Año 18: Besos a la lona

Iulius Kent

18 años

Distrito 2

"Y aunque tachemos cada día en el calendario como si fuera una condena por cumplir, pelear contigo es lo mejor que me ha pasado jamás. Me enseñaste tantas cosas sobre mí"

Solo quedamos nosotros dos. No lo esperaba. Creo que nunca había pasado esto: dos tributos del mismo distrito en la final de los juegos. Daria también parece no saber muy bien qué hacer. Sostiene su lanza en alto, pero en una posición más de defensa que de ataque.

Nos quedamos mirándonos por unos segundos. Ambos hemos matado a gente en estos juegos, a bastantes personas, de hecho, pero se siente raro pensar en atacar al otro. Ni siquiera éramos amigos en el distrito, es más, ni siquiera nos soportábamos, pero hay algo incorrecto en matar a alguien de casa, a alguien a quien conoces desde hace años.

Me pregunto si ella también está pensando en eso, en todas las veces que hemos peleado, con armas en los entrenamientos y con palabras fuera de ellos. Ella siempre ha pensado de mí que soy una masa de músculos sin cerebro y yo siempre he odiado que ella se crea más lista que todo el mundo. Fue odio a primera vista. No sé cuántas veces nos liamos a insultos ni cuántas le hemos dicho al otro que ojalá se muriera. No obstante, a la hora de la verdad estamos aquí, mirándonos y sin decidirnos a cumplir lo que tantas veces hemos dicho que nos gustaría que pasara.

A lo mejor es porque nunca nos paramos a pensar en que podía pasar de verdad, cosa estúpida ya que ambos quisimos voluntariar desde siempre. A mi cabeza vienen un montón de recuerdos malos, pero para mi sorpresa también hay cosas buenas: su tenacidad, la paciencia que tenía al explicarles las cosas a otros, aunque fuera con condescendencia, o su sentido del humor que me hacía reír a mi pesar. Es una buena guerrera, valiente y honorable, igual que lo soy yo. Es justo que, aquel de los dos que vaya a morir, tenga un final con honor.

–Un duelo justo, como en la academia –le propongo.

Ella asiente. Nos tomamos unos minutos para prepararnos y el duelo comienza, sin trucos, solo uno contra el otro. Es una pelea dura, pero finalmente suena un cañón y las trompetas me proclaman vencedor a mí. Miro a mi compañera y cierro sus ojos con mi mano. Nunca he sentido afecto por Daria, pero siempre me unirá a ella el respeto.

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No sé qué me pasa con Melendi últimamente, pero parece que me inspira bastante. La canción es Besos a la lona de él.

Muchas gracias a todas las que comentan.