Aquí tienen. Lo siento por el retazo.
Capitulo veintiuno: sucesos inexplicables.
Radamanthys guardó silencio. Aún recordaba que su señor le había dado la instrucción de llegar al sanador hasta su presencia, para después asesinarlos. Habría hecho sin dudarlo en un principio, pero aún no se explicaba por qué no había concretado la tarea. Tal vez no era el desalmado que asesinaba inocentes. Por qué para él, el médico era un inocente. No obstante, sabía que debía respeto y obediencia a el hombre de cabellos negros.
— Debes recordar tu esencia Radamanthys. Lo que fuiste en otros tiempos, lo serás en ésta época también. Tú, como los otros se rigen bajo mi voluntad.
— No puedo asesinar inocentes, por más que en mi vida pasada asesinara por un ideal absurdo. Hoy, puedo ser mejor que eso. Soy un juez, usted mismo lo ha dicho, tengo libre albedrío y me temo que tendré que declinar esa orden. Por lo cual le pido me disculpe.
Hades observó cada expresión del rubio. Sabia de antemano que el inglés desobedeceria rotundamente su petición. Jugó con sus manos que estaban entrelazadas. Meditando las palabras del juez. Por su parte el rubio aún estaba postrado en una pierna y con la cabeza gacha.
— Comprendo que algo como esto debía pasar. Entiendo que pienses que la orden dada comprende a una cuestión personal. Lo cual podría tomarlo como cierto, ese hombre fue el culpable de la muerte de las personas que más amé, una vez que quedé como único Dios reencarnado. En este tiempo ah prosperado la paz cuando en realidad debía el mundo estar sumo en las tinieblas y mi reino gobernara la faz. ¿ A caso no existe benevolencia en mi actuar?
— Usted hizo un pacto.—
— Así es, junto a otros. — su voz fue tajante. — Los otros rompieron el pacto.¡ El sanador hizo uso de Asclepio para ayudar a los suyos. Rompió el juramento de no invocarlo y así quebró lo pactado!.
— Pero no existe peligro alguno. El sanador parece que tiene el dominio completamente sobre Asclepio. ¿ Cuál sería el problema?
— El problema sería que en cualquier momento la ambición de Asclepio corromperia el libre albedrío de Odysseus y cometería el mismo error de la era mitológica. Rompería el destino de miles o inclusive millones, la muerte prácticamente dejaría de ser el final de la vida humana. Esto solo llevaría al caos, el ciclo de la vida y la muerte se alteraría. No lo voy a permitir. —
Se levantó de su asiento y caminó directo al gran ventanal que le regalaba una hermosa vista a un acantilado. Parecía pensar en aquella situación. No podía cstigar a Radamanthys por su desacato. Debía darle una oportunidad de vivir de la manera que el inglés decidiera. Sabía que tenía una familia una vida hecha con normalidad, sabía que a pesar de eso, el rubio estaría dispuesto a dar la vida por él.
— Temí que tarde o temprano eso sucedería. — miró por encima del hombro a su juez. — Yo mismo lo haré. Solo te pido que lo traigas a mi presencia.—
Radamanthys se quedó atónito. Su señor, ¿ Lo haría?, Tenía la firme decisión de cegar la vida del peliplata.
— No creo que puedas desobedecer esa sencilla tarea. Así, tú conciencia estará menos angustiada.
— ¿Me pide que traiga hasta acá a un hombre, para que usted lo asesine... Convirtiéndome en cómplice?.—. el rubio bajó la mirada y pareció pensarlo unos momentos. — Si eso es lo que desea señor, es lo que se hará entonces. —
— Perfecto. Por fin te das cuenta a quien debes servir. Por un momento creí que tenía que llamar a alguno de los otros jueces. Me alegra no haberlo hecho, tu haz sido el más fiel. —
Radamanthys oprimió ambos puños.
— Por ahora puedes irte. Esperaré el momento preciso para que lo postres ante mi.— se giró y caminó hasta quedar frente al rubio. — Ahora vete.
Un aura oscura cubrió a ambos.
Dias después...
La tarea no sería difícil, aunque guardaba aprecio por el Sanador, ahora se encontraba entre la espada y la pared.
Aunque también sabía que podía tardar el tiempo que el deseara. Con eso en mente. Y ya en su residencia, tomó otro sorbo al whisky, la bebida era fría y aún así le quemaba la garganta. La cabeza le comenzaba a dar vueltas. Debía distraer su mente con algo o se iba a volver loco.
Abrió la laptop y revisó el informe de Pharao y el de Valentine. Saga hoy se encontró mucho más despierto que anteriormente, el lenguaje a mejorado mucho y la fisioterapia va execelente. Parece animado aunque su mirada es triste. Kanon, viene a diario, es positivo hasta qué se topa conmigo o Valentine. Solo asiente con desagrado y creo que es su manera de decir gracias. Cómo último, le respondo a su interés sobre el sanador, él nunca viene, solamente se limita a enviar Aeson. El médico externa el no saber el por qué la ausencia del sanador. Creo que ha sido todo señor. Por lo demás, ninguna chica de cabellos y ojos verdes ah venido como usted creyó. Me despido, Pharao.
Cerró el equipo y suspiró pesadamente procesando todo a la vez. Había encargado a Valentine y a Lune que vigilarán a diario al sanador y su hija. El trabajo se había hecho. Según los espectros, tanto el sanador cómo la joven, salían temprano al hospital y regresaban por las tardes, a excepción de algunas veces en el que el sanador no regresaba con su hija. Ella simplemente llegaba sola o acompañada del griego Escarlet. Debía saber cuáles eran los planes del hermano del imbécil detective.
— Tal vez es hora que me divierta un poco. Tengo que liberar la tensión. — así que emprendió el camino hacia la casa de Odysseus. Apagó el cigarrillo y le ordenó a Valentíne llevarlo hasta la casa del sanador.
El camino no fue largo, pero si lleno de tedio.
— ¿ Esperaremos a que la chica llegué? , Según Lune, el sanador no vendrá con ella hoy.—
— Algo así. —
El piloto del auto se limitó a callar y sacar su móvil para distraerse, sabía que su jefe últimamente no tenía humor para nada. Así que solo esperó en lo que Radamanthys bebia en la parte de atrás.
Al cabo de unos minutos un auto blanco llegó. De el bajó la chica de ojos verdes. Radamanthys se impresionó, no tanto como impresionarse, más bien el creía que la chica no sabía conducir un auto. Miró al rededor, no había gente, era un lugar tranquilo. Bebió un último trago y bajo del auto. Shaina aún tenía su uniforme puesto, hoy llevaba uno en color jade. Sacaba lo que parecían víveres, tal vez recién comprados.
— Te puedo ayudar con eso. Son muchas cosas—. La voz era intimidante y aunque no se lo esperaba, la italiana miró por encima del hombro. A unos pasos de ella ese hombre rubio le miraba fijamente, cómo esperando una reacción llena de temor. Lo cual no sucedió. Ella cerró la cajuela y tomó todas sus bolsas, ignorando al hombre.
— No necesito de su ayuda. — había firmeza en las palabras de la chica.
— Eres una mujer testaruda, imagino que eso le atrajo a Saga. —.
Al escuchar el nombre de Saga, una de las bolsas de papel cayó al piso.
— Lo siento, no deseaba que eso sucediera. —. Fue prudente al levantar la bolsa y entregarla sin más.
— ¿ Qué desea de mi? —
El hombre de traje gris y camisa negra, no tenía ni idea por dónde empezar. Se rascó la nuca dándole vueltas al asunto. De un momento a otro le vino una idea.
— Solo me preguntaba, ¿como se encontraba?.
— Estoy bien. Gracias por preguntar. — intentó caminar por un lado pero el inglés siguió indagando.
— Me alegra saberlo y comprobarlo.¿ Sabe?, yo estuve ahí. — los ojos de la italiana se abrieron curiosos. — Así es, yo llevé a su padre y a los demás hasta donde se encontraba. No fue fácil, yo desconocida la existencia del lugar, siento mucho no haber podido llegar antes o evitar que Ares se la llevara. De verdad lo siento mucho. — la mirada fría ahora se convertía en una llena de empatía.
—¿ Quién es usted?, ¿ Qué desea al venir hasta aquí? —
— Me llamo Radamanthys Walden. Y solo deseo conocerla. Soy familiar cercano de los gemelos, creí correcto acercarme a usted— mentía.
— Yo ya no tengo nada que ver con su gente. Y por cierto, Radamanthys no es un nombre. —. Camino hasta la puerta y dejó un par de bolsas sobre la banca del pórtico. Debia entrar ese hombre no le daba una buena espina.
—No deberías de culpar a Saga por lo que te sucedió. Fue un infortunio, desgraciadamente fuiste el objetivo de la mente criminal de esa personalidad. — afirmó, se acercó y fue el quien tomo las llaves que torpemente ella intentaba hacer abrir la cerradura. —. No debes estar nerviosa. —
— No lo estoy. Usted no sabe lo perverso que ese hombre era y de lo era capaz de hacer. Era frío y violento, sin remordimiento alguno, estaba lleno de odio y rencor. Estoy tratando de no recordar, para poder superarlo, de verdad no deseo tocar el tema. Espero que lo entienda. Para mí aún es difícil poder siquiera pensar en Saga. Ese monstruo corrompió la imagen de un hombre dulce y tierno que yo recordaba. — oprimió los ojos sintiendo furia.
—: Siempre lo mantuve vigilado, pero no fue suficiente...lo siento.— de nuevo intentaba disculparse, por qué se daba una idea de lo que ella sentía.
— Supongo que muchos sentimos culpa. No deberíamos. Ahora solamente queda seguir y superar todo. — Extrañamente ella le sonrió con timidez. A pesar del trauma aún le quedaba esperanza.
— Pero... Tú, ¿ No le guardas ningún sentimiento a Saga? ¿ ni siquiera uno negativo?
— Como le mencioné el y yo ya no somos pareja.
— Eso no responde mi pregunta. ¿ Aún lo amas?—
—Es esa una pregunta diferente ¿Que importancia tiene?. ¿A caso el lo ha enviado? —
— Ahora soy yo el cuestionado. — resoplo divertido. — No, como dije solo pregunto por curiosidad. Intento saber un poco de la chica que Saga menciona desde que despertó. Solo deseaba conocerla. —. Debía saber si ella solamente tenía a su padre. Así que fue directo. — Sólo por curiosidad y prometo dejarla en paz, ¿ Solamente tu padre y tú integran su familia?—
Para Shaina, este hombre era tan misterioso que no entendía que deseaba ahí. Sus preguntas eran demasiado erráticas.
— Así es. Solo el y yo. — evitó decirle que esperaba un hijo, aparentemente el rubio no lo había notado, no sabía con qué intención ese hombre estaba ahí inesperadamente haciendo preguntas personales. Tal vez y Kanon ya le ha dicho que espera un hijo de Saga. Aunque No parecía, más bien, el iba detrás de una madriguera de conejo.
— Tu padre es un buen hombre. —. Y sin más, el extraño inglés dio la media vuelta y se marchó dejando a la chica extrañamente confundida.
La italiana vió el reloj de pared, casi las nueve de la noche y su padre no llegaba aún. Comenzaba a tener un mal presentimiento. Desde la tarde que vió a ese hombre no dejaba de darle vueltas las últimas palabras. Estaba nerviosa. Para su suerte, alguien tocó el timbre. Fue directamente y abrió con premura.
— Ah, Milo. Pasa, necesito saber algo y parece que tú puedes ayudarme.—
El griego vió la necesidad urgente en la chica. La tomó por los hombros y trato de tranquilizarla.
— Despacio linda, estás algo agitada, ven sentemonos y me dices. ¿ Ok?—
En respuesta ella obedeció y contó lo sucedido en la tarde. Milo escucho con detenimiento.
— Estos días he sabido un poco más de ese peculiar personaje. Kardia, al parecer lo detesta, creo que mi cuñada y el se conocían antes de que Kardia la conociera y estoy seguro que hace un par de días pelearon por culpa del unicejo. Bueno, mi hermano es un tanto celoso en ocasiones, pero ella no lo permite, es ahí cuando mi hermano queda como un estúpido y debe disculparse. Pero bueno ya me desvíe del tema principal. Kardia dice que lo está investigando, que detrás de esa fachada de empresario prominente, se esconde un traficante. Aún no encuenta una prueba contundente, pero es extraño que un hombre tenga a tantos peones a su servicio , los he visto seguirme y en casa de Saga y kanon también montan cómo una guardia permanente. No sabemos que intenciones tengan pero de algo estoy seguro, no deberías dejar que él se te acerque por bien tuyo y de tu bebé. Ellos siempre están armados.
Shaina se quedó atónita ante la advertencia. ¿ Y sí Milo tenía razón?¿ Qué deseaban de ella o de su papá? Ahora que lo recordaba varios días vió aún par de hombres en un auto negro en el estacionamiento del hospital. Su padre se había mostrado renuente a responder quienes eran. Así que ella no insistió más.
— El rubio dijo ser familiar de los gemelos, no creo que sea un delincuente cómo tú hermano piensa.
— Yo tampoco me atrevería a aseverar algo como eso, pero debemos ser precavidos. El mundo está lleno de sucesos inexplicables. Y hemos sido testigos de ello hermosa—.
El griego se acercó y la estrecho entre sus fuertes brazos para reconfortarla y le observó detenidamente, sus ojos verdes brillaban hermosos y tenía la piel más tersa y suave que nunca el había visto. Tenía un ligero rubor tal vez por la cercanía de él pero eso la hacía ver linda. Así que sin pensarlo dos veces le besó los labios mientras se fundían en el abrazo ahí, sentados frente a la chimenea. Era invierno y en grecia por las noches el frío calaba un poco. Siguieron con el beso, con los ojos cerrados, hasta que Milo decidió abrir la boca y que su lengua lo convirtiera en un beso francés. Ella parecía tímida al principio, pero la necesidad llegó de improvisto y ella correspondió. El acariciaba sus cabellos y ella se aferraba al cuello del griego. Y cuando el la tomó por la cintura, el beso se cortó. Ambos se miraron, un poco tímidos por aquello. Era agradable pero había algo que tal vez no les dejaba disfrutar de sus impulsos o sensaciones.
Shaina miró en dirección de los ojos turquesa de Milo. Su vientre era el objetivo. Se sintió avergonzada.
— Ya se nota un poco más. ¿ Cuánto cumples? —
— cuatro meses y una semana. — Lo dijo desviando la mirada. Tenía puesta una remera que enmarcaba su figura. El vientre y los pechos florecian hermosos a la vista.
— Te ves genial. En verdad nunca había visto a una mujer embarazada verse tan sexy como tú. — Milo no desaprovechaba la oportunidad de admirar a la italiana aunque ella siempre se apenaba y cambiaba el tema. Esta vez no lo hizo.
— Gracias, supongo. —
Milo acercó una de sus manos y tocó el vientre, era redondo pero muy leve. Al hacerlo comenzó a frotar, era una caricia delicada, que ella lo dejó hacer. Al final de unos instantes Milo pareció perderse en sus pensamientos.
flasback.
¡No lo apruebo!, de verdad estás loco si piensas hacer una tontería cómo esa.
El mayor bufó exasperado. Su hermano había llegado a el con una noticia.
¿ Piensas tomar la mujer del hombre que intento asesinarte? Eres un idiota si lo haces.
Eso no tiene nada que ver.
¡Pero no la amas! Es más, creo que es una obsesión tuya. Cómo no pudiste seducirla como a las otras, ahora intentas una estupidez, ¿ Casarte con ella? Increíble!
No es estupido Kardia, la quiero y la quiero bien. No es una obsesión pasajera.
Por favor Milo te conozco. Además... Ella está embarazada de su ex. ¿ Qué harás cuándo él reclame su paternidad? O ¿cuando ese niño lo llame papá a el y a ti te vea solo como el marido de su madre? ¿ Qué sentirás?, ¿ Podrás lidiar con ello?.
Milo no supo que responder, Kardia tal vez tenía razón. Tal vez no.
Eres un impulsivo, te recomiendo que revalores tus ideas.
Estoy decidido. Creí que me darías tu apoyo. Ya veo que no. Para ti todo fue fácil siempre Kardia .
Por supuesto que no. Tuve que luchar por la mujer que deseaba que fuera mi esposa. Y eso nada tiene que ver con la estupidez que pretendes hacer.
¿ Qué habrías hecho tu, si Calvera hubiera estado esperando un hijo de Radamanthys? ¿ Hubieras cesado tus intentos por conquistarla?
Los ojos de Kardia centellaban furiosos. Era un tema del que nunca deseaba tocar y Milo iba por un buen camino con el punto, de manera serena.
Eso nunca sucedió.
Pero responde, ¿ La habrías dejado en paz?.
Si! Ella habría sido una mujer la cuál no habría valido la pena. No para mí. ¿ Lo vez?, Ahí tienes tu respuesta.
Milo negó decepcionado, su hermano en ocasiones era tan viceral que entendía el por qué nunca convivían. Decidió no discutir más con el mayor y dio media vuelta. Pero justo parada en el marco de la puerta se encontraba la mujer voluptuosa. Tenía una expresión seria . Entre sus brazos descansaba la bebé de cabellos azabache.
Calvera...¿ Tu?.
Ambos hermanos se quedaron mudos.
Gracias por los regalos que le trajiste a mis hijos y el chupete de mi hermosa.
No era necesario adivinar lo que esa mujer tenía dentro. Su expresión demostraba todo.
Necesito hablar con tu hermano. Ahora parece ser un hombre honesto, el cual desconocía.
Kardia se maldijo mentalmente, había metido las cuatro patas.
Sin más, el menor se retiró.
fin del flashback.
— Milo ¿ En qué piensas?— la voz serena de Shaina atrajo la atención del griego.
— En nada linda. Sólo me preguntaba si haz pensado en el nombre que llevara tu bebé.
Tuvo que inventar eso para no confesarle lo ocurrido con su hermano. Tal vez si debía pensar lo que haría. Pensó que era un paso muy importante en la vida de ambos si es que llegaba a concretarse. El nunca se había imaginado casado y con una mujer que además, está embarazada de alguien más.¿ Debía escuchar las palabras de Kardia? ¿ Funcionaria? ¿ Ella aceptaría ser su esposa? Por más que le daba vueltas al asunto, sabía que si no lo intentaba, al menos debía saber que opinaba ella.
— Me doy una idea, pero necesito saber el sexo del bebé para decidirlo. ¿ Pero eso no es realmente lo que estabas pensando, cierto?. Anda, puedes decirme lo que sea. — ella tomó las manos del griego con ternura.
— ¿ Te casarías conmigo?—.solto naturalmente.
La pregunta la tomo por sorpresa, por supuesto. Pero a pesar de ello, tenía una firme respuesta.
— No Milo.
La cara del oji azul se asombró con la pronta declaración.
— Puedo preguntar¿por qué?—
— Por qué lo haces para ayudarme y no es justo. No lo es para ti, — ella lo miró enternecida y no furiosa cómo acostumbraba.
— Podría funcionar y podríamos llegar a amarnos. Voy a querer a este bebé, tanto como lo hago por ti. Deberías dejar intentarlo.
— Basta Milo.— le tomó el rostro con sus manos y lo hizo verla a los ojos. — Las cosas no funcionan así. Casarnos sin amor no es una buena idea. Solo por dar una buena apariencia No estoy desesperada por darle un padre a mi hijo. — sonrió levemente. —Aunque tengo la cabeza echa un lío, se que al final y a pesar lo que digan todos, éste bebé es de Saga. Lo sé, lo siento. Y realmente no me importa la apariencia física que llegara a tener, tampoco que Saga no quiera saber de él, es mi hijo y lo amo con todas mis fuerzas. — le dió un beso en los labios tiernamente. — Te lo suplico, no intentes pedirme algo como eso en adelante. Te aprecio mucho, te haz comportado como un caballero, pero no necesitas hacer esto. —
Milo calló unos instantes. Jamás pensó en la respuesta tajante de ella. Y la entendía. Tal vez Kardia intentaba explicarlo de está manera. Pero su hermano era un idiota, jamás le habría cruzado por la mente qué ella se negaría a la primera oportunidad. Le sonrió y le tomó el mentón.
— Eres mejor de lo que pensé y creo que nada me costará enamorarme de ti, es más, creo que ya lo hago. — la besó, al menos tenía eso, un beso lleno de fuego al que era correspondido.
Sin embargo, la puerta se abrió haciendo que el par rompiera el contacto abruptamente . Odysseus vió la escena un poco divertido. Parecían adolescentes calenturientos descubiertos en acción.
— Vaya, no respetan mi hogar, debo de prohibirte que vengas jovencito. Mi hija no tiene permiso de traer a nadie mientras no estoy.— sonaba sarcástico.
Ambos jóvenes se miraron y sonrieron. Había sido un buen comentario el del sanador. Enseguida, la chica se levantó del sofá y fue a recibir a su padre. Lo abrazó y le dio un beso en la mejilla.
— Pa' me tenías preocupada.
— Sabías que tenía pendientes. No tenías por qué.
— Lo sé pero últimamente estoy muy llena de ansiedad sin un motivo.
— El embarazo suele ser así. Tranquila, no me sucederá nada.
La verdad Odysseus también tenia un mal presentimiento, pero trataba de no externarlo. Radamanthys y sus esbirros lo mantenían vigilado. Existía la posibilidad que Hades estuviera detrás de ello.
— Tal vez tengas razón pa' , ¿ Tienes hambre? Preparé algo que seguro te encantará, ¿ Nos acompañas Milo? — la italiana observó al griego. Su rostro le demostraba un poco de decepción.
— Debo declinar tu amable invitación. Mañana tengo que ir ya a la oficina. Habrá junta para reestructuración. Por lo que sé, Aioros ocupará el lugar de Saga, a mi me darán mi antiguo puesto y Aioria vendrá a reforzar, tal parece. — Resopló cansado, se despidió cortésmente y salió.
Durante el trayecto a su casa un auto negro le seguía. Pero justo antes de llegar a su destino el auto tomo un rumbo distinto, sintió alivio. No podía creer que de un instante a otro su vida estuviera envuelta en tantos líos. Y ahora que veía el Land Rover gris de su hermano aparcado en la acera, creyó lo más obvio. Bajó del auto y caminó en dirección de la camioneta. Dentro, Kardia fumaba un cigarrillo. Tocó el vidrio y el mayor bajó la ventanilla.
— Supongo que Calvera te mandó al demonio y te corrió de la casa...—
Su hermano apagó el cigarro y negó sin darle una vista, parecía perdido.
— Escuchó lo que te dije.
— Eso era obvio.
— Tomó a los niños y se fué... De verdad me las arreglo para cagar mi vida.
Milo observó la cantidad de latas vacías de cerveza en el interior del auto.
— Bueno al menos tienes una buena noticia.—
Kardia le dió una mirada fría, por que no entendía a qué venía el comentario irónico del menor.
— No me aceptó. No quiso casarse conmigo. Al menos dirás qué no cometí una estupidez. —
— Las mujeres son seres indescifrables¿cierto?, No siempre se gana hermano. Yo daba por sentado que mi familia estaría siempre unida... Ahora mi gran boca me dejó sin ella. — aventó la cajetilla de cigarros al tablero. — siento que un maldito espectro no perderá la oportunidad de acercarse a Calvera. El infeliz me dijo que podía perderla y que el la convertiría en una reina...— oprimió con fuerza el volante del auto. Hervia de furia.
— Al menos tenemos un motivo para beber. Ven, yo invito. —
Desde ese momento los hermanos estrecharian un lazo de hermandad sólido. Debían encontrar el modo de apoyarse. Lo imperante, era la familia del mayor. Milo, solo debía continuar con su día a día. Y tal vez en unos días cerrar esa loca fase de su vida donde se creyó enamorado de una mujer sorprendente y hermosa. Pero eso sería en otra ocasión. Por hoy y pese a las restricciones, bebería alcohol.
Departamento de Saga.
Por las noches visitaban al mayor la pareja de esposos. Tethis, evidentemente había conciliado con su cuñado, recordando que anteriormente en la boda, se había comportado como un imbécil, todo había sido perdonado con un gesto amable y un abrazo inesperado, ¿ Qué habría hecho cambiar de opinión a la Danesa? Tal vez ella no era tan rencorosa cómo se decía a sí misma, si bien aún creía que Saga debía buscar la manera de arreglar las cosas con Shaina, eso era cosa de ellos.
— Gracias por ser tan amable conmigo. Después de todo, yo no me porte cómo debía.
— No te preocupes, en algún momento creí que ese no eras tú, cuñado. Además, eres el hermano gemelo de mi querido Dragon de mar, así que debemos llevar una buena relación.
La rubia le dió una sonrisa afable y acomodó las frazadas. En ese entonces el ambiente era tranquilo y lleno de fraternidad. Kanon entró y se unió a la conversación.
— Querida, ¿ Aún sigues aquí? Debiste pedir que arreglaran las ropas de la cama. Recuerda no puedes hacer esfuerzos innecesarios, además ya es muy tarde, tienes que cenar para ir a dormir por el contrario, cierta personita te hará despertar a media noche y comerás más azúcar de la que tienes permitida.
Saga miró y escucho sin entender. ¿ De que hablaba su hermano, a caso Tethis estaba...?
— ¿ Y de que me he perdido? Ustedes parecen muy felices en extremo, quisiera saber por qué.
La pareja se miró en complicidad y se tomaron las manos.
— Vamos a tener un hijo.
Saga no se sorprendió, pero si se alegró por ellos.
— Disculpa que no te lo contara antes. Es solo que tú salud y recuperación era primordial.
— Bueno existen muchas cosas que ignoro de meses hacia acá. Y les agradezco que poco a poco me hagan saber de ello. Aunque siento que existen eventos que aún me ocultan. Lo veo en sus ojos. —
El mayor podía ver la perturbación en la mirada de ambos. Esa sin duda era una mala señal.
— Ya no pueden creerme un impedido, se perfectamente que existe algo malo en todo lo que me sucedió y con el alma en la mano les pido que me lo digan. Además deseo ver a Shaina, ¿por qué te niegas a pedirle que venga?
— Necesito que ante todo te mantengas calmado. —
El menor suspiró pesadamente ante las exigencias del mayor y le pidió a Tethis que saliera y tomara su cena en la cocina. Así que ella entendió y salió, no quería que ella escuchará detalles explícitos de los acontecimientos.
— Ahora, escucha, deja te cuente hasta el final. ¿ Está bien?
Y así, la información corrió por los labios del menor, omitiendo el embarazo de la italiana. Al final, Saga debió ser atendido por el enfermero, el golpe emocional, había sido crudo alterando al mayor.
Tres días después.
Era un día agradable, la mañana se presentó como todas las anteriores, Odysseus se levantaba e iba al trabajo. Esa mañana se mostró más inquieto por alguna razón.
Al llegar al estacionamiento, el auto negro que reconocía plenamente se abrió y de el bajaron tres hombres.
Odysseus esperó que estuvieran frente a él.
— No vienes por Saga, ¿ Cierto Radamanthys?.
El rubio cómo de costumbre bestia ropa oscura y fumaba un cigarrillo. Su silencio era augurio de malas noticias. El médico, solo negó y acomodó sus gafas. Dentro de sí sabía que algún día Hades se cobraría con su vida las perdidas que había sufrido. Pero, ¿ Por qué ahora? Justo cuando su vida se encontraba plena y feliz con su hija y la llegada de su nieto.
— Sabe por qué estoy aquí. Su mirada lo dice. Esto no es personal sanador. De verdad lo siento. Ahora, acompañeme. Mi señor ya no puede esperar más.
Era tan tenso el ambiente que nadie podía decir nada, Odysseus entendía que para el espectro era difícil desobedecer. Y no era un lugar para enfrentarse y el resultado sería el mismo. Así que lo pensó y decidió ir. Pero, ¿ Y Shaina?.
— No se preocupe por ella, yo veré qué esté bien, su ausencia será pronto vista como un trágico accidente y ella tal vez sufra por un tiempo pero aprenderá a superarlo. No estará desamparada. Se lo prometo.
— Parece que lo tienen muy bien planeado.
— No, al menos mi señor no lo ha planeado así.
— Entonces... ¿ A el no le importa mi hija y el golpe que esto será para ella?. — sonrió con ironía.
— Por favor, venga. No podemos esperar más tiempo.— le señaló el jaguar negro y el médico caminó lentamente hacia él.
Radamanthys le observó en lo que meditaba sobre lo que estaba a punto de hacer. Así que indicó a Valentine y Lune que se adelantarán sabía que la hija no tardaría en llegar y debía detenerla para que ella no fiormara un alboroto por la ausencia de su padre.
Y al rededor de una hora después, la chica llegó en un auto compacto que parecía nuevo, la observó a una distancia, recargado en el BMW de Lune, pues éste había quedado en el estacionamiento subterráneo del hospital.
La mujer bajó del auto y tomó sus cosas, se quitó el abrigo que llevaba puesto para ponerse la parte superior de su uniforme.
— Buen día. Señorita—
Shaina se congeló al escuchar esa voz y recordó que Milo le había advertido sobre ese hombre.
— ¿ Qué quiere?, ¿ Por qué nos vigila?—. Trataba de no mostrar lo nerviosa que se sentía.
— Solo me aseguro de que te encuentres bien. Vendrán tiempos difíciles para ti.
— No me interesa lo que usted tenga que decirme, así que déjeme en paz. — trató de esquivarlo pero el detuvo por el brazo su andar. Ella por reflejo se sacudió.
— No te haré daño...—
Cuando Radamanthys la tomó por ambos brazos para calmarle la observó detenidamente. Y se llevó una sorpresa.
— Esto no está bien... Tú estás embarazada— . Cerró los ojos fastidiado. De por sí ya tenía culpa en lo que respecta al sanador su estado de la chica sólo aumentaba el sentimiento.
— Eso¿ Qué importa? Aléjate de mí. — se soltó furiosa.
— Tu padre va a morir. — soltó sin más
Shaina sintió que el bebé en su vientre daba un salto y su corazón comenzó a latir rápidamente. ¿ Había escuchado bien?
— ! Malditos! ¡ ¿ Es por ello que nos vigilan? ¡ Son unos infelices delincuentes!—. Comenzó a gritarle y golpearle el pecho, pero al rubio eso era insignificante.
— Mi padre es inocente, el solo salva vidas, ¿ Qué mal puede haberles causado?.
El reclamo de la chica le dió una idea al inglés.
— Guarda silencio. ¿ Quieres verlo antes de que muera? .—
Shaina se calmó por unos instantes no daba fé de que aquello le estuviera sucediendo. Pero estaba desesperada.
— ¡ Llévame con él, maldito! — y una bofetada paró en el rostro de Radamanthys. El rubio no fue capaz de reprocharle.
Así que el hombre solamente la tomó por la muñeca y tranquilamente la llevó al auto negro.
Viajaron con calma, aunque Shaina estaba desesperada trataba de calmarse, o terminaría sufriendo un ataque de nervios y eso la pondría junto a su bebé en peligro, debía saber por qué ahora esto le sucedía. Los problemas parecían no tener fin.
— En este tiempo no te haz preguntado ¿ Qué sucedió con Saga? O ¿Por qué tu padre no murió cuando Ares le disparó?.
— Me temo que prefiero no saber. No hay una explicación lógica.
— Todo depende a lo que le llames lógica. Creerás muy pronto. Te lo aseguro.
— No soy tan estúpida cómo supones, así que si debes decirme algo hazlo ya.
Shaina estaba harta del aire lleno de misterio que la rodeaba.
— Tu padre, Shion y Dohko son tan viejos cómo lo es mi señor. De hecho ellos son las personas que han vivido por más de dos siglos.
Radamanthys observó que la chica estaba tan atenta y que no lo creía un loco.
— Hace doscientos años ellos vivieron en una época donde los dioses reencarnaban y luchaban por la paz, o por el dominio de la tierra. Por supuesto ellos tenían el bando del bien... Por así decirlo. —. Sonó sarcástico.
La chica trataba de entender lo que el inglés narraba.
— Cuando mi señor se enfrentó a su diosa, muchos habían perecido. Quedando solamente tu padre y los otros, pero dejando a Athena al borde de la muerte. Sin embargo, existió un pacto.
—¿ Cuál? —
— Uno el donde ella aceptaba su derrota y muerte con la condición de que el rey del inframundo dejara a los humanos vivir en paz y perdonara la vida a sus últimos guerreros. Mi señor aceptó y como último regalo de la diosa de la guerra y la sabiduría les brindó una vida longeva a ellos como premio de su fidelidad y sacrificio.b El cosmos de ellos se fue cuando ella desapareció y a cambio ellos debían continuar una vida común y corriente.
— ¿ Debo creer que mi padre es tan viejo y que su apariencia es la de un hombre que apenas ronda los cincuenta? , Eso es... Absurdo.
— No lo es. Deberías creer. Los dioses son tan caprichosos que para ellos todo es posible. Yo soy la reencarnación de uno de los servidores del Rey del inframundo. Y otros más. Y lo ignoraba hasta hace poco. Así que debes creer mujer.
El rubio se detuvo unos instantes antes de entrar en una zona solitaria y boscosa. Le colocó la mano en el vientre para confirmar que ella estaba bien y continuó. Parecía más tranquila la joven.
— Cómo te decía, al ser esto posible, también es posible que otros dioses reencarnen, Saga tuvo la mala suerte de ser el recipiente de uno o al menos eso es lo que se dice.
— Entonces, si lo que dices es verdad ¿ En verdad era el Dios Ares? No sé percibía por mera casualidad.
— En efecto, aunque creo que lo más seguro es que el griego dió una gran batalla sicológica para no permitirle desarrollarse. Era un maldito sociopata, pero en tal caso, eso fue mucho mejor, de haber tenido plena conciencia habría despertado un poder aterrador y habría sido el comienzo de una tiranía o el comienzo de una guerra, en la cual, solamente mi señor habría sido su adversario.
— Aún así, sigo sin entender que fue lo que hizo mi padre para que tú señor lo quiera ver muerto, por favor explícame. No me atormentes más.
— Después de que todos comenzarán a vivir una vida entre comillas normal, mi señor se dió la oportunidad de amar a una humana y todo habría sido perfecto, pero...
— Pero qué Radamanthys. Por Dios habla.—
— Ella enfermó, dada la época la medicina no había avanzado tanto como hoy en día y Amelia sufrió una complicación durante su embarazo. Desesperado, mi señor hizo traer a tu padre que toda su vida ha tenido el don de la medicina y la sanación. Pero para desgracia de mi señor, tu padre no pudo salvarlos, el feto murió dentro de su madre y ella poco después. Mi señor quedó destrozado y culpó a Odysseus por ello.
— Eso es ridículo. Entiendo que en el momento debió ser un golpe duro, pero eso no le da derecho a culpar a mi padre por un acontecimiento así.
Radamanthys se frotó el rostro con una ligera frustración.
— Tú padre también es el recipiente de Asclepio.
La chica guardo silencio.
— Eso... Eso no es posible. El no.
— Lo es y debes aceptar,b¿ Quieres pruebas? El hijo de Dohko es una de ellas el chico iba a morir irremediablemente, Ares no pudo matarlo a pesar de haberle disparado directo al corazón, Saga habría muerto en la mesa de cirugía y tú... Tú habrías corrido con la misma suerte, yo te vi, vi la muerte dibujada en tu rostro cuando te encontramos, el maldito de Ares te dió una sobredosis de sustancias y no creo que haya sido consciente de ello, pero así fue, Asclepio tiene el poder de eso. Y por ello es que infringe las leyes de la vida natural y era parte del pacto el no hacerlo. Tu padre nuca debio de haberlo invocado y ahora pagará con su vida.
— ¡ No, no puede ser posible!. —
— Cálmate por favor. Tengo un plan pero te necesito tranquila, ¿ Está bien?— le tomó del brazo.
— Ok...—
— Así está mejor. Ahora necesito que te pongas el abrigo. A dónde vamos hace frío y puedes enfermar, también necesito que me dejes actuar a mi, pero sin verte como una cómplice, ¿ Me entiendes?
— Debo estar desesperada o loca, pero te daré un voto de confianza.
— Bueno eso es algo. — le acomodó el abrigo y los cabellos detrás de las orejas y pudo verla de cercas. — una vez conocí a una mujer que tenía los ojos como tú. —. Dijo y comenzó el auto a andar por el camino pedregoso.
— Calvera...— ella respondió sin saber por qué.
El rubio sonrió de medio lado pensando en la mujer de cabellos azabache.
— Dime el nombre del Dios al cuál sirves—
— Hades—. Su semblante se endureció al instante.
En lo profundo del bosque... Mansión de Hades.
Tres golpes más en el abdomen del sanador fueron dirigidos sin mediar palabra.
Hades se encontraba sentado frente a él y el médico había sido golpeado constantemente por dos tipos diferentes a los que le habrían llevado.
Suficiente grifo, el sanador no ha sido lo suficientemente honesto, pero le daré una oportunidad para que lo sea.
El hombre de cabellos blancos y ojos ámbar se hizo a un lado y descansó los puños.
— Te di la opción de salvar a Saga y lo hiciste. Te libraste de Ares, lo aplaudo, pero le sanaste de ese padecimiento gracias a Asclepio. —
— Sólo hice lo correcto...— el sanador tenía la cara golpeada y un hilo de sangre salia de la comisura de sus labios.
— Tu hija está viva, ¿ También con ella hiciste lo correcto? O ¿ Fue un capricho?—. Un aura negra llena de furia invadió el ambiente.
El hombre que golpeó a Odysseus sonrió cínicamente. Parecía feliz por ser tan sádico.
— Salvé la vida de un inocente. No hay nada malo en ello.
— Ella debía morir y tú lo impediste. La arrancaste de mis manos, cortaste su destino.
— Solo salvé una vida inocente. —
Hades se levantó furioso, el médico ya le estaba colmando la paciencia, con su insolencia. Pues el no dejaba de repetir una y otra vez lo mismo. Así que en un movimiento de cabeza el de cabellos blancos golpeó en la mandíbula haciendo que el sanador quedará de rodillas. Hades se acercó. Eso lo hacía sentir alivio y¿ por qué no?, Satisfacción.
Justo después de aquella escena, Radamanthys apareció llevando a rastas a una mujer ante la presencia del Rey del inframundo. Lo que tomó por sorpresa a todos.
— Vaya, creí que habías huido, después de todo no te vi muy convencido de obedecerme. Wiverm.—
El rubio miro con desprecio al hombre de cabellos blancos que parecía un psicópata, tenía la ligera impresión que su señor lo llamaría a el.
— No mi señor. Por lo que veo no soy digno de confianza.
— Por supuesto que no Radamanthys, solo que es bueno ocupar a mis más leales jueces. Pero no te veo feliz por tener aquí con nosotros a Minos Pero bueno eso no importa. ¿ Quién es la mujer?
Radamanthys le quitó la venda de los ojos a Shaina y está observó a su padre sobre el suelo.
—¡ Papá!, — el grito hizo que Odysseus mirara en dirección de ella.
—¿ Que haces aquí?, ¿ Por qué la trajiste? Ella no tiene nada que ver.¡ Déjala ir!
— Lo siento sanador, pero ella será un problema para mí señor, tu muerte despertará el interés de muchos y ella no se quedará tranquila, así que debemos asegurarnos que nadie intervenga. ¿ No es así señor?—
Hades miró con beneplácito al rubio. Tal vez el inglés trataba de redimirse o eso pensaba el pelinegro.
— Eso es perfecto Radamanthys, esa mujer debe morir y ya que su padre creyó divertido salvarle la vida, ahora tendrá la oportunidad de irse con ella. —. Regresó con paso calmo hasta una mesa de centro y de el baúl pequeño sacó la daga dorada.
Odysseus estaba tan maltrecho que apenas y podía mantenerse en pie, no podía enfrentarlos y sacar a su hija de ahí. Estaba perdiendo la conciencia y todo era una pesadilla para el.
— Muy bien... Mátala. —
Tras la orden, Radamanthys camino con ella y la sujetó fuertemente por el brazo y los cabellos haciéndola mirar a Hades.
— Será más placentero si usted mismo lo hace ante los ojos de su padre. —
En un movimiento casi rápido el juez le quitó el abrigo a la mujer y la acercó para tomarla por debajo de los senos. La remera de la ojiverde remarcaba el vientre perfectamente de ella. Lo cual atrajo las miradas de los hombres. En especial la sonrisa cínica de Hades.
— ¿ Qué estás tramando Radamanthys?, ¿ Crees que no soy capaz de matarla dada su condición? Eres un ingenuo, te creo frío y despiadado pero solo eres un infeliz humano que sin duda no entiende lo que debe hacer.
Sin más el hombre de cabellos negros se apresuró hacia Odysseus y hundió la daga en un costado cuando Minos lo levantó.
Nadie esperaba la reacción del Rey del inframundo. Odysseus solo emitió un gemido ahogado ante la mirada aterrada de su hija.
— ¡ Papá!—
Radamanthys la detuvo fuertemente, pero ella hundió sus uñas afiladas el los brazos de el haciendo que la soltara en el acto. Justo cuando Hades sacó la daga y Odysseus se desplomó ella corrió para levantar a su padre o intentar cubrir la herida que comenzaba a sangrar inmediatamente.
Hades se hizo a un lado y le ordenó a Minos.
— Mátala y desastre de ella.
El hombre que se había mantenido sonriente sacó de su cintura un arma y apuntó directo a ella. El disparo se escuchó. Pero no fue a ella quien la bala hirió.
En una fracción de segundos todo pasó. Radamanthys había cubierto con su propio cuerpo a la chica y la bala le había dado en la espalda. Hades abrió tanto los ojos que no podía creer lo que veía. Radamanthys había protegido a la hija del sanador. Acaso esto era un acto de valentía y nobleza. ¿ Por qué lo había hecho?
— ¡ Imbécil!. ¿ Por qué lo hiciste?—
Shaina dejó a su padre por un instante y abrazó al rubio para que esté no cayera sobre ellos, estaba tan sorprendida, el nunca le dijo que todo eso pasaría, de hecho tenía en mente otra cosa, pero ahora estaba ahí herido en su lugar.
— ¡ Radamanthys, ¿ Qué haz hecho?!
— Ni mujeres, ni niños... Yo no soy un asesino de inocentes...—
Hades retrocedió unos pasos, algo en el o más bien la accion de su fiel sirviente le había dado una lección. Observó la daga en su mano. La cual llevaba la sangre de Odysseus y después el charco de sangre en el cual su juez, la chica y Odysseus se vertian.
Recordó la imagen de Amelia en el mismo charco de sangre, la hemorragia que de ella emitía incontroladamente, resultado de la complicación del embarazo. La palidez de ella y cómo la vida se iba poco a poco y que el nada pudo hacer.
No asesino inocentes... Habían sido las palabras de Radamanthys.
Continuará...
Gracias por esperar, por leer y tomarse un tiempo para comentar. Estamos alistando el final chic s.
Las cosas pueden cambiar de un momento a otro y Hades tal vez no sea el desalmado que parece. Pero eso será en el próximo capitulo por hoy es todo. Cuídense mucho.
