Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!
Capítulo 23
—¿Cómo luzco? —pregunta Emmett mientras caminamos hacia la puerta de la entrenadora Hale.
—Bien —digo, echándole un vistazo a mi teléfono de nuevo. Aún nada de Bella. Ella publicó algo en su Instagram temprano, pero era una publicidad sobre una compañía de suplementos nutricionales. Se sintió frío, de alguna forma, diferente a las cosas normales que ella publica, así que no estoy seguro si alguien lo publicó por ella o si estaba previamente programado. Reviso de nuevo, y ella no ha contestado o interactuado con ninguno de los comentarios de la publicación aún, lo cual ella a menudo hace.
—¿Podrías guardar tu teléfono?
—Solo estoy preocupado por Bella. —Suspiro, guardando mi teléfono en mi bolsillo—. ¿Puedes preguntarle a Vicky de nuevo?
—Bebé, tranquilízate. —Emmett sujeta mis brazos, parándose frente a mí—. ¿Acaso siquiera han pasado veinticuatro horas?
—No. Aún no. —No desde que ella me escribió cuando aterrizó en Florida ayer. Pero ella tampoco le ha contestado a Vicky. No sé si eso me hace sentir mejor o peor. Tuve que insistirle a Emmett toda la mañana para que contactara a Vicky y ver si ella había tenido noticias de Bella—. ¿Y si le pasó algo? —Mi voz es un susurro, los peores casos dando vueltas en mi cabeza.
Emmett me mira a los ojos.
—Vamos. Nada le pasó. Es Acción de Gracias. Ella está en casa. Ocupada con su familia. Te llamará hoy.
Respiro profundamente y saco mi teléfono de nuevo. Reviso los mensajes. Todos vistos. Todos sin responder.
Algo pasó. Estoy seguro. Mi mente reproduce nuevamente casa cosa posible que podría haber ido mal. Si no sé nada de ella hoy, voy a pedir a la entrenadora que llame a sus padres. Llamaré a la policía si debo hacerlo. No lo sé, mierda. Tomaré un vuelo a Florida.
—Oye —dice en un tono más alto, dándome palmadas en mi brazo para llamar mi atención—. No te salgas de control —instruye, señalándome con un dedo—. Solo piensa en los mejores escenarios.
Suelto un gruñido, levantando la mirada al cielo y guardando mi celular de vuelta en mi bolsillo.
—Ella está bien —insiste, dando un paso atrás—. Piensa en otra cosa.
—¿Cómo qué?
—En por ejemplo, ¿cómo luzco esta noche? —Juega nerviosamente con las solapas de su chaqueta deportiva, por lo que decido seguirle la corriente. Quizás una distracción sea buena para mí.
—Luces sofisticado —digo y él frunce el ceño, a pesar que no le digo que creo que está demasiado arreglado.
—¿Sofisticado? ¿Eso es lo opuesto a un chico de fraternidad? —Hace una pausa, bajando la mirada a su chaqueta de nuevo—. Creo que esta chaqueta mola.
—¿La entrenadora Hale te llamo un chico de fraternidad? —Me río mientras doy el primer paso hacia la casa.
—Algo así. Ella dijo que actúo como uno —dice Emmett, poniendo los ojos en blanco, marchando hacia la puerta—. Énfasis en chico.
—Oh... —Miro seriamente su atuendo, haciendo una mueca al ver sus pies desnudos en sus mocasines—. Quiero decir, hubiera sido bueno usar medias.
—¡¿Y lo mencionas ahora?! —Su cejas se alzan en su frente mientras observa sus pies.
Me carcajeo, dándole palmadas en la espalda y subiendo hacia la entrada.
—Realmente dudo que ella vaya a notar, o le vaya a importar, si usas medias o no.
—Ella me mira de cierta forma a veces, ¿sabes?
—Estás demente.
—Ella me dijo que no entrara a su oficina solo, o sin anunciar... —dice con orgullo, como si fuera un gran logro.
—¿La trataste de conquistar o algo? —Él no se atrevería.
—Claro, así ella puede cortar en pedazos mis pelotas y dárselas de comer a Jasper. No, gracias.
—Entonces, ¿qué estás haciendo? —Levanto una mano para llamar a la puerta, pero él me detiene, sus dedos sujetando mi muñeca.
—No lo sé... —Inhala profundamente como si estuviera preparándose, y pasa una mano por su rostro—. No puedo dejar de pensar en ella. No sé qué hacer.
Le echo un vistazo a mi mejor amigo, en este estado inusualmente nervioso. Emmett a menudo está tranquilo, seguro de sí mismo. Jamás lo he visto así. Me siento mal. Que te guste tu entrenadora es lo menos ideal. Así que intento ofrecerle un consejo verdaderamente útil.
—Podrías probar con no decir «mola», para comenzar. Eso podría ayudar.
Él se ríe, divertido. Está de regreso.
—O llamarme «bebé».
—¡¿Qué?! —Me mira con ojos bien abiertos—. ¿Qué tiene de malo «bebé»?
—Es molesto.
—¿No te gusta? —Suena genuinamente sorprendido, casi entristecido, por mi comentario.
—Quiero decir, no me encanta. —Me encojo de hombros—. Te lo he dicho muchas veces. Me he acostumbrado, así que he dejado de quejarme.
—No creí que lo dijeras en serio. —Emmett da un paso hacia mí—. Como cuando dices que no te gusta que deje mis medias en el suelo.
—Odio que dejes las medias en el suelo —digo, y él vuelve a reír.
—Ya no le encuentro sentido a la vida. —Golpea exageradamente sus costados.
Suelto una risita, sacudiendo la cabeza, y choco su hombro con el mío, preguntándome por cuánto tiempo podemos estar frente a la puerta de la entrenadora antes que alguien lo note.
—De acuerdo, puedo dejar de hacer solo una de esas cosas —propone—. Es tu elección. ¿Medias o bebé?
Fácil.
—Las medias, por favor, las medias.
—Entendido, bebé. —Esboza una sonrisa gigante en su rostro antes de llamar a la puerta de la entrenadora, pero su expresión se cae cuando Roy es el que la abre.
—¡Cielo, hay más niños aquí! —Roy anuncia sobre su hombro, abriendo más la puerta e indicando que entremos—. Cullen, ¿cierto? ¿Cómo has estado?
—Todo está bien, señor —digo mientras me quito la chaqueta y se la tiendo a Roy. Veo a la entrenadora venir por el pasillo, su mirada sorprendentemente en Emmett, pero lo que trae una sonrisa a mi rostro es la pequeña perspicaz que está corriendo directamente hacia mí.
—¡Edward! —Sammy choca contra mis piernas.
—Hola, nugget de pollo —digo, apoyando una rodilla en el suelo para devolverle el abrazo—. ¿Qué pasa?
—La tía Rose me hizo vestir esto —dice, bajando la mirada a su vestido azul de fieltro con asco—. Pero pude escoger mis zapatos. ¡Míralos! —Pisa fuerte con sus zapatillas y los talones se encienden de un color verde neón.
—¡Oh, genial! —Le sigo el juego, volviéndome a poner de pie y asintiendo con la cabeza a la entrenadora, que se nos ha acercado—. Deseo que las mías hicieran lo mismo.
Sammy sonríe victoriosamente y sostiene mi mano, jalándome hacia las escaleras. La retengo mientras la entrenadora se para frente a nosotros.
—Comeremos en alrededor de una hora —dice la entrenadora con una media sonrisa mientras Sammy sigue tirando de mi mano—. Espero que tengan hambre.
—Estamos hambrientos —contesta Emmett, llamando la atención de la entrenadora de vuelta hacia él. Ahora que lo ha mencionado, ella sí lo mira de cierta forma, pero rápidamente soy distraído por la niña que incesantemente demanda que me mueva.
—Los demás están abajo —dice la entrenadora, señalando al sótano y dándonos permiso para que procedamos.
Emmett dice que se quedará con los "grandes" para "ayudar con la cena" mientras Sammy se apresura a bajar las escaleras conmigo siguiéndola. Jacob y James ya se encuentran allí, sentados frente al enorme centro de entretenimiento, su atención en el partido de fútbol. Para mi sorpresa, Jessica aparentemente tampoco se fue a casa por Acción de Gracias. Se ubica detrás de Jacob, su mirada se encuentra con la mía cuando entro a la sala.
Estrecho la mano de Jacob y de James y le asiento con la cabeza suavemente a Jessica, acercándome a ella.
—Vaya, sin compañía de Swan. Creía que los dos estaban pegados —lo dice en broma, pero no sé si es su tono, su rostro, pero algo me cae mal.
—Ella se fue a casa —digo, sonriendo levemente solo para ser educado. Con la mención de Bella, mis dedos ansían sacar mi teléfono y revisar de nuevo.
—¿Quieres jugar a Just Dance? —pregunta Sammy cuando me siento en el sofá.
—Ni de casualidad, pequeña.
—¿Quieres ver mi hámster? —Se trepa al brazo del sofá, mirándome—. Su nombre es Papa Frita, pero lo llamamos Papita.
Sonrío, pero antes que pueda contestar, mi teléfono comienza a vibrar dentro de mi bolsillo. Lo saco rápidamente para encontrar un mensaje proveniente de un número desconocido.
Hola, ¿puedes hablar? Soy Bella.
Escribo y envío un «sí» lo más rápido posible mientras me pongo de pie del sofá y encuentro la salida más rápida del sótano. Afortunadamente, hay una puerta que te lleva afuera. Bella está haciendo una videollamada justo cuando llego a los escalones.
Mi vídeo es oscuro, solo las luces de la ventana en la puerta del sótano iluminan mi rostro, pero cuando su vídeo aparece, mi propia pantalla ilumina mi rostro, y allí está ella.
Exhalo en alivio.
—Swan... —digo, y ella sonríe. Aunque sus ojos están tristes, y creo que puedo notar los restos de lágrimas en sus pestañas—. ¿Estás bien?
—Lo estoy ahora —dice, sorbiéndose la nariz.
—¿Qué pasó? —Mi corazón se acelera dentro de mi pecho. Ella está bien. Ella está bien.
—Mis padres están siendo irrazonables.
—¿Por lo nuestro?
—Por todo. Mis pequeñas aves no ayudaron. —Ella levanta su brazo para mostrar su antebrazo, el brazalete de paloma brilla con la luz de su pantalla, y entonces su tatuaje es enfocado.
—Mierda... —Inhalo profundamente. Ni siquiera pensé que el tatuaje sería un problema. Soy un idiota.
—¿Cómo estás? ¿Dónde estás? —Bella estudia la pantalla—. Está muy oscuro.
—Solo afuera de la casa de la entrenadora.
—¿No hace frío?
—No está tan mal... —Le sonrío a su imagen en el teléfono. Ella probablemente tendría frío en este clima de cuatro grados—. ¿Dónde estás?
—Escondida en el baño. —Se ríe con lágrimas aún en sus ojos, y siento como si mi corazón se saltara un latido—. Con el teléfono de mi prima.
—¿Te quitaron el teléfono? —Por supuesto.
—Y mi pórtatil.
—Mierda...
—Lo sé... —Se pasa una mano por la nariz, su mirada jamás abandonando la pantalla—. No puedo esperar a volver.
—Tres días más —digo, sentándome en los escalones con un suspiro.
—Tres días más —repite—. Sé que suena loco, pero ya te extraño.
—Mierda, también te extraño, Swan. Mucho. —Hemos estado separados solo por un día, y ya se siente demasiado.
Ella sonríe de oreja a oreja, secándose las lágrimas mientras yo me paso una mano por el cabello, deseando poder abrazarla.
—¿Vas a estar bien? —pregunto con mi corazón en la garganta.
Ella asiente suavemente, sus ojos aún llorosos.
—Pero puede que no podamos hablar mucho. No sé cuándo tendré mi teléfono de vuelta.
—Está bien... —Le sonrío, escondiendo mi decepción, no queriendo empeorar esto más para ella—. Nada interesante sucede sin ti aquí.
—Eso lo dudo... —Se ríe un poco, efectivamente comprando mi distracción—. ¿Emmett está allí, con Rose?
—Sí... —Suelto una carcajada, siguiéndole la corriente—. Él está arriba, ayudándola con la comida. —Mis comillas en el aire iluminan el rostro de Bella.
—Por supuesto que lo está. —Su risa me llena de esperanza de que ella está bien, o que al menos lo va a estar—. ¿Quién más está allí?
—Jacob y James. Jessica. Sammy también.
—Ja, ¿Jessica no se fue a casa? —Bella frunce el ceño, su rostro se pone serio.
—Supongo que no. —Me encojo de hombros.
—¿Tienes planes con ellos más tarde?
—Nop —digo rápidamente—. Planeo comer grandes cantidades de comida, y luego me iré a dormir.
Ella vuelve a reír, sacudiendo la cabeza, pero entonces sus ojos se mueven hacia algo frente a ella, y parece que alguien está tocando la puerta, pero el sonido está ahogado por su mano cubriendo el micrófono del teléfono.
—Tengo que irme. —Bella frunce el ceño, sus ojos regresando al teléfono con un ligero pánico.
—¿Vas a estar bien? —le pregunto de nuevo, porque no estoy convencido.
—Estaré bien.
—¿Hay algo que pueda hacer?
—Solo no te preocupes, ¿de acuerdo? Regresaré el domingo. Te escribiré ni bien tenga mi teléfono de vuelta.
Eso es en tres días. Odio todo sobre este acuerdo.
—De acuerdo —Es lo que digo, en cambio—. Te veré el domingo, Swan.
—Adiós, Cullen —dice rápidamente, y entonces su imagen se congela ligeramente antes de desaparecer.
Permanezco afuera por un tiempo, pensando de más en la mierda que acaba de pasar, hasta que un escalofrío me distrae, y regreso adentro.
Roy ahora se ha unido a todos en el sótano y está sentado en el sofá, medio dormido. Sammy está distraída con su iPad. Jacob y James continúan mirando el partido mientras que la mirada de Jessica se encuentra sobre mí. Ella da un paso en mi dirección, pero camino hacia el sofá, sentándome junto a Sammy.
Mi mente, mis pensamientos, todo se encuentra con Bella, deseando saber exactamente qué está pasando. Esperando que sus padres solo estén exagerando, que no sea nada más que ellos siendo sobreprotectores con ella. Pero más que nada, espero que los próximos tres días pasen rápido así puedo tenerla de nuevo en mis brazos.
