Toda esta historia fue escrita por mí. Los personajes son de s. Meyer.

EL REY INFAME Y EL SOLDADO

«Si haces que los adversarios no sepan el lugar y la fecha de la batalla, siempre puedes vencer»

Sun Tzu

Prólogo

Sangre.

Había mucha sangre, por todos lados. Manchaba mi camiseta, mis manos, la mitad de mi cara.

Los oídos me pitaban con una sinfonía interminable, sin embargo, traté lo más que pude de poner en orden mis pensamientos. Tenía que buscar a Seth, tenía que ser un buen hermano mayor y protegerlo.

Pero el rojo me mareaba, me ahogaba con su espesor, con su sabor oxidado en mi boca. No me había dado cuenta de que manaba de mi mejilla izquierda, haciéndome un corte desde el principio de mi pómulo izquierdo hasta la comisura de mi labio.

¡Seth! —grité, con la vista nubosa. ¿Era eso normal? —. ¡Seth!

Las piernas me flaquearon, pero no me caí. Seguí caminando a rastras, a pesar de que ya había esquivado, ya sea por suerte, por un milagro o por el destino, las decenas de balas que volaban a mi alrededor. Hacía más de diez minutos que había perdido de vista a padre y a mamá, y no sabía si estaban bien. Pero ellos no eran mi objetivo.

¡Seth, soy yo, Edward! ¡Sal, por favor! —mi pelo cobre oscuro goteaba, pero mi vista estaba nublada. ¿Era sudor por estar caminando en círculos en medio de la nada? ¿O eran las lágrimas que me negaba a derramar?

Tú eres el hermano mayor, Edward —padre me había dicho, entregándome una pistola. Yo apenas pasaba un par de años más de la primer década, pero él se había encargado de enseñarme a disparar casi desde que aprendí a caminar—. Busca a tu hermano. No te preocupes por mamá y por mí.

Pero, padre, puedo protegerlos —mi voz tembló, estaba tratando de no llorar. Alguien nos había puesto un trampa, haciéndonos caer por el barranco, pero no se había detenido ahí. Las balas caían sobre nosotros como ráfagas. No tardaríamos mucho en comprometer nuestra posición, sino lo estaba ya.

Ve por tu hermano —padre apretó el arma en mis manos—. Una vez que esté contigo, corran. Corran y busquen ayuda, ¿entendido?

Asentí.

Sí, padre.

Edward —padre me detuvo antes de que me fuera, poniendo su mano en mi hombro—, si no regreso… —hizo una pausa, mirándome con severidad cuando notó mis ganas de abrir la boca e interrumpir—. Si no regreso, vas a tener que cuidar por mí a tu hermano y a tu madre, lo entiendes, ¿verdad?

Lo miré con toda la seriedad que pude reunir a pesar de mi temor. Mi padre, Edward Cullen II, me estaba delegando a mí su puesto si no regresaba.

Eso se sintió como una despedida.

Tragué saliva, y asentí.

Sí, padre.

Un segundo después, me di la vuelta y salí corriendo en busca de mi hermano.

.

.

Seth era asustadizo. Salió corriendo, perdiéndose de vista. Era mi deber mantenerlo a mi lado, y no lo hice.

Corrí a través del desierto, cada vez más preocupado. Incluso aunque encontrara a mi hermano, ¿qué pasaba si estaba herido? ¿O que tal sino, pero nos perdíamos y nunca lograran encontrarnos? Padre estaría furioso. Lo primero que me enseñó fue a sobrevivir en condiciones adversas.

Pero me sangraba la frente, tenía hambre, sueño y mucho miedo. Lo único que me detenía de hacerme un ovillo es que mi hermano pequeño aun no aparecía, y yo tenía una misión que cumplir.

Siempre que tenía misiones que cumplir, me mantenía alerta, no dejando que los sentimientos se entrometieran. Padre me lo había enseñado a la mala manera. Había sumergido mi cabeza en agua helada todas aquellas veces que me equivoqué, que me dejé llevar por los nervios.

Después de la séptima vez de perder la sensación en la piel por el entumecimiento y el frío, aprendí a no llorar.

Solo pensaba en su castigo si no encontraba a mi hermano.

Pero ¿y si padre estaba muerto? No tendría ningún castigo.

Aunque prefería zambullir mi cabeza en el océano Ártico que pensar que algo así pudiera pasar. No, no me iba a dejar llevar por las emociones, menos las que eran mezquinas.

Seguí buscando durante lo que parecieron horas. La sangre se había secado en mi rostro, y sabia que dejaría cicatriz. No había que ser un genio para intuirlo.

Las estrellas comenzaban a ponerse en el cielo cuando lo encontré.

Seth estaba agazapado entre dos piedras gigantes, con las rodillas en el pecho y la cabeza sobre estas. Parecía perdido, murmurando cosas que no podía entender y sollozando incontrolablemente.

Mi hermano, a diferencia mía, siempre había sido más sensible. Estaba cortado de una manera distinta; veía el mundo de forma diferente. Era el preferido de mamá por eso, pero yo no le tenía envidia. Él también era mi preferido.

Si había una persona en el mundo que fuera mi otra mitad, ese sería mi hermano.

Sethie… —me acerqué con sigilo, especialmente cuando el suave susurro de mi voz hizo que se encogiera más y negara con un chillido—. Soy yo, Edward. Tranquilo.

N-no —sollozó—. E-Edward est-aaá m-u-mu-erto. M-mamá tam... también.

No, Sethie —ignoré su tartamudeo, sin tomarle demasiada importancia. El pobre llevaba horas escondido en este lugar, olvidado de la mano de Dios. ¿Cómo podría no estar aterrorizado?

Me posé alrededor de mi hermano y estiré la mano, tocándole el brazo. Respingó, y me vio conmocionado. Sus mejillas estaban manchadas de tierra, con riachuelos de lágrimas corriendo por ellas.

—Estoy aquí. Estoy bien.

Ed-Edward, ¿e-eres t-tú?

Sí, soy yo.

Es... e-estás sangrando.

Lo sé —con mucho cuidado me senté a su lado, asegurándome de dejar la pistola a una distancia prudente. Le pasé el brazo por los hombros—. Pero estaré bien. Solo es un corte —uno muy profundo, pensé.

Me inspeccionó durante unos segundos, como asegurándose si lo que decía era en serio, pero no aguantó demasiado y se lanzó hacia mis brazos.

Las muestras de afecto con Seth era algo que trataba de mantener a raya, ya que odiaba que los hombres de mi padre vieran lo sensible que él podía ser. Pero por esta vez me mordí la lengua y dejé que me abrazara, y que volcara todo su miedo en mí.

La noción de tener a alguien a quien proteger disipó mi propio temor, y lo agradecí.

L-la vi, Ed-Edward —tembló como un terremoto en mis brazos, pero me mantuve firme. No dejé que las emociones me nublaran—. Ellos la mataron. Tenía los ojos abiertos y sangre en la boca.

¿A quién?

Alzó la mirada manchada, llorando como el niño que era. Mi hermano y yo sólo nos llevábamos cuatro años, pero en este momento se sentía como una vida de distancia. Un espacio insalvable, que marcaba con perfecta claridad quién estaba a cargo y quién no.

A m-a... —tragó saliva, aterrorizado—. A m-mamá, E-Edward. La a-asesinaron f-f-f-f-r... frente a mí.

.

.

.

El sonido del despertador y el raudal de luz que entraba por la ventana fue lo que me despertó de la asquerosa pesadilla en la que me encontraba sumergido. Me había atormentado los últimos nueve años, haciéndome sentir impotente cada vez.

Pero no hoy.

Por primera vez en más de un lustro, me sentí bien.

Hoy comenzaba mi venganza.


Hellouuuu. Hola :) Espero que les haya gustado el prólogo y me acompañen con esta historia y sobre todo, le den una oportunidad a Edward. Y a Bella. Y a Jasper.

Si se guían por el summary, ya van a saber de qué va más o menos el fic. Y también tuve una fuerte inspiración en The Way I Loved You de Taylor Swift. Ya se imaginarán por qué jaja.

Sin más que decir, me despido y nos leemos ¿pasado mañana tal vez? Depende de sus comentarios, por supuesto.