Capitulo cuatro.

Diferencias

Tiger and dragons, Tattoo

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Cinco dias después de aquella atrevida aventura de oficina, Shaina no había visto a Saga. Y aunque en verdad lo extrañaba, ya estaba acostumbrada a sus estadías solitarias, la chica de ojos verdes continuó con su vida.

Muy de temprano llegó a laborar. Antes de ello "el maestro" le instó a compartir un té negro al lado de él y Shunrei.

Parecía relajada, tranquila, como de costumbre. Dió el último sorbo y colocó la pequeña pieza de porcelana fina en la mesilla. Hubo un silencio.

- estás más callada de lo común...- el chino afirmó, a la italiana le recorría un sudor frío cada que el viejo meditaba teniendo los ojos cerrados. Shunrei sonrió, juntó la porcelana en una pequeña charola y después de levantarse salió.

- igual que siempre, maestro - respondió mirándolo fijamente.

- tengo la sensación de que estas tensa, o al menos inquieta por dentro. -

- no, claro que no - la chica sonrió levemente un tanto nerviosa y no tenía idea del por qué.

- pues alégrate. Tu padre se comunicó de madrugada y parece que pronto le tendremos por aqui- el chino miró a los ojos a la Italiana. En el rostro de ella no existía un ápice de alegría.

- usted sabe que mi padre y yo no somos muy entrañables. El, con su profesión y deber, apenas y recuerda que existe una mujer a la cual llamar hija... -

Dohko suspiró, la chica si bien no le tenía rencor a su padre, tampoco le albergaba afecto de hija. Una relación distante forjada al desamor que ella sufrió.

- por lo menos finge un poco y demuestra que le quieres y te alegra que esté por estos rumbos.

-...Dohko... - la chica se removió incomoda. - sabes que amo a mi padre.

- lo sé.. Pero parece que amas más el hecho de no compartir con él la etapa de felicidad en la cual te encuentras... - la mujer era dura y las palabras de Dohko podrían o no, causar mella. - ésta vez no tendrás excusa, el se quedará un tiempo en tu casa, al parecer una semana. -

Un frío recorrió su espalda, se sintió angustiada por una razón inexplicable. Sólo era su padre, al que evitaba hablar inclusive por teléfono y todo por no revelar que hacia ya un año era novia de un hombre el cual le pasaba unos años, doce para ser más exacta. ¿Pero por qué temer? ¿El amor no sabe de edades, no?.

Si, Saga era un hombre excelente al que cualquier mujer moriría por estar con el. Pero... A quien engañaba el hombre padecía de algo de lo que ella ni siquiera estaba enterada al cien por ciento. ¿Esquizofrenia? ¿Bipolaridad? , aunque en apariencia el era normal, pocos sabían que el diagnóstico se reservaba, incluyendola. Nadie, ni siquiera Dohko y Shion sabían a ciencia cierta que rayos le sucedía al griego. Todo un misterio y aunque ella decía conocerlo, siempre estaba ese algo que desconocía. Un punto en la vida del gemelo mayor del cual ella era ajena, o de eso tenía la sensación.

Tal vez su miedo era infundado. Podría ser que sú padre compartiría con alegría la noticia. En infinidad de ocasiones él había dicho que el amor llegaría de manera inesperada.

- debes decirle lo de tu relación con Saga.

- no soy una niña. Se perfectamente que debo hacer. - afirmó - mi padre nunca me ha llamado la atención como tú Dohko, y si fuera una adolescente estaría odiando todo tu sermón. - cerró los ojos - ahora sé que me estimas tanto como a Genbu y en verdad lo aprecio demasiado. Por ello no puedo negar que te quiero más de lo que crees.

- yo te aprecio tanto como una hija, lo sabes de sobra. Desde que llegaste a Grecia formas parte de esta familia. Todo estará bien, tu padre es un ser especial y si tu eres feliz, el lo será. - le animó de tal manera que Shaina se descubrió mordisqueando las uñas de su mano derecha, ¿en que momento había comenzado a hacerlo? Se sintió como una niñita. Maldito chino y sus palabras sensibles. Ninguno pudo reprimir la risa al final.

De manera abrupta, shunrei apareció. Estaba hecha un manojo de nervios y las lágrimas a punto de salir.

- ...lo siento maestro... Es Shiryu, casi se desvanece por el dolor, le é dejado en la sala de espera.

Sin escuchar lo dicho por la pequeña mujer, Dohko salió cual proyectil. Al llegar hasta él trato de reincorporarlo en el sofá.

- padre no te preocupes, solo fue un leve mareo y una jaqueca insignificante. - parecía tranquilizar la situación, la fortaleza ante un padecimiento que cada día lo incapacitada más y más. Pero con la fuerza para seguir y aguantar el dolor incesante.

- lo sé hijo... - los ojos de Dohko como siempre retuvieron toda demostración de impotencia y desesperación. Shaina no era tonta y entendía que Dohko sufría al igual que shunrei. - te recuperarás, lo verás... - ni un ápice de voz quebrantada en la sencilla oración.

- Dohko, puedes ir a con él. Yo llamaré a Genbu y atenderemos el día de hoy... - Dohko con la mirada entristecida, pareció pensarlo. Y con un leve movimiento de cabeza asintió.

-gracias Shaina, la verdad no salí de casa muy convencido, el dolor regresó y la noche fue terrible, Shunrei es testigo. - a la Italiana el corazón se le estrujó, tragó grueso para cortar el nudo de la garganta.

- no tienes por que agradecer, ahora vayan con él, tampoco es necesario que Shunrei se quede, ese idiota de Genbu hará de recepcionista - la chica le regaló una sonrisa.

Y después de un rato Shaina entró a su espacio de Tomó su móvil. Verificó la lista de contactos, se detuvo en uno que le hizo que su total atención se centrara. Y si le llamo, pensó en tanto sus dedos jugueteaban con la pantalla dispuestos a tocar con firmeza aquel nombre.

-¿marcaras o no? - enseguida la chica bloqueó el móvil y lo dejó sobre la mesita. Genbu la había sorprendido.

- hasta que apareces, inútil -

- me encanta tu emotiva bienvenida, siempre tan gentil y dulce.-

Shaina se cruzó de brazos mirándole de manera reprobatoria.

- hacía dos horas que te esperaba. Dohko se ha retirado y tú falta de compromiso para con él es indignante. - se sentía tensa.

- me disculpo por ello, no fue intencional, a mi favor solo diré que el camino de regreso hasta el santuario me demoró un poco más de lo previsto... Lo siento Shaina. - sonrió el pelirrojo.

- lo olvidaba, tienes que estar al pendiente del lugar de Dohko frente a los Kido. Me disculpo por haberte llamado inútil.

- disculpa aceptada - se adentró y se acomodó en el sillón de los clientes.

- y bien... ¿Como te fue? - Shaina siguió afanada en su labor.

- pues igual que las veces pasadas, juntas envueltas en lo mismo de siempre. Al parecer tu novio tiene demasiados problemas y la verdad no se como lo soporta- Shaina pareció detener un poco su actividad al escuchar aquello. - pero lo más interesante fue que hoy vi una mujer aparecer al lado de Saori...- el muchacho se rascó la nuca y dió un largo bostezo.

- Mayura...-

-efectivamente, esa mujer rubia con una actitud hostil y amargada. Genbu subió los pies en el banco de piel negro donde Shaina solía sentarse al tatuar. Casi enseguida la mujer bajó los pies de él con un manotazo. - ouch!- fingió quejarse. -¿no me cuestionaras sobre tu amado? - ella no respondió. - eres tan hermetica siempre cuando de tu relación se trata. - el silencio continuó por unos instantes más. - pues bueno yo te diré, por que sé que en el fondo te estás muriendo de la curiosidad. - Shaina tomó asiento en el banco casi ignorando las palabras del joven.

- ...pues... Dime -

- los reportes están en un punto crítico. Los números en las finanzas cayeron, eso no tiene muy contenta a cierta mujer.

- que novedad... - desvió la mirada.

-no me refiero a Saori, de hecho ella está conciente y se le ve preocupada inclusive dispuesta a hacer lo que sea para rescatar todo y no declarar banca rota.

- entiendo... - Shaina se mostró preocupada.

- el problema es que... - el dudó

-¿cual problema? -

- el problema está en que Mayura sabe del desvío de fondos millonario del cual se dice que Saga es el culpable. - a Shaina no le quedó de otra más que desviar la insistente mirada verde del chico hasta darle la espalda.

- el no es el responsable y todos lo saben, no entiendo como es que nadie le ha informado a esa mujer. - había irritación en su voz.

- por que ella no lo va a creer. Tomaría por loco a cualquiera que le diga " sabe, el no fue, ha sido el huésped dentro de su cabeza, no lo puede culpar por las acciones que su otro yó ha cometido... " . Nadie lo creería es absurdo y esa mujer se ve determinada en hacer pagar a Saga. No sabes la cara de satisfacción que tiene cada vez que pone en una encrucijada a tu hombre, es una persona perversa y que parece gozar con la desgracia ajena. - el ojiazul suspiró al final y se recostó en el respaldo. Deseaba ver la reacción de la cobra. En cambio pudo notarla ausente.

- Genbu yo no sabía de esto- salió de su trance para verlo directamente a los ojos. Estaba tan sorprendida, aunque una pequeña parte de ella lo presentia. - yo solo trato de apoyarlo como su pareja. Realmente no se mucho de esa fase de saga. En verdad quiero saber, pero Kanon me excluye cada que Saga tiene esas crisis. Y la verdad no le entiendo, soy su novia tengo derecho a saber que le ocurre. Ni Shion, ni Dohko hablan conmigo al respecto, para ellos lo único que debo saber es que Saga sufre de episodios de Estrés. Siéndote franca no soy la estúpida que se traga ese cuento, una persona que sufre de estrés no es privada de su libertad, no se le aisla. Ellos lo hacen y simplemente al cabo de unos días lo presentan como si nada ocurriera. ¿Lo haz visto? Parece demacrado, exhausto, y soy la única persona que mira esas marcas en sus muñecas, tobillos e inclusive en el pecho y tórax. Ahora sé que el debe estar retenido en una forma física de la cual se le impide moverse y desplasarse. - ella sonrió con tristeza. - pero con todo eso el tiene la sonrisa más grande y bella para mi...siempre - Genbu la miró atentamente. - si soy parte de su vida, debo ser participe en ayudar a afrontar eso que lo perturba. Ellos no lo entienden. Me siento una inútil. Ciega. - al terminar de hacer esa declaración de sus ojos brotaron lágrimas de desesperación. Genbu se vió conmovido, pues la chica era lo más cercano a una hermana mayor y sentía empatía por su padecer. Se levantó ypara colocárse en cuclillas y estar a su altura. Lo mejor que pudo hacer es abrazarle para darle un poco de confort.

- No lo hacen para excluirte. Es más, entiendo que simplemente quieren protegerte.- le miró compasivo.

Las intenciones del pelirrojo eran puras. Pero a decir verdad, ni el deseaba animar de más a la chica. Él por supuesto temía que en algún momento ella resultara lastimada, no sólo emocionalmente sino físicamente. Pero ¿y qué aconsejar? si ella parecía tan feliz de estar al lado de un hombre inestable mentalmente. Al parecer era más sensato apoyarle que aconsejarle dejar esa relación de una vez por todas. Seguramente el maestro se encontraba en la misma posición que él.

Con un dilema, el ojiazul sostuvo a la chica con más fuerza, era la única manera de expresar su sentir. Shaina podría interpretar para bien o mal. Lo único que era seguro era la desesperada advertencia de él " déjalo y sigue tu vida por que él puede ser tu desgracia... " . Si, así de fácil gritaba el corazón de Genbu. Pero una cosa era su estúpido sentir y otra muy diferente la leal amistad. Odiaba poner al final todo en esa estúpida balanza.

-oye, el maestro se fue confiado que este lugar estaría en buenas manos. Mírate, frágil, eso no es digno de tí- hizo una pausa para reacomodar a la chica. Le acomodó la ropa y alisò el cabello de ella. Dejando que ella hiciera lo propio con su rostro. Al final ella apartó todo rastro de lágrimas y recuperó su habitual imagen.

- parezco una tonta, perdona si te hice parecer una blanda. -

- no lo haces -

Shaina sonrió agradecida por el momento de comprensión de su amigo. Sabia que de él nunca habría un gesto de reproche. Caminó dentro de su espacio de trabajo posándose frente al espejo. Genbu nunca dejó de observarle. Metió sus manos dentro de sus bolsillos.

- Shaina... ¿Recuerdas cuando fue que conociste a Saga? - la pregunta colocó en un momento de dispersión a la peliverde. Su mente viajo a un tiempo remoto en dónde su autoestima y su corazón habían caído por los suelos.

2 años atrás.

Al llegar octubre, Shaina Prácticamente se acostumbró a la vida de Grecia, la hospitalidad de su gente hacía que ella se sintiera parte de ella de a poco. Algo que le facilito al llegar ahí fue la fluidez de su lengua, de algo había servido el tiempo pasado en el internado suizo. Aprender más de cinco idiomas era un requisito y claro ella debía hacerlo. Aceptaba que aunque sola, los recién conocidos amigos de su padre le hacían la vida más sencilla. No era la única expatriada que trataba o intentaba hacer una vida. Dohko, el antiguo maestro, o maestro era como ella escuchaba que sus allegados le solían llamar. Hombre recto y todo un ejemplo a seguir, ¿sería por ello que se ganó el mote a pulso?, Tenía una linda familia, su hijo y la novia formal de éste, a pesar de su corta edad ( diecisiete, para ser exactos) ya se notaba un compromiso entre ambos. Todos ellos le recibieron con gusto sólo por ser hija de quien era. Obvio, habría sido una total desconocida si no hubiese dicho que su padre le encomendaba al maestro su estadía.

Vivía en un céntrico pueblo llamado Rodorio. La casa de su padre era amplia y acogedora. Recordó que su padre le contó del tiempo en el que ella siendo una infante corría de un lado a otro trepando y ensuciandose todo el tiempo. " eres como una calamidad..." era el reclamo de su madre cuando al fin le alcanzaba y con besos la hacia meterse a la bañera. Extrañaba a su madre y seguramente su padre igual, pero aunque el no lo mencionara nunca. Lo notaba en aquella mirada oliva perdida y rendida que en ocasiones el médico transmitía.

Pero así era el destino y se tiene que aprender a seguir con lo que te resta. Así que después de ese mal de amor que le dió con cierto chico japonés, decidida, se apartó llegando a tierras nuevas. Lejos de Italia, de su padre y su querida Anabel.

Y sucedió que un día conoció al pupilo más joven del maestro. Un chico llamado Genbu. Un pelirrojo desesperante y extrovertido que gozaba de hacerle cuanta broma y maldad cruzaba por su mente. Sin quererlo ella le tomó aprecio. Hasta que un día después de tratarlo lo suficiente él le pidió algo.

- ¿vienes? -

- no!. -

- vamos Shaina el maestro dice que podemos ir... por favor - el chico había fingido rogar juntando sus manos e implorando de rodillas.

- te digo que no zanahorio, necio! - la chica bufaba. - es un bar, pub, cantina de mala muerte o como lo quieras disfrazar, la respuesta es NO. Y para terminar, tu eres muy joven para ir y yo no tengo ganas.-

- el maestro irá y por ello nós darán pase libre. PorfavorShainahermosabella -

A la chica el mal humor se le desvaneció en un instante y rió. El joven saldría con su cometido.

Al anochecer y después de llegar al lugar, Dohko, hijo, pupilo y protegida se reunieron en la mesa designada a ellos.

El ambiente se cernia alegre. Un momento ameno entre música contemporánea, bebidas servidas al gusto y buena compañía.

- hoy es un día para celebrar- Dohko alzó su shot de licor de arroz, seguido lo tomó de un solo trago. Los hombres presentes rieron e hicieron lo propio con sus respectivas bebidas. La chica aunque sorprendida no dejó de sentirse cómoda en ese ambiente, así que uniéndose levantó su agua de Valencia y le dió un trago para después depositarlo en la mesa. Se cruzó de brazos y la bebida parecía haberla relajado. Comenzó a inspeccionar con detenimiento el lugar y los parroquianos que ahí se reunían, jóvenes y adultos se mezclaban y reían, ya fuera por el alcohol en su cuerpo o por simple convivencia. En verdad le gustaba el ambiente y el lugar. Cuando se terminó su bebida, el maestro ya tenía una botella en la mesa y a pesar de llevar la mitad de ella parecía no hacer efecto embriagante en el chino.

- Shaina" hija", me alegra que vinieras, Genbu logró hacerte venir... - se llenó el vaso y tomó hasta el fondo.

- usted estaba detrás de ello, ¿cierto? -

El chino se ruborizó soltando una carcajada.

- me atrapaste!, en efecto, yo tenía la intensión de traerte desde hace mucho, pero dada tu actitud preferí darle esa tarea a Genbu. - Shaina negó. - el fin justifica los medios.- le guiñó un ojo.

- por Dios, es un niño maestro. Con pedirlo usted habría bastado -

A Genbu casi se le atora la cerveza tras escuchar eso, le tomó días insistir y era así de fácil?. No tardó en fulminar con la mirada a la mujer, que por supuesto lo ignoró.

- bueno ya está. Me alegra en verdad que convivas más con nosotros. No hace daño salir a despejar la mente de vez en cuando. Así que relájate ya eres mayor de edad y tu padre te ha encomendado a mí. - el guiño fue más coqueto que la vez pasada.

Disfrutaron de otras rondas más y justo después de media noche, Genbu, maldecía a los cuatro vientos al ser medido en su forma de beber, el maestro solo le había permitido un par de cervezas y un coctail sin alcohol.

- si hubiera sabido que me trataría como un mocoso, no habría venido... - descontento gruñó entre dientes, a lo que el maestro rió.

- si fueras un mocoso estarías en tu camita contando muchos Shion, ahora mismo. Ja, ja. Relájate pronto cumplirás la mayoría de edad legal para poder tomar como quieras. - lo abrazó y Genbu fingió repulsión enfrascándose en una pequeña lucha. Shiryu y Shaina negaron puesto que se convirtieron en el centro de atención.

- Dios, que ridículos... -

- Bienvenida a mi mundo... - Shiryu lo dijo de tal modo que Shaina no tardó en reír.

Al rededor de la una, el maestro solicitó la cuenta a la atenta camarera que cada vez que venía con lo pedido, coqueteaba, inclusive a el maestro. El se limitaba a agradecer y llamarle niña lo que era un desaire a todas luces de parte del maestro.

- el viejo tigre declinando las provocaciones de la chica, ¿he?- la voz de un hombre de mediana edad, captó la atención de los cuatro. Al dirigir la mirada hacia la voz, se encontraron con un hombre alto y con una larga cabellera verdosa. Vestía un traje formal azul marino y camisa blanca y corbata marino. Sus manos en los bolsillos.

- Shion...! - Dohko salto literalmente de la silla y fue dónde su amigo para abrazarle efusivo. - de no haberte reconocido te habría dejado sin dientes. -

-...Dohko... Suel...tame - el chino accedió y le dejó respirar. - olvidaba lo fuerte que te hace el licor. - tomó aire y le palmeó el hombro izquierdo. - es un gusto verte de nuevo amigo. -

- y para mí, como no tienes idea. Pero ven siéntate. - tomó una silla libre de una mesa contigua. El recién llegado miró y saludó cortés a los chicos, pero le sorprendió ver una chica de cabellos verdes, por lo regular ellos asistían solos a el bar y ahora Dohko con su hijo, su protegido y una chica de no más de veinte años adornaba esa mesa.

- que descortés soy, Shion el es genbu mi más reciente adquisición -

- oiga! - se quejó pero no con enojo realmente.

- ya conoces a mi hijo, Shiryu. -

- Que tal maestro Shion - el pelinegro respondió.

- hola Shiryu, es siempre un placer verte pequeño dragón. -

- Y ésta señorita es Shaina. Shaina, el es Shion, amigo de la infancia y presidente de la fundación Graad. - el susodicho le extendió la mano para darle un saludo. Sus ojos amatista no perdían de vista a la chica. Algo le decía que esos ojos grandes y verdes poseían la belleza de alguien que el conocía y que de hecho le debía tanto como la vida. Literal. - es hija... -

- del sanador... Por supuesto, esos ojos son inconfundibles - la joven aunque dudó, ante las palabras de Dohko, pero correspondió al gesto. Un conocido más de su afamado padre. Ella de nuevo viviendo de la fama de su padre. No le importaba en absoluto puesto que era famoso por ser un hombre de bien, eso le llenaba de orgullo.

- es un gusto señor Shion. -

- solo llámame Shion. Me hace sentir que tengo dos siglos de edad y aunque no lo creas soy menor que Dohko... -

Shaina estaba extasiada con ese hombre. Nunca había encontrado gente tan peculiar. Era como una caja de Pandora, bella por fuera y mística por dentro.

- dime algo Shion, ¿que te hace venir aquí. ¿Negocios? ¿Interés personal?... ¿Una mujer acaso?-

- padre! - fue la respuesta del pelinegro.

- la verdad es que he venido a Grecia a las oficinas centrales del corporativo, como sabes pronto dejaré la presidencia y tenemos que dejar todo listo para el sucesor. - se tomó el Martini que recién habían traído. Inclusive la aceituna fue devorada.

- oh, ya veo. - el chino se tornó serio. - y a quien dejarás en tu lugar? - bebió de su botella la cual solo le restaba unos cuantos sorbos. - ¿el griego castaño? Si es así, es una buena decisión.

Shion lo miró más serio de lo común. Dohko adivinó el pensamiento de su viejo amigo y cerró los ojos.

- ya veo, ésta vez creo que me he equivocado. Avísame si necesitas mi ayuda para deliberar. De hecho que estés solo ahora, me hace pensar que vienes por consejo... ¿Me equivoco? -

Silencio.

- de hecho vengo con ambos - Shion puntualizó e hizo un ademán con la cabeza señalando la entrada del lugar. En dónde casi de inmediato aparecieron dos figuras de traje . Un par de presencias imponentes. El primero, uno alto y de cabellera muy larga revuelta que con la poca luz que ambientaba el lugar, hacía parecer lucir en un tono azul marino. Su semblante de joven maduro transformaba las expresiones de su cara en unas neutras, casi nulas.

El otro hombre no así, el transmitía una aura de ternura, paz y los mechones castaños que caían graciles por su rostro le otorgaban ese toque angelical. Era como un heroe mitológico. Los susurros de las mujeres que caían rendidas por los encantos de ese hombre, sólo lo confirmaban.

- chicos! - fue el grito de Shion quien llamó la atención de ambos. Sin prestar atención a el furor que habían causado entre las féminas del sitio. Se acercaron a la mesa. Dohko instó a Genbu para que uniera una mesa a la suya. Y colocaron un par de sillas más.

-ahora soy su mozo... - susurró siendo escuchado solo por la chica a su lado que sonrió por lo bajo. Al acercarse los hombres ocuparon un lugar al lado de Shion.

- Aioros, Saga, ellos son Shiryu, hijo de Dohko.

- es un placer. - los tres cruzaron las manos en un saludo formal.

- el es Genbu, pupilo de Dohko-

- que tal chico? - el castaño le regaló una enorme sonrisa, en tanto el hombre de cabellos azules se limitó a hacer un ademán con la cabeza.

- ¿chico? - el maestro codeó disimuladamente el costado del pelirrojo sacándole un poco el aire. -cof!, cof!, no era necesario, maestro-

- te lo tienes bien empleado, ellos son tus superiores-

- ok, ya me cayo - Alzó las manos en son de paz y cruzó los brazos detrás de la cabeza.

- y ella... - el ojimatista miró a Shaina, la percibió un poco incomoda. -Shaina, hija de un gran amigo de Dohko y mio. Está en Grecia por cuestiones de estudio.

Shaina lo miró recelosa ese hombre ni siquiera sabía por qué estaba ella ahí. Agradecía el tacto del mayor, igual le había quitado un peso de encima. No pretendía dar explicaciones a personas extrañas.

- oh, es un placer señorita. Soy Aioros- tomó su mano, pero en lugar de saludar le besó el dorso.

Shaina sintió sus bragas bajarse y por no ser que portaba jeans, juraba que cuando se levantara terminarían en el suelo. Ese hombre era de ensueño, el aroma de su presencia cautivadora y sus ojos azules le eran tan claros que no encontraba defecto alguno en el.

El gusto es mio señor... - se mordió la lengua al percatarse que ese hombre a pesar de ser mayor que ella, tal vez era aún soltero... Uno muy codiciado. - Lo siento, yo...no... sabria si es usted es casado o no... Le... Ruego me disculpe si cometí un error. -

- no hay que perdonar, está bien. No moriré. Vamos chica, sonríe - alentó, cuando Shaina esquivó su mirada.

- y bueno el chico serio es Saga. - el susodicho yacía rato que se perdía en el bullicio y de vez en cuando seguía la tonada de la canción en turno. Como si todo aquello fuera ajeno a sus propios intereses. Por ello es que se vió interrumpido por una segunda llamada de Shion.

- perdone maestro, me he perdido por un momento, ¿me decía? - el peliverde negó apenado.

- decía que estamos en compañía de Dohko y amigos, ella es Shaina, hija de un amigo muy respetable. -

Era la primera vez que compartieron una mirada. Ella pudo percibir el desinterés del moreno. Asíque se mostró esquiva al corresponde. Si un niño la había despreciado, que más daba ser invisible e insignificante para un hombre como él. Sus ojos dejaron de brillar, jugó con sus manos nerviosas. Bajó la mirada y sintió todas y cada una de las miradas. Incomodidad

- disculpen me tengo que retirar, debo preparar unos pendientes. - al levantarse, no se detuvo a mirar a nadie. Todos se limitaron a verla partir por aquella puerta. Dohko suspiró. Sabia que gracias a ello su protegida no saldría de nuevo.

- bueno maestro Shion, podríamos charlar ahora que estamos en confianza. - fue la respuesta del peliazul. Tomó con naturalidad la partida de la chica.

El castaño desaprobó lo dicho por lo desconsiderado e impertinente que era su amigo.

Dohko se levantó casi de inmediato sus acompañantes le siguieron.

- están en buenas manos. Pueden quedarse, nosotros nós retiramos igualmente.

- Dohko...- Shion rogó

- tomen lo que gusten, la cuenta estará saldada.

- pero Dohko... Espera... - fue ignorado.

- buenas noches caballeros. - sin dar mas explicacionese el chino y compañía siguieron el mismo camino de la peliverde.

Shion tomó el shot de un solo golpe y fuertemente lo coloco vacío en la mesa.

- vámonos. - urgió sin siquiera mirarlos. El castaño suspiró largamente y se fué detrás.

-¿ahora que hice...? - fue el pensamiento del peliazul. Restregó la mano derecha sobre su rostro, descansando en su muñeca un lujoso reloj dorado resplandeció, observó la hora; eran las dos. ¿ De madrugada y él fastidiando la reunión? Vaya ahora contaba con algo que seguramente Kanon le reprocharía...y él ni siquiera tenía certeza de qué sucedió. Tomó el vaso y a pesar de ser solamente vodka , se fue hasta el fondo de su garganta, la manera más sencilla de castigarse. Al levantarse los siguió como el autómata que sentía ser.

Fin del flashback.

Continuará.