Black Panther y sus personajes no son propiedad mía sino de Marvel y Disney, lo único de mi intelecto es el desarrollo de historia aquí presentada.


Un Milagro, Una Esperanza


Ramonda II tenía muchos recuerdos de niña, la mayoría eran borrosos, simples sentimientos de alegrías infantiles. Sin embargo, el recuerdo que tenía más presente, y que le dijo desde tierna edad que la vida no era tan sencilla como lo quería hacer ver su Mama, fue cuando la encontró a ella y a su Baba discutiendo…

—¡La magia! ¡Los sueños! —Su madre gritaba en una habitación de la ciudadela con las puertas abiertas. No había guardias de la Dora Milaje cerca, lo que significaba que deseaban privacidad. Aunque nunca pensaron que su hija estaría jugando cerca y se acercaría atraída por todo el ruido que hacían —¡Esa era antes mi vida! ¡Era una científica brillante! Y aunque no entrené para hacerlo ¡También excelente Pantera Negra! ¿No comprendes?

—No es mi culpa que tuvieras que pasar el manto. —Rebatió su Baba, con una voz tan profunda y enojada que su propia hija le tuvo miedo. Él era mucho más alto y grande que Mama, por lo que al estar frente a frente parecía que la podría llegar a golpear en cualquier momento, pero era imposible que el gran Rey M'Baku fuese un golpeador de esposas ¿Verdad?

—¿De qué te quejas además? —Agregó él, su voz delataba resentimiento. —Les doy de comer a ti y a tu hija. ¿Por qué no llamas a tu amigo el hombre pez? Tal vez él te dé una mejor vida.

A pesar de no entender, Ramonda II supo que eso fue doloroso, porque de inmediato el cuerpo de su madre se tensó. Su boca siseó:

—Cha'ah Toh fue un simple error. Solo una vez.

Su padre no retrocedió.

—Él intentó secuestrarte…

Sí, sin duda la vida no era sencilla como lo creía un niño, aunque ella desde pequeña sentía que varias cosas no eran normales en su familia.

Ella, Ramonda II, había nacido del Rey M´Baku y de la Reina Shuri, cuando su madre tenía 31 años y aún era la Pantera Negra protectora de Wakanda. Debido a eso, ella nació con una fuerza tremenda, y poseía muchas de las habilidades que tenían los campeones de Bast.

A pesar de que debieron alegrarse de que había un nuevo miembro de la tribu Dorada, los miembros del consejo se escandalizaban cada vez que veían sus habilidades, pero su madre siempre se mantuvo firme sobre que hubo muy pocas mujeres con el manto de la Pantera Negra antes, y teniendo en cuenta los momentos en que eso sucedió, no había registros suficientes que contasen que ocurriría si alguna de ellas tenía un embarazo completo con la Hierba en Forma de Corazón dentro de su organismo. Ramonda II era única.

Para su mala fortuna, la presión del consejo hizo que Mama tuviera que llevarla a sus laboratorios en diferentes ocasiones a lo largo de su vida, -principalmente en su niñez y adolescencia-, para revisar que sus habilidades fueran exclusivamente genéticas y no tuviera que beber de la Hierba en algún punto de su vida, ya que eso la pondría en una encrucijada contra su primo T'Challa, el nuevo rey y Pantera Negra.

Aunque no quería demostrarlo, su madre siempre exhalaba satisfecha, relajándose de inmediato cuando veía que sus resultados eran normales.

Ramonda II siempre supo desde niña que quería ser una heroína.

Al inicio con ver a su madre hacer todas las misiones peligrosas que realizaba, luego, cuando vio a su primo T´Challa tomar el manto de la Pantera Negra, y percatarse que muchas de sus técnicas de pelea eran ridículas e imperfectas.

Ella, a pesar de las quejas de Baba, se había criado con las Dora Milaje y los Ángeles de Medianoche en cuestión de entrenamiento, y aunque firmes y estrictas con ella, eran bastante cercanas, tan así que junto con su madre le decían de cariño Mondy. Ella era inteligente en la escuela, pero siempre estaba ansiosa por salir para ver qué nuevo movimiento aprendería ese día.

Tal vez fue por esa educación que, cuando conoció a su primo T'Challa, a pesar de ser mayor que ella 16 años, le pareció alguien de complexión débil. Y cuando entendió que él había estado el Haití escondido hasta que cumplió la mayoría de edad para reclamar el trono, le pareció un niño sobreprotegido y mimado.

Él obviamente tuvo que ganarse al pueblo y a los ancianos para que lo consideraran siquiera digno de enfrentar a su padre M'Baku a un duelo por el trono, así que su coronación sucedió cuando ella tenía 10 años. Y a esa edad ella sabía que era mejor luchadora que él, y no tuvo vergüenza en decírselo.

A pesar de que las Dora se reían de sus comentarios, su madre la reprendió en más de una ocasión diciéndole que ambos habían nacido en circunstancias distintas y no podía juzgar las decisiones de su tía Nakia. Su Baba en contraparte, parecía que miraba a un monstruo al escucharla expresarse de esa forma. Y cuando pensaba que estaban solos, le señalaba a su Mama con desdén: "Es demasiado rencorosa. ¿Segura que cuando sea mayor no querrá quemar el mundo?".

No, ella amaba el mundo, y por eso seguiría entrenando para demostrar su punto y callar a Baba.

Irónicamente, aunque al inicio ella detestaba a su primo, con el paso de los años él se fue haciendo su mejor amigo. Ignorando sus diferencias de edad y origen, T'Challa era muy consciente de su alrededor, así que vio todo el potencial que ella misma sabía que tenía.

Ramonda II no necesitaba beber de ninguna Hierba para poder ser catalogada como súper heroína, por lo que su primo le dijo que apenas ella cumpliera la mayoría de edad -o tal vez un poco menos-, la llevaría a todas las misiones a las que él fuese solicitado. No sólo eso, a partir de ese momento, a sus 14 años, también la dejaría inmiscuirse en asuntos más internos de la política Wakandiana, incluido aquel que más le causaba curiosidad desde que tuvo conciencia:

El misterioso Rey de una misteriosa civilización, que tenía una misteriosa alianza que nadie parecía conocer a profundidad.

Para los chicos de su edad y tal vez algunos más grandes, ese Rey era como una leyenda urbana.

Muchos esperarían que al ser parte de la realeza tendría más acceso al conocimiento, pero lamentablemente en su caso, era al revés, porque muchas veces le ocultaron cosas que para un Wakandiano común, era de conocimiento general. Tal fue el caso de la Gran Inundación, ella sólo sabía eso, que hubo una inundación que destrozó gran parte de la ciudad, nunca supo hasta más grande que esa inundación no fue natural sino planeada por un enemigo.

Así que cuando confirmó que dicho aliado realmente existía, y tenía la oportunidad de conocerlo porque se acercaba una de sus reuniones semestrales, su curiosidad se disparó y se preguntó porque sus padres eran tan herméticos en ese tema.

Conoció a Namor en un solsticio de verano.

Se sorprendió por todo el conocimiento político que ignoraba hasta ese momento. Wakanda tenía una alianza con un pueblo submarino que también poseía vibranio, a pesar de los años, dicho pueblo seguía oculto, y sólo su líder, K'uk'ulkan, en compañía de pocos guardias, era quien salía del mar para dar informes de su pueblo y viceversa.

Se suponía que él tenía más de 500 años de vida, pero cuando lo vio, le pareció incluso más joven que su madre. Tal vez no ayudó el hecho de que sólo tuviera un pantalón corto, un collar y una capa como ropa, o que sus guardias eran de color azul y usaban máscaras, o que tuviese alas en los tobillos. Había muchas cosas por las cuales distraerse, pero de lo único que estuvo segura fue que el mundo del que provenía él era desconcertante, pero también intrigante.

A pesar de su curiosidad y su ansiedad por preguntar todo lo que corría en su mente, ella no dijo nada en toda la reunión y se quedó al lado de su primo como la guardia excepcional que era. No obstante, cuando la reunión terminó, y varios consejeros detuvieron a T'Challa para añadir comentarios extras, ella se quedó sola por un momento, y entonces Namor se acercó.

La mayoría de los asistentes parecían tenerle cierto recelo, pero cuando lo pudo observar de cerca, le pareció agradable.

—Eres la hija de la antigua Pantera Negra. —Habló primero él, mirándola fijamente. Parecía calmado, pero aun así ella se puso nerviosa, su presencia era bastante intimidante.

—Y tú K'uk'ulkan ¿Eh? —Contestó intentando verse casual, aunque sintió que su repuesta fue más bien boba —Estuviste excelente. —Lo felicitó, intentando cambiar su atención hacia la reunión que acababan de tener. Él sonrió.

—Niña, tu mamá sí que era una de esas luchadoras épicas, una vez me puso una paliza. —Le dijo, y a pesar de que su historia debería de darle gracia, su voz era tranquila mientras ponía una de sus manos en sus mejillas. Ella se congeló—Tienes sus ojos —Señaló —Y el mismo…

—Quítale las manos de encima. —Una tercera voz intervino, firme. Era la de su Mama.

Él hombre reaccionó de inmediato bajando sus manos. Ramonda II entendió que estaba a punto de unir su frente con la suya, un gesto Talokan que profesaba tranquilidad, pero también unión, esperanza y paz. Era un saludo sagrado, sólo se compartía con pocos, y al parecer ella se había ganado la confianza para recibirlo del mismísimo K'uk'ulkan.

Se molestó por verse interrumpida.

—Princesa, cuanto tiempo sin verte. —Señaló él mientras se giraba hacia su madre, su voz seguía siendo tranquila. Por lo que Ramonda II había entendido, Mama era la única de la realeza que no asistía en esas reuniones, evitaba a toda costa verse involucrada en algo relacionado a Talokan si no era forzosamente científico.

—No lo suficiente en mi opinión, Namor. Y no soy princesa, llegué a ser Reina —Contestó cortante, aunque cuando él enfocó toda su atención en ella, ella desvió la mirada y la enfocó en su hija —Entra a la nave, ahora. —No fue una pregunta, fue una orden, y era rarísimo que le diera una, menos enfrente de alguien externo de la familia.

Ramonda II se irritó mucho más, si Mama evitaba tanto aquellas reuniones ¿Por qué estaba ahí? ¿Y porque justo aparecía cuando uno de los mayores enigmas de Wakanda decidía hablar con ella? Quiso negarse, pero eso la haría ver como una niña berrinchuda, y era lo menos que quería dejar como primera impresión.

K'uk'ulkan ya había dejado de ponerle atención a ella, así que obedeció de mala gana, aunque aún pudo escuchar algo de esa conversación.

—¿No hay ningún límite en tu interior? —Su madre preguntó, su voz seguía estando tensa, pero también parecía indignada. ¿Acaso le había molestado que la hubiese tocado? ¿Los había malinterpretado?

—Tranquilízate, Shuri. —Dijo él con un tono casual, como de alguien que la conocía de años, o como si estuviera nervioso y quisiera ocultarlo —¿No tengo derecho a… —Dudó por un segundo —a hablar con la hija de una aliada?

No pudo escuchar mucho más, la conversación no duró más de un minuto, porque apenas ella se acomodó en la nave piloteada por Aneka, su madre entró. Seguía tensa, pero también tenía los ojos llorosos.

—Solo avanza. —Ordenó, intentando verse firme. Pero Ramonda II sabía que le había afectado aquello. La miró, era de las pocas veces que la venía llorar… y luego, mientras la nave despegaba, vio a Namor, que seguía observándolas desde el suelo.

Al día siguiente su madre le explicó cómo fue que Wakanda y Talokan llegaron a tener una alianza forzada, donde Wakanda sólo aceptó aquello por malas decisiones tomadas que concluyeron en la Gran Inundación, donde no sólo hubo pérdidas materiales sino también humanas, incluida la de la Reina Ramonda, su abuela.

Ella odió a Namor, y siguiendo el ejemplo de su madre, decidió evitar las reuniones en donde él asistía. Sí T'Challa conocía la historia o no, no lo dijo, pero nunca más volvió a tocar el tema sobre dichos encuentros.

Un 12 de octubre, un Dios murió en Nueva York.

K'uk'ulkan Rey de los océanos, aliado de la tierra y domador de los cielos, un mutante que parecía invencible, pereció ante una fuerza que no era de ese mundo.

Una batalla contra Skrulls fue lo que lo hizo salir a la superficie en apoyo a la humanidad por primera vez, pero fue la Fuerza Fénix quien hizo que el mundo conociese su rostro, y era mientras se revelaba su fallecimiento.

Su origen no se explicó, pero por su vestimenta muchos empezaron a hacer conjeturas… Aun así, ni sus compañeros ni el gobierno dijeron nada al público, y sólo unos pocos se reunieron en un cenote en México para una despedida sencilla. Los Talokanes se llevarían a su cuerpo, y dentro de las profundidades del mar sería su réquiem final.

Nadie se opuso a ello aun cuando murió como un héroe, y eso fue porque a pesar de haber participado en varias luchas contra fuerzas enemigas, Namor era descrito entre el circulo heroico como "Un mutante particularmente cruel y brutal". Un mal necesario para la sociedad pero que nadie extrañaría.

El rey T'Challa fue uno de los pocos invitados a aquella ceremonia privada en la superficie, y a pesar de que él le dijo a Ramonda II que lo podía acompañar ya que ella también había peleado en esa ocasión, ella se rehusó a asistir, y en su lugar tomó la tecnología de su madre para teletransportarse a su laboratorio.

Llegó directo al baño.

—¿Mondy? ¿Eres tú? —Escuchó una voz conocida a lo lejos. Una de las ventajas de ser hija de la científica más inteligente y poderosa de Wakanda es que portaba artefactos que nadie más tenía. Y hace menos de un año había recibido uno que le daba la oportunidad de teletransportarse a cualquier parte del mundo. Lastimosamente, estaba en una fase experimental, y cada vez que lo usaba, la invadían unos mareos que sin falta la hacían vomitar.

Se lavó la boca con agua y con otras cosas que encontró, y se arregló para verse ligeramente presentable.

—Creí que te habrías acostumbrado a viajar así ahora. —Su madre, la exreina Shuri, y ex protectora de Wakanda, estaba sentada en un sofá mientras veía una pantalla holográfica frente a ella. Tenía su cabello largo y canoso trenzado sobre su cabeza, usaba lentes que a pesar de ser grandes, dejaban ver las arrugas y ojeras de sus ojos, su bata de científica estaba al lado en una mesa donde tenía libros y algunas otras cosas a las que no les prestó atención.

—Todavía no. —Respondió, aún con un mal sabor de boca —Odio la sensación del teletransporte. —Fue sincera y directa como lo fue desde que empezó a hablar. Okoye siempre le dijo que eso le causaría problemas, pero en lugar de decírselo como regaño, en realidad era para felicitarla.

—Es mejor que perder tiempo volando en naves ¿No? —Intentó bromear su Mama, sin ofenderse por su comentario. No se paró del sillón para abrazarla como cuando era más joven, al parecer las piernas habían comenzado a darle problemas, aunque si apagó la pantalla.

Ramonda II sonrió ante su astucia, y en eso vio que entre las cosas de la mesa había un vaso con un líquido dentro. Sin preguntar lo tomó y comenzó a beberlo, era algo de rutina que siempre hacían: ella se aparecía de la nada, su madre siempre le permitía beber de lo que tuviese más cerca.

Incluso antes de que pudiera teletransportarse, ella solía beber de lo que tenía su madre, era extraño, pero era su una forma de decirse que estaban bien. Desde niña su Baba le metía ideas sobre que su progenitora era alcohólica, y a pesar de no creerlo, muchas veces la hizo dudar, por lo que empezó a tomar de sus bebidas para confirmarse a sí misma que Baba era quien mentía.

"Si llegué a probar licores, pero fue antes de que tu nacieras" Le decía Mama mientras le tendía su copa "Nunca llegué a perder la consciencia, todas las cosas que he hecho fueron con consentimiento".

Llegó a pelearse muchas veces con su Baba por aquello, ella defendía su madre, él seguía atacándola, y las peleas pudieron haber seguido de no ser porque una vez Ayo le recomendó que se quedara callada, lo que decía él era una mentira, pero al parecer necesitaba creérsela para poder estar bien internamente. Ella aceptó el trato a regañadientes, pero desde que tuvo uso de razón hasta la fecha, nunca encontró ningún alcohol cerca de su madre, ni sentido de empatía y cariño en su Baba.

Que Bast la castigara cuando se alegraba de que él ya no estuviese en sus vidas.

Lamentablemente en esa ocasión, la bebida no le ayudó en su malestar, sino que lo empeoró: Alejó el vaso de inmediato y lo volvió a poner en su lugar.

—¡Shuri esto es asqueroso! —Se quejó, y su madre se rio —¿Qué es?

—Una bebida energizante cargada de cafeína. —Contestó divertida.

—Shuri, son las dos de la tarde apenas —La regañó. Pero la mujer frente a ella tomó el vaso y bebió de él como si no hubiese escuchado su queja.

—¿Por qué me llamas "Shuri" cuando te molestas? —Preguntó a la nada, pero entonces se enfocó en ella —Sé porque viniste, mi GRIOT todavía está conectado a las redes del gobierno… es algo encubierto: El funeral de Namor de Talokan es hoy. —Suspiró y bajó la voz —Ja, veo que llegó su primera y última aparición pública.

Ramonda II le dedicó una sonrisa, ambas no lo dirían, pero era notorio que se sentían más en paz tras la noticia.

—Pobre Cha'ah Toh —Soltó su madre de improvisto mientras volvía a tomar su bebida, y Ramonda II sintió un escalofrío al digerir la frase, había algo en ella que la incomodaba.

—¿Qué dijiste?

—Cha'ah Toh. Es su nombre de nacimiento. —Explicó ligera —Él se hacía llamar Namor para sus enemigos, K'uk'ulkan para su pueblo, y Cha'ah Toh para…

—No. —La interrumpió. —¿"Pobre"? ¿Después de lo que te hizo? —Ni siquiera intentó ocultar su indignación.

—Mondy, aún eres joven —Le contestó.

Ramonda II se exasperó más y avanzó hacia un panel de control para aumentar la luz de la habitación. Sabía que estaba siendo injusta con su Mama, pero para eso la había buscado, para descansar de aquel hombre, no para escuchar palabras condescendientes que no se merecía.

—Tú no sabes: Las cosas cambian. —Volvió a decir su madre. A pesar de que no la miraba, sabía que la escuchaba —Lo que pasó, fue hace casi 4 décadas. Ahora soy una mujer de 59 años, 64 si contamos los que perdí en el Blip. —Suspiró cansada. Su voz mostraba melancolía cuando añadió: —Cada día, el futuro se hace un tono más oscuro. Pero el pasado… Aún con las partes desagradables… Se va haciendo más brillante...

Por un reflejo de una pared, Ramonda II pudo ver como su madre acariciaba delicadamente un brazalete artesanal que estaba en la mesita de al lado. Debía de ser nuevo, porque nunca se lo había visto antes.

Ambas se quedaron en silencio, pero entonces su madre hizo que el sillón girara haciendo que ambas volvieran a mirarse cara a cara.

—Siempre hay dificultades, amorcito. —Dijo con la voz un poco más firme, soltando la pulsera. —Les llueve a los justos y a los injustos igual. Namor tenía un poco de ambos… y por su condición, siempre creyó que él reiría al final. —Lo último lo dijo con la mirada perdida, como si estuviera recordando algo. Ramonda II entendió que la charla sobre él había acabado.

A sus casi 30 años, Ramonda II nunca había pensado en su muerte hasta ese momento.

Había enfrentado de todo; ex-héroes, civiles, alienígenas, brujas, cosas que no sabía cómo nombrar. Sin embargo, Magus no podía compararse con ninguno de ellos, era demasiado poderoso con sus poderes cósmicos e impredecibles.

Trató un par de veces a Adam Warlock, era serio y hasta cierto punto raro, pero de ninguna forma malvado. Algo había pasado en la galaxia, porque ahora se hacía llamar Magus y estaba destruyendo todo mientras gritaba "¡Esta tierra es imperfecta!" "¡No hay esperanza!" "¡Debo de destruir todo lo que no tenga esperanza!"

Si bien sus poderes eran conocidos, ahora que portaba la gema de la mente todo se complicó para peor. Ella era consciente de todo lo que tuvieron que enfrentar los Vengadores para poder derrotar a Thanos que tenía todas las gemas, y los admiraba, porque para ella, una sola gema le estaba dando bastantes problemas.

Magus era inteligente, porque deliberadamente había separado a todos los Nuevos Vengadores para poder derrotarlos uno a uno. Ella no sabía que número era, pero estaba segura de que ya había perdido a varios compañeros… y estaba entendiendo que tal vez fuese la siguiente si no se le ocurría algo con qué detenerlo.

Había hecho de todo, su especialidad era combate cuerpo a cuerpo, lo intentó en tierra, en aire -gracias a la tecnología de su madre- por un momento pensó que tal vez en agua podría hacer algo, pero Magus siempre bloqueaba sus ataques. No podía huir, si lo hacía usaría esos rayos que salían de sus ojos que muy apenas controlaba al estar cerca de él. Su pánico y sus heridas cada vez más dolorosas le dijeron que hiciera lo único que ella era consciente, no se le daba bien: Dialogar.

—¡Basta! —Gritó. Tal vez si lo distraía, o sí de alguna forma volvía a traer a Adam de vuelta… —Tienes que detenerte ¡Todo el mundo morirá!

—Y el universo ni siquiera va a notarlo —Contestó él a secas mientras le soltaba un golpe que esquivó por poco.

Bueno, por lo menos le contestaba, tal vez un dialogo era lo que necesitaban. Era poco probable que él renunciara así como así, aunque podía hacer tiempo para que alguien más fuera en su ayuda. Debía de seguir provocándolo.

—¡No importa el universo! ¡Para nosotros es importante! —Señaló, mientras intentaba aplicarle una llave para inmovilizarlo.

—¿Para ustedes? ¿Los humanos? —Contestó Magus indignado al mismo tiempo que se soltaba de su agarre. —¡Ustedes no pueden darse el privilegio de exigir nada! ¿Se han visto? ¡Son violentos y destructivos! ¡Nada bueno puede salir de ese caos! ¡Están condenados! ¡Debo de destruir esto antes de que se salga más de control!

Ramonda II por un momento vio duda en los ojos de Magus, como si en realidad no creyera lo que estaba diciendo. Sí, seguramente Magus era una conciencia aparte de Adam, y Adam estaba dentro de él, intentando salir en cualquier oportunidad. Debía de generarla.

—¿Y quién te crees que eres para decidir si la humanidad es buena o mala? —Le soltó mientras sentía como él la sujetaba de una pierna para lanzarla hacia el suelo, estaban en una zona destruida, ya solo había restos de lo que debían de ser edificios. —¡Tal vez estés equivocado! ¡Tú no eres de aquí!

—Me reclamas que me rehúso a ver la vida en términos humanos. —Le dijo al momento de hacerla caer. Ella se golpeó la cabeza, fuerte. Miró hacia arriba y vio a Magus de forma borrosa, se estaba acercando, ella estaba demasiado aturdida para hacer cualquier cosa. —Tú no soportarías ver las cosas desde mi perspectiva. Ustedes, terrícolas, se cierran a lo que le temen.

—No es miedo lo que tengo. —Alcanzó a decir, tragando saliva. —Los humanos somos mucho más que eso. Tememos, pero también enfrentamos, no somos débiles, somos fuertes porque creemos en lo imposible.

Magus pareció volver a dudar.

¿Quieres que vea todo igual que tú? Adelante. —Le retó —Enséñame. Has eso que tú haces.

De forma abrupta, Ramonda II sintió como Magus la levantaba para ponerla frente a él. Por un momento sintió que lo haría para degollarla, aunque él se detuvo para mirarla a los ojos, y a pesar de seguir viendo borroso, ella distinguió que su rostro estaba contraído y tenso.

Pasaron unos cuantos segundos mientras se miraban en silencio, -ella con los pies elevados y ya sin fuerza siquiera para darle un puñetazo-, y entonces Magus de forma inesperada gritó y se inclinó hacia ella, haciendo que chocaran sus frentes.

Tal vez fuese por el aturdimiento y el nuevo golpe, tal vez porque estaba muriendo, pero Ramonda II sintió una gran explosión en su cabeza.

Muchos recuerdos inundaron su mente, iban tan rápido que parecía que los veía de forma simultánea:

Su madre suspirando de alivio cuando veía sus resultados genéticos en el laboratorio.

La voz de su Baba diciendo: "Es demasiado rencorosa. ¿Segura que cuando sea mayor no querrá quemar el mundo?"

El rostro sorprendido de los miembros del consejo al ver sus habilidades físicas.

Una de las tantas peleas con su Baba donde él le decía que su Mama era una alcohólica.

Finalmente, todo se detuvo hasta llegar a un recuerdo en concreto:

¡La magia! ¡Los sueños! —Gritaba su madre—¡Esa era antes mi vida! ¡Era una científica brillante! Y aunque no entrené para hacerlo ¡También excelente Pantera Negra! ¿No comprendes?

No es mi culpa que tuvieras que pasar el manto. —Rebatía su Baba molesto —¿De qué te quejas además? Les doy de comer a ti y a tu hija. ¿Por qué no llamas a tu amigo el hombre pez? Tal vez él te dé una mejor vida.

Cambió a otro:

El pasado… Aún con las partes desagradables… Se va haciendo más brillante. —Decía su madre mientras acariciaba un brazalete con cuentas de jade que nunca le había visto.

Luego a otro:

Eres la hija de la antigua Pantera Negra. —Se le había acercado Namor.

Y tú K'uk'ulkan ¿Eh? —Contestó intentando no verse nerviosa —Estuviste excelente. —Lo felicitó, y él sonrió como respuesta.

Niña, tu mamá sí que era una de esas luchadoras épicas, una vez me puso una paliza. —Le dijo, y luego sujetó rostro, no de forma abrupta, sino delicada, como si fuera una caricia —Tienes sus ojos, y el mismo…

Quítale las manos de encima.

Namor reaccionó rápidamente hacia el origen de la tercera voz.

Princesa, cuanto tiempo sin verte.

No lo suficiente en mi opinión, Namor. Y no soy princesa, llegué a ser Reina —Contestó su madre. —Entra a la nave, ahora.

Ramonda II se retiró, dándoles la oportunidad de que hablaran a solas:

¿No hay ningún límite en tu interior? —Preguntó indignada.

Tranquilízate, Shuri. —La voz de Namor era más baja —¿No tengo derecho a… a hablar con la hija de una aliada?

Su madre entrando a la nave con los ojos llorosos.

Solo avanza.

Namor, observándolas desde el suelo.

Regresó al primer recuerdo:

Cha'ah Toh fue un simple error. Solo una vez. —Intentaba defenderse su madre.

Él intentó secuestrarte, asesinó a tu madre, y años después compartes lecho con él. ¿Qué? ¿Fue el alcohol o la soledad?

Su madre se dejó caer en una silla mientras comenzaba a lagrimear: —¿Lo vas a olvidar algún día? —Soltó mientras miraba a la nada. Pero luego enfocó su vista hacia la puerta abierta, y notó a su hija espiando la conversación. —Mondy… —Susurró, temiendo de lo que había escuchado.

Una última imagen:

El rostro agradable de Namor la primera vez que se conocieron, su cuello y pecho cubierto por cuentas de vibranio y jade. La voz de su Mama de fondo "Él se hacía llamar Namor para sus enemigos, K'uk'ulkan para su pueblo, y Cha'ah Toh para…"

Todo se oscureció. Sus sentidos se agudizaron, y sintió un enorme dolor por todo el cuerpo. Cuando pudo volver a enfocar la vista, Ramonda II vio a un desconocido bastante cerca de sí, y por un momento no recordó que estaba a mitad de una pelea con Magus. Ambos parecían aturdidos, como si estuviesen digiriendo toda la información que habían sacado de su mente.

Ella reaccionó uno segundo después y lo empujó para alejarse. Él parecía que todavía seguía en su ensoñación, por lo que la soltó, aunque al hacerlo, hizo que de nueva cuenta terminara en el piso.

—No. —Soltó Ramonda II, ya no sabía si veía borroso por el golpe en la cabeza o porque estaba a nada de llorar —No. No ese hombre.

—Namor… Era tu padre —Dijo Magus, y ella no se percató que él no lo había conocido, pero Adam Warlock sí.

En ese momento poco le importó.

—No… —Volvió a decir… Sus recuerdos, sabía que había cosas extrañas e incómodas en su infancia, pero ahora sus memorias se acomodaron de una forma que le recordó a un rompecabezas, un pequeño detalle por ahí, otro por acá… y el resultado le pareció la cosa más infame de todas. —¡NO! —Gritó cuando asimiló todo.

Una gran ira se apoderó de sí misma. Ella había odiado a Namor, había odiado a su propia sangre. Se sintió sucia, nunca había tenido tantos deseos de dividirse como en ese momento, quería quitarse la piel, su tono era un poco más claro que el de su madre, y sintió repulsión al entender por qué. Todos le decían que tenía los ojos de la familia Udaku, y eso a veces le fastidiaba porque significaba que lo demás era de su Baba, y no quería parecerse a él. Pero viendo la verdad… preferiría ser un clon exacto de M´Baku a siquiera ser similar en algo con aquel asesino despiadado.

La ira ocultó todas sus dolencias, a pesar de ver borroso, distinguió sus manos, y al verlas, entendió que la fuerza que tenía no era por la Hierba en Forma de Corazón, sino por la herencia Talokan.

Volvió a gritar y se lanzó contra Magus. Necesitaba golpear algo, no importaba que ese algo la matase a los pocos segundos.

Sacó todo lo que tenía, golpeó a Magus en la cabeza de tal forma que sus propios puños sangraron, parecía que él no sufría de dolor, pero en un último golpe se tambaleó y cayó al piso. Ella no perdió el tiempo y se colocó sobre su abdomen, mientras le seguía golpeando el rostro y el pecho. Sus golpes no eran muy certeros, parecía que se hacía más daño a sí misma que a él, pero Magus en ningún momento se defendió.

No supo cuento tiempo estuvo arriba de él, pero llegó a un punto donde el dolor volvió a aparecer y se sintió agotada tanto física como mentalmente. Sus golpes ahora eran sólo movimientos repetitivos sin fuerza, y ya ni siquiera veía porque estaba llorando.

—Mátame —Le suplicó a Magus —Sé que me permites golpearte porque me tienes lástima y sabes que no te dañaré, pero tu objetivo es matarme, hazlo.

—Me equivoqué —Contestó él. Aun tirado boca arriba a merced de ella, su voz parecía solemne.

—¿Qué?

—Lo imposible, los milagros.

Ella estuvo a punto de tirarle otro golpe, pero él la detuvo de ambas manos.

—Yo… Sentí que debía de destruir a la humanidad porque no tenían ninguna salvación como especie. Solo causan dolor, muerte y tristeza a los suyos. —Le sonrió de una forma tierna —He ignorado que, en la concepción humana, millones y millones de células compiten para crear la vida… Generación tras generación.

Parecía que dudaba en cómo conjugar sus siguientes palabras:

—Y todo hasta que, al final, tu madre, ama a un hombre, Namor de Talokan: un hombre que ella odiaba con toda razón. Y a pesar de la contradicción, contra todas las probabilidades, eres tú, y sólo tú, quien emerge para darle una forma específica a todo el caos. Eso es imposible, es… Un milagro, una esperanza.

Ramonda II quería contradecirlo, decirle que ella no era esperanza, sino más bien una mala broma, y él no tenía sentido del humor. Pero eso sería mentirse, en sus memorias… ella podía ver el afecto que le tenía su madre a Cha'ah Toh. Era discreto, y por eso se alejaba lo más que podía, pero ese sentimiento siempre estuvo ahí, incluso el día de su muerte.

—Así que me equivoqué. —Volvió a decir Magus. —A pesar de tanta maldad y caos, los humanos crean eventos astronómicos tan improbables como oxigeno que se convierte en oro. Pudo haber salido cualquier resultado, pero al parecer, una mujer que ama la tierra y a los suyos tanto que hasta daría su vida por ellos, fue el fruto de ello. Tienes razón, yo no tengo derecho a decidir por ustedes.

Por un momento a ella le dieron deseos de reír, el verdadero milagro había sido detener a Magus con una charla y sus recuerdos bloqueados. Para la mayoría del mundo ese sería un costo bajísimo por salvar al mundo, pero para Ramonda II, su mundo se había destrozado.

"Es demasiado rencorosa. ¿Segura que cuando sea mayor no querrá quemar el mundo?"

Recordó las palabras de su Baba, y la ironía la invadió, tal vez él era el único cuerdo en la familia Udaku.

Pero no se rio, no lloró, ni tampoco peleó. Estaba cansada, simplemente miró a Magus antes de que todo se volviera negro.

En sus sueños, se topó a Adam Warlock. Se veía igual a como recordaba, y éste se tomó el tiempo de contarle como parte de su espíritu se había quedado atrapado en la gema del Alma cuando empezó a utilizarla. Magus fue su esencia malvada que tomó el control, sin ser consciente que aún tenía influencia las órdenes del Alto Evolucionador, por lo que empezó a atacar toda sociedad que Adam había llegado a conocer.

Sin embargo, una parte de Adam seguía en el consciente, así que cuando logró que Magus uniera su psique con Ramonda II por medio de la gema, encontró una brecha para salir y así pudo volver a tomar el control de su cuerpo… La revelación de su ascendencia fue lo que debilitó más a Magus, ya que, por la impresión de la dualidad de su origen, su programación se anuló un momento, cosa que fue suficiente para derrotarlo.

Adam fue quien recibió todos los golpes, y se sintió merecedor, había desbloqueado algo bastante doloroso para cualquiera, fuese humano o no.

—Me voy de esta galaxia. A una que sea menos complicada. —Se despidió. Tal vez fue por eso que se metió en su mente, porque sabía que no se volverían a ver cuando ella despertara —Debo de entrenar nuevamente con la gema.

—Creí que te importaba la vida otra vez. —Soltó ella, tenía tantas cosas en mente, pero fue lo único que alcanzó a pronunciar.

—Así es. —Contestó —Y creo que también puedo crearla. Me voy Mondy.

Tardó dos semanas en despertar, y otras dos en ser dada de alta para poder volver a Wakanda.

Ramonda II estaba mirando la ciudad desde una ventana del laboratorio de su madre, cuando llegó, ella no estaba ahí, así que tuvo que esperarla. Por primera vez estaba visualizando Shuri no como madre, ni como científica, ni como Pantera Negra o exreina, sino como mujer, y estaba viendo toda su historia desde otra perspectiva, que, con cada recuerdo, la hacían admirarla cada vez más.

El mundo era un caos, pero había pequeñas cosas que hacían que cada día valiera la pena. Viendo nuevamente sus memorias, Ramonda II entendió que ella era lo que hacía que su madre se levantara cada día e inventara nuevos artefactos para su uso personal. La amaba, y ella la amaba a ella, ese amor era del que se tenía que sujetar cuando enfrentara a cualquier adversidad, no importaba lo demás.

—¿No quieres tomar nada? — Preguntó su Mama cuando entró al laboratorio. Ramonda II se giró y la vio frente a una barra de bebidas desconocidas. Sonrió, ya no iba a necesitar verificar sus tragos nunca más.

—Estoy bien.

—Salud. —Le respondió levantando su vaso mientras se acercaba, desconociendo lo que pasaba por su mente.

Viendo su caminar, Ramonda II entendió que ya no tenía problemas en las piernas. Supo que ese podría ser un tema donde podrían platicar por un buen rato, sin embargo, cuando su madre la abrazó y le dijo lo mucho que estuvo preocupada tras su pelea con Magus, consiguió el valor para tocar el tema realmente importante.

—Quiero hablar de algo que me inquieta. —Le dijo mientras juntaba las manos. Bast, estaba nerviosa, pero debía de decirlo antes de que le preguntara sobre los detalles de su pelea y recuperación. No quería perder más tiempo, siempre era directa -y hasta punto algo brusca-, pero tal vez era lo mejor en ese caso:

—Ya sé que Namor de Talokan era mi padre.

La sonrisa de su madre se borró instantáneamente. Pudo jurar que incluso palideció.

—Mondy… —Dijo con la voz quebrada. Tardó unos segundos en volver a tomar el control de su voz. —¿Qué debes pensar de mí? —Desvió la mirada, y cuando la volvió a enfocar en ella, tenía los ojos llorosos y comenzó a hablar rápido. —Lamento no habértelo dicho, tenía que hacerlo, lo sé, pero… no sé. La verdad, sentí vergüenza. Fui una estúpida, yo…

—Eso no importa. —La interrumpió mientras la tomaba de las manos. Su madre apretó su mandíbula, y su tacto, a pesar de seguir firme, delataba todo el estrés que tenía detrás. Se quedó callada observándola, dudando de su reacción. Ramonda II empezó a acariciarle los dedos.

—A veces… la vida te lleva a donde no imaginas. —Volvió a hablar, intentando tranquilizarla —Haces cosas extrañas y… no siempre estás dispuesto a hablarlo. Yo sé lo que es eso. Pero, solo quiero decirte que… Jamás hiciste nada malo para mí.

Shuri se separó para poder verla de cuerpo completo, aun incrédula de su empatía, el labio le tembló.

—Tu querías saber porque no lo odiaba. —Aún con los ojos brillosos le acarició el rostro con una mano y luego con otra —Es porque naciste por él.

Sin siquiera proponérselo, ambas juntaron sus frentes, haciendo el saludo Talokan. El gesto profesó tranquilidad, pero también unión, esperanza y paz.

—Gracias mamá. —Soltó Ramonda II. Bast, no sabía porque, pero también estaba lagrimeando, y entonces recordó algo que no le había dicho a su madre en bastante tiempo: —Te quiero mucho.

Duraron así un tiempo considerable, y después, su madre se separó para poder limpiarse las lágrimas. Ramonda II odiaba verla llorar, pero confiaba en que fueran lágrimas de felicidad… Por fin una verdad con un gran peso se había revelado, si antes eran cercanas, ahora ya libres de secretos lo serían mucho más.

La vida promedio de un superhéroe era mucho menor a los 60 años que tenía su madre, y a pesar de aún ser fuerte, el tener y luego perder los poderes de la Hierba en Forma de Corazón le causó un desequilibrio progresivo, afectándola más en los últimos años. E, ignorando que caminaba nuevamente con normalidad, desde hace un año -Desde la muerte de Namor - Ramonda II veía a su madre cada vez más débil.

No sabía cuánto tiempo más estarían juntas, pero sin duda se enfocaría en disfrutarlo todo lo que pudiese.


Edades:

Muerte de Ramonda – T'Challa 7 años, Shuri 22 (Sin contar los años que perdió en el Blip).

Nacimiento de Ramonda II: T'Challa 16, Shuri 31 (Sin contar los años que perdió en el Blip).

Coronación de T'Challa: T'Challa 26 años, Ramonda II 10 años, Shuri 41 (Sin contar los años que perdió en el Blip). Shuri deja de ser Pantera Negra.

Primer encuentro entre Namor y Ramonda II: T'Challa 30 años, Ramonda II 14 años, Shuri 45 (Sin contar los años que perdió en el Blip).

Muerte de Namor: T'Challa 44 años, Ramonda II 28 años, Shuri 59 (Sin contar los años que perdió en el Blip).

Pelea contra Magus: T'Challa 45 años, Ramonda II 29 años, Shuri 60 (Sin contar los años que perdió en el Blip).

Nota: Aquí se toma que el Blip duró 5 años.

Notas:

Bueno, el prompt del primer día, sé que exactamente no tiene interacción del shipp salvo en una escena, pero soy fan de la película Watchmen, y cuando recordé la relación tormentosa de Silk Spectre y The Comedian. (En la historia original él no mata a algún familiar de ella, pero hace algo mucho peor). Dije ¡Queda perfecto!

De hecho, quería tomar otra escena para el prompt de mañana (angst) pero una amiga me regañó por siquiera pensarlo y pues… escribí algo fluff en su lugar. (Pequeño spoiler de mañana jeje)

Y bueno, como me basé en la película doblada al español, los diálogos varían de su versión en inglés, pero dije: fanfic en español, tomo la referencia de la película al español. Si alguien conoce la película en el idioma original o en subtitulado, verá algunas diferencias, pero son mínimas ¡Lo prometo!

Y bueno, tomándome más libertades, (Perdón Alan Moore) aquí algunas explicaciones (bajo la lógica del fic) de varias decisiones tomadas.

-Shuri y M´Baku nunca se amaron y vivieron un matrimonio por apariencia. De hecho, se casaron cuando ella descubrió su embarazo, y al no querer revelar quien era el padre, M´Baku se ofreció a casarse con ella, sin embargo, al descubrir que el bebé era de Namor, se decepcionó de Shuri, y su relación de amistad se fracturó.

-M´Baku fue quien les dijo a los miembros del consejo sobre el linaje de Ramonda II, eso, más es hecho de que él nunca la trató como hija, -y hasta cierto punto la discriminaba-, fue lo que más ocasionaba problemas entre él y Shuri.

-La razón por la que M´Baku decía que Shuri era alcohólica, era para justificar la razón de su encuentro con Namor tanto para sí mismo, como para los pocos que sabían su verdadero linaje. La mayoría de los miembros del consejo le creyeron y por eso nunca tocaron el tema con Shuri.

-Shuri eligió el nombre de Ramonda II para su hija por ser un memorial de su madre, pero también como un recuerdo de que, si bien Namor le había quitado a la persona que más amaba, también se la había devuelto en forma de su hija.

-Namor supo del matrimonio apresurado entre M´Baku y Shuri y también sobre su embarazo. Sin embargo, a pesar de que ella se alejó totalmente de él y Talokan, nunca sospechó que Ramonda II era su hija hasta que se la topó en la reunión del solsticio de verano. Donde se percató de inmediato.

-A pesar de luchar juntos en diferentes ocasiones, Namor nunca se intentó acercar a Ramonda II porque pensó que en aquel encuentro Shuri le había dicho la verdad. Y al no volver a las reuniones y evitarlo, entendió que ella no quería saber nada de él, por lo que respetó su decisión.

-La frase que dijo Shuri de "Él se hacía llamar Namor para sus enemigos, K'uk'ulkan para su pueblo, y Cha'ah Toh para…" Terminaría con "Cha'ah Toh para su familia". Ese fue el momento más cercano de decirle la verdad a Ramonda II, sin embargo, ella interrumpió, y Shuri decidió quedarse callada.

-Ramonda II fue la única hija biológica de Namor, y cuando él falleció, el reino de Talokan fue gobernado por los descendientes de la línea genealógica de Namora. Nadie en Talokan llegó a saber de Ramonda II salvo Attuma y Namora, quienes estuvieron en la reunión donde se conocieron, y ellos nunca la mencionaron en ningún momento, llevándose el secreto a la tumba.

-La probabilidad de que Ramonda II tuviese toda su genética humana, era de 1.3%, el faltante del 98.7% para el 100% cuando Shuri hizo la compatibilidad de la nueva Hierba en Forma de Corazón al tomar el manto de Pantera Negra. Shuri nunca entendió como pudo ser eso posible, y cuando le contó a su hija sobre aquella imposibilidad, ella contestó: "Un milagro".

...

Y esto fue todo por la week día 1, creo que en divergencia, tomar los hecho de una película cae en el topic, ya que es parecido pero a la vez no (?, lo siento ese prompt fue demasiado ambiguo y lo aproveche a mi beneficio para juntar dos cosas que me gustan jiji

Criticas, comentarios, amenazas de muerte, reclamos por mis otros fics en hiatus ¡Todo en los comentarios!

Nos leemos ~~