-Ten-ten-ten... Tenten-ten-ten... Ten-ten... Ten... Ten-ten-ten...- De repente apareció una chica rubia con listones rojos como antenas y vistiendo un yukata blanco mientras saltaba de un solo pie a la par que sostenía una katana sobre el hombro derecho.
Los presentes quedaron extrañados ante la presencia de esa persona. La joven se detuvo de inmediato para mirar a Nikogoro y Matsuri para luego seguir con su canción.
-Para un soldado que huye ten-ten... ha llegado un invierno desolado tenten-ten... sin plata de hierba a la vista... Ten-ten-ten-ten-ten-ten-ten-ten-tenten
-Eres...
-Inazuma Candy... El León Dorado de Edo...- De repente un trueno comenzó a sonar muy fuerte como constantemente haciendo que la lluvia fuese más fuerte que nunca.
-Raijin...
-Inazuma... Candy...
La chica decidió caminar normalmente hasta dirigirse hacia Matsuri la cual estaba comenzando a sentirse nerviosa ya que estaba ante esa chica rubia de ojos azules que parecían iluminarse más a cada segundo como si fueran los ojos de un león que estaba asechando a cada segundo.
-Matsuri-chan- La raijin estaba frente a frente con la sobrina de Tamakinokami mientras movía su dedo índice en forma de negación- No, no, no. Niña mala. No puede ser. Tú dices cosas malas. No entiendes nada.
-¡¿De que hablas?!- La pequeña pelinegra comenzó a ruborizarse cuando la rubia le tocó la nariz con el índice, fue en eso donde Nico explotó en risa como si comenzara a burlarse de ella.
-Matsuri-chan, si ves a Ooka Loka, dile esto: "El puesto de bugyo y alcalde están llenos de... de...- La rubia comenzó a gruñir mientras comenzaba a mover sus listones los cuales eran antenas pero para su mala suerte...- ¡Maldición! ¿Cuál esa palabra? ¡Maldita lluvia! ¡Y para colmo se fue el internet!
-Displicencia...
-¿Eh?- Sintió como una mano tocó su hombro
-La palabra correcta es displicencia- Era una joven de unos 1,60 de estatura, de pelo negro corto con corte estilo venado y ojos negros. Vestía un uniforme de marinero negro el cual llegaba hasta su ombligo y llevaba un cinturón rojo que tiene una cubierta de faldón lateral y guantes del mismo color. Una katana de empuñadura roja estaba en su cintura izquierda y en su parte inferior llevaba una falda negra, unas medias negras largas y zapatos negros.
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Guardaespaldas de Inazuma Candy
Kurome Kirigiri
(Kurome de Akame ga Kill)
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La rubia se puso feliz cuando vio que su leal guardaespaldas estaba a su lado compartiendo un paraguas para que no se mojara a la par que la yojimbo le estaba sonriendo ampliamente.
-Kuro-chan... ¿Te dije alguna vez que eres como un ángel negro de la guarda?
-Muchas veces, Candy-sama- Respondió la joven quien sonreía al estar con su señora- Como su guardaespaldas debo estar en todo momento a su lado incluso si pasa los leves problemas
-¡Ay que lindo, mi Kuro-chan!- La raijin exclamó abrazando a su guardaespaldas la cual se sonrojó pero sin dejar de aceptar el gesto de su señora- Más tarde te voy a dar un premio pero... No si se tenga para galletas que es lo que te gusta.
-Bueno, estos días se me antojaron unas Oreo.
-Si Oreos quieres, Oreos tendrás aunque... Lastima que los negocios cerraron...
-Muchas gracias, Candy-sama. Por cierto, le recuerdo que debe volver al punto.
-¿Punto? ¿Cuál punto?- Al ver a su interlocutora de coletas y la pequeña líder de los hikeshi, la raijin en menos de nada dio recuento propio y reanudó su conversación con Matsuri.
-Ah cierto... Como te decía, Matsuri-chan, si ves a la stalker esa de cabello azul, ya sabes, la tipa que se la calienta con la shogun que su puesto como bugyo y el puesto de daimio como es tu querida y sexy tía están llenos de displicencia, ¿Es así Kuro-chan?
-En efecto, Candy-dono- Dijo la guardaespaldas
-Aunque bueno, ya deberían saberlo. El incendio pudo ocurrir en cualquier momento, pero es el deber de los bomberos proteger al pueblo, pero siempre pasa lo mismo, tal como lo dijo Nikogoro, solo porque son del Clan Tamaki hacen lo que se les vengan en gana y es ahí el problema pero, ¿Saben quien es el culpable de esa conducta? ¿Alguien sabe?
Ninguno de los presentes no dijo nada.
-Simple, ustedes lo saben y teniendo eso sobre sus cabezas, está en el final del gran castillo de Edo y es el que maneja todos los días la vida y las cosas en este gran y pequeño reino como lo es Edo. Pero no solo eso, el partido político que nos tenemos que aguantar cada día es el culpable en gran parte, el bakufu. El bakufu y la shogun son el origen de los males que ocurren en todas partes y todos los días. ¿Lo ves? Displicencia, displicencia del bakufu, de la shogun y de los daimios.
La pequeña pelinegra de rasgos gatunos comenzó a enfadarse.
-Inazuma-san, no seas grosera.
-¿Ho? ¡Ahora resulta que soy una grosera que ha insultado a su majestad, la reinita Yoshimune!- Fingió tristeza de forma dramática pero terminó con una mirada enfadosa mientras ponía sus manos a las caderas aparte de inclinarse un poco, eso hizo que nuevamente la otra chica se ruborizaba- ¿Pues que crees, gatita sexy? Esa es la verdad aunque no te guste. Si siguen así, Edo City terminará quemado hasta donde alcanza la vista. Aún así… ¿Sólo importa que la princesita de mierda esté a salvo?
Nico apretaba los puños mientras ahora su furia crecía pero debía contenerse y enmudarla ya que en parte, la raijin tenía razón y quizás estaba en la misma postura que ella.
-Sí, sin duda... No me gusta esto pero Inazuma-san, tiene razón.- Ahora Nikogoro, el demonio de Mujina como se le decía a la pequeña líder hikeshi se le acercó hasta tomar con ambas manos el cuello de la pequeña Matsuri- Escucha, gata mugrienta, como ves, mis muchachos y yo somos los bomberos de la ciudad, no lo digo con orgullo, pero ¡Somos mejores que los de tu puta tía y esa zorra pelirroja que tiene de esposa!- Le propinó un certero puñetazo a la chica que se fue al suelo y ahora se dirigió a las personas que estaban presentes- ¡Que les quede claro, nos encargaremos de los incendios desde ahora! ¡Escuchen, todos los presentes aquí! Piensan igual que yo, ¿O me equivoco?
-¡Sí!- Afirmaron en coro los presentes
Yaya: -¡Yo te apoyo Nicky!
Candy: -¡Yo si te doy mi voto aparte de dos dedos y un buen rato de sexo!
Kurome: -Apoyo la moción de Nikogoro y si es necesario, la adición de uso excesivo de la violencia.
-¡Si! ¡Eso es!- Concordaron varios de los civiles que estaban de acuerdo con lo expresado por Nico.
-Ey, ¡no puedo permitirlo!- Matsuri se levantó de golpe interrumpiendo el apoyo popular- Es una orden que los incendios sean sofocados por los bomberos del Clan Tamaki en los Tres Distritos, ¡Hay que cumplir las leyes!
-¡¿Qué?! ¡¿Acaso no fue suficiente un puño para que entiendas?! Ahora vas a ver...- Cuando la pequeña hikeshi iba a propinarle otro puñetazo a la joven gatita de repente una mano la detuvo, era la misma Candy que detuvo su acción.
-¡Inazuma!
-Tranquis, Nikogoro, relaja ese culito lindo que tienes.
La mencionada hizo un puchero gracioso de enojo.
-Como sea, no trates con personas tan bajas y lloronas como Matsuri-chan.
-¡NO SOY UNA LLORONA!- Gritó la pequeña gatita
-¡Claro que lo eres! ¡¿Quién fue la persona quien lloró como una niña frente a la estación del Nikogumi en una fría noche el año pasado?!- Le gritó raijin haciendo por breves momentos un silencio algo sepulcral- Como te decía, Nikogoro, para empezar, si crees que así proteges la ciudad, recuerda que Edo es enorme, tiene 888 pueblos, barrios y aldeas, es tan enorme como tu planicie.
Otro puchero de enojo tierno hizo Nico
-Vamos, no te me pongas así pero es verdad, Nikogoro. Es imposible que lo protejas sola, ¿Verdad? De nada sirve enojarse. A eso se le llama "Controlar el temperamento"- Fue en eso donde se puso detrás de la loli comenzó a abrazarla del cuello, la pobre se mordió los labios aunque por otro lado, era algo que le faltaba desde un muy buen tiempo.
La escena ahora se tornó rara cuando ahora Candy estaba sentada en el suelo y Nico sentada entre sus piernas mientras desviaba su mirada y con un tierno rubor en sus mejillas, mientras que la gente a su alrededor estaba haciendo en buena mayoría un "¡Aaaawwww!" por lo cute que era en algo esa escena y claro, no faltaban las personas que tomaban fotos o grababan video para quizás para el recuerdo, mero ocio o para las redes sociales.
Ya finalizada la escena, la pelinegra suspiró, de nada servía enojarse todo el rato y más cuando se estaba reviviendo rencores que debía dejar de lado desde hace mucho tiempo.
-Maldición. Controlarlo o no, a mí me da igual... Aunque te agradezco el consejo, ¿Pero era necesario un tonto abrazo?
-Siempre quise abrazar de manera linda a una chica bajita y más si eres tú, Nikogoro.
Otro puchero de enojo por parte de la pequeña y temible líder de los Nikogumi la cual se dirigió hacia la pequeña Matsuri que estaba muda luego de la declaración de la demonio dorada.
-Bien, bien, bien, escucha, Kochiyama, dile esto a Ooka-sama de mi parte: "Los oficiales que no pueden evitar un incendio o robos, son unos inútiles". ¿Entendido?
La joven solamente asintió con la cabeza y con una orden muda ella y el cuerpo de policía se retiraron sin decir nada mientras que los demás civiles rodearon a Nico y Candy expresando su apoyo total.
Yoshimune que estaba en la entrada del hospital junto con Kido, el Doctor Tardes y sus dos asistentes, era testigo de una problemática más que pasaba en Edo desde mucho tiempo y como tal debía darle una solución definitiva. Por algo ella era ahora la Reina de Edo, debía cambiar muchas cosas y todo con tal de que su pueblo tuviera que vivir con la felicidad que debían merecer desde hace mucho tiempo.
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Al día siguiente, en el castillo de Edo
Exactamente, en el piso donde vivían las damas de la corte.
Eran horas de la mañana cuando Gorozaemon Kano, el asesor de su majestad la reina Yoshimune estaba sentado frente a las damas de la corte las cuales generalmente eran las geishas reales las cuales habitaban en el castillo desde tiempos inmemoriales. Las damas estaban usando quimonos como vestidos victorianos de todo diseño tipo y color.
La persona que era su líder era una mujer adulta con una figura bastante desarrollada como digna de una dama de la corte, de piel con tono crema y grandes pechos. Su cabello era largo hasta llegar a la altura de los hombros de un color rojo con bordes rosa y sus ojos son azules. El vestido que usaba era un vestido victoriano de color dorado con decorados de flores rosadas, falda ancha que cubrían toda su parte inferior al estilo victoriano. La joven sostenía un abanico blanco, actitud muy típica de su estirpe.
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Dama de la corte
Tsubone Yanagi
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La mujer pelirroja estaba con semblante serio lo mismo que las demás damas de la corte ante un Gorozaemon que estaba sintiéndose atemorizado, pareciera que más que estar en una corte estaba en un lugar rodeado de gente reptil y miradas ponzoñosas.
-Señor Kano, ¿Dónde estaba su señora anoche?- La mujer miró fijamente al atemorizado hombre mayordomo de bigote retrogada- El castillo de Edo tiene algo llamado "Costumbres" ¿Acaso la señora Nikko desconoce esa costumbre?
El hombre se sentía nervioso quizás ante la mirada inquisitiva de la princesa Yanagi o por manera culposa su atractivo pero no evitaba sentirse interrogado como un sentenciado a muerte.
-Ah, no. No es eso.- Negó con la cabeza aunque evitaba el contacto visual.
-Es una costumbre transmitida y seguida por generaciones. ¿Pretende su señora romperla como si fuera basura?- La mujer a pesar de su belleza tenía una mirada que doblegaba hasta al samurai más indomable y ese ejemplo era en Gorozaemon que con una naginata imponía respeto- No me diga que la señora Nikko aún se cree una joven de campo. Si usted no habla con su señora, lo haré yo en persona, ¿Le parece bien?
El pobre Gorozaemon tragó saliva, poca, pero dispuesto a aclarar las cosas, no por algo era el asesor de la ahora reina de Edo, su princesa Nikko, hija de Iemitsu y líder del clan Kishu.
-No, eh… con el debido respeto, la princesa Nikko fue a atender el disturbio causado por el incendio que ocurrió en la escuela Raimon el día de ayer.
-Oh… Eso suena muy interesante- La mujer comenzó a reírse de manera altiva como arrogante hasta mirar burlonamente a un nervioso y algo cobarde Gorozaemon- ¿La señora Nikko ocasionó el incendio? Que extraño escuchar eso. ¿Escucharon todas? Al parecer, el incendio fue provocado por su señora.
Las damas comenzaron a reírse de manera despectiva como si aquello fuera una orden de la arrogante dama líder de la cortel, aquello fue la gota que derramó el vaso e hizo que la furia fuera dada a luz haciendo revivir al gran Gorozaemon Kano.
-¡Espere un momento, princesa Yanagi! ¿Qué está diciendo? ¡Es absurdo pensar que la princesa Nikko provocó el incendio! ¿Acaso cree que por ser la shogun se cree el malvado emperador romano Nerón?
El hombre mayordomo con la firmeza de un duro guerrero se puso de pie y se dio de espaldas frente a la arrogante dama la cual jugaba con su abanico.
-La princesa Nikko solo quiere externar su preocupación por el hecho. Pero si es tanta su insistencia, me aseguraré de transmitirle sus palabras, su alteza real- Eso último lo dijo con molestia
-Hmp, basta con que entienda. Puede retirarse, señor- También hizo lo mismo que su interlocutor por lo que el asesor real decidió retirarse a paso digno mientras que la mujer estaba en silencio junto con las damas que le seguían con fervor.
El sonido de la puerta corrediza se cerró más unos pasos sobre el piso tatami eran evidencia de una posible rivalidad nacida a menos de un mes de mandato de la joven reina Yoshimune.
Pero aquello era el comienzo de un posible ship...
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En un complejo residencial de Edo City, entre las diez y once de la mañana
Conjunto residencial Otonokizaka
En un complejo del distrito Mujina, entre los barrios Akinohara, Kanda y Jinbouchou, en uno de los pisos altos estaba Tadasuke Ooka Echizen, bugyo o magistrada de Minamimachi o región sur de Edo. La peliazul corta y anteojos estaba frente a una puerta blanca ya que había tocado el timbre hasta que salió una chica de 15 años, cabello rosa largo y suelto, ojos rojos y de piel clara.
La joven estaba vestida de una prayera azul con rayas blancas en los brazos, la selección de fútbol de Edo y una pantaloneta blanca con el número 10 inscrito en la pierna izquierda y descalza. La ahora bugyo y mano derecha de la Shogún se sonrojó intensamente al ver la indumentaria que usaba su vieja amiga aparte de que le lucía muy bien el cabello suelto.
Ooka se sacudió la cabeza con tal de evitarse sus pensamientos sobre esa chica de cabello rosa.
-Hola, Tadasuke, entra.- Sonrió Yoshimune mientras con una mano invitaba a su mano derecha a su nuevo departamento
-Mi señora, no creo que...
-Vamos, es mi departamento- Hizo un pequeño mohín de tristeza- Tadasuke, aquí no viene nadie, estaremos solas. Como hace mucho tiempo en Kishu, trabajemos juntas.
La peliazul nuevamente se sonrojó mientras negaba con la cabeza.
-No… pero no puedo aceptarlo, mi señora.
-No me digas "Mi señora".- Frunció graciosamente el ceño- Es por eso que te nombré bugyo de Minamimachi. Piensa que todo es por el bien del pueblo.
-¿Pero en un departamento?
-Puede que no sea el palacio pero siempre he querido vivir en un lugar pequeño y cómodo... Así no tendría tanto estrés de vivir en el castillo y soportarme a gente que vive de lo retro.
La peliazul dio un ligero suspiro y sonrió de manera pequeña.
-Bueno, si es tu vida está bien, siempre eres así. Te ruego que me disculpes, Nikko-chan.
-Bien dicho, Tada-chan... Entra, mi depa es tu depa.
-Gracias- Ambas jóvenes entraron y la puerta blanca se cerró.
(...)
El pequeño apartamento de Nikko era como cualquier departamento sencillo pero al estilo latinoamericano, un comedor , un baño con ducha, una pequeña cocina integral, un cuarto con closet, futones, una kotatsu y un televisor de los económicos. La bugyo de Minamimachi quedó extrañada pero a la vez interesada, quizás el lugar no era en sí ostentoso ni enorme pero a pesar de ello tenía sus cosas interesantes a pesar de las limitaciones.
Tadasuke decidió quedarse sentada en el cuarto mientras Yoshimune iba a preparar el desayuno ya que se había levantado y por el olor que estaba emanando del cabello rosa de la joven reina parecía que se había duchado recientemente.
-Aquí tienes, Tadasuke- La pelirrosa hizo acto de presencia mientras dejó dos platos y dos tazas de café
-Gracias, Nikko-chan- La peliazul probó primero el café para luego terminar con los ojos brillantes- ¡Está bueno! ¿De que es?
-Café colombiano- dijo la joven reina- El mejor café de todos.
-Entonces es cierto lo que dijo Tamakinokami, Colombia si que tiene cosas buenas- La bugyo del sur miraba su cafe mientras la shogun probaba su desayuno- Hablando de gatos mágicos, ¿Dónde están Sukehachi y Osono?
-Sukehachi se fue a investigar desde temprano aparte de que trabaja vendiendo dulces y Osono está también investigando pero ella canta afuera del restaurante mexicano.
-Oh, ¿Entonces Osono le gusta el canto?
-Desde que era una gatita le ha gustado cantar como yo. Un día de estos la verás cantar y créeme, tiene una voz que enamora hasta Sukehachi queda embobado con ella y hablando de investigaciones- La princesa tomó un sorbo de su café para bajar un poco lo que comió-Tadasuke, sobre el incendio que hubo en la escuela Raimon, te lo preguntaré francamente. Aunque hubieran vigilado de cerca, ¿se habría prevenido el incendio?
Ooka calló por unos segundos y respondió
-Lamentablemente Nikko-chan, es como tú dices. En un incendio, bloqueamos el transporte e instamos a la gente a buscar refugio. El fuego lo dejamos en manos de los bomberos del señor del distrito, es decir, su clan, pero ese incendio se descontroló significativamente rápido por toda la escuela hasta que quedó derribada ya que surgieron muchos demonios y casi todos los cuerpos de bomberos de los Tres Distritos se enfrentaron con ellos.
-…
-Se trata de los bomberos del imperio y de los señores distritales. El problema es que los envían sin supervisión. Para empezar, no tienen la más mínima intención de proteger Edo. La realidad es que los ciudadanos son los que protegen Edo, hasta puede llegar un caso en que más de un barrio tiene a su disposición un grupo de bomberos.
-Ya veo- La princesa calló por unos momentos mientras trataba de pensar en el siguiente paso ya que también quería investigar sobre el grupo yakuza que inició el incendio de la escuela Raimon- Tadasuke, préstame dinero.
-¿Dinero?- La peliazul alzó la ceja extrañada ante la insólita petición de la shogun- ¿Que no tenías tarjetas de débito?
-Tenía...- La pelirosa hizo un puchero de enojo poniendo el mentón sobre la mesa- Resulta y pasa que el tío Goroza me bloqueó todas las tarjetas diciendo que es parte de la tradición que un shogun deba gobernar de acuerdo a las costumbres y no solo eso, quitó el wi-fi en todo el castillo y hasta la finca de gatos mágicos quedó afectada y es por eso que conseguí este departamento gracias a una idea que me dio Osono... Ah, y aparte tengo que pagarle la primera renta a Barriga-dono en estos días.
La peliazul quedó sonrojada al ver el gesto tierno que hacía la shogun, inflando los cachetes, esos ojos kawaii que amenazaban con salir, ese gesto triste que podía matar de ternura. Para ser la que gobernaba Edo actuaba como una niña tonta del montón y eso de alguna manera le gustaba de Nikko.
Nuevamente se sacudió la cabeza queriéndose evitar sus pensamientos amorosos.
-Nikko-chan, sobre eso...- Negó con la cabeza constantemente- Ah, no… No puedo hacer eso. Como bugyo del pueblo, no estoy en posición de dejar que alguien que oculta ser el shogún esté deambulando por la ciudad.
La princesa frunció el ceño, ya comenzaba a enfadarse.
-Tadasuke, no digas tonterías.
-No son tonterías, son hechos. No soy tan tonta para saber que usted anda cada semana por la ciudad con la identidad de Shino Tokuda y generalmente se junta con Nikogoro y su compañía de bomberos aparte de enfrentarse a cada rato con Inazuma Candy y su pandilla- Desvió la mirada- Y sobre eso último creo que me siento molesta.
Yoshimune soltó un pesado suspiro y colocó una mano sobre la cabeza de Ooka haciendo que ésta se sonrojara.
-¡Nikko-chan!
-Me convertí en shogún para restablecer el mundo que creó mi abuelo. Primero, uno mismo debe cambiar y ese es el principio- Sin dejar de soltar la cabeza de su amiga peliazul, la joven reina acercó su cara hacia la otra, la peliazul quedaba asustada como ruborizada al máximo notando esos hermosos ojos rojos y esa cara de porcelana a pesar de que estaba con esa mirada seria, esa mirada que de alguna u otra forma la hechizaba- Saca tu cartera, Tadasuke.
-Nikko-chan...
La peliazul sentía unas ganas intensas de besar a la otra chica pero desgraciadamente la pelirrosa se apartó y nuevamente colocó su mentón contra la mesa.
-Mierda, ser el shogun es un problema y para colmo no tengo ni una bendita moneda. Así no podré detener a ese grupo yakuza, ¿No crees?
-Pero... Nikko-chan...- La pobre soltó un pesado suspiro de resignación mientras de sus ropas sacó su billetera- Bien, aquí tienes.
-No te preocupes, Tadasuke- La joven reina tomó la billetera mientras sonreía en agradecimiento a su amiga- Te prometo que buscaré a alguien que me desbloqueé las tarjetas y luego te devolveré el dinero, te lo prometo.
-Más vale que ésto último sea cierto y no sea un chiste repetitivo como "Te lo devolveré el lunes"
-Oye, puedo no ser la mejor persona del mundo pero soy alguien de palabra.
En eso el timbre comenzó a sonar a lo que la princesa se paró del kotatsu y se fue a ver quien era aunque la peliazul salió a indagar de reojo para saber quien era.
Yoshimune abrió la puerta dejando ver a una chica bajita pelinaranja, de coletas rebeldes y ojos morados. La joven vestía un camiseta de un grupo de heavy metal y una bermuda negra y unas sandalias.
-Buenos días, Yoshi-san
-Ah, buenos días Nagato
-¿Quién es ella?- Preguntó Ooka la cual se acercó hacia las dos féminas con una cara de pocos amigos. No entendía el porque el término de Yoshi-san, ¿Qué no se suponía que cuando estaba en la ciudad se le debía llamar como mínimo Shin-san?
-Ah, perdón por no presentarme- Hizo una reverencia a modo de disculpa- Soy Nagato Asano y soy vecina de Yoshi-san, de hecho, ella y yo vivimos en el castillo. Yo vengo del clan Ako.
-¿Eres del clan Ako?
-Sí- Asintió la pelinaranja- De hecho, soy hija de una familia de hatamotos y viajé a la capital en busca de oportunidades. Ahora estoy asistiendo en el castillo.
-Ya veo...- La bugyo relajó su mirada pero no evitaba esa molestia que sentía de ver a su amiga con otra persona.
-Por cierto, Yoshi-san, ¿Quién es tu amiga?- La mencionada Nagato preguntó con una sonrisa sincera, sin nada de malicia.
-Bueno, ella es mi amiga Tadasuke, aunque no lo creas, ella es Ooka Echizen, la bugyo de Minamimachi.
-¿En serio? ¡Qué emoción! ¡Eres la gran Ooka Echizen!- La joven pelinaranja juntó sus manos con las de la peliazul aunque ésta parecía comenzar a asquearse de la presencia de la pelinaranja- Por cierto, ¿De que hablabas con Ooka-san?
Entre risas la joven reina respondió
-No es nada, jajaja. Le estaba contando viejas historias, de cuando vivíamos en Wakayama, Kishu. ¿Verdad, Tada-chan?
-Sí- Asintió la peliazul mientras que la pelinaranja llamada Nagato estaba sonriendo.
-Me alegro mucho por ustedes, Yoshimune y Ooka Echizen- Dijo la joven la cual hizo que la última mencionada quedara en shock mientras que con la joven reina solamente ésta estaba sonriendo- Incluso en el reino de Edo, donde cualquiera sea un roju o un hatamoto podría traicionarla, un aliado aparecerá tarde o temprano. Yo, Nagatori Asano, princesa de Ako, rezo a Amaterasu y demás dioses para que tu reinado prevalezca como se debe, Tokugawa Yoshimune.
-Muchas gracias, princesa Ako.
-¿Ella es... la princesa Asano del dominio Ako?
-Sí, pero al igual que su majestad siempre me agradó la vida sencilla solo que porque no me aguanto a un vejete llamado Kira pero ya que estamos aquí, eso no importa.- La joven pelinaranja calló por unos segundos- Ya que estamos las tres, Yoshimune, si quieres puedo ayudarte con lo de tus tarjetas.
-¿En serio Nagato?
-Sí, de hecho, uno de mis 47 oniwabanshus es un experto policía cibernético como hacker. Su nombre es Densuke Kurahashi.
-¡Que bueno!
-Si gustes puedes dármelas y en estos días ya tienes desbloqueadas tus tarjetas.
-Muchas gracias, Nagato. Si quieres puedes mandarme saludos a Kuranosuke.
-No te preocupes, Oishi y los demás te los aceptarán.
La peliazul hizo un puchero tierno de enojo mientras que la pelirrosa estaba sonriendo pero con una gota de sudor. Debía que explicar muchas cosas... Solo esperaba que ella y la princesa de Ako no terminaran haciendo cosas más allá de la amistad.
