Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!
Capítulo 34
Cuando el día de nuestra primera presentación llega, un escenario es colocado en el campo de fútbol para que nosotros actuemos frente a una audiencia. Familia. Amigos. Estudiantes universitarios, empleados, y cuerpo docente. Locales de Ogden. Todos. Será la primera vez que realicemos nuestra rutina completa, en un escenario, y frente a las personas.
No he visto a Bella aún hoy. Sus padres llegaron anoche y estarán aquí todo el fin de semana para nuestra presentación de hoy y la sesión de fotos en traje de baño mañana. Como nuestros uniformes están hechos y son patrocinados por su compañía de ropa, tienen un equipo de cámaras que estarán grabando nuestro entrenamiento hoy, nuestra presentación, y supongo que todo lo demás detrás de escena para un pequeño video comercial con estilo documental.
La entrenadora Hale no estaba contenta. También creo que nos va a distraer, pero aparentemente, no hay manera de zafarse.
Bella parece estar bien. Ella ha hecho hincapié en los últimos días después de nuestra conversación de realmente sentarse y comer conmigo—lo cual calmó mis preocupaciones y tranquilizó mis nervios. Ella ha estado feliz. Juguetona. La enérgica de siempre.
—¡Diablos, mira el tamaño de esa cosa! —La encuentro en el vestuario, y me sonríe tímidamente mientras me acerco a ella. Se encuentra en el uniforme completo. Un uniforme brillante color gris y violeta. Maquillaje puesto. Pestañas falsas—. ¡Es tan grande como tu cabeza! —digo, jalando suavemente de su moño blanco.
—Cállate —dice con una carcajada, suavemente dándome un puñetazo en el estómago y dejando caer su cabeza sobre mi pecho.
—Te extrañé esta mañana. —Suelto un suspiro, pasando mis manos por sus brazos.
—Yo también. —Levanta la mirada, una sonrisa dulce en el rostro.
—¿Estás bien?
Ella tararea en respuesta, asintiendo.
—Luces hermosa.
—Ja, ja.
—Como un regalo de Navidad.
Me empuja juguetonamente pero en el momento indicado ya que las puertas se abren y entra un camarógrafo con otro hombre siguiéndolo—Phil, reconozco por las fotos de Bella, su padrastro, su papá.
Me alejo un poco más de Bella, llevando mis manos a mis bolsillos.
—¿Estás lista, cariño? —pregunta Phil, su mirada en Bella. La cámara también.
Bella levanta una mano contra la cámara, bloqueando los lentes.
—Prometiste que no lo harías en los baños o en los vestuarios —le dice a Phil, y ahora entiendo por qué ella se escondía aquí.
—Cierto, lo siento, lo siento —dice Phil rápidamente, haciéndole señas al camarógrafo—. Tú debes ser Edward. —Voltea hacia mí, una cadena de oro asomándose por debajo del cuello abierto de su camisa.
—Un placer conocerlo, señor. —Le ofrezco mi mano, y él la estrecha, apretándola con fuerza innecesaria.
—Lo mismo digo —dice, soltando mi mano y entonces rodeando la cintura de Bella con un brazo, llevándola lejos de mí. Ella me mira por encima de su hombro, enviándome una pequeña sonrisa.
Le devuelvo la sonrisa a regañadientes y entonces suelto un bufido con mis manos en mis caderas mientras se van, odiando todo de esto.
~F~
Precalentamos dentro del gimnasio antes de la presentación. Estoy distraído. Trastabillo. Incluso arruino mis pases de gimnasia.
Ni siquiera estoy nervioso por actuar. Solo estoy preocupado por Bella.
Las cámaras la siguen constantemente, y aunque ella les sonríe y mantiene su rostro profesional, cada oportunidad que ella no es el centro de la atención, aparece una mueca en su rostro. Respiro profundamente. Un pequeño temblor en sus dedos cuando lleva sus manos a sus caderas.
No creo que alguien lo note, pero de nuevo, nadie más tiene su mirada constantemente en ella como yo.
Cuando ambos nos ubicamos en el tatami para practicar nuestra rutina de elevaciones en pareja antes del espectáculo, todas las cámaras están enfocadas en nosotros.
—¿Estás bien? —le pregunto mientras me ubico detrás de ella. Ella asiente y envuelve sus manos alrededor de mi muñeca, dando unos golpecitos sobre mi piel para decirme que está lista—. ¿Quieres que les diga que se vayan a la mierda? —le susurro al oído y ella se ríe suavemente, negando con la cabeza en respuesta.
Respiro, sonrío, y comenzamos nuestra rutina.
Sus movimientos son sólidos, precisos, perfectos. Yo soy el que tiene problemas debajo de ella, pero salvo cada elevación y logramos realizar toda la secuencia. Bella parece feliz conmigo ya que me abraza cuando terminamos, pero no parece ser lo suficientemente bueno para Phil, ya que pregunta si puede grabar varias elevaciones en pareja con Jacob en vez de mí.
—No es nada personal. —Phil da unas palmadas firmes en mi hombro, mientras observo a Bella hacer elevaciones con Jacob. Duele un poco, pero mantengo la calma, parado junto a Phil, de brazos cruzados. Le sonrío educadamente a él y sus recientes implantes de cabello, y solo espero a que terminen así podemos terminar con el día.
Es evidente que Phil no vino aquí a ser bueno, pero es el padrastro de Bella después de todo. Si alguien tiene que ser bueno, soy yo.
~F~
A pesar que estuve tembloroso durante el calentamiento, la presentación realmente sale increíble. Supongo que todos estábamos emocionados por la audiencia, y de hecho, conseguimos el cero —lograr cada habilidad sin caídas o deducciones— por primera vez desde que comenzamos a practicar nuestra rutina por completo.
Con solo tres semanas para Daytona, ahora es cuestión de lustrarla, sentirnos más cómodos… más seguros.
Bella y yo también presentamos nuestra rutina para la competencia de elevaciones en pareja, y aunque me siento un poco nervioso al comienzo, sale increíble. Probablemente mejor que cualquier otra vez que lo hayamos practicado. Los nervios, los miedos, todo desaparece cuando nos encontramos en el centro del escenario, y cuando ella se encuentra sobre mis manos, se siente como si fuera nuestro momento de brillar.
La multitud vitorea. Mi corazón late aceleradamente. Ella envuelve sus piernas alrededor de mi cintura cuando la abrazo una vez que hemos terminado.
Estoy entusiasmado. Emocionado. Feliz y orgulloso.
No puedo esperar a Daytona.
Bajamos del escenario, tomados de la manos, hasta que nos encontramos con sus padres entre bastidores. La mujer parada junto a Phil, la mamá de Bella, asumo, tiene puesto tacones y un vestido floreado. No se parece a Bella en nada. Su cabello es más claro, a la altura de los hombros, y es mucho más alta—casi tan alta como Phil en sus tacones. Una vez que estamos cerca de ellos, Bella suelta mi mano para recibir un abrazo de su madre.
—¡Oh, cielo, estuviste increíble! —Renée se aparta, arreglando el cabello de Bella, antes de mirarme, levantando sus anteojos de sol sobre su cabeza.
—Es un placer conocerla, Sra. Dwyer. —Extiendo mi mano hacia ella, la cual esquiva y me jala hacia un abrazo.
—Oh, por Dios, eres alto —dice con una pequeña risa mientras me suelta—. Por favor, llámame Renée. ¡Sra. Dwyer suena tan viejo!
Sonrío educadamente mientras llevo mi mirada hacia Bella, quien abraza a Phil. Bella me había puesto al tanto de la situación del apellido, y cómo decidió mantener su nombre después que Renée se casó con Phil y se cambió el suyo. Estoy contento de que lo haya hecho. Swan le queda mucho mejor.
—Pero en serio… —Renée jala de mi brazo, llevando mi atención de vuelta a ella—. ¿Cuántos años dices que luzco?
—Eh… —Estoy sorprendido por su pregunta, sintiéndome en un aprieto. Afortunadamente, no tengo que contestar porque Bella viene a mi rescate en seguida.
—Mamá… —Bella se ubica a mi lado, su mano tomando la mía, sus dedos encontrando su lugar entre los míos. Podría ser mi imaginación, pero estoy muy seguro que Phil suelta un bufido mientras mira nuestras manos.
—Solo una divertida suposición… —Renée suspira, aún mirándome, volviéndose a colocar sus anteojos y envolviendo un brazo sobre los hombros de Bella—. ¿Crees que parecemos más hermanas?
—Yo… —Mis ojos se mueven entre ella y Bella mientras intento hacer tiempo. Finjo toser y carraspear porque no, no parecen hermanas.
—No tienes que contestar eso —intercede Bella con una carcajada, mirándome con dulzura. Trago fuerte, aún un poco incómodo, sintiendo la mirada de Phil en nosotros.
—Agh, no eres divertida —dice Renée, soltando a Bella, afortunadamente soltando el tema. Mi alivio es corto, ya que Renée desliza su mano por la cintura de Bella, probando el elástico de la parte inferior de su uniforme—. ¿Con qué talla terminaste? —pregunta Renée. No puedo esconder mi asombro mientras que mis ojos se agrandan—. Es un poco ajustado, ¿no?
No se me pasa desapercibido que Bella hace una mueca y se aleja de la mano de su madre, a pesar que intenta restarle importancia con otra risita.
—Se siente bien —dice Bella suavemente, encogiéndose de hombros, mientras yo intensifico mi agarre en su mano.
—La reserva es a las seis —dice Phil con un tono serio, sacando el teléfono de su bolsillo y caminando hacia Renée—. ¿Los recogemos de los dormitorios?
Bella está de acuerdo con un asentimiento, y todos nos despedimos rápidamente.
Ni bien están de espaldas a nosotros y alejándose, Bella gira hacia mí. Está sonriendo, por supuesto, pero luce un poco perturbada.
Quiero decirle que su uniforme le queda perfectamente, pero me recuerdo abstenerme de comentar sobre su talla. Así que, la jalo hacia mí mientras nos llevo hacia el andamio del escenario, apoyando mi espalda contra este. Su mano se estira hacia mi cintura, y rodea su brazo a mi alrededor, escondiendo su rostro en mi pecho.
—¿Estás bien? —Respiro contra su cabello, abrazándola—. Eso fue intenso…
—¿Mis padres? —dice contra mi camiseta—. Tienen buenas intenciones.
—Si tú lo dices.
—Vamos, sé bueno —advierte, aún abrazándome.
—Estoy siendo bueno. —Inhalo, soltando un gruñido, mientras sus manos frotan mi espalda—. Creo que el uniforme te queda increíble —logro decir.
—Gracias —contesta suavemente, su rostro aún presionado contra mi pecho.
—Tu mamá estaba equivocada sobre eso.
Bella no dice nada, en cambio respira profundo, tarareando con alegría en mi pecho.
—Desearía que el gris escondiera mejor el sudor —digo, optando por el humor y levantando mi brazo, una mancha de sudor evidente cubriendo mi axila—. Seré un sudoroso desastre en Daytona.
Ella suelta unas risitas, mirándome, y deslizo una mano exageradamente por el sudor de mi frente.
—Tendremos que llevarte una toalla. —Su sonrisa se encuentra allí. Sus ojos en los míos. Pero conozco ese rostro, es la cara de sonríe-aunque-duela. Está cansada.
Yo también estoy cansado.
Mientras la adrenalina de nuestra presentación desaparece, y los nervios de conocer a sus padres se esfuman, solo me queda el cansancio. Los meses detrás nuestro se sienten pesados sobre mis hombros.
—¿Estás segura que estás bien?
Ella asiente, intensificando el agarre de su brazo a mi alrededor, dándome un pequeño apretón.
—Todo el día ha sido demasiado —elaboro—. Con todas las cámaras siguiéndote y siendo jalada en todas las direcciones.
—Estoy bien. Estoy feliz de que nuestra rutina haya salido bien. —Su sonrisa se agranda y mi corazón se acelera—. Estoy tan orgullosa de nosotros y del trabajo duro que hemos hecho.
—Mierda, Swan… —Dejo caer mi frente sobre la suya—. No sabes lo que eso significa para mí. También estoy tan orgulloso de nosotros.
Ella se estira y planta sus labios en los míos, mientras exhalo bruscamente por la nariz.
Aunque estoy emocionado por Daytona, y no puedo esperar a oficialmente competir con ella, también ansío tener tiempo libre luego, juntos. Para relajarnos y simplemente ser con el otro. Quizás podríamos ir a alguna parte. Sin cámaras. Sin compromisos. Solo nosotros.
—No puedo esperar a tener tiempo libre juntos —digo, sujetando su rostro en mis manos.
—Yo tampoco —dice contra mis labios.
—¿Tenemos tiempo para relajarnos un poco ahora?
—No mucho —dice, apartándose—. Quiero quitarme todo esto antes de la cena. —Señala a su rostro y su cabello.
Cierto. La cena. Con sus padres.
Asiento de acuerdo y me enderezo, tomando su mano. La relajación tendrá que venir luego.
