Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!


Capítulo 28

La mañana del domingo pasa rápidamente y entonces nuestra escapada de fin de semana acaba. Bella me despierta temprano, así tenemos tiempo para los dos —no lo suficiente, jamás lo suficiente— antes de tener que irnos.

—Solo son dos semanas —susurro contra su frente, por su bien así como por el mío. Sus ojos están llenos de lágrimas cuando me mira, y trago el nudo en mi garganta.

—Solo dos semanas —repite con una sonrisa triste.

—Di que estarás bien. —La jalo hacia mí para darle un último beso y ella rodea mi cuello con sus brazos.

—Estaré bien. —Cuando ella se aparta, la suelto a regañadientes.

Odio jodidamente que ella regrese a casa, pero hago a un lado mis preocupaciones con un suspiro mientras ella camina con Vicky hacia seguridad.

Con un saludo final con la mano, finalmente se va.

Conduzco el Jeep de Emmett hasta Fort Collins mientras él duerme, así que solo soy yo, mis pensamientos, y sus ronquidos.

Bella prometió tratar de estar bien con sus padres así ella no es desconectada de nuevo. Que esta vez tendrá su teléfono, su computadora, que estaremos en contacto.

He permanecido apartado del tema en gran parte y he mantenido mis pensamientos sobre la situación con sus padres para mí mismo. No quiero empeorar las cosas para ella. Una parte de mí está preocupada, de que ellos la mantendrán apartada de mí, que lo que sea que ella aceptó así podíamos estar juntos va a regresar y se volverá en nuestra contra.

Le escribo ni bien hacemos una parada, justo afuera de Fort Collins, sabiendo que ella ha aterrizado en Florida ya.

Te extraño ~E

También te extraño :3 ~B

Su respuesta es instantánea, lo cual me da esperanza de que ella podrá tener su teléfono esta vez.

Emmett conduce el resto del camino, y cuando me deja en casa, estoy sorprendido de no encontrar a mamá en el apartamento ya que su coche está estacionado al frente.

Desempaco en mi cuarto y entonces doy vueltas por el apartamento, tentado de quedarme dormido en el sofá. Enciendo el televisor, pero no hay cable, lo cual es extraño. Una sensación de temor me envuelve. El refrigerador está casi vacío, las facturas se encuentran apiladas en la encimera, y mi estómago da un vuelco cuando les echo un vistazo.

Vencida. Vencida. Vencida.

—Mierda… —Mi voz sale en un susurro, mientras jalo de mi cuello, justo cuando escucho las llaves afuera.

—¡Oh, cielo! —dice mi mamá mientras entra, quitándose el abrigo—. Llegaste justo a tiempo. No pensé que ya estarías aquí. —Aún tiene puesto el uniforme de la cafetería y carga una bolsa que parecen ser sobras mientras camina hacia mí.

—Hola, ma —digo, abrazándola—. ¿Tomaste el autobús? ¿Qué pasa con el coche?

—Algo con el transmisor. —Agita la mano, restándole importancia, dejando la bolsa sobre la encimera, y entonces voltea hacia mí y toma mis mejillas con ambas manos—. ¿Cómo estás? ¿Ya comiste?

—Estoy bien. —Le doy una sonrisa, pero mi cerebro viaja a mil kilómetros por minuto, preocupado por ella—. ¿Qué pasa con el transmisor? ¿El tío Masen le echó un vistazo?

—Aún no —dice, ignorándolo—. Pero lo hará. —Toma mi mano y me lleva hacia uno de los taburetes junto a la encimera de la cocina, tomando asiento junto a mí—. ¡Cielo, vamos, cuéntame todo!

Me siento con un suspiro, mirándola, estudiando todos sus rasgos. Las profundas bolsas oscuras bajo sus ojos. Su cabello rizado. La máscara de pestañas que parece un poco corrida. Luce exhausta.

—Ma, ¿estás bien?

—Estoy bieeeen… —Le da unas palmadas a mi muslo, restándole importancia de nuevo—. Vamos, cuéntame de la universidad. ¿Es todo lo que soñabas que fuera? ¿Cómo fue el final del semestre? ¿Cómo está Bella?

—La universidad va bien —digo vagamente, mi ojos aún inspeccionándola—. Pasé todas mis clases.

Ella sonríe de oreja a oreja, pasando una mano por mi brazo.

—Bella también está bien. Se encuentra en casa, en Florida, con sus padres.

—¡No puedo esperar a conocerla! —Saca el teléfono de su bolsillo y lo coloca en la encimera, la pantalla rota en un millón de pedazos—. Ese último video de ustedes dos en esa montaña estuvo precioso.

La observo, sabiendo muy bien que está ignorando el tema.

—Ma, ¿dónde está el tío Masen?

Ella suspira, juntando sus manos sobre sus piernas y entonces me mira.

—No vas a soltarlo, ¿o no?

—Bueno, ¿qué quieres que piense? No hay comida. No hay cable. Las facturas se acumulan en la encimera. Parece que estás teniendo problemas, y él no se encuentra por ninguna parte. ¿Está preso de nuevo?

Ella baja la mirada, y simplemente lo sé.

—¡Demonios! —Mi puño golpea la mesa pero ella ni siquiera se sobresalta—. ¿Por qué ahora?

—Robo… y lesiones, ¿creo?

—¿Por cuánto tiempo?

—No lo sé. Lo está pasando mal allí, así que su sentencia sigue creciendo. —Se seca las lágrimas con las manos, así que me pongo de pie, envolviendo un brazo a su alrededor.

—Está bien. —La callo—. Todo va a estar bien. —Todo en lo que puedo pensar es que es mejor que el tío Masen esté preso que aquí con ella, robando y aprovechándose de ella—. Encontraré algo para estas semanas, ¿de acuerdo? Ayudaré.

—Nada de eso. —Empuja mi brazo, levantando la mirada—. Y tu dinero para el próximo semestre está seguro. Nadie ha tocado eso, ¿de acuerdo? Así que no te preocupes.

—No me preocupo por eso. Estoy preocupado por ti. Déjame ayudar, por favor.

Me siento como la mierda, pasando un fin de semana en las montañas mientras mi mamá no puede pagar por la comida… no puede pagar el arreglo de su coche.

Mientras ella calienta los restos que trajo de la cafetería, tomo mi teléfono, y por primera vez, publico un vídeo que realmente promociona las clases privadas. Es una compilación de mis clases con Sammy.

Mis mensajes privados comienzan a aumentar de inmediato, e incluso recibo una llamada de mi viejo gimnasio en Fort Collins. En las horas siguientes, mi semana es llenada con clases privadas y clínicas en gimnasio libre.

~F~

—Hola… —Bella sonríe en la pantalla mientras salgo del apartamento y me siento en los escalones de madera.

—Mierda, es tan bueno verte. —El cielo está oscuro detrás de ella, siendo tres horas más allí, y su cabello flota con la brisa. Echo un vistazo al cielo gris de aquí, a la nieve cayendo fuerte.

—¿Estás bien? —Sus cejas están fruncidas, y parece que para de caminar y se sienta en un banco.

—Sí, ¿dónde estás?

—Solo salí a caminar. —Se encoge de hombros un poco—. Entonces, ¿vas a dar clases allí? ¿En tu tiempo libre?

—Sabes que no puedo hacer nada por dos semanas completas —bromeo con una sonrisa—. Me volvería loco.

—Sé exactamente a lo que te refieres. —Parece distraída por un segundo, y capto una pizca de tristeza en sus ojos.

—¿Está todo bien allí?

Sus ojos regresan a la pantalla, y sonríe dulcemente, asintiendo con la cabeza.

—Todo está bien.

Nuestra conversación es rápida, y después de despedirnos, termino la llamada con un suspiro. No me gusta mentirle, u ocultarle cosas. Deseo poder contarle sobre mi mamá, sobre mi tío cagándola de nuevo, sobre cómo parte de mí se siente responsable por todo ello —por arruinar la vida de mi mamá— pero no quiero cargar a Bella con mis problemas.

~F~

Las festividades vienen y pasan rápidamente. Trabajo duro todos los días menos en Navidad y Año Nuevo. Entrenar me mantiene ocupado, dar clases me mantiene feliz, ambas cosas mantienen ocupada mi mente.

Hago más dinero que nunca antes. No creo que vaya a hacer sándwiches de nuevo.

Todo el dinero va hacia las facturas de mi mamá y para que echen un vistazo a su coche, pero nos falta setecientos dólares para reemplazar sus partes, así que tomarse la última semana libre queda fuera de consideración. Paso la tarde del domingo con mis mensajes privados, organizando nuevas clases para la semana, hasta que recibo un mensaje de Bella.

Emmett no para de quejarse que no pasas el rato con él. ~B

Sonrío e ignoro los mensajes de Emmett que insiste en que nos reunamos en nuestra última semana libre.

Estoy tan cansado. ~E

¿Tienes una clase hoy? ~B

No, tuve dos esta mañana y dos temprano esta tarde. ~E

¿Cómo está tu hombro? ~B

Ha estado mejor. ~E

Necesitas descansar, ve y diviértete con Emmett. ~B

Suspiro y miro al techo. Ya en la cama a las siete. Mamá va a trabajar el turno de noche en la cafetería. Ella ha estado bien, pero sé que está triste de que el tío Masen se pierda de las festividades. No sé cuánto robó él esta vez, pero ella ha estado trabajando sin parar para compensarlo así que apenas la he visto.

También es simplemente depresivo aquí, sintiéndome solo en mi propia casa. Quiero ayudar a mi mamá, pero siento que no puedo hacer lo suficiente.

Quizás realmente necesito un descanso.

Puedo pasar a buscarte. ~Em

Miro el último mensaje de Emmett y escribo un rápido «okey», y quince minutos después, está tocando la bocina de su Jeep afuera del complejo de apartamentos.

Tomo mis llaves y mi abrigo, saliendo con un profundo suspiro, realmente ansiando relajarme un poco.

—¡Ya era hora! —dice Emmett mientras abro la puerta y sonrío, entrando.

—Lo sé… ha sido una locura.

Emmett tiene una sonrisa tan grande, permaneciendo atípicamente callado, como si esperara algo.

—¿Qué? —Volteo para colocarme el cinturón de seguridad, y cuando vuelvo a mirarlo, casi tengo un ataque al corazón.

Hay otra persona en el coche con nosotros, su cuerpo entre los asientos, su rostro justo frente al mío.

Pecas. Ojos marrones. Aroma a manteca de karité por todas partes.

Bella.

—¿Qué mierda? —Me río, aún asombrado, mientras ella me sonríe—. ¿Qué? ¿Cómo? —Volteo brevemente hacia Emmett, quién me sonríe orgullosamente, y entonces mis ojos regresan a Bella—. ¿Qué?

Mis manos simplemente toman su rostro, y llevan sus labios hacia los míos. Entonces estoy trepando sobre los cambios, mientras Emmett se queja, moviéndome hacia el asiento trasero con ella, mi labios jamás la abandonan.

—Te dije que él no lo sospecharía… —Emmett se ríe y comienza a conducir. No me importa lo que hagamos. No me importa dónde vamos. Finalmente me siento en casa.