En un cuarto de una humilde casa en ciudad Inazuma

En un cuarto tatami de una humilde casa estaba Shuuya Gouenji, el delantero como goleador estrella estaba en un futon con una venda sobre la frente. Alrededor de él estaban muchas personas, Endo y sus compañeros de equipo, Nico y su equipo de bomberos y un hombre alto de complexión delgada (A simple vista), cabello largo blanco atado en una cola de caballo y barba. Vestía un uniforme de karate blanco, llevaba gafas de sol negras y tenía una gran cicatriz en el ojo derecho.

Ese hombre era el dueño de la casa aparte de que la vivienda servía como hospital y consultorio. Era un doctor pero a la vez era un guerrero ya que durante el incendio se enfrentó contra demonios de fuego a la par que ayudaba a las personas victimas del siniestro.

Ese hombre era el doctor del pueblo, su apodo era el doctor Tardes ya que siempre usaba como mote "Muy tarde".

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Doctor y médico ninja

Junan Kawai

"Doctor Tardes"

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Yuuka estaba dormida en el cuarto de al lado ya que cuando llevaron a su hermano mayor, la pobre no paraba de llorar e implorando de que se levantara hasta que se quedó dormida sobre él. A las afueras de las habitaciones que estaban abarrotadas de pacientes, más exactamente en las escaleras, estaba Aki Kino con la cabeza gacha mientras frente a ella estaban dos personas que hace unos minutos llegaron a la humilde casa.

Los dos jovenes eran amigos de infancia de la joven gerente como también miembros del equipo de futbol. El primer muchacho era alto y delgado, tenía una cara larga y pelo azul muy pálido, casi gris, su piel color era de tono canela y sus ojos eran negros y muy pequeños. El último muchacho era un castaño bajito, de cara algo rechoncha y ojos pequeños.

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Defensa del equipo

Asuka Domon

Ninja al servicio de los Superonce y de la Shogun

Siervo del clan Iga

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Mediocampista del equipo

Kazuya Ichinose

Novio de Aki

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Una joven pelinegra les sirvió un vaso de café caliente a lo que los tres muchachos agradecieron enormemente. La peliverde estaba con un gesto claro de tristeza en su rostro a lo que el castaño llamado Kazuya se le acercó a su lado y estrechó su mano con la de ella.

-Aki, ¿Qué es lo que pasó exactamente?- Preguntó el castaño a lo que la peliverde respiró profundo y les contó los sucesos.

Asuka, el más alto de los tres cayó de rodillas dio un puñetazo al suelo mientras la joven pelinegra que era asistente como enfermera y ayudante del llamado doctor Tardes no evitaba sentir pena por los jóvenes futbolistas.

-Eso no puede ser...

-Aki- El castaño calló- ¿Entonces es verdad? ¿Que el incendio fue ordenado por un estudiante de Kidokawa Seishuun?

-La presidenta del consejo estudiantil, Mamimi Kiyashiki, ordenó el incendio de la escuela. El grupo que lo hizo fue la pandilla Shiranui. Algunos de sus miembros son del clan al que mis padres sirven, el clan Tamaki.

-¡Esto es ridículo! ¡Se supone que somos los campeones de Edo!- Gruñó Asuka mientras miraba el suelo- ¿Por qué nos tiene que suceder eso justamente el día de nuestra victoria? ¡No es posible! ¡Es una broma!

-Justamente eso quiero creer pero es lo que pasa- La pobre peliverde se limpió las lagrimas con el brazo- Los yakuza nos pidieron que fuéramos al barrio Kazamino a jugar con partido con ellos pero Gouenji iba a visitar a Yuuka y... pasó esto. Al pobre lo hirieron en la cabeza, creí por un momento que lo perdimos.

-¿Y cómo está Gouenji?- Preguntó el castaño mientras no soportaba ver a su novia así.

-Está en observación. Endo y Nikogoro están con él.

-¡Si tan solo hubiéramos llegado a tiempo!

-Tampoco no es para que nos lamentemos, Asuka- El castaño apretó más su mano con la de su amada- Tengo la fe en que Gouenji se salve de esto y cuando termine toda esta mierda, él volverá con nosotros.

(...)

Volviendo con el cuarto

Endo estaba sentado en el suelo del pasillo del segundo piso mientras los hermanos Yazawa estaban a su lado tratando de animarlo sobretodo Cocoro que era su kouhai.

-Senpai, por favor, no te deprimas- la ahora mayor de los Yazawa estaba a su lado- Gouenji tarde o temprano se salvará. Puede que el doctor Tardes sea igual de idiota que Oneechan pero él sabe bien lo que hace y salvará a tu amigo.

-Cocoro...- El pobre chico de la bandana naranja estaba mirando hacia el infinito como si lo que sucedió era su culpa ya que era el líder del equipo.

-Chicos, vengan, ya Gouenji está reaccionando- Anunció Cotaro a lo que el portero y las dos hermanas fueron hacia el cuarto donde estaba reposando el delantero estrella.

Dentro del cuarto, el joven comenzaba a gruñir debido a la somnoliencia mientras que Nico aprovechó para preguntar al doctor Tardes, otra de sus amistades en Edo.

-¿Cómo lo ves, Tardes?

-Si crees que se salvará, lo hará. Si crees que no, tal vez no lo haga. Puede que sea tarde para él.

-¡Uy, viejo tonto!- Gruñó la pequeña pelinegra- ¡No estamos para bromas! ¿Cómo puedes ser tan irresponsable? ¡Dinos bien que piensas!

-Entonces 50-50

-¿Eh?

-Solo queda rezar.

-¡Si es una de tus mamadas, Tardes, te voy a romper la madre!

-Relaja esas nalgas, Nikogoro- Decía entre risas el médico de gafas negras- No te preocupes, la cortada a pesar de ser fuerte no le llegó a afectar el cerebro pero por ahora no despertará hasta mañana o pasado mañana. Por ahora, Shuuya debe descansar.

-Doctor Tardes...- Era Endo quien vino para ver a su amigo

-Está fuera de peligro pero el chico debe descansar.

-Me alegro- El capitán sonrió en grande aunque se tuvo que limpiar las lagrimas pero de repente todos quedaron sorprendidos cuando el delantero comenzaba a respirar de manera agitada hasta estaba sudando.

-Yuuka… ¡Yuuka! ¿Dónde estás?… Yuuka… ¡Yuuka!

-¡Gouenji! ¡Resiste, amigo!- El chico tomó la mano temblorosa de su amigo el cual comenzó a calmarse

-¿E-Endo? Endo, ¿e-eres tú?

-Sí, soy yo. Nikogoro y el equipo Raimon están aquí.

-¿Aquí?- El muchacho abrió los ojos aunque su visión estaba algo borrosa por la anestesia- ¿D-donde estoy?

-En mi casa, Shuuya- Respondió el medico de gafas negras

-¿D-doctor Tardes? ¿Es usted?

-Sí, soy yo, chico- respondió el viejo doctor del pueblo- Estoy atendiendo a algunos heridos aquí en casa. Tu hermanita está durmiendo en la habitación de al lado, así que ella está bien.

-¿En serio?- El joven dibujó una sonrisa en el rostro- Que alivio...- Cerró los ojos.

-¡Gouenji, resiste!

-No te preocupes, solo él está durmiendo por la anestesia.- Dijo el médico tranquilizando al portero- Por ahora le queda descansar hasta mañana. Si quieren les aviso como está él y pueden visitarlo si gusten.

-¿En serio? ¡Muchas gracias, doctor Tardes!- El joven portero se inclinó en señal de agradecimiento al viejo médico.

-Oh vamos, Satoru, solo hago mi trabajo. Un poco más y sería muy tarde para él.

-¡DOCTOR TARDES!- Le gritaron todos los presentes y comenzaron a reírse haciendo que el ambiente finalmente cambiara a algo muy bueno y a favor de los Super Once ya que su amigo estaba en recuperación.

(...)

Finalmente, luego de un rato y con un alivio a su favor, muchos fueron a sus casas aunque solamente quedaron Nico, Kido y el doctor Tardes que estaba ocupado atendiendo a algunos afectados al incendio, ninguno de ellos no terminó muy mal todo gracias al ninjutsu médico del viejo shinobi.

-Bueno, ya que todo está marchando bien, necesito saber algo...- En eso el doctor Tardes colocó su mano sobre la frente vendada de Gouenji mientras que a su mente le llegaban los últimos instantes de conciencia del joven delantero dando con el enfrentamiento que tuvo con los delincuentes hasta que recibió el hachazo en la cabeza- Ya veo... Más que el incendio, los mismos bomberos que dicen salvar a las personas... Son más peligrosos que el incendio.

-¿A que te refieres con eso, Tardes?

-Yuuto- el médico se dirigía hacia el estratega del equipo- Las personas con las que tú y Shuuya se enfrentaron, ¿eran en verdad ladrones? ¿No vieron algo en ellos?

-Pues la misma Yuuka dijo que sujetos vestidos de bomberos fueron a una casa y cuando entramos estaba un anciano tendido en el suelo, ¿Por qué la pregunta?

-Me temo que estamos a un mal mucho peor que un grupo yakuza...- El médico calló por unos segundos- Es triste que alguien tan bondadosa y gentil como Tamakinokami tenga entre sus leales siervos a mucha gente podrida.

-¿Qué?- De repente Nico tenía una mirada asesina. Era así cuando escuchaba "Tamaki"- ¿Estás diciendo que los bomberos de esa puta de mierda fueron los que hirieron a Shuuya y contribuir en esa mierda del incendio?

-No tengo seguridad plena pero eso es lo que pienso al respecto de la situación- dijo el doctor- Conociéndote querrás hacer algo tonto otra vez. Es lo mismo contigo cuando quieres tratar algo con Tamakinokami, ¿Tantas ganas tienes de volver a prisión?

-Nicky...- Era Yaya que estaba irrumpiendo la conversación entre la jefa y el viejo médico- Esto es malo, muy malo.

-¿Qué pasó Jackie?- Preguntó la pelinegra notando la agitada cara que tenía la otra pelinegra.

-Esos sujetos... El clan Tamaki, es de lo peor.

-¿Qué?

-Fui al hospital de Inazuma porque pensé que algo le pasó a Tsubomi.

-¿Cómo está tu enana?- Preguntó el doctor Tardes ya que también era un amigo de la menor

-Ella está bien pero ella me contó algo que pasó en los incendios cerca de la escuela. Hay muchos heridos en ese hospital, de hecho, muchos de ellos me hablaron de algo que yo no pensé que pasaría.

-¿A que te refieres?

-Al parecer los bomberos del Clan Tamaki aprovecharon el incendio para saquear y robar las casas hasta acuchillar a algunas personas. Esto es muy grave, dicen ser los encargados del incendio pero hacen los saqueos y los robos, ¿No lo crees, Nicky?

-Yaya, no puede ser. ¿Dices que aparte de Shuuya hay otras personas heridas a manos de esos sujetos?

-Sí, si quieres pregúntale a Tsubomi y a cualquier paciente allá en el General. Todos te dirán la misma respuesta.

La pelinegra comenzó a apretar sus puños y dientes, la situación era grave por que por culpa de las supuestas acciones de los Tamaki, la reputación de los bomberos estaba yendose a pique y nuevamente aquella persona que desprecia desde hace mucho tiempo nuevamente la hizo, antes le golpeó en la cara pero no sería malo en que le quitara la vida.

-Esa gata bastarda... ¡No me quedaré de brazos cruzados solo son los bomberos encargados de los tres distritos! ¡¿Cuánto más la gente de Edo City debe pasar por esto?!- La pequeña líder de los hikeshi alistó su katana mientras de pronto Yaya con una mano al hombro.

-¡Nicky!

-No trates detenerme, Jackie ¡Es inútil!

-¿Detenerte?- La otra pelinegra sonrió maliciosamente- ¿Crees que lo haría? No te detendré. Asegúrate de solucionarlo pero si quieres darle una lección a esa bola de gatos corruptos te echaré una mano.

La otra pelinegra sonrió mientras sus ojos carmín no dejaban de brillar a la par de que los ojos ámbar de la otra chica brillaban, era como si su vínculo se realzaba cuando solamente se trataba de algo sobre las dos aunque ese tipo de cosas ocurre cuando se traspasa más de la amistad pero aún así eso sería precipitado en juzgar.

-Este asunto lo haría yo sola pero en estos momentos no me molesta tu ayuda, Jackie.

-¿Entonces vamos?

-Vamos...- Las dos chicas se fueron del cuarto aunque la pelinegra mayor le indicó a su amigo médico y a Kido- Tardes, cuida de Shuuya.

-Simón, enana

-Oye, Milhouse

-¿Qué? ¿A mí?

-Claro que sí, idiota- Le agarró de la capa arrastrándolo por el suelo- Ve conmigo ya que eres un niño rico y me serías de ayuda en esto.

-¡Pero Nikogoro!

-¡Pero nada! ¡Vas conmigo o vas conmigo!

-Mierda...

Las dos pelinegras se fueron corriendo hasta la entrada principal y por supuesto, Kido, se llevó la peor parte cuando bajaron las escaleras pero de repente alguien les bloqueaba el paso. Era una chica pelirrosa de coletas hasta los hombros de 15 la cual estaba vestida de una chamarra roja deportiva pero de las que se compran en rebajas, pantaloneta jean, pantimedias negras y tenis deportivos.

-Shin-san...

-Tokuda-san...

-Nicchan, espera un momento, ¿Quieres?- Dijo Yoshimune mientras estaba totalmente sobre toda la puerta principal- No dejaré que te precipites, ¿No crees que estarías empeorando la situación? Entiendo que tú y Tamakinokami tienen sus conflictos pero nada se soluciona peleando solo por que si.

-Lo siento, Shin-san, pero no te haré caso- Negó la pequeña líder-No me callaré aunque seas tú quien me lo pida. ¡Apártate!

-Ya la oíste, ¡Quítate basura!- Yaya le propinó un empujón para ir con su amiga que llevaba a rastras a Kido.

-¡Esperen! ¡¿Por qué llevan así a Kido?! ¡Esperen!- La joven reina fue también hacia afuera con tal de evitar que su madre hiciera una de sus particulares barbaridades.

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Afueras de la casa hospital del Doctor Tardes

Nico y Yaya con Kido a rastras de su capa iban al castillo Tamaki de aclarar las cosas con la señora de los Tres Distritos pero de pronto se detuvieron cuando vieron que frente a ellas estaba una otra persona que era otro motivo de odio de la líder de los Nikogumi hacia el clan Tamaki.

Era una joven pelinegra de estatura menor a los 1,60, su edad era entre 12 y 15 años. Era algo bajita, dos coletas largas y ojos naranjas. La joven usaba la indumentaria de los bomberos que era chaqueta impermeable de color negro con lineas blancas y unos pantalones tácticos grises y un escudo en forma de la cabeza de un gato en el brazo izquierdo como el kanji 猫 dibujado de blanco y en la espalda. La joven estaba acompañada de un cuerpo de policía ya que conocía muy bien a Nikogoro, ya que la líder de los Nikogumi tenía rencores personales contra su tía, Dokuro Tamaki.

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Sobrina de Tamakinokami

Matsuri Kochiyama

Parecido físico a Tamaki Kotatsu

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-¡Espera, Nikogoro!

-¡¿Que mierdas quieres, gata sarnosa?!

De repente comenzó a llover fuerte, toda la calle comenzó a mojarse haciendo algo tensa la escena entre la líder de los Nikogumi y la sobrina de la señora de los Tres Distritos.

-Nikogoro, el incendio de Raimon finalmente fue controlado aunque la escuela quedó en ruinas. Comunícalo de inmediato a tu barrio.

La pequeña líder de los hikeshi comenzó a molestarse.

-¡No bromees, niñita! ¡Escucha! Como viste, el incendio ni siquiera llegó a la ciudad pero afectó a las casas aledañas, pero aún así, hay mucha gente lastimada. ¿Puedes explicarlo? Y eso no es todo, ¡Hay mucha gente que dice que les robaron sus pertenencias!

-¿Qué?

-Tal como lo oyes, gatita estúpida. Un grupo yakuza incendió la escuela mientras que los bomberos de tu estúpida tía aprovechan para robarles sus casas y hasta atacar a personas. Hace un momento atacaron a Shuuya Gouenji de un hachazo y casi se nos va.

-Nikogoro tiene razón- Irrumpió Yaya mientras veía con igual ira a la pequeña sobrina de Tamakinokami- ¡Explica toda esta mierda! ¿O acaso los bomberos de los tres distritos son un montón de ladrones? Se suponen que atienden las emergencias pero en vez de eso empeoran las cosas.

-¡Y es por eso que ya estoy harta de todo esto! ¡Iré a hablar con tu tía!- Le gritó Nikogoro- ¡No me importa si me manda a la cárcel pero tengo cuentas que ajustar con ella y lo sabes!

La pequeña pelinegra dio un pesado suspiro.

-Nikogoro, entiendo tu molestia. Lo que mencionaste de los robos y de las personas heridas, ya nos han comunicado eso, y ya pasé el mensaje a mi tía.

-¿Qué? ¡¿Pasaste el mensaje a esa bastarda?!

-Puede que haya sido causado por la confusión por el incendio, pero nosotros, los bomberos del Área Limítrofe no tienen nada que ver. En resumen, es inútil ir a hablar para tratar de inculparnos.

La pequeña líder de los bomberos comenzó a apretar sus puños nuevamente, ahora quería romperle la cara a esa niña bastarda.

-Eso es… ¡Es una completa estupidez!

-El pueblo está en alerta después de que Ooka-sama se presentara directamente. Por eso, lo que hacen…

-Ten-ten-ten... Tenten-ten-ten... Ten-ten... Ten... Ten-ten-ten...- De repente apareció una chica rubia con listones rojos como antenas y vistiendo un yukata blanco mientras saltaba de un solo pie a la par que sostenía una katana sobre el hombro derecho.

Los presentes quedaron extrañados ante la presencia de esa persona. La joven se detuvo de inmediato para mirar a Nikogoro y Matsuri para luego seguir con su canción.

-Para un soldado que huye ten-ten... ha llegado un invierno desolado tenten-ten... sin plata de hierba a la vista... Ten-ten-ten-ten-ten-ten-ten-ten-tenten

-Eres...

-Inazuma Candy... El León Dorado de Edo...- De repente un trueno comenzó a sonar muy fuerte como constantemente haciendo que la lluvia fuese más fuerte que nunca.

-Raijin...

-Inazuma... Candy...

-El Demonio Dorado...- Kido era testigo de la aparición repentina de la raijin- Es igual como aquella vez

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FLASHBACK

El instituto imperial o Edo Royal Academy aunque también apodado como Teikoku, fue fundado y dirigido por Reiji Kageyama, un sport bugyo o magistrado de deportes. Fue el hogar del equipo más fuerte de fútbol en Edo. Había ganado desde hace 40 años en los torneos y era considerado el rey del fútbol antes de que la escuela Raimon liderada por Satoru Endo los derrotó en las finales de las regionales haciendo historia.

En una calle de Shinjuku estaban reunidos todos los integrantes del club de Fútbol del Instituto Imperial o Teikoku, los cuales estaban festejando una victoria arrolladora sobre una escuela de la región y por consiguiente la destrucción de su escuela como ejecución de algunos estudiantes. Y en eso estaban a las afueras de un bar del distrito de Shinjuku ya que un miembro del equipo de fútbol a quien derrotaron vino a cobrar venganza.

Los Imperiales como les llamaban a los campeones de Edo en aquel entonces estaban usando sus uniformes de escuela que eran mezclas de gakuran con ropas militares ya que también ese instituto tenía vínculo directo con el ejercito. Tres de los integrantes salieron del bar para encarar al joven que estaba llamando a gritos a Kido para cobrar venganza.

Eran el portero Kojiro Genda, el defensa Kenya Narukami y el delantero Daiki Jimon quienes encararon al hombre mientras desenvainaron sus katanas. Un número considerable de personas fue testigo de aquella lucha pero nada se podía hacer en Shinjuku quien era llamado hasta hoy el distrito sin ley ya que literalmente el distrito era habitado y gobernado por la yakuza.

Yuto Kido, quien en aquel entonces era el capitán como el jugador perfecto de quien estaba orgulloso Kageyama estaba a la salida del bar contemplando como sus tres compañeros corrían con el joven por toda la calle con tal de buscar el momento oportuno de atacar. El primero en darle pelea al joven desafiante fue Kojiro Genda quien era el guardameta del equipo. El portero y el joven retador forcejeaban sus katanas hasta que el joven empujó a Genda y le encestó un katanazo que rasgó en gran medida parte del uniforme del portero.

Kenya Narukami y Daiki Jimon, defensa y delantero respectivamente rodearon al muchacho. Jimon reanudó la ofensiva propinando un golpe bloqueado por el retador dando otro forcejeo hasta que ambos dieron un salto atrás para darse un espacio de ataque. El muchacho respiraba agitado mientras empuñaba lo bastante fuerte su katana y manteniéndose a la guardia pero ignoraba que recibió un pequeño corte en la mano izquierda, en la parte baja del puño.

Kido estaba frente a frente con el muchacho el cual sentía que estaba en grandes aprietos.

-¿Quién eres?

-Soy Hyogo Ichimonji de la escuela Shinagawa a quien ustedes derrotaron y destruyeron esta mañana. Vine a vengarla y también tener sus vidas, incluso la tuya, Yutonoshin Kido.

El chico de gafas sonrió arrogante.

-¿Tomar nuestras vidas, dices? Mírate, tienes una mano herida y estás rodeado de cuatro personas quienes son más experimentadas y más fuertes que tú por lo que es una prueba que hasta en la pelea con katanas el Instituto Imperial es invencible y por lo tanto, al igual que en nuestros partidos, nos encargamos de eliminar a basuras rebeldes como tú.

El capitán de los Imperiales se pusó en guardia, desenvainó su katana y encestó un golpe certero a Ichimonji el cual quedó en shock cuando un reguero de sangre salió expulsado de su cuello, Kido lo había degollado. Ichimonji cayó de rodillas a medida que un charco de su propia sangre se estaba haciendo en el suelo.

-¡Muere!- Fue el momento ideal para que Genda el portero le diera un corte a la espalda haciendo que el pobre estudiante de Shinagawa gritara de dolor.

El joven que ya estaba completamente ensangrentado caminaba a gatas mientras sus asesinos lo asechaban a su alrededor como si fueran hienas esperando ansiosamente la carroña

-¡Prepárate!- Los otros dos, Narukami y Jimon, culminaron con su vida encestando una estocada por la espalda dando fin a Hyogo Ichimonji de la escuela Shinagawa.

-Bien, busquemos en sus bolsillos si tiene algo de valor.

Narukami y Jimon esculcaron el cadaver dando con su billetera, su carnet de estudiante y por supuesto, su dinero.

Ya logrado otra victoria y un buen botín iban a retornar al bar pero fueron irrumpidos por una voz femenina que cantaba o quizás imitaba el sonido de una shamisen o guitarra japonesa.

-Ten-ten-ten... Tenten-ten-ten... Ten-ten... Ten... Ten-ten-ten...- De repente apareció una chica rubia con listones rojos como antenas y vistiendo un chamarra blanca mientras saltaba de un solo pie a la par que sostenía una katana sobre el hombro derecho.

Los presentes quedaron extrañados ante la presencia de esa persona. La joven se detuvo de inmediato para mirar a Nikogoro y Matsuri para luego seguir con su canción.

-Para un soldado que huye ten-ten... ha llegado un invierno desolado tenten-ten... sin plata de hierba a la vista... Ten-ten-ten-ten-ten-ten-ten-ten-tenten

La chica rubia prosiguió su camino pero fue detenida por todo el club de fútbol del instituto imperial.

-¡Oye Raijin!

-¡Detente, Inazuma!

-¡Espera, ronin!

-¿Eh?- La chica estaba de espaldas por lo que miró de reojo a los Imperiales- ¿Me están pidiendo que pare, señores?

-¿Eh? ¿Solo estabas actuando como una loca?- Dijo Jimon mientras empuñaba su katana. En el pasado, la tipa nombrada como el demonio dorado fue un dolor de cabeza para ellos y en muchas ocasiones- Lo de ese tipo de Shinagawa, lo viste, ¿no?

La chica rubia solamente se echó a reír.

-Jajajajajaja... Ciertamente lo hice pero vamos, no hagan drama, ¿Sí? Esto es Shinjuku, el reino de los yakuza. Lo que hicieron con ese chico es de todos los días, ¿O me equivoco señores?

Los demás Imperiales ya estaban afuera del bar mientras desenvainaban sus katanas, ya era hora de hacer pagar a la rubia todas las que debía pero su líder intercedió por un breve momento.

-Ni se les ocurra enfrentarse con esa tipa, dejémosla. Nada saldrá de ella diciéndole a otros.

-No, no podemos hacer eso, Kido- Digo Genda mientras empuñaba su arma y miraba enfurecido a la raijin.

-Así que era cierto el rumor de que su amo, el feo Kageyama, quiere mi cabeza- Candy sonrió en grande- Vaya y yo quería darle un jugoso premio... Mi persona cubierta de mermelada y chispas de chocolate pero... No sé si le gusta el dulce por lo podrido que es él.

-¡Insultaste a nuestro líder!- Gritó el portero mientras seguido de Narukami y Jimon que se alistaron prestos a matar- ¡Es hora de que mueras, Inazuma Candy!

-¡MUERE RAIJIN!

-¡Vamos a matarla!

-¡Sí!

-¡TONTOS, NO LO HAGAN!- Gritó Kido en vano ya que sus colegas siguieron de largo para matar a la rubia

La chica decidió ponerse en guardia frente a los Imperiales, eso mientras que la gente comenzaba a ovacionarla.

-¡Vamos, Demonio Dorado!

-¡Demuestra tus colmillos, raijin imbatible!

-Van a matarme, dicen- La raijin dirigió sus manos a cada extremo del arma larga, empuñadura y la parte final de la funda blanca- ¿Saben? Personas obstinadas e ignorantes como ustedes hacen que el mundo sea aburrido. Vine hoy a mi amada Shinjuku para ver si había algo interesante y de interesante me refiero a putas y tragos pero al terminar me encuentro con los reyes del fútbol de Edo- Comenzó a reírse haciendo que sus oponentes comenzaran a enfadarse más- No me gusta que me molesten ni tampoco no me gusta molestar a la gente pero... Supongo que tendré otro rato de diversión.

-Hija de perra...

-Oh, vamos, chicos. Les doy gracias a ustedes por saciar la sed que yo tengo... No hay nada mejor que saciar tu sed con una pelea.

-¡Deja de parlotear, maldita loca!

-¡Muere raijin!

-Una vez que cruzan la línea entre la vida y la muerte no hay escapatoria- La joven movió ambas manos dando con... ¡Dos espadas cortas! ¡Una katana corta y una shirasaya o espada bastón corta!- Y bien, ¿Quién quiere a esta rubia sexy bajo tierra?

-¡Yo!- Jimon se lanzó al ataque con un grito, iba a encestar un golpe pero la raijin saltó hacia atrás haciendo que el delantero de los Imperiales cayera al suelo mientras que las personas presentes estallaron en risas.

El delantero gruñó y se lanzó dando el espadazo pero fue bloqueado por la cuchiila shirasaya, la rubia culminó dando un fuerte golpe de wakizahi hacia el hombro izquierdo de Jimon haciendo que éste perdiera la consciencia y cayera al suelo. Eso dejó perplejos a los Imperiales, especialmente a Kido que no creía lo que estaba pasando.

Genda fue el siguiente al tiempo que la raijin comenzó a girar como si estuviera bailando, el portero intentó asestar un sablazo pero la raijin dio un salto engañando a su oponente. El portero rápidamente se dio vuelta para ver a la raijin que caminaba tranquilamente.

-Kojiro Genda... La pantera del instituto imperial... Guarda tu espada, abandona a Kageyama y sigue el camino del bien. No eres más que un instrumento de poder para el hombre a quien idolatras porque o temprano cuando ya no le eres útil terminarás abandonado y traicionado.

-No sé que diablos hablas pero ni loco te haré caso.

-No tengo de otra...

El portero luego de una breve lucha de miradas, se lanzó al ataque hacia la raijin, alzó el arma al cielo con tal de partir a la chica en dos pero la chica bloqueó con sus puñales creando una X hasta que la katana fue enviada a volar al cielo, en cuestión de segundo la joven usó la wakizashi para encestarle cuatro o cinco consecutivos al rostro del portero el cual cayó de rodillas hasta quedar boca abajo en el suelo.

Narukami, el defensa, comenzaba a sudar ya que sus dos colegas fueron derribados, el joven comenzó a caminar atrás mientras que a las espaldas de la joven rubia de las calles estuviera un temible y amenazante león dorado. El defensa estaba prácticamente cerca de sus demás compañeros los cuales trataban de asimilar el miedo que les infundía la raijin.

-¡Kenya, eres un jugador del Instituto Imperial!- Le dijo un joven moreno de cabello plateado y parche en el ojo izquierdo, era Jiro Sakuma, mediocampista y mano derecha de Kido- ¡Mantente firme!

Narukami decidido salió al ataque pero recibió un certero golpe al cuerpo por la wakizashi hasta que cayó al suelo. Eso hizo que los demás integrantes del Instituto Imperial quedaran boquiabiertos al ver el despliegue de poder de Candy. La rubia con una sonrisa burlona lanzó las dos espadas cortas las cuales se convirtieron en un ráfaga eléctrica que fue directo hacia los demás miembros que terminaron electrocutados pero no conforme con eso...

-¡INAZUMA PLASMA!- La chica usó su Relámpago de Plasma para terminar con los demás miembros mientras Kido estaba sin palabras al ver lo que pasaba a la par que la gente de Shinjuku ovacionaba y gritaba hacia el poderoso demonio dorado de las calles.

La raijin se volteó hacia un estupefacto y mudo Kido mientras su gesto era de una sonrisa sincera.

-No te preocupes, no los maté. No me gusta usar las espadas largas ya que eso de luchar solo con la katana es repetitivo y aburrido por lo que prefiero la wakizashi o la shirasaya. Entre más corta es el arma, más fácil, rápido y fuerte es el golpe. Y no solo eso...- Con su magia invocó una espada pero esta vez, una ninjato o katana que usan los ninjas- También me gustan las espadas ninjas.

-No puedo creerlo... Eres buena, Inazuma.

-Y bien, Kido-chan, ¿Qué vas a hacer?- La rubia desenvainó la espada ninja a la par que su oponente estaba en guardia.

-Simple, luchar contigo- Respondió el estratega de gafas mientras que el viento hizo acto de presencia moviendo sus cabellos trenzados y su capa roja con el cabello rubio de Candy.

-Tienes buena determinación, Kido-chan, nada mal... Pero desafortunadamente, los vientos feroces de Shinjuku están de mi lado.

-No podrás hablar por mucho más tiempo, Inazuma.

-Hagamos algo, Kido-chan...- La raijin se puso en guardia- Un solo golpe definirá este encuentro. Es todo lo que tengo que decir.

-Me parece muy bien.

Los dos rivales permanecieron en silencio mientras que los vientos comenzaron a ser fuertes haciendo que algunos testigos se cayeran al suelo mientras otras no querían perder la oportunidad de ver otra victoria por parte de la joven rubia de listones rojos. Los dos oponentes se lanzaron al ataque, el sonido de un choque de espadas hasta que ambos estaban detrás del otro.

La raijin estaba de pie tranquilamente mientras una rasgadura se hizo en su chaqueta ancha blanca mientras que Kido estaba tranquilamente mientras de repente un corte de izquierda a derecha, del costado hacia el otro se hizo presente pero no había sangre pero el golpe fue certero para desgarrar los dos costados.

-Ese golpe... ¿Lo hiciste con el filo inverso?

-Escuché que un miembro del Instituto Imperial tiene que cometer seppuku si no logra derrotar a su oponente, ¿No es así, Kido-chan?

-En efecto.

-Ni siquiera lo intentes. Seguro que hacer seppuku duele.

-De hecho, no quiero hacerlo- El joven dibujó una pequeña sonrisa lo mismo que la raijin- Espero verte otra vez y esta vez me llevaré tu vida.

-Está bien, Kido-chan- La rubia se dio de vuelta para irse pero cuando se acercó a Kido puso una mano sobre el hombro derecho del capitán de los Imperiales- Será mejor que te alejes de Kageyama, puede que ustedes sean leales hacia él pero ustedes terminarán desechados. Kageyama es una persona resentida de la vida y aquello que lo orilló al mal es lo que único que tiene en la cabeza. Sayonara, Kido-chan.

La joven retornó hacia de donde vino mientras caminaba de manera alegre dejando solo a Kido mientras la gente empezaba a gritar en júbilo, fue un empate pero el corte seppuku que le hizo la raijin era motivo de festejo y victoria.

-Inazuma Candy, ¿Quién eres en realidad? ¿Una persona cuerda o una chica loca?

FIN FLASHBACK