Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!


Capítulo 21

BPOV

Un suave gruñido se me escapa cuando abro un ojo ante el ofensivo zumbido proveniente de mi mesa de noche.

Diablos.

Dejo que la llamada de mi mamá vaya al buzón de voz. Es casi el mediodía, y si no me pongo en marcha, llegaré tarde a la práctica.

Me siento en la cama con un pequeño gemido, tocándome la frente mientras bebo agua de mi botella.

Ahora con ambos ojos abiertos, tomo mi teléfono de nuevo.

Hay un mensaje de Edward, justo después de las seis de la mañana. Mi corazón aletea de solo pensar en él.

Ya estoy en el trabajo. ¿Nos vemos en la práctica? ~E

No tengo oportunidad de preocuparme o sentirme mal por hacer que se quedara hasta muy tarde anoche, o incluso responder, porque tengo otro mensaje importante, y es de Rosalie.

Ven a verme antes de la práctica. ~R

—Mierda... —mascullo, saliendo de la cama—. Vicky, despiértate. —Sacudo su hombro bruscamente, y ella simplemente gruñe—. ¿A qué hora regresaste?

Edward y yo volvimos a los dormitorios alrededor de las dos de la mañana, pero Emmett y Vicky no contestaban sus teléfonos. Me quedé dormida antes de que ella regresara.

—¡Viiiicky! —De rodillas en su cama, sigo sacudiéndola hasta que ella gira sobre su espalda y levanta su antifaz para dormir.

—¡Carajo, ¿qué?!

—Tenemos que irnos... —Me río mientras ella se levanta, su melena roja y extravagante tiene un volumen extra.

—¿Qué hora es? —Mira a su alrededor, desorientada, antes de llevar una mano a su frente—. Ay.

—Ya es el mediodía —digo, dándole unas palmadas a sus piernas y bajando de su cama. Le tiendo una botella de agua y me apresuro a dar vueltas por el cuarto, preparando mi bolso—. No tendremos tiempo de ducharnos.

—Agh... —Gime y gruñe mientras bebe agua.

—¿Los atraparon anoche? —Asomo la cabeza fuera del baño, con el cepillo de dientes en mi boca ya—. ¿Sabes lo que pasó?

—Bella, baja los decibelios, por favor. —Aún tiene los ojos cerrados, sentada en la cama y sosteniéndose la cabeza, probablemente arrepintiéndose de todo lo que ingirió anoche.

Hago las cuentas en mi cabeza. Solo una cerveza y un shot de tequila. Y luego varios sorbos de cerveza. No lo suficiente para emborracharme, una resaca no tan mala.

Pero más importante, quizás doscientas, trescientas calorías como mucho.

—Rose me quiere ver antes de la práctica —le digo a Vicky—. Y tengo un mal presentimiento por lo de anoche.

—¡Espera! —Gira hacia mí, sobresaltada, abriendo un ojo—. ¿Tú y Cullen lo hicieron?

—No. —Pero casi, creo. Mi corazón se salta un latido.

—¿No? —Se frota los ojos, moviéndose en la cama hasta que sus pies están en el suelo.

—Solo... —Me enjuago la boca y me lavo el rostro antes de regresar al cuarto.

—¿No encontraron una puerta abierta? —pregunta Vicky desde su cama.

—No, habían puertas abiertas, así como tú lo dijiste, pero... —Miro a mi bolso medio abierto en mi cama, los pocos artículos que metí apresuradamente ya están todos revueltos, así como se siente mi estómago—. Estaba tan nerviosa, y creo que él lo notó, así que nos detuvimos.

—¿Él no te presionó?

—No... —Volteo a mirar a Vicky, sus ojos agrandados—. Para nada.

—Vaya...

Sé que no tengo experiencia, pero los chicos con los que ha estado Vicky antes de Emmett suenan horribles, y me niego a creer que todos los chicos son así. Al menos, sé que Edward no lo es. Me siento en mi cama, con un suspiro, para ponerme las medias mientras Vicky me observa.

—También fue muy dulce al respecto... —Puedo sentir mis mejillas arder mientras mi cerebro reproduce los eventos de anoche—. Sí pude quitarle la camisa y miré de cerca ese lunar bajo su hombro.

—¡Tú y ese lunar! —Vicky se ríe, sacudiendo la cabeza en mi dirección.

Cierro los ojos por un segundo, la imagen de anoche sigue estando fresca en mi cabeza.

—Sus brazos son tan...

—¿Está dotado?

—¡Vicky! —Me río, mirándola.

—Lo está, ¿o no? —Finalmente se baja de la cama, atando su cabello en una coleta desordenada, y acercándose a mí.

Siento mis mejillas y orejas arder mientras asiento suavemente. No es que tenga algún punto de referencia, pero sí... es grande.

—Bueno, será mejor que te montes a eso, y rápido. —Gira y se dirige al baño—. Sabes que hay varias chicas en el equipo muriendo por conseguirlo. Jessica Stanley estando primera en la fila.

Resoplo, volviéndome a parar y terminar mi bolso. Vicky jamás comprendería mi relación con Edward, no con las experiencias que ella ha tenido. Confío en él. Le creí cuando dijo anoche que podemos ir despacio. Que él está de acuerdo con eso.

Va a estar bien.

—Como sea —digo mientras Vicky sale del baño, tratando de volver a mi tema original—. ¿Los atraparon anoche cuando apareció la policía o no? ¿Crees que la entrenadora se enteró?

—Emmett y yo logramos salir —dice finalmente—. Pero Jacob y James fueron amonestados por la policía del campus.

Cuelgo mi bolso en mi hombro, respirando profundo antes de llevar mi mano hacia la puerta.

Oh, estoy va a estar feo.

~F~

Comienza a lloviznar cuando Vicky y yo llegamos al gimnasio. Estudio el grupo rápidamente, buscando a Edward, pero él no ha llegado aún mientras me dirijo hacia la oficina de Rose.

Llamo a la puerta y un suave «Adelante» puede ser escuchado desde adentro. Asomo mi cabeza, con una sonrisa grande para ella. La sonrisa que he perfeccionado.

—¿Querías verme? —Intento mantener mi voz estable mientras mis manos tiemblan ligeramente.

—Bella, entra y cierra la puerta.

Hago lo que pide, tragando fuertemente mientras camino hacia su escritorio. Ella señala la silla frente a este, por lo que me siento.

—¿Estuviste en la fiesta anoche? —Rose se inclina hacia adelante, apoyando los antebrazos en su escritorio mientras me siento. Parece que ella quiere ir directo al grano.

—Eh... —Intento ganar tiempo, tratar de pensar en algo, tratar de encontrar una manera de zafarme de esto.

—No me mientas, Bella.

—Entrenadora...

—Tampoco me llames así. —Su tono es muy serio, enfría mi alma.

Rose siempre ha sido una especie de hermana mayor para mí, o una tía joven. Roy y mi papá Phil han sido amigos desde siempre, ambos involucrados en el negocio de la animación por mucho tiempo. Roy fue mi entrenador durante mis primeros años, así que Rosalie siempre ha estado allí para mí.

Siempre ha sido maternal—protectora conmigo. Siempre hemos tenido una conexión.

Mis ojos estudian los trofeos exhibidos detrás de ella, hasta la foto de ella y Roy—la que sé que tiene dos ecografías de sus ángeles bebés pegadas detrás.

Suspiro, mirándola.

—De acuerdo. Sí, estaba en la fiesta.

—¿Estuviste bebiendo?

Mis ojos se llenan de lágrimas, y odio que lo hagan. Odio decepcionar a Rose.

—¿Estaba Edward contigo? —pregunta antes de que tenga oportunidad de contestar su pregunta anterior.

—¡Edward no tiene nada que ver con eso!

Rosalie suspira, reclinándose en su silla, y se pellizca el puente de la nariz, cerrando los ojos.

—Lo juro, él ni siquiera quería ir, y definitivamente no quería beber. Todo fue mi idea.

—¿Qué se supone que deba decirle a tus padres ahora? —Rose abre los ojos para mirarme fijamente—. Phil se enterará de esto. Así que le cuento sobre la fiesta, o le cuento sobre tú y Cullen.

—¿Qué? No hay nada con... —comienzo, pero ella empuja su teléfono hacia mí sobre el escritorio, una imagen ya abierta en la pantalla. Está un poco borrosa y oscura, y aunque realmente no puedes ver mi rostro, es suficiente para que Rose sepa que somos Edward y yo. Anoche, bailando, sus manos en mi espalda baja y mis brazos alrededor de su cuello.

—Puedes deslizarte hacia la izquierda. Hay más —añade Rose fríamente.

Nosotros besándonos. Nosotros en la cocina. Él lamiendo mi cuello. Nosotros subiendo las escaleras.

Mi estómago da un vuelco. Mi ira se despierta.

No tiene sentido negárselo a Rose.

—¡¿Hiciste que nos tomaran fotos?! —Mis ojos se llenan de lágrimas. No puedo creer que ella me hiciera eso.

—No —dice Rose con tranquilidad, sin una pizca de remordimiento o culpa—. Alguien me envió esas.

—¡¿Quién?!

—No tengo idea. Fue un correo anónimo.

—¿Decía algo?

—Nada.

¡¿Quién haría eso?!

Miro las imágenes de nuevo. Quien sea que tomó las fotos no captó claramente mi rostro, así que me pregunto cuál era la intención. ¿Exponerme? ¿O exponer a Edward? Su rostro está claro en casi todas las fotos.

Por un segundo, me pregunto si fue Jessica. No confío mucho en ella. No me gusta la manera en que me mira, o a Edward, especialmente después de las pruebas del equipo. Pero, ¿por qué haría eso? Ella lo metería en problemas a él también, no solo a mí.

Suspiro, empujando el teléfono de vuelta hacia ella, y observo mis manos. Quien sea que las envió, no importa. Mientras que las fotos no lleguen a mis padres.

—Iba a contártelo. Hoy, de hecho. —Echo un vistazo a Rose y me está observando—. No dejaremos que interfiera con el equipo, lo prometo.

Rose suelta una carcajada sin humor, negando con la cabeza.

—Lo amo, Rose —susurro, apoyándome sobre su escritorio, y Rose gruñe, cubriéndose el rostro.

Ni siquiera tengo vergüenza de admitirlo. Es la verdad. Estoy enamorada de Edward. Jamás he sentido algo siquiera cerca por alguien más antes. Obviamente no es una verdad que estoy preparada para decirle a él aún —él definitivamente se asustaría— pero es una verdad, de todos modos.

—Él me hace tan feliz —continúo mientras Rose sacude la cabeza, bajando la mirada—. Como si no tuviera que ser alguien, ¿sabes? Puedo ser lo que sea y quien quiera ser con él.

—Bella, eres muy joven. —Rose suspira.

—¡¿Y qué?! Sé que pensarás que es amor adolescente o lo que sea, pero es real para mí. Mis sentimientos son verdaderos. Es lo mejor que he sentido en mucho tiempo.

—¿Qué voy a hacer contigo, niña? —Es algo tan normal que Rose dice.

—No permitiré que me distraiga, lo prometo. Hemos estado juntos por un tiempo, y solo nos ha hecho mejores. Más fuertes.

—Eso no es lo que me preocupa, Bella.

—Tengo dieciocho años. —Me reclino en mi silla, cruzándome de brazos de manera desafiante—. Puedo tener un novio.

—Sabes que Phil tiene conexiones. Él ha invertido mucho dinero en nuestro programa. El acuerdo con los uniformes... —Las palabras de Rose quedan colgadas en el aire mientras mira por la ventana, la lluvia ahora golpeando contra el cristal—. Estaba dispuesta a hacer lo que fuera para traerte aquí. Estoy obligada a hacerle saber si creo que estás teniendo problemas... si creo que es demasiado... —Inhala profundamente, girando para mirarme.

—¿Demasiado? Vamos... —Mantengo mis manos tranquilas mientras siento el calor subir por mi cuello—. Me está yendo bien.

—¿Has comido hoy? —Todo su comportamiento cambia, sus ojos muestran compasión.

—No lo hagas —advierto, poniéndome de pie. Echo un vistazo al calendario detrás de su escritorio. No tenemos un pesaje hasta dentro de un par de semanas.

—No contestaste mi pregunta —presiona Rose.

—Sí, sí comí —miento. Ni siquiera tengo hambre.

—Hoy va a ser duro. Habrá consecuencias por lo de anoche.

—Está bien. —Presiono mis dedos sobre su escritorio, mis uñas rasgando el plástico protector que cubre la madera—. Por favor, no le cuentes a mis padres lo de Edward. Quiero contarles en persona.

—Bien —dice, cruzándose de brazos.

—Y no compartas esas fotos con nadie.

—Por supuesto que no lo haré.

Suelto un suspiro con alivio mientras me doy la vuelta y me dirijo hacia la puerta.

Ni bien salgo de la oficina de Rose, lo encuentro, apoyado contra la pared. Su rostro se ilumina cuando me ve y comienza a caminar hacia mí.

—Swan... —Su mano se estira hacia mi rostro mientras respira profundo, sus dedos están fríos, y luce un poco mojado por la lluvia. Me inclino contra su contacto, cerrando los ojos y derritiéndome contra él—. ¿Está todo bien? Vicky dijo que la entrenadora quería verte.

—Todo está bien. —Abro los ojos con un suspiro, mirándolo—. Ella sabe de nosotros.

Sus ojos se agrandan ligeramente, y mira en dirección a la puerta de Rose, tragando fuerte mientras su mano se mueve hacia su nuca como siempre hace cuando está nervioso. Mi estómago se hunde cuando noto lo exhausto que luce.

—¿Estás bien? —Mis dedos buscan su rostro, trazando su mandíbula y trayendo su atención de vuelta a mí.

Sus ojos encuentran los míos, brillantes, verdes y hermosos incluso bajo su cansancio. Él se agacha para darme un beso, pero es solo un beso rápido, antes de tener que separarnos rápidamente con el sonido de la puerta de Rose abriéndose.

Ella bufa, sus ojos mirando entre Edward y yo mientras los tacos de sus botas suenan con sus pasos. Pasa caminando entre nosotros, sin decir una palabra, y entonces Edward y yo la seguimos rápidamente por detrás.

Rosalie nos lleva a todos afuera, bajo la lluvia torrencial de ahora. Corremos alrededor de ella mientras se ubica en el medio, en su impermeable, pero mojándose de todos modos. Edward sostiene mi mano mientras me paro a su lado. Le doy un pequeño apretón en aliento, sabiendo muy bien que está a punto de echarnos una bronca.

—Ni siquiera puedo comenzar a contarles lo decepcionada qué estoy de todos ustedes. —Su puño aterriza en su palma con un golpe mojado—. Ustedes representan la escuela. El equipo. Nuestra familia. Y después de la exhibición de anoche, dudo que comprendan realmente la responsabilidad que conlleva al ser parte de nuestro equipo.

»—No toleraré otra metida de pata como esta. Así que, espero que todos se lo hayan pasado bien. —Pasa junto a Emmett, quien intenta pararse más derecho a pesar que parece que está a punto de vomitar—. No sé cuántos de ustedes estuvieron en esa fiesta, pero fueron suficientes para implicar a todo el equipo con una advertencia de sanción por consumo de alcohol de menores de edad. Lo siento por los que fueron buenos, al menos ustedes estarán bien descansados para la práctica de hoy, pero todos van a caer juntos.

»—Los miembros de último año del equipo... —Camina de un lado a otro dentro del círculo, su mirada posándose en todos nosotros como si estuviera buscando a alguien—. Los hago responsables por lo de anoche. Su antigüedad les permite vivir gratis en esa casa, pero que les quede claro que es un privilegio, uno que puedo arrebatar tan rápido como lo obtuvieron. —Chasquea sus dedos y entonces no tan sutilmente señala a James y a Jacob—. Considérense bajo prueba. —Entonces camina hacia Jasper antes de salir del círculo—. Hoy, van a correr afuera hasta que Jasper crea que han tenido suficiente —dice, levantando la voz—. Entonces, me encontrarán adentro para el entrenamiento en circuito... y entonces tendremos la práctica. —Se va sin mirar atrás y nadie se atreve a decir una palabra.

Echo un vistazo a Edward mientras nos preparamos, pero él parece concentrado en la tarea a mano, quitando el agua de su cabello y respirando profundo.

—¿Podemos con esto? —Le doy otro apretón a su mano antes de soltarla, y él voltea a mirarme.

—Podemos con esto —dice con una sonrisa dulce en el rostro justo cuando Jasper sopla su silbato.