Capítulo diecisiete: algo imposible
Dohko no dejaba el tabaco ni la pipa desde su fracasada misión. Tanto el, cómo Shion habían tenido una simple tarea, pero todo se fue a la mierda cuando Shion fue informado sobre la salida repentina del griego, para cuando llegó, Saga debió haberse ido minutos antes.
Ahora sin rastro, ni una idea sobre el paradero de Saga, se mantenía un ambiente severamente tenso.
— Kanon no tarda en llegar. Julian dice que el mismo lo traerá aquí.—
—¿ Le informaste sobre la situación?—
Dohko miró sin dejar de calar el humo de la pipa. Shion era un manojo de nervios.
— Solo le dije que su hermano ha cedido el control a Ares. Ignora lo que pasó con Milo y Shaina. —
Dohko compartía el peso de la responsabilidad, fueron omisos ante la gravedad de la situación del mayor de los gemelos.
— Y para acabar, Mayura me dijo que Saga la agredió y la amenazó —
— ¿ Que le dijiste?—
— Que me encargaría del asunto. —
— Imagino que no quedó satisfecha. —
— Por supuesto, comenzó a exigirme de una manera prepotente, pero justo Saori llegaba, escuchó todo y créeme, al parecer la señorita la pondrá en su lugar. —
— La jefa está al tanto de la situación y me dijo que me fuera y ayudara a Saga, por ahora es imperativo arreglar todo este caos—
— El problema se hace mayor por qué Odysseus tampoco responde a las llamadas, ya es muy tarde y la gente a nuestro alrededor sigue desapareciendo. ! Puta madre! —.
Ante la frustración, Shion arrojó la silla del jardín de la casa de Dohko. Ahora no s tenían idea donde diablos se encontraba el sanador.
Horas antes...
Había pedido a Dohko y Shion que esperaran, retuvieran a Saga y que el los encontraría después.
Ya no podían ocultar por más tiempo muchos de los eventos recientes, era el momento de que las cosas salieran a la luz.
Se dirigió por un rumbo muy desconocido, apartado. Pero no iría solo. A mitad del camino un auto negro le siguió. Intuía de quien se trataba. Aún sabiendo que eso sucedería el continuó hasta llegar a una zona desierta, en medio de un camino oculto que solamente algunos como él lo conocía. Con menor prisa se adentró por el lugar. Luego de unos minutos llegó a un claro. Ahí aparco el auto y bajó. Frente a el un castillo modesto de la época victoriana se alzaba. Parecía descuidado e inclusive abandonado, Odysseus ya había estado en aquel lugar, por qué se adentró familiarizando con cada recoveco sombrío.
Parecía que quién ahí habitaba encontraba el lugar acogedor, ya que en la gran sala de estar principal la chimenea mantenía un poco de candor al tétrico escenario.
Odysseus desabrochó algunos botones de su camisa blanca, acomodó sus gafas y de inmediato postró una de las rodillas ante la chimenea inmensa.
— Llegó el día en que el sanador busque la ayuda del dueño del inframundo, muestro respeto a aquel que rige la muerte, ahora se cumple lo profetizado en el pasado. Ya no hay vuelta atrás, te pido que escuches mi suplica...Hades. —
El silencio reinaba, solo era interrumpido por el fuego consumiendo la leña. Odysseus mantenía la mirada fija en el suelo esperando ser escuchado... Por alguien.
— Ambos sabíamos que regresarías a mi para implorar ayuda. Odysseus de Ofiuco. Sanador milagroso entre los humanos. ¿ Cuál es el motivo de tu desesperación? ¿ Que buscas realmente? Mejor aún, ¿ Por qué piensas que yo puedo ayudarte?—
Odysseus abrió los ojos tanto como pudo al escuchar la voz grave y autoritaria resonar detrás de él.
Había una enorme silla antigua con grabados góticos, el terciopelo rojo cubría parte de el y sobre el asiento había un hombre relativamente joven, su aspecto no era el de un adulto mayor o el de un joven, su apariencia era la de un hombre enigmático que al parecer escondía un poder inexplicable. Su apariencia física era bella, aunque pálida, su piel era de una escultura bien cincelada, los rasgos finos y una mirada penetrante con ojos tan oscuros como la noche sin luna. El cabello azabache era largo y su vestimenta cómo la de un noble de antaño. A los pies de este, un perro negro de raza irreconocible dormitaba.
Poco a poco el sanador giró para encarar a su interlocutor. Caminó y se detuvo frente al hombre de cabellera negra. Ahí, hizo la misma reverencia y se mantuvo en una rodilla.
— No eres bienvenido, sanador, mi señor no tiene deseos de verte, mucho menos de atender a tus súplicas. Lárgate, o el precio que deberás pagar será con tu vida. —
Está vez la voz retumbó por todo el lugar, y detrás del pelinegro un joven rubio de cabellera corta y de mirada afilada apareció casi de manera espectral. El vestía de traje negro y corbata púrpura.
Aún así, Odysseus no sintió miedo.
— No vine aquí para confrontar con esbirros infames. El asunto que tengo es con tu " amo " , estás de más... Radamanthys.
— !¿ Cómo te atreves a perturbar la paz de éste lugar y la comodidad de mi señor?! —
Sin preverlo, Odysseus fue golpeado fuertemente y a una velocidad imposible por el joven de traje, haciéndolo volar unos cuantos metros, era increíble que un hombre cualquiera pudiera tener la habilidad y fuerza que este hombre de ojos ámbar. Aunque dolorido, Odysseus solo se reincorporó y caminó directamente a el hombre que realmente le importaba, pero sin llegar a su presencia por qué fue golpeado de nueva cuenta y con más violencia que la anterior, inclusive parecía que una fuerza invisible para el ojo humano era quien inflingia el daño a el médico.
— No me hagas hacerlo Radamanthys, no soy el enemigo. No por ahora. — dijo entrecortado, puesto que la sangre en su boca iba acumulándose por el daño interno.
— ¿ Hacer que, sanador?— el de cabellos rubios sonó sarcástico. Y preparó el puño para el siguiente golpe, pero no llegó a tocar el rostro del peli plata.
El puño fue detenido por la mano del padre de Shaina, sin ningún esfuerzo en tanto Radamanthys luchaba por conectar en la mandíbula, los cabellos de Odysseus cubrían su rostro, lo cual impedía que el Inglés observara su semblante.
— Lo siento, no deseo lastimarte, pero si no dejas la hostilidad no solo tu puño sufrirá—
— ! Maldito ! — bramó ante el crujir de sus huesos. —! Muere...! —.
Con el brazo libre intento acertar otro puñetazo, pero Odysseus fue más ágil soltando y tocando con la palma de su mano el pecho del rubio, en una fracción de segundos. Al instante, el rubio se desplomó, sus pupilas se dilataron y se llevó una mano al pecho, su respiración se dificultaba y la mueca de dolor en su rostro era obvia; moriría.
— ! Suficiente! — la voz del amo de aquel lugar resonó poniendo en alerta al canino. — tranquilo cerbero, — el perro obedeció sentándose en sus patas traseras.
— Sé que no soy bienvenido, pero tú juez me obligó— Odysseus alzó la mirada y ese par de ojos verdes hermosos, ahora eran como los de una serpiente, Hades sonrió al ver la identidad del sanador.
— Asclepio... Has vuelto a mi. — rio de medio lado. — Imagino que con esto rompemos el pacto. —
— Tarde o temprano se rompería, ya no podemos convivir con los mortales y engañarlos. Sé que rompí el pacto, pero no lo hago por ella... Tu sobrina, ella aún dormirá por un tiempo indefinido, yo no he venido aquí para escoger un lado de la balanza.
— Ya lo creo. Se más específico. —
— Es hora de sellar o mejor dicho acabar con el hijo de tu hermano, ese que se hace llamar Ares. Y solo tú tienes el objeto que puede ser capaz de matarlo, regresarlo a dónde pertenece ! Entregame la espada de criso!.
— Debes estar bromeando... De ser así yo sabría que ha despertado. —
— Lo ha hecho, pero él aún no lo sabe, no es consciente, sólo se ah llamado Ares instintivamente, poco a poco despertará sus aptitudes, es como tú espectro, el ignora que es la reencarnación de uno de tres jueces del inframundo, si el descubre de lo que puede ser capaz, entonces si tendremos un problema. —.
Odysseus se inclinó frente a Radamanthys que se desgarraba de dolor, colocó suavemente su mano sobre las del rubio que sostenía su pecho. Al cabo de unos instantes él dolor desapareció y el rubio recobró la compostura. Se incorporo sobre su lado derecho y atónito observó su cuerpo en especial el pecho.
— ¿ Que me hiciste?, Sentí que el corazón me era arrancado, debí haber muerto. Estoy seguro.—
Odysseus lo observó seriamente.
— Tal vez en algún momento de una vida pasada, alguien te destrozó el corazón, yo solo reviví esa experiencia. —
— No solo es un intruso, sino un loco...— el tono sarcástico regresó a la personalidad del rubio.
— Guarda silencio Radamanthys, el sanador no ha venido a enfrentarte. —
— Pero señor, sólo resguardo su integridad y este hombre viene a irrumpir con estupideces—
— ¡Calla de una vez Radamanthys!, Después te explicaré todo. Por ahora, ve a mis aposentos y trae el cofre sobre la chimenea.—
Tal era el poder que Hades ejercía , que Radamanthys desapareció inmediatamente sin reproche. Odysseus se descubrió el pecho y marcas de los golpes recibidos fueron desapareciendo ante la vista de Hades que no se vio sorprendido.
— Me arrebataste al hijo de Dohko, debí saber desde entonces que habías vuelto a sanar con la ayuda de Asclepio. Rompiste el pacto que hiciste.— la mirada se llenó de ira.
— No podía dejar que el sufriera la perdida de su hijo.—
— Ningún humano puede ir en contra de su destino. La muerte es parte de la vida, ¿ Ahora decides quién vive y quién muere? ¡ No tienes esa potestad, no eres un Dios! —
Odysseus se arrodilló al ver la furia del hombre, cómo implorando perdón, era cierto que el podía sanar milagrosamente a aquellos que tenían posibilidad mínima de sobrevivir, pero Shiryu, el debía de haber muerto, sin embargo, pese a todo Odysseus lo impidió.
— No podía ver sufrir a mi amigo por la muerte de su único hijo...— oprimió sus ojos. — No tuve opción.—
— Es la consecuencia de ser un humano, nacer, crecer y morir, inclusive a una edad temprana. Al menos fue lo que tú me dijiste en aquella ocasión —
Odysseus regreso su mirada a Hades al escuchar la declaración del Dios del inframundo.
— En ese entonces, no existía medicina ni procedimiento capaz de haberlos salvado. Lo siento.—
—¡ Mientes! —
— No lo hago, tu hijo estaba muerto dentro del vientre de su madre mucho antes de que yo llegara. Había pasado mucho tiempo. —
— ¡ Amelia estaba viva cuando la interveniste! — se levantó de la silla y tomó del cuello al peliplata, oprimiendo fuertemente el cuello.
— Ella tenía un cuadro severo de infección y... La eclampsia terminó por.. Arrebatarle la vida... Lo siento, yo no pude salvarlos. —
Hubo un silencio.
— Mi señor...—
Hades soltó inmediatamente al sanador escuchando la voz de Radamanthys. El médico tosió un par de veces para recuperar el aliento.
— Yo también perdí al ser que más amaba, mi esposa, Sara murió durante una epidemia, dejé que muriera por qué tarde o temprano eso pasaría, cómo bien dices. —
Hades se quedó atónito al escuchar las palabras del hombre.
— A pesar de ser longevo y tener más de dos siglos en esta tierra, soy humano, fui bendecido al igual que Dohko y Shion con el regalo de la longevidad por gracia de Athena, justo por eso y por pactar la paz entre tú y ella fue que decidimos vivir como humanos comunes y corrientes. Encontramos el amor, formamos una familia. De verdad lamento tus perdidas, pero ellos incluso si hubieran sobrevivido ahora estarían muertos, solo por el hecho de ser humanos comunes, tu te enamoraste de una mortal, la verías envejecer y morir al igual que tus hijos, tu eres inmortal, podrías repetir la historia una y otra vez por toda la existencia humana. —
Hades caminó hacia Radamanthys y del cofre sacó una daga de oro solido, brillaba como el sol.
— Solo esto puede matarme, o cualquier Dios reencarnado. —
Le puso entre las manos dicho objeto, Odysseus lo recibió con asombro, después de más de dos siglos volvía a ver ese objeto.
— Ahora, dime ¿ Quién posee Ares cómo recipiente?—
Odysseus salió de su ensoñación para mirar fijamente a él rubio detrás del pelinegro.
— El primo de tu juez. El hijo de Aspros y Chris. —
— ¿ Cuál?. —
— El mayor.—
Radamanthys se mostró confundido, era cierto que el suponía que Saga tenía doble personalidad y moral, pero ahora no entendía de que rayos hablaban esos dos. Si, cómo primo de los gemelos exista un lazo de sangre que aunque los detestara sabía que en el fondo debía preocuparse por su integridad, por qué el mismo no deseaba que ninguno muriera por la errónea vida que decidieran tomar y sabía que Saga en su bipolaridad, no tomaba las mejores decisiones.
—¿ Lo asesinaras? —
Odysseus guardo silencio, la tristeza se asomaba en sus ojos.
— Si lo hago, mi hija sufrirá. — miró directamente a los ojos a Hades.
— ¿ Entonces?—
— Es complicado, pero te aseguro que si no fallo, solo Ares será terminado, por qué Saga ha sido un títere, uno muy inocente. —
Hades regresó a la silla. Se le notaba un poco más relajado que hace apenas unos instantes.
— Ahora sé por qué es que estás aquí. Ares pretende quitarte lo más amado en tu vida actual. —
Odysseus sonrió tristemente, el poder del Dios del inframundo era enorme.
— Solo deseo recuperarla y hacer lo que es correctamente. Saga me pidió ayuda en una ocasión y yo me negué. De haberlo hecho... Hace tiempo habría buscado esto— señaló la daga. — Ares ya no puede seguir lastimando a nadie, nunca más.—
— Pues te deseo suerte sanador. Aunque... No albergues esperanzas, mi sobrino es desalmado, perverso. Si fallas y el descubre lo que esa daga puede hacer, en algún momento vendrá a buscarme, me asesinara y el mundo lo pondrá bajo sus pies. El equilibrio se romperá y será el fin de la paz, hundirá el mundo en guerra, dolor y muerte. Y aunque su vida mortal sea pasajera no dudo que busque dejar herederos. Lo cual solo sería aún peor.—
Odysseus comenzó a sudar alarmandose por la confesión de Hades. No podía decirle que su hija ya esperaba un hijo del indeseable.
— No fallare. Daré mi vida en ello. Lo juro. —
Casa del lago.
La sostuvo entre sus brazos. Recurrió a la violencia de nuevo para evitar que la chica intentara escapar. No había tenido opción. La llevó hasta la gran tina del baño llenó con agua caliente y se sumergió junto con ella, dentro del agua la despojó de sus prendas. Ella nunca recobro el sentido, lo cual le permitió asearla de manera correcta.
— Eres tan frágil de esta manera. Totalmente diferente a cuando eres consciente. — la miró a detalle. Le pareció agradable a la vista, pero verla una y otra vez le permita admirar la belleza de la joven. — Eres hermosa, cómo agresiva, dos cosas que me atraen en una mujer. —
Tocó con mucha suavidad la piel de Shaina desde su frente hasta el vientre. Pero justo ahí se detuvo.
— ¿ En verdad esperas un hijo mío? — sonrió complacido. — Siempre es bueno formar una familia. Ahora más que nunca no puedo dejarte ir. —. Acomodó los mechones de cabello del rostro de la ojiverde.
Terminó todo con parsimonia. La secó y colocó el camisón y las bragas, después la colocó en la gran cama. Cuando el hizo lo propio, terminó por tomar otra botella y se perdió en un sueño profundo.
El dormía profundamente, hacia treinta minutos e incluso unos cuantos ronquidos escapaban del cuerpo del heleno. Se había quedado dormido al lado de Shaina totalmente desnudo.
Shaina abrió los ojos lentamente, lo observó a su lado. Estaba muy ebrio y dormida como un bebé. Oprimió sus ojos, recordó lo que había pasado. Pero no sintió ira al ver la puerta del de la habitación abierta, era ahora o nunca.
Se levantó tan despacio como rápido pudo. En el buró observó las llaves de la casa y el arma. Un impulso le invitó a tomar el arma, pero se arrepintió al recordar la mirada llena de ternura que Saga siempre tenía con ella. Sabía que al final y pese a todo, ese hombre también era Saga.
— No soy como tú Ares...— susurró. Tomó las llaves y salió sin hacer ningún ruido. Fue hasta la entrada y la llave digital abrió la puerta. No se tomó el tiempo para cerrarla por qué comenzó a correr con j todas las fuerzas que poseía. Estaba oscuro y la vegetación era espesa. Casi no podía ver por donde iba. Tropezaba y volvía a levantarse.
— Maldita sea, ¿ A dónde voy? Estoy andando sin rumbo. Si tan solo...—
— Señorita¿está usted bien? —
La voz de un viejo casi hace a Shaina caer nuevamente. Por fin encontraba a alguien.
— Por favor ayúdame, dime dónde puedo encontrar la salida de este bosque.—
Lo dijo entre penumbras sin percatarse a quien le pedía ayuda.
— Lo siento, este lugar está alejado de cualquier signo de civilización. No podrás irte sin el señor.
— ¡! —
Shaina tembló un poco al escuchar esa voz. La conocía.
— Tu... Tu... Eres...Gigas —
Decidió dar vuelta y correr pero apenas unos pasos cuando el anciano la detuvo por el brazo, seguido sintió un pinchazo en el muslo derecho. Reaccionó, pero al darse cuenta una jeringa había sido vaciada en el.
— No...—
Comenzó a marearse y sentirse cansada. Se desplomó en la tierra.
— Mi señor debe ser más cauteloso. Si yo no hubiese estado, habrías llegado al muelle y escapado, el me habría asesinado. Seguramente bebió y bajó la guardia. —
Continuara...
Gracias a todos por leer.
Monse espero sigas leyendo, hace rato que no te leemos. Un saludo.
Pronto llegará el clímax. Hagan sus hipótesis sobre lo que piensan que pasará. Lo leeré con mucho gusto.
Ah, por cierto les tengo una sorpresa para terminar ésta historia. (?)
Los quiero cuídense. Bye
