Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!
Capítulo 18
—¿Cuál es tu ave favorita? —Bella está garabateando en su libreta, sentada contra la pared, mientras yo observo el techo de su cuarto, tratando de no quedarme dormido. Estamos en su cama, donde hemos estado por la última media hora más o menos, esperando la lluvia antes de dirigirnos al entrenamiento.
Es mayormente lo que hacemos, tratar de mantenernos fuera del radar de todos. Vamos a clases. Entrenamos. Mantenemos las cosas profesionales. Entonces, nos escondemos en su cuarto o en el mío.
—No lo sé, ¿un avestruz? —Mis palabras la hacen reír mientras mis dedos rozan suavemente sus piernas desnudas.
—¿Quién dice eso? —Se carcajea, bajando su libreta y frunciendo el ceño.
—Supongo que no tengo un ave favorita. —Me encojo de hombros. Iba a decir un cisne, pero pensé que sería un poco cursi. Miro las diferentes pinturas a la acuarela de aves en su pared, sacudiendo la cabeza.
—Las aves pueden ser muy agresivas —digo, mayormente bromeando, y ella golpea mi brazo con su libreta—. Claramente jamás te has topado con un ganso de Canadá en una acera. Ese es un maldito hijo de puta.
Ella se deja caer boca arriba a mi lado con una risita.
—Vamos, tienes que admitir que las aves son bastante increíbles. Ellas vuelan.
—Regurgitan en la boca de sus hijos. —Volteo a mirarla, y ella está riéndose por completo ahora.
—Ellas forman parejas para siempre —dice después de calmarse, levantando la cabeza y mirándome, su codo hundiéndose en su edredón.
La miro a los ojos por un momento demasiado largo. Un poco de su cabello se ha zafado de su coleta, y llevo las mechas por detrás de su oreja, deslizando mi pulgar por su mejilla.
—Entonces... ¿monogamia? ¿Eso es lo que te gusta de las aves? —Mis labios se estiran en una sonrisa mientras jalo su rostro hacia el mío.
—No es eso... —Me empuja con una risita—. Simplemente son tan... libres. —Deja caer su cabeza sobre el colchón con un suspiro y mira el techo mientras yo la miro a ella.
Mientras más conozco a Bella, más noto este anhelo por la libertad. Libertad de responsabilidades, supongo; de la presión; de las expectativas. El comienzo del semestre ha sido duro para los dos, con tanto con que lidiar más nuestros compromisos deportivos. Creo que ha sido especialmente más duro para Bella adaptarse a la vida de estudiante mientras hace malabares con muchas otras cosas.
El martes pasado, ella tuvo un equipo técnico esperándola para grabar un comercial para su línea de ropa. Ella solo tenía tiempo después del entrenamiento, así que estuvieron grabando hasta casi las dos de la mañana. Me quedé con ella en apoyo, pero me quedé dormido en su cama mientras ella estudiaba para un examen que tenía la mañana siguiente.
Aunque ella lo hace con dignidad, y aunque nunca se queja, yo me preocupo. Me preocupo mucho.
—¿Tienes una sesión con Sammy después del entrenamiento? —pregunta Bella, cambiando de tema y volteando hacia mí.
—Sí, eso creo. —La sobrina de la entrenadora Hale, Sammy, apodo de Samantha, ha estado teniendo clases privadas conmigo tres veces por semana. Ella es increíble, tan talentosa y determinada para tener seis años.
De hecho, mis clases privadas con ella han sido una bocanada de aire fresco, y termino cada clase con una sonrisa en mi rostro. Definitivamente es mucho más divertido que mi trabajo en Subway. También paga mejor, así que ahora he reducido mis horas y solo trabajo durante los fines de semana, lo cual me ayuda con mis tareas.
—De acuerdo, genial. También puedo quedarme. —Ella se sienta en la cama y busca su cámara—. Descubrí la nueva configuración para cámara lenta. Creo que luciría increíble. Puedo grabar varios videos hoy y editarlos durante la semana, así tendrás para publicar.
—No tienes que hacer eso, Swan; está bien.
—Quiero hacerlo. —Me sonríe cariñosamente antes de llevar su atención de vuelta a la cámara—. Tu último reel está cerca del millón de visualizaciones, así que necesitas aprovechar el momento.
—Sabes que no me importa en realidad esas cosas... —Mis seguidores de Instagram han estado incrementando constantemente desde que Bella me etiquetó en el vídeo de los dos en el mirador del sendero de nuestra primera cita semanas atrás. Era una simple secuencia de elevaciones, pero el fondo lucía increíble. Llegó al millón de visualizaciones en un par de días.
Luego ella grabó a Sammy y a mí en nuestra primera y segunda clase de elevaciones y editó el video mostrando el progreso de Sammy. No creía que fuera a obtener mucha atención, pero lo publiqué en mi cuenta de todos modos. Bella lo compartió en su perfil y fue todo un éxito. Desde entonces, he estado publicando vídeos de mis sesiones con Sammy, así como con Bella, y al parecer le gusta a las personas. Ahora tengo poco más de cinco mil seguidores, y siguen aumentando todos los días.
Ciertamente, me asusta un poco tener material de Bella y yo juntos allí. Me pregunto si sus padres, o la entrenadora y Jasper, comenzarán a hacer preguntas, pero Bella dice que está bien. Ella deja afuera todas las celebraciones íntimas que toman lugar después de las elevaciones. Las personas aún comentan sobre nuestra química y la manera en que la miro, pero en gran parte, no creo que alguien sospeche o le importe en realidad.
—Pero te debería importar. —Bella me mira—. Podría dar paso a más clases privadas.
Bella y yo hemos hablado de esto varias veces. Ella cree que podría ganar plata con las redes sociales, pero siempre le digo que eso es algo suyo, no mío. Aparentemente, una vez que pasas cierta cantidad de seguidores y visualizaciones en Instagram, pueden comenzar a pagarte por tus reels. Simplemente suena como mucho trabajo y tiempo que no tengo.
Pero dar clases, guiar, eso es algo que definitivamente quiero hacer más.
Después de comenzar a trabajar con Sammy, realmente siento que he encontrado mi vocación—mi por qué. Mi prioridad ahora mismo es, y continuará siendo, competir, pero sé que solo podré hacerlo por unos años más como estudiante universitario, y solo mientras mi cuerpo lo permita, lo cual sé que no será por mucho tiempo... no en este nivel. Jamás he estado tan en forma como lo estoy ahora mismo, y aún sigo adolorido y cansado todo el tiempo.
Enseñar, por el otro lado—podría enseñar por un largo tiempo. Entrenar niños, verlos ganar habilidades con mi ayuda. Me encanta. Por ahora, quiero agregar más niños a parte de Sammy, y quizás entonces algún día tener mi propio gimnasio.
Pero Bella tiene razón—las redes sociales ayudarían a dar a conocer mi nombre. Varias mamás me han pedido información por las clases privadas y otras cosas. Mis mensajes privados se han vuelto un lugar aterrador en el que no entro a menudo.
—Además, me encanta verte entrenar con ella. —Bella inclina la pantalla en mi dirección y hace zoom en la sonrisa sin dientes de Sammy, sus cuatro dientes de bebé, arriba y abajo, caídos—. Ella es adorable.
Sammy es increíble. Es graciosa, inteligente y pícara, pero decidida cuando necesita serlo. Y ella tiene más impulso que la mayoría de las personas mucho más grandes que ella. También proviene de un entorno retorcido —la entrenadora Hale no ha compartido todos los detalles, pero es evidente que Sammy huyó de una situación de mierda con sus padres— así que hemos establecido un vínculo al instante por los padres ausentes.
—Puedo ubicar la cámara y grabar un poco. —Mis ojos voltean hacia Bella mientras ella mira la pantalla—. ¿No dijiste que tienes un examen el lunes?
—Así es... —Estira la palabra con un suspiro, extendiéndose sobre mí para dejar su cámara en su mesa de noche—. Pero está bien.
—Swan... —Tomo su brazo y los rodeo con mis dedos.
—Cullen... —Imita mi tono, con sorna, moviéndose para sentarse sobre mi regazo—. Eres adorable cuando estás preocupado. —Se acuesta sobre mi pecho, su barbilla descansando sobre sus manos unidas.
Exhalo un poco temblorosamente, sabiendo que me puede sentir debajo de ella, entre sus piernas. Mi cuerpo reacciona al suyo de inmediato, como siempre vergonzosamente lo hace, y se presiona sobre mí antes de estirarse para besarme.
Nuestro beso comienza lento, hasta que se vuelve desesperado. Mis manos vagan por su cuerpo, donde sea que me he permitido tocarla, donde sea que ella me permite, hasta que ella se detiene.
—Sé lo que quiero para mi cumpleaños —dice con un jadeo, levantando la cabeza para mirarme.
—Swan... —Gruño, sujetando sus caderas y levantando y separándola un poco de mí.
No hemos progresado más que caricias y restriegues con ropa. No creo que ella esté lista, y para ser justos, tampoco lo estoy yo. Sigo metiéndome en mi cabeza: por su edad, por el lugar correcto, por el momento indicado. Por que sea perfecto.
Simplemente no lo hemos hecho. Solo han pasado tres semanas.
—Eso no. —Se ríe, sentándose sobre mis muslos.
—Okey... —Exhalo con alivio, cerrando los ojos y llevando mis manos por detrás de mi cuello mientras me recuesto en la cama. Respiro varias veces e intento calmarme, pero cuando abro los ojos, la mirada no-tan-sutil de Bella en mis brazos, un sonrojo intenso se esparce por sus mejillas antes de bajar la mirada.
—Entonces, ¿qué quieres hacer por tu cumpleaños? —pregunto casualmente, tratando de distraernos.
Se acerca su cumpleaños el lunes y luego, el viernes, se cumplirá un mes desde que nos besamos, un mes desde nuestra primera cita. Quiero hacer que la semana sea especial. Le he comprado un regalo. He trabajado horas extra así puedo costear llevarla a donde sea que quiera ir.
—Quiero hacerme un tatuaje —dice suavemente, mirándome con timidez.
—Oh...
—Algo pequeño. Aquí. —Levanta su brazo, señalando justo debajo del interior de su codo—. Temo que en otro lugar duela e interfiera mucho con las elevaciones. Quizás si vamos el viernes, ¿sanará rápidamente y no tendré que perderme de la práctica?
—También podrías faltar a la práctica.
—¿Cuándo has faltado tú a la práctica?
—Bueno, yo la necesito. Tú, por el otro lado...
Ella le resta importancia, negando con la cabeza.
—Lo que realmente quiero es tatuarme esas aves. —Señala la pared y sus pinturas a la acuarela en estas—. Justo aquí. —Levanta el costado izquierdo de su camiseta, exponiendo su sostén deportivo y señalando a la zona por encima de su caja torácica al costado de su pecho—. Pero creo que eso dolería demasiado al bajar de las elevaciones, y me mantendría lejos de las prácticas por un tiempo.
Trago fuerte, mi mirada fija en su piel pura y clara. Eso luciría tan jodidamente bien.
—Entonces, ¿estás de acuerdo? —pregunta, bajando su camiseta con una risita rápida mientras me doy cuenta que he estado mirando el costado de su pecho.
—Es tu cuerpo, Bella. —Exhalo, distrayéndome con las grietas de los mosaicos en el techo de su cuarto. Estoy muy seguro que la que se encuentra en la esquina no está apropiadamente alineada.
—Pero, ¿crees que se vería genial? —Choca su rodilla contra mi muslo y sonríe cuando vuelvo a mirarla.
—Se vería increíble.
—Entonces, ¿vendrás conmigo el viernes?
—Por supuesto.
—Okey. —Parece satisfecha con mi respuesta y se mueve hacia el lugar a mi lado en la cama. La rodeo con un brazo, acercándola más—. ¿Cuándo te hiciste la manga?
—Durante el verano después de la secundaria.
—¿Dolió? —Traza sus dedos sobre las líneas en mi piel.
—Un poco. —Muchísimo.
—¿Crees que te harás más?
—Probablemente. —Cuando pueda pagarlos—. Este es uno de los diseños de mi mamá. —Señalo a las montañas que se extienden en mi bicep—. Hay otros suyos que quiero hacerme en el pecho, o en mi hombro derecho, quizás.
—Oh, ¿tu mamá es una artista? —Bella sonríe, mirándome. Supongo que no he compartido eso aún sobre mi mamá.
—Ella pinta y dibuja por diversión, supongo... como pasatiempo. Ella es una mesera.
—Oh, genial —dice Bella, mientras observo su reacción. No estoy avergonzado de mi infancia, es lo que es, y estoy jodidamente orgulloso de mi mamá, pero sé que probablemente no somos el tipo de persona a las que está acostumbrada Bella o sus padres. Bella no parece inmutada, sus dedos siguen trazando en mi antebrazo—. ¿Qué hace tu papá?
Me doy cuenta entonces que nunca hemos tenido esta charla. Jamás le he contado sobre mi padre, o la falta de él.
—No lo sé —contesto suavemente, y ella sonríe, mirándome, probablemente creyendo que estoy bromeando, pero cuando sus ojos se encuentran con los míos, se pone seria, dándose cuenta que lo digo en serio—. Él no está presente. —No elaboro, realmente no quiero que entremos en detalles.
—Lo siento. —Frunce el ceño, su mirada se vuelve triste.
—Está bien... —Entrelazo mis dedos con los suyos, llevando nuestras manos a mi pecho—. Mi mamá fue un mejor papá de lo que él podría haber sido.
—Entonces, ¿solo son tú y tu mamá?
—Prácticamente... —No le cuento sobre mi tío tampoco ya que él es una parte muy inconsistente de mi vida.
—Tu mamá suena como una mujer increíble —dice Bella, descansando su rostro sobre mi pecho.
—Lo es —digo antes que mis labios toquen su frente—. Realmente lo es.
Mi mamá ha tenido sus altibajos, como cualquiera en su situación tendría, pero ella ha sacrificado todo por mí. Ella siempre ha estado allí para mí. Haría lo que fuera por mí. Realmente es la única familia que tengo.
Cierro los ojos y me permito preguntarme por el futuro, nuestro futuro, el de Bella y el mío. A pesar que somos jóvenes y que solo estamos comenzando nuestro tiempo juntos, ella ya se siente como una gran parte de mi vida. Jamás me he sentido así antes. Jamás he querido llevar a una chica a casa para que conozca a mi mamá. Jamás he querido abrirme sobre mi papá. Espero que con el tiempo esté listo para eso. Para que Bella conozca a mi mamá y mi pasado. Para que ella sepa todo sobre mí así como yo quiero saber todo sobre ella.
