Academia St. Michael's de Magia y Hechicería
Capítulo 1 – Primeros Días de Escuela
Parte 3
Pasillo de Saint Michael's
Risa POV
Recorriendo los pasillos de Saint Michael's, continuo mi búsqueda implacable por encontrar a Miya donde quiera que este.
– Diablos ¿Cómo es que es tan buena para esconderse?
Ya le había preguntado a sus compañeras Slytherin por si acaso se ocultaba en su sala común, pero todas aseguran no haberla visto nunca ahí.
– ¿Dónde estará? Miya.
Cansada y frustrada, me siento contra una pared del pasillo a lamentarme y pensar en lo que estoy sintiendo.
– No entiendo por qué tiene que ser así ¿Cómo es que puede ser una estudiante tan brillante, si nunca asiste a clases? – suspiro – Desearía poder hablarle para ver si podemos solucionar nuestros problemas.
Oculto mi rostro entre mis rodillas, cuando siento un gran movimiento en la pared contra la que estoy recargada.
– ¿Eh? ¡Kyaaaa!
Me alejo de inmediato al ver que la pared esta mutando y en ella, aparece una puerta mágica cerrada por arte de magia.
– ¿Qué es esto?
Curiosa por descubrir este gran secreto, me dispongo a abrir la puerta y entro en ella.
Sala de Menesteres
La sala en la que me encuentro es de aspecto amplio y espacioso con montones de libros en las estanterías, música relajante, un juego de té y al fondo, una tetera hirviendo con múltiples galletas a un lado.
– ¡Increíble! Esta debe de ser la mejor sala con la que me he encontrado en todo el castillo.
Pareciera incluso como si hubiera sido diseñada sólo para mí y entonces, veo unas escaleras que llevan a un balcón arriba. Y en aquel balcón, leyendo tranquilamente un libro sobre un sillón, me encuentro a nadie menos que…
– ¡MIYA!
– ¡¿RISA?!
Miya, quien luce realmente sorprendida, no puede creer lo que ve y de inmediato cierra el libro para bajar conmigo.
– Risa ¿De verdad eres tú? ¿Cómo es que entraste aquí? O más bien ¿Cómo encontraste este lugar?
– Eso no importa. Lo que importa es que las clases están a punto de comenzar y tú vendrás conmigo.
– Me niego a hacerlo.
– No te estoy preguntando. Por si no lo has notado, tú eres una estudiante de esta institución y como estudiante, es tu responsabilidad asistir a todas las clases de tu carga académica, y eso quiere decir a Todas.
– No quiero hacerlo.
– ¿Por qué no?
– Porque… no le hallo ningún sentido.
– ¿Uh?
Miya se sienta en uno de los sillones de la sala y me empieza a contar.
– Verás Risa, quizás no lo sepas, pero vengo de una larga familia de magos especialistas, todos han aportado y dejado una huella en el mundo mágico como lo conocemos por lo que desde muy pequeña, se ha esperado mucho de mí. De hecho mi familia no quería que viniera a estudiar aquí, lo consideran una pérdida de tiempo para mi talento y no puedo decir que se equivocan.
– Entonces ¿Por qué te inscribiste a una escuela a la que no pensabas asistir a clases?
– Para molestar a mis padres, por supuesto. Ver como su preciada hija prodigio perdía su tiempo en estas clases tan sencillas, fue demasiado divertido para mí – típica Slytherin – además, supuse que con aparecerme de vez en cuando a alguna clase y sacar las mejores notas, no tendría qué molestarme en asistir a ellas, solo basta que mis padres crean que voy a ellas.
– Esta chica…
En verdad, no puedo creer lo engreída y vanidosa que es.
– En todo caso, por lo que he visto tú también eres una chica bastante brillante ¿No es así? La mejor de nuestra clase después de mí, representante de clase y además bastante guapa, por supuesto.
Me sonroja cuando me dice guapa.
– Así que, ya que ambas somos bastante más inteligentes y guapas que el resto ¿Por qué no te quedas conmigo y tomamos el té juntas?
Miya hace un movimiento de su varita y hace que el té se sirva por sí solo en 2 tazas las cuales vienen con cuidado hacia nosotras.
– ¿Azúcar?
– Uh... dos turrones, por favor.
Con otro movimiento de varita, Miya trae dos turrones de azúcar y los vierte en mi té.
– Increíble.
Es todo lo que puedo decir sobre la increíble habilidad de Miya. Me es imposible de creer que ella también sea una chica de primer año al igual que nosotras.
– Cuéntame Risa ¿Hay algo más que me quieras preguntar?
– Te quería preguntar… ¿Qué es este lugar? ¿Cómo lo encontraste?
– Esta, mi querida Risa, es la sala de menesteres, una sala súper secreta en Saint Michael's la cual, solo se aparece a quien la necesita e incluso se encuentra ya equipada con todo lo que aquella persona pueda necesitar.
– ¿Y se te apareció a ti?
– Y también a ti. Debe de ser el destino ¿No te parece?
– Miya…
Miya deja su té de lado y toma mis manos con las suyas, mirándome a los ojos.
– Dime Risa ¿Me encuentras atractiva?
– ¡¿Eh?!
– Vamos Risa, no es necesario que finjas, te he visto como me observas desde la primera vez que nos topamos en la ceremonia de selección. Así que dime ¿Crees que soy hermosa? ¿Hay algo que quieras hacer conmigo?
– Miya…
Aún tomando y acariciando mis manos, Miya levanta una de mis manos y la lleva hacia su pecho.
– ¿Sabes, Risa? Por ti estoy dispuesta a hacer cualquier cosa que me pidas, y quiero decir… cualquier cosa ¿Qué quieres que haga, Risa?
Miya mete mi mano debajo de su uniforme, justo donde está su pecho para que pueda tocar su bracier. Y justo cuando me va a besar…
– ¡Kyaaaa! No.
– Risa.
Me levanto bastante roja de la vergüenza, causando cierta confusión en Miya.
– Este… yo… debo de regresar a clases.
Estoy a punto de salir corriendo de ahí, pero antes, me detengo y volteo a decirle.
– Te dejaré ir en esta ocasión, y no le contaré a nadie sobre este lugar. Pero la próxima vez que venga ¡Vendrás al salón conmigo!
Salgo corriendo y Miya dice con una sonrisa.
– Ya lo veremos, Risa.
Saint Michael's
El resto del día sigue su curso normal y al finalizar las clases, me encuentro con Yuuna en el lugar donde Mai me había dicho antes que la podía encontrar.
Tal y como me dijo, la encuentro en aquel pasillo caminando de vuelta a su sala común acompañada por Kaede-senpai.
Las dos están muy concentradas en su plática, por lo que me da algo de miedo acércame para hablarles.
– Y entonces me atrapó y dijo que quería estar conmigo.
– ¿De verdad hizo eso? Pero que chica tan romántica. Debo admitir que estoy algo celosa.
– Por favor, no lo digas – Kaede algo sonrojada.
Me da algo de miedo acercarme cuando se encuentra hablando tan atenta con una fiel amiga, pero me da más miedo no atreverme a hablarle nunca, así que armándome de valor, me acerco a ellas.
– Disculpa, senpai.
Yuuna voltea y al verme, esboza una gran sonrisa.
– Vaya, pero si es Nanami-chan, que gusto me da verte. Kaede-chan ¿Te molestaría darnos un momento a solas?
– Para nada, nos vemos más tarde en la sala común.
Kaede se despide y va por su camino.
– ¿Cómo estás, Nanami? ¿Tuviste éxito descubriendo quién soy?
– Así es. Tú eres Matsubara Yuuna-san. Hija única de la ancestral y honorable familia Matsubara y heredera de la compañía de tus padres. Además de eso, también eres la que obtuvo el mayor promedio y más puntos para tu casa el año pasado. Fuiste campeona de Quidditch con tu casa hace un año y eres la presidenta del comité estudiantil mágico.
En otras palabras ¡Es increíble!
– Vaya, pareces que hiciste muy bien tu tarea, te mereces 10 puntos por eso. Y ¿Qué opinas de quién soy? ¿Te parezco intimidante?
– Bueno…
¡Pero claro que la encuentro intimidante! ¿Cómo podría no hacerlo? Una chica tan increíble, bella, popular y talentosa como ella ¿Saliendo con una chica tan simple como yo? ¿Siquiera tengo una oportunidad?
Sin embargo, no me quiero desanimar tan rápido. Aún si no puedo estar con ella en un aspecto amoroso, quiero seguirla y admirarla, aunque sea como una amiga y de ser posible, quizás convertirme en alguien especial para ella.
Así que solo digo.
– Pienso que eres alguien increíble, Yuuna-sama. Desearía poder ser alguien tan increíble como tú.
– Muchas gracias, Nanami-chan, me halagas. Aunque para que quede claro, yo también pienso que eres alguien increíble.
– ¡¿Eh?! ¿Yo?
– Por supuesto, te di mi acertijo y no tardaste nada en ponerte a trabajar para descifrarlo. Pienso que eso es algo increíble en cualquier chica.
– Yuuna-sama…
Yuuna me dedica una hermosa sonrisa.
– Ahora que ya sabes mi nombre, espero que nos veamos más seguido.
– ¡Por supuesto!
Yuuna se da la vuelta a punto de irse, pero antes, se detiene a verme y dice.
– Y por cierto, aún ahora que ya conoces mi nombre, me encantaría que me siguieras llamando "Onee-sama" cuando estemos a solas ¿Puedes hacerlo?
– Se-Seguro, Onee-sama.
– Esa es mi Nanami, nos vemos pronto.
Yuuna se da la vuelta y camina con la elegancia que la caracteriza hacia su sala común.
– Nos vemos pronto, Onee-sama.
Sala Común de Ravenclaw
La sala común de Ravenclaw, es una gran sala azul hasta arriba de la torre Este, equipada con múltiples estanterías de libros, sillones cómodos, fogata e incluso varios telescopios al lado de todos los grandes ventanales de la sala para poder ver las estrellas.
Descansando en uno de los sillones de la sala se encuentra Kaede, observando el cielo nocturno con cierta nostalgia.
– No tengo idea de que pensar.
Por más que lo intenta, no se puede sacar de su cabeza lo que su prima Sara le había dicho.
"Eres la chica más increíble que he conocido en mi vida. Quiero que puedas verte de la misma manera que yo te veo. Me gustaría estar a tu lado ¿Sí?".
– Esa chica increíble de la que Sara hablaba… no puedo ser yo ¿O sí?
Continua debatiéndose con esos sentimientos tan nuevos para ella, cuando una compañera suya entra a la sala común, después de haber pasado todo el día en la biblioteca.
– Buenas noches, Kaede-san.
– Buenas noches, Shizuku-senpai. ¿Cómo estuvo el trabajo en la biblioteca?
– Fue un caos, unas chicas de segundo año lanzaron un encantamiento para volar a los libros y tuvimos que pasar el resto del día atrapándolos para ponerlos en su lugar.
– Suena a que fue mucho trabajo.
– Lo fue al principio, pero afortunadamente después llegaron unas chicas de primer año a ayudarnos y una de ellas lanzó un hechizo para inmovilizarlos, lo que hizo el trabajo más rápido.
– Me alegra oírlo.
Dicho eso, Kaede vuelve su vista hacia la ventana y Shizuku se preocupa.
– ¿Hay algo que te este preocupando, Kaede-san? Te noto bastante distraída esta noche.
– ¿De verdad se me nota tanto?
No era la primera vez del día que escuchaba eso. También Yuuna le había preguntado lo mismo cuando estaban en el salón de clases.
– Si hay algo con lo que pueda ayudar o aconsejarte, no dudes en pedírmelo.
– Senpai.
Kaede lleva una mano al pecho para armarse de valor y le dice.
– Veras, senpai, necesito un consejo.
Shizuku se sienta a su lado y Kaede le cuenta todo lo sucedido con Sara el otro día. Desde cómo se la había encontrado en el pasillo, la manera en que la había besado frente a todas y su eventual persecución hasta que hablaron en las escaleras giratorias del castillo.
– Ya veo. Suena a que viviste demasiadas emociones nuevas ese día.
– Así es y desde entonces, no he podido dejar de pensar en eso y en todas estas… emociones que me impiden concentrar o estudiar como se debe. Cuéntame, Shizuku-senpai ¿Cómo soluciono esto?
– No creo que lo que sientas sea algo que necesite arreglarse, lo que sientes es algo muy hermoso, algo atemorizante al principio pero a final de cuentas emocionante.
– Shizuku-senpai.
– Creo que la supuesta solución a tu problema, no la encontrarás divagando a las estrellas, creo que deberías hablar con aquella prima tuya sobre lo que realmente sientes, abrirte con ella y ver a donde llegan juntas.
Escucho atenta lo que dice, reflexionando sobre sus palabras cuando en ese momento, una lechuza marrón entra por la ventana con una carta en el pico.
Se para a mi lado en el sillón y me entrega la carta que lleva mi nombre.
– Para Kaede-chan…
– ¿Correspondencia a esta hora? Debes tener una verdadera fanática.
La lechuza se va por donde vino y abro la carta para leerla.
– Es de Sara. Quiere que nos veamos en la entrada sur del castillo.
– Eso suena muy bien ¿A que hora?
– ¡Ahora mismo!
– ¡¿Ahora?! ¿Es que no puso atención a las instrucciones de la directora? Si la descubren, perderá varios puntos para su casa, sin mencionar el gran castigo que le espera.
– Esto es terrible, tengo que hacer algo para advertirle.
Kaede toma su capa para salir, pero Shizuku la detiene.
– ¿Qué crees que haces? No puedes salir así a esta hora.
– Pero no puedo dejar a Sara allá afuera.
– No dije que la dejaras fuera.
Shizuku va rápido a su habitación y regresa con lo que parece ser una capa.
– Usa esto.
– ¿Qué es?
– Es mi capa de invisibilidad.
– Tú… ¿Tienes una capa de invisibilidad?
– Así es, la trajo Eris de Europa y a veces, la uso para poder vernos en secreto durante las noches en el castillo. Por favor, no se lo menciones a nadie.
– Descuida, tu secreto está a salvo conmigo.
Kaede se pone la capa a la altura de sus hombros y ve cómo todo su cuerpo desaparece, quedando únicamente su cabeza flotando.
– ¡Increíble! Soy invisible.
– Recuerda, la capa sólo te hará invisible pero aún podrán escucharte, así que ve con mucho cuidado y no hagas mucho ruido ¿Entendido?
– Sí. Muchísimas gracias, Shizuku-senpai.
– No hay de que. Buena suerte, Kaede-san.
Kaede se termina de poner la capa y sale de la sala común.
Saint Michael's – Noche
El castillo esta vacío de noche, los pasillos usualmente llenos de vida ahora se encuentran solitarios en la oscuridad y ni un alma pasea por ellos (excepto por las ocasionales fantasmas que se pasan por ahí).
Cubierta por la capa de invisibilidad, me apresuro a llegar a la entrada sur haciendo el menor ruido posible, pero con prisa para llevar a Sara a su sala común lo más pronto posible.
– No puedo creer que en verdad este en el castillo de noche – susurra Kaede bastante preocupada tanto por ella, como por su prima – Vamos, por favor, que no te descubran, Sara.
Apresuro el paso y al llegar a la entrada sur, encuentro a Sara observando el cielo nocturno.
Sin que pueda verme, al llegar con ella me le quedo viendo un rato observando como la luz de la luna ilumina su bello rostro.
En verdad es como una princesa, no puedo creer que una chica tan bella como ella tuviera algún parentesco conmigo. Con la belleza que tiene, no me sorprende para nada que se haya convertido en una exitosa modelo juvenil.
La veo de cerca, tan hermosa bajo la luz de la luna cuando regreso a la realidad y recuerdo que debo llevarme a Sara, así que le susurro.
– ¡Sara! – grito ahogado, susurrado.
– ¿Uh? ¿Kaede-chan?
Confundida por no verme, me acerco un poco más a ella antes de quitarme la capa de encima.
– Por aquí.
– ¡Kaede-chan!
Al verme, Sara corre conmigo y me abraza sorprendiéndome al punto que suelto la capa de invisibilidad.
– Que gusto me da verte, por un momento creí que no recibirías mi carta o que la verías pero no vendrías.
– Y vaya que estuve cerca de no venir. ¿Qué haces aquí afuera a estas horas? ¿Es que no escuchaste lo que dijo la directora sobre salir de noche?
– Espera, Kaede-chan.
– ¡Mmmhhh!
Sara me tira sobre el pasto y pone la capa de invisibilidad sobre nosotras justo a tiempo cuando la profesora Runa pasa por el lugar.
– ¿Hay alguien ahí?
Observa por doquier con su vista de gata pero al no ver nada, se da la vuelta y continua su camino.
– Que raro, podía jurar que escuché algo.
Ya que se ha ido, Sara y yo nos quedamos un rato más tiradas en el pasto, hasta que el peligro ya ha pasado.
– Cielos, estuvo cerca. Eres muy ruidosa, Kaede-chan.
– Sara…
Mi corazón palpita a un millar por segundo al tener el rostro de Sara tan cerca de mí, su cuerpo replegado al mío, acostada encima de mí y sintiendo su respiración junto a la mía.
Agradezco a la noche que Sara no pueda ver lo roja que estoy hasta que se levanta y quita la capa de nosotras.
– Listo, creo que ya es seguro. No tengo idea de dónde sacaste una capa de invisibilidad, pero que bueno que la traías o nos hubiéramos metido en un gran problema – dice Sara sonriendo.
– ¿Cómo puedes decir eso con una sonrisa? ¿Sabes el problema en que nos hubiéramos metido sí…?
– Kaede-chan.
Sara pone uno de sus dedos sobre mis labios para callarme y mirarme.
– Estamos solas y lo hecho, hecho esta. ¿No quieres averiguar por qué te llamé esta noche?
– Sara – volteo a ver la entrada del castillo, tentada a volver pero le digo – De acuerdo, pero que sea rápido que tengo que regresarte a tu sala común.
– Descuida, solo nos tomará un momento.
Tomada de la mano, Sara me lleva hacia un lago cerca de la escuela donde nos sentamos a mirar las estrellas.
– Sara ¿Qué hacemos aquí? Tenemos que volver pronto al castillo, antes de que alguien note que no estamos.
– Descuida, pronto volveremos. Por ahora, descansa y disfruta el momento.
En verdad no entiendo muy bien a Sara, y estando aquí a solas con ella, no hace que me sienta más relajada.
No sé lo que me pasa cuando estoy con ella, me siento emocionada, carismática, como si fuera alguien diferente a quien sé que yo soy. Como si pudiera ser una versión diferente de mí misma a su lado y eso me emociona.
Pero al mismo tiempo, se que no puedo ser la persona que Sara espera que sea, no hay ninguna manera en que pueda estar a la altura de esa expectativa, así que le digo.
– Sara, escucha. Agradezco mucho lo que me dijiste el otro día, pero en verdad yo… no creo ser…
– ¡Ahí vienen! Kaede-chan ¡Mira!
Del lago, salen volando una especie de mariposas luciérnagas, las cuales salen volando hacia el cielo ofreciendo un auténtico espectáculo visual de la naturaleza. Montones de colores brillantes volando por el cielo y saliendo del agua, haciendo que esta se ilumine de colores como su fuera navidad.
– Es lo más bello que he visto en mi vida – no puedo evitar decir.
A lo que Sara me responde.
– Me alegra mucho que te guste. Es la migración de las libeluposas, mi mamá me platicó mucho sobre ellas y su migración que se da una vez al año por estas fechas. Dijo que este lago es el mejor lugar del castillo para poder verlas. Siempre había deseado poder verlas aunque cuando lo hiciera, quería que fuera al lado de alguien especial. Me alegra mucho que esa persona especial hayas resultado tú, Kaede-chan.
– Sara – conmovida, avergonzada – Yo… lo lamento mucho, pero no puedo ser la persona que tu deseas. No estoy a la altura.
– ¿De qué hablas? Eres la persona más increíble que he conocido en mi vida. Cuando éramos niñas, tú…
– ¡Pero no soy esa persona! Cualquier recuerdo que tengas de mí de ese entonces, yo… no soy así. No soy valiente o estudiosa o popular ni mucho menos alguien… atractiva. Solo soy una estudiante normal.
– Kaede-chan.
Sara me toma de las manos con una sonrisa y me dice.
– Que seas tú, ya te hace increíble para mí. Rompiste las reglas para venir hasta aquí a verme ¿No? Eso es increíblemente valiente y romántico.
– No, Sara, yo no soy lo que esperas.
– Lo eres, Kaede. Que seas tú misma es todo lo que deseo y más. Quiero estar a tu lado y me permitas amarte de la misma manera que tú me amas. Porque, me amas ¿No es así?
– Sara...
– ¿Crees que podamos estar juntas?
Sin poder controlar más mis sentimientos, tomo a Sara en mis brazos y le doy un profundo beso en los labios, ahí a la orilla del lago.
Al separarnos, una fina línea de saliva aún une nuestros labios y le pregunto.
– ¿Estás segura de querer estar conmigo?
– Totalmente. He esperado toda una vida para estar contigo, Kaede. Compartamos el resto de nuestros días juntas.
– Está bien, Sara.
Nos volvemos a besar y bajo la luz de la luna y procedemos a acostarnos sobre el pasto, para mostrarnos nuestro amor de aquella manera única y especial, que sólo se puede mostrar a la otra.
Jamás en toda mi vida, había estado más contenta de haber ingresado a Saint Michael's.
Fin del Capítulo 1
Capítulo 2 en Noviembre
