Toda esta historia la escribí yo, pero los personajes son de S. Meyer.
Capítulo 18
Edward
La cantidad de gente que se me acercó a dar su enhorabuena (en su mayoría falsos) fue abrumador. Quería separarme de todos ellos e ir a buscar a mi prometida, y nadie pudo culparme cuando repartí gestos amables a regañadientes y me disculpé del grupo para ir en busca de Bella.
No fue difícil de encontrar, considerando que chocó contra mi en la entrada del salón.
La tomé de los hombros para estabilizarla. Su piel, pálida ya de por sí, lo estaba aún más, y tenía una pequeña perla de sudor en la frente. En un gesto inusualmente dulce se lo retiré con mi pulgar. Ella alzó la vista hacia mí y pareció aliviada al ver que sólo era yo.
Inmediatamente me tensé en alerta.
—¿Ha pasado algo? —pregunté. Si alguien se había atrevido a molestarla, lo mataría. No me importaba que estuviéramos en medio de un evento; incomodar a Bella sería como molestarme directamente y todos debían saberlo.
Ella debió leer mi expresión, porque se apresuró a negar.
—No, por supuesto que no —contestó con rapidez. Le entrecerré los ojos, dudando, y ella sonrió con nerviosismo—. Es que no se me dan las situaciones sociales, eso es todo. Estoy acostumbrada a estar sola todo el tiempo.
Acaricié su mejilla, sin poder detenerme.
—Eso ya no sucederá —prometí.
Sus ojos marrones brillaron.
—Eso espero.
—Edward —la voz jovial de mi hermano interrumpió nuestro concurso de miradas. Venía detrás de Bella, estaba sonriendo y sosteniendo una copa de champagne—, no me has presentado a tu prometida.
Resistí el impulso de rodar los ojos. Por supuesto que sí.
—Bella, este es Seth, mi hermano menor —presenté. Mi mano se posó en su cintura cuando Bella se puso rígida, y ese movimiento pareció hacerla sentir mejor.
—Hola, Seth —murmuró, mirando hacia el piso.
Fruncí el ceño, no me gustaba su actitud excesivamente mansa y sumisa. Pero la personalidad de Bella en su mayoría de las ocasiones era así, y rara vez salía de su caparazón. Ahora que lo hacía conmigo más seguido, me sentía afortunado.
Era raro cómo había comenzado a disfrutar la compañía de mi prometida. Si seguíamos así, nos esperaba un futuro prometedor como esposos. E incluso, con algo de suerte, me podía imaginar amándola.
Detuve el pensamiento tan rápido como llegó.
—Vaya, no seas así. No muerdo —mi hermano sonrió.
—Déjala en paz, Seth —hice una mueca—. ¿Dónde están los demás?
—Oh, Rose y Em acaban de llegar. También mis tíos —Seth estudió con la mirada el salón—. Ah, sí, están por allá. Deberíamos presentarlos. Después de todo, somos familia… ¿no es así, Bella?
Bella dio un respingo, pero se recompuso rápidamente.
—Sí, claro.
—Te alcanzo —le dije a Seth. Esperé a que se fuera y me giré con Bella entre mis brazos, obligándola a alzar la mirada para verme—. ¿Te pasa algo?
—No.
—¿Por qué me mientes?
Su labio inferior tembló.
—No lo hago —mintió de nuevo.
—¿Es por tu padre? —inste con rencor—. Si es así, no tienes por qué tenerle miedo. No dejaré que te haga nada, lo prometo.
Bella me estudió con la mirada.
—Ni siquiera estás conmigo la mayor parte del tiempo, ¿cómo podría creerte? —preguntó con disgusto—. Me ignoraste por días. Creí que nuestro compromiso estaba acabado.
—Nunca —juré, sosteniendo su barbilla—. Eso no pasará. Nos casaremos y nos iremos de aquí.
—Pero mientras tanto, sigo teniendo que estar encerrada aquí.
—Adelantaré la boda —dije, antes de siquiera procesar lo que estaba prometiendo. Pero se sentía natural. Quería estar junto a Bella, me gustaba, después de todo, ¿por qué había que esperar más?
Ella parpadeó, atónita.
—Es dentro de tres meses, ¿qué más se puede adelantar?
Me encogí de hombros.
—Lo haremos en la mitad del tiempo.
—Pero mi mamá, la organización…
—Bella —la interrumpí, mirándola directamente a los ojos. Los suyos brillaban con desconfianza—, ¿quieres estar conmigo o no?
—Lo quiero —contestó inmediatamente.
Sonreí, complacido.
—Entonces está resuelto.
Se vio tan abrumada por un momento que tuve que preguntar:
—¿Qué?
Parpadeó lentamente.
—Sonreíste.
—Yo… —iba a negarlo, pero me di cuenta de que era verdad— sí.
—Creo que tuve un cortocircuito por un momento. Eres demasiado guapo cuando lo haces —se sonrojó casi hasta la frente, como si no hubiera querido decirlo en voz alta.
Esta vez, retuve la sonrisa, pero la diversión me llenó lo rasgos.
—Sí, bueno, no te acostumbres —medio bromeé.
—No lo haré —prometió. Pero ambos sabíamos que estaba mintiendo.
.
Bella
.
La familia de Edward era bastante amable, y si ignoraba el encontronazo que había tenido con Seth hacía no menos de una hora, podría haberme sentido cómoda. Él actuaba como si nada en el mundo le molestara, y tenía su habitual actitud jovial, así que decidí que si él podía ignorar su amenaza de asesinarme con esa facilidad, yo también podía.
Sin embargo, no fue una tarea fácil. Me vi en medio de una plática de vestidos con Esme, la tía de Edward, y Rosalie, su prima política. Ambas estuvieron muy complacidas cuando las invité a ir a mis pruebas conmigo, y estaba segura de que mamá también estaría feliz. Después de todo, ella estaba desesperada por codearse con las altas esferas de la mafia italiana, ¿y qué mejor que con la familia del mismísimo Edward Cullen?
No me gustaba que todo siempre terminaba tomando un tinte político/económico, pero no había nada que hacer. Sabía que en el fondo lo nuestro solo era una transacción, pero ¿acaso no valía la pena soñar por más? Había dejado de lado mi relación con Jasper, la única prueba de "amor" que había tenido en muchos años, así que ¿se me podía culpar por querer que Edward también me quisiera?
Se me revolvió el estómago con el pensamiento, porque estaba siendo deliberadamente cruel y lo sabía. Sentía como si hubiera botado a Jasper y conseguido su reemplazo de un día para otro, y estaba segura de que esos eran los pensamientos de él también, pero nadie sabía lo mucho que me había costado alejarme de esa situación, el decidir no ser egoísta por una vez y tomar la decisión que le haría mejor a todos. Porque una vez que dijera "sí" en el altar frente a Edward, no habría marcha atrás.
La única manera de salir de un matrimonio con un Don de la mafia, es un ataúd.
Me estremecí.
—¿Quieres dar un paseo conmigo? —preguntó Edward, notando mi nerviosismo. Él no tenía motivos para sospechar de mis pensamientos, lo que hizo más dulce su ofrecimiento.
Tomé su mano, enredando mis dedos con los suyos. La suya era significativamente más grande que la mía, pero su calor me hizo sentir muchísimo mejor.
—Sí, por favor.
Salimos al patio de la finca, justo después que él le ordenara a sus hombres que se quedaran retirados de nosotros.
—No deberíamos vernos obligados a tener seguridad —me dijo con el seño fruncido, mientras caminábamos perdiéndonos entre los árboles—, pero es un mal necesario. Especialmente hoy.
—Porque nadie nos quiere juntos, ¿cierto? —añadí con un poco de amargura.
Él me miró con simpatía. No había mucha luz alrededor, más que el reflejo claro de la luna llena, pero aún con la poca luz sus rasgos lo hacían lucir impresionante. Imponente. Cuando un hombre como Edward se relajaba, fácilmente podía hacerse pasar por un modelo.
—No es por ti; ni siquiera por mí —explicó, como si no lo supiera ya—. Nuestra situación no es muy buena.
—¿Qué te hace pensar que eso cambiará? —pregunté con verdadera curiosidad.
Su respuesta fue rápida y franca:
—Serás mi esposa oficialmente, y todos saben que nadie debe cuestionarme.
Eso me hizo sonreír.
—Debe ser muy útil que todo lo que digas se cumpla.
—Pronto será así contigo —prometió.
—No lo creo —diferí—. Incluso con tanto poder, yo no soy el tipo de persona que toma el mando. Nunca lo he sido.
—¿Es así, o siempre te has visto limitada? —inquirió.
Me encogí de hombros.
—¿Importa?
—Por supuesto —contestó con solemnidad.
Sonreí. Miré alrededor nuestro, pero si teníamos hombres cerca, hacían un buen trabajo escondiéndose. No parecía haber nadie en el patio, salvo los árboles y nosotros.
Eso me dio la audacia de acercarme a él y poner una mano sobre su pecho. Por un momento se vio sorprendido, pero inmediatamente reaccionó, acercándome más a su cuerpo.
Los dedos de mis pies se rizaron con placer dentro de mis zapatos de tacón. No sabía qué me pasaba con Edward, qué era lo que él tenía de especial, pero me hacía sentir de manera distinta a todo lo anterior. Ni siquiera Jasper había conseguido hacerme sentir una cuarta parte del cosquilleo que mi prometido causaba en mí.
Desterré enseguida el pensamiento de mi ex guardaespaldas. No quería manchar la situación.
—Parece que tú me puedes ver más que los demás —murmuré. Su rostro gravitó hacia el mío, con nuestros alientos enredándose entre sí. El vaho que producían nuestras respiraciones se hacía espeso a cada segundo debido a la excesiva frialdad de la noche, pero parecía que nada importaba alrededor nuestro una vez más.
Estaba haciéndome adicta a esta capacidad de separarme del mundo cuando estaba con Edward. Me sentía segura, protegida, como si nada pudiera hacerme daño porque estaba con él y él se aseguraría de todo por mí. Era fácil caer en esa espiral, fácil dejarse llevar por esa sensación.
—Te veo, Bella —murmuró por lo bajo—. Nunca he… no soy de prestar atención a los demás a mi alrededor si no es necesario. Eres algo distinto. Al principio pensé que un matrimonio contigo sería cómodo, una buena transacción de negocios, pero ahora…
—¿Ahora? —murmuré esperanzada.
—Ahora sé que tenemos futuro —su mano serpenteó hacia mi cintura, pegándome a su cuerpo—. Sé que podemos ser más. Y eso me complace.
—A mí me asusta —admití.
Sus ojos se llenaron con confusión.
—¿Por qué?
—No quiero decepcionarte —murmuré con culpabilidad—. No quiero decepcionar a nadie.
Su mano acarició mi mejilla, obligándome a mirarlo, ya que había bajado la mirada por la culpa que sentía.
—No lo harás. Ya eres perfecta para mí.
Ese fue un momento crucial en nuestra relación. Fue en el cual decidí que Edward Cullen sería mi futuro. Ya antes me había resignado, pero ¿después de sus palabras, de su obvio respeto por mí? Era algo que quería hacer de buena gana. Quería casarme con Edward, tener una familia con él, intentar ser feliz con lo que la vida me había dado.
Y de alguna manera, sospechaba que estaba recibiendo más de lo que merecía.
—Bésame —pedí con un susurro.
Un momento después, sus labios chocaron con los míos. Y yo solo me dejé llevar.
Hola, hola. Qué suerte de perro tengo para actualizar porque ff no avisa lol. Fíjense pasé todo un mesesote sin escribir porque estaba ocupada por la uni, y ahorita sigo ocupada pero me dio la inspiración y ps por eso aquí estamos, aunque tengo un examen importante el sábado pero a lo mejor y actualice como quiera otra vez en estos días, ya veremos dijo el ciego jajaj
Qué creen? Estuve soñando el otro día y me vino a la mente otra trama de mafiosos así super cool y dije "No, tienes q terminar lo q empezaste" y ps por eso estoy escribiendo el rey, cuando lo termine ya comenzaré la nueva, donde Edward será 200% más malo que aquí, que yo siento personalmente que este Edward de infame no tiene nada haha es bn dulce o son mis ideas nada más?
Sobre Seth, amigas debemos recordar que él puede portarse muy lindo pero sigue siendo un mafioso, o sea no deja de ser un asesino, y ni conoce a Bella, así que él hará lo q crea mejor para su hermano!
Ya me extendí demasiado con esta nota, no era mi plan pero bueno esas cosas pasan jajaj, nos leemos en el grupo de fb recuerden que ahí publico adaptaciones bien cool de libros cool que no se quieren perder. Aparece como SpicyDreams FF en FB!
¡Nos vemos!
