Solomon
Sinopsis:
Te invito a leer la historia de Ethan Locked, un joven mutante de 17 años que tiene la extraordinaria capacidad de analizar y comprender cualquier cosa que toque, desde objetos inertes hasta seres vivos.
Dos años después del despertar de sus asombrosos poderes, Ethan genera indirectamente la separación de su familia y el desprecio y temor de su madre Rachel.
Un Ethan de 17 años, con su confianza diezmada y totalmente pesimista consigo mismo debido al trato de su madre y el abandono de su padre, además de sus problemas para controlar sus poderes, es reclutado por el profesor Charles Xavier para unirse a su "Instituto Charles Xavier para Jóvenes Superdotados".
Aunque inicialmente dudoso, Ethan acepta su propuesta por la promesa de aprender a dominar sus poderes. Sigue la historia de Ethan, donde no solo logra controlar su habilidad única, sino que también se embarca en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento como persona y héroe.
Capítulo uno: gen x
Era un día como cualquier otro en el condado de Chicago, en la calle de Dearborn Street, hay una casa de dos pisos de aspecto corriente. En una de las habitaciones del segundo piso se estaba moviendo una figura debajo de las sábanas de la cama, de forma cansada y desorientada se estaba levantando un adolescente de estatura promedio y de complexión sumamente delgada casi escuálida, tenía el cabello castaño y largo con ojos grises marcados por ojeras negras, parecía tener unos 17 años. Se dirige lentamente al baño, cuando llega al baño duda un momento y toma el extremo de su remera para quitársela para bañarse. En el momento en que sus dedos tocan la tela de la remera siente una descarga y varios tipos de información se muestran en su cerebro:
Material: mezcla de tela y lino
Ancho: 51 cm
Largo: 70 cm
Color: gris
Conteo de hilos: 3550
Tiempo de uso: 2 años
Costuras: una en el hombro y otra en la parte baja de la espalda
Daños: una posible ruptura en el cuello
Cuando la descarga terminó, rápidamente el adolescente se sacudió la cabeza y se sacó la remera. Esta situación se repitió con cada prenda que tocaba, el ciclo de toque, descarga e información se mantuvo hasta que estuvo desnudo. Este era Ethan Locked, un adolescente promedio de Chicago, sólo que tenía una peculiaridad: era lo que se conoce en la actualidad como mutante, gente que posee un gen especial conocido como gen-x, un gen especial en el ADN que se despierta usualmente en la pubertad y que les brinda un poder a su portador. Puede ir desde superfuerza, invisibilidad, lanzar fuego y la típica telequinesis. En este caso, el poder que le tocó a Ethan es bastante único: cada vez que toca algo recibe información de lo que toca, aumentando la comprensión que tiene sobre eso. Pero eso no solo aplica a los objetos o materia inorgánica, también aplica para los seres vivos. Esto lo sabe porque sucedió al mismo tiempo que despertó sus poderes mutantes hace 2 años.
Estaba de regreso en casa después de un día normal en su secundaria. Debido a su complexión delgada, estatura promedio y personalidad algo tímida y cobarde, era el blanco más usual de lo que se conoce como bullie, pero realmente no le importaba mucho. Tenía algunas personas con las que hablaba, pero no lo suficiente para llamarlos amigos. Vivía con su madre Rachel, una mujer de cabello castaño, el mismo que el de él, y unos ojos verdes brillantes. Su padre Derek, un hombre de complexión delgada, cabello negro y ojos grises. Él había heredado tanto su complexión delgada como sus ojos grises de su padre. Su hermana Julia tenía 5 años, ella posee los mismos ojos verdes que su madre y un sorprendente cabello rubio, cosa que sorprendió bastante a sus padres, pero sabiendo que hay antecedentes de rubios en la familia lo atribuyeron a un gen recesivo.
Entrando por la puerta de su casa, escuchó ruidos en la cocina y supuso que era su madre Rachel cuidando a su hermana Julia mientras preparaba la comida.
-Hola mamá, ¿estás bien? Te ves un poco mal- dijo Ethan en el momento que entró a la cocina, y no era para menos, su madre se veía algo desarreglada, colorada, sudada y un poco tensa.
-Ahh Ethan, llegaste temprano hoy. No es nada, solo una gripe-dijo ella cuando se dio la vuelta sobresaltada, parecía incluso más tensa que antes.
-Sí, el profesor Krint nos dejó salir antes por una emergencia familiar. Oye mamá, si te sientes mal puedes ir a descansar, yo me encargo de terminar la comida y de cuidar a mi hermana- dijo el castaño menor con preocupación luego de ver el estado cada vez peor de su madre.
Ethan se movió para tocar su frente y ver si tenía fiebre, pero en el momento en que sus dedos tocaron su frente algo que marcaría su vida sucedió. Sintió como una descarga eléctrica que recorrió su cuerpo y entonces información llegó a su cerebro como un torrente descontrolado.
Edad: 38 años
Tipo de sangre: A+
Color de ojos: verde
Estatura: 1.60 m
Color de pelo: castaño claro
Cantidad de hierro en la sangre: 40%
Pulsaciones: 130 latidos por minuto
Cantidad de endorfinas: superior al promedio y en aumento
Oxígeno en la sangre: 120%
Hematomas: en el cuello y en la zona lumbar
Material externo en el organismo: esperma masculino.
La información continuó llegando a su cerebro, pero no fue lo único que pasó. Fue como si un velo que tapaba su cerebro se hubiera retirado y entonces varias memorias que serían inconexas se unieron formando un mapa a una verdad que lo conmocionó. Las dificultades de sus padres para tener otro hijo, las ocasionales discusiones de su madre con su padre sobre que él pasaba demasiado tiempo afuera y que no pasaban tiempo juntos, el aumento que hubo en la jornada de trabajo de su padre, la extraña cercanía que empezó a haber entre su madre y el vecino de la esquina llamado Ezequiel meses antes de su embarazo, las esporádicas y cada vez más frecuentes visitas de Ezequiel a su madre, su extraño y poco disimulado interés por Julia, y por último el llamativo color áureo del cabello de Julia, el mismo que compartía con Ezequiel.
Toda esa extraña descarga, la llegada de la información y la conclusión que se formó, se sintieron como horas en su mente pero fue menos de un segundo en la vida real. Cuando la descarga terminó dejo de tocar la frente de su madre y miró a su herma... no, media hermana Julia, la misma que fue concebida en una aventura entre su madre y Ezequiel, misma que se mantenía hasta hoy. Solo pudo ver a su madre con incredulidad y traición mientras retrocedía y se apoyaba en la mesa para mantener el equilibrio. Entonces sucedió de nuevo, la información de la mesa llegó como una cascada.
Material: caoba
Largo: 160 cm
Ancho: 60 cm
Daños: grietas y desgaste en las patas traseras y cortes de cuchillo por toda la superficie
Tiempo de uso: 20 años
Cuando la información terminó, soltó la mesa con pánico y se tambaleó hacia atrás cayendo. Trató de agarrarse de algo para mantener el equilibrio, pero cada vez que cualquier cosa tocaba sus dedos, varios conjuntos de información llegaban a su cerebro. Tal cantidad de información repentina provocó que se desmayara.
Cuando despertó, apretó los ojos con fuerza, tenía una increíble migraña. Sentía como si su cabeza fuera a explotar. Cuando se calmó lo suficiente, abrió los ojos lentamente y vio que estaba en el sofá de la casa. Sus padres lo miraban con suma preocupación. Estaba por hablar, pero entonces todo lo que sucedió antes lo golpeó.
-Mamá, el vecino, aventura, Julia- dijo de forma totalmente apresurada y casi balbuceando, y subió corriendo las escaleras para ir a su habitación. Necesitaba tiempo para procesar el extraño poder que desarrolló y lo que descubrió con él.
Su puerta estaba abierta, por lo que no tuvo que tocarla, pero en el momento en que la empujó para cerrarla, sucedió de nuevo.
Material: roble
Integridad: varias zonas deterioradas por el tiempo y la humedad.
Tiempo de uso: 3 años.
Materia externa: chapas de aluminio pegadas.
Cuando el momento terminó, saltó aterrado y pateó la puerta con fuerza. Se sentó en posición fetal en la esquina, manteniendo sus manos lo más alejadas de todo. No quería volver a repetir la experiencia.
No sabe cuánto tiempo estuvo así o cuándo se durmió. Se despertó desorientado y extremadamente cansado, como si toda la noche su cerebro no hubiera parado de trabajar. Pensó que todo lo vivido fue un sueño, pero en el momento en que apoyó su mano en el piso para levantarse y la descarga eléctrica junto a la información correspondiente llegó a su cerebro, supo que todo lo que pasó ayer fue verdad. Estando ya parado, pero con una punzada en la cabeza cada vez mayor, abrió la puerta con el codo y bajó al primer piso de la casa. Todavía era muy temprano, por lo que no había nadie despierto. Con sumo cuidado, se puso la mochila que había quedado abandonada en el sillón por su desmayo y se fue de la casa poniendo toda su atención en no tocar nada con sus dedos.
Como era tan temprano, el transporte escolar todavía no pasaba por su casa, por lo que decidió caminar. Eso lo ayudaría a calmarse y pensar en toda la experiencia de ayer. En todo el camino a su escuela no hubo nada fuera de lo normal, pero se sentía aterrado de tocar cualquier cosa. No quería volver a sentir la descarga y, sobre todo, volver a desmayarse.
Pasó por la entrada de su secundaria y entró directo a su salón de clases. Se sentó en la esquina de la parte de atrás, usualmente se sentaba justo por el medio para no llamar la atención, pero ese día no quería hablar con nadie. El salón se fue llenando poco a poco y al final entró la profesora Stang, ahora tocaba física. Ethan odiaba la física, le parecía muy complicada. Cuando estaba a punto de abrir su mochila para sacar su carpeta, recordó lo que pasaba si tocaba algo, así que con un poco de vacilación y miedo a que lo descubrieran y pensaran que estaba haciendo de vago, bajó la cabeza y se esforzó por intentar recordar la clase. Pero simplemente no pudo, todo lo que descubrió ayer no paraba de repetirse en su cabeza, incapacitándolo de concentrarse en cualquier otra cosa. Y el hecho de tener que estar concentrado en no tocar nada con sus manos para evitar la descarga tampoco ayudaba.
En un momento, la profesora lo vio fijamente y notó que no tenía ningún tipo de material en su mesa. Debió haber notado que algo le pasaba por su palidez más marcada de lo normal, sus ojeras, su aspecto desaliñado y, sobre todo, la mirada de pánico que tenía en la cara. Pero por suerte, Ethan, aunque no era el alumno más brillante o talentoso, siempre fue uno que se mantenía al día y hacía sus deberes, por lo que lo dejó pasar y al final de la clase solo le dijo de pasada, cuando se dirigía al patio por el receso, que fuera a la enfermería si se sentía mal y que descansara.
Esto se mantuvo por el resto del día, pasando cada una de las clases como un ruido de fondo en la nebulosa que era su mente. Cuando regresó a su casa, todo parecía normal: su padre recién llegado del trabajo, su madre y Julia en la mesa con la comida ya servida esperándolo. Le costó horrores poder mirar a su madre a la cara, el sentimiento de traición no solo a él y a su padre, sino a la familia en sí, le apretaba el pecho. Pero cuando la miró, vio que intentaba actuar con naturalidad, pero se la veía tensa. Saludó a su familia con la mayor tranquilidad que pudo y se forzó a ignorar la cada vez más familiar descarga de información al tomar el tenedor y comió la comida.
Nadie comentó su desmayo de ayer, las palabras casi incoherentes que dijo, ni su posterior huida. Parecía que querían hacer como si nada hubiera pasado, pero todavía se sentía esa extraña atmósfera en el comedor, como si el término "elefante en la habitación" cobrara vida. La comida terminó sin demasiados problemas y cada uno se fue a hacer sus cosas. Ethan pasó todo el resto del día intentando probar si podía tocar las cosas sin que se activara la descarga, pero fue inútil.
Este ciclo de levantarse cansado, caminar a la escuela, sentarse en la esquina y pensar en el tormento que se había convertido su vida -no tener la capacidad de tocar nada sin la posibilidad de que se desmayara, llegar a su casa donde lo esperaría un ambiente incómodo- se prolongó por una semana entera. Al tercer día, los profesores se quejaron con él por su falta de actividad en clase, por lo que se forzó a aguantar las ya típicas descargas cuando tocaba su lapicera, cuaderno, corrector, etc. Y siguió adelante, aunque no hubo ningún progreso con respecto a tocar las cosas de forma normal. Cada vez las descargas dolían menos y podía tocar más cosas sin desmayarse, por lo que mantuvo extremo cuidado con cada movimiento que hacía, haciéndolo ver torpe y casi tonto, como si tuviera una discapacidad, o al menos eso fue lo que escuchó de los murmullos de sus compañeros.
Todo fue relativamente normal hasta que, al término de la semana, llegó a su casa y lo que lo recibió fue la discusión más fuerte de sus padres que podía recordar. Había cosas tiradas por todo el piso, muebles corridos como si hubieran sido empujados con fuerza y en el centro del living estaban sus padres gritándose mutuamente. Su padre, con una valija cerca suyo agarrándola cada vez con más fuerza, y su madre totalmente desaliñada y, sobre todo, desnuda. Solamente la cubría una frazada que estaba sospechosamente húmeda.
-¡Me fuiste infiel con ese vago de la esquina, después de romperme el lomo para mantener a esta familia! ¿Sabes cuán cansadas y fatigantes eran esas horas extras que tomé? ¡Solo para que vayas y te acuestes con el primer hombre que veas, en mi propia cama!- dijo su padre ya en este punto gritando, su cara parecía una mezcla de totalmente furioso y completamente devastado.
Como si fuera una ocurrencia tardía, supuso que lo más probable es que la humedad en la frazada debía ser fluidos corporales del sexo y que el aspecto tan indecoroso de su madre se debía a que su padre la había atrapado in fraganti con el vecino. Más tarde, Ethan se preguntaría de dónde conocía la palabra indecoroso y cómo le salió tan naturalmente.
-¡Y quién te pidió que tomaras todas esas horas! Yo no quería dinero o cosas, solo quería a alguien que me diera amor y eso fue lo que Ezequiel hizo- dijo su madre, sonando herida pero para él sonaba a la defensiva, como si se excusara.
-¡Pero por todo este tiempo! ¡Julia ya tiene 5 años y es incluso al día de hoy que sigues con él! ¡Los encontré en nuestra cama! Si Julia no es mi hija, ¿cómo sé siquiera si Ethan lo es también?- dijo Derek, ya llorando en este punto.
Al escuchar eso, Ethan se puso incómodo y una parte de su cerebro se lo cuestionó, pero lo descartó rápidamente. El color de ojos que comparte con su padre fue una de las cosas que más le gustaba de sí mismo, lo hacía sentir especial tener un color tan raro de iris y compartirlo con su padre solo lo hizo mejor.
Cuando estaba a punto de interferir, su padre se empezó a mover hacia la puerta. Seguía llorando y le dirigió una mirada sumamente complicada, como si recordara todos sus momentos de padre e hijo, pero dudara de su parentesco, haciéndolo sentir como un idiota. Le dedicó un rápido adiós, cargó su valija en su auto y se fue en una dirección aleatoria. Lo más seguro es que no lo volvería a ver.
Se dio la vuelta y avanzó lentamente hacia su madre, sintiéndose fatal. La casa estaba en un total silencio, excepto por los gritos de Julia, que lo más seguro es que acabara de levantarse.
-Mamá, yo lo...- dijo Ethan con voz sumamente quebrada.
-¿Cómo lo descubriste?- dijo su madre con una voz que él no pudo identificar, sonaba entre dudosa, aterrada y totalmente furiosa.
-No, no lo sé. Solo te toqué y hubo una descarga y llegó la información, y yo...- dijo el Locked menor con duda y pánico, seguía muy confundido con su extraña habilidad. Se aproximó para tomar la mano de su madre, incluso sabiendo lo que pasaría.
-¡No te atrevas a tocarme! ¡No eres mi hijo, eres un fenómeno!- dijo la ojiverde, apartando la mano del adolescente con la suya propia y mirándolo con asco, ira y miedo, como si mirara a un animal desconocido que estaba listo para atacarla.
Ethan sintió que su mundo se venía abajo. Su familia, lo que más le importaba en el mundo, acababa de destruirse y todo por su culpa. Su padre se fue y lo más probable es que nunca volviera, y su madre, que antes lo miraba con cariño y afecto, ahora lo miraba como si fuera un monstruo.
Cuando su madre pasó a su lado para ver a su media hermana, que ahora gritaba más fuerte, no lo miró y lo esquivó como si fuera tóxico. Él solo pudo quedarse ahí parado, como si estuviera entumecido. Después de un rato, al ver que nadie venía, fue a cerrar la puerta de su casa que había quedado abierta en la huida de su padre, y caminó a su habitación de forma lenta y mecánica, como si estuviera muerto en vida.
Tanto cuando tocó la puerta de la entrada como la de su habitación y cuando se acostó en su cama, sintió la descarga de datos recorrer su cerebro, pero en este momento fue bien recibida. Fue bueno sentir algo, lo que sea. No sabía cómo sería su vida después de hoy, pero sí sabía que no volvería a ser la misma, tanto para bien como para mal.
Hola , me presento , pueden llamarme Weedmer, soy un escritor primerizo y esta es mi primera historia real ,por favor díganme que les pareció el primer capítulo de la historia, acepto cualquier tipo de feedback, desde preguntas y sugerencias hasta insultos si les pareció malísima la historia, todo sirve para mejorar, ya sé que tengo errores en la ortografías y tengo que mejorar mucho en mi método de escribir, solo les pido una oportunidad a estar historia que hago por diversión y para plasmar una idea que tengo hace meses.
Sin nada más que decir me despido.
(postdata intentare actualizar una vez a la semana)
