El Guardian y la Guerrera


Había una vez, en tiempos mitológicos, una biblioteca mágica en medio de un lago.

Esa biblioteca era la fantasía de todo lector: Había libros escritos por seres de diversas razas de todas las temáticas posibles. Duendes, hadas, sirenas, humanos y gigantes, todos llevaban sus libros para añadir a la colección.

Y a pesar de que había miles y miles de libros ahí, era únicamente un Guardian quien se encargaba de proteger los escritos.

Si nació como humano, lo había dejado de ser hace tiempo. El Guardian era uno con la biblioteca, había perdido la mayoría de las emociones humanas básicas, y a pesar de que podía salir, prefería hacerlo lo mínimo: hace años había dejado de comer, así que no tenía necesidades físicas que lo hiciesen salir regularmente.

Muchos visitantes se preguntaban porque ese Guardian prefería estar oculto entre los libros en lugar de salir y convivir con las comunas cercanas. Su belleza era comparable con la belleza de las Ninfas: con su cabello oscuro como la noche, la piel tocada por el trigo, y fuerza proveniente de los rayos del Sol. Fácilmente podría convertirse Rey si desposaba a alguna princesa a la que le ofreciese su conocimiento, pero cada vez que le preguntaban aquello, con una sonrisa él contestaba que sólo podía responder cosas que tuvieran relación con la biblioteca.

Lo que nadie se imaginaba era que él se encontraba ahí porque estaba protegiendo un libro.

El libro estaba lleno de virtudes y gran conocimiento tanto para grandes como para chicos. Tenía de todo: hechizo de curación, reflexiones, cuentos y sus palabras hacían que el lector olvidase las horas que habían pasado desde que había abierto la primera hoja.

Pero también, este libro era delicado, sus hojas se podían desprender con facilidad y a pesar de que la cubierta se veía dura; era fina y ligera como un copo de nieve. Sin duda era único en su especie, un tesoro invaluable que podría ser codiciado tanto por buenas personas como perversas, y el Guardian sabía muy bien eso.

Entonces el Guardian decidió proteger el libro por el resto su vida. Sabía que ese libro podía ayudar a muchas personas, pero estaba seguro de que sería destrozado por algún conquistador antes de que cualquiera pudiese terminar de leerlo completo, era un riesgo que no se atrevería a correr.

Y así pasaron siglos, el Guardian conocía exactamente todos los libros que tenía la biblioteca y se encargaba de ayudar a las personas que necesitaban de su conocimiento: ya fuese para tratar heridas del cuerpo, alma o corazón. En ese aspecto él era considerado el más bondadoso, incluso tomó la confianza de decirle hijos a quienes lo visitaban, pero nunca ofreció del conocimiento del libro protegido.

Una vez, llegó una humana, una Guerrera de las famosas Dora Milaje, a su biblioteca. Estaba sucia y se veía que no había comido en días, su armadura se caía en pedazos y se notaba agotada de su viaje. El Guardian no dudó en invitarla a pasar, y entonces le dio un espacio para que pudiese descansar. Ella era joven, aparentaba la misma edad que él cuando dejó de envejecer.

El Guardian creía que sería una viajera común que se iría cuando volviese a salir el sol, y vaya fue su sorpresa cuando al día siguiente la Guerrera explicó que ella estaba en un viaje de entendimiento, por lo que su plan siempre fue encontrar la biblioteca del lago de Talokan.

El Guardian asintió algo desconfiado mientras le permitía revisar sus estantes llenos de libros. Ese tipo de Guerreras eran peligrosas, su profesión era ser parte de la Guardia de Élite de los Reyes más poderosos, así que usualmente, mientras unas intentaban buscar información para que su Rey se volviese el más fuerte entre sus vecinos, otras buscaban técnicas para derrocarlo a como diera lugar.

Sin embargo, se percató que aquella chica se enfocó en los libros de botánica: los libros menos frecuentados por ese tipo de gente. Entonces el Guardian decidió prestar más atención.

Pasaron los días y semanas, y ella seguía en la biblioteca, su tiempo en ésta comenzaba a compararse al tiempo que los Eruditos pasaban ahí, por lo que el Guardian decidió platicar con ella para descubrir sus verdaderas intenciones.

—¿Qué es lo que buscas Guerrera? —Preguntó mientras veía como sostenía el libro que llevaba, había pocos humanos que portaban con tal delicadeza los lomos como ella.

—Mi nombre es Shuri, y busco conocimiento. —Respondió sin levantar la mirada, al parecer sus ojos oscuros estaba absortos en su libro de astrología.

—¿Para qué, Shuri? A un Rey no le interesan los astros. —Contestó algo nervioso —¿O acaso le trabajas a un Hechicero?

El Guardian se preocupó. Los Hechiceros eran quienes más Artes Oscuras utilizaban, y si había uno con tal poder para tener Doras Milaje a su disposición. Tal vez los tiempos de paz acabarían pronto.

—No le trabajo a nadie —Anunció y el Guardian se sorprendió por tan impactante noticia.

—¿A nadie?

Shuri negó con la cabeza.

—¿No me viste cuando llegué a tu biblioteca? Mi armadura estaba llena de óxido y no portaba una espada. Si le serví a un Rey fue hace bastante tiempo, quedé libre de mi deber y regresé a mi hogar, si debo de decir que le sirvo a alguien, sería a mi pueblo, a Wakanda.

El Guardian se sorprendió aún más, nunca había escuchado tales palabras proviniendo de Doras Milaje como ella. Usualmente las Guerreras eran arrogantes y pedantes, la clase de seres con la que el Guardian menos se quería relacionar, su falsedad era algo insoportable, aunque su nueva visitante parecía hablar con la verdad.

—Espero no te moleste mi presencia. —Volvió a decir Shuri —Pero planeo leer todos tus libros, así que estaremos un buen tiempo juntos… —Le dio tiempo para que se presentara, y él se tensó.

—No tengo nombre —Contestó —El nombre de mi nacimiento se ha borrado con el tiempo y la memoria de mis antepasados. Soy inmortal, solo un Guardian, el de la biblioteca del lago de Talokan.

Shuri pareció analizar su respuesta.

—Eso será un problema, no puedo decirte Guardian todo el tiempo que esté aquí, necesitamos una comunicación más cercana, más familiar.

—Todos son mi familia, cada visitante en busca de sabiduría es mi hijo. Incluso t…

—No. No entiendes, no funciona así. —Le interrumpió Shuri, mientras se burlaba un poco —Eres un hombre sin amor al exterior, pero cuidas los libros con un amor devoto. Eres… —Comenzó a decir, mientras repetía en su mente lo que decía. —Eres dualidad: alguien con amor y sin amor. Eres Namor. Así te voy a nombrar.

Shuri sonrió, y el Guardian, Namor, asintió. Puede que no le gustasen las Dora Milaje, pero ella parecía diferente.

Pasó más tiempo y entonces Shuri y Namor comenzaron a confiar entre ellos cada vez más. Shuri para pagar su estancia comenzó a trabajar limpiando y organizando estantes, además de recibir y ayudar a todo ser que iban por remedios para sus males.

Namor, que nunca había tenido un compañero, descubrió que estar acompañado no era tan malo a como lo recordaba. Él prefería la soledad, pero la presencia de ella no le molestaba, al contrario, con simplemente estar a su lado, lo tranquilizaba de una forma que ni los libros podían hacerlo.

Lastimosamente para él, ya habían transcurrido casi dos años desde su primer encuentro, y en un tiempo envidiable, Shuri terminó de leer todos los tomos de la biblioteca.

—Acabé. —Anunció ella un día, su cabello corto ahora le llegaba a la cintura, y su piel se veía mucho más sana. A pesar de que se preocupaba por los demás, antes casi no sonreía, y usualmente contestaba de forma cortante, pero Namor se había dado cuenta que con el trato hacia los demás, -y tal vez hacía él-, sus reacciones de defensa habían disminuido, demostrando que debajo de la armadura de Dora Milaje, se encontraba una joven muy divertida y agradable.

Ella cerró el libro y lo acomodó en su lugar, Namor la levantó sobre su hombro para que pudiese llegar a ese lugar tan alto. Pero cuando la bajó, ella parecía distraída —Si ya terminé… —Empezó a decir para sí misma —Creo… Creo que me voy. —Su voz era un hilo, por un momento no tenía ninguna emoción al saber que regresaría.

De todas formas, Namor la escuchó y sintió una calada dentro de sí.

—¿Has acabado de leer todos los libros?

—Cada uno de ellos ha pasado por mis manos —Respondió ella, sacudiendo la cabeza para salir de su ensoñación —Mi aldea estará feliz al verme regresar. Es una comarca alejada y pobre, estoy segura de que con mis nuevos conocimientos podré hacer que se enriquezca, aunque sea un poco.

—Vaya, eso es bueno Shuri, es… muy noble de tu parte. — Namor se obligó a contestar aquello. El dolor que había sentido en su pecho seguía ahí, y pudo identificar que era miedo. Recordó porque en primera instancia se había alejado de todos.

—Claro que sí, yo me preocupo por ellos.

Namor le sonrió triste, después de pasar siglos encerrados, había olvidado esa sensación… y por un momento deseó que ella también se preocupara por él.

Lentamente, Shuri empezó a recoger las piezas de su armadura para irse, Namor sólo la miraba en silencio, estaba tan acostumbrado a ella que la extrañaría cuando se fuera. Si tan sólo hubiese sabido que esos serían sus últimos momentos se habría enfocado en disfrutarlos más.

Algo le cruzó por la mente, podría hacer que se quedar un poco más, había un libro que le faltaba por leer.

Se debatió si entregarle el libro que protegía o no. Por ese libro se había convertido en Guardian… Por ese libro había estado todos esos años sin salir de la biblioteca.

Al verla cargar sus cosas para irse, Namor se apresuró hacia el escondite en donde tenía el libro; si por él había estado alejada de las personas, tal vez por única ocasión podría usarlo para acercarse a alguien.

Shuri, como toda Guerrera honrando a su título, al no verlo decidió esperar para despedirse.

Y su rostro fue de asombro cuando lo vio con un libro en sus manos: uno grueso y llamativo que no había visto en todo el tiempo que llevaba ahí.

—¿Cómo es posible que haya obviado leer un libro como este? —Preguntó mientras él se lo tendía, casi temblando.

—Es un libro muy especial Shuri. —Le dijo como advertencia —Aparte de mí, nadie más lo ha leído.

—¿Me estás concediendo el honor de ser la segunda lectora de tan exclusiva historia?

—En efecto —Respondió, intentando ocultar su nerviosismo. —Quiero creer que lo va a tratar con el respeto que se merece.

Shuri dejó caer al suelo las cosas que cargaba y mejoró su postura, realmente entendía el honor que le estaba concediendo.

Namor se quedó observando a Shuri todo el tiempo que leyó el libro, no sintió dolor al verla pasar hoja por hoja, y eso fue un alivio, porque así podía estar concentrado en observarla a ella y a todas las expresiones que ponía.

Reflexiva, con una sonrisa, seria, resistiendo soltar una carcajada… al admirar como su rostro cambiaba podría imaginarse en que parte del libro estaba. Se sintió feliz, nunca había hablado del libro porque nadie lo conocía, pero al fin tenía a alguien con quien compartir todas las opiniones que se había guardado.

El libro, a pesar de la gran cantidad de hojas que contenía, fue acabado de leer por segunda ocasión.

Shuri miró sorprendida a Namor.

—Este libro… debo de llevárselo a un Rey.

—No —Respondió Namor con urgencia mientras lo quitaba de sus manos —Este libro no puede salir de la biblioteca, debe de estar resguardado.

—¿Por qué? —Ella realmente estaba confundida —Este libro está lleno de un conocimiento superior, su contenido ayudaría a cientos, no, ¡miles de personas en el continente! No puede ser tan egoísta de conservar ese conocimiento sólo para su persona.

A Namor le dolió escuchar esas palabras.

—No soy egoísta. —Contestó receloso.

—¿Entonces porque lo oculta del resto de los demás?

El rostro de Shuri se notaba molesto, y a él no le gustó aquello, no quería que ese rostro fuese lo último que viera de ella.

—Porque es mi corazón. —Reveló. —Literalmente, este libro es mi corazón… Yo nací en las playas de los Chamanes, y aunque parezca imposible, nosotros podemos hacer este tipo de cosas. —Explicó cuando notó que ella estaba en silencio —Dices que debo de compartir el contenido de mi libro, pero estoy seguro de que nadie lo tratará de la misma forma que tú o yo lo hemos hecho…

Este libro puede ayudar a muchas personas, pero también perjudicarlas si caen en manos equivocadas, no me puedo permitir hacer eso, no sólo porque lastimaría a inocentes, sino porque el libro es frágil, cada maltrato hacia él es una herida para mí. No puedo permitirme sentir dolor a causa de personas desconocidas que no saben cuidar de un libro como deberían.

Después de escuchar y asimilar la noticia, Shuri se atrevió a hablar:

—¿Es por eso que preferiste dejar de ser humano para convertirte en Guardian? ¿Por qué no quería que los demás te hiriesen? —Preguntó. No lo estaba juzgando, estaba intentando comprenderlo.

—Sí. No me expondré para que alguien que no sabe lo que tiene en sus manos juegue conmigo y me lastime. —Dijo a la defensiva —La biblioteca y yo estamos conectados, mi tiempo se ha detenido porque el libro está dentro, si sale, dejaré de ser inmortal, y no podré volver a repetir el hechizo. Así que es obvio el porqué de mi elección.

—Namor… De nueva cuenta, no entiendes. Estás equivocado. —Le dijo Shuri con una voz tan comprensiva que no le permitió enojarse.

—¿Por qué dices?

—Porque este libro, tu corazón, es mucho más fuerte de lo que piensas —Explicó, y Namor abrió los ojos al escuchar su respuesta, él veía el libro como su mayor debilidad.

—Tú eres la que no sabes, el corazón es mío.

—Y yo he tenido la oportunidad de conocerlo —Rebatió ella. —Lo infravaloras porque temes salir herido, pero el libro es resistente y su conocimiento magistral. ¿No cree que valga la pena arriesgarse un poco?

—¿Arriesgarme por alguien que no conozco? No. No lo creo. —Contestó con una mueca.

Ella sonrió.

—Eso dices porque te has deshumanizado al quedarte tanto tiempo encerrado. Yo llevo casi dos años aquí, y también he sido tentada a perder mis emociones, pero aún tengo gente que me espera afuera y me motiva… Y ahora los valoro mucho más gracias a ti.

Te aseguro que si sales y vuelves a convivir con los demás… al ver las sonrisas y gestos de agradecimiento por tu conocimiento, sentirás una satisfacción que te dirá que no importa pasar por un poco de dolor, a veces la felicidad de los otros también es la tuya.

—No puedo comprender esa mentalidad, yo no soy un Guerrero de Dora Milaje, soy un Guardian, soy...

Detuvo su oración, en ese punto ya no sabía quién era él.

—Namor —Dijo Shuri. Y entonces él lo entendió: era un Namor, alguien dual, que, a pesar de no sentir amor por el exterior, deseaba aferrarse a una humana que provenía de él.

Namor —Volvió a decir ella, sacándolo de sus pensamientos —Me prestaste el libro porque confías en mi ¿No es así?

Él asintió. Era lo único que podía hacer.

—Entonces, honrando a tu confianza, te ofrezco una resolución: Sigue confiando en mí, acompáñeme a Wakanda y descubre por ti mismo que no habrá nadie quien te quiera o pueda dañar. Confíame tu corazón y lo cuidaré en todo momento. Prométeme que disfrutarás de todos los momentos que vivas conmigo sin temor a salir herido, y, sí de casualidad lo haces y quieres regresar a la biblioteca, yo te ofrezco mi corazón para que puedas hacer un nuevo hechizo que te vuelva a hacer inmortal.

—Shuri ¿Sabes lo que está diciendo? —No podía creer lo que escuchaba, que ella le ofreciera su corazón para un nuevo hechizo significaba que lo ofrecía en su totalidad, y el corazón humano era quien contaba la vida, si lo entregaba, también entregaba su vida.

Namor experimentó otro sentimiento que tenía olvidado: la emoción. Si aceptaba el trato, no sólo iba a poder seguir pasando más tiempo con Shuri, sino que ya no sería la única persona que protegía su corazón, alguien más lo iba a hacer a su lado. El Guardian del pasado posiblemente hubiese dudado de la propuesta, pero él ya no era el Guardian, era Namor, y confiaba plenamente en ella.

—Ofrezco mi mortalidad porque mis intenciones son sinceras —Confirmó, dando a entender lo que implicaba su propuesta —Necesito mostrar mi compromiso, y como no tengo nada de valor conmigo salvo mi vida, te la entrego a ti. Así como tú confías en mí, yo también confió en ti, y sé que tampoco me harás daño.

Namor observó la biblioteca por última vez, ella podría funcionar con o sin su presencia. Le había gustado estar entre las paredes que él mismo pintó, ellas lo habían protegido y resguardado en los peores momentos, sin embargo, sabía que le faltaban muchas cosas por conocer, y a pesar de que los libros le contaban cosas maravillosas, era muy diferente leer la experiencia que vivirla en el mundo exterior.

Él prefirió estar escondido porque sentía que nadie podía entender ni valorar su corazón como él lo hacía, pero al fin había encontrado a Shuri. Ya no estaba solo, tenía a alguien, y creyó recordar que se había aislado para esperar precisamente a ese alguien que le diera la confianza de salir nuevamente. Una sensación de alegría lo invadió.

Ambos juntaron sus frentes, uniendo sus mentes en uno solo, decidieron decir sus votos de promesa:

—Es una gran responsabilidad, pero acepto tu vida, Shuri, te acompañaré y siempre velaré por ti. En cambio, te ofrezco mi corazón, con todo lo que eso conlleva.

Ella sonrió, y él la imitó a los pocos segundos.

—Te puedo prometer, Namor, que tu corazón está en las manos correctas, y será tratado como el tesoro más valioso de cualquier Rey. Daré mi vida para amarlo y protegerlo a partir de hoy…

—Hasta el último momento de nuestras vidas.

A lo largo del continente hay seres y comunas de todo tipo: Reyes caen y se levantan, guerras comienzan y finalizan sin ganadores. Sin embargo, dentro de un bosque alejado, hay una zona que no tiene Reyes; es una comarca próspera que intenta llevar alianzas de paz con todos los Reinos cercanos, y aunque no es una comunidad violeta, tiene grandes guerreros que la defienden cuando algún conquistador quiere sacar ventaja de ellos.

Muchos admiran su organización sin un monarca, y los pueblerinos lo saben. Así que cuando alguien les pregunta como lograron aquella estructura, ellos sencillamente sonríen mientras responden que siguen los ideales de un libro que les dejaron sus antepasados y fundadores muchos años atrás. Y, así pues, con la atención de los turistas puesta en ellos, los habitantes cuentan la historia de amor y confianza entre un Guardian y una Guerrera.


¡Y terminamos con el día 2! La verdad esta super lindo y tierno... pues nada que ver con el día 1 que fue más intenso jajajajajaja, pero es lo que me gusta de las weeks, que salgo de mi zona de confort. En fin, espero hayan disfrutado el día 2, que si bien el tema fue "Fluff/angst" yo sólo pude poner fluff asdjfasfsa

Criticas, comentarios, amenazas de muerte, reclamos por mis otros fics en hiatus ¡Todo en los comentarios!

Nos leemos ~~