Retazos del pasado
Para disgusto de Blaise finalmente no pudo llevarse a la pelirroja a su casa tal y como había planificado porque, cuando a Granger se le pasó el sobresalto, Potter insistió en que todos ellos fueran hasta Grinmauld Place.
Así fue como Hermione, Draco, Harry, Ron, Luna, Blaise y Ginny se encontraron tomando un segundo desayuno en la cocina que tantas reuniones de la Orden había visto en el pasado.
—Gracias Kreacher —dijo Harry cuando dejó el último plato sobre la mesa.
—Kreacher está feliz de servir al joven amo —respondió el viejo elfo con la voz cascada antes de desaparecer en su madriguera.
—¿Cuántos años tiene ese elfo, Potter? Por Salazar son criaturas muy longevas pero este… debe tener mil años —Blaise miraba el lugar por el que había desaparecido casi sin parpadear.
—Debe cerca de los setecientos —dijo Draco para asombro de todos —¿Qué? —les preguntó con una sonrisa ladeada —sirvió en la casa de Pollux e Irma Black, mis bisabuelos y, antes de eso fue el elfo de Phineas Nigellus Black, el abuelo de mi bisabuelo lo que le hace mi…
—Sí, sí, sí —le cortó Ginny —todos sabemos que tienes un árbol genealógico lleno de Blacks, Malfoys, Rosiers…
—No creo que viva mucho más —murmuró Draco señalando la madriguera.
—Lo sé —Harry apretó los labios y parecía realmente apenado por la posibilidad de que el viejo elfo tuviera los días contados —intento que no haga demasiadas cosas, pero siempre quiere cocinar…
—Siempre estuvo un poco loco —dijo Draco.
—Malfoy, no digas eso —le regañó Hermione con brusquedad.
—¿Por qué no? Es la verdad. Que raro que hayas dejado que Potter tenga un elfo doméstico —sonrió alzando una ceja —cualquiera habría pensado que con todo eso del PEDO lo habrías liberado hace años.
La bruja se envaró y Ron se llevó las manos a la cabeza abriendo mucho los ojos.
Desde el asiento en el que estaba, Hermione no podía verle, por lo que intentó gesticular hacia Malfoy para que dejara de hablar de aquello.
Harry carraspeó y Ginny negó con la cabeza fervientemente mientras Blaise les miraba a todos frunciendo el ceño y, como no podía ser menos, en lugar de callarse, abrió la boca y preguntó:
—¿Qué es el PEDO, Granger?
Ginny cerró los ojos y suspiró. Ronald gimió bajito y Harry cogió su taza de té y le dio un sorbo tratando de ignorar lo que estaba a punto de suceder a su alrededor.
—¡Nada! —replicó la bruja muy alterada —el PEDO no es nada, oh, no, espera sí, es una ventosidad que se expulsa por el…
—¡Hermione! —Ginny, que no sabía si reírse u horrorizarse, interrumpió con una tos a su amiga.
—¿Qué? —se cruzó de brazos y fulminó a Draco con la mirada y, de paso, también a Blaise que alzó las manos en muda defensa sin saber muy bien qué había hecho —se llama P.E.D.D.O —dijo vocalizando cada una de las letras muy despacio —Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros.
Blaise abrió los ojos, parpadeó, miró a Ginny y, cuando ella le clavó las uñas por debajo de la mesa en un claro mensaje que decía más vale que te quedes callado si no quieres que te diga luego un par de cosas, cerró la boca con firmeza.
—Lo que sea —Draco hizo un gesto displicente con la mano y continuó sonriendo —¿Y qué pasó? ¿Al viejo Kreacher no le gustó tu organización? ¿Huyó de ti como todos los elfos de Hogwarts? —soltó una risita y el gemido de Ron se intensificó.
—Ellos no huían —la bruja se sonrojó profusamente —no exactamente.
—Bueno, de eso hace muchos años —intervino Ginny que no estaba dispuesta a pasar por aquello una vez más, no ahora que Hermione había dejado el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y había dejado de perseguirles con cada proyecto de ley que quería que aprobaran —¿Qué tal si vamos a lo importante?
—Sí, como ¿En qué momento te convertiste en un jodido agente secreto? —Blaise centró sus ojos en su amigo —tío y yo pensando que seguías siendo el mismo imbécil de siempre.
—¿Ah que no lo sigue siendo? —masculló Ron en voz baja.
—No tientes a la suerte, Weasley —siseó Draco —no se me ha olvidado que estamos aquí gracias a la enorme boca que tienes.
—Bueno entonces —siguió diciendo Blaise —¿Cómo fue?
Draco suspiró.
—Ni siquiera tenías que saberlo —miró a Harry —¿Cómo vamos a explicarle esto a mi jefe y al tuyo, Potter?
Harry se encogió de hombros y sonrió, demasiado acostumbrado a saltarse las normas por el bien común.
—Lo mejor será que no expliquemos nada —dijo sin más.
—No me lo digas… ellos tampoco dirán nada ¿No?
—Exacto —respondió con una sonrisa.
—Mira, Weasley —Draco ignoró al auror y clavó sus ojos de tormenta en el pelirrojo —más vale que consigas mantener el secreto, sobre todo con la Patil con la que andas liado, porque si ella se entera se lo contará a la otra Patil y ella es la mejor amiga de la cotilla más cotilla que ha existido en el mundo mágico después de Skeeter.
—¿Te refieres a MacMillan? —apostilló Zabini de buen humor.
Draco rió con él mientras los demás les miraban furibundos.
—Esa ha sido buena, Blaise. Pero en realidad me refería a Brown.
—Mi boca está sellada.
—Permíteme tener mis dudas… porque eso dijiste la última vez.
—Como sea —Hermione puso las manos sobre la mesa y suspiró —ya está hecho. Así que vamos a aprovecharlo y a contarles qué estamos haciendo. Estoy segura de que serán más una ayuda que un lastre.
—Vaya Hermione —dijo Ron con una mueca —gracias, creo.
Entre Harry, ella y Draco, les pusieron al día sobre todo el caso, desde el momento en que la Agencia había pedido su ayuda hasta lo que Draco y Hermione habían encontrado en los diarios de Herpo el Loco en Turquía.
—Merlín —Blaise no daba crédito y seguía intentando buscar la forma de conseguir que alguien le dejara visitar la tumba de Imhotep en Egipto porque, aunque no sabía quien demonios era, la simple posibilidad de visitar una pirámide enterrada en perfectas condiciones le parecía la cosa más interesante del mundo —¿Creéis que podríais decirle a esa tal Enola que me enseñe la pirámide? —Ginny le dio un codazo en el estómago e, inclinándose del dolor la miró con arrepentimiento.
—Si, vayamos juntos —dijo ella con una sonrisa maquiavélica —Kamau puede enseñarme a mi El Cairo y tú puedes ver el museo con Enola.
Blaise arrugó el ceño y la contempló con disgusto.
—Entonces —intervino Ron que de pronto se sentía de nuevo como se había sentido siendo apenas mayor de edad cuando se embarcó con sus mejores amigos en la búsqueda de los horrocruxes —Adrian Pucey —miró a Draco —que era tu compañero de equipo en la Agencia junto a Goldstein, es el tarado que ha matado a Dean.
—Por lo que sabemos —corrigió Hermione que quería ser justa con los hechos —Adrian Pucey, Draco y Anthony eran uno de los equipos de la SISA que ayudaba a la Oficina de Aurores en secreto en la captura de los mortífagos.
—Fue la forma perfecta de contactar con ellos —añadió Draco con las mandíbulas apretadas —no hay que ser muy listo para saber que los mortífagos tenían dos opciones, unirse a él o ser entregados al Wizangamont.
Harry se colocó las gafas y asintió en acuerdo con el rubio.
—Su puesto en la Agencia le ayudó a llevar a cabo su plan, de eso no tenemos duda.
—¿Y cómo entra el báculo ese en la historia? —preguntó Blaise.
—Lestrange —contestó Draco — mi padre siempre dijo que Rookwood, Rodolphus Lestrange e Igor Karkarov fueron enviados por el Señor Tenebroso a buscar el báculo durante la Primera Guerra Mágica.
—Pudo haber sido Rookwood también —intervino Harry.
Draco iba a asentir cuando un recuerdo se filtró en su cerebro con la rapidez de un snitch.
—¿Es aquí? —preguntó Adrian.
—Sí —respondió él mirando a su alrededor con evidente desagrado — los muggles son muy raros ¿Cómo pueden vivir en estos aparatomentos?
—Apartamentos.
—Lo que sea, me da claustrofobia solo estar de paso —fue a dar un paso y tropezó con algo blando —vaya, vaya… nuestro buen amigo Augustus Rockewood, aquí, a mis pies — Miró a su compañero con una ceja arqueada y sonrió lentamente — sin un triste duelo que… aburrido —chasqueó la lengua y le apuntó con la varita, girándola lentamente sin dejar de señalarle con la punta —Estás detenido, capullo —escuchó a Adrian suspirar —claro, claro —puso los ojos en blanco —Augustus Rockewood, quedas detenido por un montón de cosas que no te voy a contar porque estás dormido, o muerto
—¿Está muerto?
Se encogió de hombros.
—Creo que respira. Tienes derecho a guardar silencio… a no declarar ¿De verdad es necesario?
Antes de que el otro pudiera responder, los párpados de Rockewood se abrieron de golpe, clavó la vista en las varitas que le apuntaban y después en los rostros de los dos hombres que le observaban desde arriba
—Tú… —dijo abriendo desmesuradamente con los ojos clavados en Adrian.
Los dos sonrieron.
—Chicos —Tony se apareció a su lado, les miró con el ceño fruncido y su rostro se destensó al ver al detenido en el suelo —bien —sonrió ampliamente —creo que esta noche por fin dormiremos en casa.
—Habla por ti Tony. Yo pienso salir a celebrarlo en cuanto pongamos un pie en Londres.
—¿Sabes Adrian? Empiezas a ser mayor para tantas fiestas y desfases.
—Podéis seguir discutiendo de camino al Ministerio —él había usado un incarcerous en Rookwood así como un hechizo silenciador y lo estaba levantando del suelo.
—¿Ha sido rápido, no? —dijo Tony acercándose a ellos —como coser y cantar.
—¿Sabes? Deberías dejar de leer tantos libros muggles, empiezas a decir cosas que no entiende nadie —murmuró.
—Sí sí, lo que tú digas —se sacó una pequeña snitch del bolsillo, la puso sobre la palma de su mano y se la mostró a los demás —se activará en veinte segundos.
Aferrando al detenido, Adrian y él pusieron la yema del dedo índice sobre el pequeño objeto dorado y un instante después se desvanecieron.
—Hijo de puta —dijo dando un golpe a la mesa que hizo que los platos y tazas se elevaran y cayeran de nuevo —Rookwood le reconoció. En Atenas —miró a Potter con los labios apretados —la misión que llevamos a cabo y en la que detuvimos a Rookwood… fue él quien le desmemorizó, pero cuando le detuve… miró a Adrian y dijo: Tú. —sacudió la cabeza —¿Cómo no lo pensé en ese momento?
—Qué ibas a pensar, Draco —preguntó Hermione con algo de ternura —era tu compañero… tu amigo.
—De modo que Rookwood o Lestrange, probablemente el segundo, le hablaron sobre el báculo pero ¿Por qué Adrian empezó a reunir mortífagos? —Blaise miraba a Draco con interés mezclado con confusión —siempre fue un mago mediocre y jamás tomó partido en ningún bando. Por Merlín ¡Si ni siquiera hacia trampas jugando Quidditch!
Anthony Malfoy
Mi bisabuelo —dijo Draco —el padre de mi abuelo Abraxas.
Exacto —Luna sonrió con algo parecido a la timidez —hay historias dentro de las familias sangre pura que tratan de olvidarse, no se cuentan, no se hable de ellas para que, con suerte, las generaciones futuras las olviden y el recuerdo se pierda en el pasado y quede sepultado para siempre —les miró a todos con una seriedad nada propia en ella —y lo que os voy a contar es la verdad —sonrió de nuevo —no es una fantasía aunque, supongo que viniendo de mi alguno podría ponerlo en duda. Cuando Abraxas era un niño, Anthony Malfoy pasó un tiempo en Tromsø. Noruega.
Draco frunció el ceño y se cruzó de brazos
—Sí, por lo que tengo entendido le gustaban mucho los dragones y cerca de esa ciudad había una zona habitada por Ridgeback noruegos en libertad.
—Exactamente. Elin era una mestiza experta en dragones, una mujer joven y hermosa que residía en la montaña entre aquellas bestias que convivían con ella sin atacarla. Cuando Anthony Malfoy la conoció se enamoró de ella.
Todos parecían absolutamente abstraídos con la historia, incluso Draco quien, pese a la conmoción, había preferido no interrumpir el relato y escucharlo hasta el final.
—Y le dio igual que no fuera una sangre pura puesto que él ya estaba casado y su linaje estaba asegurado en la figura de su hijo Abraxas. Así que durante los dos años que duró su estancia en Noruega vivió con Elin en su cabaña manteniendo una relación íntima de la que nadie más sabía nada.
—Desgraciadamente —intervino Blaise —la monogamia nunca ha sido algo común entre las familias puristas —se encogió de hombros con pesar —supongo que el hecho de que concertaran matrimonios desde la cuna hacía dificil todo eso de casarse por amor.
—Supongo que es normal —añadió Ginny —que buscara fuera de su casa lo que no tenía dentro, triste, pero lógico.
—Sí, lo era —continuó Luna —y hubiera sido bonito pensarlo así si no fuera por lo que hizo después —la rubia tenía los ojos nublados y parecía apenada — Dos años después, cuando llegó el día de dejar Tromsø, Anthony le contó a Elin que estaba casado y tenía un hijo pequeño en Inglaterra. Ella lloró, le suplicó que no la abandonara, incluso se ofreció a regresar a Londres con él y ser su amante a escondidas de la sociedad.
Hermione se llevó las manos a la boca horrorizada de que alguien pudiera denigrarse de ese modo.
—Tienes que entender —dijo Luna al verla —que era otra época y ella le amaba mucho, era joven, inocente… y apenas había visto el mundo.
—Pero él le dijo que no —aseveró Draco quien, a fin de cuentas, era un Malfoy.
—Sí —respondió la rubia —le dijo que no, que se debía a su familia y que, aunque la quería, su deber para con su apellido y su legado era lo primero y ella, siendo una mestiza que ni siquiera descendía de una línea de sangre antigua, de cara a la sociedad mágica, ni siquiera era digna de ser tampoco su amante.
—Maldito cabrón —siseó Ginny mirando con ira a Draco como si fuera su culpa.
—Apenas si recuerdo a mi abuelo —dijo él con ironía —que murió cuando yo tenía unos catorce años, él jamás hablaba de su padre así que lo poco que sé es por sus diarios y por algún comentario que he oído aquí y allá, como que le gustaban los dragones y pasó un tiempo en Noruega cuando mi abuelo era un niño.
—¿Y qué ocurrió? —Blaise, a quien le faltaba un cubo de palomitas, instó a Luna a continuar.
—Se marchó y Elin se quedó sola en su cabaña de nuevo. Poco después de la marcha de Malfoy, se dio cuenta de que estaba embarazada y, pensando que aquello haría que su amante cambiara de opinión, se embarcó en un viaje rumbo a Inglaterra.
—Qué idiota —masculló Draco casi con pesar —si mi bisabuelo se parecía en algo a mi abuelo, fue una mala decisión.
—Lo fue —susurró Luna —Él la repudió y, cuando su esposa se enteró de lo que pasaba incluso trató de terminar con ella, horrorizado al pensar que su sangre pudiera ser… mezclada de esa forma y atemorizado de que su mujer pudiera contar al mundo lo que había hecho.
—Oh Dios mío —Hermione parecía tan horrorizada como Ginny, mientras Harry y Ron simplemente abrían los ojos con incredulidad, incapaces de imaginar algo así.
—Ella escapó y huyó a la isla de Sky donde permaneció oculta mucho tiempo. Dio a luz a un par de gemelos a los que llamó Alarik y Karyn. Ambos tomaron el apellido de su madre, Berge y se criaron allí, con ella, en la isla, lejos de Londres y del peligro que era su padre.
—¿Nunca les encontró? —preguntó Blaise.
—No. Aunque cuando se quedó viudo reanudó sus esfuerzos por encontrarlos.
—¿Y los niños? —quiso saber Harry mirando a Draco de soslayo.
—Crecieron —Luna sonreía con menos tristeza ya —ambos eran ya adultos cuando Elin falleció.
—Hay más ¿Verdad? —preguntó Draco que no dejaba de observarla con fijeza, su cerebro atando cabos y llegando a sus propias conclusiones.
Luna asintió, solemne.
— Alarik se casó y tuvo una hija a la que llamó Pandora —sus amigos jadearon de sorpresa —Karyn tuvo un hijo al que llamó Magnus y una hija a la que llamó Hyacinth—en ese momento fueron Blaise y Draco los que contuvieron el aliento.
—Magnus Pucey era el padre de Adrian —dijo Blaise
—Sí —replicó la rubia.
—Y Pandora Lovegood era tu madre —susurró Hermione.
—Berge de soltera —añadió Luna con un brillo de orgullo en sus ojos azules —ella era el vivo retrato de Elin, su abuela.
—Salazar bendito —Blaise miraba a todos con fascinado horror —sois familia —dijo a Draco y a Luna.
Ron rió con humor.
—Zabini, si lo piensas bien, en el mundo mágico todos somos familia de una forma u otra.
—Viva la endogamia —murmuró Hermione poniendo los ojos en blanco.
—Bueno, es posible —dijo Blaise —pero esto es como una novela de ficción toda enrevesada y llena de chismes.
—¡Blaise! —Ginny le dio una colleja aunque no pudo evitar sonreír.
—¿Y qué tiene que ver toda esta historia con Adrian? —preguntó Draco a Luna — Debería odiar a los Malfoy y a sus ideales por haberle dado la espalda a su bisabuela y haberle arrebatado su lugar en la familia ¿No?
—Hay algo más —siguió diciendo ella —cuando Anthony Malfoy quedó viudo, como os dije, reanudó sus esfuerzos por encontrarla y finalmente dio con ella en la isla. Los niños eran casi unos adolescentes y Anthony, cuando vio a Karyn, tan parecido a la mujer a la que aún amaba, quiso llevarla con él a Londres.
—¿Cómo podía amarla y tratarla así? —preguntó Ginny
Luna se encogió de hombros, sin saber qué decir.
—Por mucho que la quisiera —dijo Draco —las creencias inculcadas desde niño podían más que el mismo sentimiento —sonrió sin humor —no lo entendéis pero es como si desde el útero te estuvieran enseñando cómo ser, como comportarte, qué creer…
—La amaba pero no podía luchar contra lo que creía que era su deber, su obligación, su destino —apuntó Blaise.
—Así que Enil no dejó que se llevara a la niña —dijo Draco —porque si lo hubiera hecho yo habría sabido de su existencia.
—Sí, Enil se negó, atacó a Malfoy y huyó con sus hijos una vez más. Por lo que mi madre contaba, Karyn creció llena de resentimiento para con su madre, creyendo que, si le hubiese dejado marcharse con su padre hubiera tenido una vida mejor, la vida que se merecía… Me temo que es posible que su hijo creciera con ese resentimiento, mamándolo desde la cuna y que él, a su vez, pudiera habérselo dejado a Adrian.
—Es retorcido —dijo Hermione.
—Tanto que es muy posible, por desgracia —puntualizó Malfoy quien, para su sorpresa, no puso en tela de juicio la historia de Lunática Lovegood — Supongo que por eso estaba pegado a mi constantemente —continuó diciendo —siempre me sentí muy cerca de él… Anthony, Adrian y yo éramos un buen equipo y nos hicimos amigos con el tiempo, pero con Adrian mi relación era más… especial. Pensé que podría ser porque ambos éramos dos ex Slytherin tratando de redimirnos, porque teníamos más cosas en común… nunca imaginé… —tragó saliva —supongo que por eso no le hizo mucha gracia enterarse de mi… situación con Granger.
—Probablemente no le haya gustado mucho, no —puntualizó Blaise —sobre todo si se cree un Malfoy… ¿Crees que tu padre sabrá algo de esto?
—¿Bromeas? —Draco rió sin humor —él le habría metido en la mazmorra y le hubiera dejado pudrirse ahí con tal de que nadie supiera nunca el oscuro secreto de su abuelo.
—Bueno, todo esto puede darnos una pista de por qué es un elitista y un capullo —intervino Ron cortando la conversación —pero ¿Por qué ha reunido mortífagos? ¿Por qué ha buscado el dichoso báculo? Todo tiene que tener un motivo.
—¿Sabes Ron? —dijo Harry con humor —empiezas a hablar como Hermione.
—Tiene razón, Harry —replicó ella fulminando a su amigo con la mirada —necesitamos encontrar el por qué.
—Quizás sería interesante saber quién habló a Voldemort del báculo de Asclepio —dijo Luna —¿Quién le dio la idea de buscarlo?
—¿Qué tiene que ver eso con Pucey? —preguntó Ron, que no solía tener mucha paciencia con las tonterias de Luna.
—Nada… que sepamos —replicó ella —pero ¿Y sí tiene todo que ver?
—Ya empezamos —susurró Ron enterrando la cabeza entre las manos.
—La familia de Adrian no tenía nada que ver con Voldemort —dijo Blaise que intentaba seguir el perturbador hilo del pensamiento de Luna.
—Bueno, la familia Pucey no —sonrió la rubia —pero creo que hemos dejado claro que la familia Malfoy también es su familia ¿No?
—¿Crees que mi padre pudo ser quién hablara a Voldemort del báculo?
—Tu padre o Abraxas… o incluso Anthony.
—¿Es eso posible? —preguntó Ginny sentándose más erguida en su silla.
—Lo es —dijo Draco mirando a Luna con fijeza —mi abuelo nació el 8 de febrero de 1927 —susurró.
—Y Tom Riddle nació en diciembre de 1926 —terminó diciendo Harry con rotundidad.
—Fueron compañeros en Hogwarts —Hermione empezó a atar cabos en su cerebro con celeridad.
—Más que eso —apostilló Blaise —fueron compañeros de cuarto en Slytherin.
El silencio se cernió sobre ellos y todos se quedaron callados durante un rato, interiorizando todos aquellos datos y poniéndolos en orden en sus cabezas.
—¿Y cómo encaja Adrian aquí? —preguntó Harry finalmente.
—Necesitamos saber cómo Abraxas sabía de la existencia de ese báculo… Malfoy —dijo Hermione —¿Crees que es posible que encontrara esa información en un libro o un diario? Tú dijiste que había diarios de Anthony Malfoy en tu biblioteca ¿Hay más? ¿Más diarios de antepasados o libros familiares en los que haya podido registrarse algo del báculo? Tal vez Adrian lo haya descubierto así…
—También es posible que Rookwood o Lestrange se lo dijeran —dijo Harry —tenemos que tener en cuenta que Pucey tuvo contacto con ambos y que ellos, junto a Karkarov, fueron los que Voldemort envió en su día a buscarlo.
Hermione resopló.
—Dado que Lestrange está muerto y Rookwood en estado vegetativo, quizás sea mejor que nos centremos en encontrar cómo Abraxas sabía de su existencia, tal vez nos ayude a seguir tirando del hilo… no tenemos mucho más por el momento.
—También podríamos ir a la isla de Sky —dijo Luna al cabo de un rato —la casa de la familia de mi madre sigue allí y es mía.
Todos la contemplaron con distintos grados de estupefacción.
—¿La casa de la familia de tu madre? —preguntó Blaise —¿Dices que la casa del hijo de Anthony Malfoy sigue allí y es tuya?
—La casa de Elin en realidad —corrigió la bruja —cuando Karyn se casó se marchó con su esposo, pero cuando mi abuelo Alarik lo hizo se quedó allí… él heredó la pequeña casita y es donde mi madre se crió y vivió hasta que vino con mi padre a Ottery St. Catchpole.
—Pero supongo que has estado allí muchas veces —dijo Ginny —¿Crees que habrá algo que merezca la pena investigar allí?
—No tantas —respondió su amiga —mis abuelos fallecieron un par de años antes que mi madre por culpa de un brote muy virulento de spattergroit cerebro espumoso. Una cepa desconocida que, en ese momento no tenía cura. Les afectó a la memoria hasta que perdieron sus recuerdos de forma irreversible —miró de soslayo a Hermione pidiéndole disculpas con los ojos por hablar de un tema tan doloroso —no pudieron hacer nada por ellos. Mi madre les lloró durante mucho tiempo y, poco después, un hechizo salió mal y ella… —suspiró con pesar —mi padre y yo no queríamos ir a esa casa que tantos recuerdos tenía de su infancia, así que dejamos pasar el tiempo… he ido un par de veces nada más, pero nunca es fácil así que ni siquiera he sido capaz de tocar nada. Todo está tal y como estaba cuando mis abuelos fallecieron. Exactamente igual.
—¿Crees que podríamos ir entonces? —preguntó Hermione con dulzura.
—Yo preferiría no ir —respondió ella con descarnada sinceridad —pero no me importa si vas tú, Hermione.
—Entonces iré yo —miró a Blaise que parecía rebotar en su silla con nerviosismo —sola —puntualizó casi sonriendo al ver cómo él se desinfló al momento.
—Sola no, yo voy contigo —dijo Draco de forma tajante.
—¿Por qué él sí puede ir? —preguntó Zabini del mismo modo en que lo haría un crío molesto.
—Porque él es un agente secreto del Ministerio de Magia y tú no —respondió Ginny con una risita.
—Bueno, visto así… —replicó él con fastidio.
—Mañana iremos —dijo Draco mirando a Harry quien asintió, conforme.
—Y una vez más —masculló Ron —yo me pierdo el viaje.
—Mejor cállate, Weasley —siseó Draco lo bastante bajo para que no le escuchara Hermione —recuerda que te quedas los recuerdos.
Ronald le miró con indignación y el rubio solo sonrió.
