Me gustan mucho las escenas de baile
8. Bailando lento
¿No pueden bailar? Claro que podían.
En aquel enorme salón muchas cosas quedaron claras, entre ellas, que podían bailar juntos sin ningún temor; que el amor tenía muchísimas caras; sin importar las cosas, siempre estarían el uno para el otro.
Había champaña, había comida exquisita, había luces tenues y música perfecta, ¿por qué no iban a disfrutarlo? Alumbrados por las luces de colores, en medio de la oscuridad del salón, acompañados con el sonido de los violines, el piano y el arpa, todo era simplemente maravilloso.
Un evento como de alguien de la realeza, ¿y cómo más podía ser? Se trataba de un evento único, de una celebración de amor que iba más allá de muchísimas cosas que poco a poco iban quitándose de la mente de los ponys.
El contacto de sus miradas en aquellos minutos de música fue lo único que importaba. Spike la miraba con gran incertidumbre de los días por venir, mientras que Applejack simplemente miraba el tremendo amor que él sentía por ella. En el camino se rompieron algunos corazones, pero así era la vida.
La granjera había cambiado su sombrero por un velo de novia muy elegante; Spike ocultaba sus púas con un sombrero de copa y un saco con corbatín muy elegantes, ambos atuendos hechos por uno de los corazones que se rompió en el camino y que ahora los veía en su primer baile como esposos.
El dragón sujetaba los cascos de la yegua con delicadeza, ambos danzando a la par sin tener ojos más que para el otro. Era un ambiente de amor y festejo por la primera unión entre dos especies muy distintas, y si bien muchos de los invitados no podían creer lo que veían, los más allegados de ese dúo particular estaban muy felices por ellos dos.
—Dijiste que no sabías bailar, dulzura —dijo Applejack.
—Bueno, me gusta hacer el ridículo —contestó Spike poniendo una de sus manos en la mejilla de ella—. Cuando estoy contigo, siempre siento que estoy bailando.
Ella dio una leve risita mientras se juntaba más hacia él, y mientras Spike veía cómo sus mejores amigos, Discord y Big Macintosh lo felicitaban con enormes sonrisas, él realmente se sintió abrumado. Eran muchas emociones para una sola noche, sin embargo, ese sentimiento se fue al sentir los labios de Applejack sobre los suyos.
Ambos eran uno solo con la música esta noche.
