Perdón por la ausencia. Espero que aún alguien quiera leer. Bueno, comencemos.

Capitulo 5:¿Te decepcioné?

Dohko aspiró el olor a té. Despertando se removió en el sofá, que por un momento resultó ser tan cómodo. Había pasado la noche en del estudio.

La noche anterior su hijo había experimentado la peor de las crisis. Sólo lograron hacerlo dormir recurriendo a los fármacos.

Pero por un momento su cuerpo ya no sentía esa carga emocional que día con día le estaba pasando factura. Él a pesar de ser en apariencia un hombre de físico envidiable, su moral últimamente rondaba por el suelo, y se reflejaba en la apariencia desmejorada de ahora.

Pero esta mañana el ambiente era diferente. Cómo si el gusano de la inquietud se albergara en él. Decidió, en un impulso correr, literal a la habitación de su hijo. Pronto se vió dentro de la misma. Pero en esa habitación nadie se encontraba. ¿A dónde había ido su hijo que a penas y podía moverse?

- Shunrei...- se devolvió a la cocina. Presintiendo lo peor , su ansiedad lo instaló en el umbral de la pieza. Lo que en primer plano observó le dejó perplejo.

-odysseus...-

Su corazón se detuvo por unos instantes para procesar la imagen. Frente a el, Shunrei, Shiryu y el recién llegado tomaban el desayuno en total calma. Caminó a paso calmo, encontrándose frente al hombre de cabellos largos y platinados.

-¿Pero por qué no me advertiste sobre tu llegada? -

Negando con un movimiento su contraparte siguió deleitándose.

- Odysseus, responde!- sonó exaltado sin lograr hacer que el invitado se inmutara. Dohko relajó su expresión y dió unos pasos hacía atrás, sus piernas temblaban cómo cervatillo y antes de que cayera al suelo fue sujetado por unos brazos que enseguida le dieron toda la paz que necesitaba.

- padre, el señor Odysseus es invitado y tú lo abrumas con toda esa ansiedad...- los ojos del chico pelinegro destilaba paz, y la calidez de su sonrisa conmovió a el viejo tigre.

Aún sin creer lo que sus ojos le proyectaban, comenzó a llorar como un chiquillo. Shiryu lo abrazó para reconfortarlo. Lo acuno como si un niño pequeño estuviese en sus brazos. Ante esta imagen tanto a la mujer de cabellos negros y el hombre de cabellera platinada les impresionó la fragilidad de aquel hombre.

- padre no llores ahora estoy bien ya no tengo más dolor. Ya no tienes por qué mortificarte el señor Odysseus dice que de ahora en adelante tendre una vida normal.

El hombre dejó de llorar y miró hacia su hijo, sus palabras eran francas y por supuesto que creía en ellas.

-... Hijo...-

-ven padre, compartamos el desayuno Shunrei preparó lo que más te gusta a ti.

incorporándose con su padre, lo acercó a la mesa sentandolo a la derecha del hombre qué le había traído la sanación en un parpadear.

- cómo puedo agradecerte esto?- el tigre atinó a decir. Sin embargo el otro hombre solamente le regaló una leve sonrisa.

- sabes que lo que hago, no lo hago con fines de lucro, me confundes con alguien más Dohko.-

-perdóname Odysseus no quise ofenderte-

-no lo has hecho, entiendo tu postura y me alegra haberlo hecho amigo. Ahora continuemos con él banquete que tu hija nos ha preparado-

Y en efecto, consumieron todo lo preparado. Después de eso, los hombres mayores se levantaron y se dirigieron hacia el estudio del tigre.

- aún no me has preguntado cómo es que lo hice, o porque es que tu hijo tiene una vida nueva.

Por toda respuesta el chino sonrío, le indicó con un gesto a su contraparte qué tomara asiento frente a él. El hombre enfrente de él un poco mayor en edad pero no así en apariencia y de cabellos platinados, se acomodó en el sillón que Dohko había señalado.

- sabes tanto como yo que en este mundo existen cosas situaciones y personas sorprendentes místicas, sucesos que no tienen respuesta, lo único que debes saber es que si eh estado aquí es porque era el momento preciso.- sonrío y acomodó las mangas de su camisa blanca

- pero Odysseus...-

El silencio gobernó por unos instantes. Las respuestas se convirtieron en risas infantiles de parte de Dohko su hijo estaba sano, lo sabía de sobra.

- gracias...-

- no tienes que agradecer, de hecho estoy un poco resentido contigo, nunca me dijiste que tú hijo padecía ese tumor. -

-bueno... Yo no quería molestarte...- lo dijo cuál regaño recibido. - tu debes tener pacientes que se anteponen a mis necesidades.

- Dohko, tu hijo estuvo a punto de morir si hubieras esperado más tiempo, seguramente habría sido fatal. En fin quieres, ya no hablemos del tema mejor dime qué ha sido de ti y cómo es que está mi hija.

El viejo tigre lo había olvidado por completo la hija de este hombre era también su responsabilidad y de haber sabido que se presentaría antes, habría advertido a la joven.

- ¿Lo vez? Incluso no haz ido a visitar a tu hija, en verdad me siento mal por ello.- suspiró y dejó caer sus hombros hacia atrás.

- tranquilo amigo sé que ella está bien, de lo contrario tú me lo habías dicho. Me siento seguro de saber que ella está bajo tu protección, además de que ya no es una niña, ya es una mujer y aunque no me parezca el hecho de que esté trabajando contigo aceptó que ella debe de tomar sus propias decisiones. Sé que no he sido el padre que ella necesita, pero tengo la fortuna de tener una mujercita que ha sido fuerte e independiente. - el hombre de larga cabellera estiró sus piernas y los brazos para soltar un poco de pereza.

-¿Quieres que le llame para que venga?- le cuestionó el hombre de cabello castaño.

- No, prefiero ir yo mismo a dónde se encuentra dime, ¿aún vive en esa casa?. - por casa se refería a la que era de su propiedad a las afueras de Atenas y que de vez en cuando ocupaba cuando él podía desahogarse del trabajo extenuante.

Tienda departamental. Atenas

Shaina pasó cerca de una hora esperando que Tethys por fin se decidiera por la ropa de su noche de bodas. La fecha se encontraba a la vuelta de la esquina.

Después de unos instantes de impacientarse por fin salió Tethys.

-perdona si te he hecho esperar, pero es difícil estoy un poco nerviosa.- se escuchaba un poco de fastidio en su voz.

- te noto un poco fastidiada no te estarás arrepintiendo verdad?-

-por supuesto que no, pero es que todo esto es demasiado, créeme cuando tú organices tu boda estarás igual que yo-

La chica de ojos verdes solamente sonrío.

- lo siento no quería incomodarte. - oye no te he dicho, Kanon vendrá por nosotras. - trató de cambiar de tema.

-pues no era necesario, yo podría haberme ido sola y Sorrento podía recogert..-

- Kanon!- el grito de la rubia resonó en aquel exclusivo lugar. Ganando una mirada asesina de parte de las dependientas.-

-controlate Tethys.- Shaina le advirtió en un susurro.

-sirena...- los ojos del gemelo se iluminaron y cuando estuvo tan cerca de ella, la sujetó por la cintura y la besó tan apasionadamente que incluso las miradas ajenas se incomodaron.

-no hace falta vertir agua fría sobre ustedes, ¿Verdad?- Shaina fue la más apenada puesto que ninguno escuchó sus palabras. - por favor, dejen un poco para la noche...- se dió por vencida cuando la mano de Kanon bajó de la cintura hasta la nalga de la rubia.

-parece que Kanon desea consumar su amor por la nereida en este lugar...-

A Shaina se le debió detener el corazón en cuanto escuchó detrás suyo la voz de aquel hombre. Tragó para poder dar la cara por qué, por supuesto, el se dirigía a ella.

- creí que Kanon vendría solo. - ella lo confrontó mirando directo a su cara. -

- la boda está próxima, soy el padrino, tengo compras que hacer y el imbécil del dragón Marino me pidió que lo acompañara.-

Ambos se miraron, en verdad ninguno sabía que decir o que hacer. Estaban prácticamente congelados. El lucía impecable, traje gris Oxford y camisa negra nada formal, pero muy atractivo. Y ella con esos leggins negros de top al ombligo púrpura y unos tacones de aguja del mismo color del top.

Había algo en el otro que de cierta manera no podían decifrar.

- perdonen, debí avisar que vendría acompañado... De nuevo, Milo suele pasar tiempo conmigo cada que coincidimos y ésta ocasión no sería la excepción. Shaina, no te molesta,¿Cierto?- el hermano de Saga temia que Milo incomodara a su 'cuñada'.

-no hay problema Kanon, el joven caballero sólo aguardaba igual que yo que ustedes dejaran sus arrumacos para después. - Tethys se sonrojo al tiempo que Shaina la miraba.

- bueno, que les parece si nos vamos, aún tengo que ir con Julián y arreglar unos pendientes. -

- por supuesto, - respondieron al unísono la rubia y el joven amigo de Kanon.

- yo tengo que regresar al estudio de Dohko, Genbu debe estar esperándome y ya casi es medio día. - miro en su reloj la hora y creyó poder irse cuanto antes de ahí.

- si me lo permite, yo puedo con gusto, llevarla-

-no hay necesidad -

-insisto señorita - suplicó con esa mirada azul, pero solo logró hacer que la chica mirara con desaprobación su insistencia.

- Milo, ella no necesita de ti, tal vez ni siquiera de nosotros, es más necia que amable en ocasiones y es mejor no contradecir.- Shaina casi asesina al hermano de su novio con la mirada.

- tranquila, él sólo busca ser Cortés contigo. Además él tiene miles de mujeres esperándole.- le guiñó un ojo. Aún no muy convencida por las palabras de su cuñado, por fin la chica se decidió y echó a caminar.

-¿Eso qué significa? - preguntó el Heleno

- que si no te das prisa ella en verdad sí irá sola y no quiero, hazme el favor y llévala solamente ¿si?-

Sin más, el joven de cabellos azulados corrió detrás de la chica.

-de verdad... No es necesario que me acompañe - gruñó sin mirar siquiera

- mire, no quiero sonar como un acosador enfermo, pero curiosamente me dirijo al mismo lugar que usted. Hice una cita para poder tatuarme. -

Shaina se dió por vencida cuando a la salida del lugar escuchó aquello. Miró un auto de lujo, un Ferrari F8 tributo rojo, que le robo la mirada. Y para su mala suerte el dueño era el chico que ya se encontraba a su lado para abrirle la puerta.

-por favor, suba- el griego se sintió orgulloso pues sabía lo que había ocasionado en la mujer su automóvil.

- ¿Simpre es tán ostentoso?- trató de sonar lo más neutral posible. El chico le había pillado.

- ¿Es demasiado?- hizo un puchero. Nunca nadie le había dicho algo como eso. En especial las mujeres, ellas se limitaban a suspirar y a llenar la mirada con ambición. Está chica tenía algo que lo dejó pensando. Tal vez ella no era... sacudió sus pensamientos.

- no se usted, pero yo ya he perdido mucho tiempo- la mujer se cruzó de brazos.

Pronto dejó de divagar para cerrar la puerta. ¿Tan rápido se había metido ella?.

- bien, en marcha!.-

Y así, tomaron camino hacia el estudio. Platicaban de vez en cuando de cosas simples. Pero después de un rato el joven comenzó a bombardear.

- perdone si insisto, pero me parece que tanto Saga como usted, no pretenden dar a conocer su relación. - la peliverde le miró directo a los ojos. Dios, nunca había encontrado tanta intensidad en una mirada azul. Se sentía desnuda frente esa inquisidora vista.

- por favor, le he dicho que se olvide de los formalismos, solo llámeme Shaina.

El griego curvo sus labios. Sin duda un avance.

- no es algo que uno pregone a los cuatro vientos.-

-obviamente que no, pero Saga es mi jefe y aunque yo no estoy mucho en las oficinas, el nunca habla de su vida personal.-

- usted lo ha dicho, 'vida personal'. - ella trató de evadir el comentario y al hombre. Por supuesto él intuía que le era incómodo. El resto del camino pasó en silencio. Pero a pesar de eso el hombre se sentía cómodo, miraba de vez en cuando a la chica. Era linda. Más que linda. Tenía algo que le atraía. El verde de sus ojos no tenía comparación.

-bueno llegamos- Milo le dió una mirada a la mujer, parecía sorprendida y el creía el por qué. El auto de Dohko se encontraba parqueado frente a ellos. Ambos descendieron y entraron.

- hola, Shaina - Genbu saludó cordial. - tu debes ser Milo, es un gusto- el chico saludó con un apretón de manos.

- vaya, eres tan pelirrojo cómo Kanon me contó. -

- seguro que Kanon no dijo que soy más bien, buen mozo cobrizo.-

Ambos rieron.

- zanahorio, dime qué hace el auto de Dohko allá afuera. -

-¿Zanahorio? - Milo casi ríe pero se contuvo al ver a la chica amarrarse el cabello en un una coleta. Estaba sería, demasiado.

Sin esperar respuesta alguna Shaina se adentró en el estudio de Dohko.

Momentos antes...

Dohko había llegado. Encontró a Genbu en el lugar. Le indicó que a partir de ahora todo regresaría a la normalidad. El chico quiso preguntar pero al ver el hombre alto de cabellos plata y más aún la expresión serena de su protector, se limito a asentir y dejar que ambos fueran directo a el apartado del tigre.

- y bien. Con que aquí es donde mi hija vino a hacer un mejor uso de las agujas. -

-algo así- respondió el chino.

- dejar la enfermería para dedicarse a esto, le debe complacer mucho más. -

-claro, pero ya se lo preguntarás tu mismo.

- y sí que lo haré. - tomo un suspiro.-¿ y como es el chico del cual se enamoró? Supongo que tú le conoces, si estás tan tranquilo entonces yo lo estaré.

Dohko dejó unos bocetos sobre el mostrador y le miró.

- sé que significa esa mirada. - Odysseus se acomodó en el sofá y guardó silencio. Al mismo tiempo unos toquidos vinieron de la puerta.

- pasa por favor-

- Dohko, a qué haz venido!? ¿! Shiryu esta bien!?.- estaba preocupada y exaltada que ni se percató de quien yacía sentado a su espalda. Dohko miro a Shaina.-

- el chico está bien. -

Esa voz. El sillón crujió con el peso liberado sobre de el.

-papá... - enmudeció, talló sus ojos, parpadeo, para después ir donde él y abrazarlo sin creer aún. - llegaste... Tú estás... Yo no...-. un par de lágrimas brotaron.

Odysseus la oprimió sobre su pecho, su hija, su única hija se encontraba junto a el después de tres años. Besó su cabeza y la levantó delicadamente de la barbilla. Con sus pulgares secó las lágrimas.

-mi niña, estás hermosa. Te pareces tanto a tu madre.- le sonrío y de nuevo le abrazó.

La puerta resonó de nuevo

-adelante. -

- maestro Dohko-

-Milo, adelante-

Shaina y Odysseus interrumpieron su reencuentro para mirar al hombre. Ella guardó silencio. Pero Odysseus se precipitó.

- vaya, mi hija parece que hizo bien en tenerte en secreto. - lo miró directo a los ojos y le extendió su mano. - soy Odysseus, padre de Shaina y tú debes ser...-

- Milo - totalmente descolocado correspondió el saludo.

- es un gusto conocer a el novio de mi hija.-

Shaina abrió los ojos. ¿Su novio?

- perdone, comete un error yo no soy el novio de su hija-.

Odysseus giró sobre sus talones y confrontó a la chica de ojos verdes.

- esto pasa por la poca comunicación entre tú y yo. Perdoname.-. sin más salió de la habitación dejando a todos en vilo.

Continuará...

Y después de año y medio por fin llegué a concretar.

Les pido disculpas, mi vida cambio en un año de manera radical. Tuve momentos llenos de dolor, en verdad mucho dolor. Pero también un claro y bendito regalo. Por eso y por seguir aquí, doy gracias a Dios.

Les dejó saludos y háganme llegar sus dudas y con gusto responderé.

Nota: ya trabajo en la continuación para irme recio, cómo dicen por ahí.

Jajaja.

Beauty!