan amena que le había dicho, como si se tratara de nada . Con cierta confusión, Knuckles estuvo a punto de confrontarlo pero Shadow se adelantó en darle la espalda para alejarse e irse del lugar—. Eso es todo —dijo en voz alta, continuando su paso.
—¡E-Espera! ¡Shadow! —corrió el equidna cuesta abajo con tal de pararlo, un tanto exasperado por lo que había ocurrido. Shadow le dedicó una mirada confusa y exhausta, haciendo caso a su petición hasta dirigirse de nuevo a él— ¡¿A qué viene eso?! ¡¿Ella te obligó a que me lo dijeras? —pero Shadow le negó con la cabeza, sereno; entonces, Knuckles frunció el ceño, comenzando a preguntarse varias cosas al no tener más detalles— Viejo, no tienes por qué venir a dar la cara por esa...
—No, estúpido —volvió a romper Shadow su concentración, alejándose unos leves pasos de él con tal de cortar la cercanía en la que se hallaban. El equidna tragó duró, desconcertado—; yo vine por mi cuenta porque estoy harto de toda la tensión que hay entre ustedes.
—¿D-De qué hablas? —titubeó Knuckles, apretando los puños de los nervios— ¡N-No está pasando nada! —le gritó, lo suficientemente avergonzado como para ponerse rojo por el privado tema que estaba tocando.
—Sé que tienen problemas para acercarse uno con el otro —explicó Shadow; el equidna se llevó ambos brazos de nuevo al pecho, en negación, tensando sus propios músculos. Al percatarse de sus gestos, el erizo asintió, resignado; se llevó una mano a la cintura, como si estuviese describiendo algo sin importancia—. He conversado con Rouge anteriormente, y a ella le molesta que la encapsulen en una relación inexistente conmigo al igual que a mí con ella.
Knuckles se petrificó en su posición, escuchando cada palabra con atención, pues él sabía que Shadow se refería a los rumores que habían salido desde hace años donde se decía que el dúo perteneciente al Team Dark era una pareja oficial, con OMEGA como el mal tercio.
Hablar de su atracción a Rouge era un tema delicado para Knuckles, y el cual sólo había hablado una vez con Amy por mera petición de la eriza para que él se desahogara de sus malestares. Knuckles recordaba haber sentido algo por la murciélago durante sus primeros años de conocerse, pero jamás había querido indagar lo que ocurría entre ella y Shadow por mera privacidad y respeto ante ellos.
Al haber escuchado aquel rumor, Knuckles había decidido por ponerse a un lado de la ecuación.
—Bueno, la confusión existe porque ustedes siempre estaban juntos. Incluso ahora, se nota que incluso se llevan más que antes —se apresuró Knuckles a aclarar un poco molesto, todavía con la curiosidad en lo más profundo de él pero sin querer realmente la respuesta, logrando en Shadow una mueca de disgusto—. Era normal que la gente pensara que ustedes eran... algo.
—¿Y tú estás entre esa gente, guardián? —cuestionó el aludido entretanto lo imitaba al cruzarse de brazos— ¿Te molesta esa cercanía entre nosotros?
—A mí qué me importa... —quiso disfrazar Knuckles su incomodidad y enojo con la hostilidad en sus palabras, no sabiendo que Shadow no creía ninguna de ellas; el equidna se quedó en un breve silencio, pensativo, y se animó a continuar más tranquilo, suspirando— Pero, tengo que admitir que la murciélago siempre ha tenido actitudes raras contigo.
—No la malentiendas —fue tajante Shadow, tomando aire mientras hallaba las palabras correctas en su mente—, no es nuestra culpa que las cosas hayan escalado tan rápido. Si estoy aquí, es para terminar ese tonto rumor que esparcieron en tu grupo de amigos afirmando algo que no es —acusó al aire, terminando por bufar un tanto molesto.
—Ese rumor, para tu información, salió por el descuido que ustedes tuvieron en Emerald Coast —le tocó rememorar al equidna, en un tono serio, comenzando a creer que Shadow estaba olvidando un minúsculo pero importante detalle—. Un solo beso entre ustedes bastó para que eso saliera a la luz —finalizó Knuckles, más sereno pero un tanto decepcionado, sorprendiéndolo en el acto, logrando que sus pupilas se dilataran al ser delatado.
Si iban a poner las cartas sobre la mesa, Knuckles estaba asegurándose de que no se le pasara ningún detalle con tal de que Shadow explicase su versión de los hechos, pues por mucho tiempo había vivido con aquella afirmación que le recordaba que su cercanía con la murciélago se debía a una simple amistad y compañerismo. Aquel viaje, celebrado por el décimo séptimo cumpleaños de Sonic, estaba seguro de que era recordado tanto por él como por Shadow como si hubiese ocurrido el día anterior.
Quizá Shadow lo tenía en cuenta por aquella negligencia durante uno de sus acercamientos con Rouge mientras se hallaban apartados conversando de temas privados, pero Knuckles lo rememoraba por haber sido uno de los tres únicos testigos que habían visto aquel suceso.
Otro era Tails, y el último era Silver.
—Esa vez ninguno de nosotros dos estuvo bien en lo que hizo, pero no es prueba suficiente para decir que estamos en una relación amorosa —frunció el ceño Shadow, expresándose después de unos segundos en silencio—. Rouge trataba de llamar tu atención y yo entendí tarde la situación. No reaccioné a tiempo.
—Shadow... —asombrado, Knuckles quiso preguntarte si aquello lo había molestado, pues parecía no haber estado de acuerdo en aquel plan.
—Da igual —le interrumpió él, cambiando el tema abruptamente—. Tú le gustas, guardián, pero Rouge ya no encuentra la manera de cómo decírtelo sin que lo tomes como una broma o burla... Es patético —volvió a retomar el problema principal, con Knuckles frunciendo la boca al escucharlo hablar de manera habitual—. No sé con exactitud qué es lo que hace, pero por más que lo intenta, no logra acercarse a ti.
El fuerte equidna se quedó perplejo ante las confesiones del erizo, que parecía querer desligarse de toda aquello por lo que estaban pasando ambos. Knuckles, con cierto pesar en el pecho al mismo tiempo en que no podía dejar de pensar en el pasado con sus acercamientos, no podía llegar a una conclusión por más que quisiese.
Entonces, por alguna razón, su conversación con Tails de hacía una hora, regresó a su mente.
—No me fío plenamente de ninguno, viejo —le negó con la cabeza, y Shadow tomó aire con tal de no decir algo de lo que podía arrepentirse—. ¿Cuál es tu objetivo en todo esto? ¿Quieres que te diga que estoy contento con todo lo que has dicho? ¡¿Acaso es una distracción?! —cuestionó eufórico, apretando sus puños en posición de batalla, acelerando sus palabras conforme a cada una de sus preguntas, girándose desconfiado hacia el templo para verificar que la joya siguiese en su lugar.
—Ya te lo dije: no quiero que me encapsulen a algo que no existe —llamó su atención Shadow por detrás, procediendo a usar un caos control para posicionarse frente a él de nuevo para encararlo; esta vez, el erizo era quien le daba la espalda al templo con la Esmeralda Maestra mientras Knuckles daba el frente, quedando contrarios a como estaban posicionados. Los intensos y violetas iris se reencontraron con los afilados carmesís, tensando el ambiente—. No estoy buscando aprobación de nadie. Estoy aclarando todo por mí mismo.
—...De acuerdo, supongamos que consideraré lo que dices —relajando sus músculos hasta poner sus brazos a los costados de su cuerpo y hacerle saber que llevaban la fiesta en paz, Knuckles exhaló más tranquilo, con Shadow mostrando el mismo estoico pero frío semblante al comprenderlo—. Tengo muchas cosas que pensar, no me vas a convencer tan fácil.
—Haz lo que quieras, sólo déjenme tranquilo y no me metan en sus problemas —rodó los ojos Shadow, volviendo a usar su caos control para volver al lugar inicial, posicionándose ahora atrás del equidna. Knuckles volvió a darse la vuelta luego del destello ocasionado por el movimiento del erizo, un poco confundido por el repentino cambio de humor—. Reflexionar bien tus acciones hará que no te arrepientas de algo que puede iniciar mejor entre ustedes —y levantando sus hombros, quiso restarle importancia, concluyendo; al final, le dio la espalda para proceder a alejarse unos pasos, a punto de retirarse.
—¡Espera! ¡¿Por qué dices eso?! —quiso detenerlo Knuckles al cuestionarlo, expectante ante la respuesta, un tanto curioso pero a la vez confundido.
—Por nada —fue lo que contestó Shadow después de unos segundos en silencio, aun sin darle la cara pero deteniéndose.
Tal gesto, fue suficiente para que Knuckles supiera que el tema no había finalizado aun.
—Es una confesión muy densa, viejo —explicó Knuckles, tratando de encontrar respuesta a su propio malestar; la cabeza le daba vueltas, pero no podía evitar que la curiosidad le picara con todas sus fuerzas. Por primera vez, en todo aquel tramo de incógnitas e incertidumbres, estaba seguro de haber entendido algo —. Hablas como si nada, pero tienes una inquietud que no puedes esconder. Te conozco, viejo.
Entonces, Shadow decidió mirarlo directamente, con un rostro combinado entre el cansancio y la resignación mientras parecía estar perdido en sus ideas.
—No se escucha el sonido del viento —con un tono más suave, casi susurrando sus palabras con tal de que nadie más lo escuchase, murmuró sus más recientes pensamientos; Knuckles, sorprendido por el comentario, no se imaginó lo que le seguiría después—. He notado que Sonic no está por los alrededores.
Aquello que seguía sin convencer a Knuckles de las palabras de Shadow, tomó no sólo lógica ante sus propios ojos. La respuesta a esas incógnitas que parecían sacarle de quicio por las pesadas confesiones del erizo lo hizo tener una lluvia de ideas, con cada una de ellas relacionándose entre sí hasta llegar a la conclusión que Knuckles completó al rememorar su más reciente plática con Tails.
Sonic siente algo por Shadow , la voz de Tails llegó a su cabeza, la coincidencia de los eventos era algo muy grande, esto es diferente, Knuckles.
Entonces, la idea de que Shadow había tomado la iniciativa de aclarar su situación con Rouge hacia él con tal de demostrar que no tenía ningún compromiso y así poder tener algo amoroso con Sonic, no se escuchaba tan descabellada en ese momento.
—Se tomó unos días, por lo que me dijo Tails. No se encontraba muy bien —comentó al aire Knuckles, llamando la atención de Shadow que pasó de estar cruzado de brazos a abrazarse a sí mismo poco a poco, como si buscase un sentimiento de confort, sin cambiar su estoico rostro—. Él... no te ha tocado verlo, pero acá entre nos, Sonic es un tanto extraño expresando sus emociones; se toma sus momentos para sí mismo porque estos días ha estado abrumado. Estará bien, pero Tails dijo que no tienen pensado volver pronto tampoco.
—Curioso —soltó Shadow, evadiendo mirarlo, concentrándose en el oscuro horizonte.
—¿Ocurre algo?
—No, sólo... —inició el erizo, interrumpiéndose a sí mismo, reflexivo— No me había dicho que iba acompañado.
—¿Ya sabías lo de su viaje? —la curiosidad incrementó en Knuckles, cada vez más sorprendido por cada una de las declaraciones— ¿Ustedes hablan seguido?
—De vez en cuando.
—¿Había una razón para que Sonic te contara de ello?
—No es importante.
Pero Knuckles no pudo evitar sentir la curiosidad picándole las costillas. Había algo fascinante ante las reacciones de Shadow, quien parecía ya estar al tanto de la situación del azulado héroe.
Knuckles quería golpearse el pecho con orgullo y asegurarle que conocía lo suficiente a Sonic, pues sabía que el azulado héroe no solía avisar donde estaría o lo que haría a nadie en lo absoluto, incluido Tails en ocasiones. Knuckles reconocía que Sonic sólo hacía las cosas; no había un aviso antes o después, o una indicación de por medio. ¿Por qué Sonic habría de decirle algo como eso a Shadow? ¿De dónde había salido tanta confianza entre ellos? Porque Knuckles no creía que las prioridades del azulado héroe hallasen cambiado de la noche a la mañana tampoco...
—Se nota su ausencia, ¿no? —preguntó al aire Knuckles, llamando la atención del erizo e ignorando sus propias cuestiones— Christmas Island, esa pequeña isla que queda hacia el sur y está en medio del océano; las coordenadas exactas no las recuerdo, pero sé que está ubicada cerca de un volcán y hay un satélite en medio de la llanura de la jungla... —se sinceró, notando como Shadow trataba de esconder su curiosidad en un estoico semblante que parecía verse interrumpido por los carmines iris dilatándose ante cada una de las palabras del equidna— A veces olvidan ponerlo en los mapas. Se fue a Christmas Island, por si te interesaba saberlo.
Pero Shadow chistó la lengua mientras negaba con su cabeza.
Al contrario de él, que parecía encontrarse un poco molesto, Knuckles sonrió divertido luego de un buen rato de haber sentido el mundo sobre sus hombros. Por primera vez, esa noche, sentía que las cosas estaban mejorando entre ellos dos.
—No me puede importar menos —siguió negando el erizo, ignorando cada una de las cosas que el guardián había soltado de la nada.
—Claro, Shadow, cómo digas —y una leve carcajada salió de él.
Una sutil mirada por parte de los cansados y carmines ojos fue suficiente para que terminaran aquella conversación, con Shadow desapareciendo entre la oscuridad de la noche y el calor de la llanura.
Knuckles, genuinamente y con menos preocupaciones que antes, supo.
.
Knuckles, más desconcertado que enojado esa noche, regresó al plano terrenal al ser consciente de lo que leía en un mensaje en su comunicador recibido por parte de la murciélago, indicándole que se hallaban en camino a Angel Island para darle una ligera visita; estaba seguro de que Rouge se lo notificaba para que se preparara para cualquier cosa, pues no solía tener ese tipo de indicaciones a menos de que fuese algo importante.
Normalmente, el equidna hubiese hecho caso omiso e ignorado la petición para solo esperar a que arribase, de no haber sido porque Rouge especificaba que iba en compañía de dos personas, con una de ellas siendo nada más y nada menos que Shadow. Por alguna razón, a Knuckles le daba una mala corazonada todo aquello, pareciéndole no sólo una mala idea sino también originándole una incomodidad al considerar las altas horas de la madrugada. La isla todavía estaba en penumbras por la fría noche, y aunque en otra ocasión no le hubiese molestado tener más visitantes, lo cierto era que justo en aquella lo menos que quería era tener problemas.
En especial algo que conllevase indirecta o directamente a Sonic.
—Es Rouge... Tienes que irte —dijo al aire en voz alta, todavía observando la pantalla de su comunicador, sentado en el último escalón del templo; con lentitud, se levantó para después dirigirse al costado de uno de los pilares donde descansaba una silueta, tecleando en un computador portátil; reencontrando miradas con el zorro que parecía estar más agotado que él, Knuckles suspiró cansado al imaginarse los futuros escenarios—, no me apetece discutir ahora, Tails —prosiguió, como si le estuviese dando un adelanto de lo que podría pasar si él se quedaba.
—¿Por qué? ¿Están peleados otra vez? ¿Por eso no quieres que yo esté aquí? —habló el contrario, sereno, ganándose una apenada mirada del equidna que le negó con la cabeza— No debería de preocuparte, la última vez estuve calladito aquí sentado... —y con una carcajada, siguió tecleando en el computador tratando de restándole importancia, creyendo que se trataba de una exageración por parte del equidna.
—No, Tails, no es eso —negó con su cabeza Knuckles, bufando; el zorro le mostró un semblante en plena confusión, deteniendo su trabajo, esperando a que continuase—. Shadow viene con ella.
El pequeño zorro sintió un vuelco en el estómago. Sus ojos se agrandaron hasta dilatar sus pupilas por el asombro, con la realización pegándole en lo más profundo de la consciencia al percatarse de que tenía dos opciones: o desaparecía con tal de no confrontarlos, o se quedaba a encararlos y terminar con todo el mártir en el que estaban involucrados. Entonces, sus últimos años pasaron frente a sus ojos, como si pudiese ver su vida en retroceso. Con un pesar en el alma y el pequeño corazón, suspiró resignado.
Dedicándole una preocupada y estresada mirada a un apenado Knuckles, ambos recordaron lo mucho que estimaban a su mejor amigo, por lo que Tails hizo su decisión: tenía que poner un alto a aquella confusa, tensa y amorosa situación.
...Y, por supuesto, ya sabía que aquello no le iba a gustar a Sonic.
Notas:
(1) Palabras resaltadas en negrita cuentan como clave porque tienen conexión a cosas de capítulos anteriores o futuros.
(2) Ya lo había puesto anteriormente, pero para que no haya más confusión al momento, algunos de los encuentros importantes entre Sonic y Shadow, y de los cuales saben Tails, Knuckles y Rouge, han sido en: *Picnic en Empire City, a los 15-16; *MetGala en Station Square restaurada, a los 16-17; *Viaje al resort de Emerald Coast, a los 17-18; *Viaje a la villa en la costa de Apotos, a los 18-19.
(3) Este capítulo tiene muchas referencias a los eventos que ocurren en Serotonina, en las conversaciones entre Tails, Knuckles y Rouge.
(4) Muchas de las situaciones que se muestran son efectos en cadena/mariposa, pero aclaro lo siguiente para que no haya más confusión:
*Shadow PIENSA y está CERRADO a que Sonic y él sólo se besaron UNA vez DURANTE el concierto; cuando, en realidad, fueron varias pero eso Shadow NO lo recuerda mientras que Knuckles, Amy, Rouge y Tails sí.
*Rouge menciona que Tails ha querido "detener" la situación entre Sonic y Shadow desde que ella le dijo que se gustaban: Tails no quiere separarlos (no lo odien (?)), él sólo quiere que Sonic esté mejor, y no le tiene mucha confianza a Shadow por las cosas que pasaron.
*El problema que Shadow había tenido con Silver (mencionado en capis anteriores) desde hace años, era el rumor que éste esparció luego de ver a Rouge besando a Shadow en Emerald Coast cuando ella no estaba en sus cinco sentidos. Knuckles y Tails también fueron testigos de la escena pero no quisieron meterse a intervenir porque: 1) a Knuckles le pesó el momento; y 2) Estaban confundidos porque vieron a Shadow charlar con Sonic momentos después.
*Sonic ya había rechazado a Amy antes de empezar a frecuentar a Shadow.
*La charla entre Knuckles y Shadow aclaró todos los malentendidos entre ellos, logrando que Knuckles se animara a acercarse a Rouge para confesarse. La relación entre Rouge y Knuckles inició cuando Sonic y Tails estaban en su año sabático.
(5) En esta AU, tras el final del SA2 en el A.R.K., Rouge compartió el disco donde veía el expediente y bitácora del Proyecto Shadow a Tails para que lo revisara, dejándoselo hasta los eventos del Sonic Battle.
*Rouge suele grabar sus conversaciones con las personas para luego analizarlas y ver si puede usar algo como blackmail a cambio de favores, lol. En su conversación con Tails, lo hizo para analizar mejor lo de Shadow.
(6) Se me olvidó ponerlo pero no sé si se note que mi versión de Sonic, basada en su versión japonesa, habla en spanglish.
