Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!


Capítulo 24

—¡No puedo creer que me hayas obligado a esto! —Emmett se cruza de brazos a mi lado mientras mis ojos estudian el mar de personas que caminan junto a nosotros.

—Vamos... —Suspiro y poso una mano en su hombro mientras chequeo la hora en mi teléfono—. Yo conduje. Tú dormiste. Incluso pagué la gasolina. ¿Puedes simplemente relajarte? No es gran cosa.

—Va a ser gran cosa para ellas, ya lo verás —advierte, encogiéndose de hombros perezosamente.

—Puedes agradecerme más tarde. —Mi tono es casual, despreocupado, restándole importancia y haciendo todo lo posible para permanecer calmado. Jamás he hecho algo como esto.

La verdad es que estoy ansioso. Estoy sudando. Mi corazón retumba en mi pecho. Solo necesito verla. No puedo esperar.

—Pero esto establece un precedente —continúa Emmett, aún sonando molesto—. Ahora va a esperar que la recoja del aeropuerto todo el tiempo.

No escucho de qué más se queja porque Bella atraviesa las puertas de desembarque, el abrigo colgando de su brazo, una sudadera violeta puesta—la mía, la cual es demasiado grande para ella. Está mirando su teléfono mientras camina, su cabello escondiendo la mitad de su rostro. Cuando mi teléfono vibra en mi bolsillo, ni siquiera lo saco, sé que es ella.

Ella me había escrito desde el aeropuerto después de registrarse, cuando finalmente tuvo su teléfono de regreso.

Me concentro en ella hasta que levanta la mirada y su mirada me encuentra.

Su rostro se ilumina de inmediato, y mi corazón se salta un latido cuando corre hacia mí.

—¡No lo hiciste! —Choca contra mi cuerpo, sus brazos cerrándose alrededor de mi cuello.

La jalo hacia mí mientras envuelve sus piernas alrededor de mi cintura, y solo la inhalo, con una mano en su cabello y la otra sosteniéndola, preguntándome cómo encontraré un plan para evitar que ella vuelva a ir a casa.

Ella se aparta un poco, sosteniendo mi rostro en sus manos. Su sonrisa es preciosa, pero sus ojos lucen cansados.

—¿Viniste a buscarme al aeropuerto?

Sello sus labios con los míos, exhalando en alivio por la nariz. Ella finalmente está aquí, conmigo, en mis brazos.

—¿Estás bien? —pregunto mientras la bajo, tomando la correa de su bolso y llevándola de su hombro al mío.

—Estoy bien. —Sonríe ampliamente y sostiene mi mano, cuando finalmente noto a Emmett y a Vicky desenredarse junto a nosotros—. Solo un poco cansada.

—¿Registraste alguna maleta?

—Nop, eso es todo. —Señala mi hombro mientras comenzamos a caminar por la terminal.

Bella charla sobre su vida sin redes de los últimos tres días mientras caminamos por el estacionamiento. Ella odió estar desconectada, pero le encantó no tener la presión de su imagen en las redes sociales. Aparentemente, su papá se encargó de las publicaciones durante ese tiempo. Me pregunto qué tanto revisó su teléfono, pero afortunadamente, no creo que le haya enviado algo particularmente incriminante... o demasiado vergonzoso.

No se me pasa desapercibido, sin embargo, que de todo lo que cuenta sobre su viaje, pasa por alto contarme por qué sus padres se alteraron o por qué la castigaron y le quitaron sus aparatos electrónicos. Quiero decir, no es difícil suponer que tuvo que ver conmigo, pero como Emmett y Vicky nos siguen de cerca, espero que tengamos la oportunidad de hablar una vez que estemos solos.

Emmett se ofrece a conducir los cuarenta minutos de regreso a Ogden, y estoy contento, ya que puedo abrazar a Bella en el asiento trasero. Presiono mis labios contra su frente, y antes de que siquiera estemos fuera del estacionamiento, ella está durmiendo sobre mi hombro.

~F~

—¿Estás segura que estás bien? —pregunto mientras bajo el bolso de Bella junto a su cama. Ella estuvo cariñosa pero callada después de despertar en el coche, y parecía un poco triste cuando caminábamos hacia los dormitorios. Estoy contento de que Vicky se dirigiera hacia mi cuarto con Emmett así que Bella y yo nos dirigimos hacia el suyo.

—Estoy bien —dice, sentándose en su cama con un suspiro. Tomo el lugar junto a ella, rodeándola con mi brazo—. Solo estoy contenta de estar de vuelta. —Sus manos sostienen mi rostro, y lleva sus labios hacia los míos, profundizando el beso antes de que pueda objetar.

—Swan... —Logro soltar, pero ella se mueve para sentarse a horcajadas sobre mí, empujándome para que mi espalda toque su colchón.

Sus manos se deslizan por mi pecho y viajan por mi abdomen, hasta alcanzar los botones de mis jeans.

—Bella... —Mis manos sujetan sus muñecas, y ella suelta un gruñido, retrocediendo sobre mi regazo mientras yo me siento—. Por favor, háblame.

Ella se cruza de brazos, esquivando mis ojos por completo. Cuando las lágrimas se acumulan en los suyos, mi estómago da un vuelco.

—Oye... —Mis dedos buscan su rostro, obligándola a mirarme. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, intenta sonreír—. He estado tan preocupado por ti.

—En serio que no quiero hablar de ello. —Las lágrimas se escapan de sus ojos, quebrándome en dos.

Mi aliento sale a través de mejillas infladas con frustración. Quiero respetar el hecho que ella no quiera hablar, pero también quiero saber qué diablos pasó.

—Lamento haberte preocupado. —Jala de mis hombros, acercándome a ella—. Lo prometo, todo está bien.

Estudio sus ojos, poco convencido, mientras llevo su cabello por detrás de sus orejas con ambas manos.

—Ellos simplemente no lo entienden —comienza—. Quieren que me concentre en la animación, en las clases, y... —Sus dedos frotan mi mandíbula y luego se estiran por detrás de mis orejas, enredándose en mi cabello. Sé lo que está haciendo, intenta calmar mi ansiedad—. Solo intentan protegerme, supongo...

—¿De mí?

Ella sonríe, sacudiendo la cabeza.

—Ellos no te conocen. —Presiona sus labios contra los míos antes de apartarse—. Ellos no saben que jamás me lastimarías. —Sus manos se deslizan por mi cuello y por mi pecho antes de rodear mi espalda, y abrazarme, aún en mi regazo—. Que eres lo mejor de estar aquí.

Inhalo para tranquilizarme y paso una mano por su cabello mientras ella apoya su cabeza sobre mi pecho.

—Va a estar bien —añade suavemente—. Ahora saben de nosotros, así que ya no tenemos que escondernos.

—¿Incluso si no lo aprueban?

—Mi mamá está bien con esto, con que estemos saliendo. Simplemente se alteró por el tatuaje, de todas las cosas. Honestamente pensé que le gustaría. —Baja la mirada a su brazo, traza sus dedos por las pequeñas aves tatuadas en su piel—. Y Phil —dice con un suspiro, volviéndome a mirar—. Lo superará. Simplemente tuve que renegociar mis términos con él.

—¿Tus términos?

—Solo... cosas de nuestra compañía, nuestra marca. —Pone los ojos en blanco como si no fuera importante—. Él simplemente teme que tome malas decisiones.

—¿Debido a mí?

—Debido a que tengo mucho entre manos —explica, su mirada tan cautelosa como su elección de palabras.

Tengo el presentimiento que ella no está contándome todo. Respiro profundo, tratando de no enfadarme, tratando de no empeorar las cosas. Mi ira no está dirigida a ella, sino al hecho que parece que al papá de Bella solo le importa sus negocios, el dinero que pueden obtener con ella, y no ella. Nada de ella.

Creo que suelto un resoplido, y Bella lo nota.

—Él renunció a su trabajo para hacer esto a tiempo completo, ¿sabes? Para gestionarme a mí y a mi marca. —Su tono es mitad defensivo y mitad triste, y me rompe el corazón. No sé si ella intenta convencerme a mí o a ella misma—. De todos modos, no me importa el dinero. Y él es feliz controlando eso.

—Entonces, ¿le diste control financiero de tu compañía y ahora él está de acuerdo con que estemos saliendo? —No puedo ocultar mi indignación, y no lo intento.

—Solo le di lo que él tenía antes que cumpliera dieciocho años. —Se encoge de hombros como si no fuera nada.

—Bella, no creo que eso sea...

—¿Podemos no hablar de esto? —Gruñe, sus manos yendo a mis hombros—. Son cosas aburridas del negocio, y no importa realmente. Puedo seguir asistiendo a esta universidad, competir con Summit, y estar contigo.

—Sí, ¿pero a qué costo?

—Ningún costo. No cambia nada. —Toma mi rostro en sus manos—. Por favor, no te preocupes por ello.

Lleva sus labios a los míos —una, dos veces— suavemente al principio, hasta que comienza a subir por mis muslos, frotándose contra mí.

—Swan... —Exhalo contra sus labios, mientras sus manos se mueven por mi cuello, regresando a los movimientos previos, hasta que sus dedos llegan al botón de mis jeans.

—Te extrañé. —Sus palabras me deshacen, mis manos sujetan su cintura—. Tócame —dice—. Por favor.

—¿Estás segura? —Logro preguntar, ella ya me tiene en sus manos.

Sus labios regresan a los míos, bruscamente, desesperadamente, mientras mis manos se mueven por todo ella.

La jalo hacia la cama, así estamos acostados uno junto al otro, y ella jadea cuando mi mano se desliza por el interior de sus leggings. Levanta la cabeza, sus ojos fijos en los míos, sus pestañas aún mojadas.

—Bella... —Quiero decirle que la amo. Que no permitiré que le vaya a pasar nada jamás. Que trabajaré duro para que ella pueda ser libre de sus padres. Sin embargo, las palabras quedan atrapadas en mi boca, mis sensaciones trabajando a toda marcha.

—Está bien —susurra, acercándose, permitiéndome entrar.

Bajo sus mantas —con sus dedos a mi alrededor, y los míos dentro de ella— nos consolamos, nos damos placer, hacemos que el otro olvide. El hecho es que está de vuelta. Está aquí. Y ella va a estar bien. Nada más importa, solo ella y yo, justo aquí, ahora mismo.

~F~

Después de limpiarme rápidamente en su baño, regreso a la cama de Bella, sorprendido de encontrar sus ojos ya cerrados.

Apago las luces y dejo un beso en su frente con una rodilla apoyada en su cama.

—¿Puedes quedarte? —pregunta con un susurro, estirando una mano hacia mi cuello.

—Por supuesto. —Me ubico a su lado, llevando mi mano a su rostro y deslizando mi pulgar por su mejilla.

—Te extrañé mucho —masculla, acurrucándose a mi lado.

—También te extrañé. Ni siquiera sabes cuánto. —Mis dedos trazan su cabello, abrazándola fuerte, contento de reconfortarla.

Ella parece necesitar desesperadamente dormir, y todo lo que quiero hacer es cuidarla. No necesita mucho tiempo para quedarse dormida.

También quiero dormir, pero todo lo que puedo hacer es observarla.

Es claro que el viaje a casa fue duro. Jamás la he visto tan triste, tan... rota. Estoy muy contento que ella esté de vuelta, que esté aquí conmigo, pero me preocupa lo que ella tuvo que aceptar para poder regresar aquí. Me preocupa que ella no me haya contado ni la mitad de ello.

Creo que sus padres van a ser un problema, sin importar su nuevo acuerdo. No sé qué más hacer, más que estar aquí para Bella, y esperar que con el tiempo pueda mostrarle a sus padres que soy bueno para ella. Que no quiero nada más que hacerla feliz. Mi mayor preocupación es que no estoy seguro que su felicidad es lo que ellos están buscando.

Mis preocupaciones se tranquilizan cuando llega el lunes por la mañana y Bella vuelve a ser una persona enérgica y feliz. Al parecer bien descansada y de mucho mejor humor, el tema de sus padres queda atrás, las cosas vuelven a la normalidad, y nos concentramos en el próximo fin de semestre. Con las clases, los finales, las prácticas, y las presentaciones en los partidos, seguramente estemos increíblemente ocupados, pero en el fondo de mi mente, pasar tiempo con ella se vuelve la prioridad antes que ella eventualmente tenga que regresar a casa de nuevo.