Dieciocho: triste existencia.
Solo había dormido un momento. El no era muy afecto a tomar demasiado alcohol, pero muchas circunstancias le habían dado lo necesario para aprovechar y beber sin restricción. Debía de alguna manera festejar que sus planes estaban saliendo mejor de lo que había planeado. Tenía un negocio ilícito perfecto muy remunerado y el solo tenía que seguir invirtiendo, su socio estaba tan complacido cómo él. Ya tenía el cuerpo que solo le era prestado cuando el verdadero dueño flaqueaba. Había herido al hombre que lo desafío en la boda de Kanon y que además se atrevió a seducir a la mujer del imbécil de Saga.¿ Pero por qué lo había hecho? ¿ Que más le daba lo que esos dos hicieran o no? Claro, nadie, absolutamente nadie se burlaba de él.
Se removió entre las sábanas, la cama era enorme, pero seguramente el pequeño cuerpo de la mujer de cabellera rebelde le brindaría calor. Lo buscó sin éxito, ante eso, súbitamente despertó, talló sus ojos y observó que en la cama solo estaba él. Miró el buró y el arma se encontraba ahí, las llaves, que imbécil, ! Las llaves!.
— Que astuta eres preciosa...—. tomó unos pantalones de seda negros y con el arma en mano salió a toda velocidad de la cabaña.
La luna se iba abriendo pasó entre las nubes y aclaraba un poco el panorama. Los tatuajes de Saga resaltaban de la piel ligeramente bronceada del heleno, estaba tan encabronado que parecía un depredador al acecho de su preciada presa, las venas de sus brazos comenzaban a remarcarse. Esa mujer lo estaba desafiando en extremo. ¿ A caso no comprendía que ahora le pertenecía? Ella sería suya de ahora en adelante, le haría el amor, formarían una familia y ambos esperarían el nacimiento de ese hijo.
— No puedes irte de mi lado. No lo permitiré, ahora eres parte de mi nueva vida. —. Frunció el rostro en una mueca llena de irá, su instinto le guiaba. Incluso podía percibir el aroma que ella desprendía cercas.
Era extraño para él ser tan instintivo, existían cosas inexplicables pero que solamente aceptaba. Todo debería ir viento en popa, una vez que él y su " futura esposa" iniciarán una nueva vida en algún recóndito había planeado dónde ir y comenzar de cero. Ahora no iría en solitario. Sus planes habían dado un giro de 180°.
Escuchó ruidos cercas del muelle, se puso en alerta y cargó el arma. No le sorprendió lo que sus ojos le revelaron.
— ¿Que haces aquí, maldito hijo de puta? —
Ares observó al anciano tratando de llevar a cuestas a la chica. Era obvio que no podría llevarla solo de regreso a la cabaña.
— Oh, mi señor... Disculpe, yo recién llegaba cuando ví que la chica deambulaba. La seguí y ella hubiera escapado si yo no se lo impido —
Ares lo observó furioso. Bajó el arma y caminó en dirección del viejo hombre. Tomó con cuidado a Shaina ella parecía estar inconciente. A simple vista no parecía haber sufrido algún daño.
— ¿ Que le hiciste?— cuestionó con la mandíbula oprimida.
El anciano comenzó a temblar.
— No la golpeé, se lo juro...— tragó grueso.
— Entonces, ¿ Que le hiciste? ¡ Habla antes de que te perfore la cabeza!—. Le apunto con el arma.
— Perdoneme, solo la sedé, ¡ Es todo, por favor no me mate! —.
Se puso de rodillas para implorar por su vida. Ares no tuvo más remedio que bajar el arma, ante la patética escena.
— Tienes un minuto para salir de aquí, lárgarte y no regresar jamás... De lo contrario, no seré más benevolente contigo.—
El viejo salió corriendo agradeciendo seguir con vida, su amo ya no era confiable y más valía preservar la vida. Fue la última vez que Ares vería a ese hombre.
Llevó a Shaina entre sus brazos, caminó de regreso a la morada, cerró la entrada con llave, caminó hasta la habitación, la recostó y la observó, en el muslo derecho en efecto tenía un pinchazo. Gigas dijo la verdad.
— Al parecer es la única forma de mantenerte a mi lado. Aunque no sé si sea correcto, teniendo en cuenta tu estado. — comenzó hablar como si Shaina pudiera escucharlo. Y parecía un poco interesado en el bienestar de ella.
Caminó hacia el baño y mojó un paño con agua caliente. Regresó a la cama y comenzó a limpiar los pies de Shaina. Estaban sucios y tenían algunos raspones causados por el suelo.
— Sólo te lastimaste, eso no te habría sucedido si no fueras tan obstinada. Yo no sé que tengan ustedes las mujeres, ¿ Sabes que alguna vez conocí a una lo contrario a tu persona?— su rostro se enfureció levemente al traer el recuerdo de alguien que tal vez lo marcó. Y comenzó a narrar su experiencia.
— Ella se llamaba Kyoko, la conocí en un bar, algo me dice que de alguna manera ella me buscaba. Era linda, no lo niego, tenía un toque sensual y eso me atrajo. Me invitó a tomar una copa y una cosa llevo a otra, yo solamente pretendía tener una aventura de una sola noche. Pero a pesar de no haber pactado un segundo encuentro con ella, la siguiente vez que pude escapar del imbécil de Kanon la encontré de nuevo. —
Terminó de arreglar los pies de Shaina y acomodó sus ropas. Le cubrió con las sábanas dejando el torso descubierto. La peliverde dormía tranquilamente. Ares se tumbó al lado de ella y comenzó a acomodarle los rebeldes cabellos. Y continuó hablándole con voz tranquila.
— Todo iba bien, solo teníamos un buen polvo y eso era todo, a mi no me interesaba de dónde viniera ni a ella le importaba que yo la utilizara. Ambos teníamos lo que buscábamos. Pero... Algunos meses después, ella se tornó más inestable. Comenzó a beber en exceso, hasta perderse. En algún momento el alcohol no fue suficiente para ella, al principio comenzó ingerir sustancias cómo pastillas, polvo... Por supuesto lo notaba, se estaba convirtiendo en una adicta, pero por desgracia no dejaba de encontrarme cada vez. Un día, apareció, obviamente se encontraba bajo los influjos de alguna sustancia, parecía lúcida, aunque ya no se sabía, en ocasiones divagaba incoherencias, cómo que ella era la diosa de la discordia y que yo era un Dios...¡ Ja! Patrañas. Pero como dije era una adicta, estaba trastornada. —
Acarició suavemente el rostro de la cobra, no perdía detalle alguno del semblante de ella. Tal vez también ese lado oscuro de Saga/ Ares, iba enamorándose poco a poco de la chica.
— Hueles rico...— gruñó cercas del oído de ella. Su cuerpo comenzaba a reaccionar con la cercanía de ella, sus bellos del cuerpo se erizaron, parecía no poder oponerse al magnetismo de ella. Así que pronto besó ligeramente los labios de la chica, atraído por el magnetismo de ella y habría sido como un cuento de hadas que ella despertara con el contacto. Eso no sucedió y en realidad habría sido un cuento de horror.
Aún así, el de cabellos gris en el fondo quedó completamente satisfecho. Lo que sintió fue agradable, aunque ella no habría sido consciente, de alguna manera eso fue grato. Lleno de paz, tal vez Saga lo experimentaba cada que la besaba, no imaginaba lo que eran sus encuentros sexuales, si, tal vez llenos de esa cursilería llamada " amor". Así que borró esos pensamientos de su mente.
Bajó su mano hasta el vientre de ella y comenzó a acariciar tan despacio, cómo si un cristal muy frágil se encontrará ahí. Y aunque su semblante no demostraba sensación alguna, el cuidado del toque demostraba todo: quería ese bebé. Prosiguió.
— En una ocasión, encontré a Kyoko vomitando por las mañanas, lucía muy pálida y demacrada. Le pregunté que le sucedía, ella dijo que no era nada, que solo tenía un desagradable inconveniente. Al día siguiente, la vi tomando pastillas, unas diferentes, a las que acostumbraba, pregunté por inercia que era esa nueva droga, por un momento calló, después dijo entre risas que no eran droga, que simplemente necesitaba tomar eso por qué iba a deshacerse de algo que truncada todos sus planes. Eran pastillas abortivas. No le dije absolutamente nada, dentro de mi sabía que esa era su decisión. —
Su voz se escuchaba vacía. Cómo si sintiera culpa.
— Esa noche bebió mucho alcohol, completó con una dosis fuerte de pastillas, le dije que dejara de hacerlo. Ja! ¿ Curioso no? Nunca me había importado l una mierda lo que hiciera y esa noche si, patético.— suspiró pesadamente, se tomó del tabique nasal y cerró los ojos.
— Discutimos y ella me dijo que la dejara en paz. Sin ganas de continuar me fui a dormir, me quedé perdidamente dormido. — su voz se ensombrecio.
— No recuerdo lo que sucedió después, al día siguiente el que despertó fue Saga. — recobró la actitud cínica. —¿ Que paso con ella te preguntarás?. Tiempo después, cuando regresé Kanon me contó lo sucedido, no sentí pena por ella, tarde o temprano es lo que pasa con un adicto, llegan al final del camino. Solo lamenté que un ser inocente fuera víctima de las horribles decisiones que ella tomó. —
Dió un último vistazo a la chica, y se acomodo con los brazos detrás de su cabeza. Meditó un poco, quedándose en un silencio que hizo que el griego se perdiera en brazos de morfeo, por un par de horas.
Casa de Dohko.
Casi las tres de la mañana y Odysseus llegaba, las luces del interior se encendieron. El sanador tomó el pequeño cofre y de inmediato se adentró. Sus amigos ya lo esperaban dentro, aunque debieron descansar ninguno tuvo la cabeza para hacerlo.
Shion observó el semblante ausente de Odysseus. Este solamente dejó el cofre sobre la mesa de centro en la sala de estar y se retiró al sanitario. Dohko se quedó perplejo al observar aquello. Pero sólo Shion siguió al peliplata.
Dentro del cuarto, Odysseus comenzó a escupir sangre sobre el lava manos, Radamanthys lo había dañado internamente. Después de eso se refrescó ante la mirada de Shion.
— Perdoname, lo perdí... No pude retenerlo— había estado pensando el cómo decirle al sanador sobre la huida del griego.
Pero Odysseus seguía arreglando su persona. Tal vez si estaba enojado con su amigo, pero tampoco podía culparlo del todo, la hija era de él y su total responsabilidad.
— Shion, olvídalo, cuando amanezca nos pondremos en marcha. —
— ¿ Hacía donde? , No sabemos en donde está, podría estar rumbo a otro país. No podemos tardar hasta el amanecer. — se escuchaba desesperado, ante la quietud del médico.
— Por la mañana Shion — recalcó.
Ignorando las palabras del hombre, el médico caminó directo a Dohko que permanecía de pie observando la situación.
—¿ Eso es lo que creo?— indagó presuroso el chino.
Shion caminó frente al cofre y lo abrió.
— ¡ No !—. Los ojos amatista se abrieron de par en par.
— No existía otra opción. Creo que no voy a entrar en controversia con ustedes Y no voy a perder a mi única hija por el capricho de un semi dios.
— ¿ Escuché bien, dijiste semi Dios? — Dohko se sorprendió un poco más de lo que Shion lo hizo.
Pero aún así ambos escucharon las razones del sanador. Entendieron el motivo del médico para manipular los poderes de Asclepio. Poco a poco el peliplata explico todo lo sucedido con Hades tiempo atrás y durante su breve visita al castillo y todo lo referente a la verdadera personalidad de Ares. Y aunque no aplaudían aquello, decidieron firmemente continuar con el plan.
— ¿ Le contarás la verdad a Kanon?—
Hubo un silencio y después de ello la puerta se abrió detras de sí. Las dos figuras eran conocidas para los tres. Julian y Kanon.
— ¿decirme qué?—
— Que oportuno. — Dohko puntualizó.
Pero solamente Shion y Odysseus hablaron en privado con el menor para contarle la verdad de su naturaleza y aunque al principio se mostró escéptico, poco a poco fue atando Cabos. El asombro fue mayor cuando Odysseus mostró su rostro cuando Asclepio se adhirió al sanador.
—¿ Ahora crees?—
—...¡!...—
— tu silencio me lo dice todo hijo. —
Kanon, aunque sorprendido continuó.
— Solo quiero saber una cosa—
— ¿ Cuál? —
— Saga, ¿ Morirá? — apenas logró pronunciar.
— No, si no fallamos. —
Una respuesta que quedó en el aire.
— ¿ Saben en donde está?.—
Ante la pregunta de Kanon ambos hombres callaron. Pero Dohko fue donde ellos, revelando una noticia.
— Shion, Odysseus, tienen que ver esto, alguien dice que puede ayudarnos, no van a creer de quién se trata.—
Y con rapidez salieron a ver de quién se trataba. Kanon rápidamente se negó a creer lo que sus ojos le mostraban.
— Radamanthys...— dijo con la mandíbula oprimida.
— ¿ Cómo estás imbécil?—. Sonó sarcástico.
Kanon se abalanzó para borrar la sonrisa cínica del inglés. Sin embargo Julián lo detuvo.
— Maldito, eres el único hombre que desearía ver en estos instantes. ¿ Que demonios quieres? ¡ Habla!—
El rubio sonrió. Le dio una leve mirada a los presentes pero se detuvo a observar con detenimiento al sanador. Le pareció admirable el estoicismo del peli plata. Sabía que eso era bueno dada su situación.
— Solo vengo en son de paz. Recuerda que existe un lazo de sangre que nos une —
— Me vale madres lo que digas. ¿ A caso vienes a burlarte? ¿ No tienes cosas mejores cómo para excitarte?—
— Ya, suficiente Kanon, deja que hable el inglés—. Julian tuvo que cortar la retahíla del menor de los gemelos. — Debes traer algo que aportar, cómo para verte obligado a estar aquí, ¿ O me equivoco?—
— No, no se equivocan, no solo vengo por qué este imbécil y su hermano sean de la familia... Ya mi señor me ha contado todo.—
— ... ¿Todo?...— inquirió Shion.
— Así es. Y aunque suene absurdo, le creo y ahora más que nunca estoy dispuesto a dar mi vida por él. — cerró los ojos y se aflojó el nudo de la corbata. — Acepto un trago de whisky, si no es mucho pedir—
Dohko fue directamente a cumplir la petición del hombre. Sabía que esto significaba una tregua muy benéfica. Cuando Radamanthys terminó el vaso se dignó a relatar.
— Después de que mi señor me contó la verdad, me dijo que no habría conflictos, que de ser posible ayudara en lo que pudiera. — miró a Odysseus parado en una de las esquinas de la habitación. — Sé que Ares tiene a su hija—
Odysseus le dio toda su atención.
— Lo sé por qué tengo " negocios" con el, por ahora lo tengo donde quiero y créame fue muy fácil. Cómo sea, el muy idiota tenía de moso a un tal Gigas. Creo que deben conocerlo, al menos los ancianos.— se refirió a Dohko y Shion.
— Continúa... Impotente.— Kanon se cruzó de brazos y Radamanthys soltó una carcajada.
— Trae a tu linda esposa...y ella comprobará lo contrario, A propósito, ¿ La complaciste? O ¿ Se arrepintió de haberse casado con un vividor precoz?—
—¡ Ya, dejen de ofenderse! —
Ahora Shion alzó la voz. No podían salirse del tema imperante.
— Ayer encontré a esa sanguijuela de Gigas y me confesó " por las buenas" obviamente, dónde está Ares. — se miró los nudillos enrojecidos .
Todos los presentes habían dejado escapar un poco de aire retenido. Pero antes de que alguno emprendiera el viaje Odysseus recibía una llamada. Era del hospital, Milo estaba recobrando la conciencia.
— Debo ir urgentemente, dicen que Kardia irá, no es necesario que él se entere por boca de Milo que fue lo que sucedió.— Odysseus caminó hasta la entrada ahí se detuvo.— Cuando regrese, sólo iremos Dohko, Shion, Kanon y yo. Los demás, Solo esperen.—
Dohko se fue tras de Odysseus dejando al resto. Ya en el hospital ingresaron al area de cuidados intensivos, ahí un par de enfermeros y Aeson trataban de evitar que el griego se levantase.
Viendo esto, Odysseus se acercó y ordenó que salieran todos, cuando tocó el brazo de Milo Este dejo de forcejear y tal parecía que una sensación de paz relajaba al heleno. Lo recostó y revisó la incisión, por fortuna no se había abierto.
— Señor... Perdón... Ella... Él, Saga/ Ares, nos intentó volcar... Cuando yo le... Enfrenté — hizo una pausa y el dolor y la desesperación deformaron su rostro. Pero continuó — Juro que no es humano... No pude... Defenderla, me hirió en el pecho— intentó levantarse.
— tranquilo hijo. No te esfuerces, no es tu culpa, debes descansar. Mi hija estará bien. — tenía que animar al muchacho con lo que dijera.
— El se la llevó... Estoy seguro, la va a dañar, lo sé... Debo ir... Por ella...¡ Debo ir!—
Ante la desesperación Odysseus no tuvo más opción que aplicarle un sedante y poco a poco Milo se quedó en silencio. Odysseus agradeció que por fin el joven dejara de insistir. Ahora no había duda alguna. Así que salió, pero en la puerta se encontró con Kardia, el mayor lo miró con impotencia había escuchado absolutamente todo.
— Usted siempre supo lo que sucedió, ¿ Cierto? — los azules ojos de Kardia centellaban de furia.
— Eso no cambia nada, no eres tú quien deba o pueda hacer algo al respecto. Tienes una familia y tú vida no puede ser arriesgada deliberadamente solo por mero orgullo. —
— No va ser usted quien me detenga, voy a encontrar al desgraciado y lo voy a hacer pagar, además su hija está con ese loco, ¡ Debería estar apoyando a las autoridades para recuperarla!—
Odysseus no tenía tiempo para los alegatos del mayor. Su paciencia estabas agotandose poco a poco. Así que cuando Kardia lo detuvo del brazo Odysseus reviro tomándolo por el pecho y recargando sobre la pared del largo pasillo. Los ojos de Odysseus cambiaron instantáneamente. Para esto Kardia se quedó atónito.
— Muchacho, no me estorbes, tu hermano está vivo, vive feliz con ello y déjame arreglar esto. Recuerda que tú corazón puede reventar cuando la fiebre te supere, no me obligues a dañarte, cómo dije, recuerda la familia que tienes. —.
Dicho esto, le soltó suavemente, el pelí azul no pudo oponerse. Al final, Odysseus salio caminando unos pasos. Pero se detuvo.
— Calvera ha hecho un buen trabajo. Felicitala de mi parte.—
Y el sanador salió de la vista de aquel hombre.
Kardia ahora entendía cada palabra, Calvera era como ese hombre. Ella tenía ese lado místico para hacerlo sanar de sus fiebres tan elevadas y aflicción del corazón.
— ... Suerte sanador.—
casa del lago.
Shaina aún dormia. Al menos eso parecía. Durante esto, Ares se dedicó a trabajar en la laptop. Al término, cerró y guardó el equipo. Miró la gran cama, ella descansaba sobre su costado derecho. Pero pronto comenzó a removerse.
Ares aún seguía con ese pantalón de seda negro. Se había atado el cabello en una coleta,casi las ocho de la mañana eran.
La mujer de cabellos verdes terminó por despertarse. Aunque se encontraba cómoda, sabía dónde se encontraba, cada que recobraba la conciencia rogaba que aquello hubiera sido un mal sueño. Para su desgracia, esto seguía siendo su realidad.
— Por fin despiertas. Parece que gustas de dormir demasiado.—
Shaina lo fulminó con la mirada. Pero el ni se inmutó. Por el contrario, comenzó a buscar ropa.
— Debí saber que solo no podías estar. —
— Si lo dices por Gigas deja informarte que desde la madrugada ya no presta sus servicios.—
— No imagino por qué— sonó sarcástica
El hombre se deshizo de sus pantalones frente a ella de la manera más natural, tal vez deseaba ver la reacción, pero Shaina no se turbó. Ya estaba acostumbrándose a la impúdica actitud del impostor. Al percatarse de la naturalidad de la chica, Ares le sonrió, era notoria la diferencia física entre Saga y él. Saga tenía un cuerpo perfectamente esculpido, Ares en cambio lucía más remarcado en cada músculo, cada vena era palpable en aquel cuerpo. ¿ A qué se debía? Shaina no podía responder esa pregunta, hasta los tatuajes parecían tener vida propia, en detalle el que llevaba en el hombro, esa cara bífida ahora resultaba un tanto inquietante y sombría. Ares notó el escrutinio de la chica sobre si.
— Me parece bien que te familiarices con mi anatomía. —
— No lo hago.—
— Pues deberías, de ahora en adelante será común que convivamos de ésta manera. —
—¿Estás loco?—
— No, pero ya que viviremos juntos es lo más lógico. —
— Si lo estás. Yo no voy a vivir con un hombre como tú. —
Ares carcajeo ante la mirada llena de furia de Shaina.
— Mira niña, ahora estás irremediablemente atada a mí. —. Tomó ropa interior y comenzó a vestirse. — Tengo un plan y ahora tú— hizo una pausa — Y mi hijo, son parte de él, no permitiré que nada ni nadie los aparte de mi.—
— No somos de tu propiedad. ¿ Cómo puedes creer que yo aceptaré de buena gana?—
Ares continuó vistiéndose ahora era el turno de los pantalones.
— Lo normal cuando una mujer está embarazada es que reciba el apoyo emocional y acompañamiento del padre de su hijo. —
Ella no lo dejaba de fulminarle.
— ¡ Cállate!—
El hombre dejó un poco su tarea para ir en dirección de la gran cama.
— Será mejor que relajes un poco tu actitud. — caminó lentamente — El niño...o niña, debe crecer en un ambiente óptimo, dónde la madre tenga la mejor atención y cuidados. Por eso te recomiendo que no te exaltes.—
— Eres un asqueroso...—
— Ya lo creo que muchos piensan eso de mi. Pero hasta yo tengo códigos. —
Shaina se observó estaba limpia y su ropa ahora era diferente. Era claro que el la había aseado. Su rostro se notó asqueado.
— No te violè... Si estás pensándolo. —
— ...—
— Aunque no niego que limpiar cada rincón de ese cuerpo que escondes muy bien, fue algo especial, cómo sea ya habrá oportunidad para hacerlo como se debe y que ambos apreciemos el momento. — habló con voz profunda y se sentó a un lado de ella. Le acaricio el hombro desnudo para verificar la suavidad de esa piel blanca.
Pero con el contacto ella se rehusó, ganándose una mirada llena de furia de parte de el. Por ese detalle el se levantó abruptamente. Y continuó vistiéndose.
— Tu hostilidad es férrea. Pero con el tiempo comprenderás que tienes que permanecer a mi lado. Iremos a un paraíso, ya lo verás, te convertirás en la flamante esposa del nuevo empresario, todos verán con Buenos ojos la devoción que nos tendremos, el bebé irá creciendo en tu vientre poco a poco, llegará el día en que des a luz y nos convertiremos en padres. Seremos la hermosa familia que tanto le gusta a esta sociedad. — acomodó los puños de la camisa.
— No, solo tendrás a la mujer que tienes secuestrada bajó tu poder, para tu retorcida fantasía de familia. Pero en ningún momento yo seré feliz y lo sabes. —
El la observó desde el gran espejo.
— Tal vez tienes razón. Se que no fui lo más ortodoxo contigo, pero tú estado vino a cambiar mis planes. Y vaya, no puedo dejar de lado que ese embrión que llevas dentro de ti lleva mi sangre.—
— ¿ Y por qué no la de Saga?—
El peli gris enfurecido oprimió los puños y su apariencia cambio a la de Saga. Shaina quedó impactada.
— ¿ Cuántas veces deseaste quedar embarazada de él?— la voz aún era de Ares. — El siempre te desilusionó una y otra vez, por qué era imposible para el. En sus planes nuca estuvo el de ser padre. — de nuevo camino hacia ella y los ojos hermosos de Saga miraban fijamente a la chica.
— No eres él...— Shaina dijo para evitar sentir el amor que tenía por el heleno .
— Eso no te importó cuando yo lo utilice esa noche. Disfrutaste tanto como el. ¡ Y todo gracias a mi! Así que lo menos que merezco es tu devota aceptación., —
Los ojos de Shaina se cristalizaron al escuchar la afirmación del siniestro.
— Deseo en verdad ser benevolente y comenzar algo contigo...—. su voz ésta vez era calmada y se podría decir que de cierta forma con un toque de ternura.
— Parece que deseas redimirte.—
— No.—
— Lo que hagas conmigo no borrará lo que hiciste con kyoko.—
Había dado justo en un punto que Ares deseaba olvidar. Y aunque no lo confesara, era doloroso. Sus ojos se cerraron no podía con la insolencia de ella. La tomó por los hombros y rápidamente la recostó, la miró cercas, tan cercas como para susurrarle.
— Ya basta, ¿ Crees que ha sido fácil para mí? ¿ Cómo vivirías teniendo en tus recuerdos solo un par de días buenos y despertar al siguiente y haber crecido sin ser testigo de ello? Me trataron como un monstruo, un error de algún Dios, la única mujer que en verdad en mi vida me amo fue...—
Se mordió la lengua antes de pronunciar el nombre de la mujer que le amó sin condición. Su madre.
— Chris... Tu madre. — ella parecía haber leído sus pensamientos.
— No deberías pronunciar su nombre, ella es lo único que valía la pena. — un nudo se hizo en su garganta.
— Saga me contó cómo era tu madre. Y creo que en un principio tu no eras lo que hoy te haz convertido. Ella te amaba, cómo si en lugar de tener gemelos ella hubiera tenido trillizos, te entendía, y creo que Ahora entiendo un poco tus motivos para ser un hombre tan lleno de rencor y odio. —
Shaina pudo notar agua en el par de ojos hermosos de Saga ahora manipulado totalmente por Ares. Ese hombre sufría más de lo que todos habían creído. Sintió pena por él. Sabía que todo lo que el no pudo vivir lo había transformado en ese ser despreciable.
— ¿ Crees saber todo sobre mi?¿ En verdad entiendes por lo que he pasado? —
— Trato de entenderte. Aunque existan cosas que hiciste y que no tienen solución, si tal vez en algún momento deseas redimirte, deberás pagar una penitencia por todo el mal que causaste. —.
Despacio subió su mano hacía el rostro afligido del griego. El dejó esa caricia parar en su piel. Inesperadamente el tomó el mentón de ella y la besó despacio. Por un momento la joven imagino que en verdad ese era su amado. Le correspondió fervientemente. Por supuesto, él aprovechó la vulnerabilidad de ella y profundizó aquel contacto. Cuando fue más invasivo, ella lo apartó de si. Y aunque era Saga físicamente, ardía de una manera intensa. Igual que en aquella noche.
— ¿ Que pasa? , ¿ Creíste que me conmoverias? Eres muy ingenua. Lo que soy no podrá cambiar. Soy el dueño de lo que yo desee de ahora en adelante. No me detendre para lograr lo que quiero.—
— Eres ruin ...— los ojos de Shaina comenzaron a derramar lagrimas.
— Oh, no llores, toma en cuenta que no volverás a ver nunca más a Saga, bueno al menos su estúpida personalidad, tendrás que conformarte con la apariencia. — limpió las lágrimas de ella y depósito un beso en sus labios.
Dentro del buró comenzó a timbrar el móvil. Ares se levantó y sacó el dispositivo. Era una llamada
Señor, alguien se dirige hacía la cabaña. Los vi ir en una...
La llamada se cortó abruptamente, cómo si algo o alguien hubiese interrumpido al otro lado.
— ¡Maldita sea..!— Ares se levantó y fue directo al clóset, tomo un par de zapatos y de una caja sacó unos nudillos de acero, municiones y el arma. Todo ante la mirada atónita de Shaina.
—¿ Que haces?— se aventuró a preguntar. Temía lo peor.
— Tendremos compañía, imagino que el imbécil de Gigas me traicionó. — cargó el arma y regresó a la caja, ahí estaba una jeringa, y una ampula con un líquido extraño. Pensó un par de veces. Sabía que aunque dejara a Shaina encerrada ésta sería una distracción para él. Así que vacío el contenido en la jeringa y la guardo disimuladamente entre su camisa. Caminó de regreso a ella y se sentó. Su apariencia cambio totalmente a la de Ares. Sus ojos estaban teñidos de carmín.
— Cómo dije, no permitiré que nadie arruine mis planes, ahora, necesito que cooperes, juro que cuando despiertes ya nada se interpondrá y estaremos rumbo a nuestro nuevo destino. —
Tomo a Shaina la abrazó firmemente y cuando ella intento quitarlo el fue más veloz y le vació en el muslo el líquido. Ella emitió un quejido y golpeó al hombre para zafarse aunque no lo logró.
— No... — comenzó a marearse y sentirse débil, de repente sus fuerzas le impedian poder sostenerse. — ¿Que me... Hiciste? — su vista comenzó a debilitarse y observó la jeringa vacía, de nuevo la habían drogado.
Su cuerpo, comenzó a sufrir espasmos, estaba convulsionando. Al observar la reacción de ella, Ares intento detenerla, aunque el episodio fue breve, solo cuestión de unos segundos, se vió preocupado, tal vez se había sobrepasado. Imaginaba que esa dosis era demasiado para una mujer en su estado. Le tomó el pulso, aún latía, aunque no estaba seguro si con normalidad puesto que sentía demasiado rápido el latir.
Escuchó cercas pasos entre la maleza. Ya no tenía tiempo para perder. Así que dejo a Shaina ahí y salió dejando cerrada la habitación.
Cuando por fin Odysseus y los otros tres llegaron a la pequeña isla, caminaron tal y como se los había indicado Radamanthys. Pronto encontraron la pequeña cabaña.
— Hay que ser cautelosos, según el infeliz de Gigas está armado. —
Aunque Dohko quiso advertir ninguno pareció escucharlo. Cuando llegaron a la puerta está se encontraba cerrada. Kanon forzó la cerradura y logró romperla, inmediatamente se adentraron.
Aparentemente todo estaba en silencio y caminaron con paso firme.
— Cómo pensé, los imbéciles han dado conmigo.—
La voz se escuchó detrás de ellos, ahí estaba Ares apuntado con el arma.
De inmediato Kanon se apresuró a ponerse frente a él.
— Ya llegaste demasiado lejos, no puedes salirte con la tuya está vez. —
— Eso es fácil, si no dan vuelta y regresan, aquí terminarán. Y de verdad deben considerar esa opción.—
— Hijo, hermos venido por alguien a quien tú tienes, si quieres huir y desaparecer de nuestras vidas, hazlo. No habrá persecución, nunca nadie te culpara por lo de Milo, lo prometemos.— Dohko tuvo a bien mentir por precaución. Debia intentar persuadir al hombre frente a el.
— No soy tan estupido como crees Dohko. El único de aquí que saldrá victorioso seré yo. —
Odysseus y Shion se mantenían espectantes, sabían que un movimiento en falso y ese tipo dispararía sin dudar.
— Vine a por Shaina, tu dejaste de importarme. Ya no eres mi hermano, eres un delincuente, lo que te suceda no me importa. Ahora déjame pasar. —
Kanon caminó un par de pasos pero Ares le disparó en una pierna, al instante Kanon cayó por un costado, Shion y Dohko ya no podían permanecer sin hacer nada. Se abalanzaron contra el pero Ares era más rápido, tres disparos más se escucharon, Dohko recibió un impacto en un hombro y Shion en un costado.
— ¡ Bingo! Tres blancos perfectos. — observó como cada uno de los hombres eran inmovilizados por efecto de los impactos. — Esto me está satisfaciendo más de lo que creí. Sólo falta un tiro para acabarlos. — le apuntó directo a la cabeza de Kanon.
— ¿ Que harás conmigo? — la voz de Odysseus resonó con autoridad.
— Oh si, lo olvidaba. Mi suegro también está aquí. — rió llenó de maldad. — No se preocupe, su hija estará bien.—
— Dámela.—
— No puedo. Lo siento. —
Entonces descargó tres disparos más hacia Odysseus, y aunque todos dieron sobre el cuerpo del sanador, no causaron ningún daño.
— ¡¿ Que demonios...?!. — Ares no creo a lo que veía.
Odysseus sacó detrás de su espalda la daga. Por alguna razón Ares retrocedió un poco. Cómo si supiera de que se trataba.
— Le temes... Sabes que es esto. —
— No se de que hablas. —
— ¿ Alguna vez te preguntaste por qué tus fuerzas superaban las de un ser humano normal? ¿ Por qué tienes esa confianza en obtener todo lo que deseas?—
— Soy capaz de lograrlo. — intento golpear a Odysseus pero éste le tomo el puño igual que hizo con Radamanthys.
El rostro de Ares enfureció, no podía ser eso posible.
— Lamento que no comprendas que eres en realidad. Pero no podemos dejar que lo descubras, ya haz hecho mucho daño y eso debe terminar hoy.
En un movimiento rápido, Odysseus logró herir debajo de las costillas de Ares. Los ojos de Ares se abrieron de par en par. Sentía su piel abrirse y quemarse al mismo tiempo.
— Yo solo deseaba una vida normal. Nadie lo comprendió nunca. Ahora... Tu hija... —
— Lo lamento. No puedo dejar que me la arrebates. — y hundió más la daga, hasta el punto donde Ares emito un alarido de dolor.
Odysseus lo sostuvo hasta que el cuerpo de Ares dejó de luchar por mantenerse de pie. Recostó sobre el piso al griego. El cabello de Saga poco a poco iba recobrando su característico color, el sanador comprobó que los ojos del gemelo fueran los jade que conocía. Lo eran. Suspiró levemente. ¿ A caso todo había terminado?
Saga aún respiraba, aunque con dificultad. Por suerte no había perforado el pulmón.
— ¿ Está muerto?— Kanon se levantó y se arrodilló al lado de su hermano.
— No, solo debemos llevarlo al hospital—
— Entonces retire la daga —
— ¡ No, aún no. Debemos llegar al hospital antes.— sólo cuiden de él. Yo voy a buscar a mi hija. Tengo un mal presentimiento, aquí hay mucho silencio.
Entonces el sanador rápidamente fue a la única habitación cerrada. Golpeó la cerradura y ésta cedió. En la gran cama se encontraba su hija. Se acercó y tomo el pulso. No encontraba signo vital.
— Por favor hija... despierta.—
continuara.
Gracias a todos por seguir
Monse, espero que esté capitulo sea de tu agrado, gracias por comentar anteriormente. Saga no va a morir, Hades aparecerá en otra ocasión y Shaina por fin la encontraron hojalá su padre la ayude. Saludos.
Y bueno estamos a casi nada del final, los quiero y espero pronto traer el siguiente. Chao!
