¡Molto bene!

Ni yo me esperaba aterrizar por aquí con otro nuevo fanfic. Para variar, decidí tomar el reto de escritura de hace 2 años, pero esta vez en MLP con uno de mis ships favoritos. Esta vez, todas las historias correrán por cuenta mía, así que espero que les gusten, porque todos vienen con este ship que me gusta mucho: AppleSpike.


1. Contacto visual

Los pasos de Spike lo habían guiado al mercadillo de Ponyville en esa mañana de otoño. Él buscaba un poco de fruta de la época para llevar a casa, con algo de dinero que le dio Twilight y también de un poco que había ganado la semana anterior ayudando a Fluttershy a pintar un cobertizo al lado de su casa.

Fue hacia el puesto de la yegua Carrot, donde se surtió de unas cuantas calabazas, zanahorias y mandarinas. Cuando volteó, se dio cuenta de que sus amigas granjeras atendían en el otro lado del mercado. Applejack fue la primera que lo vio.

Un movimiento casi imperceptible de su casco en señal de saludo le hizo sonreír. Cuando notaron la sonrisa de ambos, se pusieron un poco sonrojados. Spike siguió haciendo sus compras en otros puestos, llevándose unos cuantos pastelillos de la señora Cake y también compró flores naranjas de un puesto que traía cosas de Mexicolt.

Desde el puesto donde le entregaban las flores, volvió a mirar hacia el puesto de Applejack. Una vez más, volvieron a encontrarse con los ojos y una sonrisa boba se les formó en la cara. Fue entonces que se acercó a saludar.

—Hola, chicas —dijo el dragón tomando una manzana.

—Buenos días, dulzura —le contestó Applejack.

—¡Hola, Spike! —saludaba también la pequeña Applebloom.

—Quiero unas manzanas para ponche, ¿todavía les quedan?

Applejack se alejó unos pocos pasos mientras Applebloom despachaba a otros clientes. Spike aprovechó esos pocos segundos para acomodar mejor las cosas dentro de su bolsa, y poco rato después, Applejack regresó con una bolsa de manzanas y cañas de azúcar para él.

—Te aparté las mejores, y puse un poco de azúcar natural —decía orgullosa—. Créeme, te endulzará el día.

—Ya hay alguien endulzando mi día justo ahora.

Aquello le hizo dar una risita a la granjera, y mientras Applebloom seguía despachando a unos cuantos viajeros, ellos seguían dándose unas cuantas miradas fugaces; nadie podría imaginarse el pequeño secreto que guardaban esos breves vistazos.

Pero entre ellos, podían distinguir aquel característico brillo del enamoramiento en los ojos del otro.