Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!


Capítulo 15

Pruebas para el equipo. Segunda parte. Estoy nervioso. Ansioso. Completamente adolorido después de ayer.

Al menos dormí.

Las pruebas comienzan al mediodía, pero llego tan temprano que ni siquiera Jasper se encontraba en el gimnasio cuando llegué allí. Afortunadamente, encuentro un balón abandonado y hago suficientes lanzamientos al aro para entrar en calor y sudar hasta que Jasper llega.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —Sonríe y sacude la cabeza cuando me ve.

—¿Pensaba que podría ayudar a preparar todo?

—No es necesario. —Se acerca y deja caer su bolso en las gradas antes de sacar sus llaves para abrir el armario del fondo—. Pero gracias.

—También quiero disculparme por ayer. —Lo sigo mientras toma las sillas para él y la entrenadora.

—¿Qué hay con eso? —pregunta sin mirarme, colocando las sillas frente a las gradas y volviendo a entrar en busca de las colchonetas.

—Estaba distraído. Estaba cansado y... desconcentrado —digo mientras lo sigo—. Bella se lastimó, y fue mi culpa. Prometo que estoy cien por ciento aquí y listo para hoy.

—¿No dijiste que tendrías el día libre así podías descansar y concentrarte en las pruebas?

—Sí tuve libre ayer. Y hoy también.

—Entonces, ¿qué pasó? —Se detiene frente a la puerta del armario, volteando para mirarme con una ceja arqueada—. ¿Por qué estabas tan cansado?

Me percato de mi error demasiado tarde; me he arrinconado. Jalo de mi nuca e intento pensar en una manera de zafar.

—Necesitas dormir, Edward. —Suspira, mientras se estira hacia las colchonetas que están apiladas contra la pared.

—Lo sé. —Le ayudo a desenrollar las colchonetas en la cancha de básquetbol—. Dormí anoche. Lo prometo. —Sí dormí, casi diez horas. Una vez que regresé a los dormitorios anoche, comí mi peso en fideos ramen y luego me quedé dormido.

—Si crees que estás ocupado ahora, solo espera a que comience el semestre. —Se detiene y marcha hacia la otra pila de colchonetas, desenrollándolas—. El descanso debería ser una de tus prioridades.

—Lo es.

—Nada de distracciones.

—Por supuesto. —Sacudo las manos mientras terminamos y los dos nos enderezamos.

—Estoy alentando por ti. —Hay una sonrisa amigable en su rostro mientras se para frente a mí, pero su mirada me dice que hay algo más de lo que quiere hablar.

—Gracias —digo, un poco nervioso bajo su intensa mirada.

—Bella parecía estar un poco distraída también —comienza—. ¿Pasó algo entre ustedes dos?

Mierda...

—Solo un malentendido... —digo, esperando ser lo más vago posible—. Todo está bien ahora.

Al menos, eso jodidamente espero.

—No podemos darnos el lujo de perder la concentración. Se mezclan los sentimientos. Las personas salen lastimadas. Y luego perdemos nuestra oportunidad de ganar un campeonato.

—No dejaremos que eso pase.

—Es la razón por la que tenemos una política en contra de la fraternización.

—La cual solo parece aplicarse a Bella por alguna razón... —suelto e inmediatamente me arrepiento cuando veo la expresión sorprendida en su rostro.

—¿A qué te refieres? —Su tono cambia de reprendida a estar a la defensiva, como si hubiera sido pillado.

Lo pienso rápidamente. Bien podría contarle lo que ha estado dando vueltas en mi cabeza una y otra vez. Como salir con las personas del equipo no parece ser realmente un problema a menos que involucre a Bella.

—Otras personas están enrollándose, y nadie parece inmutarse. —Mantengo mi tono tan casual como puedo.

—Entonces, ¿tú y Bella están enrollados? —Se cruza de brazos, mirándome.

—No, pero ese no es mi punto. —Aún.

—¿Ella está saliendo con ese jugador de fútbol? —indaga, arqueando una ceja, pero soy yo el que lo mira con sorpresa ahora. ¿Por qué mencionaría a Tyler?

—¿Qué? —Las alarmas se activan en mi cabeza. Esto no está bien. No es normal. Jasper, y tengo que asumir que también la entrenadora Hale, están demasiado involucrados en los asuntos personales de Bella.

—Olvídalo... —gruñe Jasper, alejándose de mí, pero lo sigo.

—¿Por qué están todos tan involucrados en las relaciones de Bella? —pregunto y él voltea para mirarme.

—Ya te lo dije. Tuvimos que luchar para traerla aquí. Sus padres... —Las palabras mueren en su garganta mientras mira por encima de mi hombro y escuchamos el repiqueteo de las botas de la entrenadora Hale, en la entrada.

—¿Sus padres qué? —susurro con un tono directo y mi mirada fija en él, mientras mi furia se despierta.

—Olvida que dije algo —advierte, su tono cortante—. Prepárate para las pruebas.

La entrenadora Hale pasa caminando por mi lado y sonríe. Le devuelvo el gesto, pero me encuentro tenso, sintiéndome alterado por ello. Sé que los padres de Bella son controladores, incluso sobreprotectores, por lo poco que ella me ha contado de ellos. Cómo la educaron en casa así ella podía concentrarse en la animación y cómo manejan su marca, y prácticamente su vida. Pero que ellos intenten controlar lo que hace —con quién sale— mientras se encuentra en la universidad, parece ser un poco demasiado.

O quizás yo soy el que se siente sobreprotector con ella. Quizás ellos simplemente le han pedido a la entrenadora Hale y a Jasper que la cuiden. Es su primera vez estando sola, y ellos están lejos. Ella es joven. Inocente. Buena. Demasiado confiada. Quizás solo no quieren que alguien se aproveche de ella.

Suspiro, caminando de un lado a otro con mis manos en mis caderas, tratando de calmarme mientras mi compañeros de equipo comienzan a llegar. Cuando Bella atraviesa las puertas, inhalo profundamente, aliviado de que ella esté aquí. Cuando ella camina directamente hacia mí con una sonrisa en el rostro, todo se siente bien en el mundo.

—¿Listo? —Se para frente a mí, acomodando su coleta alta en su cabeza.

—Listo. —Logro permanecer quieto, a pesar que todo mi cuerpo está vibrando—. ¿Cómo está tu tobillo?

—Se siente bien. —Asiente de manera reconfortante, su sonrisa en su lugar mientras levanta las manos frente a ella, entre nosotros dos—. ¿Dormiste?

—Así es. —Enlazo mis dedos con los suyos, así como lo hicimos anoche. Cuando ella cierra los ojos, la copio.

—No pienses —dice—. Solo siente.

Inhalo profundamente mientras ella intensifica el agarre de sus dedos alrededor de los míos. Siento todo y nada al mismo tiempo. Como si no hubiera nadie más a nuestro alrededor. Como si no estuviéramos en las pruebas del equipo. Como si solo estuviéramos ella y yo. La misma energía emana de ella y hacia mí, calmándome y entusiasmándome. Fuego y hielo, todo mezclado en uno.

Ella suelta mis manos con una exhalación, y cuando abro los ojos, me está sonriendo, sus ojos brillantes, llenos de confianza, y tan jodidamente hermosos.

—Podemos con esto —dice, antes de darse la vuelta, su coleta meciéndose de un lado a otro bajo mi mentón. Manteca de karité por todas partes.

Las palabras de la entrenadora me sacan de mi trance, pidiéndonos que entremos en calor rápidamente antes de comenzar. Bella elonga delante de mí, pero no la miro—no puedo. Me concentro en mí mismo. Elongo. Respiro. Hago lo que Bella dijo. No pienso.

Cuando la entrenadora pide que Bella y yo vayamos primeros, estoy listo.

—Elevación con giro doble, directo a Cupie. —Las palabras de la entrenadora hacen eco en el silencioso gimnasio.

Me agacho detrás de Bella y espero su señal, el golpecito de sus dedos en mi muñeca, antes de que nos agachemos en sincronía. Bella gira, flota y aterriza sobre mi brazo extendido. Ella jodidamente vuela. Perfecto. Limpio. Mi hombro está un poco dolorido, pero la mantengo arriba, logrando tener una cara seria. Incluso sonrío, a la entrenadora, y entonces paso a Bella a mi brazo izquierdo, solo para alardear, antes de bajarla.

—Mortal libre atrás con un brazo —dice la entrenadora entonces, divertida, sin darme tiempo para recuperar el aliento.

Mi mano se estira en las caderas de Bella, y ella gira hacia atrás mientras yo la empujo hacia arriba, y aterriza en mi palma. Sólido. Ni siquiera necesito dar un paso para encontrar el equilibrio. Es la mortal libre con un brazo más prolijo que he hecho desde que comencé a hacer elevaciones. Estoy jodidamente entusiasmado. Le pido a Bella que dé un giro en mi mano, solo porque sí, y ella lo ejecuta.

Emmett está alentando tan molestamente alto cuando dejo a Bella en el suelo, pero ni siquiera me importa.

—Extensión mano a mano, directo a Liberty. —La entrenadora se inclina hacia adelante en su silla, observándonos fijamente.

Respiro profundo y me agacho detrás de Bella, sosteniendo sus manos, y la impulso para que quede parada de manos sobre mis palmas. Mis brazos ni siquiera tiemblan mientras la sostengo. Es impecable, natural. Bella me está sonriendo. Ella chilla cuando se para, aterrizando en mis manos, y mis dedos aferran su pie derecho mientras levanta su izquierdo en la posición de Liberty.

Suelto el aliento con un jadeo aliviado, y no puedo contener mi sonrisa cuando la dejo en el suelo.

Eso es todo. Es el fin de las pruebas de elevaciones en pareja. Y ejecutamos con éxito las tres al primer intento.

—Diablos, sí —susurro mientras los brazos de Bella rodean mi cuello. Cierro los ojos y la abrazo, sus piernas rodeando mi cintura.

—¡Lo lograste! ¡Lograste! —dice una y otra vez.

La bajo y llevo los mechones de cabello que se escaparon de su coleta por detrás de sus orejas, mis manos cosquilleando. La observo, sus ojos, el sonrojo en sus mejillas, la sonrisa gigante en su rostro. Mis dedos rondan en sus mejillas mientras respiro profundo para tranquilizarme, deseando poder besarla.

La entrenadora carraspea, sacándome de mi cabeza, y levanto la mirada hacia ella, sobresaltado. Ella chasquea los dedos y nos indica que salgamos del tatami, pero claramente está conteniendo una sonrisa. Jasper, detrás de ella, está sacudiendo la cabeza en nuestra dirección, con los brazos cruzados—una sonrisa en su rostro.

Mi mano cae del rostro de Bella para cernirse sobre su costado, luchando con el instinto que me consume para que la sostenga —que enlace sus dedos con los míos— hasta que nos retiramos del tatami con incomodidad.

—¡Santo cielo, bebé! —Emmett está sonriendo alegremente mientras nos acercamos a él. Ni bien me encuentro a su alcance, lleva una mirada a mi hombro, sacudiéndome hacia atrás y adelante—. Eso fue jodidamente limpio.

Mi mirada está en Bella mientras estrecho mi mano con Emmett, y ella se ríe de lo ridículo que es nuestro apretón de manos.

—Gracias —le susurro a ella.

—Eso fue todo tú —dice, sonriendo, su mirada en mí también mientras toma nuestras aguas de nuestros bolsos y me tiende la mía.

Simplemente resoplo e intento recuperar el aliento porque siento que no puedo respirar—todo lo que quiero es tener mis labios sobre los de ella.

Perdido en sus ojos, bebo un trago largo de mi botella de agua mientras Emmett se acerca para susurrar entre nosotros.

—Ustedes dos urgentemente necesitan follar.

No son sus palabras las que hacen que todos nos miren, incluida la entrenadora; soy yo, y el graznido que sale de mi garganta mientras me ahogo con mi agua.

—Oh, bebé... eres tan predecible. —Emmett se carcajea mientras yo toso.

Bella rápidamente viene a mi rescate, pellizcando a Emmett en su brazo y apartándolo del camino mientras yo intento no morir. Se para a mi lado, dándome palmadas en la espalda mientras yo apoyo las manos en mis rodillas, concentrado en respirar por la nariz.

—¿Estás bien? —pregunta suavemente, mientras la entrenadora llama la atención de todos y las pruebas continúan. Asiento con la cabeza hacia Bella, incapaz de hablar aún, mientras pienso en las maneras en que lastimaré a Emmett cuando esto acabe.

Todos observamos mientras el resto de nuestros compañeros tienen su segunda oportunidad para las elevaciones en parejas. Aunque aún tenemos las pruebas de gimnasia, me siento bien, seguro, merecedor de un lugar en el Equipo A. Calificaré. Creo. Lo sé.

Con Bella de pie a mi lado, con nuestros dedos casi tocándose, con todo mi cuerpo vibrando con energía, siento nuestra conexión volverse más fuerte. Me siento invencible. No hay obstáculos que no podamos superar. No hay desafíos que no podamos atravesar.

La regla de "mantente lejos de los compañeros de equipo" ya no parece ser una regla de equipo, y solo es sobre Bella y sus padres. Estoy seguro que estará bien. Soy bueno con los padres. Me los ganaré.

Debo estar volando con adrenalina porque de alguna manera encuentro el valor para alcanzar sus dedos, envolver su mano con la mía. Ella no se aparta. Ni siquiera se inmuta. En cambio, enlaza sus dedos con los míos.

Se siente como estar en casa.