¡Esta historia la escribí yo!
Capítulo 10
Edward
La casa de los Swan me causaba urticaria.
Por muy bonita que fuese, todo estaba tan perfectamente acomodado, cada cosa en su lugar, cada piso linóleo perfectamente pulido, que parecía que entrabas a una dimensión diferente. Incluso los árboles, los cientos de manzanos, estaban acomodados y podados de una manera perfecta, con excelente precisión.
A Charles Swan le gustaba el orden. Sus hijas eran ejemplo de ello.
Excepto, por supuesto, Alec Swan, que me miraba desde su posición como si quisiera comerme vivo. El adolescente aún no había aprendido la importante regla de respetar a sus superiores. No me molesté en darle más de mi atención; yo no sería quien le enseñase.
Algún día daría un paso en falso, y una bala, o una puñalada, lo haría por mí.
—Bella vendrá en un momento —soltó Renee Swan, que se había pasado los últimos minutos lamiendo mi mano como una perfecta ama de casa italiana. Comenzaba a cansar mi limitada paciencia—. No sé por qué Alice y ella tardan tanto.
Imaginé que estarían peleando, pero contuve esa respuesta para mí. No me había llevado ni dos minutos en presencia de las hermanas Swan para darme cuenta de que su relación estaba lejos de ser como la de Seth conmigo.
Qué lástima. Pero cuando tienes un padre como Charles y una madre como Renee, la única opción es pelear por el favoritismo. Pero ¿en realidad valía la pena?
A veces pensaba en mi padre, y en qué pasaría si él hubiera vivido. ¿Seth me habría odiado y envidiado por ser el mayor y llevar el negocio? De alguna manera, lo dudaba.
—Siento la tardanza. Estaba… —Bella se paró en seco cuando me vio sentado en el sillón de su recibidor. Por un momento, una expresión culpable obnubiló sus rasgos, pero se fue tan rápido que me pregunté si no me lo había imaginado—. Estaba terminando de arreglarme. Y-yo… no encontraba mis aretes —balbuceó.
—Sí, estaba buscándolos por todas partes —Alice apareció detrás de ella, toda una visión repleta de sarcasmo. La miró, sin disimular el veneno en sus orbes oscuros—. Incluso el señor Hale tuvo que ayudar.
A Bella se le fue el color del rostro. Fruncí el ceño.
—No te preocupes, no esperé mucho —dije, intentando aliviar su preocupación. Sabía que ella le tenía miedo a su padre, lo que me ponía por demás descontento y furioso—. Te he traído flores.
Bella reparó en el estúpido ramo que Seth había conseguido para mí. Sonrió, aunque me pareció una sonrisa hueca.
—Son hermosas, gracias. Me encantan las peonías.
Asentí porque ¿qué podía decir yo o qué podía hacer ella? Esta situación era bastante incómoda, especialmente estando nosotros rodeados de personas. Algunas demasiado entusiasmadas por nuestra relación, como Renee, y otras recelosas, como Alec y Charles.
—Las pondré en agua para ti, Bella —la madre de Bella alcanzó el ramo en mis manos y se lo entregué sin chistar.
La situación se volvía más desagradable por segundos, así que dije:
—Si estás lista, podemos irnos.
Ella sonrió, aliviada, y por primera vez pareció natural.
—Sí, claro. Vamos.
—Pórtate bien —Charles advirtió a Bella, y tuve que contenerme para no abrir la boca, recordando la promesa hacia Seth. No estaba en mi casa, y Bella aún no era mía.
—Por supuesto, padre —ella asintió obedientemente sin verlo a los ojos. En cambio, me estudió.
—Nos vamos —asentí hacia la pareja mayor y hacia Alice, ignorando completamente a Alec—. La traeré en unas horas.
—Por supuesto —Renee sonrió—. ¡Pásenla bien!
—Lo haremos.
Tomé la mano de Bella, notando que estaba repleta de sudor frío por los nervios, y la jalé para que caminara a un lado mío. Por alguna razón, sentí como si la estuviera sacando de un nido repleto de víboras.
La sombra de su guardaespaldas nos siguió y fruncí el ceño. Bella asió mi mano con fuerza.
—Ignóralo —me pidió. Asentí sin decir palabra.
Entramos a mi camioneta en la parte de atrás, mientras el guardaespaldas y mi chofer se sentaron enfrente. Inmediatamente alcé la pantalla de privacidad del asiento trasero, para no tener ojos curiosos que nos pudieran ver. En cuanto lo hice, Bella respiró con tranquilidad.
—Lo siento —murmuró—. Estoy un poco nerviosa.
—No hay nada por lo que estar nerviosa, tesoro —murmuré, acariciando su mejilla. No sabía de dónde venía tal arrebato de ternura, pero no me molestaba.
Ella sonrió, triste.
—No soy buena para ti —dijo, compungida, y soltó una risa amarga. Luego, como si no fuera suficiente, añadió con amargura—: Creí que eras malo.
—No te equivoques, Bella —seguí acariciando su tersa piel mientras susurraba—. Soy un hombre muy, muy malo.
—Tal vez sí —asintió, como para sí—. Pero yo soy tan mala como tú.
Eso casi me hizo sonreír.
—¿Cómo podría una cosita como tú ser malvada?
Me miró entre sus pestañas.
—Te sorprenderías.
Miré sus labios, la distancia no era mucha. Su susurró barrió su cálido aliento en mi piel, y su mirada, aunque no era una invitación abierta, tampoco me miraba con recelo como la primera vez. En cambio, tenía la misma expresión que cuando su hermana nos interrumpió en su estudio, cuando estuvimos a punto de besarnos.
Esta vez, no había nada que nos detuviera. Nadie que nos pudiera interrumpir.
Acerqué mi rostro al de ella y un segundo después, nuestros labios se tocaron.
.
Bella
.
Toda la culpabilidad y las nauseas que sentía desaparecieron en el momento en que Edward Cullen puso sus labios sobre los míos.
Suavemente, como el pétalo de las flores que me había traído, su rostro se acercó a mí. Entreabrí los labios, hipnotizada, y él aprovechó esa bruma para introducir su lengua en mi boca y adueñarse de mí.
Nunca había tenido un beso como este. Me besaba con salvajismo, como si quisiera devorarme, como si hubiese estado esperando un largo tiempo y por fin pudiese hacerse conmigo. En cambio, cuando Jasper me besaba, todo era calidez y dulzura, casi como si tuviera miedo de romperme.
Jasper.
El pensamiento de culpabilidad azotó de nuevo, sabiendo que no hace mucho dejé que me tocara, y me separé de Edward. A regañadientes, me soltó. Sus labios estaban hinchados, sus ojos brillantes, y fue ahí, en el asiento trasero de su camioneta, cuando por primera vez vi la humanidad, la fragilidad en él.
Se fue tan pronto como llegó.
Inspiré aire puro y miré avergonzada hacia la ventana. Pasaron unos segundos hasta que él habló.
—Lo siento —dijo. Las palabras sonaron raras, como si no estuviera acostumbrado a disculparse—. Me he sobrepasado.
—No lo sientas. Yo no lo hago —murmuré, sorprendida de estar diciendo la verdad.
Lo que me hacía querer vomitar era que Jasper estuviera enfrente de mí. Lo amaba, sí, y lo dejé tocarme en un momento de debilidad, pero eso no podía volver a pasar. Edward estaba demostrando que, al menos, no sería un marido del todo terrible. No quería caerme de su lado bueno.
Sabía lo que le hacían los maridos mafiosos a las esposas infieles.
Me estremecí con horror al pensarlo.
—¿Tienes frío? —preguntó Edward. La piel de mis piernas se había puesto de gallina por los escalofríos, pero no se debía a la temperatura dentro del auto.
—No, estoy bien.
Sentí su mano serpentear hacia la mía. La tomó con fuerza, enroscando sus dedos entre los míos, y lo miré sorprendida por su arrebato.
—No tienes que temerme, Bella —dijo.
Con un movimiento ágil desabrochó mi cinturón y me arrastró por el asiento hacia su lado, pero no lo suficiente para ponerme en su regazo. Me sentí rígida, hasta que lentamente me descongelé y me dejé acariciar.
Traté de no sentirme culpable por dejarlo tocar mi cuerpo. Después de todo, él era mi prometido, no importaba lo que sucediera o lo que yo quisiera. Tenía que acostumbrarme a Edward.
Y debía, no, tenía que olvidar a Jasper, por el bien de todos.
Yo no era de las mujeres que peleaban con uñas y dientes. Nunca había sido así; siempre me había dejado llevar por la corriente. Esta no sería la excepción.
Ni siquiera el amor por mi guardaespaldas me hace fuerte, pensé con diversión oscura. Eso significaba que nada lo haría.
—No te temo, Edward —murmuré—. Ya no.
Respiré su rico aroma a brisa marina y sándalo, y me acurruqué junto a él.
No tenía ningún caso pelear. La resignación era mejor.
Hola hola, muchas gracias x leer :) Veo que a todas les cayó bien Seth. Él es uno de mis personajes favoritos y siempre que puedo trato de incluirlo en mis historias, por lo cual será un importante personaje secundario :D
También he cambiado la portada de la historia jeje, según yo se ve mejor así pero díganme que opinan ustedes !:)
Les está gustando la historia? cuénteme en sus comentarios.
Nos leemos luego! :)
