Otro capítulo más. Gracias por seguir leyendo ésta historia, ya cumplió tres años y aunque pensé en abandonarla por muchas situaciones, al final una vocecita me animó a continuar. Le agradezco de antemano a esa vocecita curiosa. Y bueno sin más, vamos por el capítulo 14

Capitulo catorce: cautiva.

Hace algún tiempo.

Los niños habían crecido en un abrir y cerrar de ojos. Sus gemelos eran cada vez más diferentes, aunque físicamente eran idénticos, no así en sus personalidades.

Kanon el hiperactivo, siempre cuestionando todo, explorando cada sitio, el primero en alegrarse al ver a papá llegar y por supuesto el más impulsivo, el que nunca se calla según su hermano mayor.

Saga, el analítico, sensible, empático, de buen corazón. Al que su madre había sostenido en su pecho al nacer en primer lugar. Ese niño hermoso que cualquier padre sueña tener.

Pero algo inesperado sucedió a la mitad de siete años de ambos inocentes. En específico del mayor. Si, un día sin razón aparente, el dulce niño sufriria de un dolor atroz de cabeza.

Jugaba con Kanon en el gran jardín de la casa cuando su hermano se llevó las manos a su cabecita y gritó pidiendo ayuda. El pequeño hermano no comprendía lo que sucedía cuando se acercó a su igual y con temor o asombro, observó la fisonomía de Saga. El cabello que lucía hasta los hombros en ese tono azulado como el de Aspros, poco a poco cambiaba a un gris.

Aunque dudó, el pequeño Kanon reunió fuerzas y abrazó fuertemente a su hermano. " Tranquilo hermano, todo está bien, mamá sabrá que hacer..." Fue lo único que pudo decir, lo único que un niño de siete años podía pensar. Sus padres tal vez sabían que le sucedía a Saga.

Ante los gritos desesperados del infante, su madre corrió hasta donde sabía que sus niños jugueteaban todos los días.

La escena que observó, la dejo sin aliento. ¿Era su hijo? Obviamente Kanon lo era, ¿Pero el chiquillo de cabellos grises y ojos carmesí que se aferraba a Kanon... Sería Saga? ¿O por qué lleva puestas sus ropas? ¿Por qué es parecido a su hijo? Y lo más importante, ¿Por qué tiene la certeza de que ese pequeño es parte de su sangre y su carne? . Se detuvo unos pasos antes de llegar a ambos niños.

" ! Mamá, Saga tiene mucho dolor en su cabeza... Ayúdalo! "

Había sido la afirmación del pequeño Kanon. Chris supo entonces que ese, era su pequeño. Se acercó, tras tranquilizar a Kanon, tomó a Saga entre sus brazos y lo oprimió en su pecho.

" Mi niño... Mi hermoso niño, no te preocupes, encontraremos una respuesta. "

Dijo conteniendo el aliento. Entonces el pequeño peligris, miró los ojos llenos de ternura de la rubia.

¿ Tu...eres mi mamá?

La pregunta le heló el corazón a la mujer inglesa, eso no podía estar sucediendo. Se separó de él y con las lágrimas a punto de salir, por el miedo o la angustia, le acarició la mejilla y colocó la mano inocente del pequeño en la propia, en ese momento no le importaba la apariencia de su hijo.

" Si mi amor... Soy tu mamá."

Y lo abrazó de nueva cuenta solo para soltar el llanto.

Presente.

El recuerdo había llegado a su mente como un rayo. No había podido evitar comparar la piel del rostro de la Joven que colocó en el asiento trasero del sedan.

— Eres tan suave como ella...—

Cómo no evitó recordar a su madre. Por qué al final el sabía que Chris Walden también era su madre y tal vez el único ser que lo amó. Si, por qué después de solo conocerla una ocasión, la siguiente vez que ocupo el cuerpo de Saga, un par de años habían pasado en su vida y ella ya no existía en este plano. Y fue que empezó a odiar no poder ser parte elemental en la existencia. Sabía que alguien más ocupaba el cuerpo que el tenía en aquel tiempo. Cómo si de un préstamo se tratara. Y juró que sería solo de él algún día.

—Ese día es hoy. Y no existe manera de revertirlo. Saga debió cederme este cuerpo desde ese día. Estuve aguardando tanto tiempo, que a partir de hoy solo seré yo el dueño legitimo de él —.

Acomodó lo mejor que pudo a Shaina y regresó por el bolso de la chica. El Ferrari rojo aún seguía con las intermitentes encendidas. Evito tocar cualquier superficie el auto, cuando obtuvo lo que buscaba, regresó con paso firme, no le importó ver el cuerpo tendido del joven griego en el asfalto. Simplemente subió al BMW y siguió por la carretera solitaria. No miró atrás. Sabía que todo había llegado tal y como lo planeó, o tal vez no, creyó que el par de amantes volcarian en el auto y con suerte ninguno sobreviviría o que tal vez sufrirían graves lesiones. Pero esto, era mucho mejor en muchos aspectos.

No solo tuvo el placer de provocar al más joven, sino que logró desquitar un poco de lo frustrante que había sido reprimirse en la gala de la fundación y en la posterior boda de Kanon. Solo sonreía al pensar lo estúpido que había sido Milo al creer que podía confrontarlo sin recibir su merecido.

Pero el premio mayor era que podía llevarse a esa mujer. La miró por el retrovisor, parecía dormir plácidamente. No dormía, estaba inconciente por el golpe de la culata. Podía distinguir un pequeño camino de sangre cercas de la cien, que poco a poco se iba coagulando.

— Seré sincero, no sé que pueda hacer contigo, siento un poco de curiosidad. Necesito saber por qué el imbécil de Saga tiene ese inútil sentimiento hacia ti aún después de haberte terminado. Veremos qué tan especial eres. Después de eso, no podré dejarte ir niña. No después de lo que acabas de presenciar. Nadie podría. —

Oprimió el volante del auto y aceleró. Su destino estaba a casi 450 kilómetros de ahí, en un lugar muy apartado de cualquier lugar habitado. El lugar al que nadie conocía, su guarida. Una bella casa ubicada en una isla en el centro de un gran lago, al que solamente se podía llegar mediante un bote.

Cuando llegó por fin al sitio, el bote aguardaba y dentro de él un hombre de edad mayor, pronto el anciano se acercó.

— Mi señor, cuando dijo que vendría a su morada, le dije a los chicos que alistaran todo, ¿Que tiempo pasará aquí? ¿ Piensa relajarse unos días? — las preguntas parecían interminables hasta que el peliplata lo acalló. Solo bastó una mirada y el hombre hizo un silencio sepulcral.

— Deja de besarme el culo. Eres desagradable. —

Ares se bajó del auto y abrió la puerta trasera. El anciano quedó sorprendido al ver cómo Ares tomaba a una chica de cabellos verdes entre sus fuertes brazos. Tal vez era alguna mujerzuela que habría bebido de más y su jefe no había tenido opción más que traerla. Pero ¿a quien engañaba?, Ares no era de ese tipo, nunca pasaba más de dos horas con una mujer, mucho menos si esta era una prostituta, a simple vista ella no lo parecía, además él no tenía necesidad de buscarlas por qué simplemente el tiempo como Ares era poco y cuando la suerte le sonreía eran mujeres hermosas y con padres ricos y sin preocupaciones las que deseaban aunque fuera una hora con ese hombre alto, musculoso, de personalidad arrolladora y voz sumamente grave y sensual, para coquetear. Tal vez esa chica era una de esas.

— Viene acompañado señor. Permítame ayudarle —

El anciano intentó tocar a la chica. Pero Ares no se lo permitió. Y si de el hubiera dependido inclusive le hubiera arrancado la mano. Y con un temor que solamente Ares podía infundar en el otro hombre, el anciano retrocedió pidiendo disculpas.

— No la toques. —

—Pero señor, ¿quién es esta mujer? Usted nuca trae personas ajenas, ha dicho que este lugar es inexistente para cualquiera, no comprendo por qué traer a alguien tan celosamente si piensa solo entretenerse por unos momentos.—

Ares caminó mientras escuchaba detrás de él al despreciable hombre. Subió al bote y acomodo en uno de los asientos a Shaina. Regresó a la orilla, sacó de la cintura el arma con la que anteriormente había disparado. Tomó el cuello del mayor y le colocó en la frente el arma.

— No es de ti incumbencia. Sólo limitate a cuidar de mi morada cuando yo no esté. Ella estará por un tiempo acá, consigue una ama de llaves, una que mantenga la boca cerrada al igual que tú. Por ningún motivo esta mujer debe salir de aquí, intentará huir, te hago responsable de lo que a ella le suceda o peor aún, si es que logra escapar. Asiente si comprendiste.—

El hombre sudaba como una fuente, quería preguntar más pero con esa advertencia solo imagino que Ares en verdad lo mataría si no cumplía con sus caprichos. Lo que fuera que hiciera esa mujer ya no le importaba, era más preciada su vida que la de cualquiera.

— Bien, eres un maldito cobarde, así que confiaré en qué todo estará bien en tanto no esté yo. Solo será por un par de días, luego, me lárgare a otro maldito país a vivir la vida que siempre he soñado. –

— ¿ Y cumplira su promesa mi señor? Me dejará marcharme con lo acordado?–

Ares lo miró en tanto guardaba el arma en su cintura y prendía un cigarrillo.

— Soy un empresario Gigas, te prometí una jugosa remuneración a cambio de tu fidelidad. Si no lo arruinas...mantendré mi palabra. –

— Señor es usted muy generoso. –

— Como sea. Ahora dame la llave del bote. Diles a los otros que se mantengan alertas y que vigilen los alrededores. Y tú, lárgate Athenas. Mañana, Saga deberá regresar al trabajo. –

Ambos hombres tomaron rumbos distintos.

Hospital GRAAD.

Casilas cuatro de la mañana y la entrada a urgencias estaba totalmente en calma. Solo dos enfermeras atendían la recepción.

Pero no así dentro del área de choque.

Quince minutos antes un hombre había sido ingresado. Era joven, estaba malherido, tenía una bala en el pecho y había perdido mucha sangre. Según la persona que había indicado que lo encontró, el joven de no más de treinta estaba sobre la carretera y parecía haber sufrido de un asalto.

Es muy joven, debieron intentar quitarle el auto. El hombre que lo encontró dijo que se encontraba cercas de un auto deportivo de lujo, como sea, la policía está indagando aún en la escena, parece que circulaba a solas...

Fue lo que dijo un doctor a su interlocutor, mientras observaba por la ventana de la habitación.

Un hombre llamó, aunque una patrulla llegó quince minutos después, un oficial se vió en la necesidad de traerlo hasta acá, pues su vida corría peligro y no había una ambulancia disponible cercas. Era imperativo arriesgarse a moverlo. Parece de buena familia.

Si, sus pertenencias están con el trabajador social, si busca algún número de un familiar, desgraciadamente el móvil está apagado.

Le agradecería si me proporcionaran sus datos.

Por supuesto, solo vaya al cubículo de información y ahí le darán todo.

Le agradezco.

Entonces el doctor que aún se encontraba en el pasillo, se introdujo al escuchar el bip, del monitor que marcaba los latidos del corazón detenerse y al personal correr de un lado a otro para poder resucitar al joven de cabellos azules.

Casa de Shion. Athenas.

El hombre mayor, se levantó de su gran cama para responder el teléfono fijo.

— ¿Diga? –

Buena noche, disculpe el atrevimiento, soy un oficial de policía. ¿Es usted conocido de Milo Escarlet?.

La pregunta terminó por despertar al hombre de mediana edad.

— En efecto, trabaja en las empresas Kido. ¿Pasa algo con el? —

Si, lamento decirle que se encuentra en el hospital que su fundación precede. Al parecer intentaron quitarle el auto. Su estado es grave. ¿Sabe si tiene algún familiar cercano?

El rostro empalidecio, y su corazón se detuvo por unos instantes.

— Si...tiene un hermano. Pero permítame ser yo quién le informe... Iré enseguida al hospital. Le agradezco mucho–

La llamada terminó y Shion rogó al cielo no estar alimentando un temor infundado. Se vistió y llamó a Dohko, le pidió que lo acompañará, ahora, haría la llamada que le daría un respiro...o no.

Llamo tres veces y no hubo éxito. La cuarta le indicó que el número estaba fuera de servicio.

— Saga...no, por favor, que no sea lo que estoy pensando.—

Hospital GRAAD.

Y por fin ambos hombres se reunieron en la recepción. El personal los reconoció inmediatamente.

— Se nos avisó de un hombre en estado grave. Su nombre es Milo Escarlet. Sería tan amable de informarle a Odysseus que estamos aquí.–

Lo sentimos señor Shion, el director no se encuentra.

— Entonces a Pefco o Aeson, alguno de ellos debió recibirlo. — ahora Dohko fue quien habló al ver el rostro desesperado de Shion.

Lo sentimos señor, ninguno de ellos se encuentra. Salieron desde ayer a hacer labor humanitaria. Solo hay residentes. Ellos regresarán mañana, según el protocolo lo indica.

— Señorita ¿podría indicarnos quién podría darnos informes sobre el estado del joven? —

Por supuesto, de hecho me han pedido que los dejara pasar directamente con el médico responsable.

Shion inmediatamente caminó por el pasillo directo al área de quirófanos. No escuchó las quejas del personal que le decían que no podía pasar. Dohko se unió a su desesperada búsqueda. Al final se encontraron en las afueras de una sala que era ocupada con bastante personal. Miraron desde afuera. Podían ver sangre y a Milo recostado en la plancha. Unidades de sangre eran colocadas en el joven que ya tenía una apariencia moribunda, su piel bronceada, ahora era pálida, ambos sabían que la vida se le estaba escapando al joven.

— Yo no creo que fueran por el auto.— afirmó Dohko. — ¿ Pero que piensas tú amigo?–

Shion no dijo nada, recordó el día anterior y la plática que sostuvo tanto con Milo, como con Saga. Rogaba a Athena no estar formulando la idea tan grotesca que venía a su mente.

— Su hermano viene en camino, por ahora no debemos afirmar nada Dohko, sabes cómo yo que Kardia es violento, su estatus no le impide ser un impulsivo y agresivo hombre. Imagina si le decimos que posiblemente su hermano fue atacado por un motivo personal. Debemos tener cuidado con lo que digamos. No tenemos la certeza de que fué lo que sucedió. Debemos actuar con cautela.—

Y como si aquello hubiese sido una invocación, detrás de la gran puerta al final del pasillo apareció una figura muy conocida para ellos. Era Kardia, Y aunque se mostraba muy tranquilo en lo profundo de su vista se podía descifrar una angustia.

Miró al par de hombres. Pero se detuvo frente a las puertas del quirófano. Hubo un silencio sepulcral. Y los dos hombres mayores solo miraban la espalda ancha del peliazul.

Después de unos segundos, el hermano mayor de Milo se viró, sus ojos estaban llenos de ira. Pero aún así interpretó las miradas de los mayores.

— Supongo que ustedes no creen en esa basura de que fue un intento de asalto, ¿ Me equivoco? — su mirada era tan afilada y fría que podría helar el alma.

— Lo que creamos es irrelevante Kardia. Solamente tu hermano sabe lo que sucedió. Eso fue lo que la policía dictaminó. —.

Las palabras de Dohko por supuesto querían desviar un poco la inquietud de Kardia.

— Tiene tres costillas rotas, golpes contusos en el rostro , ah si, lo olvidaba, una bala en el pecho, se está desangrando y ¿ Todo eso por nada? Me van a decir que unos verdaderos imbéciles lo dejaron moribundo y el auto y el dinero están ¿ intactos?. — el negó ya estaba llegando a sus límites. — Sé que ustedes me ocultan algo. Pero si no me lo dicen yo mismo averiguaré y haré pagar a los responsables. —.

— Kardia hijo, no puedes hacer justicia por propia mano. Shion y yo en verdad no sabemos más de lo que han dicho. Ahora lo verdaderamente importante es salvar la vida de tu hermano. —

— Pediré que sea intervenido por Odysseus. No confío en nadie más. —

— Odysseus no está aquí.— por fin habló Shion que se mordida la lengua para no arruinar todo.

— Debes estar bromeando viejo. Si Milo no es intervenido, morirá. — oprimió ambos puños. — no me importa de dónde tenga que venir, el debe retirar esa bala o de verdad, haré rodar cabezas, !así que llámalo.! —. Y con una gran impotencia, salió de aquel lugar.

— ¿ Acaba de amenazarnos? — indagó Dohko

—Eso hizo. Sabes cómo es de impulsivo. Es peor que Milo. — Shion no dejaba de mirar por dónde se fué Kardia. — amigo, tengo algo importante que contar. —. Entonces el de cabellos verdes narró todo lo acontecido los últimos días. Dohko escucho y conforme avanzaba la charla la preocupación se adueñaba de él.

— Si tus sospechas son ciertas, Saga ya no es dueño de su apariencia. Será difícil saber desde cuando, pero lo importante hoy es que Milo no muera. —

— llamaré a Odysseus, no está muy lejos de aquí. Tal vez pueda venir lo más pronto posible. Ruega Atena que así sea. —

Al cabo de un rato ya en la sala de espera, Dohko se unió a Shion para ver si había corrido con suerte. Pero al ver su angustiado rostro le ofreció el café que estaba a punto de beber él.

— no vendrá, ¿ Cierto ? —

Shion se bebió el café sin importar lo caliente que estaba.

— Te equivocas , si vendrá. —

— gracias al cielo, lo vez, el chico se recuperará. — trató de animarlo, pero pareció imposible.

— Odysseus... no logra localizar a su hija desde anoche. Me preguntó si tú o yo sabíamos algo, su móvil está apagado desde hace rato y en el hospital desde ayer en la tarde que salió. Se supone que llegara a las siete. -—

— tal vez, sea cuestión de tiempo para que llegue. Amigo, yo conozco a esa mujercita y puede llegar a ser un tanto distraída. Vamos, verás que ella llegará, aun falta media hora para su llegada. Anda, esperemos. —

Shion no podía darse el lujo de olvidar todo, sentía culpabilidad en todo esto.

Casa del lago.

El reloj marcaba las siete y treinta. Aunque la propiedad era pequeña, estaba muy bien protegida, habían barrotes sobre las puertas y las ventanas. Y aunque en su interior todo parecía acogedor, nadie podía saber que ahí se refugiaba el gemelo mayor, o la versión más perversa de él.

Había colocado a la chica en la habitación más grande. La cama era inmensa y muy reconfortante, tal vez ella por ende aún no despertaba, o tal vez por la contusión era que aún no recobraba el sentido.

Ares la observó unos segundos, planeando en su mente como hacer para que nadie sospechara absolutamente nada. Se dirigió rumbo al baño, se desnudó y se metió a la ducha. El agua caliente cubrió todo su cuerpo. Apoyó ambos brazos sobre el mármol. La sonrisa, nunca abandonó sus labios. Después de unos instantes, salió con una toalla sobre la cintura, al entrar a la habitación observó a la mujer, estaba a punto de despertar, escuchó un quejido casi imperceptible. Caminó frente a la cama, se quitó la toalla y buscó dentro de una puerta que parecía un clóset algo de ropa. Cuando salió, llevaba puesto unos pantalones marrones de vestir que le ajustaban perfectamente y en la mano una camisa de seda negra. Aún tenía la cabellera húmeda. Pero no dejó de observar ni un momento a la de cabellos verdes.

—... Milo...— balbuceó sujetándose la cabeza.

El de cabellos grises se acercó y sentándose a su lado, le quitó los cabellos del rostro, pudiendo entrever una ligera herida no mayor a un centímetro, tenía un poco de sangre coagulada al rededor.

— Mira, te lastimaste todo por no conservar la calma —

Shaina escuchó esa voz rasposa y grave. Le taladraba el cerebro como un cincel. Ahora sabía de quién se trataba. No podía ser un sueño por qué el dolor era verdadero. Recordó todo en una fracción de segundo y aunque tuvo miedo, sabía que estaba viva, o tal vez estaba muerta y aquello era como una penitencia. No, estaba tan viva que podía oler la esencia de ese horrible hombre en el que se había convertido Saga.

— no soy Saga, si en eso piensas — de nuevo esa voz

Debía despertar ya y ver la realidad. Averiguar que sucedió después de la noche anterior. Abrió sus ojos rápidamente y buscó al ser despreciable. Lo encontró a un lado de ella. Su rostro no podía ocultar la perversa alegría que sentía. Cómo si todo le hubiera salido a las mil maravillas.

— ¿ Que hago aquí? ¿ Por qué no me mataste? —

— Buen día para ti también. — le dijo cínicamente. — te desmayaste, ¿ Recuerdas? — le acarició la frente justo donde se encontraba la abertura.

— No me desmayé. Tu me golpeaste, cobarde. — en sus hermosos ojos verdes había furia que Ares pudo percibir.

— Bah, detalles menores. La verdad fue algo que de todos modos habría hecho. Las cosas no salieron como en un principio pensé. —

Shaina tenía la mandíbula apretada y a cada palabra de él la impotencia se hacía mayor. No podía creer el cinismo de ese hombre.

— Pareces sorprendida. Oh vamos, ¿no me digas que estás molesta por haberme desecho de ese maldito engreído casanova?. —

Shaina frunció el ceño. Alzó una mano para abofetear a su interlocutor, pero Ares adivinó y le detuvo por la muñeca.

— No mujer. Eso nunca sucederá. —

Le oprimió tan fuerte, que Shaina creyó que el desgraciado le partiría la muñeca. Pero ella evito hacer cualquier gesto de dolor, solo miraba ese color carmín en aquellos ojos perturbados.

— Cualquiera debería estar muerta de dolor...— miró la mano de ella estaba comenzando a teñirse de morado, pero aún así ella aguantó. — Necesito escuchar un solo quejido, hazlo y te soltaré. —

Ella no respondió aunque ya estuviera a punto de gritar. No quería verse vulnerable o débil, ella era mucho más fuerte que cualquier intento de intimidación. Ares soltó una pequeña risa, después, solo la soltó.

— Vaya que eres muy obstinada, estabas a punto de sufrir una fractura y ni un atisbo de dolor en tu rostro. ¿ Tal vez eres masoquista o una mujer muy tonta?. —

— Yo no te tengo miedo. —

— Oh mira que bien. Sabes hablar. Por un momento creí que estabas aún en shock por lo que le sucedió a tu amante...— la miró con cinismo. — Por qué eso eran, ¿ Cierto? Es una lástima que no podrán seguir con su idilio.—

—Eres un despreciable asesino. No puedo creer que eres tal y como te describieron. —

— Pues, que honor ser todo lo que te han dicho de mi.—.

— ¿ Por qué lo mataste? El no te hizo nada. Tu y yo no nos conocemos, Te exijo que me digas donde estoy y que me dejes ir. —

— Vayamos por partes. Sí, tienes razón lo de Milo no fue personal, lo acepto. Pero bueno, el chico se lo tenía merecido, tenía que recibir su merecido. Uno no seduce a la mujer de su superior.

— Saga y yo ya no somos nada. —

— Tal vez, ¿ Pero en donde quedó el duelo por la ruptura? ¿Así de fácil te olvidaste de él, entre los brazos de ese maldito escorpión?—

— Eres una maldito, no es asunto tuyo. Lo lo que Saga y yo vivimos no te concierne a ti.—

— Tal vez no, pero desgraciadamente ese imbécil evitó que yo usara este cuerpo mientras estuvo contigo — le restregó su odio. — Y aunque tuve oportunidades su estúpido hermano siempre evitó que saliera a la luz. Y definitivamente se debió a ti.—

— Yo no tengo culpa de que tú no seas una persona independiente. No eres más que un alter ego reprimido...y lleno de resentimiento.—

Ares se alteró con las palabras de ella, no toleraría sus impertinencias. Así que la tomo por el cuello y la pegó a la cabecera sin cuidado, oprimió su agarre y juntó su rostro al de ella.

— ¿ Cómo alguien en tu frágil situación puede ser tan provocativa? —

— No tengo miedo en decir... la... Verdad—. Shaina sentía su garganta cerrarse. El oxígeno se le escapaba.

— Crees saber demasiado niña. Te podría romper el cuello en un parpadear.—

Y en verdad la fuerza del hombre era superior a la de ella, por mucho. Observó que ella ni siquiera expresaba una señal de dolor. Y lejos de endurecerse, poco a poco fue relajando su agarre, pero aún sosteniéndola con la mirada, trataba de imponer miedo en ella. Olfateo el rostro y después el cuello de la joven.

— Apestas a sexo...— inquirió.

Entre jadeos tomó un poco de aire. Reaccionando, tosió un par de veces. Colocó sus manos en los brazos desnudos del impostor. Tenía que intentar deshacerse de su agarre. Sin embargo, sus esfuerzos eran minúsculos ante la fortaleza del otro, quién parecía disfrutar de la impotencia de Shaina.

Al liberarla, ella se derribó hacía un lado e inhaló tanto aire cómo pudo desesperadamente. El otro simplemente disfruto de la escena, colocándose la camisa.

— No deberías tratar de hacerte la fuerte. Debes reconocer tu lugar. Eres mujer, nunca podrás superar o igualar la fuerza de un hombre. Eres resistente, pero no demasiado. —.

Shaina lo observó quería llorar de furia, gritarle lo despreciable que era. Sus ojos ya comenzaban a picarle, pero no dejó salir ni una lágrima. Su orgullo no se lo permitía. Debía aguantar, mantenerse firme y serena para salir de ahí. Tenía que huir definitivamente.

— No dices nada, es bueno, parece que vas comprendiendo tu situación.—

— ¿ Para que me necesitas?— por fin pudo recobrar el habla.

— Oh, ya te escuchas mucho más tranquila, perfecto. — se acercó de nueva cuenta al borde de la cama y la observó por unos instantes. — Al principio creí conveniente darte la misma lección que al escorpión, pero incluso yo tengo limites. Simplemente no podría asesinarte o golpearte. Tienes un duro carácter, lo respeto. —

— Eres un enfermo. —

— Eso se dice de mí. Igual, nunca me ha importado. —

— Lo que hiciste con Milo tendrás que pagarlo, tarde o temprano, tendrás tu merecido—. Entonces un par de lágrimas brotaron de los ojos verdes de Shaina.

Ares se acomodó junto a ella y la incorporó por los brazos.

— Ya, olvídate de ese hombre. La pasaste, me parece que muy bien, aún hueles como el. Tranquilizate, por hoy puedes descansar, aseate y reconsidera tu actitud. —

— Eres un monstruo. Asesinaste una persona cobardemente y no tienes ni un atisbo de culpabilidad o remordimiento. —

— Déjame decirte algo para que te quede bien claro. Vivir arrepentido por tus acciones, simplemente no es vida. La vida hay que disfrutarla, quitar de tu camino lo que te estorba y seguir adelante. —. Terminó por ajustar los puños de la camisa.

— ¿Así de fácil? Llamas deshacerte de lo que te estorba, ¿asesinando? — la repulsión era clara en el rostro de ella.

— terminar con la vida de aquellos que me estorban me es tan irrelevante. Para mí son solo ceros a la izquierda. —

Shaina oprimió sus ojos, no podía creer lo que escuchaba de la boca que también había susurrado tantas veces que la amaba. Tenía asco, su estómago se revolvió de manera violenta.

— ¿ Shijima, te estorbo? ¿ Kyoko fue otra más?... Milo...— ya no pudo seguir pues algunas arcadas llegaron a su garganta y ella tuvo que tapar su boca para no vaciarse.

Ares la observó, le parecía pálida excesivamente y creyó que vomitaría encima de la cama. Se acercó, trató de hacerla calmarse. Le frotó los cabellos. En verdad era un hombre extraño.

— No me toques...— ella rechazó el contacto.

Sin darle tanta importancia el peligris, se condujo hacía la salida, oprimió su pulgar en la cerradura electrónica y la puerta se abrió.

— Disfruta tu estancia. Toma un baño, de verdad apestas a Milo y a sexo. Yo vendré por la noche, espero que estés más tranquila. Por cierto, no intentes escapar, no te sera posible. — vió los ojos furiosos de ella y por alguna razón eso le gustó. — Descansa, te vez horrible.— cerró al salir de la habitación dejando a Shaina en la cama.

Ella se levantó de inmediato, revisó la gran habitación, habían tres puertas, una era del clóset, otra del baño y la de la salida. A excepción del baño, las otras tenían cerraduras digitales y al parecer reconocimiento de huella dactilar. Golpeó con impotencia, estaba cautiva por un psicópata. Cerró los ojos y el vomito regresó a su boca. Así que corrió al baño a desahogarse.

Olvidé por un momento que estoy embarazada. ¿ Cómo saldré de aquí? Debo irme, ahora no solamente es mi vida...

Se tocó el vientre por primera vez. Las lágrimas corrieron, tenía que ser fuerte y salir de ahí, saber de Milo y... Cuidar de ese pequeño embrión que crece en su útero. Y la verdad, no entendía el por qué ahora también ese pequeño ser venía a colación. ¿Pensó en él como un hijo deseado? Muy contrario a la última declaración que le hizo a Milo... Milo.

Un hijo... No de Saga... De Ares.

Y con ese pensamiento se dejó caer en el piso del baño. No podía creer lo que le estaba sucediendo.

En el muelle.

Ares bajó del bote. Ya lo esperaba Gigas y una mujer que no aparentaba más de cuarenta años y que al ver a el hombre alto y cabellera gris, amplió su sonrisa.

— ¿ Quién es esta mujer?— indagó con una mirada severa.

— usted me pidió un ama de llaves.—

— Eso en verdad fue rápido. ¿Le haz explicado? —

— Así es señor. Ella es... como nosotros. —

Ares sonrió. No esperaba a una persona honesta.

— Dame un resumen de su vida. — esperó tomando sus pertenencias.

— Ella es de Europa del Norte, trabajaba como farmacéutica en un hospital. Traficaba con Medicamentos de prescripcion, hasta que la detuvieron. Pasó unos años en cárcel. —

— Esta bien. Dale instrucciones precisas. Yo regresaré por la noche. Llévala a el refugio y regresas a vigilar desde aquí. Me mantienes informado de cualquier cosa. —

Después de indicarle a Gigas Ares se fué.

Oficinas Kido.

Ya casi era medio día y Shion aguardaba dentro de la oficina del presidente. La tensión era preocupante puesto que Saga nunca había respondido sus llamadas y mensajes. En las oficinas ya todos habían sido informados sobre el incidente de Milo. Pero a petición directa de Saori, se debía ser discreto y continuar con las actividades. Obviamente Shion no le había confesado a Saori sobre sus sospechas.

Entonces Saga apareció saliendo del ascensor. Lucia un poco más informal de lo que acostumbraba. Cuando hicieron contacto visual, ninguno se sorprendió. Justo en la entrada de la oficina, Saga intuyó que Shion deseaba hablarle, así que le ofreció pasar con un gesto.

Ya adentro, Saga continuó su rutina. Tomó un poco de café que se encontraba dispuesto en la barra.

— Puede servirse si desea Shion. — dejó al aire la invitación.

— No he venido hasta aquí para charlar y tomar café. —

Saga lo observó sin inmutarse.

— Pues entonces diga a qué debo su visita. Sea concreto señor. Hay mucho trabajo por hacer.—

— ¿ Por qué no respondiste mis llamadas? ¿ En donde has estado? ¿ Por qué llegas tan tarde?—

Saga suspiró y dejó la taza sobre el escritorio. Aflojó las mangas de su camisa y las dobló un poco, dejó entrever los perfectos tatuajes de sus antebrazos, ya era como una manía cada que tenía una plática con Shion. ¿Qué deseaba demostrar? Tal vez que la presencia de Shion no le intimidaba o simplemente fastidio.

— De verdad señor, me está hartando que me hostigue. Soy un adulto y no tengo por qué darle explicaciones de mi vida a nadie. —

— Solo responde Saga. ¿En donde estabas? —

— Ocupado. Tengo una vida ordinaria fuera de estas instalaciones. Recuerda.—

— Hirieron a Milo. —

El de ojos amatista observó la reacción del gemelo. No parecía sorprendido. Pero de inmediato lo resolvió.

— ! ¿ Que? ! — fingió desconcierto.

Shion ya tenía una respuesta. Pero debía seguir con su plan.

— Aparentemente quisieron robarle el auto. Pero conociéndolo, creo que no dejó que eso sucediera y recibió un disparo en el pecho. Está grave y la bala aún no es retirada, Odysseus viene para acá, es una intervención peligrosa y solamente él sanador puede salvarle. Ya se avisó a su hermano, Kardia está colérico y piensa buscar "al" o "los"responsables —

— Trabaja como detective en la policía. Por supuesto que lo hará— Saga le restó importancia.

— Si que lo hará. Prometió vengarse. Lo conozco, irá por la cabeza del responsable—. Shion quiso ver si Saga se sorprendía.

— Yo haría lo mismo en su lugar.—

Ambos guardaron silencio.

— Busqué a Shaina y ella no aparece. —

— No es necesario que me dé informes acerca de ella, es libre de ir y venir. ¿ Y por qué la busca? ¿ Que tiene que ver ella en todo esto? No lo entiendo Shion. Usted me pidió alejarme de problemas y Dohko me advirtió alejarme de ella. Así lo hice. Ya no somos pareja. Tal vez se fué por ahí con alguna amiga, o que rayos se yo. De verdad Shion, no estoy para perder el tiempo con usted. Deje en manos de la Policía lo sucedido con Milo, es lamentable, pero yo no puedo hacer nada al respecto. En cuanto a Shaina... Tal vez se fué con su padre.—

Había caído.

— ¿ Cómo sabes que su padre no está en Athenas? —

— Solo lo intuyo. — se alzó de hombros para restarle importancia. — Así que si no tiene más que cuestionarme, le pido me deje trabajar—

Y como otras veces Shion salió por la puerta. Tomó el ascensor e hizo una llamada.

Estaba en lo correcto Dohko. Todo apunta a que Ares ya tomó la apariencia de Saga. Y sin miedo a equivocarme, te juro que fué el responsable.

Shion, si lo que aseguras es verdad, debemos hacerlo confesar.

Debemos ser precavidos, esperaremos.

Bueno yo tengo dos noticias. La buena, Milo entrará a quirófano y Odysseus está por llegar. La mala... Shaina no aparece aún y el ha preguntado por ella. Temo lo peor Shion.

Lo sé amigo... Yo también.

Continuará.

Gracias por seguir, otro capítulo más. Por favor comenten.

Monse, gracias por seguir chica, espero sea de tú agrado.