Buenas gente ¿como andan? ¿como han estado? Espero que muy bien y que hayan empezado el año de la mejor manera posible. Hoy vuelvo, después de tanto tiempo, a brindarles un nuevo capitulo de esta historia.
Como siempre les pido disculpas por la larga demora en actualizar esta historia pero los estudios están siendo muy demandantes últimamente y eso mis amigos me priva de muchísimo tiempo para escribir. Sumando a la lista de cosas que me hacen demorar, les comento que hace unos meses comencé a trabajar así que también me afecta en cuanto el tiempo en el que demoro en actualizar la historia.
Dejando eso de lado voy a proseguir contestando a sus reviews.
SilversHaki: Buenas amigazo, espero no haber tardado tanto esta vez ajajajaj. Gracias por el comentario.
Rojas2000: De nada amigo jajajja espero que este capitulo también te guste :D
UchakoAra:Buenas, paso tiempo ¿no? Que puedo decir, estuve debatiéndome mucho entre salvar a Kuina o dejarla como en el canon (tocando el arpa) pero finalmente me decidí por esto. Espero que este capitulo te guste también :D
NSoul13: Si, creo que nadie por acá quería que Kuina muriera pero era una buena oportunidad para seguir desarrollando la mentalidad de Zoro. Por el resto, me alegro que te hayan gustado las peleas y la familia Fiambruin. Siempre veo algunas peleas de anime o series para ayudarme a hacer esta clase de capítulos, por eso cuestan más de hacer jajajaj.
Por ahora no he pensado mucho en power ups pero ten por seguro de que habrá al menos un par más, tengo una idea en mente pero no te voy a spoilear nada.
Doofenshmirtz: Me alegra que la historia te este gustando y ojala que este capitulo también sea de tu agrado. Mira, la verdad es que soy pésimo para elegir títulos jajaja así que quizás este mal decirlo, pero el titulo en si no tiene mucho que ver con la proyección de Zoro o con el titulo de Rey de los Piratas. Sin más que decir, espero disfrutes el capitulo.
Ni One Piece ni sus personajes me pertenecen.
ADVERTENCIA: Se tocaran temas sensibles en este capitulo más específicamente sobre la tentativa de suicidio. No pretendo incomodar a ninguno de mis lectores así que si eres sensible a esta clase de temas recomiendo saltar hasta el próximo aviso en negrita.
Los Únicos E Inigualables Reyes Pirata
El lugar era dentro de todo simple, una oficina no muy grande repleta en su totalidad por documentos, archivadores y papeles era lo que se nos presentaba en primer lugar. Las paredes estaban pintadas con un cálido color amarillo claro, el cual intentaba darle un toque más hogareño al lugar, fallando miserablemente. En medio de esta y, sentado frente a un escritorio repleto, un enfurecido Sengoku se dejaba mostrar.
¡¿Qué quieres decir con que no sabes nada de el?!- Fue el furioso grito de reprimenda que se dejo escuchar desde el den den mushi hacia el gran hombre que lo atendía.
-Eso intento explicarle señor- parló rápidamente Sengoku, intentando esconder el gruñido de molestia que amenazaba con salir de su garganta -Hace días que no se nada del Sargento Fiambruin, tampoco hay noticias de ninguno de sus hombres pero no han sido los únicos que han tenido problemas.-
-¡No me importa si fue un grupo o toda la maldita marina!- Respondió furioso uno de los ancianos- ¡Queremos resultados!- Exclamó
-Los tendrá señor- Contesto el Almirante de Flota con una mezcla de rendición y furia contenida en su tono.
-Eso espero- Consiguió pronunciar al voz antes de ser reemplazado por otro de los ancianos -¿Que hay de los informes?-
-No han encontrado nada señor, ni una señal de los hijos de Zero– Con tono de derrota, respondió Sengoku -Sin embargo, varios escuadrones fueron atacados por animales salvajes de la zona– se apresuro a decir el Marine -Hemos perdido un tercio de nuestros hombres debido a estos incidentes. Deberíamos suponer que estos niños también corrieron con la misma suerte-
BAM
-¡La Marina no puede actuar en base a suposiciones!- Grito furiosa la voz detrás del den den mushi luego del estruendoso sonido-¡Necesitamos respuestas concretas! ¡Deberíamos haber enviado a alguien más capacitado para la tarea!-
-Garp esta navegando cerca de la isla, señor. Le informare sobre esta charla y le ordenare que se una a la búsqueda si desean-Exclamo el Almirante, aún en contra de su voluntad.
-Será lo mejor- Respondió la voz -Mantenme informado- Y sin una palabra más, los hombres del Gorosei se desconectaron de la linea, dejando al Almirante en un incomodo silencio; siendo este interrumpido de tanto en tanto por las manecillas del reloj.
-¿Sabes? Jamas pensé que pudieras llegar a darme tantos problemas. Veo que me equivoque en eso también- Exclamo el Marine viendo hacia la pared a su derecha, más concretamente al tablero de afiches que allí se encontraba, donde, en medio de varios carteles de "Se Busca" allí colgados, se encontraba uno muy particular con el nombre de "Roronoa Oni Zero" y su foto tachada con una cruz.
La negrura lo engulló por completo, haciéndole perder incluso la noción del tiempo. No sabia cuanto tiempo había estado allí, perdido, flotando en la nada misma mientras poco a poco sus sentidos se iban apagando. Con el pasar del "tiempo" incluso pensó haber perdido la percepción de su propio cuerpo, quedando como una especie de consciencia flotante, una idea o un concepto. Sin embargo, en un momento, comenzó a escuchar algo; diminuto y a la lejanía, pero algo al fin y al cabo. Primero un murmullo ininteligible, casi como el zumbido de un insecto resonando a lo lejos pero luego, poco a poco, comenzó a tomar fuerza, personalidades, e incluso tonos de voz.
-Zoro-kun – El llanto de un hombre parecía escucharse a la lejanía, sumergido en la negrura.
"Koshiro-sensei" Pensó el Roronoa aún adormilado sin entender que sucedía, tampoco el porque de las lagrimas de su maestro.
-Lo siento. Lo siento -Volvió a escuchar en un tono más ahogado -Les falle, les falle de nuevo-
-Despierta-
-Espero que puedan perdonarme -
-Despierta -
-Kami perdoname-
-¡Despierta!-
De repente todo a su alrededor se vio inundado de luz. Le tomo tiempo acostumbrarse a la iluminación de la habitación, pero con el pasar de los segundos, sus ojos poco a poco pudieron adecuarse a ello. El lugar era pequeño y básico; contando solamente con un fu-ton para que él descansara. A su lado, una pequeña mesa de noche cargaba con varios vendajes sucios y ensangrentados, los cuales parecían mecerse levemente con el viento que entraba por la pequeña ventana abierta que se encontraba ahí junto.
¿Cuanto tiempo había estado afuera? ¿Que había pasado? Eran las preguntas que circulaban a toda velocidad por la cabeza del Roronoa mientras intentaba reincorporarse con gran esfuerzo, sin embargo, el profundo dolor de su cuerpo le impidió moverse.
De repente, el recuerdo de todo lo ocurrido anteriormente lo golpeo, provocando que pequeñas lagrimas intentaran escapar. Negó con la cabeza, no volvería a sentirse débil ¡No podía aceptarlo! Tenia que salir de ahí.
Volvió a reincorporarse, ignorando los aullidos de dolor que su cuerpo le transmitía con cada movimiento, mientras apartaba las sabanas a un lado.
-¡Koshiro-sensei!-gritó, solamente para recibir silencio como respuesta. No era bueno.
Con un ligero tirón, el Roronoa arranco el suero enterrado en su mano antes de salir del fu-ton. Los primeros pasos presentaron un increíble desafió para el joven, trastabillando con sus propios pies, o debido a las heridas en sus piernas. Con gran esfuerzo y ayudándose con las paredes de la habitación, Zoro consiguió llegar al marco de la ventana notando como la suave brisa primaveral besaba su piel mientras veía al sol esconderse lentamente, sin embargo, no había signos de nadie; ni de sus compañeros del dojo, ni de su maestro.
-¡Koshiro-sensei!- volvió a gritar el joven de cabello verde, solo para volver a obtener silencio como respuesta.
Lenta y pausadamente, el Roronoa procedió a recorrer todo el dojo en busca de alguien, cualquier persona, pero parecía como si todos en la villa Shimotsuki se hubieran esfumado. Caminando por uno de los pasillos del lugar, algo llamo la atención del Roronoa; pues a través de la ventana del lugar, una silueta sentada en posición de loto junto a un gran risco se dejaba apreciar.
-¡Koshiro-sensei!- Exclamó el joven espadachín antes de correr hacia su maestro con toda la velocidad que sus piernas podían ofrecer.
-Oh es bueno ver que despertaste Zoro-kun- Parló el hombre de anteojos volteando ligeramente la cabeza cuando vio al joven espadachín llegar.
Tomándose un tiempo para calmar las insipientes pulsaciones de su corazón, Zoro pensó en las palabras que saldrían de su boca a continuación ¿Que se supone que podría decirle a un hombre que acababa de perder todo? Ni siquiera tenia una referencia para él mismo ya que jamas recibió el pésame por la muerte de sus padres...Sus padres, los primeros en irse y, ahora que sabia que había sido de ellos, no sentía que tuviera las fuerzas para decir ni una palabra sin que su voz se rompiera. No era algo que su sensei se mereciera. No, tendría que hacer el esfuerzo incluso si eso dejara un hueco en su corazón.
-No tienes que decir nada Zoro-kun- Dijo rápidamente Koshiro, adivinando la linea de pensamientos del joven Roronoa -Ya no hay nada que puedas hacer. Nada que puedas decir aliviaría la carga que ambos sentimos. Estará con nosotros hasta el día de nuestra muerte-
El silencio nuevamente volvió a engullirlos a ambos, siendo opacado de tanto en tanto por el sonido de las olas chocando contra las rocas, varios metros bajo ellos. "Ya casi es hora" pensó Koshiro viendo la mitad del sol en el horizonte, clara señal de que pronto anochecería, sin embargo, un ruido seco a sus espaldas llamo su atención, solo para que, al voltear, pudiera ver a Zoro apoyado sobre sus manos y rodillas, inclinando su cabeza de tal forma que esta tocaba el suelo.
-¡Es mi culpa!- Sin poder combatirlo más, las lagrimas se derramaron como un torrente sobre la cara del Roronoa -¡Si no hubiera atraído a esos Marines aquí...Si fuera más fuerte!...-
-¡No fue tu culpa!-Interrumpió el hombre de los lentes, desconcertando incluso a Zoro, pues nunca antes lo había escuchado levantar la voz -No fue tu culpa...Fue miá- Dijo apenado el hombre de los anteojos, luchando sonoramente para no romperse en su presencia. -He fracasado en cada aspecto de la vida; como padre al cortar las alas de mi hija. Como maestro después de permitir que Bred se vea influenciado por sandeces...como marido al no cumplir la promesa que le hice hace tantos años a la madre de mi hija...-
-Sensei...-
-El ser humano es una criatura frágil… por más fuerte que sea, por más hábil que consigas ser, siempre habrá algo en tu corazón que pueda romperte… que te lleve a ese punto de inflexión donde ya no quieras luchar más...yo ya estoy cansado de luchar-
Los ojos de Zoro se abrieron con miedo ante lo que acababa de escuchar, y, de repente, el horror nublo por completo sus sentidos. No importaba que aun fuera joven, podía ver perfectamente a través de las palabras de su maestro, y no le gusto en nada lo que vio.
-¡Koshiro-sensei!- gritó, con más miedo que rabia en su voz, parándose de golpe e ignorando el dolor de su cuerpo para acortar la poca distancia que había entre él y su maestro y aferrarse a su espalda como si fuera una especie de salvavidas. -¡No puede rendirse, no ahora!- Ya al borde del llanto, no necesitaba más muertes en su vida. No quería ver como alguien a quien quería se fuera de nuevo.
-Basta, por favor- Fue la triste suplica que logro oír el peliverde, mientras un ojeroso y cansado Koshiro le daba una sonrisa desganada y triste. Sobre sus pómulos, un visible rastro de lagrimas se dejaba apreciar -No lo hagas más difícil, no tengo nada. Lo que quería se fue-
-¿La academia no es nada? ¡¿Sus estudiantes no significan nada?!- Grito Zoro casi indignado tomando a Koshiro de sus ropajes para hacer contacto visual con el hombre.
-No es lo mismo- Respondió, esquivando la mirada del joven espadachín mientras susurraba. -No sabes de lo que hablas-
-¡Si que lo se!- Gritó el Roronoa apretando su agarre -¡Kuina me encomendó sus sueños, nuestro sueño juntos! ¡Entrego su corazón y me hizo prometer que cumpliría su sueño cuando se sacrificó! ¡¿Como cree que se sentiría si supiera que no pude salvar a su padre?!-
-Decepcionada- alcanzo a murmurar el maestro del Dojo mientras agachaba la cabeza.
-Culpable-
Koshiro abrió los ojos como platos, solo para ver el rostro lleno de lagrimas del joven Roronoa quien apenas podía aguantar sin romper en llanto.
-Ella...Se culparía...Sensei-
-Dios- Susurro lastimosamente Koshiro antes de fundirse en un poderoso abrazo con su alumno, quien, sin poder soportarlo más, rompió a llorar junto con él.
Y allí se quedaron, maestro y alumno, llorando juntos a su heroína, aquella que les había salvado la vida. Llorando a Kuina.
-Entrene por años para poder cumplir nuestro sueño juntos hasta que llego mi momento de salir al mar- termino de narrar Zoro apoyando los brazos tras su cabeza mientras reposaba sobre la parte trasera de un pequeño bote de remos -Espere este momento por mucho tiempo, pero no pensé que me cruzaría contigo tan rápido Luffy- exclamo impasible el espadachín, solo para abrir levemente los ojos y ver a Luffy llorando a moco tendido.
-Ahhhhhhh Zoroooooooo- lloro el hombre de goma abalanzándose sobre el pensativo espadachín -Kuina...Kuina...buaaaaaaa...fue muy valiente...- gimoteo Luffy volviendo a llorar.
-Alejate de mi- respondió Zoro irritado, quitándose a su hermano de encima con un fuerte empujón, sin embargo, sus expresiones se suavizaron al escuchar sus palabras -aunque si, ella fue muy valiente-
-Ne Zoro ¿Crees que ella le hubiera gustado unirse a nosotros?- pregunto un Luffy notablemente más sereno.
-Ni idea- respondió el espadachín encogiéndose de hombros -Pero seguro saldría al mar en para cumplir nuestra promesa ¿Por qué?-
-¡Porque necesitamos a alguien que sepa de navegación!- Exclamo sonriente sombrero de paja.
-¿¡No sabes navegar?!- Pregunto un furioso espadachín.
-¡No!- Dijo feliz el joven capitán.
-¡¿Como demonios llegaste hasta aquí si no?!-
-¡La corriente me trajo!- Respondió el joven de goma con una sonrisa de oreja a oreja, logrando desquiciar a su acompañante.
-¡Hay que buscar a alguien que sepa navegar!-Volvió a gritar el espadachín, intentando no matar a su tonto hermano/capitán
-Y un cocinero, un músico-
-¡Ordena tus prioridades idiota!- Rugió el peliverde golpeando a Luffy en la cabeza.
Lentamente, la conversación entre ambos hermanos reunidos fue apagándose, dejando al ruido del oleaje y las gaviotas como única compañía. Poco a poco, los minutos se fueron transformando en horas y la incomodidad comenzó a reinar en el pequeño barco.
-¡AHHHHHHH que hambreeeeeee!- gritaron ambos piratas al momento de sentir el rugido bestial de su estomago.
-¿No podemos pescar algo?- Pregunto un hambriento Luffy dejando colgar su cabeza fuera del barco, intentando encontrar algún pez con la mirada.
-Los peces están muy escondidos- respondió Zoro -No puedo nadar tanto- respondió este ultimo sin siquiera mirarlo.
-¿Hey qué es eso?- pregunto Luffy al ver una figura alada en el cielo.
-Parece un águila-
-¡Comida!- grito el joven de goma, estirando sus brazos y tomando el mástil e impulsándose rápidamente hacia el alado animal, sin contar con la reacción del animal, quien apenas hizo un esfuerzo para esquivar el proyectil de goma que viajaba hacia él.
-WAA WAAA- rugió el pajarraco cerrando su pico sobre la cabeza del desdichado capitán y emprendiendo vuelo hacia el horizonte.
-¡ZOROOOOOOOOO!- grito por ayuda el joven de goma a medida que se alejaba.
-¡LUFFYYYYYYY!- rugió el espadachín mientras remaba a todo lo que daban sus brazos, tratando de seguir al ave salvaje. Maldiciendo internamente al ave, a su estúpido capitán y a cualquier deidad que estuviera riéndose de su desgracia el peliverde apenas logro escuchar un leve grito entre el sonido de sus maldiciones y el oleaje.
-¡EH PARA EL BARCO!-
-¡POR FAVOR ESPERA!-
"Mierda hay gente en el agua" pensó el Roronoa viendo como tres figuras comenzaban a materializarse en el agua, interponiéndose entre él, el ave y Luffy -¡No voy a parar! ¡suban como puedan!-
-¡¿QUEEEE?!- fue el grito desesperado de los piratas viendo al barco navegado por el espadachín acercarse peligrosamente rápido.
PUM
El impacto fue duro y certero, pero sorprendentemente, no noqueo a ninguno de los náufragos; el primero en ser golpeado fue catapultado fuera del agua, cayendo adolorido dentro de la embarcación mientras que los otros dos apenas pudieron sujetarse a tiempo de la popa y el casco del pequeño barco.
-Gracias...por salvarnos...- Dijo uno de los piratas jadeando, intentando recuperar el aire y las energías perdidas luego de haber sido rescatados.
-Si- Secundo uno de sus compañeros en igual estado, sin siquiera levantar la mirada del suelo-Casi no la contamos-
-No se preocupen- Respondió el espadachín entre dientes, remando rápidamente en dirección al pájaro que había secuestrado a su capitán -¿Qué hacían en medio del mar?- Preguntó extrañado sin perder de vista su objetivo.
-Nos encantaría decirte...- Dijo uno de los naufragados buscando algo entre sus ropajes, cosa que le dio mala espina al peliverde
-Pero este es territorio de Buggy el Pirata- Exclamo el "líder" del grupo sacando un cuchillo de entre sus ropas con una confiada sonrisa en el rostro.
-¡No hagas preguntas. Ahora eres nuestro prisionero!- Grito el tercero de ellos sacando su arma también.
10 Segundos Después
-¿Por que no nos dijiste que eras Roronoa Zoro- Rio nervioso uno de los bandidos mientras remaba, haciendo un esfuerzo sobrehumano para no llorar debido a los golpes que le habían marcado toda la cara.
-Nunca habríamos hecho nada si hubiéramos sabido que era usted- Dijo otro de los hombres remando, como podía, con un solo brazopues su mano libre se encontraba intentando detener el sangrado de su boca. A su lado, un pirata con varios dientes menos asentía rápidamente.
-¡Cállense basuras!- Rugió iracundo el espadachín -Por su culpa perdí a mi nakama, así que más les vale que lo encuentre… ¡PORQUE SI NO...!- Dejo caer su amenaza, consiguiendo un grito aterrado por parte del trío
-¡SI!- Chillaron los piratas.
"Maldición, más te vale no irte muy lejos cabeza de chorlito"Pensó el espadachín viendo hacia el horizonte.
-¡HEY!-
-¡VEN AQUÍ, LADRONA!- Gritaron dos… ¿osos de peluche gigantes? Mientras perseguían a una joven de cabello naranja por todo el pueblo.
-¿Que? ¡Ni lo sueñes!- Contesto la joven dando vuelta en la esquina de una casa y corriendo con todas sus fuerzas por las solitarias calles del lugar "Dios esto ni siquiera tiene sentido" pensó la chica mientras intentaba alargar la distancia entre ella y sus perseguidores -¡Ni siquiera sé quienes o qué son!-
-¡No te hagas la tonta con nosotros!-
-¡Si, devuélvenos el mapa del capitán Buggy!-
-¡Olvidenlo!- Contesto con sorna la chica, sin embargo, los osos se estaban acercando bastante. Sin embargo, y antes de que pudieran atraparla, el sonido de un grito a la lejanía llamo la atención de los tres.
Los tres vieron hacia el cielo, notando como el grito parecía hacerse cada vez más fuerte mientras crecía la figura humanoide que producía el sonido.
PUM
El sonido de una explosión resonó por las calles, creando una gran nube de polvo que impedía la visión de los espectadores.
-¿Qué fue eso?- Pregunto Nami, más para si misma que para el resto de presentes, mientras intentaba proteger sus ojos del polvo creado por el golpe.
-¿Cayo alguien del cielo?- Se pregunto uno de los osos/bandidos imitando la acción de la joven.
El polvo poco a poco se fue disipando revelando, para la sorpresa de los presentes, algo muy diferente a una bala de cañón o cualquier otra cosa que hubieran esperado; Un joven castaño y con sombrero de paja se dejo ver frente a los presentes.
-Ahh eso fue inusual- suspiro Luffy rascando su cabeza con confusión.
"¡Oportunidad!" rugió la joven internamente -Ah jefe, vino a salvarme ¿verdad?- pregunto ella con su mejor cara de niña buena, entrecruzando sus dedos frente a un confundido Luffy. Al parecer, dicha acción tuvo el resultado esperado, pues, la… ¿expresión? De los osos gigantes frente a ellos pareció cambiar y dirigirse directamente al pirata.
-Eh- fue la vaga respuesta del hombre de goma pero, sin esperar nada, la chica junto a el se fue corriendo.
Luffy hizo una mueca de confusión viendo a la chica correr en la dirección contraria a la suya sin mirar atrás. Girando la cabeza tras de si, vio al par de osos golpear sus mullidos puños contra sus palmas con una mirada que predicaba dolor...no es que le importara mucho realmente.
La plaza del pueblo era un lugar vibrante y lleno de bullicio, pues allí, toda la tripulación del infame pirata Buggy se encontraba pasando el día. Algunos de ellos se encargaban de varias cajas de mercancías robadas, otros solamente reían, comían o bebían mientras su plan se llevaba a cabo.
Entre la muchedumbre, un hombre de aspecto peculiar y desconocido entró en la colorida y extravagante carpa del temido pirata Buggy el Payaso. La carpa estaba decorada con una mezcla de telas brillantes y banderas con la icónica calavera sonriente que representaba al capitán pirata.
-¡A un lado, a un lado!- grito el hombre con prisa mientras corría hacia el interior de la carpa, tratando de apartar a cualquiera que pudiera entorpecer su camino. -¡Necesito hablar con el Capitán!-
Las pocas personas que se interponían entre el y su objetivo se apartaron, revelando así a un hombre de estatura promedio con una figura algo robusta, cabello celeste y una pronunciada nariz roja de payaso.
-¡Capitán!- volvió a gritar el hombre, parándose temeroso ante la impotente figura oscurecida de Buggy -Tiene que escuchar esto capitán- dijo el hombre, tratando de mantener la calma mientras hablaba.
-Oh, ya has vuelto- Dijo el payaso con verdadera sorpresa, aunque era palpable la ansiedad en su voz -Dime ¿que tienes para mi?-
-¡Ya sabemos quien nos robo nuestro mapa!- Exclamo el pirata, quizás con demasiado entusiasmo.
-¡¿Lo capturaron ya?!- Pregunto el payaso con una cruel sonrisa en su rostro, cosa que se fue desvaneciendo al ver la mueca de duda en el rostro del hombre.
-Bueno...ya hay hombres tras ella...Ag...-
De repente, el pirata pudo sentir como su cuello comenzaba a estrujarse. Intento utilizar sus manos para librarse de la sensación de ahogo, pero nada podía aliviarlo. Mientras tanto, un furiosos Buggy caminaba hasta su dirección con los brazos detrás de la espalda, demostrando rudeza y superioridad.
-Y vienes a molestarme ¡Solamente por esto!- Rugió el payaso con rabia, utilizando el poder de su fruta del diablo para elevar al pobre desdichado por sobre su cabeza
-Ag...Capitán...-susurró el hombre casi sin aire. Sin siquiera darse cuenta, pataleaba y se retorcía intentando desesperadamente conseguir aire.
-Te unirás a la búsqueda- mascullo Buggy con furia -¡Lleva hombres contigo y encuentra el mapa de mi tesoro de una vez por todas!- Rugió el hombre de la Bara Bara no mi arrojando al pobre tipo en sus manos con violencia al suelo.
-¡Si...SI CAPITÁN!- Se apresuro a responder el asustado hombre, acariciando con delicadeza su cuello -¡A SU ORDENES!- chillo mientras intentaba ponerse de pie en el menor tiempo posible, empeorando su nerviosismo al ver a su capitán tan cerca de si.
-Una cosa más- lo detuvo Buggy, sintiendo sonoramente como la respiración de su subordinado se cortaba del miedo -Si me fallas, te mato- cinco palabras bastaron para lograr que el pobre hombre se dirigiera corriendo hacia la salida, demasiado asustado como para contestar, sin embargo, eso no le importaba en este momento. -¡Houdini!- Rugió Buggy, llamando la atención del otro hombre en el lugar.
Junto al capitán de la nave, un hombre se encontraba sentado en una mesa; Su nombre es Houdini y su aspecto ya de por si es bastante peculiar: lleva un largo y desgastado sombrero puntiagudo con estrellas descoloridas, una capa raída que ha perdido su antiguo brillo, una túnica color morado y una barba postiza que no se ajusta correctamente a su rostro. El hombre en cuestión se encontraba haciendo movimientos con sus manos, como si quisiera rodear sin tocar una bola de cristal en el medio de la mesa.
-¿Qué...qué necesita capitán?- preguntó temeroso el hombre en un susurro.
-¿Puedes usar tu poder para encontrar mi mapa con tu bola de cristal?- Preguntó el payaso, sin embargo, su tono de voz denotaba que no era una simple pregunta si no una orden que quería ver cumplida.
-Si, capitán- suspiro el hombre derrotado. Haciendo unos leves movimientos con sus y concentrándose lo más que podía Houdini se rodeo de un aura de color gris mientras su esfera comenzaba a mostrar una nítida imagen.
Lo que antes parecía ser una bola de cristal opaca comenzó a aclararse, despejándose como a poco hasta mostrar imágenes nítidas de un paisaje perfectamente conocido para los presentes. La bola comenzó a mostrar un vasto y despejado cielo azul, casi sin nubes que lo perturben y, debajo de él, un océano igual de azulado. Allí, en las afueras de la isla, un pequeño muelle de rustica madera se podía apreciar.
La bola de cristal amplio la imagen, permitiéndole a los presentes observar mejor como un pequeño barco pesquero era amarrado por un corpulento espadachín peliverde.
-Vaya, vaya, vaya ¿Qué tenemos por aquí?- Se pregunto el payaso con una sonrisa malvada -Te felicito Houdini, acabas de atrapar a un intruso-
Apenas habían terminado de remar hasta llegar a tierra firme con todo lo que daban sus brazos, sin embargo, Zoro pudo notar como ninguno de sus tres acompañantes estaba tan entusiasmados con el echo de desembarcar en la isla al momento de ver el muelle pero eso no le importaba ahora, acababa de encontrar a Luffy, no lo perdería ahora.
Utilizando una vieja cuerda que encontró en el barco, el Roronoa amarro fuertemente a sus prisioneros y, con el trozo sobrante, aseguro el barco a tierra firme.
No deberíamos estar aquí Roronoa-sama- exclamo tembloroso uno de los bandidos, viendo como el espadachín ignoraba completamente sus palabras.
-¡Si!- secundo otro de sus compañeros al borde del llanto- por favor ¡No nos haga bajar!-
-¡Eso, dejanos irnos!-
-¡Olvidenlo!- Bramó violentamente el espadachín, dando un ligero golpe con su pie al casco del barco y ocasionando que los bandidos chillaran ante el repentino movimiento -Ese pájaro voló por aquí, ¿No? ¡Iré a buscarlo y eso es definitivo!-
-¡Pero no lo entiende. Este es territorio de nuestro capitán, Buggy el Payaso! ¡No es seguro!-
-¡Entonces por que te opones tanto, idiota!- Rugió Zoro nuevamente, tentado a noquear rápidamente al trió de idiotas y acabar con el debate.
-¡Usted no lo entiende!- Se atrevió a responder otro de los piratas -¡Ya le fallamos una vez al capitán, si nos encuentra ahora, nos matará!- Lloró, dejando completamente mudo al espadachín. El resto de los presentes vieron este silencio como una pequeña luz de esperanza, sin embargo, después de unos segundos, el espadachín sentencio.
-Vendrán conmigo entonces-
-¡AHHHHHHHH NO PUEDE SEEEEEEER!- lloro uno de los piratas.
-¿Estamos muertos verdad?- Pregunto uno de los bandidos a modo de susurro, todo esto bajo la atenta mirada del peliverde.
-Muertisimos- sentencio su compañero
La cacofonía de varios pasos era lo único que se dejaba escuchar entre las vaciás calles del pueblo y, mientras más se alejaban del muelle, más los inundaba el silencio atronador que se escabullía entre las piedras de los edificios. Inclusive el graznar de las gaviotas parecía haberlos abandonado mientras más se adentraban en el pueblo desierto.
Zoro seguía de cerca el camino trazado por sus rehenes, sin embargo, sus instintos no paraban de enviarle señales nefastas; algo no estaba bien con esta isla.
-Oe ¿Qué demonios pasa aquí? ¿Donde esta la gente?- Pregunto el espadachín alerta, siendo incomodado por el desolado paisaje.
-¡No tenemos idea Roronoa-sama!- Respondió rápidamente el trió, temiendo despertar la furia de su captor.
-¡Si! Nosotros fuimos enviados a buscar el mapa que nos robaron, no tuvimos que nada que ver con… lo que sea que paso aquí- Incluso para los piratas de Buggy, el paisaje era de todo menos prometedor
Prosiguieron con la marcha en silencio, intentando estar atento de cualquier señal ya sea de Luffy o cualquier otra persona que se cruzaran, sin embargo, no parecía que la suerte los beneficiara. No había nadie a la vista.
De repente y sin previo aviso, un sonido extraño a la lejanía llamo la atención del grupo.
TAP TAP TAP
-¡¿Que fue eso?!-grito uno de los bandidos, siendo callado rápidamente por el peliverde.
-¡Silencio idiota!- amonesto el espadachín, tapando la boca del bandido, intentando agudizar sus sentidos al máximo para encontrar la dirección del sonido hasta que finalmente… -Por aquí-
Zoro y los piratas avanzaron entre los empedrados callejones del pueblo, atravesando paso a paso edificios vacíos y casas fantasmas. Poco a poco, metro a metro, el grupo comenzó a notar como los sonidos previamente escuchados parecían aumentar de intensidad con cada paso que daban. Estaban cerca.
No les tomo tanto tiempo, pues, apenas al doblar la esquina de una pequeña librería, Zoro se encontró una imagen completamente irreal.
A primera vista parecía ser como si una gran fila de personas se moviera lenta y pausadamente hacia el centro del pueblo, sin embargo, en lugar de ser personas las que en ella marchaban, una mezcla bizarra de peluches, animales y objetos aleatorios se alinean para llevar cajas de carga hacia un lugar desconocido. Al frente de la fila, un enorme peluche de oso de felpa, con brazos largos y rechonchos, se tambalea bajo el peso de una caja de carga desproporcionadamente grande para su figura. Sus ojos de botón miran fijamente hacia adelante, reflejando una determinación inexpresiva.
Detrás de él, un peluche de unicornio con alas ha sido modificado para cargar cajas con su cuerno mágico. Aunque su aspecto es encantador, su mirada muestra un trance similar al del oso de felpa. Más adelante, una mezcla extravagante de un pato de goma gigante y una lámpara de escritorio con patas se tambalea bajo el peso de otra caja de carga.
La respuesta ante semejante imagen no podía ser otra.
-¡¿QUE DEMONIOS ESTA PASANDO AQUÍ?!- El grito exaltado de Zoro se dejo escuchar por kilómetros a la redonda, sin embargo, la amalgama de peluches y cosas raras que allí vagaban no parecían haber captado su presencia, siguiendo con su tarea sin interrupción.
Ni Zoro ni sus tres acompañantes podían entender el escenario que frente a ellos estaba aconteciendo, sin embargo, por la mente del espadachín, varios pensamientos comenzaban a arremolinarse. Todo empezaba a tener menos sentido desde que desembarcó. Siendo completamente sincero, no quería inmiscuirse en lo que fuera que estaba pasando en ese maldito lugar pero si quería encontrar a Luffy tendría que hacer algo. No podía quedarse quieto.
-E..espadachín-sama ¿A donde va?- Pregunto incrédulo uno de los bandidos, viendo como el joven peliverde avanzaba junto a la extraña fila de juguetes.
-¿Qué no es obvio? Voy a averiguar que demonios esta pasando en este pueblo- Parlo el Roronoa sin siquiera voltear a verlo, pudiendo escuchar como el trió se tropezaban entre ellos con tal de seguirle el paso "Con algo de suerte seguro que te encontrare en el camino"
El circo, el cual antes era un reguero de movimiento, se encontraba ahora más ajetreado que antes. Grandes cajas de mercancía habían comenzado a llegar y ahora, gracias a la ayuda de Houdini, muchas más esperarían, por lo cual toda la tripulación tendría que trabajar rápido si querían salir de del pueblo antes del final del día.
Buggy veía su imperio crecer con una sonrisa depredadora. Ahora todo lo que necesitaba era el mapa que le habían robado, con el y todo lo que saqueo del pueblo, tenia vía libre al Grand Line. Estaba un paso más cerca de Laugh Tale. Un paso más cerca del One Piece.
-¡Capitán!-
Escuchó a lo lejos. Logrando divisar al inepto que envió a buscar a quien haya robado su mapa a la hora de voltear. Sonrió con suficiencia, esperando más buenas noticias.
-¡Lo siento capitán, se escapo!- Se apresuro a disculparse el pirata, arrodillándose con la frente al suelo mientras rezaba porque su capitán se apiadara de él.
-¿¡QUÉ?!-
-¡Intentamos detenerla, pero un hombre cayo del cielo y golpeo a nuestros hombres. No pudimos hacer nada contra él!-
-¡TU MALDITO!- Exclamo un furioso Buggy, tomando varios cuchillos de entre sus ropajes y aproximándose al asustado pirata, quien seguía rogando por su vida. -¡Te dije que sucedería si volvías a fallarme!-
-Capitán- Llamo una tercera pero Buggy lo ignoro completamente.
-¡En esta tripulación no toleraré la insubordinación ni la incompetencia!- Gruño el payaso, dispuesto a acabar con la vida del inepto. Tenia que imponer un ejemplo para el resto de idiotas, ejemplo de que nadie le falla a Buggy El Payaso y vive para contarlo.
-Capitán-
-¡Di tus ultimas palabras!-
-¡NOOOOOOOOO!- Lloro desconsoladamente el pirata, cerrando sus ojos y esperando el final.
-¡Capitán!-
-¡¿QUÉ?!- Exploto finalmente el Payaso, viendo con furia asesina a su tripulante; un hombrecillo pequeño, calvo y de ojos saltones, quien lo miraba con rostro aburrido. Deteniendo sus cuchillos a meros centímetros del rostro de su futura victima, el Payaso volvió a preguntar.- ¡¿Qué?!-
El hombrecillo no dijo nada, solamente señalo hacia la entrada de su gran carpa, mostrando a una joven chica de cabello naranja y, junto a ella, un niño con sombrero de paja el cual se encontraba maniatado con una soga.
-Capitán Buggy, al parecer la ladrona volvió por si sola-
Esas palabras. Esas bellas palabras, lograron sacarle una verdadera sonrisa a Buggy, al parecer su suerte estaba empezando a mejorar.
El espadachín camino a paso firme junto a la gran fila de animales junto con sus rehenes completamente decidido a seguirlos hasta cualquier sitio si eso significaba llegar a la luz al final del túnel. Aunque aun se encontraba extrañado por la bizarra escena que estaba presenciando no dejo que lo inofensivo de la situación nublara su juicio y mantuvo sus sentidos completamente alertas en todo momento, ignorando la charla inútil del trió de rehenes.
Entonces, sin previo aviso, una explosión atronadora hizo temblar el suelo bajo sus pies, sacudiendo el aire con una onda expansiva. Todos, incluidos Zoro y los bandidos, saltaron de sorpresa. Una densa cortina de humo se desplegó en el aire, pero se disipó rápidamente, revelando a un personaje sorprendente; sobre el tejado de una de las casas del pueblo, un misterioso hombre vestido similar a un mago se hizo presente, alertando al grupo de hombres.
El pequeño mago no les dio tiempo de pronunciar palabra alguna siquiera, pues de entre sus mangas, saco una pequeña botella con un liquido rojo brillante.
-¡Red Burst!-
Una lluvia carmesí se cernió sobre los desdichados piratas, amenazando con volarlos en pedazos ante el más mínimo impacto.
-¡CUIDADO!-
El grito desesperado de los piratas no tardo en dejarse escuchar, sin embargo, los rápidos reflejos del espadachín le permitieron esquivar por milímetros las peligrosas explosiones, salvando a sus pobres y aterrados rehenes en el proceso cargándolos sobre sus hombros.
Houdini sudo con nerviosismo, no quería decepcionar a Buggy, sabia lo que sucedería si lo hacia, pero ese hombre no era poca cosa. Tendría que dar más de si quería sobrevivir a la rabia de su capitán.
-¡Red Storm!- El mago saco una infinidad de botellas con líquidos de todos los colores dentro de ellas, arrojándolas sobre los desafortunados piratas bajo la mortal lluvia. Las explosiones no se hicieron esperar, haciendo retumbar el suelo bajo sus pies. El espadachín hacia todo lo posible por esquivar cada proyectil, pero incluso para alguien de su calibre era demasiado difícil evitar un ataque tan desesperado.
Escombros, peluches y distintos tipos de seres eran arrojados violentamente por los aires fruto de los incesantes ataques del mago.
Zoro salto sobre los escombros con rapidez, evitando las explosiones lo mejor que podía y tratando de alejar al mago de los "civiles" que parecían estar controlados por algo ajeno a ellos, sin embargo, lo estaban acorralando. Una serie de ruidosas explosiones justo frente a el se interpusieron en su camino, logrando que una gran cortina de humo de diferentes colores dificulte su visión. Tenia que actuar rápido, sabia que no podía esquivar eso para siempre. Fue entonces cuando la salvación se presento justo frente a sus ojos, un pequeño local de venta de ropa, apenas afectado por las incesantes explosiones se postraba frente a él así que, sabiendo que era su única opción, el Roronoa corrió hacia allí a toda velocidad.
-¡Maldición!- Gruño el mago con palpable nerviosismo -¡Mueran, mueran, mueran!-
Más pócimas fueron lanzadas hacia su dirección, demasiadas para contar, demasiadas para ser esquivadas. Las posibilidades se hacían cada vez más y más pequeñas así que, en un increíble acto que dejo sorprendido tanto al mago como a los pobres piratas, el Roronoa lanzo con todas sus fuerzas al trió de idiotas hacia adelante. Los hombres gritaron de miedo al surcar los aires a toda velocidad antes de atravesar ruidosamente el cristal de la tienda, dejándolos algo heridos pero relativamente a salvo de los ataques enemigos.
Zoro jadeo con cansancio, desenvainando Wado Ichimonji. Quizá pudiera desviar alguno de sus ataques si se movía con cautela, sin embargo, nada pudo hacer cuando una poción con un extraño liquido rosa estallo en su cara.
Fua como me costo terminar de escribir este capitulo gente, no se hacen idea de cuanto tiempo intente terminarlo pero simplemente las ideas no fluían, eso, sumado al poco tiempo disponible, hizo estragos en mi cabeza a la hora de ponerme a terminar esta parte. Sin embargo, finalmente conseguí la inspiración para lograrlo.
Sin mas que decir, espero de corazón que les haya gustado. Cualquier duda, pregunta o recomendación es bienvenida siempre que sea desde el respeto, y yo la responderé lo más pronto que pueda.
Eso es todo por ahora amigos, nos leemos la próxima!
