Disclaimer: Ni Evangelion ni sus personajes me pertenecen.

La forja de la gloria

Ansiosos, desesperados por regresar a sus hogares, la inmensa mayoría de los habitantes de Tokio-3 atestaba las principales autopistas de la ciudad, en las cuales, al resonar las bocinas de los automóviles, eran el punto de origen del persistente escándalo que reverberaba a kilómetros a la redonda. Por ende, evadiendo verse atrapados en los embotellamientos, Shinji y compañía optaron por usar el metro.

Sin embargo, como lo vieron al ponerse cómodos dentro del vagón, muchos otros tomaron la misma decisión que ellos, colmando, por completo, el tren metropolitano que partió hacia el corazón de la urbe. Así pues, guardando silencio, dejándose envolver por el bullicio de cientos de voces flotando en el aire, Shinji no despegó su vista del suelo al hallarse sentado entre Misato y una callada Ayanami.

– Ahora debes cumplir tu promesa, Misato.

Resaltando entre el gentío que hablaba a la vez, Shinji, moviendo con levedad su cabeza, alcanzó a reconocer la voz de Asuka, quien, también sentada junto a Misato, pero en el extremo opuesto, conversaba con ella de un modo inusualmente amigable. Segundos más tarde, Misato, con un tono igual de amistoso que el de la germana, le respondió a la pelirroja al hacer un ademán con sus manos.

– No te preocupes, tienen mi palabra. Una promesa, es una promesa.

Casi de inmediato, empezando a reducir la velocidad, el ferrocarril que los transportaba fue acercándose a la siguiente estación, donde Shinji y los demás, al quedar a pocas calles de distancia del departamento de Misato, se bajarán para realizar el resto de su recorrido a pie. De esa manera, oyendo el anuncio de la próxima parada en la megafonía interna, Shinji se preparó para continuar con su travesía nocturna.

Si bien debería sentirse feliz por haber derrotado a un ángel más, el cual, al caer desde la órbita del planeta, amenazó con matarlos a todos al destruir Tokio-3 inmolándose a sí mismo, el rostro apagado y ensimismado de Shinji reflejaba el debate mental que lo azotaba desde hace varias horas atrás. Por ello, limitándose a dejarse arrastrar, Shinji siguió los pasos de sus acompañantes al no decir nada.

A medida que la luna reafirmaba su dominio en el cielo, el frío, haciéndose presente al estar liberado de los cálidos rayos del sol, se extendió por las avenidas y callejones de la ciudad hasta llegar a Shinji. Ante esto, estremeciéndose, Shinji se mantenía detrás del grupo de mujeres que encabezaba la caminaba, quienes, en busca de un restaurante donde cenar, querían celebrar su más reciente victoria.

No teniendo noción del tiempo, sintiéndose extraño al no estar en casa a esas alturas de la noche, Shinji casi chocó con Ayanami que, de repente, se detuvo de golpe al ver que Misato y Asuka lo habían hecho primero. Shinji, intentando salir de su letargo, miró sus alrededores hallando un sencillo y tradicional puesto callejero de ramen, el cual, estando abierto, ofrecía una gran variedad de sopas calientes.

– Sé que tienes poco dinero, Misato.

Observando a Asuka hablarle otra vez a Misato, Shinji, captando el agradable olor a verduras y especias, sintió cómo su estómago le exigía una pizca de atención, luego de haber estado, desde hacía mucho, abstraído en sus pensamientos.

– No te preocupes por la elegancia, reconozco que no nos mentiste–Asuka, llevando sus manos a sus caderas, continuó hablando con Misato–incluso la chica maravilla aceptó venir con nosotros, esta cena será memorable.

De inmediato, impulsados por la apremiante necesidad de comer, Misato y el trío de pilotos no se demoró en tomar asiento frente a la barra del puesto de ramen, donde Ayanami, diciendo algo por primera vez desde que salieron de las instalaciones de Nerv, fue la primera en pedir su orden para cenar. La alemana, poco después, no se quedó atrás pidiendo el platillo que más se le antojó del menú.

– Quiero un tazón de sopa de fideos y verduras, sin carne, por favor.

– Yo quiero un ramen de aleta de tiburón, con cerdo asado.

Shinji, sin el entusiasmo que desprendía Asuka, pidió un ramen con carne de res al igual que Misato. Así, al cabo de una corta espera, Shinji se vio a sí mismo reflejándose en el sabroso caldo que humeaba en su plato, y al mirarse, a su vez que seguía escuchando a Asuka vanagloriarse por el triunfo de esta tarde al eliminar al décimo ángel, Shinji alcanzó a oír la voz de Ritsuko al remontarse a esa misma mañana.

¡Excelente trabajo, Shinji!

Habiéndose terminado otra ronda de pruebas de sincronización, estando en el cuarto de control liderado por la Doctora Akagi, no era normal que ella, quien solía ser muy seria, recibiese a Shinji con una felicitación tan elocuente frente a Asuka y Rei. Shinji, avergonzado por ser el centro de las miradas, notando cómo Soryu arqueaba una ceja con enojo, no se tardó en cuestionar el motivo de tal elogio.

¿Por qué lo dice, Doctora Akagi?

Tu nivel de sincronización aumentó en ocho puntos, Shinji. ¡Esa es una cifra asombrosa!

Adelantándosele, antes que tan siquiera pudiese abrir la boca para decir algo, Asuka, no queriendo perder su puesto como la piloto con el mejor rendimiento numérico, se apresuró a reafirmar su superioridad en las estadísticas.

¡Aún así, Shinji está cincuenta puntos por debajo de mi nivel de sincronización!

Empero, fiel a su personalidad asertiva y punzante, la científica rubia, girándose hacia la chica pelirroja, sonrió con seguridad al minimizar los esfuerzos de Soryu por brillar.

Eso es verdad, pero aumentar su nivel en ocho puntos, en apenas diez días, es algo muy impresionante, Asuka.

¡Pues a mí eso no me impresiona! –Enfadada, volteándose hacia Shinji, Asuka exclamó con gran disgusto antes de dedicarle una felicitación menos afectuosa al piloto de la Unidad 01– ¡Disfruta tu victoria mientras dure, estúpido Shinji!

Sí, Asuka…

¡Te veré cuando regresemos a casa, inútil!

Así, mirándola dirigirse hacia las duchas a paso veloz, Shinji, comenzando a sentirse culpable por haber opacado a Asuka, hizo lo mismo un minuto más tarde al caminar hacia el vestidor de hombres. Para Shinji, dichas pruebas no poseían ningún valor que lo hiciese sentirse superior a nadie, únicamente eran uno de los muchos deberes que, al ser piloto de un Evangelion, debía cumplir sin excepción alguna.

Sin embargo, ya teniendo poco más de un mes desde que Asuka llegó al país, Shinji ya era muy consciente de la personalidad competitiva de la alemana, la cual, por más absurdo o exagerado que pudiese sonar, la obligaba a sobresalir en lo que sea. Aquello, precisamente, era la raíz de la desazón que empezaba a extenderse en Shinji al no poder alegrarse por haber hecho un buen trabajo hoy.

Parecía que el destino, o el universo mismo, conspiraba en su contra pisoteando y amargando cada ocasión que debería ser motivo de felicidad para Shinji. Por más contradictorio que pudiese ser, la felicidad, convirtiéndose en la causa de más tristezas en la vida de Shinji, diezmaba, todavía más, el casi inexistente aprecio y estima que el propio Shinji tenía para sí mismo, al ver, con malos ojos, sus éxitos.

¿Por qué continuaba piloteando si no se sentía feliz haciéndolo?

¿Por qué si luchar dentro de la Unidad 01 lo lastimaba no se marchaba de la ciudad?

¿Por qué persistía en seguir haciendo algo cuyos logros le hacían sentir culpable por obtenerlos?

Tales preguntas contaban con una misma respuesta, la cual, aún sin que Shinji la descubriese, la encontrará con el transcurrir de los acontecimientos que se veían próximos a darse. No obstante, para que consiguiese hacer tal hallazgo, Shinji deberá confrontar sus inseguridades y temores aprendiendo lo que era ser parte de un grupo de personas, quienes, para bien o para mal, lo verán como uno de ellos.

De todas formas, tan pronto como sintió el agua helada de la regadera cayendo sobre él al bañarse, Shinji, lavando su cabello cubierto con LCL, se olvidó de los berrinches de Asuka sin imaginarse la batalla que sucederá más adelante en cuestión de unas horas, donde la colaboración en equipo, por encima de la individualidad, será la virtud que los hará ganar y sobrevivir ante una muerte más que imperiosa.

¡Un ángel!

Fue así, mientras tomaba un descanso, al acabar de ducharse y vestirse, que Shinji llegó a oír el sonido ensordecedor de las sirenas que, acompañadas de intensas luces rojas, rugieron en todos los rincones de Nerv alertando del peligro. Shinji, como Asuka y Rei, reconociendo ese ruido sin problemas, supieron claramente que eso significaba que un nuevo ángel había sido detectado acercándose a la ciudad.

Simultáneamente a que Shinji corría en busca de Misato y los demás, Misato, precisamente, se hallaba reunida con Ritsuko quien la puso al tanto de la situación. Debido a la ausencia del Comandante Ikari, quien salió de Japón el día anterior, la responsabilidad absoluta de organizar y ejecutar la defensa de Tokio-3 recaía en ella, quien, recientemente, fue ascendida de rango por su buena labor y desempeño.

Gracias a la información recopilada y analizada por Magi, estaban al tanto de la posición del ángel en la órbita del planeta, el cual, al ir disminuyendo gradualmente su altitud, tenía la clara intención de estrellarse contra ellos, provocando, como consecuencia, una devastación inimaginable que acabaría por borrarlos del mapa. Por ende, como era lógico, Misato se preocupó primero por los civiles.

Poseyendo la máxima autoridad tanto en Nerv como en Tokio-3, Misato, sin vacilar, ordenó una inmediata y completa evacuación de la metrópoli con el afán de salvar todas las vidas posibles. Por el contrario, recibiendo la orden de mantenerse en sus puestos, el personal militar volvió a sentir el peso y el estrés que los combates ejercían sobre cada uno de ellos, y Shinji, especialmente, lo sintió aún más.

Así pues, mientras que los edificios y rascacielos de Tokio-3 se escondían bajo tierra en preparación para la contienda, Shinji, corriendo por los pasillos de Nerv, se reencontró con Asuka y Rei, quienes, con solamente hablarse con las miradas, avanzaron juntos hacia la sala de control donde Misato ya esperaba por ellos. Y al llegar allí, mirando en la gigantesca pantalla una fotografía del ángel, Misato les sonrió.

¿Qué dices? –Incrédula, pensando que debía tratarse de una broma, Asuka vociferó al cuestionarle a Misato la veracidad de sus palabras– ¿Quieres que atrapemos al ángel con nuestras propias manos?

Shinji, quien a diferencia de Asuka, se quedó mudo al terminar de escuchar la explicación de Misato con respecto al décimo ángel, miró las palmas de sus manos al presentir el intenso dolor que las castigará cuando tuviese que usarlas para detener a su monstruoso oponente. Rei, como era usual en ella, ni siquiera se inmutó ni pestañeó durante la corta y directa exposición de Misato al decirles su plan.

Sí, posicionaremos a los tres Evas cerca del punto de impacto que fue estimado por Magi–Misato, reconociendo lo suicida y demencial de su plan, no pudo hacer más que esbozar una suave sonrisa en sus labios–cuando el ángel esté a su alcance, emplearán su Campo AT al máximo para desacelerar su desplazamiento hasta detenerlo por completo.

¿Qué debemos hacer si el ángel cambia de dirección mientras cae? –Shinji, al fin diciendo algo, le cuestionó a Misato con un tono de voz más pausado que el de Asuka.

Si eso ocurre, no habrá nada más que podamos hacer. Eso significa entonces que será nuestro fin. Todos moriremos.

¿Qué pasará si los Evas logran atrapar al ángel, pero no son capaces de desacelerarlo lo suficiente como para evitar que se estrelle? –Soryu, con un atisbo de mesura, le planteó una segunda interrogante a Misato.

De pasar eso, también moriremos.

¿Cuáles son nuestras probabilidades de triunfo? –Ayanami, sorprendiendo a los presentes al romper su propio silencio, le formuló una pregunta más a la Mayor Katsuragi.

Sinceramente, no lo sé.

¿Pero qué clase de operación es esta, Misato? –Asuka, volviendo a explotar de enojo, se indignó ante la aplastante sinceridad de Misato al no saber qué ocurrirá con ellos– ¡Ni siquiera tú misma sabes si venceremos o no!

Aquel reclamo, rebotando en las paredes, llegó a ser percibido hasta en los confines más remotos de Nerv, creando, como resultado, una tensa afonía que cobijó a todos al no tener Misato una respuesta para la interrogante de Asuka. Empero, sacando a relucir su liderazgo y pericia, Misato, conservando la calma, volvió a esbozar un semblante sonriente para transmitir una sensación de paz y serenidad.

Tienes razón en enfadarte, Asuka. Este no es el mejor plan que se me haya ocurrido, pero confío totalmente en la capacidad de ustedes tres para que salgan victoriosos y nos salven.

Aunque la mismísima Asuka no lo reconociera abiertamente, la suavidad de Misato para hablar, al combinarse con su expresión cálida y reconfortante, consiguió apaciguar, levemente, sus ánimos exaltados. Shinji, mirando a la teutona, luego a la silenciosa Ayanami, regresó su vista hacia el frente, deseando contagiarse, con franqueza, de la tranquilidad que Misato intentaba inyectar en ellos tres.

Sé que suena como una locura, supongo que deben pensar que es imposible, pero los he visto a los tres hacer cosas que parecían ser imposibles para ganar una y otra vez. Sé que ustedes harán posible este milagro.

¿Un milagro, Misato? –Soryu, una vez más, no escondió su escepticismo al cuestionar la ligereza con la cual Misato se estaba tomando la situación– ¿Ahora nos pides que hagamos un milagro?

Lamento mucho no tener una estrategia más planificada para esta ocasión, pero cuando terminemos los llevaré a los tres a un restaurante para que tengamos una cena especial como celebración por haber triunfado.

Ayanami no mostró ninguna reacción, Asuka y Shinji; por el contrario, al escuchar la oferta de Misato, parpadearon con sorpresa ante tal afirmación, ya que ellos, al vivir bajo el mismo techo junto a ella, la conocían de extremo a extremo y sabían que ese tipo de ofrecimientos no eran normales en Misato. Sin embargo, no sonando nada mal la idea de salir a cenar a un restaurante elegante, Asuka habló primero.

¿Una cena especial?

¡Así es, se los prometo!

¡Eso suena genial, Misato! –Shinji, no queriendo quedarse atrás, también se mostró emocionado por la invitación de su tutora.

Espero que esta no sea una de esas promesas que sueles olvidar–Asuka, arqueando una ceja, puso en tela de duda la firmeza de Misato para cumplir con sus compromisos.

Les aseguro que esta vez no será así. Ahora vayan a prepararse, la operación comenzará en veinte minutos.

Dicho eso, dirigiéndose de vuelta hacia los vestidores para colocarse sus trajes, el trío de pilotos, abandonando la habitación, avanzó por los intrincados pasadizos subterráneos de Nerv, viéndose abrigado, totalmente, por la privacidad y soledad necesaria para hablar entre sí con honestidad.

Si Misato de verdad habla en serio, será mejor comenzar a pensar a cuál restaurante iremos a cenar después de derrotar al ángel–Asuka, caminando en el centro entre sus dos compañeros, se volteó hacia Rei luego de dar aquel comentario– ¿Tú también vendrás con nosotros, primera elegida?

No lo sé, tal vez no.

¿Por qué no, Ayanami? –Shinji, girándose hacia la piloto de la Unidad 00, le preguntó al no comprender el motivo de su potencial ausencia.

Porque jamás como carne.

Hallándose a muy poco de llegar a los vestuarios, Shinji, desde que conocía a Rei, y hasta ahora, descubría que ella no consumía ningún tipo de carne animal. Si bien aquella cuestión le causó mucha curiosidad al respecto, debiendo separarse para prepararse, Shinji vio a las dos chicas ingresar en el recinto para mujeres, en tanto él, como era usual, entró solo en el espacio designado a los hombres.

Fue allí, al verse, una vez más, frente a una contienda que podría costarle la vida, soltando uno a uno los botones de su camisa, que Shinji, otra vez, se indagó a él mismo por qué aceptaba participar en algo de inmenso peligro. Nada ni nadie lo obligaba a hacerlo, existía la posibilidad de simplemente negarse y marcharse de allí sin que ningún obstáculo lo detuviese; no obstante, Shinji no se retiraba ni dimitía.

En el pasado reciente, como producto de sus combates, Shinji había sido hospitalizado por sus heridas durante varias semanas, padeciendo, además, de duras secuelas emocionales a raíz de sus peleas contra los ángeles; asimismo, de sufrir la fría indiferencia diaria y constante de su padre, el cual, cuando Shinji se vio en cama, nunca tuvo ni la decencia ni el interés de visitarlo ni de indagar su estado de salud.

¿Entonces por qué seguía piloteando la Unidad 01?

¿Por qué se tomaba la molestia de pilotear si era maltratado?

¿Qué recibirá al final del camino como recompensa por sus sacrificios?

Varios meses antes, al desarrollarse la Operación Yashima, previo a la llegada de Asuka a Tokio-3, Shinji le consultó a Ayanami sus motivos para ser piloto. Rei, con una simpleza que aún estremecía a Shinji, le dijo que piloteaba porque era su forma de vincularse con los demás. Ayanami no buscaba gloria, ni fama ni ninguna otra cosa que la enalteciese, sólo deseaba sentirse unida al mundo y a toda su gente.

Sin más, permitiendo que la corriente lo arrastrase sin oponer resistencia, Shinji acabó de desnudarse, para sentir, al tratarse de una segunda piel, cómo su uniforme de piloto se ajustaba a su cuerpo con el mero acto de oprimir un botón en su muñeca. Así, soltando un suspiro, Shinji se dispuso a reencontrarse con Asuka y Ayanami sin que la más insignificante esperanza le prometiese que sobrevivirá a la batalla.

Al salir, reuniéndose con Rei y Soryu, volviendo a ser la punta de la lanza de Nerv, Shinji se enfiló junto a ellas hacia el elevador que los llevará al nivel donde se ubicaban sus Evas. Ahí dentro, en un principio, escuchando el mecanismo del ascensor realizar su trabajo, nadie se atrevió a pronunciar ni una sola sílaba, se limitaban a observar las luces pasar a medida que su viaje en vertical se desarrollaba.

Oye, Asuka.

Ya no pudiendo soportar la tentación de querer hablar, Shinji, inclinándose con sutileza hacia Asuka, consiguió acumular el valor requerido para dirigirle la palabra a la germana.

¿Qué quieres? –Asuka, sin ninguna gentileza ni amabilidad, le inquirió a Shinji al interrumpir sus pensamientos.

¿Por qué te convertiste en piloto? –A pesar de tener más de un mes de conocerla y de vivir junto a ella, Shinji, hasta el día de hoy, no tenía ni la más remota idea de porqué Asuka aceptó pilotear el Eva 02.

¡Para que todos sepan lo magnífica y talentosa que soy! –Vanagloriándose, no perdiendo la oportunidad para resplandecer, Asuka le respondió con su habitual arrogancia y soberbia.

¿Lo haces para demostrarles a todos que existes? –Sin que el propio Shinji se diese cuenta de su brillantez, viendo más allá de la cortina de humo que Asuka creaba para aparentar, el piloto de la Unidad 01 le dio en el clavo, al señalar, con exactitud, la auténtica razón por la cual la alemana arriesgaba su vida al pilotear.

Sí, para eso también–Asuka, sorprendida y asustada que Shinji haya adivinado sus legítimas intenciones, trató de desviar la conversación lejos de ella utilizando a Ayanami como la distracción perfecta– ¿Por qué no le preguntas a Rei?

Ya se lo había preguntado antes que llegaras a la ciudad, Asuka.

¡Vaya! ¿Ustedes dos son muy buenos amigos, no es verdad? –Al ver que su primera opción no funcionó, Soryu, temiendo que Shinji le hiciese más preguntas personales, lo usó a él mismo para mantener la distancia entre ellos–ahora es tu turno, Shinji. Dime porqué piloteas tú.

Shinji, sorprendido por la rapidez con la cual pasó de ser el interrogador a tomar el papel del interrogado, tragó saliva antes de bajar la mirada al suelo. Mientras que Ayanami intentaba sentirse parte de la sociedad y Asuka quería ser vista como la mejor, Shinji, todavía sin entender sus propias motivaciones, no poseyó más alternativa que ser franco y confesar que ni él mismo sabía por qué.

Honestamente, no tengo idea.

Asuka, verdaderamente impresionada por la contestación tan absurda de Shinji, borrando la expresión sonriente de su cara para dibujar una de disgusto, se convenció a sí misma que Shinji debía ser el chico más tonto que conocía.

¿No sabes por qué lo haces? –Soryu, recuperando el don de la elocuencia luego de esa impresión, le repitió a Shinji, por millonésima vez, la misma interrogante que ya le ha hecho muchas veces antes– ¿Acaso eres idiota o qué?

Quizás sí lo sea, Asuka.

Al menos lo reconoces, estúpido Shinji.

A su vez que Asuka murmuraba aquella afirmación, el elevador, llegando a su destino, abrió sus puertas mostrándoles a sus respectivos Evangelion que, ante ellos, lucían como los gigantescos titanes de acero que eran. Por otro lado, reiterando la gravedad de la crisis que recaía sobre sus jóvenes hombros, la voz de Maya Ibuki, resonando por medio de los megáfonos, actualizó la posición del ángel al seguir cayendo.

Shinji, ya colocado en su asiento, observando como el LCL colmaba la cabina hasta absorberlo en su totalidad, cerró los ojos en tanto permitía que aquel espeso líquido entrara por su nariz hasta llenar sus pulmones. Quizás nunca logre comprender cómo era posible que aquella sustancia anaranjada le proporcionase el oxígeno que necesitaba para vivir; sin embargo, algo más siempre llamaba su atención.

Sin importar qué tan arriesgada era la misión que debía enfrentar, o qué tan poderoso era el ángel de turno, cada vez que se sentaba en esa silla y sujetaba las palancas de control, una inusitada e infinita sensación de protección y seguridad lo envolvía, prometiéndole que, pasase lo que pasase, no estará solo. Era como si alguien, literalmente, le diese un abrazo y un beso en la mejilla que le daba fortaleza.

Pese a que temía morir si llegaba a fallar, gracias a esa extraña confianza que apaciguaba su alma, Shinji apretó sus puños al aferrarse a los controles de la Unidad 01 antes de mascullarse a sí mismo.

No debo huir.

De repente, proyectándose una pantalla lateral a su derecha, tanto Shinji como Asuka y Rei, vieron el rostro serio de Misato quien se comunicó con ellos para darles sus instrucciones finales desde el cuartel de Nerv. Allí, por medio de los satélites de vigilancia, Misato y compañía podían observar al ángel precipitarse a tierra, dejando, tras de sí, una estela de fuego al adentrarse en la atmósfera del planeta.

Magi los guiará hasta que se encuentren del ángel a una distancia de diez mil metros, superado ese rango, deberán actuar por su cuenta. Confío totalmente en ustedes tres, sé que no fallarán.

Cada uno de ellos, a su manera, se mentalizó para lo que estaba a punto de comenzar. Shinji frunció el ceño, Asuka sonrío con vanidad y Rei se mantuvo ecuánime; empero, no dándoles más tiempo para pensar, la voz de Misato los hizo entrar en acción.

¡Ahora, salgan!

¡Vamos! –Shinji, segundos después de recibir la orden de Misato, gritó con vigor para alentar a sus compañeras.

Sintiendo como el cable umbilical se desconectaba de ellos, los tres Evas, como si fuesen corredores olímpicos en una competencia de atletismo, salieron disparados a gran velocidad al correr tan rápido como las leyes de la física se los permitían. Sus pies enormes, dejando sus huellas en donde sea que pisaban, rompían el asfalto y el concreto a su vez que el ángel hacía lo propio al seguir descendiendo.

Sacudiéndose con violencia, provocando un terremoto artificial al avanzar en su frenética arremetida, el suelo se movía a raíz del apresurado andar de los inmensos colosos que, desde distintas ubicaciones equidistantes, se iban acercando a un mismo punto en común, donde, de no lograr ser detenido, la criatura angelical que caía desde el espacio se estrellaría y los mataría a todos sin clemencia alguna.

Ya sea saltando por encima de puentes, edificios o torres de electricidad, los pilotos, sin bajar la mirada al ver una pequeña luz anaranjada que se volvía más grande en el firmamento, estaban demostrando un excelente dominio de sus Evas al no tropezarse ni accidentarse al continuar acelerando su marcha. El ángel, entretanto, como si supiese de su presencia, se esmeró en lograr su cometido al acelerar.

¡Está acelerando, el objetivo cae más rápido de lo estimado!

Oyendo la voz angustiada de Maya Ibuki al informar de la creciente aceleración del ángel, Shinji, olvidándose de sus miedos e inseguridades por un santiamén, dejó de importarle los riesgos al incrementar su ritmo él también. Superando a sus compañeras de equipo, la Unidad 01, atreviéndose a romper la barrera del sonido, fue la primera en arribar a la zona de impacto frenando de golpe al llegar.

Teniendo a su enemigo justo arriba de él, Shinji, ni siquiera pensando en su padre ni en nada más, tomando al toro por los cuernos, se dispuso a proteger la ciudad alzando las manos para atrapar a la bestia alada que se precipitaba sobre él.

¡Campo AT al máximo!

Dando lo mejor de sí mismo, Shinji, vociferando a todo pulmón, empleó cada gramo de su fuerza, que se manifestó, físicamente, como una demoledora ventisca que desintegró las desafortunadas edificaciones y viviendas cercanas a él. Poco después, sin darle la oportunidad de parpadear, el ángel chocó contra el Campo AT que el Eva 01 emitía atestando el cielo con numerosos y multicolores hexágonos gigantes.

Experimentando, en su cuerpo, la misma presión que resistía la Unidad 01, Shinji juraría que soportaba el peso de una montaña entera, al estar conteniendo, sin ayuda, al ángel en esa colina. A su vez que los pies del Eva 01 se iban enterrando en el piso, Shinji, escuchando a sus huesos crujir y quejarse ante el descomunal desafío que toleraban, debió dar más de sí al sentir la insistencia de su rival en aplastarlo.

Con los dientes apretados, estremeciéndose hasta la última célula de su ser, Shinji se mantuvo firme como una roca, al continuar suministrándole, sin dudarlo, más energía e ímpetu a la kilométrica barrera hexagonal que protegía a Tokio-3 a costa de su propia existencia. Sus palmas, como lo intuyó antes de comenzar, ardían al rojo vivo al causarle un terrible dolor que; si bien no era real, se percibía como tal.

¡Unidad 02, Campo AT al máximo!

Ofreciéndole un ápice de alivio, la voz de Ayanami, resonando de improviso, le recordó que contaba con el respaldo y asistencia del dúo de chicas, las cuales, tan veloz como les era posible, se aproximaban al área para brindarle apoyo a la Unidad 01.

¡No es necesario que me lo digas, chica maravilla!

Aunque no lo pensó en ese momento, más adelante esa misma noche, al encontrarse en su cama, Asuka estrujará su almohada al recordar cómo Shinji volvió a superarla al arrebatarle el protagonismo que tanto ansiaba para ella misma; sin embargo, por ahora, Soryu continuó corriendo al escalar la loma donde se localizaba el Eva 01. Simultáneamente, Rei Ayanami, por el lado opuesto, también se acercaba.

De esa manera, al estar los tres reunidos, el inconmensurable peso que Shinji cargó por sí solo por cinco minutos se distribuyó entre todas las Unidades Evangelion, que fortalecieron, aún más, el escudo que repelía al ángel.

¡Ahora, es nuestra oportunidad!

Teniendo a su mutuo contrincante inmovilizado, Shinji, girándose hacia Ayanami, vio como el Eva 00 empuñó su cuchillo progresivo para dejar al descubierto el núcleo del ángel. Asuka, instantes más tarde, dándole la estocada final a ese bestial monstruo, de igual modo que Rei, recurrió al armamento de la Unidad 02 para apuñalear al ángel en el órgano que le daba vida, acabando, al fin, con la lucha.

¡Vete al infierno, maldito desgraciado!

Habiéndose convertido en un cadáver de varios cientos de toneladas, el ángel, colapsando sobre el trío de Evas, explotó generando un destello enceguecedor que eclipsó al mismísimo sol, antes de dibujar, hasta más allá de las nubes, una monumental columna de humo con forma de hongo que sobresalió fácilmente en Tokio-3. Así, agregando un cráter nuevo al cambiante mapa de la ciudad, la calma reinó.

Shinji, mirando y escuchando como se apagaban los sistemas dentro de la cabina del Eva 01, abrigado por la negrura absoluta, se tumbó hacia atrás en su asiento otorgándole a sus músculos un merecido descanso. De no haber sido por los equipos de recuperación de Nerv que llegaron para sacarlo, Shinji, durmiéndose como un bebé, se hubiese quedado allí quieto descansando aún incrédulo de lo que hizo.

Siendo llevados de vuelta a las instalaciones de Nerv en una camioneta, Shinji, observando que Asuka y Rei lucían tan agotadas como él lo estaba, les dedicó una suave sonrisa que, milagrosamente, fue respondida por una homónima por parte de ambas. Asimismo, al término de una agradable y necesaria ducha helada, Shinji, al estar frente a Misato, recibió como saludo otro semblante sonriente de ella.

No obstante, esfumándose en un pestañeo, aquellas expresiones de alegría y regocijo desaparecieron con prontitud, al oírse, sin que lo esperasen, el anuncio que Shigeru Aoba les dio a los ahí congregados.

Mayor Katsuragi, el Comandante Ikari quiere establecer comunicación con nosotros desde la Antártida.

Misato, con el temple y seriedad que le exigían su mando y rango, le replicó casi en el acto.

Comuníquenlo.

Shinji, quien se encontraba parado entre Soryu y Ayanami, estremeciéndose con más inquietud que cuando estuvo luchando contra el ángel, se vio intimidado por sus demonios quienes reaparecieron con la simple mención de su padre. Así pues, desplegándose una pantalla holográfica no muy lejos de él, Shinji contempló a Misato volteándose hacia ella para hablar con el Comandante Ikari.

Comandante, la Unidad 01 sufrió numerosos daños durante la más reciente operación, asumo totalmente la responsabilidad de los hechos.

A pesar de no estar físicamente presente en la habitación, Gendo Ikari, con sólo hablar, impuso su autoridad con una aplastante e incuestionable hegemonía.

La máxima prioridad de Nerv es eliminar a los ángeles, en ocasiones como esta, se debe pagar un precio muy alto para lograrlo. De todos modos, los daños en la Unidad 01 son mínimos. Hizo un excelente trabajo, Mayor Katsuragi.

¡Muchas gracias, Comandante!

Las cosas hubieran concluido bien para todos, especialmente para Shinji, si la conversación hubiese finalizado ahí; empero, dándose un giro inesperado en los acontecimientos, Gendo se volcó a preguntar por la única persona a quien siempre ignoraba como si no existiese.

¿El piloto de la Unidad 01 se encuentra presente?

Shinji, sintiendo a su corazón querer salirse de su pecho, recordando todas aquellas veces en las que intentó hablar con él, se esperanzó en no acabar rechazado y despreciado como en dichas ocasiones. Por ende, tragando saliva, notando cómo sus manos se humedecían con copioso sudor, Shinji se dispuso a no hacer esperar a su padre, respondiendo, él mismo, a la pregunta que Gendo le planteó a Misato.

Sí, padre…–Shinji, al ser traicionado por sus nervios, se dio cuenta que se equivocó en su contestación, por lo cual, apresurándose, corrigió su respuesta en escasos segundos– ¡Sí, Comandante!

Estoy al tanto de todo lo sucedido. Bien hecho, Shinji.

No dándole crédito a sus oídos, Shinji, como si fuese posible rebobinar la realidad como lo hacía con su reproductor de cintas, desearía poder repetir ese momento en particular para comprobar que no estaba delirando. Misato, quien conocía muy bien la conflictiva y desastrosa relación entre Shinji y el Comandante Ikari, haciéndole gestos con las manos, lo alentó a que dijese algo más al sonreírle.

Revoloteando en su cabeza, sin saber cuál de ellas escoger, hubo tantas factibles frases que Shinji pudo haber usado que, dejándolo en blanco, no supo qué alternativa elegir. Aunque, con el afán de establecer cercanía entre ellos, cada una de ellas concluía con la palabra: "papá". Shinji, temeroso y abrumado por las eventuales consecuencias de llamarlo de esa manera, se acobardó y se limitó a sólo decir una sílaba.

Sí…

Gendo, como un tiburón que olía la sangre, se percató del pavor en su hijo y rápidamente dejó de prestarle atención, al dirigirse, otra vez, hacia Misato previo a cortar la comunicación.

Mayor Katsuragi, encárguese de lo demás.

Sin más, cortándose la conexión entre Japón y la Antártida, el aura malévola y aplastante de Gendo se disipó, devolviéndole a Shinji, principalmente, un atisbo de paz que se vio secundado por la decepción. Durante años, día tras día, rogó e imploró por una sola oportunidad para relacionarse con su padre y volver a ser la familia que alguna vez fueron, y hoy, cuando al fin logró conseguirla, la desaprovechó.

Así, al ver a Asuka recordándole a Misato la promesa que les hizo antes de iniciar la operación, Shinji, como un robot sin voluntad propia, se mantuvo en silencio no haciendo más que seguir los pasos de las mujeres frente a él. Se hallaba tan cohibido que ni siquiera le asombró que Rei aceptara acompañarlos a cenar, ni que Asuka, con alegría, estuviese sonriendo y platicando con Misato como si fuesen parientes.

Por ello, a su vez que las demás platicaban y comían con normalidad, Shinji, cenando con mucha más lentitud que ellas, continuaba mirándose a sí mismo al ver su reflejo en el tazón con sopa ante él. No obstante, al masticar y degustar el sabor de la carne, Shinji se sorprendió al mirar la situación con un enfoque diferente y más optimista, el cual, luego de varias horas, lo llevó a sonreír con honestidad.

Pese a que se lamentaba por no haber aprovechado el momento para conversar más con su padre, Shinji, repitiéndose en su mente aquella felicitación que recibió de él, se daba cuenta que esa fue la primera vez en toda su joven existencia, que su padre, verdaderamente, lo felicitó por algo. Y si lo pensaba en retrospectiva, esa fue la charla más amigable y cariñosa que habían tenido hasta ahora.

Cuando escuchó a su padre, su desconfianza, impidiéndole alegrarse por aquel escueto halago, le negó la posibilidad de experimentar la felicidad que yacía enterrada y aprisionada en su interior, pero en este preciso santiamén; aunque ya fuese muy tarde, una tenue luz brilló para Shinji al iluminar el fondo del abismo. Una luz que, volviéndose más hermosa al mirarla, lo empujó a querer buscar más de ella.

¿Entonces por qué seguía piloteando la Unidad 01?

¿Por qué se tomaba la molestia de pilotear si era maltratado?

¿Qué recibirá al final del camino como recompensa por sus sacrificios?

Aquellas tres preguntas, volviendo a materializarse delante de él, lo acorralaron, una vez más, como lo han hecho desde su llegada a Tokio-3, pero, a diferencia del pasado, Shinji, finalmente, tenía una única respuesta que podrá contestarlas todas de un plumazo. Igualmente, dicha respuesta, era la adecuada y correcta para responder a la interrogante que Asuka le formuló cuando estuvieron en el elevador.

Tal revelación sucedía con tanta prisa, que Shinji, sin creerla todavía, necesitaba decirla en voz alta para convencerse a sí mismo que era real. Así pues, pasando de la zozobra absoluta por no haberle sacado provecho a la fugaz plática que tuvo con su padre, Shinji, ladeándose hacia Misato que yacía sentada a su izquierda, veía con total esperanza e ilusión el ideal que lo hará continuar piloteando la Unidad 01.

– Misato.

– ¿Sí, Shinji?

Misato, estando a muy poco de terminar de comerse su ramen, se inclinó hacia Shinji percatándose de un inusitado e inusual resplandor en sus ojos, los cuales, en la mayoría del tiempo, se mantenían apagados y entristecidos.

– Cuando escuché a mi padre felicitándome luego de haber derrotado al ángel, por primera vez en mi vida sentí lo que era ser felicitado por él. Me gustó mucho recibir una felicitación de su parte–Shinji, luego de un silencio tan largo que parecía ser eterno, compartió gustoso con Misato el resultado de su extensa meditación–así pude comprender la razón por la que piloteo la Unidad 01, lo hago para ganarme la aprobación y la aceptación de mi padre.

– ¿Por eso eres piloto? –Asuka, quien también escuchó las palabras de Shinji, inclinándose hacia adelante al aparecer detrás de Misato, le habló directamente al hijo del Comandante Ikari– ¡Sin duda eres un tonto, Shinji!

Sorprendiendo a Asuka, quien estaba más que acostumbrada a verlo desanimarse por sus hirientes comentarios hacia él, Shinji, esbozando un rostro feliz y sonriente, no se desmoralizó ni un ápice al escucharla. Con su estómago lleno y su cuerpo pidiéndole descanso, Shinji, al recordar lo callado y ensimismado que estuvo hasta hace poco, creía haber hallado la solución perfecta a sus problemas.

Por ello, seducido por la promesa de un porvenir mejor para él, Shinji, soñando despierto, le dio rienda suelta a sus más nobles e ingenuas ilusiones, las cuales, con grandilocuencia, lo hicieron verse a sí mismo dentro de la Unidad 01, luchando, como un animal furioso, contra cualquier ángel que apareciese a atacar la ciudad. Todo aquel empeño y coraje era, únicamente, para que su padre lo felicitara otra vez.

Shinji, forjándose una gloriosa reputación al no dejar de pilotear y triunfar, irá ganándose el respeto, aprecio y aprobación de su padre una gota a la vez, cuya suma, al hacerse más alta, cerrará y curará la profunda herida que Shinji arrastraba en su corazón desde el día en que Gendo lo abandonó en aquella estación de trenes. Su padre, al ver que no era un fracasado, le dará el reconocimiento que anhelaba.

Sin embargo, por más maravilloso y fantástico que aquello prometiese ser, no siendo más que la creación de la imaginación de un niño con ansias de ser aceptado, ciertamente, se hallaba muy lejos de la realidad. Más que ser la cura para sus males, tratándose de una completa farsa, forjarse un nombre como un piloto consolidado, meramente acabará por convertirlo en una herramienta más para su padre.

Ya que, tal solución, a futuro, solamente logrará ampliar la grieta que ya existía entre él y su padre; asimismo, hará que Gendo siguiese manipulándolo y utilizándolo a su conveniencia a cambio de darle migajas de atención y cariño. Shinji, en su inocencia, cegado por su hambre de afecto paterno, no era consciente de tales efectos adversos, sólo imaginaba a su padre queriéndolo y aceptándolo con amor.

Para cuando se dé cuenta de la mentira que él creyó ser cierta, ya con el tren justo frente a él para arrollarlo, será demasiado tarde. Shinji, triturando los sueños y fantasías que él mismo creó, se hundirá, aún más, en el denso pantano del odio y el rencor que su soledad edificó para él, al ver como su padre, empleándolo como un peón, utilizaba sus propias manos para casi matar a uno de sus pocos amigos.

Tristemente para Shinji, estando todavía muy lejos de descubrir la verdad, vivará hasta entonces engañándose a sí mismo, al hacerse creer que, acatando las órdenes y exigencias de su padre, éste le brindará todo lo que le ha negado hasta hoy. Por ende, resistiendo dolores atroces y dañando más aún su frágil salud mental, Shinji no dejará su puesto como el piloto del Eva 01 por más que lo odiase.

Así pues, repitiendo en su cabeza la felicitación que recibió del Comandante Ikari, Shinji, con una sonrisa en sus labios, dormirá tranquilamente esta noche esperanzándose con acercarse un centímetro a la vez a su padre, sin percatarse, ni sospechar, que estaba siendo cómplice en su más grande tragedia.

Fin

Hola, les agradezco por haber leído esta historia. Aprovechando que pude contar con unas horas libres, quise volver a revisitar algunos de los capítulos de NGE y recordé la escena de Shinji, Asuka, Rei y Misato comiendo juntos en un puesto callejero de ramen tras vencer al décimo ángel, me pareció una escena perfecta para usarla como base para una historia y este fue el resultado final que conseguí obtener.

Intenté reflejar lo mejor que me fue posible el dilema personal de Shinji por seguir piloteando, a él no le agrada hacerlo, pero en ese capítulo Shinji acabó por entender que lo hacía para ser aceptado por su padre. También me gusta la versión de Rebuild de esta misma batalla, la nueva animación le dio más dinámica y acción a esa pelea, cosa que la serie original no pudo hacer por limitaciones de presupuesto.

Muchas gracias por leer y hasta la próxima.