Después de que Sam cayera por el disparo de Megatron, me quedé petrificada. Volví a sentir lo que era el miedo, el verdadero terror que convierte tus piernas en dos débiles astillas. El ruido a mi alrededor se apagó, todo parecía moverse con tanta lentitud, cómo si el tiempo se hubiera pausado.

—Eso es lo que pasa cuando me desafías —los pasos de Megatron venían hacía mí—. Es una lástima, tal parece que no puedes proteger a nadie.

—Cállate…

—Podemos ponerle fin a la lista de cadáveres si te entregas ahora.

—¡Que te calles!

No sé cómo ocurrió pero Megatron fue lanzado lejos de mí en ese arranque de ira. No me importó en donde aterrizó, solo seguí avanzando hacia el cuerpo de Sam y me arrodillé delante suyo. Su ropa quedó impregnada de la pólvora. Tenía los ojos cerrados y quemaduras en la cara.

—¿Sam? —lo sacudí despacio pero no reaccionó.

Lennox llegó con Mikaela y Todd, ellos me gritaban algo pero no podía escucharlos. El sonido había desaparecido para mí. Lennox también se arrodilló e intentó reanimarlo haciendo compresiones en su pecho.

—¡Sam! —El alarido de Mikaela logró atravesar mis tímpanos.

Coloqué un dedo debajo de la punta de su nariz, Sam no estaba respirando. Lennox pronto se dió cuenta y dejó de intentarlo tras unas cuantas compresiones. Yo no me di por vencida, comencé a presionar su pecho con ambas manos desesperada.

—No te vayas, ¿Me oíste? ¡Quédate conmigo! —seguí presionando pero no sucedía nada, él ya no despertaba—. ¡Sam! ¡Sam…! —dejé de presionar y lo sostuve en mis brazos—. No por favor, por favor… ¿Sam?

Apoyé la frente sobre su pecho, pude sentir la mezcla de mis lágrimas y sangre gotear de mi rostro. Debo estar hecha un completo desastre.

Sam está muerto.

Me retiraron de su cuerpo, pude observar que un equipo médico había llegado y comenzaron a darle descargas para reanimarlo. Yo solo me quedé quieta, paseando la mirada de un rostro al otro. Podía escucharlos a todos, sus voces, sus pensamientos, sus miedos. Susurraban en mi cabeza al mismo tiempo. Creo que voy a enloquecer.

A quién podía oír con más intensidad era Mikaela. Ella estaba destrozada en el interior.

El elemento médico finalmente detuvo las descargas. No necesitaba que lo dijera para saber que habían perdido las esperanzas de salvar a mi hermano.

—Sam, escucha mi voz —Mikaela se inclinó hacia su rostro—. ¡Te amo! ¡Te necesito! Por favor vuelve a mí.

Alguien me abrazó, tal vez para darme consuelo. No podía dejar de observar el rostro de Sam. Era cómo una pesadilla, no podía estar muerto. No podía. Cerré los ojos un momento, necesitaba asimilarlo.

Mientras una lágrima iba deslizándose por mi mejilla, sentí un chispazo en mi interior. Abrí los ojos de golpe, los dejé sumamente abiertos cuando vi que su espalda se curvó y Sam despertó aspirando una gran bocanada de aire. Tardé en reaccionar pero tan pronto lo hice, salté a abrazarlo con todas mis fuerzas. Mikaela también se unió al abrazo, me hice a un lado para darles espacio. Fue en ese pequeño lapso que encontré algo insólito. El polvo esparcido de la Matriz de Liderazgo adquirió su forma original.

—No se desharán de mí tan fácil —Sam se rió con dolor.

—No vuelvas a darme esos sustos —pasé una mano por mi rostro para limpiarme—. ¿Qué fue lo que viste?

Tenía un presentimiento al respecto. Sam regresó de la muerte y La Matriz se reconstruyó. Podía ser algo que va más allá de nuestra comprensión.

—No recuerdo bien, pero sí sé lo que debo hacer —Sam se levantó decidido—. Lo que debemos hacer —rectificó.

Tomó la Matriz de Liderazgo en una mano y la otra me la ofreció a mí, la sujeté sin dudarlo. Caminamos hacia el cuerpo de Optimus, sólo a unos pasos de distancia. El viento le quitó las lonas de encima. Escalamos hacia su pecho con cuidado. Sam sujetó un extremo de la Matriz y yo el otro, el centro resplandeció ante nuestro tacto. Juntos gritamos y apuñalamos su pecho con ella.

Todo lo que ha sucedido, todo lo que he pasado ha sido solo para este momento.

Sus ópticos se encendieron cómo creí que jamás lo volverían a hacer. El cuerpo de Optimus se reactivó por completo. Sam y yo bajamos para que pudiera ponerse de pie. Conforme se iba levantando, la certeza de que esto era real me invadió al punto de querer llorar.

—Ustedes… Regresaron por mí —me miró fijamente. Tal vez sea imaginación mía, estoy demasiado conmocionada todavía.

—Sí… —alcancé a murmurar. Luego sonreí estúpidamente.

No estoy segura de por cuánto tiempo estuvimos mirándonos hasta que escuché a Jetfire.

—¡Un Prime viviente! —aclamó fascinado—. ¡No puedo creerlo!

Optimus todavía se estaba reponiendo, en verdad quería saber qué es lo que iba a decir pero eso no pudo ocurrir. Algo aterrizó violentamente entre nosotros. Caí al suelo a causa del impacto y luego una sombra me envolvió. Sucedió tan rápido que no comprendí lo que estaba pasando.

—¡Mi Matriz! —Fallen había aparecido.

Mi ángulo de visión cambió drásticamente. Lo último que aprecié con claridad, fue que Fallen arrancaba la Matriz de Optimus. Después de eso, me encontraba en otro lugar. Era alto y el viento despeinaba mi cabello. Estudiando mi entorno, me percaté de que estaba en la cima de la pirámide. La punta estaba destruida, revelando esa antigua máquina en sus adentros.

¿Cómo llegué aquí?

Enseguida presentí que alguien más se acercaba, volteé hacia el cielo, tenía la forma de un Jet pero por desgracia supe quién era. Megatron aterrizó a unos metros de mí.

—Mi maestro —habló haciendo una reverencia.

—Un trato es un trato —Fallen me entregó a Megatron, después fue hacia la máquina para poner la Matriz.

—¡Bájame! —golpeé su mano metálica con mis puños, no me importaba hacerme daño—. No soy tu moneda de cambio.

—¿Segura? Si te bajo ahora, no creo que sobrevivas a la caída —Megatron rió entre dientes—. Además, abajo no quedará nada después de activar la máquina.

—Mis hermanos no pudieron evitar esto —exclamó Fallen con la mirada al cielo y los brazos arriba—. ¡Ahora reclamo su sol!

—Los humanos no pueden atacarnos —Megatron miró hacia los soldados con burla—. ¿Lo estás viendo? Disfruta la destrucción de tu miserable planeta en primera fila.

Debo escapar. Tengo que pensar.

En medio de mi desesperación, todos los tanques y helicópteros del ejército comenzaron a ser atraídos hacia la pirámide, después cayeron de vuelta al suelo en un impacto violento. El responsable de esa atrocidad había sido Fallen, tenía una habilidad parecida a la mía, la diferencia es que él es muy poderoso. No tengo oportunidad.

—¡Ya basta! —le supliqué.

—¡Silencio! —el agarre de Megatron se intensificó, fue inevitable soltar un quejido.

Varios aviones se aproximaron a nuestra posición, al mismo tiempo, Fallen hizo levitar todo un puñado de escombros. No sabía qué hacer, estaba aterrorizada. Quiero escapar pero entonces, ¿Quién lo detendrá? Se supone que esta vez sería diferente. Así no debería terminar.

¿Qué estoy haciendo?

La impotencia me recorrió, odiaba esta sensación de no ser lo suficientemente fuerte para proteger a los que me importan. Estoy cansada de perder. Estoy harta. Estoy… ¿Ardiendo? Siento que mi sangre hierve y quema mi piel.

Bajé la mirada un segundo. El metal se estaba tiñendo de un vivo color rojo. Megatron se dió cuenta y soltó un grito de dolor antes de dejarme caer. Creo que me rompí un par de costillas pero no sentí dolor en absoluto.

—¿Qué estás haciendo, humana? —Fallen preguntó molesto.

—¡No lo sé…! —respondí asustada.

Al principio mis manos emitieron una tenue luz celeste, después se intensificó y se extendió al resto de mi cuerpo.

Todo lo que estaba levitando de pronto vino volando hacia mí igual que un enjambre. Mi reacción fue colocar los brazos a los costados y agachar la cabeza. Esperé el golpe que nunca llegó, así que decidí volver a mirar al frente. Todo se había detenido.

—¡Ya fue suficiente! —me advirtió Fallen.

—E-Es que no sé qué estoy haciendo —dije poniendo las manos arriba. Entonces las cosas cayeron de regreso al suelo.

¿Fui yo? No es cierto.

Lo que sea que haya hecho solo lo ponía más furioso. El ambiente se volvió pesado, en todo el sentido de la palabra. Fue cómo si la gravedad hubiera aumentado de golpe y tratara de aplastarme. Entendí que Fallen era el responsable. Lo miré a los ojos mientras ponía resistencia. Mi nariz comenzó a sangrar por los dos orificios, mi cuerpo seguía ardiendo y la luz celeste que emitía iba creciendo.

Estábamos en un duelo de miradas que cambió a ser una batalla mental, quería entrar en su mente y él no me dejaba. Es cómo si una barrera invisible me lo impidiera. Jamás me había pasado esto, es poderoso.

El calor llegó a un punto insoportable. Me estaba quemando. Siento cómo si fuera a explotar en cualquier momento. No pude contenerlo más, simplemente lo dejé salir todo. Hubo un destello cegador y un fuerte estallido. Mis sentidos colapsaron. No tengo idea de lo que sucedió.

Ahora me siento ligera, tanto como una pluma que cae. Tal vez estoy cayendo.

—¡Te tengo!

Abrí los ojos despacio, frente a mí estaba Optimus, detrás estaba el cielo. ¿Estamos volando? Observé alrededor y encontré la punta de la pirámide hecha pedazos. La máquina fue destruida. Antes de que pudiera preguntar quién lo había hecho, algo saltó sobre nosotros. Fallen aún vivía.

Perdimos estabilidad y rodamos cuesta abajo por la pendiente. El viaje para mí fue agitado, ni siquiera pude ver la mayor parte del tiempo, solo escuché los estruendos y los impactos. Al detenernos, Optimus me depositó con cuidado y se lanzó contra Fallen. Corrí a colocarme detrás de una columna. Mis ojos seguían sus movimientos desde una distancia segura.

—¡Muere cómo tus hermanos! —gritó Fallen.

—¡Yo mismo te acabaré!

Estaba atenta a la pelea, por lo tanto, me di cuenta de la tercera presencia acechando desde las sombras. Megatron esperó el momento propicio para saltar sobre Optimus cuando este se encontraba de espaldas.

—Oh, no lo harás —poniendo una mano arriba, conseguí que su cuerpo fuera arrojado en retroceso—. ¡Fue suficiente de ti!

Comencé a correr en la dirección en que lo lancé. Esto tenía que terminar.

—¡No vayas sola! —me gritó Optimus—. ¡Regresa!

No me detuve a pesar de los gritos, Optimus estaba demasiado ocupado peleando con Fallen cómo para seguirme. No me importaba nada. Solo quería asesinar a Megatron. Lo quiero muerto. Por su culpa he vivido un infierno.

Lo mataré y nadie me detendrá. Nadie puede.

Llegué buscando cualquier señal de Megatron, lo encontré debajo de unos escombros que se quitó de encima emitiendo un sonoro gruñido.

—¿Te atreves a enfrentarte a mí? —preguntó cómo si fuera un mal chiste—. ¿Una simple humana?

—Tú me estás subestimando —pronuncié realmente molesta.

Me siento fuerte.

—¿Eso quieres? —su brazo se transformó en un cañón—. Tendré qué llevarte por partes.

Megatron se quedó quieto después de haberme amenazado. Sonreí cuando su brazo fue girando hasta ser a él a quién apuntaba. El disparo le voló en pedazos la mitad superior del rostro pero no fue suficiente. Coloqué mi mano extendida al frente, conforme yo avanzaba, Megatron era obligado a retroceder por esa fuerza invisible. Atravesó varios edificios antes de poder detenerse.

Caminé sin prisa hacia dónde había caído y me paré frente a él.

—¿Qué fue lo que dijiste sobre qué me llevarías por partes? —esperé su respuesta mientras entralazaba las manos tras mi espalda.

—¡Starscream!

—Starscream no está aquí.

Respiré hondo y cerré los ojos para entrar su mente. Deseo destrozarlo desde dentro. Él solo gruñía mientras yo estaba buscando algo que lo hiciera sufrir. Lo desconcertante fue que, entre mas me adentraba, me di cuenta de que Megatron ya estaba sufriendo. Eso es… absurdo.

Me sujeté la cabeza y fruncí el ceño. Es demasiado para mí, no puedo apiadarme de un ser tan despreciable. No es justo.

¿Matarlo me haría sentir mejor?

—¡Maldita sea! —grité frustrada.

Megatron se rió en voz baja. Me llenó de rabia.

—Tan débil, como Prime.

—Cállate —mi paciencia pendía de un hilo—. No quiero volver a verte nunca más.

—Sabes que nos volveremos a encontrar —habló él—. Esto no terminará hasta que hayas devuelto ese poder.

—No seré yo quien acabe con tu vida —dejé claro.

—Como quieras —contestó burlón—. Te prometo qué no tendrás otra oportunidad.

—Tu orgullo está por los suelos, con eso me basta.

Reteniendo mis impulsos, le di la espalda a Megatron y me marché de ese lugar. En cada paso que daba, mi cuerpo se sentía más débil. Mi visión se tornaba borrosa, me costaba trabajo mantener la respiración con normalidad. El dolor en mi torso era intenso. Ignoré el cansancio y continué caminando a dónde veía una columna de humo elevarse. Me detuve junto a un muro, usé una mano para presionar mi costado izquierdo y la otra la utilicé para apoyarme.

Presentí que alguien se acercaba por el frente, reuní fuerzas para voltear. Ahí estaba Optimus de pie junto a la gran esfinge de Giza. ¿Significa que esto al fin acabó?

Traté de llegar a él pero su silueta se tornó difusa e inalcanzable. Estiré una mano, la cual parecía haber sufrido quemaduras, apenas lo noté. Ya no estoy desprendiendo esa luz celeste. El dolor se apoderó de mi cuerpo en una repentina punzada que me obligó a contraerme. Caí de rodillas y me abracé a mi misma para tratar de resistirlo.

¿Qué me está ocurriendo?

Mi visión se tornó demasiado borrosa cómo para poder enfocar cualquier cosa. Mi cuerpo se tambaleó y caí hacia atrás, nunca toqué la superficie, fue como caer directamente en un estanque de agua que no tenía fondo. Entre más me hundía, la oscuridad frente a mí crecía.

¿A dónde voy?


Estaba hundiéndome sin importar cuanto nadara, jamás iba a salir de aquí, esto no tenía fin. Dejé de luchar. Podía divisar una luz tenue en la cima, una cima aparentemente lejana. El tiempo aquí no avanza. Es frío. Hay demasiada agua pero no me estoy ahogando.

Si me quedo mirando fijamente hacia arriba y me concentro, puedo oír murmullos. Alguien está hablando. Aunque puede ser solo el agua.

Te he estado observando —esta voz era diferente a lo que podía oír de allá arriba. Resonó fuerte y clara en mis oídos.

¿Quién eres? —pregunté, dejándome llevar por la corriente.

Podría serlo todo o podría ser nada —la voz respondió, era grave aunque no demasiado. Daba la sensación de ser alguien sabio—. Eso depende de ti.

¿Estoy muerta?

No.

¿Por qué no puedo verte? —le cuestioné.

Porque todavía no ha llegado el momento.

¿Y cuándo llegará ese momento? —cuestioné de nuevo.

Cuando hayas cumplido con tú destino cómo portadora del poder de la Chispa Suprema —su contestación me dejó atónita, quién se supone que sea, sabe sobre mí—. Significa que posees la cualidad de crear vida y convertirla en algo más. Ese es tu destino.

Lo entiendo —asentí con atención—. Pero no estoy segura de merecer este poder. Fue un accidente que llegara a mí.

El destino no está formado de accidentes —respondió—. Demostraste ser digna y la Chispa Suprema te escogió en su último destello. Tú te lo has ganado.

¿Cómo? —pregunté con cansancio—. Todo lo que he hecho es tomar decisiones equivocadas.

Entre esas decisiones, siempre estuvo ofrecer tu vida a cambio de salvar a otros —no había duda en su tono—. Demostraste valor y sacrificio. Incluso el perdón a un enemigo.

¿No es lo qué todos harían?

Tienes mucho qué aprender, perteneces a una especie joven —explicó con paciencia—. ¿Qué crees que habrían hecho otros humanos en tu lugar?

Pero yo también hago cosas equivocadas —admití decepcionada—. Casi me dejo llevar por la venganza.

Actuaste cómo un ser humano, tienes un corazón —comentó comprensivo—. Y aún así, nunca has usado tus dones más que con el fin de proteger a otros.

Solo eso quiero.

Entonces cuida su poder y permite que la sabiduría de la Chispa Suprema te guíe de vuelta.

¿De vuelta a dónde?

Lo sabrás llegado el momento —repitió una vez más—. Deberás aceptarlo cuando eso ocurra.

Los murmullos de la superficie se intensificaron, convirtiéndose en un distractor de nuestra conversación. No podía entender claramente quién estaba allá arriba ni qué es lo que decía.

¿Quién es? —le pregunté a la voz que parecía saberlo todo.

Alguien te está llamando. Debes ir.

No puedo —dije rendida—. Ya lo intenté.

Tienes que regresar.

No puedo.

Debes hacerlo —insistió—. Ve y ayuda a traer el balance a ambos mundos. Es parte de tu destino.

Seguía cayendo, cada vez más y más. La voz dejó de hablarme para que los murmullos tomarán fuerza. Se volvieron audibles, esta voz era diferente, era familiar. Era de Optimus. Él me estaba llamando. Tengo que salir de aquí.

Usé mis piernas para nadar e impulsarme hacia arriba. También puse mis brazos a trabajar y pronto comencé a subir. La luz ya no era lejana, casi la alcanzaría. Sin importar cuanto dolieron mis músculos no me detuve. Burbujas se escaparon de mi boca con mi grito para dar mi último esfuerzo hasta que logré poner una mano fuera del agua.


Desperté de golpe, un destelló me cegó. Inhalé profundo ante la sensación de seguir bajo el agua. Escuché varios pitidos y pasos apresurados que emitieron un eco. Todo era tan brillante, mis ojos no se terminaban de acostumbrar a la iluminación.

Eché un vistazo a los alrededores. Este lugar tenía el aspecto de una habitación de hospital pero sin paredes. Incluso daba la impresión de estar a una gran altura. Me examiné a mí misma, estaba recostada, tenía puesta una bata blanca y un tubo delgado que me administraba alguna clase de suero. Mis signos vitales estaban reflejados en una pantalla que es demasiado grande para una persona.

Algo anda mal.

—Las alarmas sonaron, de verdad despertaste —volteé en dirección a la sombra que me cubrió—. ¿Cómo te sientes?

—¿Ratchet? —intenté sentarme, mi cuerpo estaba parcialmente entumecido—. ¿Qué hago aquí?

—No te esfuerces demasiado —advirtió sobresaltado.

—¿Qué pasó con Fallen? ¿Egipto? ¿Optimus? —la ansiedad de no saberlo me recorría.

—Eso fue hace tres meses —me confesó lo más despacio que pudo. Esperé en silencio a que continuara—. Estuviste en coma durante ese tiempo.

—¿Q-Qué?

Carajo.


¡Hola! Sé que ha pasado mucho tiempo desde que hubo una actualización por aquí, si es que aun hay alguien leyendo esto, le debo una disculpa. La buena noticia de haber estado desaparecida, es que tengo muchos capítulos escritos. Los iré subiendo hasta ponernos al día, ya que en realidad estoy por la cuarta película en mi cuenta principal. Lo sé, tengo que ponerme a trabajar jajaja xd