Año 16: Vis a vis
John Kurtis
15 años
Distrito 10
"Ayer te escribí una carta. Hoy te escribo esta canción. Mañana tenemos cita donde le roban tiempo al amor."
La pantalla se oscurece cuando termina el himno. Siempre apagan la pantalla de la plaza por la noche. Solo la encienden si pasa algo importante. Supongo que es para que los que viven cerca puedan dormir. Si estuviera en nuestro barrio les daría igual, pero por esta zona del distrito solo viven comerciantes y agentes de la paz, además de la alcaldesa y su familia.
Tracey me coge de la mano y me hace un gesto para que nos vayamos a casa. Desde que empezaron los juegos mis hermanas, mi hermano y mis padres se han estado turnando para no dejarme nunca solo y sobre todo para acompañarme a la plaza a ver los momentos importantes de los juegos, los resúmenes diarios o los grandes acontecimientos. La pantalla está encendida todo el día, pero tengo que ir al colegio y que ayudar en la granja, así que no puedo pasarme todo el día viéndola.
Tracey no intenta entablar conversación conmigo. Sabe que ahora no me apetece hablar. Tengo que procesar todo lo que ha pasado. Es la cuarta noche que Devora está en la Arena, pero es la primera vez que ha matado a alguien. No ha sido en defensa propia. Ella atacó primero con su cuchillo y él intentó defenderse, pero ella fue más rápida.
Tengo que reconocer que no lo esperaba. Cuando Devora salió cosechada pensé que no sería capaz de matar, que jamás volvería a verla, pero lo ha hecho y quizá debería sentirme horrorizado, pero solo puedo pensar en que ahora mi novia tiene más posibilidades de ganar, de volver. Es un pensamiento realmente cruel, pero mis padres siempre dicen que El Capitolio nos vuelve crueles los unos contra los otros. Lo dicen bajito, claro, cuando estamos solos en casa con las cortinas echadas. Ellos lucharon en los días oscuros. Carrie, Becka y yo no habíamos nacido aún, pero Tracey y Eugene se acuerdan de los hombres y mujeres que venían a reunirse en casa y de las pistolas que mis padres guardaban en lo alto del armario.
Yo no guardo una pistola en lo alto del mío, sino un cuaderno y un bolígrafo, y cuando llego a casa lo primero que hago es cogerlos y meterme en la cama. Eugene está en el cuarto que compartimos, pero me deja tranquilo. Nunca me interrumpe cuando escribo en mi cuaderno.
Normalmente escribo poemas o reflexiones que tengo, pero hoy escribo una carta. Le escribo a Devora todo lo que me gustaría poder decirle. Si vuelve a casa se la daré para que la lea. Siempre me he expresado mejor por escrito y a ella le gusta leer lo que escribo. Prefiero no pensar en qué pasará si no vuelve.
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Vis a vis, de Leiva, me parece una canción preciosa. Habla de una pareja separada por la cárcel y, aunque no es en la cárcel donde está Devora, me inspiró lo de la separación y la parte de la letra que puse sobre escribirle.
Ella ganó y, aunque al principio dejó a John porque necesitaba estar sola, finalmente volvieron. Quizá algún día escriba sobre todo eso.
