Año 32: Carolina
Paris Gold
18 años
Distrito 1
"Cariño mío, quédate aquí. No te vayas. Las calles son peligrosas. ¿Por qué no pasamos el domingo en la cama?"
El sol me da en la cara, pero me resisto a abrir los ojos. Quiero seguir disfrutando un rato más de la comodidad de la cama, la suavidad de la almohada y el olor floral de las sábanas. Unos dedos acarician mi pelo. Sonrío y finalmente abro los ojos para mirar a la mujer que amo.
Carolina es preciosa. Incluso así, despeinada y en camisón, es lo segundo más bonito que he visto nunca. Lo primero es sin duda nuestro bebé, la niña que vino de improviso, pero a la que quiero con toda mi alma.
Esta noche hemos dejado a nuestra hija con mis padres. No queríamos dejarla teniendo apenas unas semanas de vida, pero ellos insistieron en que Carolina y yo necesitábamos pasar a solas una noche tan importante como es la de antes de los juegos.
Una voz maliciosa en mi cabeza me susurra que podría ser la última noche que pasemos así, pero aparto esos pensamientos de inmediato. Me estiro para besar a Carolina y nos abrazamos mientras ella me devuelve el beso. Siempre he sido un romántico de esos que creen que besarse es mucho mejor con los ojos cerrados, pero hoy los mantengo abiertos, como si quisiera fijarme en cada mínimo detalle de mi amada. Me digo que es solo porque estaré un tiempo separado de ella, pero no puedo evitar que la voz maliciosa me siga diciendo que esta será la última vez que pueda mirarla.
Siempre deseé ser voluntario. Cuando empecé el último curso en la academia estaba entre los mejores, pero entonces Carolina se quedó embarazada y pensé en retirar mi candidatura y dejar la academia. Fue ella la que me disuadió de hacerlo. Era mi sueño y al fin y al cabo como vencedor podré darle un mejor futuro a nuestra bebé. Ninguno pertenecemos a la clase alta del distrito, pero tras mi victoria mi hija será la hija de un vencedor, con todo el prestigio que eso implica.
Deslizo una mano por debajo del camisón de Carolina, pero ella me detiene, súbitamente rígida. En sus ojos veo preocupación cuando comienza a hablar.
–No tienes por qué hacerlo.
–¿Hacer el qué?
–Presentarte voluntario. Podrías quedarte aquí con nosotras. Podríamos tener una buena vida.
–No tan buena como la que tendremos cuando sea vencedor.
–Pero infinitamente mejor que la que tendremos si no lo eres.
–Lo seré. Confía en mí. No voy a echarme atrás ahora. Volveré. Traeré gloria y honor al distrito. Podréis estar orgullosas de mí.
Pienso que va a protestar, pero asiente y vuelve a besarme. Esta vez noto que es ella la que mantiene los ojos abiertos, grabando en su memoria cada detalle de mi rostro por si no lo vuelve a ver. No obstante, eso no ocurrirá. Volveré con ellas. Es normal que estemos asustados, pero dentro de poco se demostrará que nuestros miedos eran infundados.
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Sí, Paris tiene dudas sobre dejar unas horas a su hija con sus padres, pero está decidido a dejarla indefinidamente para ir a los juegos. Así son los del uno.
No volvió, por cierto. Ganó su compañera de distrito, Venus Bridges. Ellos dos eran muy buenos amigos y ella acabó haciéndose cargo de su hija porque Carolina no pudo soportar la muerte de Paris y decidió dejarlo todo atrás, incluida a su bebé, y empezar en otra parte del distrito. Su hija se presentó voluntatria en el segundo vasallaje, ya escribiré de ella en El doble.
La canción es Carolina, de Karol G.
Muchas gracias por comentar, Stelle.
